The Thing

“Man is the warmest place to hide”

El término vida extraterrestre, se refiere a las hipotéticas formas de vida que puedan haberse originado, existido, o existir todavía, en otros lugares del universo, fuera del planeta Tierra.
Una porción creciente de la comunidad científica, se inclina a considerar que pueda existir alguna forma de vida extraterrestre, en lugares donde las condiciones sean propicias, aunque generalmente, se considera que, probablemente, tal vida exista solo en formas básicas.
Una hipótesis alternativa es “panspermia”, que sugiere que la vida podría surgir en un lugar, y después extenderse entre otros planetas habitables.
Estas 2 hipótesis no son mutuamente excluyentes.
Se especula con formas de vida extraterrestre que van desde bacterias, que es la posición mayoritaria, hasta otras formas de vida más evolucionadas, que puedan haber desarrollado inteligencia de algún tipo.
La disciplina que estudia la viabilidad y posibles características de la vida extraterrestre, se denomina exobiología.
Debido a tal falta de pruebas, a favor o en contra, cualquier enfoque científico del tema, toma siempre la forma de conjeturas y estimaciones.
Aunque cabe notar, que el tema posee también una gran cantidad de teorías informales y paracientíficas, que exceden con facilidad los criterios de cualquier epistemología científica.
“They can be anybody’s.
Nobody… nobody trusts anybody now”
El parasitismo es una interacción biológica, entre organismos de diferentes especies animales, en la que una de las especies, “el huésped” ve disminuida su aptitud biológica; en esta relación no se da el caso de que el hospedador salga beneficiado.
La otra, “el parásito” se beneficia de la relación, lo que se traduce en una mejora de su aptitud reproductiva.
El parasitismo puede ser considerado, un caso particular de depredación o, para usar un término menos equívoco, de consumo.
Los parásitos que viven dentro del huésped, u organismo hospedador, se llaman endoparásitos, y aquéllos que viven fuera, reciben el nombre de ectoparásitos.
Un parásito que mata al organismo donde se hospeda es llamado parasitoide.
Entonces, el parasitismo es un proceso por el cual, una especie amplía su capacidad de supervivencia, utilizando a otras especies, para que cubran sus necesidades básicas y vitales, que no tienen porque referirse, necesariamente, a cuestiones nutricionales, y pueden cubrir funciones como la dispersión de propágulos, o ventajas para la reproducción de la especie parásita, etc.
La estrecha correspondencia, entre las evoluciones de parásitos y huéspedes, tiene mucho que ver con la especificidad del parasitismo.
“Its Origin: Alien.
Location: Antarctica.
Age: Unknown.
Intent: Survival.
Destination: Man”
The Thing es una película estadounidense de ciencia-ficción, y terror, de 1982 dirigida por John Carpenter.
Protagonizada por Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, David Clennon, Richad Dysart, Donald Moffat, Richard Masur, T.K. Carter, Charles Hallahan, Peter Maloney, Joel Polis, Thomas G. Waites, entre otros.
The Thing es uno de los films de horror, ciencia-ficción, y suspenso, más aclamados de todos los tiempos, pero en el momento de su estreno, fue rechazado tanto por el público como la crítica.
Sin duda, es uno de los muchos casos de films que no encuentran una audiencia en el momento de su estreno, pero que, eventualmente, son redescubiertos por un mundo que no estaba listo para aceptarlos en su momento.
El guión de The Thing fue escrito por Bill Lancaster, hijo de Burt Lancaster, y es un remake del film de Howard Hawks “The Thing From Another World” (1951)
Ambas películas están basadas en la novela corta de John W. Campbell Jr. “Who Goes There?” pero el film de Carpenter es más fiel a la obra original.
“Who Goes There?” es un relato de ciencia ficción, escrito por John W. Campbell, bajo el alias Don A. Stuart, y publicado en agosto de 1938, en la revista Analog Science Fiction and Fact.
En 1973, el relato fue votado por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos, como uno de los mejores relatos de ciencia ficción.
The Thing ostenta un espíritu “noir” en su ambigüedad y pesimismo; según Carpenter, los aspectos que quiso resaltar en la historia, fueron la paranoia de los personajes, al verse enfrentados a una criatura que puede adoptar la apariencia de otros seres vivos, y la importancia de la misma identidad.
El punto principal de The Thing es el suspense, creado por la desconfianza entre los protagonistas.
Y es que, si hay algo en The Thing es recelo, un recelo absoluto hacia todo aquel que no es uno mismo, ante la posibilidad de que sea el ser mimetizado.
Una desconfianza que se transforma en tensión, reclusión, y violencia, y que está fantásticamente conseguida.
Esto le aporta un plus, bastante importante, a The Thing frente todas aquellas que se basan únicamente en un desfile de personas camino del matadero.
En The Thing estamos solos frente a una amenaza sin forma definida.
El factor del frío juega un papel importante, el frío, la nieve, el hielo, y luchar contra bajísimas temperaturas, además de un ser alienígena muy poderoso, que se contagia, y con el que es muy difícil luchar.
The Thing es claustrofóbica, terrorífica, misteriosa, de acción, todo junto, en una Antártida mas solitaria y helada que nunca, para mostrarnos que el horror viene del más allá, y hay que pelear contra ello, para no dejarlo salir de esas inmensidades heladas.
Con un final realmente increíble, e igual de horroroso que esa “cosa” de intenciones imitativas de cualquier forma de vida, es increíble.
Los efectos especiales estuvieron a cargo de un grupo liderado por Roy Arbogast, entre los cuales se encontraban Rob Bottin, Albert Whitlock y Stan Winston.
Los maquillajes y efectos utilizados para recrearlos son fantásticos, y llena en nosotros, ese espacio vacío que en los últimos tiempos han ocupado los personajes generados por computadora.
Pocas veces, uno se estremeció tanto con monstruos tan repulsivos, reales y porque no “bellos”, esto le da esa dosis de gore, para diferenciarla de otros films de la época.
Obviamente, el guión es muy sólido, y no deja nada librado al azar.
The Thing logra un ambiente sórdido, con una magnífica fotografía, que en todo momento logra una atmósfera asfixiante y sórdida, la lucha entre la criatura y los hombres, toca tintes realistas que en nada desencajaran con unos efectos especiales extraordinarios.
De hecho, Stan Winston, trabajó en la primera escena, donde el extraterrestre da a conocer su verdadera apariencia, que tiene lugar en una jaula donde están unos perros de raza Alaskan Malamute.
Así es como la historia comienza en la Antártica, cuando un grupo de científicos tiene un curioso enfrentamiento con otros investigadores de la zona que iban tras un perro.
Lo cierto es que cuando adoptan al animal, comenzarán a suceder hechos extraños que involucran a un ser de otro mundo.
Los protagonistas investigarán el lugar de donde provino el animal, pero para cuando descubran la verdad será demasiado tarde.
The Thing repite lo que el gran Carpenter ha hecho bien en otros filmes, recrear una atmósfera inquietante, en donde la tensión de los personajes es el protagonista principal.
Basándose en el clásico de los 50, el director impone su propio sello, y la lleva a otro nivel.
A favor de él, siempre tuvo la idea de mantener los conceptos puros del terror, y nunca se inclino tanto a lo masivo, ni “el terror de entretenimiento”
Ya desde el inicio, con la persecución del perro, y la canción que sonará desde el primer minuto, hasta el último, nos damos cuenta que lo que veremos no será algo más.
En todo momento, nos vemos reflejados e involucrados, con las situaciones que los personajes deben afrontar, estando expectantes de cada susurro que puedan hacer, sin ningún sonido de fondo.
Si bien, en cierto momento, se genera una cierta desesperación de que algo ocurra, cada minuto puesto en The Thing vale la pena.
Lo cierto es que, en los momentos menos esperados, la criatura se hace presente, punto altísimo que se lleva todos los aplausos.
The Thing comienza con esa apacible tarde, en un puesto norteamericano de investigaciones en la Antártica, tarde que es interrumpida por el vuelo rasante de un helicóptero noruego, que dispara contra un perro esquimal siberiano, quien se refugia entre los norteamericanos, el helicóptero estalla por un accidente y Garry (Donald Moffat) acribilla de un balazo, al último noruego que intentaba llegar hasta el animal, que ahora se pasea libre en las instalaciones norteamericanas.
R.J. MacReady (Kurt Russell), parte hacia la base Noruega, sólo para descubrir que ha quedado completamente destruida, en el sitio, encuentran los restos de lo que pareciera ser un ser humano desfigurado, que llevan a su base para practicarle la autopsia.
Entre lo que logran recuperar, están las cintas de la extracción de un fósil del hielo ártico, y el descubrimiento de una nave espacial, que durante de miles de años estuvo enterrada en el hielo.
Por otra parte, el perro esquimal es, en realidad, un ser capaz de adoptar cualquier forma, y multiplicarse por medio del simple contacto con cualquiera de sus partes.
El Doctor Blair (Wilford Brimley), es el primero en notar las consecuencias para la humanidad, si acaso la criatura llegase a un área habitada sería el fin.
Así, una feroz lucha empezará entre los miembros de la expedición, y la entidad infiltrada, la desconfianza se apoderará, lentamente del grupo, donde sólo la lógica y la inteligencia les dará una oportunidad de ganar.
Y el final… abierto a cualquier especulación, es todo menos un “happy end”
El terror que en un principio se proyecta hacia el espectador, es el de la incertidumbre:
No sabemos qué aspecto tiene el bicho, pero sí lo que hace.
Parece convertir a los humanos, en una masa estrujada y sanguinolenta de varias cabezas y un sinfín de extremidades.
Cuando se aclaran algunas dudas, llega lo peor:
La criatura puede ser cualquiera de los protagonistas, es decir, cualquiera de nosotros.
The Thing tiene un punto de partida muy sencillo pero efectivo:
¿Si sabes que hay algo ahí fuera, capaz de tomar la forma de alguien conocido, y dispuesto a absorberte para asimilarte, y tomar control, podrías fiarte de tus compañeros?
La pantalla se empapa de detalles de lo más reveladores, acerca de la forma de vida extraterrestre, desde la cuasi-hostil mirada de ese can, hasta la visita al campamento noruego que revela, de buenas a primeras, algunas de las claves del organismo en cuestión, y lejos de jugar con una ambigüedad, que nos podría haber llevado a un terreno de terror más psicológico, Carpenter muestra todas sus bazas rápidamente, sin guardarse ni una sola carta en la manga, y en sus 45 minutos iniciales, nos topamos con, más allá del posible génesis, las causas y consecuencias que puede tener la presencia de “esa cosa” en una población como la nuestra, llegando incluso, a manejar cifras y porcentajes, que son presentados con un curioso pasmo al espectador.
The Thing gira en torno a la desconfianza, y el recelo creciente entre el personal de la base, antes que en dar sustos.
La localización no podría ser mejor:
Remota y aislada, lo que ya de por sí, pone al límite las relaciones entre los seres humanos; si a esto le sumamos el puntito adicional del bicho letal mimetizador, tenemos un cóctel magnífico para explorar la paranoia y la desconfianza.
En ese sentido, The Thing funciona con precisión, durante el cual vamos conociendo un poco al personal de la base, dibujado con unas pinceladas básicas pero suficientes.
Eso sí, en el momento que se desata el primer incidente, con una gran escena en la perrera llena de tensión, The Thing adquiere un ritmo trepidante, y va construyendo y acrecentando, la sensación de tensión y agobio.
A nivel técnico, The Thing no ha envejecido del todo mal, teniendo en cuenta que han pasado 30 años desde que se estrenó, y que no se corta en mostrar algunas escenas muy directas del bicho, y sus mutaciones.
Es lo bueno de no tener una sobredosis de efectos digitales, que estos cantan mucho más con la mejora de la tecnología.
Aunque en un principio, pensaba que The Thing seguiría una estela parecida a “Alien” (1979) mostrando al ser en contadas ocasiones, y muy concretas, aquí se opta por el enfrentamiento directo:
Cuando sea necesario vamos a verlo, con todos sus desagradables tentáculos, mucosidades, caras deformadas, y bocas donde menos te lo esperas, simplemente genial la escena del desfibrilador.
Las interpretaciones están bien conseguidas, logrando transmitir esa sensación de paranoia, de no saber por dónde te puede venir el peligro, y no fiarte ni de tu sombra.
Kurt Russell se muestra bastante convincente y carismático, da vida R.J. MacReady, un hombre con cualidades de líder, y con una audaz inteligencia para la supervivencia.
Gran papel de Russell, y creo que sin lugar a dudas, realiza aquí la mejor interpretación que ha hecho hasta el momento.
Russell sabe muy bien expresar, sin necesidad de sobreactuaciones, su mirada alienada y eso lo resume todo.
Le secunda, un grupo de veteranos que, con aplomo y veteranía, saben ocultar los estereotipos y el esquematismo que encierran algunos de sus personajes.
Sobresalen por derecho propio, las interpretaciones de un ajustado Richard Dysart interpretando a Copper, el médico de la estación, dotado de unos conocimientos que le serán insuficientes para lo que se enfrentan.
Un ecléctico Donald Moffat es Garry, quien realiza el rol de persona que está al mando en la base, de apariencia autoritaria, y con la peculiaridad de ser el único que lleva un revólver.
Richard Masur, da vida a Clark, un hombre que siente especial arraigo por los animales, en este caso por el perro.
Y el actor fetiche del realizador, Keith David, el más inquietante del elenco.
Curiosamente, en The Thing no hay mujeres protagonistas, ni de reparto, un hecho curioso que sólo comparte un poco grupo de producciones.
El puntazo a destacar de The Thing, es la idea de un escenario de extremo aislamiento, una base científica en mitad de la Antártida en este caso.
Aquí, hay una criatura alienígena que se introduce en el cuerpo de los seres humanos, transformándolos en monstruos... sin que pierdan su forma humana, ni su humanidad.
En vista de ello, los personajes tienen que buscar una forma de sobrevivir, pues la monstruosidad les acecha, y cualquiera de ellos puede matar al resto, o convertirlos en algo similar.
Luego tenemos a la monstruosidad, si es que puede decir, que sólo hay una como el título afirma, y que curiosamente, no sabemos nada, ni de cómo se reproduce, al rato, este es el personaje femenino…
Básicamente, parece que los diseñadores han cogido lo más asqueroso, deforme, amenazador, y naturalmente aberrante, y lo han convertido en un ente mutante, no necesariamente identificable, como un alienígena.
Una de las escenas más tensas, que recuerdo haber visto, es la de los análisis de sangre:
Sabemos que alguien de los presentes es, o puede ser, la amenaza, pero desconocemos quien.
Poco a poco, se irá comprobando la humanidad de cada uno de los presentes, en un tenso proceso hasta que ocurre lo inevitable.
Es entonces, cuando vemos de lo que es capaz la criatura, cuando se siente acorralada, una orgía de látex, salida de la mente de Rob Bottin.
Los diseños de criaturas de Bottin, me parecen aterradores incluso hoy día.
Otro punto interesante, son las relaciones y el conflicto de los personajes, mostrando las miserias humanas, como la desesperación, o la desconfianza, logra que valoremos aun más un film como The Thing, totalmente conceptual.
Las miradas de los 2 supervivientes lo dicen todo, y ejemplifica a la perfección, como lo importante en este tipo de películas, no es tanto lo que se dice, como lo que se infiere o transmite.
La originalidad de las transformaciones, la forma en que los cuerpos mutan, es elogiable.
Esa cabeza con patas caminando del revés, la escena del test de sangre, cuando el infectado se transforma y engulle al compañero, etc. son míticas.
Pero, el final en el que Kurt Russel y Keith David, quedan solos, sabiendo que van a morir, pero sospechando que el otro puede estar infectado, me pareció interesante, en su faceta ambigua, pero cogido por los pelos, la desaparición y reaparición del segundo es demasiado secundaria, y muy apresurado, como si hubiera prisa por matar a la criatura, y por terminar todo.
A ello, cabe sumar que la nave espacial enterrada en la nieve hace 100,000 años no sale apenas, ni se habla de ella, ni ocurre nada en ella.
Simplemente, acuden al lugar, y la observan.
Por último, la naturaleza de dicho monstruo es desconocida, y a día de hoy, no me queda claro, si se trata de un bicho o de un extraterrestre, aunque no me extrañaría, que los guionistas de The Thing, optasen en un primer momento por darle un toque paranormal al conjunto, en sintonía con otros éxitos de taquilla contemporáneos, ya que “la cosa” no aparece, físicamente como tal.
A diferencia de otras de sus películas, John Carpenter no compuso la banda sonora de The Thing, tarea que asumió el italiano Ennio Morricone.
La música de Morricone siguió un estilo similar al del mismo Carpenter, optando por sonidos minimalistas.
Incomprensiblemente, en su estreno, The Thing fue un autentico fiasco en taquilla, tanto critica como público, la despreciaron sin ninguna compasión.
Tal vez, su cierta similitud con “Alien” (1979), o tal vez, la coincidencia con el estreno del extraterrestre más amable y reconocido del celuloide, “E.T. The Extra-Terrestrial” (1982) ensombrecieron la obra de Carpenter.
El tiempo la acabaría poniendo en el justo lugar que se merece, como una obra de culto.
Curiosamente, y modificando sustancialmente el planteamiento, “el enemigo” deja de ser un ente ajeno a la comunidad, para ser un problema que surge desde el interior.
De hecho, los miembros de la expedición están cuidadosamente elegidos, para representar distintos grupos sociales norteamericanos de los 70, y primeros de los 80.
Es interesante el paralelo social y político, describiendo una presencia oculta, que hace que el temor y la desconfianza, consigan hacer más daño a la estructura del grupo que la criatura en sí, desintegrándolo, y haciéndolo vulnerable.
Un tema valiente, y arriesgado de tratar en plena “Guerra Fría” e igual de actual, e interesante hoy día, con la amenaza terrorista.
Visualmente repito, The Thing es una película asombrosa.
Por un lado por los diseños de la criatura, imaginativos en sus formas orgánicas fusionadas, retorcidas, e imposibles, que aluden a criaturas conocidas, pero que a la vez, se escapan de lo racional, logra por tanto que lo establecido y cotidiano se vuelva irracional y terrorífico, al eliminar la base subconsciente de las formas, creando en el espectador, una sensación de rechazo y malestar.
Sin duda, el efecto provocado es intencionado, aludiendo a lo que pasará también entre los miembros del grupo.
Aquellos con los que han mantenido una relación normal, probablemente por meses, ahora se convierten en enemigos potenciales, rompiendo todo tipo de convención afectiva con ellos.
The Thing es un clásico con mayúsculas, pocas veces un remake ha sido tan acertado y necesario, y que la ha convertido en una indiscutible obra de culto.

“Look closely at your neighbors.
Don't trust anybody”



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