Persona

“Du tvingas att reagera”
(Estás obligada a reaccionar)

El cine, tiene el poder de influir de manera hipnótica en nuestro interior, haciendo convulsionar piezas sueltas de nuestra alma, que a veces no pensamos en arreglar por pura comodidad, y por verdadero terror, cuánto miedo albergamos a nosotros mismos, al descubrir quiénes somos realmente…
Efectivamente, la etimología de “persona”, viene del latín “persona”, que definía la máscara que utilizaban los personajes teatrales.
A su vez, la persona del latín, proviene del etrusco “phersus”, proveniente del griego “prospora”:
“Pros”: “delante”, y “opas”: “cara”, es decir, por “delante de la cara”
Por tanto, y tomando esta dimensión etimológica, ya podemos observar, que la persona como máscara, como algo por delante de la cara, vela, o pretende disimular algo que se halla detrás de ella:
Otra cara, otro rostro que la máscara precisamente oculta.
Veamos como Carl Gustav Jung, define la persona, en su dimensión arquetípica, “sin embargo, como su mismo nombre indica, la persona es tan sólo una máscara de la psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser individuo, y que, no siendo más que realmente un papel interpretado en el que toma la palabra la psique colectiva, hace que los otros, y nosotros mismos, pensemos que seríamos individuales”
Al analizar la persona, disolvemos la máscara, y descubrimos que lo que aparentaba ser individual, es en el fondo colectivo...
En términos psicológicos, la persona no es en absoluto “real”
La persona, es un compromiso entre el individuo y la sociedad, que tiene por objeto, que “cada uno de nosotros aparenta ser”
Cada uno de nosotros, adopta un nombre, adquiere un título, ejerce una función, y es esto, o aquello.
Como es natural, todas estas cosas, son hasta cierto punto, reales, pero en comparación con la individualidad del sujeto en cuestión, su realidad es sólo secundaria, un mero compromiso en el que en ocasiones, los demás participan en mucha mayor medida que él.
La persona, es una mera apariencia...
“Du kan stå stilla och tyst.
Åtminstone det är ingen lögn.
Du kan låsa dig själv i dig själv, isolera dig själv.
Du kommer inte att spela roller, eller göra ansikten eller falska gester”
(Puedes quedarte inmóvil, y en silencio.
Por lo menos así no mientes.
Puedes encerrarte en ti misma, aislarte.
Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras, ni falsos gestos)
Persona es un drama, escrito y dirigido por Ingmar Bergman, en el año de 1966.
Protagonizado por Liv Ullmann, Bibi Andersson, Margaretha Krook, Gunnar Björnstrand, Jörgen Lindström, entre otros.
El director sueco, quería hacer una película totalmente creativa, libre de las ataduras de los estudios, y los productores; por lo que escribió el guión de Persona, durante una de sus estancias en un hospital, convaleciente a causa, entre otras cosas, del estrés provocado por su cargo oficial como Director de La Compañía Real de Arte Dramático de Suecia.
En este estado, de mente febril y crisis anímica, pero también de desconexión total, Bergman pudo elaborar una película, que pretendía rodar con total libertad, y sin tener que dar cuentas a nadie.
El punto de partida, sería la similitud entre 2 mujeres:
Una de sus actrices de toda la vida, Bibi Andersson, y una intérprete noruega, con la que nunca había colaborado antes, Liv Ullmann, y que se convertiría en poco tiempo, en su musa y compañera.
Es necesario señalar, que Persona se inspira en la pieza de cámara, llamada “La Más Fuerte” o “Den Starkare”, un monólogo de 1888, del dramaturgo August Strindberg, en la que los protagonistas son también 2 personajes femeninos.
Al igual que en Persona, una de las mujeres, no para de hablar, mientras que la otra, permanece siempre en silencio, un silencio que acabará por desquiciar a la primera, demostrándose entonces, quién es verdaderamente, la más fuerte.
Sin duda Strindberg, a quien Bergman admiraba, influyó de forma clave en toda la obra “bergmaniana”, tanto en cuestiones estéticas, como conceptuales.
El título “Persona”, hace referencia a las máscaras de teatro que se utilizaban en la antigüedad clásica, y es que el tema de la “mascarada social”
Aunque en principio, Persona tenía varios títulos de trabajo:
“Sonat Två För Kvinnor” o “Sonata para Dos Mujeres”, “Ett Stycke Kinematografi” o “Un Pedazo de Cinematografía”; “Opus 27”; y “Kinematografi”, sin embargo, el productor sugirió algo más accesible, y el título de la película, se cambió a “Persona”; lo que nos habla claramente, de las intenciones de Bergman, de crear una obra basada en la ilusión, y el artificio.
Probablemente, no sea un mero accidente histórico, que el significado de la palabra “persona” sea “máscara”
Es más bien, un reconocimiento del hecho de que, más o menos, conscientemente, siempre y por doquier, cada uno de nosotros, desempeña un rol.
Es en estos roles, donde nos conocemos mutuamente; es en estos roles, donde nos conocemos a nosotros mismos.
En cierto sentido, y en la medida en que esta máscara representa el concepto que nos hemos formado de nosotros mismos, el rol de acuerdo con el cual nos esforzamos por vivir, esta máscara es nuestro “sí mismo” más verdadero, el yo que quisiéramos ser.
Catalogada como una de sus más controversiales obras, Persona llegó a situar al sueco, como uno de los cineastas con mayor dominio, y entendimiento respecto a temas concernientes al comportamiento humano.
Sesudos análisis se ven por doquier, intentando entender lo que habitaba en la mente, y el espíritu del gran director, para poder interpretar Persona, de manera correcta.
Ideas van, e ideas vienen… siendo uno de los filmes más audaces del director, desde un punto de vista formal, ya que introduce numerosos elementos vanguardistas, de las corrientes renovadoras del cine de la “nouvelle vague” francesa, y del “free cinema” anglosajón.
Ampliamente considerada una de las mejores películas de la historia, Persona fue filmada en la isla de Fårö, y Råsunda Studios, en Estocolmo, Suecia.
La acción tiene lugar en un hospital, y en una finca, próxima al mar.
Elisabet Vogler (Liv Ullmann), es una conocida actriz teatral que, durante una representación de “Electra” de Sófocles, se queda sin habla.
Ingresada en un hospital, aunque no sufre ningún tipo de enfermedad, continúa sin pronunciar sonido alguno.
Para sacarla de su mutismo, se traslada junto con Alma (Bibi Andersson), su enfermera, a una idílica casa de verano…
Allí, se establecerá una relación entre ellas, que se convertirá casi en simbiosis:
Alma sustituye el silencio de Elisabet, con sus propios relatos, en los que confesará sus más íntimos secretos a la actriz.
La aparición del marido de Elisabet (Gunnar Björnstrand), acabará por materializar la intensa conexión que se ha establecido entre las 2 mujeres.
Con el paso de los años, la apuesta por el complejo análisis del ser humano en su identidad, y su fisicidad, ha convertido a Persona, en una obra de singular fascinación, gracias a un lenguaje que muestra el artificio cinematográfico, y al mismo tiempo, prescinde de él, para alumbrar una puesta en escena sobria y depurada, dispuesta a adentrarse en ámbitos metafísicos, con una enorme capacidad de abstracción.
Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, y narrativa, que vuelven a Persona, una de las más atrevidas cintas del cineasta sueco, siendo de visión obligada, para los cinéfilos más profundos y exigentes.
“Det är konstigt.
Man går om att göra saker nästan alltid densamma.
Gör nästan samma saker som alltid.”
(Es extraño.
Una va por ahí haciendo las cosas casi siempre igual.
Hace casi las mismas cosas de siempre)
Persona ha sido etiquetada, como un drama psicológico, y de horror modernista, y fue objeto de recortes, debido al controversial tema, siendo la 6ª colaboración entre el director de fotografía, Sven Nykvist, y director Ingmar Bergman, y cuenta con su minimalismo, marca de la casa.
Al igual que con otras obras de Bergman, Persona está rodada y establecida en Suecia, y se ocupa de los temas recurrentes:
La enfermedad, la desolación, la muerte, y la locura.
Y es que Ingmar Bergman, es un director personal.
En sus películas nos muestra de forma indirecta, parte de su vida, sucesos biográficos, que para él fueron significativos, mostrando de ese modo, una parte de su carácter:
“por supuesto que soy autobiográfico”, ha afirmado el director en alguna ocasión.
Así, Persona, va unida a su experiencia vivida en un hospital; donde pasó cerca de 6 horas inconsciente, debido a los efectos de la anestesia.
En ese momento, Bergman no distinguía lo que era real, y lo que no.
Esa sensación, entre la existencia y la no existencia, entre la consciencia y la inconsciencia, Bergman la definió como algo maravilloso.
El director, inspirado por ese sentimiento, realizó esta magnífica, y compleja película.
Persona, es en muchos aspectos, la obra cumbre del cineasta, a la que en su libro “Imágenes” (1990), se refería del siguiente modo:
“Tengo la sensación, de que en “Persona” he llegado al límite de mis posibilidades.
Que en plena libertad, he rozado esos secretos sin palabras, que sólo la cinematografía es capaz de sacar a la luz”
En Persona, la luz y la sombra del encuadre, nunca son mero adorno, y pasan de recurso dramático, a formar parte del drama en sí mismo, trazando en la imagen, la psicología de las 2 mujeres protagonistas.
Es indudable que, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, es uno de los personajes que marcó la vida del director sueco Ingmar Bergman; y para muestra un botón:
Persona, es una película cargada de elementos que apuntan a lo inmanente en el ser humano, y a las cosas que nos marcan profundamente, en nuestro paso por el mundo.
Persona comienza con planos detalle, que nos muestran, cómo se pone en funcionamiento un proyector cinematográfico, el cine como ilusión; y a continuación, aparecen una serie de imágenes, aparentemente inconexas, pero que no son más que una conjunción de los temas tratados por el cineasta hasta ese momento:
Un pene en estado de erección, como el deseo carnal que impregna toda la obra de su autor; una araña, en clara referencia al “Dios-araña” que simboliza la ausencia, y el silencio de ese Dios; el cordero degollado, y las manos clavadas a un madero, en alusión al cristianismo; imágenes mudas, donde vemos cómo el miedo a la muerte, persigue a un individuo; de hecho, la muerte es el tema capital de algunas de sus obras más importantes.
Tras esta esquizofrenia visual, nos situamos en el interior de un depósito de cadáveres, donde un niño acaricia una pantalla, en la que se alternan las imágenes borrosas de las 2 protagonistas.
Como veremos posteriormente, la actriz tiene un hijo pequeño, que le causa repulsión; y la enfermera tuvo tiempo atrás, un aborto.
Ese niño que acaricia la pantalla, y que parece querer buscar la figura maternal, sin llegar a conseguirlo, hace referencia a ambos casos.
En Persona, Bergman fusiona de manera magistral, lo real con lo irreal, u onírico, sin que en muchos casos, podamos distinguir lo uno de lo otro.
Vinculado a las máscaras sociales, encontramos el otro tema esencial de este título, como es, el de la descomposición, y la fragilidad de la identidad:
Elisabet es muda por decisión propia, porque para llegar a “ser”, no sólo estar, y no traicionar su “yo”, debe permanecer en silencio, hablar supone decir cosas que a veces no se corresponden con lo que pensamos.
Esto es lo que le ocurre precisamente a Alma, que al principio se muestra segura de su postura ante la vida, aunque a veces, sus actos no se correspondan con la misma, como en el episodio orgiástico que relata a Elisabet.
Esa seguridad inicial, irá dando paso a las dudas, y la confusión, hasta acabar desposeída de su identidad, y se rompe así su máscara social, al igual que se rompe la propia película hacia mitad del metraje, para volver a iniciarse; que daba sentido a su existencia.
Todo ello, como consecuencia del poder de la figura silente de Elisabet, que “chupa” la identidad de su compañera, a modo de metáfora vampírica.
De hecho, en una escena, vemos cómo Elisabet chupa, y absorbe literalmente la sangre de Alma…
Todo este proceso de descomposición, culmina con la fusión del rostro de ambas mujeres, en una imagen que resulta terrorífica, ya sólo existe una, la más fuerte, Elisabet.
En Persona, podemos constatar que el medio habitual de Elisabet como actriz, es el teatro.
Sin embargo, los roles se invierten en la casa de la costa, y la señora Vogler se convierte en observadora de la actuación de Alma.
La enfermera, transforma la casa en el escenario de su actuación, el medio donde exhibe las miserias humanas, que ordinariamente intenta esconder bajo el hábito propio de su oficio.
A través de este intercambio de papeles, Bergman empieza a introducir solapadamente, una confusión de identidades.
Por otra parte, la fachada personal de Elisabet Vogler, y el medio que la envuelve, como la carta de su marido, y el retrato de su hijo, las imágenes televisivas de un bonzo que se autoinmola en Saigón, y la fotografía de la invasión nazi del gueto de Varsovia; ponen de manifiesto, aspectos de su identidad, que ella ha procurado ocultar bajo la pasividad de su actuación, bajo el estrépito de su silencio.
El rol de Alma, va asociado directamente al humanitarismo, que se le presupone por su profesión de enfermera.
Sin embargo, su actitud posterior, no demuestra una sensación de autenticidad tan clara:
Alma acaba constatando, con amargura, que sus ideas sobre la vida no concuerdan, como ella esperaba, con las acciones que lleva realmente a cabo.
Por el contrario, Elisabet es una actriz, que se ha vuelto completamente escéptica, acerca de sus propios actos.
Para refugiarse de la agresión continua del mundo exterior, decide permanecer callada.
La falta de confianza interna en su propio rol, origina esta conducta.
Se establece, por tanto, una diferencia notable, entre la actuación de ambas mujeres, centrada en la idea de sinceridad, en la representación de un papel social.
Ambas, han atravesado por un momento en sus vidas, en el que han podido comprobar la falta de concordancia entre la identidad del sujeto, y los roles que éste, se ve forzado a llevar a cabo.
En Persona, esta revelación produce un efecto de simetría, entre las 2 mujeres.
Este efecto de simetría, conduce a su vez, a un efecto de condensación:
Las mitades de los rostros de las protagonistas, se funden formando uno solo.
Este primer plano compuesto, establece la complejidad de las relaciones de transferencia entre las 2 mujeres.
En este punto de su recorrido, Persona muestra abiertamente, el proceso de confusión entre ambas identidades:
Elisabet y Alma, terminan por fusionarse.
Todo el discurso interno de Persona, se encamina hacia la destrucción de esa máscara, en el caso de Alma; y hacia el reconocimiento de la misma, en el caso de Elisabet.
El oficio de enfermera, y la vida familiar, son los 2 grandes pilares, sobre los que Alma intenta construir su identidad ante el mundo.
Pero el propio modo que tiene de autoconvencerse, ya demuestra la escisión que hay dentro de ella.
En el fondo, su actuación, por sincera que se pretenda, no se corresponde con la persona que desearía ser, con la imagen que le gustaría tener de sí misma.
Por otro lado, Elisabet se refugia en el silencio, porque no quiere seguir mostrando a los demás, la identidad de su persona.
Este acto demuestra una gran fuerza mental, a la vez que una obstinada voluntad de aislamiento, de mantenerse excluida del entorno social.
Aquí, Persona efectúa un breve corte, y acabamos de cruzar la frontera, no hay vuelta atrás.
A mitad del metraje, el encuadre se torna borroso, y se desenfoca.
Bergman nos recuerda, que lo que estamos viendo, este tormentoso duelo interior, entre una actriz que no habla, y una enfermera que habla de más, es una ilusión.
No es real, es cine.
No es tan diferente de todas las imágenes presentadas al inicio.
El cine es una mentira, sí, pero que busca la verdad...
Ante esta situación, a Alma no le que más remedio que regresar a su mundo, uniformada, “ella ha ganado”, donde la seguridad es mayor, a pesar de que esta se fundamente en mentiras y apariencias.
Al final, volvemos a ver planos del proyector cinematográfico, que deja de funcionar, y la ilusión ha terminado.
Hay en Persona, un componente erótico que subyace de manera latente.
Entre los personajes, se da “una poderosa, aunque muy inhibida, relación sexual”
La escena en que Alma, sentada frente a Elisabet, explica su participación en una improvisada orgía en la playa…
Este momento, genera una violenta atmósfera sexual, sin necesidad de recurrir a imágenes explícitas.
Con todo, esta lectura sexual, que causó controversia por el subtitulaje, resulta importante, porque el sexo implica posesión del otro y, por eso, se establece siempre, esa relación erótica entre “el vampiro” y “el sujeto vampirizado”, entre quien posee, y el poseído.
Así, con Persona, se asiste como testigo, a una estremecedora lucha entre estas 2 esencias de la persona:
El ser y el estar, la parte ficticia y la parte real; así como el conflicto y la simbiosis que se produce entre ellas, llegando a fundirse de tal forma que acongoja, haciendo muy arduo distinguir, entre realidad y representación.
En la base, Persona trata de realizar una exposición del vacío existencial de las personas, el terror a la nada, y a la falta de significado de sus vidas, que es la razón por la que la actriz, consciente de esa “nada”, considera inútil su actividad, de ridícula importancia, frente a la magnitud de ese vacío, y el terror que genera.
La consciencia de la muerte, como desaparición total y absoluta, planea también, de este modo, en Persona, como en tantas otras en la obra de su director.
La dualidad de las personalidades es asombrosa:
Una que no habla, la otra habla de más; una introvertida, y la otra extrovertida; una de cabello corto, otra de cabello largo.
Aunque son 5 los actores aparecen en pantalla, Bibi Andersson y Liv Ullmann, son los únicos que aparecen durante más de 1 minuto, y Elisabet Vogler, el personaje de Ullmann, habla sólo 14 palabras de todo el metraje.
Andersson, hila una gran interpretación, como una joven, psicológicamente inestable; y Liv Ullmann, está remarcable, en una labor muy expresiva, al ser privada de la facultad de hablar, siendo certeros los breves acompañamientos de Margaretha Krook, Gunnar Björnstrand, y Jörgen Lindström.
Emplea para estos, la dirección artística, unos vestuarios naturales y alusivos a los personajes, en una pertinente tarea que cumple con su cometido.
Y como era de esperar, Persona toca otros temas, aunque con menor intensidad:
Uno de ellos, es la crítica que se hace abiertamente al teatro, a la radio, a la televisión, y al mismo al cine, que desdibujan, maquillan, o trastocan la realidad, o la hacen irrelevante, o simplemente, sus contenidos son banales.
Es decir, nos imponen su propia máscara.
Todo se reduce a las apariencias, como dijo Sócrates y, antes que él, Parménides.
También refiere a la guerra, en una corta escena, en la que se observa por TV, la inmolación real, del monje budista, Thich Quang Duc, ocurrida en 1963, en Saigón, y que consterna a Elisabet, porque es “real”, mientras en una escena anterior, había reído al oír una novela radial, por ser una mera invención del medio; y también, había reído, cuando detuvo su interpretación de “Electra” y enmudeció, porque tampoco era una situación “real”
La secuencia prólogo, contiene referencias a 5 temas:
Religión: araña/dios, crucifixión, cordero pascual.
Sexo: falo, vagina.
Arte/ilusión: proyector, cine mudo, pantalla.
Vanidad de la vida humana: personaje que inútilmente trata de trabajar.
Y muerte: personaje mudo, depósito mortuorio.
Parece sugerir también, una de las ideas centrales del autor:
El ser humano, al constatar la vanidad de su destino, la muerte, trata de encontrar la inmortalidad, a través del sexo, el arte, y la religión.
El cordero pascual muere, las manos crucificadas mueren, la araña mata…
¿Puede la religión, librar de la muerte?
El arte, como el cine, es una ilusión finita:
Concluye, cuando finaliza la película, o se quema la cinta…
El sexo, engendra hijos destinados a vivir en un mundo de mentira, y muerte.
¿El ser humano se engaña, o se afirma, cuando busca la inmortalidad?
El proyector, el foco, la cinta, la pantalla, y otros elementos del prólogo, ponen de manifiesto, que el cine no crea una realidad trascendente, sino sólo una ilusión de realidad, que puede ser inmensamente bella, pero no puede dejar de ser irreal.
La obra explica, que el relato en cine, se puede crear sin diálogo, sin personajes, y sin argumento.
La posible inexistencia de un argumento, o motivo básico, se explica a través de la falsa enfermedad de Elisabet, que no es más que el reflejo de la búsqueda de un refugio hermético, que la aísle del mundo de mentiras y de muerte, que no acepta.
La locuacidad de Alma, es la vía a través de la que trata de huir de sí misma, de su verdad, su debilidad, y su oculto rechazo de la muerte.
Se insinúa el amor lésbico, y el sexo:
La actriz, acaba queriendo ser, en un singular proceso vampirizador, la conciencia de la enfermera, y es que la actriz, desde su pasmosa mudez, no hace sino interpretar maravillosamente, el gran papel de su vida; creándose entre ambas, una sibilina relación de dependencia, marcada, al parecer, por la pérdida de un hijo en un aborto, al que no se le ha dado la oportunidad del sufrimiento, a ese ser.
La música, por último, es inquietante en ocasiones, al tener sonidos turbadores, que desconciertan, de forma clásica y melódica en otros momentos, según la acción, haciendo todo, un estupendo acompañamiento musical.
“Allt detta bestäms.
Det är inuti mig.
Det finns inget att fundera över.
Det är en enorm känsla av trygghet”
(Todo eso está decidido.
Está dentro de mí.
No hay nada que pensar.
Es un enorme sentimiento de seguridad)
La Terapia Gestalt, es una psicoterapia que tiene como objetivo, además de ayudar al paciente a sobreponerse a ciertas síntomas, permitirle llegar a ser más completa, y creativamente vivo, y liberarse de los bloqueos, y asuntos inconclusos que disminuyen la satisfacción óptima, autorrealización, y crecimiento.
El médico neuropsiquiatra, y psicoanalista, creador, junto con su esposa, Laura Posner, de La Terapia Gestalt; Friedrich Salomon Perls, habla de capas, o pasos de este proceso, de desandar la neurosis, y recuperar una existencia más rica y saludable.
Atravesar cada capa, supone una disolución progresiva de la neurosis, desde sus aspectos más periféricos, hasta los más nucleares:
Capa de los clichés, y estereotipos, que se caracteriza por el vaciamiento, y la banalización de las relaciones humanas, así como por la superficialización del concepto de sí.
Capa de los roles, y juegos, como máscaras que cubren la autenticidad.
Digamos que son los estereotipos anteriores, construidos en conductas automáticas.
La Terapia Gestalt propone un encuadre terapéutico inicial, precisamente dirigido a disolver estos primeros sustratos neurotizantes:
Hablar en primera persona; mantenerse en el “aquí y ahora”, responsabilizarse de la experiencia en curso; al atravesar los estereotipos y los roles, nos acercamos al vacío interior.
Esta tercera capa, podemos considerarla como “bisagra crucial entre lo periférico y lo nuclear”
Impasse o sustrato fóbico.
Es un callejón sin salida, porque se vivencia como atasco, y confusión:
Ya no sirven los anteriores falsos apoyos, como conductas estereotipadas, juegos neuróticamente ventajosos... con que el individuo se sustentaba, y tampoco confía en su incipiente autoapoyo.
El impasse, se caracteriza por su marcada actitud fóbica:
Evitar las molestias del vacío, miedo a lo desconocido, evitación de los riesgos del crecimiento.
La recomendación terapéutica en estos casos, es precisamente, sostener este malestar, y no abortar la tendencia autorreguladora.
Implosión, o capa de la muerte:
Es un encogimiento interior, un contacto con lo muerto dentro de nosotros, con los cadáveres que vamos dejando en el camino de la adaptación neurótica.
Explosión, o capa de la vida:
Contacto con la emoción genuina, con los sentimientos interrumpidos que ahora explotan en su vitalidad original.
La explosión, así entendida, completa una Gestalt, y cierra una situación inconclusa.
Perls señala, que las explosiones básicas se reducen a las 4 emociones:
Pena o dolor, ira o rabia, alegría y orgasmo.
La persona completa, es aquella capaz de explotar en todas…
Para que la persona pueda integrarse a sí misma, tiene entonces que reconocer, que aprender, es descubrir; y escuchar es comprender; madurar es reconocer las posibilidades reales; y trabajar para lograrlas; en el proceso de maduración, la persona se confronta con la sociedad, pero la sociedad no da libertad, ni se fundamenta en razones positivas, al contrario, enajena y enferma a sus integrantes, entonces, la persona madura, o participa en esa psicosis común y colectiva, o busca sanar, y tal vez, también crucificarse.
Cuando la sociedad demanda personas adaptadas, demanda personas que desempeñen papeles que funcionen como partes de un todo.
Una persona madura, vive según sus propios referentes, es constructiva, y no puede ser predecible, porque no vive cumpliendo expectativas; una persona madura, es lo que es en ese momento, y no puede ser otra cosa, cuando una persona empieza a darse cuenta de sus propios derechos, también empieza a reconocer los de los demás.
Así las cosas, La Terapia Gestalt, es la condición que permite vivir un contacto más claro del ser humano con la naturaleza, con su entorno, y con sus semejantes.
Es reconocer, que la naturaleza siempre ofrece lo mejor de ella, y lo más importante, es admitir que cualquier persona, siempre hará lo mejor que pueda hacer.

“Jag förstår och beundrar dig”
(Te entiendo y te admiro)



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