Pasolini

“Siamo tutti in pericolo”
(Todos estamos en peligro)

Las Teorías de La Conspiración, no son ni de izquierdas, ni de derechas, ni de centro reformista liberal; hay para todos los gustos.
Nadie se resiste, por ejemplo, a la muerte de un icono en circunstancias extrañas...
El asesinato de Pier Paolo Pasolini, en 1975, trae de cabeza al izquierdismo italiano, e internacional, desde entonces:
“Sporco comunista” (Sucio comunista); “Mascalzone” (Sinvergüenza); “Frocio” (Puto); “Fetuso”... (Maricón...)
Esas fueron las últimas palabras que escuchó Pier Paolo Pasolini, de 53 años, antes de ser apaliado hasta morir, en la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975.
“Gente normal, me condenáis:
A temblar, a odiar, a ocultarme, a desaparecer...”, decía el director italiano que, 3 décadas después de su muerte, sigue levantando ampollas con su legado.
Pier Paolo Pasolini fue, desde siempre, eso que algunos denominan “un intelectual incómodo”, lo que unido a su declarada homosexualidad, lo convirtió en blanco perfecto de una derecha recalcitrante, que no le perdonó, ni sus películas, ni sus penetrantes razonamientos públicos, en contra del poder establecido.
Y es que pocos directores, han dejado una senda de luz en la historia del cine, como Pier Paolo Pasolini, un hombre vinculado, ideológicamente, con el comunismo, que fue dejando en sus películas, una forma de mirar el cine, haciendo de las imágenes, una hermenéutica, un lenguaje, cuyo mayor mérito es, la traducción a otros sentidos artísticos:
La pintura, la escultura, la fotografía, todos son recipientes, donde el director italiano, va posando su luz, su capacidad para el asombro ante la vida, una filosofía vital, que anida en su forma de ver el cine.
Pier Paolo Pasolini, fue un escritor, poeta, y director de cine italiano; uno de los cineastas más reconocidos de su generación, y uno de los realizadores más venerados de la filmografía de su país.
Nació en Bolonia, ciudad de tradición política izquierdista; era hijo de un soldado, que se hizo famoso por salvar la vida de Benito Mussolini, cuando el joven Anteo Zamboni, atentó contra su vida.
Pier Paolo, empezó a escribir poemas, a los 7 años de edad, y publicó por primera vez, a los 19, mientras se encontraba estudiando en La Universidad de Bolonia; fue reclutado durante La Segunda Guerra Mundial; capturado por los alemanes, pero logró escapar.
Al finalizar la guerra, se unió al Partido Comunista Italiano, en Ferrara, pero fue expulsado 2 años después, a causa de su homosexualidad.
Su obra poética, igual que su obra ensayística, y periodística, polemiza con el marxismo oficial, y el catolicismo, a los que llamaba “las dos iglesias”, y les reprochaba, no entender la cultura de sus propias bases proletarias y campesinas.
Pasolini, juzgaba asimismo, que el sistema cultural dominante, sobre todo a través de la televisión, creaba un modelo unificador, que destruía las culturas más ingenuas y valiosas de las tradiciones populares.
Pier Paolo, se inició en 1961 como director, y al poco tiempo, creó una suerte de “Segundo Neorrealismo”, explorando los aspectos de la vida cotidiana, en un tono cercano al de la “Commedia dell'arte”, centrando su mirada en los personajes marginales, la delincuencia, y la pobreza que arrastra Italia desde la posguerra, y estableciendo un estilo narrativo y visual, en el que priman el patetismo y la ironía, sobre el humor grueso, y a veces sórdido de sus historias.
Con su film “Il Vangelo Secondo Matteo” (1964), Pasolini rompe con su trayectoria anterior, recordemos que Pasolini era un reconocido ateo, y que en 1963, fue condenado a 4 meses de cárcel, por sus posiciones anticlericales en el film “RoGoPaG” (1963), aunque no traiciona sus obsesiones personales, ni las constantes de su cine, al presentar el pasaje bíblico, en una lectura marxista, consecuentemente con su ideología de izquierda, y lo irónico es que, el propio Vaticano, en el año 1999, declarará ésta, como una de las mejores películas del siglo XX, en su retrato de las escrituras, y de la figura de Jesús...
Luego, Pier Paolo Pasolini filmaría “Edipo Re” (1967), y “Teorema” en 1968, donde supone su consagración internacional, dotándole de un prestigio, que incluso, atrapó al público mayoritario.
Filmó “Medea” (1970), con la diva Maria Callas, y supone su 2ª y mejor actualización-revisión-adaptación, de una obra teatral de La Grecia Clásica, esta vez de Eurípides.
Los años 1970, se inician con la llamada “Trilogía de La Vida”, integrada por:
“Il Decameron” (1971), “I Racconti di Canterbury” (1972) e “Il Fiore delle Mille e Una Notte” 1974)
La carrera del cineasta, se trunca cuando, en 1975, se estrena en los cines, un film que convulsiona a toda la sociedad italiana, y hace que el autor sea objeto de multitud de amenazas de muerte, y presiones, incluso políticas:
“Salò o Le 120 Giornate di Sodoma”, en la que Pier Paolo, adopta un tono autocrítico hacia algunos pasajes de su obra anterior, y en la que adapta al Marqués de Sade, con toda crudeza, y con la mayor libertad, con la que un creador se haya dotado a sí mismo nunca, desdibujando los límites convencionales y cinematográficos que encierran el erotismo, pornografía, expresión, sadismo, provocación, y degradación humanas.
Esto, no evitó que, a raíz de este último film, y en circunstancias aún no del todo aclaradas, Pier Paolo Pasolini muriera asesinado, a manos de un joven marginal, que lo embistió con su propio coche, en el balneario popular de Ostia...
“La narrazione è morto, e noi piangono”
(La narrativa ha muerto, y estamos de duelo)
Pasolini es un drama del año 2014, escrito y dirigido por Abel Ferrara.
Protagonizado por Willem Dafoe, Ninetto Davoli, Riccardo Scamarcio, Valerio Mastandrea, Adriana Asti, Maria de Medeiros, Francesco Siciliano, entre otros.
Pier Paolo Pasolini, fue un gran cineasta, un notable poeta, un extraordinario novelista y, tal como demuestra en el presente, uno de los mayores ensayistas del siglo XX.
Como pensador y como creador, Pasolini entendió, que la auténtica provocación, y una forma de escándalo que no fuera recuperable por el sistema de consumo cultural, eran las armas más eficaces que poseía un intelectual.
Y es precisamente este espíritu de la transgresión, entendido como reflexión lúcida, comprometida, y a contracorriente, el que habita los ensayos que componen su obra.
La noche del 2 de noviembre de 1975, el cineasta, escritor, y polifacético artista e intelectual italiano, Pier Paolo Pasolini (Willem Dafoe), fue asesinado en Roma.
Era el símbolo del arte revolucionario, que lucha contra el poder.
Sus escritos, eran escandalosos; sus películas, perseguidas por los censores…
Era tan amado, como odiado.
Ese día, Pasolini había pasado sus últimas horas con su madre, y con sus amigos; por la noche, se lanzó a la calle, en busca de una nueva y arriesgada aventura sexual…
Al amanecer, su cadáver fue hallado en una playa de Ostia, a las afueras de la ciudad.
El filme de Ferrara, Pasolini, no pretende hablar de la vida de Pasolini, simplemente muestra la esencia del cineasta, lo que fue, y a día de hoy sigue siendo, en un esbozo de sus últimas 24 horas de vida.
Pasolini, presenta la esencia, la personalidad del artista, en el último día de su vida, y no pretende ser una biografía, ni un alegato social, sino una muestra de su mundo artístico.
Y lo realiza con esa peculiar puesta en escena de su fantasía, en la cual es muy importante el elemento onírico, la fragmentación, y el erotismo.
“Si può leggere migliaia di volte un libro di poesie e non consumarlo.
Soffre di consumo e l'editing del libro, ma non la poesia”
(Uno puede leer miles de veces un libro de poemas y no consumirlo.
La consumición la sufre el libro y la edición, pero no la poesía)
Pasolini es un agrío, pausado, y profundo retrato, del último día del poeta, del mito contemporáneo, que más se parece a una herida, absorbente, lírica, profunda, y triste.
Pasolini, quiere contarnos precisamente, ese último día, de la actividad de un creador en plenitud, que estaba construyendo su próximo film, y apoyándose en sus escritos previos para él, los recrea, los pone en escena, estableciendo una acción paralela al relato de su muerte, del que da, por otra parte, una interpretación perfectamente acorde con la oficial.
Sus últimas días, previos al estreno de “Salò o Le 120 Giornate di Sodoma” (1975), son el punto partida de Pasolini, en el que Abel Ferrara indaga los puntos cardinales de un hombre, que se define como escritor, señalando la letra de su pasaporte, pero cuyos méritos alcanzan los del poeta, cineasta, pensador, dramaturgo...
“El arte narrativo ha muerto”, proclamaba el autor…
Por lo que Pasolini, está dividido en 3 partes, que se superponen entre ellas:
La primera, y menos relevante, hace referencia a los rituales cotidianos, que Pasolini realizó durante los 2 últimos días de su vida.
Es decir, regresar a casa de su madre en Italia, conceder una entrevista, visitar a sus amigos, y disfrutar de los servicios de uno de sus jóvenes acompañantes preferidos.
Las otras 2 partes, que ocupan la mayor parte del metraje, son 2 narraciones en voz “en off” del guión de una película que nunca llegó a filmar, y la lectura de una novela, que no pudo publicar.
En otras palabras, Pasolini se identifica, con la puesta en escena de la fantasía de esa iconografía única y singular de sus creaciones.
Pasolini, filma el sueño, y no la vida del autor, filma aquello que rondaba en la cabeza del artista, las inquietudes que le fascinaban, y le atormentaban; un desasosiego que, inesperadamente, le condujo hasta su fatídica muerte.
En todo momento, la melancólica aria del “Erbarme Dich” de la obra de Johann Sebastian Bach: “Die Matthäus-Passion, BWV 244”, acompaña la plácida y estoica voz de un William Dafoe, perfectamente caracterizado como el maestro italiano.
La sacra melodía de Bach, junto con los pasajes en los que Dafoe narra historias de aviones, estrellándose en tierras cubiertas por “la nada antonioniana”, de un extenso desierto rojo, trasladan al espectador, al mundo de la imaginación, un lugar donde todo es posible.
En el breve “racconto” de Ferrara, intervienen también, varios personajes claves, en la vida del director italiano:
Su mamma, Laura Betti, Graziella Chiarcossi, pero es el reencuentro con Ninetto Davoli, el que estremece la pantalla, cuando el texto lo invita a participar en la puesta en escena de la película “Porno-Teo-Kolossal”, en la que Pasolini soñaba cuando fue asesinado con nocturnidad, en una playa de Ostia.
Pasolini, explora la relación del artista, con la forma que crea su imaginación, y el film la hace explícito, con el traslado de sus propias obsesiones, a la novela que escribe Pasolini al final de su vida:
El amor furtivo, sus miedos, el cuestionamiento a todo un sistema político y social, la denuncia.
Pero también, con la puesta en escena de un largometraje que imaginaba, y la gran idea de convocar a un Ninetto Davoli ya mayor, para la que hubiera sido su enésima colaboración con su mentor.
Y esa película imposible, es un compendio de todo el cine de PPP.
Pasolini, es entonces, la película más directa y sintética de Ferrara, y eso no quiere decir, que suavice, ni mucho menos, el miedo y el asco que Pasolini empezaba a sentir por el mundo en el que vivía.
Ferrara, ha llegado a la virulencia, a través de la ascesis, lo que puede marcar un punto y aparte en su carrera, o quedar como un meritorio y aislado acercamiento a otro cineasta, a través del respeto, y la concreción de la imagen.
Su largometraje, se distancia de las convenciones de este socorrido subgénero, cada vez más emparentado con las vidas de santos.
En primer lugar, esta apelación a la imaginación, rompe con la idea de la investigación periodística, o de la crónica histórica, y sitúa a Pasolini, en la senda de lo poético, y lo subjetivo.
El cineasta, traduce en imágenes, el universo de su protagonista, a través de un relato no lineal, y ligeramente onírico, que alterna fragmentos de sus películas, dramatizaciones de las últimas entrevistas que concedió, imágenes de la intimidad familiar, en casa de su famosa mamma, y secuencias extraídas de su guión inacabado, “Porno-Teo-Kolossal”, en las que participan Ninetto Davoli, uno de sus actores fetiche, y Riccardo Scamarcio, sex symbol del cine italiano actual.
Este conglomerado, permite revisar la fascinación de Pasolini, por las clases populares, y la marginalidad, su visión del sexo homosexual, como acto de resistencia, o su fanatismo confeso por el fútbol, al que Pasolini definió como “última representación sagrada de nuestro tiempo”, además de su tercer placer favorito, “tras la literatura, y el eros”
Sin embargo, la narración de Abel Ferrara, se ve salpicada con imágenes de las películas de Pasolini, y con recreaciones de los textos en los que estaba trabajando, que interrumpen lo que realmente importa, por lo menos a mí, que es saber más de la figura de Pasolini...
Parece que todo su esfuerzo, está en recalcar el hecho de su condición sexual, y que murió por ese motivo, pues Pasolini apenas dura 1 hora y media, y todas esas imágenes, se sienten más de relleno, que otra cosa, y la estructura narrativa, termina por resultar confusa.
Por tanto, Pasolini decepcionará con toda seguridad, a los que esperen encontrar una explicación al brutal asesinato del director, un trauma que ha acompañado a la sociedad italiana, por casi 4 décadas.
La ficción dentro de la ficción, tal vez, hable un poco más sobre quién era Pasolini… pero no termina de quedar del todo claro, por qué Ferrara elige esos fragmentos particulares, para retratar al director.
Lo más fuerte, llega hacia el final, con la escena del espantoso ataque, que terminó con su vida.
Tampoco existe una búsqueda obsesiva del hecho criminal que le llevó a la tumba…
No existe el lastre de la mala conciencia, que en Italia provocó tal hecho luctuoso, y que ha marcado otros filmes con la misma temática.
En Italia, este asesinato, es una herida abierta, pero a Ferrara eso no le interesa.
El asesinato, es mostrado como una consecuencia natural, de un entorno donde la propia situación, conlleva un riesgo.
El crimen, se escenifica en su fría brutalidad, sin recrearse en su demora.
Es un momento seco y doloroso, ajeno al énfasis que una producción de Hollywood, hubiera realizado en las mismas circunstancias.
Y es que Ferrara, pasa de puntillas, por la situación política de Italia en esos años, pasa de puntillas por la corrupción instaurada entre la democracia cristiana, y el partido socialista, junto con El Vaticano, y los servicios secretos…
La situación que se vivía, en 1975, en el mundo en general, y en Italia, en particular; época de censura, prueba de ello es su filme “Saló”, de inusitada violencia, donde se sucedían atentados continuamente, y de todos los tintes, con La Guerra de Vietnam recién “acabada”, con la muerte en tiroteo de Margherita Cagol, mujer de Renato Curcio, militante de Las Brigadas Rojas; el asesinato de Campanile de Lutta Continua, la detención de neo-fascistas, como Maio Tuti, las masacres de la incipiente extrema derecha…
Olvida cualquier duda, o sospecha sobre las teorías que aún hoy circulan sobre la muerte de Pasolini, y se centra en, ¿en qué se centra?
¿Para qué esta película?
Y se vienen los cuestionamientos:
¿Cómo aceptar un Pasolini angloparlante, mientras los que le rodean, cambian del inglés al italiano según esté o no Pasolini presente?
Con Pasolini, quería echar un vistazo a los pensamientos, y a las ideas del hombre, y que no he obtenido.
Otro puntal importante del pensamiento pasoliniano omitido, es el del vacío como plenitud.
Es decir, él defendía la destrucción del actual “establishment”, cuyos pilares fundamentales son la burguesía, la educación, y las instituciones para que de esa “tabla rasa” quede el individuo en plena posesión de sí mismo.
La educación nos aliena, las instituciones nos oprimen, y la burguesía, constituye la nueva monarquía, y por ello, si en su mano estuviera, lo destruiría para que “quede yo, y quede mi vida”, dijera el mismo PPP.
¿Por qué centrarse entonces en sus últimas horas, si uno no está interesado especialmente en el momento decisivo?
Muy simple:
“Había que centrarse en algo.
Tratar de contar toda su vida, en 90 minutos, era un disparate”, aclaró el director.
A Ferrara, tampoco le pareció buena idea, meterse en el berenjenal conspiratorio, y eso que lo intentó:
Realizó cerca de 100 entrevistas para preparar Pasolini.
¿Alguna conclusión sobre la muerte de Pasolini, tras hablar con media Roma?
“Sí, que todo el mundo en Roma, sabe quién mató a Pasolini; es decir, creen saberlo”, espetó irónico.
“Resumiendo, cuanto más investigaba, más se alejaba de la verdad…” dijo.
Willem Dafoe, que comparte con Ferrara, una enorme fascinación intelectual por la obra del cineasta, e intelectual italiano, no tiene problema en calificarle de “profeta”
Así lo justifica:
“Pasolini, fue un pensador original, fue más allá de la sabiduría convencional, y describió cosas que aún no habían pasado, que acabarían pasando, y que aún pasan.
¿Por ejemplo?
El dominio de la cultura de las corporaciones en La Era Globalizada”, aclaró Dafoe.
“Pasolini, era un visionario, porque decía la verdad, y cuando vas por ahí diciendo la verdad, tu obra vive para siempre”, apuntó Ferrara.
A Ferrara, le interesa más el hombre que la figura pública, se siente más cerca del artista, que del símbolo nacional.
De ahí, la caleidoscópica aproximación que realiza el cineasta neoyorquino, al último día de vida de Pasolini:
Casi un ejercicio “joyceano”, que navega entre pasajes íntimos, recreaciones de un par de entrevistas a Pasolini por Furio Colombo (Francesco Siciliano), algún “flashback”, representaciones de pasajes de una novela, y la sublime puesta en escena, de la película que estaba preparando Pasolini, en el momento de su muerte…
También, es de agradecer que, en gran medida, se remita a las experiencias sexuales de Pasolini, a través de los elementos autobiográficos de su obra, salvo en el momento de su asesinato, algo que no se puede modificar por razones obvias, pese a que no se explique el uso que del sexo se hacía en la misma, con un carácter marcadamente simbólico, independientemente de las tendencias del propio autor, algo que resulta irrelevante...
Sobre la actuación de Dafoe, el Pasolini de Ferrara, lleva las mismas gafas oscuras, que el de verdad, y tiene un rostro anguloso casi idéntico, pero “habla con acento de Wisconsin…”
A Willem Dafoe, parece que le gustan este tipo de papeles extremos, y le vemos arriesgar una vez más.
Se puede oír a Dafoe, hablar en francés, italiano, e inglés, aunque la mayor parte lo hace en inglés, supongo que para facilitar su trabajo... y la proyección de Pasolini “a nivel más internacional”
En su caso, no resulta raro, Pasolini era un tipo culto, y acostumbrado a viajar, sin embargo, escuchar a su anciana madre, y a su asistente, charlando en inglés durante una comida familiar es, cuanto menos, raro.
Hay en Pasolini, un retrato exhaustivo de las múltiples caras que conviven con el fantasma del mismo.
Está el intelectual escéptico, el poeta sensible, el homosexual amante de los juegos clandestinos, el cineasta que busca parábolas creativas, el pensador incómodo, y el hombre que comprendió que, en la nueva sociedad política, no solo los poetas estaban en peligro, sino también el propio sistema democrático.
Atípico filme, que quizá no sea la película adecuada para hacerse una idea de la vida y obra de Pier Paolo Pasolini, si es recomendable para admiradores de Abel Ferrara, pero el resto, abstenerse.
“Che cosa è la cultura?”
(¿Qué es la cultura?)
Pier Paolo Pasolini, era el más moderno de los modernos, porque nunca perteneció a ningún grupo de artistas, o gremio de la Europa del siglo XX.
Era el más moderno de los modernos, porque su pedagogía crítica, jamás temió a la moral pública.
Pero Pasolini, sobre todo era poeta, y por eso, jamás puso desarraigarse de su alma trágica, de ahí su soberbia atemporalidad.
A diferencia de otras voces y pensamientos críticos, como el de otros cineastas modernos de la segunda mitad del siglo XX, Pasolini vivió dentro de las barracas, y sufrió elegantemente, el martirio del rechazo.
Pasolini, miraba donde no debía, y sobre todo, su logro consistía en mirarlo desde dentro.
Tarde o temprano, el misterio que rodea la muerte de Pasolini, termina llegando a oídos del cinéfilo, con más fuerza, incluso que sus películas:
Procesos judiciales e investigaciones periodísticas, han tratado de revelarlo, aun cuando la narrativa oficial, sigue firme en la idea, de que fue asesinado por Pino Rana, el alias del chapero italiano, Roberto Pelosi.
Para el Pasolini polemista, analista de la evolución de la sociedad italiana, Roma constituyó su principal espacio de observación, su campo permanente de estudio, de reflexión, y de lucha.
Fue a partir de las mutaciones político-sociales de esta ciudad, que tanto amó, que analizó los cambios de la Italia, y los italianos de los años 60 y 70.
Una vil y cruda transformación, de la cual finalmente acabó siendo su trágica víctima.
Pier Paolo Pasolini era, para entonces, un intelectual ampliamente reconocido, y gozaba de una posición económica acomodada pero, como se ha comentado, la polémica que le rodeó en vida, se agudizó en los últimos tiempos, y la Italia “oficial” de la época, acabó por hacerle pagar.
Así, durante las primeras investigaciones, las declaraciones del presunto asesino, que dijo que lo había matado, porque el director le proponía tener relaciones sexuales, no convencieron a toda Italia, y siempre flotaron en el ambiente, las teorías de que, ciertas personas poderosas del gobierno, incluida la mafia, deseaban muerto al director, debido a las críticas que hacía continuamente, a través de sus películas, sus libros, y sus discursos políticos, a la vez que el día de su asesinato, desconocidos lo habían llamado para chantajearlo, y devolverle rollos con escenas inéditas de “Salò o Le 120 Giornate di Sodoma” (1975), filme que fue distribuido tras su trágica muerte, y que estuvo censurada en muchos países, y que la película adapta el famoso texto del Marqués de Sade, al periodo final del fascismo, y lleva a las últimas consecuencias, los discursos que el autor hacia sobre el genocidio del pueblo perpetrado por el poder, en nombre del desarrollo, y de la homologación al consumismo:
Violaciones, torturas, coprofagia, y mucho más, se muestran mediante imágenes que hieren duramente, y dejan huella.
Para muchos, el resultado es abominable, para otros, terrible, pero en cualquier caso, el elevado valor formal de la película, es indiscutible.
La noche antes de morir, Pier Paolo Pasolini, dio una entrevista, hoy famosa, a “Stampa Sera”, en la que recuerda el peligro del fascismo, llamada:
“Intervista di Furio Colombo A Pier Paolo Pasolini”
El caso, sobre su asesinato, ha sido reabierto, a petición de la familia de Pasolini, y quizás se preste atención esta vez, a lo que siempre sustentó Sergio Cinti, director y amigo de la víctima, que dedicó buena parte de su vida, a reconstruir los hechos minuto a minuto:
“Los jueces hicieron un proceso deshonesto... los agresores fueron 5, y Pelosi les sirvió de cebo, porque se requería de alguien a quien colgarle el delito; él tuvo que aceptar el juego de esta gente, “gente respetable” que cansada de Pasolini había ordenado el homicidio, para callarle la boca”
Recientemente, en abril de 2005, unas nuevas declaraciones del supuesto asesino, quien ha asegurado que fueron en realidad, 3 jóvenes quienes le quitaron la vida a Pier Paolo Pasolini, aquella fatídica noche de noviembre de 1975, provocaron que un amplio sector del entorno político y cultural de Italia, pidiese la reapertura del caso para esclarecer el crimen.
Pudieron haber matado a Pier Paolo Pasolini, por odio sexual, o por encargo político, o por las 2 cosas, pero esa noche, cuando se encontró con el ángel asesino, Pier Paolo Pasolini estaba realizando el último retoque a su vida.
Y el ángel no le soltó la mano.
“Han dicho que tengo 3 ídolos:
Cristo, Marx, y Freud.
En realidad, mi único ídolo es la realidad.
Si he elegido ser cineasta, al mismo tiempo que escritor, se debe al hecho de que en lugar de expresar esta realidad, a través de esos símbolos, que son las palabras, he preferido el cine, como medio de expresión:
Expresar la realidad, a través de la realidad”
Mi empresa “Lecturas Cinematográficas”, tiene el honor de haber tomado como lema, estas últimas palabras, modificada, y trasladada al significado del ARTE, que evoca mi vida, a través del Cine y la Ópera.
Este director, me dejó ese legado, que hoy comparto con mis lectores, debajo del título de mi diario personal, a través del cine, a través del ARTE, y sin duda, a través de Pier Paolo Pasolini.

“Scandalizzare è un diritto di scandalizzarsi è un piacere”
(Escandalizarse es un derecho, que te escandalicen es un placer)



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