Fireworks

“Fifty per cent of the fleet have sinned homosexually at some time in their naval career”
Sir Frank Roddam Twiss

Tal vez por (de)formación profesional, me cuesta pensar en una actividad mental que nos distraiga de nuestra rutina diaria tan bien como las fantasías.
Buenas, bonitas, baratas, podríamos decir.
Nos amenizan situaciones aburridas, compensan nuestras inseguridades, potencian la excitación sexual, especialmente recomendable antes de un orgasmo, y además, son privadas e indetectables.
Ya se ha hablado en este blog acerca de las fantasías sexuales, pero siendo de los pocos hombres con la valentía suficiente de escribir en él, hago acopio de ella, para enfrentarme no sólo al mundo de la sexualidad masculina, y no sólo al mundo de las fantasías masculinas, sino a un tema tan tabú que es prácticamente desconocido:
Hombres que fantasean con hombres.
Muchos de nosotros, nos guardamos de hablar de nuestra vida sexual, a no ser que vaya acorde a lo estipulado socialmente:
Hombre conquista mujer, la penetra, aguanta sin eyacular, aguanta sin eyacular, aguanta sin eyacular, ella llega a un orgasmo, y si somos buenos en lo que hacemos, conseguiremos que llegue a 2 o más.
Esa es la imagen que nos gusta dar a nuestros congéneres, aunque en general preferimos ahorrarnos los detalles.
Con las fantasías ahorramos mucho más, si cabe.
Cualquier cosa que sale de la norma es una amenaza a nuestra masculinidad, a nuestra identidad, y a nuestra reputación.
Maldita reputación.
Muchos hombres que lo niegan, han tenido, alguna vez en su vida, el impulso de un contacto más íntimo con otro varón.
Los estudios sociológicos calculan, que un 50% de las personas, NO son 100% heterosexuales.
Esto significa, que en algún momento han tenido experiencia, enamoramiento, fantasía, sueño o deseo homosexual.
Obviamente, eso no quiere decir que sean homosexuales, seré el último en poner una etiqueta a alguien que no se la ha puesto a sí misma.
Cada persona que se identifique como mejor le convenga.
Pero cualquiera que investigue un poco sobre el tema, se dará cuenta que de manera muy sutil, el fantasma de la homosexualidad nos ha rondado constantemente:
No es sorprendente, saber de alguien que descubrió el onanismo entre su grupo de amigos, o de concursos, para ver quién llegaba antes, o más lejos.
Y si no, tal vez, es a través de preguntas, interés a modo de broma, acerca de si han follado recientemente, y cómo, cuánto les mide, si llevan el miembro rasurado o depilado...
Si, sé muy bien que a veces, es difícil separar fantasía sexual del deseo sexual, pero es importante distinguir entre fantasía y realidad.
A veces, una fantasía refleja un deseo, otras veces simplemente provoca el deseo, sin ser necesario ejecutar lo fantaseado para satisfacerse.
Fireworks es un cortometraje dirigido por Kenneth Anger en 1947.
Protagonizado por Kenneth Anger, Gordon Gray, Bill Seltzer, entre otros.
Fireworks posee una música original del compositor Ottorino Respighi.
A Kenneth Anger se le conoce más por su propio mito como referencia del cine “underground” estadounidense, y como escritor del libro de trapos sucios de las estrellas “Hollywood Babylon” que por su obra fílmica.
Anger solo ha estrenado unas 10 películas en su carrera, a menudo espaciadas entre sí por años, y a veces décadas, y ninguna de ellas de más de 40 minutos de duración.
Anger realizó obras de carácter, altamente militante, en relación a la desarticulación de las normatividades del género, donde la imaginería popular de los años 50, el “American Way Of Life”, estaba siendo constantemente cuestionado a partir del juego, y contraposición de imágenes sobre la masculinidad, y el carácter homoerótico que ésta podía presentar, vinculándose con las corrientes homosexuales, como también con el revolucionario sexólogo, el Dr. Alfred Kinsey.
Fireworks es el primer film importante de Anger, uno de los primeros films que trataron el tema de la homosexualidad, y que la presentaron sin prejuicios moralizantes.
El cortometraje de 14 minutos que Anger produjo, escribió, dirigió y actuó, se convertiría desde ese momento, en un filme de culto absoluto, y en una de las primeras películas con el valor de retratar conductas homosexuales en la gran pantalla, con el agravante de que dicha representación se hacía desde una crudeza nunca antes vista.
Filmada en 1947, pero estrenada un año después, Fireworks impactó de lleno al núcleo conservador de una sociedad norteamericana, que en ese entonces, consideraba ilegales las relaciones homosexuales, hecho que devino en la prohibición de cualquier tipo de exhibición de la obra de Anger, y en el inicio de un juicio contra el joven director, quien debió permanecer bajo custodia, hasta que la Suprema Corte de California determinara si el metraje era pornográfico, o podía ser catalogado como una obra de arte.
En contra de los reclamos sociales que la tachaban de aberrante e inmoral, Fireworks fue etiquetada como obra de arte por la Suprema Corte de California, permitiéndose por tanto su distribución, la cual tuvo aún así severos problemas, debido a la oleada de demandas que los guardianes de la moral, mas no del intelecto, esgrimieron en contra de los cines en los que se exhibía Fireworks.
En Fireworks, Kenneth Anger expone sus principales obsesiones, temores y fetiches, en 14 minutos de impactantes composiciones visuales, que centran su estilo narrativo en la utilización de símbolos, como recurso metafórico primordial.
Fireworks muestra un episodio, basado en un sueño, en el que un adolescente, interpretado por el mismo Anger, a sus 17 años, es violado y torturado por 2 marineros, luego de intentar seducir a uno, mientras que el pene de uno de ellos, se transforma en un cohete de fuegos artificiales.
El trabajo que hace Anger en Fireworks, muestra la recreación de las tendencias surrealistas freudianas.
El protagonista que es el propio Anger, interpreta la represión homosexual, la culpa y el castigo.
Trabajo icónico de la sexualidad de esos tiempos, Fireworks sería la primera de las cintas del director en ser distribuida filmándola en solo 3 días.
Inesperadamente poderoso y perturbador, Fireworks sería alabado por el actor y director Jean Cocteau, entre otros.
Según Anger, Fireworks era:
“Una declaración de sus sentimientos acerca de la violencia, y una cierta clase de masculinidad.
Además es un ensayo acerca del mito que rodeaba a los marinos en Norteamérica.
En ese entonces, los marinos eran una especie de símbolo sexual en distintos niveles, existiendo una cierta ambivalencia y hostilidad hacia su figura”
Fireworks es conocida como una obra bizarra, repleta de violentas imágenes de mutilación, simbolismos, y otros elementos, ambientados en un escenario completamente onírico.
Cruel relato de ese amor, que después del acto homosexual, se transforma en intensa homofobia.
El cortometraje es el retrato de un mártir que, en la eterna búsqueda para encontrar a su otra mitad, sucumbe ante un grupo de enardecidos marineros de cuerpos perfectos, que fungen como el pináculo de la fantasía homoerótica, mediante la cual, desde una honestidad abrumadora, se analiza el goce masoquista que surge como un producto de la criminalización, y la persecución del instinto homosexual.
El cortometraje Fireworks, en blanco y negro, refiere al cuestionamiento de los íconos “normativos”, y el espíritu de servicio de la sociedad norteamericana de los años 50, donde la hombría de los marinos, está siendo tensionada por medio de un acto que culmina con la eyaculación patria:
Fuegos artificiales del 4 de julio, y la quema de los valores tradicionales de la familia, cortometraje que le valió el ser procesado judicialmente por obscenidad.
Impactante y lírica, Fireworks es una mezcla invaluable de potencia narrativa e intuitivo dominio de la composición visual, que le daría a Kenneth Anger, el estatus de uno de los íconos más radicales de la contracultura.
Una obra que, a pesar de su brevedad e ínfima producción, constituye un hito en la lucha de los derechos homosexuales, de la derrota de la censura, y del cine como arte visual.
Fireworks, fue el primer trabajo más o menos profesional de Anger, y hecha cuando tenía 17 años, como un viaje onírico y una fabula de iniciación homosexual, influenciada por Buñuel, Leni Riefenstahl y Maya Deren, en la que el protagonista, encarnado por el propio director, sueña con ser violado y sodomizado por unos marineros, y además, supuso una puesta de largo alcance en la pantalla grande, de una cierta forma de fetichismo gay.
No se discute la audacia, la valentía y la originalidad, para la época de la propuesta, pero cinematográficamente la cosa es bastante pobre.
Erecciones, marineros musculosos, penes que se convierten en fuente de fuegos artificiales, sangre, leche o esperma, puede resultar para algunos, un mero acto de autocomplacencia homosexual, pero por su influencia en el devenir posterior del cine experimental, incluso del videoclip, y el impacto que supuso en su momento, Fireworks es de visionado obligado para estudiosos de El Séptimo Arte.
Para concluir, no sólo pienso que muchos varones tienen fantasías homosexuales, sino que a muchos de ellos les gustaría llevarlas a cabo o, al menos, explorar de alguna manera sus puntos eróticos “homosexualizados” como el ano.
Hay muchas formas de hacerlo, hetero u homosexualmente, y no deberíamos crear estas barreras sociales en las que uno, o una, no puede expresar lo que quiere o siente sin etiquetarse, sin ser juzgado/a.
Además, esta gente que tiene la necesidad de reivindicar que no es marica, que no es homosexual, que no puede aceptar sus deseos o inquietudes, que siente que pierde parte de su ser, y de su masculinidad, al considerar posible o viable una relación homoerótica es que, realmente, no tiene muy clara su masculinidad.

Solo hay una forma de saberlo y/o averiguarlo, y es experimentándolo, mucha suerte.



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