Edward Scissorhands

“The years spent in isolation have not equipped him with the tools necessary to judge right from wrong.
He's had no context.
He's been completely without guidance.
Furthermore, his work, the garden sculptures, hairstyles and so forth, indicate that he's a highly imaginative...
uh... character.
It seems clear that his awareness of what we call reality is radically underdeveloped”

Los griegos crearon el término “estigma” para referirse a signos corporales con los cuales, se intentaba exhibir algo malo, y poco habitual en el status moral de quien los presentaba.
El término “estigma” será utilizado, pues, para hacer referencia a un atributo profundamente desacreditador en un individuo.
La sociedad establece los medios para categorizar a las personas y el complemento de atributos, que se perciben como corrientes y naturales, en los miembros de cada una de esas categorías.
El medio social establece las categorías de personas que en él se pueden encontrar.
Es probable, que al encontrarnos ante un extraño, las primeras apariencias nos permitan prever en que categoría se halla, y cuáles son sus atributos, es decir, “su identidad social”
Por otra parte, en sociología, “estigma” es una condición, atributo, rasgo o comportamiento, que hace que su portador sea incluido en una categoría social, hacia cuyos miembros, se genera una respuesta negativa, y se les ve como culturalmente inaceptables o inferiores.
El concepto “estigma” fue acuñado en 1963, por el sociólogo estadounidense Erving Goffman, en su reconocido libro del mismo título, donde precisa la noción sociológica del término, como membrecía a un grupo social menospreciado, grupo étnico, religión, nación, etc., distinguiéndola de las nociones anatómica, abominación del cuerpo, y psicológica, defectos del carácter del individuo.
Un “estigma social” es entonces, una desaprobación social severa de características, o creencias personales, que son percibidas como contrarias a las normas culturales establecidas.
Un estigma social se define como un atributo, que diferencia a una persona, o a un grupo de personas frente a los demás y que, en determinados contextos sociales, implica la devaluación de la persona, a los ojos de la mayoría de los miembros de los grupos sociales dominantes.
La persona estigmatizada tiene por ello, un elevado riesgo de ser víctima de discriminación, exclusión social, y ostracismo.
Son muchos los tipos de estigmas sociales que existen:
Por ejemplo, en muchos países occidentales, en los que la población es mayoritariamente de origen europeo, la piel de color oscuro, el origen étnico latino, árabe, africano, asiático, gitano, etc., continúa siendo una potente marca que devalúa, a priori, a la persona a los ojos de los demás.
Ser mujer es también, en algunas circunstancias, una fuente de estigmatización social muy poderosa:
En nuestras sociedades actuales, para mucha gente, ser mujer continúa siendo un atributo que, para determinadas cuestiones, tiene implicaciones negativas.
El estigma social es contextual.
Hoy en día, en el contexto del deporte de élite, por ejemplo en Estados Unidos, ser negro no tiene implicaciones peyorativas, sino todo lo contrario.
Sin embargo, en el contexto de las altas finanzas, de la abogacía o la política, ser negro sí puede implicar un fuerte estigma social.
De igual forma, ser mujer puede facilitar la tarea de encontrar un trabajo como educadora infantil, o psicóloga, pero puede convertirse fácilmente en un factor estigmatizante en el campo de la ingeniería industrial, la política, o la dirección empresarial.
“It's not heaven he's from!
It's straight from the stinking flames of hell!
The power of Satan is in him; I can feel it.
Can't you?
Have you poor sheep strayed so far from the path?”
Edward Scissorhands es una película del género fantástico, de 1990, dirigida por Tim Burton.
Protagonizada por Johnny Depp, Winona Ryder, Dianne Wiest, Anthony Michael Hall, Alan Arkin, Kathy Baker, Vincent Price, Caroline Aaron, Robert Oliveri, entre otros.
Edward Scissorhands estuvo nominada al Oscar como mejor maquillaje.
La historia de Edward Scissorhands es una fábula conmovedora, una parábola sobre la intolerancia y el amor, con el indiscutible toque gótico de Burton, que utiliza efectos especiales y trucos visuales, para crear lugares que nunca se han visto antes, consiguiendo la mezcla justa de melancolía, sensibilidad, sátira social, película de terror convencional, y comedia estrafalaria.
Edward Scissorhands resulta ser único, un cuento encantador, y muy bien realizado; décadas más tarde, sigue siendo el mejor trabajo de Tim Burton como director.
La trama es sencilla, sobre alguien que quiere tocar y no puede, que es creativo y destructivo a la vez, una ambivalencia de situaciones inteligentemente planteadas:
Superficialidad con sentimientos muy nobles entran a conformar el centro de Edward Scissorhands.
Todo ello, se construye a partir de supuestos contradictorios, logrando una interesante convivencia de los mismos.
Toda la obra se centra en discursos morales, y sobre la reflexión de los mismos.
Otro ejemplo, es la inocencia, que al final se transforma en ira y violencia, dadas las condiciones del entorno.
La estructura de Edward Scissorhands es circular, como en todo cuento de hadas:
Comienza con una anciana, contándole un cuento a su nieto, y finaliza con ella misma, contando la moraleja del mismo.
Edward Scissorhands trata de un cuento que retoma mitos clásicos como “Frankenstein” o “Pinocchio”, el ser viviente creado por el hombre, que lucha por hacerse un espacio en la sociedad; o como “La Bella y La Bestia” un amor imposible entre un monstruo, marginado por la sociedad, y una bella joven.
El entorno social es descrito de forma crítica, y a veces ridiculizando a los personajes, los cuales sienten fascinación y a la vez miedo hacia un ser diferente, que no comparte sus actitudes ni valores.
Paralelamente, tiene lugar una bonita historia de amor, más fuerte que cualquier convención, o atadura, y sin ningún tipo de condicionante cultural, económico, etc.
Burton demuestra lo excelente que es para lo visual, y la creación de ambientes muy pertinentes en la historia.
Dado que Burton produjo Edward Scissorhands, se puede considerar que es fiel reflejo de su talento creativo, y que contó con la suficiente independencia y libre de presiones externas.
Sin embargo, el camino a su materialización no fue del todo sencillo.
Warner no estaba convencido de la viabilidad del proyecto, de modo que Burton buscó otro estudio que se atreviese a financiarlo, encontrando finalmente a Fox.
La dirección de Tim Burton es brillante, con interesantes planos, que muestran detallados escenarios, y con una excelente dirección artística como acompañante.
Los vestuarios y los maquillajes, no solo los de Edward, son también muy originales.
En un nivel artístico, Edward Scissorhands es visualmente encantadora, y su historia es deliberadamente emocional, lo cual hizo posible que haya adquirido un estatus de culto.
Edward Scissorhands, como cuento narrado, trata de explicar la aparición de la nieve en el lugar donde vive la anciana, y nos traslada a un castillo donde moraba un viejo inventor, que ideaba máquinas para hacer galletas.
Un día, decidió convertir a una de esas máquinas en un ser humano, y creó entonces a Edward.
Pero el anciano falleció antes de poder terminar su invención, y Edward quedó incompleto, con afiladas tijeras en lugar de manos.
Fue así cuando Peg (Wiest), una vendedora de productos de “Avon”, decide visitar el misterioso castillo que se ve desde su apacible, y colorido suburbio, no esperaba encontrarse con alguien tan especial como Edward (Depp), un curioso joven de mirada asustadiza, y que tiene tijeras en lugar de manos, ya que su “constructor” nunca lo terminó.
Así las cosas, Peg decide llevarlo a casa, y como es de esperarse, las reacciones de su familia y sus vecinos son temerosas al principio, para luego aceptar al extraño y tímido chico.
Ella hará todo lo posible, para que Edward encaje en su “normal” comunidad, a pesar de sus obvias diferencias.
Al comienzo, todo parece marchar bien, de hecho, las habilidades de Edward con sus tijeras para podar la vegetación creando maravillosas formas de animales, personas y objetos, hacen que la gente le tome cariño, pero el miedo y las fobias ante lo diferente, nunca desaparecen por completo, y rápidamente las cosas dan un giro que afectará a todos.
Edward Scissorhands nos cuenta la historia de ese joven que, debido a una desgracia sufrida a lo largo de su vida, carece del sentido del tacto, y vive apartado del resto de la población, también carente de tacto.
Aunque al principio, el joven es bien recibido, con el paso del tiempo, la inocencia de Edward hace que se aprovechen de él, de manera que finalmente debe abandonarlo todo de nuevo, apartándose de la sociedad malvada e hipócrita que lo acogió en un primer momento, y que ahora lo señala con el dedo.
“Forget about holding her hand, man.
Think about the damage he could do to other places”
Los colores pasteles en Edward Scissorhands, te dejan pensando:
¿Quienes viven ahí?
Todos los elementos están perfectamente engrasados, para lograr que broten las emociones en cada esquina de la pantalla.
El reparto es de primer orden, y en él destacan:
Johnny Depp como Edward:
Es el protagonista, un joven solitario e ingenuo con tijeras en vez de manos.
Es “encontrado” por la promotora de maquillaje Peg Boggs, quien lo saca de su aislada mansión, para llevarlo a su vecindad de colores pasteles tipo “paraíso suburbano”
Edward intenta demostrar, a cada uno en su vecindad, que puede aceptar las cosas de la vida y ser feliz.
También, ofrece una renovación para la vecindad entera, pues con el filo de navaja de sus manos, puede hacer cosas como realizar esculturas podando las plantas.
No siendo humano, Edward es el símbolo de la humanidad, es un hombre “rousseauniano”, inocente y puro, no contaminado por esa edulcorada sociedad de casas color pastel.
Y como tal, no distingue entre el bien y el mal, como bien apunta la Sra. Boggs, en tanto convenciones sociales, políticamente correctas.
Curiosamente, el sentido ético de Edward, es también heredado de Rousseau, le viene del sentimiento.
Johnny Depp está perfecto como el tipo frágil que no encuentra su lugar en el mundo, y sólo quiere ser aceptado, un actor muy versátil que hace un gran despliegue de gestos y miradas, creo que su papel no llega a 200 palabras.
El lenguaje corporal es el que Depp utiliza para expresar todo lo que siente, no hace falta más.
Winona Ryder como Kim Boggs:
Ella es una frágil, hermosa, brillante y cariñosa adolescente, que se enamora cada vez más de Edward.
Curiosamente, ella aquí es la que es transformada por la figura de Edward Scissorhands.
Dianne Wiest como Peg Boggs:
Es una típica madre sensible, que quiere mostrarle a Edward, la vida que él merece al tratarlo como un hijo propio.
Peg está teniendo problemas con su trabajo, como promotora de productos de belleza, hasta que conoce a Edward.
Alan Arkin como Bill Boggs:
Es el marido de Peg, y padre de Kim y Kevin.
Anthony Michael Hall como Jim:
Es el antagonista, y el descuidado novio de Kim, quien inmediatamente, desaprueba el afecto de Edward hacia ella.
Vincent Price como “El Inventor”:
Es el inventor de Edward, quien muere antes de poder darle manos.
Tim Burton, le pidió a Vincent Price, que interpretase al inventor en Edward Scissorhands.
La razón es que, Tim Burton amaba el trabajo que hizo este hombre en el cine, y quería que apareciera en Edward Scissorhands como homenaje.
Sin embargo, el actor había abandonado la serie en la que trabajaba en ese momento, y su papel en Edward Scissorhands fue más corto de lo que se tenía pensado, debido a que Price estaba enfermo.
Lamentablemente, ésta sería su última película.
Robert Oliveri como Kevin Boggs:
Es el hermano de Kim, quien también termina siendo amigo de Edward.
Kathy Baker como Joyce:
Es la seductora amiga y vecina de Peg, y es la que pone la nota cómica al film.
O-Lan Jones como Esmeralda:
Es una mujer que cree que Edward ha llegado desde las llamas de infierno, y que trata de convencer a todo el vecindario de ello.
Es una fanática religiosa, y una persona cerrada que no da parte de su tiempo para conocer a las demás personas, de ahí su actitud fatalista, y la forma y maneras de vivir.
“You see, before he came down here, it never snowed.
And afterwards, it did.
If he weren't up there now, I don't think it would be snowing.
Sometimes you can still catch me dancing in it”
La historia de Edward Scissorhands, ideada por Burton y Caroline Thompson, no está ajena a los clichés de cualquier relato que busque recordarnos, que aunque alguien se vea distinto a nosotros, no debemos considerarlo menos que nosotros, ni debemos temerle, sino aceptarlo tal como es.
Sin embargo, la extraña apariencia del joven, junto al hecho de que sus manos son una enormes tijeras, y la ambientación tan particular en un mundo, cuasi perfecto, y de vivos colores, le dan un toque muy especial, que la diferencia de otras cintas que tocan el mismo tema.
Como es de esperarse, al menos si uno tiene algo de imaginación, a pesar de venir de un mundo oscuro y tenebroso, y de tener una apariencia estrafalaria, Edward es la bondad pura, incapaz de hacerle daño a una mosca, mientras que en el suburbio de colores pasteles, donde todo pareciera ser perfecto, el miedo, el chisme, y la maldad, están a la vuelta de la esquina.
Mensaje más claro que ese, no creo que se pueda dar, para recordarnos que ser diferente no es igual a ser malo, y que ser “normal” tampoco asegura ser uno de los buenos.
En lo personal, me da mucha ternura, el hecho de que cuando Edward Scissorhands pierde los estribos, en vez de cometer un homicidio múltiple que bien lo puede, se dedica a hacer una escultura de hielo, o a asustar a la vecina religiosa.
Reconoce que no quiere ser un estorbo, pero su propia naturaleza le convierte en uno.
Quizá uno se identifica con muchas cosas, pero la tolerancia del personaje es única.
El modo en que guarda sus navajas, romper los colchones por un susto involuntario, o para comer granos sin poder lograrlo siquiera, es algo que a mí me sigue dejando pendejo.
Eso y que al final, por ser tan estúpidamente voluble la sociedad, termine siendo un crimen, la rivalidad que hay entre un “bully” rico y cobarde, y un adolescente que no comprende la diferencia entre crema revitalizadora y una mascarilla herbal.
Hay una interminable secuencia de situaciones memorables en Edward Scissorhands, reflejo de las mundanas hipocresías; del cálido frío, del oscuro metal suave y agradable; del color intenso, vivo pero falso, acartonado, etc.
Edward es como un ser endémico, por tanto, no podría haber existido en una sociedad como la nuestra, pero quiero creer, que no es utópico pensar, que hay gente así.
Ahí están algunos niños, hace un tiempo hubiese dicho a todos, que en su ignorancia, por falta de palos en la vida, tampoco diré inocencia, nos demuestran que el ser humano nace libre de vilezas, tales como la envidia, el rencor, el miedo a lo desconocido, los prejuicios, el sadismo; que es capaz de amar, de forma idílica, de forma platónica, sin ser correspondido, sin ser comprendido.
Es destacable, también, la música del compositor oscuro, Danny Elfman, un score que describe, escena tras escena, los momentos más sublimes de Edward Scissorhands.
Así, Burton pone toda la carne en el asador, y combina de modo inmejorable, su extraordinario talento visual, y de creación de atmósferas, con el trasfondo de una historia que trata sobre la moral, o, mejor, sobre la moralidad común, contrapuesta a los sentimientos personales.
Todo Edward Scissorhands está respaldando un discurso sobre aspectos morales:
Desde la secuencia en la que el viejo inventor trata de enseñar a Edward, cómo comportarse, al fundamental instante en el que la familia que ha adoptado a Edward, trata de mostrarle cómo ha de actuar, en el caso de encontrar en la calle, una bolsa con dinero.
De entre todas las opciones que le plantean, Edward reconoce que, si encontrase el tesoro, lo usaría para comprar cosas a sus seres queridos, en lugar de entregarlo a la policía, algo que ejemplifica claramente, ese choque entre una moral libre, basada en apreciaciones autónomas, prácticamente “nietzschiana”, y una moralidad condicionada por lugares comunes y convenciones sociales.
Por otro lado, las capacidades creativas de Edward también mostrarán su reverso:
Sus tijeras, con las que corta los setos a los vecinos, y el pelo a los perros, y también a los vecinos, servirán asimismo, para destruir sus creaciones, como instrumento para el bien como para el mal, inclusive, para matar al tipo que ha hecho daño, a aquello que él ama profundamente, un momento definitivo para comprender la carga moral, o inmoral, de Edward Scissorhands.
Pero Burton violenta siempre el maniqueísmo, pues si bien, Edward asume su papel de “monstruo malo”, el director no nos muestra solitaria esta reacción, sino que se esmera durante todo el film, en que comprendamos y nos identifiquemos con las motivaciones de la misma.
Burton nos hace ver, a través de su personaje principal, como él ve a la sociedad, gente que tiende a ser cambiante, al ver alguien diferente, por lo que vemos en Edward Scissorhands varias actitudes desde fascinación, miedo, e ira, las cuales son bastante conocidas actualmente en nuestra sociedad.
La inocencia del personaje, hace que nos simpatice a través de su travesía, durante su estancia en la casa de los Boggs, donde lo acogen, lo ayudan, y le enseñan las cosas básicas para que pueda seguir y mantenerse en esa sociedad, pero eso no fue suficiente, ya que la sociedad pide más de lo que puede ofrecer...
En el transcurso de su viaje a la civilización, se encontró con el amor, que es personificado por Kim, la hija adolescente de la familia, como tal, lo rechaza desde un inicio, pero después lo acepta, lo ayuda y se enamora, y ella cambia.
Edward es un personaje que no se guía, desde luego, por lo comúnmente aceptado como “bueno”, sino por su intuición.
Su historia de amor imposible con Kim, la animadora hija de la vendedora, es sin duda una de las más terriblemente dolorosas, y conmovedoras, que ha dado el cine, ya que el personaje demuestra, que es capaz de sacrificar cualquier reconocimiento social, cualquier cosa, con tal de proteger a su amada, a quien valora de modo mucho más profundo, que su ordinario novio-guaperas-jugador-de-fútbol.
Edward Scissorhands podría verse como una sublimación de las “teen movies”, entrelazada con los mitos de Frankenstein.
Sin embargo, la intolerancia de muchos de los cotillas habitantes del cuadriculado y apastelado vecindario, extraordinariamente bien descrito por Burton, terminará forzando a Edward a huir de nuevo, a las tinieblas de las que había emergido, y le apartará de su objeto de deseo, aunque no logrará destruir sus capacidades creativas de modo definitivo, y él podrá seguir adelante con su arte, se dedicará a tallar el hielo, hecho que motiva que la nieve se precipite sobre todo el pueblo, y que permite a Kim, ya anciana, saber que Edward sigue vivo.
El pueblo aceptó a Edward de modo superficial, como una atracción de feria, como algo raro con lo que romper el aburrimiento, pero, tras usarle y aprovecharse de él, se negarán a comprenderle, y terminarán persiguiéndole en multitud, es muy elocuente el personaje que, después de decirle a Edward que no deje que nadie le llame nunca inválido, termina refiriéndose a él como “el monstruo”
El reconocimiento y la fama, son algo efímero que no refleja sentimiento verdadero alguno, como queda claro finalmente.
“Did you hear that?
He's a perversion of nature.
Why, isn't that exciting?”
El juzgar a una persona simplemente porque es “diferente”, y no ver más allá de su corazón, cosa que aún, hoy en día, se hace, lamentablemente.
Edward Scissorhands se centra en discursos morales, y sobre la reflexión de los mismos.
Otro ejemplo, es la inocencia que al final se transforma en ira y violencia, dadas las condiciones del entorno.
Independientemente de la trama, se le pueden dar muchas interpretaciones.
Una de éstas, es la que dice que Edward es el reflejo de los artistas románticos, del movimiento romántico.
Las tijeras en sus manos, se interpretarían entonces, como las ideas románticas, siendo éstas las que le convierten en motivo de curiosidad pasajera, por la belleza de lo que crean, pero también, las que le convierten más adelante, en motivo de burla, y en enemigo de la sociedad por hacerle diferente a lo que ésta cree normal.
Desde la perspectiva de las personas estigmatizadoras, la estigmatización provoca su deshumanización, la amenaza, y aversión al otro, y la despersonalización de los demás a través de caricaturas estereotipadas.
Estigmatizar a los demás, teóricamente serviría a estas personas, para mejorar su autoestima, mediante la comparación a la baja, comparándose con otras personas que parecen menos afortunadas, y mejorar así su bienestar, mediante el desprecio a los demás.
Las personas estigmatizadas son enviadas al ostracismo, devaluadas, rechazadas y vilipendiadas.
Experimentan discriminación, insultos, ataques, e incluso asesinatos, y aquellos que se perciben a sí mismos, como miembros de un grupo estigmatizado, lo sean o no, experimentan estrés psicológico.
Son conocidas las actitudes que nosotros, los normales, adoptamos hacia una persona que posee un estigma, y las medidas que tomamos respecto de ella, ya que son precisamente estas respuestas, las que la benevolente acción social intenta suavizar y mejorar.
Creemos que la persona que tiene un estigma, no es totalmente humana, y por esto, practicamos diversos tipos de discriminación, mediante la cual, reducimos sus posibilidades de vida.
El individuo estigmatizado tiende a sostener las mismas creencias sobre la identidad que nosotros; la sensación de ser una “persona normal”, un ser humano como cualquier otro, que merece una oportunidad justa para iniciarse en alguna actividad, puede ser una de sus profundos sentimientos acerca de su identidad.
El rasgo central que caracteriza la situación vital del individuo, se llama “aceptación”
Las personas que tienen trato con él, no logran brindarle el respeto, y la consideración que los aspectos no contaminados de su identidad social habían hecho prever, y que él había previsto recibir; se hace eco del rechazo cuando descubre que alguno de sus atributos lo justifica.
El individuo estigmatizado puede también, intentar corregir su condición en forma indirecta, dedicando un enorme esfuerzo personal al manejo de aéreas de actividad, que por razones físicas, o incidentales se consideran, por lo común, inaccesibles para quien posea su defecto.
Una persona estigmatizada puede reaccionar a su problema aislándose, de esta manera, se encontrara carente de la saludable realimentación “feed-back” del intercambio social cotidiano con los demás, y podrá volverse una persona desconfiada, depresiva, hostil, ansiosa y aturdida.
Tener conciencia de la inferioridad, significa que uno no puede dejar de formularse conscientemente, cierto sentimiento crónico del peor tipo de inseguridad, y eso trae como consecuencia ansiedad, o algo mas grave.
El individuo estigmatizado puede descubrir que se siente inseguro, acerca del modo en que nosotros, los normales, vamos a identificarlo y a recibirlo.
De este modo, aparece en el estigmatizado la sensación de no saber qué es lo que los demás piensan “realmente” de él.
Uno siempre duda de lo diferente... y siempre le echa la culpa a lo que no conoce, pero:
¿No seremos nosotros los raros?

“I'm not finished”



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