The Cabin in The Woods

“This is all most unpleasant.
I know you can hear me.
I hope you'll listen”

Los fans del cine de terror, estamos muy mal acostumbrados.
No comparto para nada el gusto por el cine de terror actual; salvo excepciones, encuentro aburridísimo el recurso del “found footage”, no me asusto lo más mínimo, con los falsos documentales de tema satánico, y detesto con toda mi alma el “torture porn” y la serie Z, que se enorgullece de serlo, y que nos vende escoria con nuestra aparente complicidad, insultando la memoria de los viejos maestros, que hacían ARTE con $4.
Salvo honrosas excepciones, voy de nuevo, el cine de género que se consume actualmente, está plagado de “remakes” innecesarios, de “slashers” que parecen una broma en sí mismos, o de exorcismos que son terroríficos en apariencia, pero siguen siendo más de lo mismo.
Y digo que estamos mal acostumbrados, porque con este panorama, nos conformamos con lo mínimo que encontremos, y tenga un poco de calidad.
Y es que, quien disfrute del cine de terror, está mal de la cabeza, pues el objetivo es que te espantes, lo pases mal, y te dé precisamente eso:
¡Terror!
“You think you know the story”
The Cabin in The Woods es una película de terror fantástico, del año 2012, dirigida por Drew Goddard.
Protagonizada por Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Fran Kranz, Richard Jenkins, Bradley Whitford, Anna Hutchison, Jesse Williams, Amy Acker, Brian White, Tim De Zarn, Dan Shea, Tom Lenk, Jodelle Ferland, Sigourney Weaver, Heather Doerksen, entre otros.
El guión es de Joss Whedon y Drew Goddard, y fue rodada en Vancouver, Columbia Británica, Canadá.
2 técnicos, en una sofisticada planta industrial:
Richard Sitterson (Richard Jenkins) y Steve Hadley (Bradley Whitford), se están preparando para una operación desconocida, una de varias, teniendo lugar en todo el mundo.
Mientras tanto, 5 estudiantes universitarios:
Dana Polk (Kristen Connolly), Curt Vaughn (Chris Hemsworth), Jules Louden (Anna Hutchison), Marty Mikalski (Fran Kranz), y Holden McCrea (Jesse Williams), van de vacaciones, a una remota cabaña en el bosque, y sin medios de comunicación con el exterior; mientras que los técnicos los observan con cámaras ocultas.
En el sótano de la cabaña, encuentran una extraña colección de recuerdos; entre ellos, un diario, que habla de la antigua familia que ocupó la casa...
A través del diseño de la cabaña, el uso de sofisticados controles ambientales, y la liberación de drogas en el aire, que alteran el humor, los técnicos manipulan el medio ambiente, asemejándolo a un arquetipo de terror, bastante común, un punto que se hace ver varias veces en la propia película.
Estos cambios en general, reducen la inteligencia de los estudiantes, al tiempo que aumenta la libido sexual, y la falta de precaución.
Los amigos, se establecen así en la cabaña, mientras los observadores técnicos, hacen apuestas sobre, qué escenario de terror seleccionaran estos, sin darse cuenta.
Allí, no tardarán en sacar a relucir a la superficie, algo tan terrorífico, que les hará comprender que su tiempo comienza a terminarse rápidamente…
En palabras de sus creadores, será una nueva vuelta de tuerca al cine de terror.
“An army of nightmares, huh?
Let's get this party started”
The Cabin in The Woods está hecha para expertos del género de terror, y sus respectivos subgéneros, ya que abunda de referencias y guiños, mostrados casi en un escaparate.
De alguna forma, The Cabin in The Woods, es una parodia de los films de terror, pero esconde también una crítica hacia el género, dando a entender que hay patrones preestablecidos para hacer un film de terror, que deben seguirse a rajatabla.
Obviamente, esto se aplica más que nada al género “slasher”, que durante años ha sido más o menos igual, salvo excepciones, y también hay cierta critica al terror asiático y fantástico.
Desde el punto de vista intelectual, The Cabin in The Woods es una gozada, ver cómo la trama va progresando a golpe de “deus ex machina” bien insertado.
Hablamos de algo parecido a una toma de conciencia, de la asunción por parte de una película de su propia naturaleza genérica, y de la reescritura a partir de este punto, de sus propias reglas.
Efectivamente, Goddard y Whedon, recoge con suma habilidad, la tradición referida a los cánones del cine de terror o, al menos, con los cánones establecidos por cierto cine de terror, es decir:
Tenemos las víctimas:
Obviamente deben ser jóvenes y atractivas; al igual que los mejores, y más lozanos adversarios de las guerras floridas, eran reservados por los mexicas para sus fiestas en Tenochtitlán, en “las fiestas” rituales antiguas.
El intermediario con la deidad, el encargado de realizar el sacrificio:
Pongámosle el nombre que queramos:
Michael Myers, Jason Voorhees…
Su conexión con la divinidad, nosotros, como “especie humana”, insistamos en esto, le otorga implacabilidad y poderes no explicables, naturalmente, y su vida es su misión.
Y el mismo altar sagrado:
Las pirámides aztecas, el altar hebreo y, obviamente, la cabaña del bosque…
Además, el desenlace establece un mensaje sencillo, de ideología abiertamente liberal, acerca de lo conveniente que sería, perder el miedo a los cambios, aun cuando éstos amenacen con destruir nuestro rancio “status quo”
The Cabin in The Woods, trata acerca de hacer un ritual, para calmar a los antiguos dioses, varios países participan en este ritual, aunque realmente solo se necesita que un ritual sea exitoso, para salvar a “la humanidad”
Y mencionan a Japón, EEUU, España y Argentina, que hacen los rituales… pero donde todos los demás países fracasaron, el ritual de EEUU, está obligado a llevar el ritual de forma exitosa...
Culero “americanismo”…
Lo que los jóvenes no saben, es que son parte de un experimento, donde todo está controlado y monitoreado, para que respondan como deberían responder en estúpidos “slashers”, y no en la vida real, a excepción del drogo, que ve más allá de la realidad.
Todo el “staff” técnico encargado de este macabro experimento, morbosamente hace apuestas, sobre cómo reaccionarán, o quién sobrevivirá, y como en cualquier “reality show”, los chicos son simplemente productos de consumo masivo, desechables, carne de cañón.
Es interesante saber ahora, que somos nosotros quienes decidimos sobre el destino de todos, y para ello, utilizamos aquello que nos da más miedo.
Y si no lo decidimos, siempre tenemos a una corporación hijoputa que puede hacer el trabajo por nosotros.
Técnicamente, The Cabin in The Woods está muy bien filmada, y tiene buenos efectos especiales, cuando tocan, aunque no tiene el “gore” que uno esperaba de un film de este estilo, salvo sobre el final, donde se desata la locura, pero las sucesivas muertes no fueron explicitas, y esto fue un poco decepcionante para los pervertidos del subgénero.
Y es que cuando uno ya ha visto bastantes películas de terror, uno se
pregunta:
¿Porque el coche nunca enciende?
¿Porque lo tipos nunca permanecen unidos, y no trabajan en equipo para sobrevivir?
¿Por qué cuando hay una escena de sexo, siempre matan a alguien?
¿Por qué se deshacen de su arma en un momento de tranquilidad?...
Parece que los protagonistas tienen retraso mental, bueno pues The Cabin in The Woods, trata de explicar algunas de esas estupideces, de hecho, ese fue su giro argumental, pero esto lo entiendes hasta casi al final, así que hasta que ese momento llegue, te tienes que tragar muchas situaciones y argumentos que ya habías visto mil veces en otras películas similares, hasta el hartazgo.
¿Qué es lo que pretende The Cabin in The Woods?
¿Dar miedo, risa, generar intriga por una trama elaborada?
Intriga no puede dar, porque ya sabemos de qué se trata desde el comienzo, no existe ninguna sorpresa argumental, o algo que nos genere especial interés, sabemos de qué se trata desde el comienzo, y lo único que debemos esperar, es como termina, es decir, cómo los matan a todos.
¡Qué morbosidad más enfermiza!
No puede dar miedo, pues The Cabin in The Woods se inclina más que nada, hacia el humor y la parodia, pero sutil, sin irse a extremos, con alguna escena interesante por aquí y allá, por el efecto esperado, pero ya la trama en sí, impide que genere miedo.
The Cabin in The Woods, eso sí, es una crítica al abuso, antes que al uso de los elementos del cine de horror, al paso de quien se conoce todos los giros, y anticipa motivos, antes de defraudar las malacostumbradas expectativas del espectador.
Sobre la carne de cañón:
Los 5 estereotipos imprescindibles del terror del Hollywood contemporáneo, y el orden en el que son sacrificados en dichas películas, siendo opcional la muerte de la última, “The Final Girl”, están presentes acá:
Kristen Connolly es la joven inteligente y de carácter “virginal”
Chris Hemsworth, es el deportista y protector, medio bobalicón y calenturiento.
Anna Hutchison, es la zorra, calenturienta, tonta, e ingenua.
Fran Kranz, es el raro, que se cree gracioso, y bueno para la droga.
Y Jesse Williams, el tipo reconcentrado, con opción de cama, de buen cuerpo, y digámoslo todo, es “el negro”
Resultan curiosos 2 de estos 5 personajes:
El único que no cae en el juego, es el fumeta, que era inmune a la feromona de tanta hierba que llevaba encima, y no paraba de comentar lo absurdo que le parecía todo.
Hay un momento espléndido, en el que dice que “todo lo que están viviendo, se parece demasiado a una película”; siendo una ruptura de la cuarta pared en toda regla pero, en cierta manera, toda The Cabin in The Woods lo es.
Y la otra es la “Final Girl” pues ella no es virginal como se lo espera y es “inteligente”, pues eso se sugiere al ver los libros que posee.
Muy mal, la fiesta que se monta en el laboratorio, mientras en el fondo se ve en los monitores, como a la protagonista y un zombi que la está torturando...
Una alusión clara al “valeverguismo” cuando vemos noticias de sucesos, y que una vez terminado… seguimos comiendo, cenando, en nuestros asuntos…
¿Cuantos bichos tienen ahí encerrados?
Hay zombies, murciélagos, y serpientes monstruosas, fantasmas, brujas, hombres lobo, un pulpo gigante, y un árbol maligno, pasando por payasos asesinos, una niña endemoniada con traje de ballet, y hasta un maldito unicornio asesino...
¿Los unicornios son malos?
¿Desde cuándo?
Menuda colección de todos los esperpentos del cine y la literatura de terror, en su máxima y desatada expresión.
¿Al final, se suponen que los dioses destruyen La Tierra?
No me gusto:
Por un lado, se le puede reprochar, que los muchachos son unos egoístas, pues prefirieron no inmolarse, antes de salvar a “la humanidad”…
A ver, dispárate para que otros vivan…
¡Mierda!
.i.
Por otro lado, no matarse resulta mejor, pues “la humanidad” necesita un “reset” digámoslo todo.
Y que el final acabe como acaba, es una gran mentira, ya que se cumplen los requisitos de los ancestros:
Pues muere una persona loca y una virgen.
¿La escena de las niñas japonesas, matando a su fantasma?
¿No es que eran solo 5 los sacrificados?
¿Cómo opera esa organización?
¿De dónde sale?
¿Cómo se financia?
Mejor ni pregunto ante la fantasiosa tomada de pelo.
“Forgive us... and let us end it quickly”
Las gotas de sangre en los títulos de crédito iniciales, reflejan la tradicional vinculación de nuestra especie, “homo sapiens”, con los rituales de sacrificio:
Canaan, Fenicia, Mesoamérica...
Son sólo algunos ejemplos de la conexión divina que se intentaba conseguir por nuestros antepasados, gracias a la hemoglobina, salpicando los viejos altares de piedra, vanos intentos de aplacar la insaciable sed de Tezcatlipoca, el Dios del Antiguo Testamento, pero...
¿Por qué los antiguos dioses eran tan sanguinarios?
Si observamos estos hechos, desde una posición antropocéntrica, cabría preguntarse, obviamente, a quién estaban destinados realmente dichos sacrificios, es decir, si las deidades, son sólo un reflejo de unas necesidades, propiamente humanas, se deduce que es la propia humanidad, recubierta por el disfraz del mandato religioso, quien requiere para su permanencia, la ofrenda vital continuada.
Este sentimiento primario, esta fuerza motriz presente en nuestro ADN, puede haberse visto maquillada por el humanismo, o los siglos de evolución, y auto condicionamiento, pero subyace, como un volcán primigenio, en lo más profundo de nuestro código genético.
Nuestro anhelo por el martirio, debe ser satisfecho…
Lo que plantea The Cabin in The Woods, es que somos violentos y sádicos, y para canalizar esos impulsos violentos inherentes a nuestra condición humana, creamos las películas de terror.
Por eso, en The Cabin in The Woods, los tipos que trabajan en la oficina, crean el escenario, y estereotipan a los personajes, es decir, los acomodan a los arquetipos que son necesarios, a los que después atormentan con el “stock” de diferentes criaturas.
Entonces, ellos vendrían a ser, análogamente, los directores y escritores de películas de terror, que crean ese show morboso, para satisfacer al público, que en The Cabin in The Woods son “los dioses”, que no son más que una metáfora para hacer alusión a nosotros, los espectadores.
Dioses antiguos = el público que goza de las películas de terror.
Empleados de la oficina misteriosa = directores, guionistas, etc., que adaptan a las víctimas, los perfiles que requieren los dioses.
Productores = los que te llaman por el teléfono rojo, a cagarte a pedos, si el sacrificio, o sea “la película”, está funcionando mal.
Así pues, el planteo que deja entrever The Cabin in The Woods, es que si las películas de terror no existieran, nosotros canalizaríamos aún más esa violencia, dañándonos de verdad a nosotros mismos.
Es algo interesante, porque The Cabin in The Woods no pretende burlarse u homenajear, sino explicar por qué existen las películas de terror.

“Oh my god.
I'm on a reality TV show”



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