Lost Highway

“Dick Laurent is dead...”

Hay disociaciones que no formarían parte de algo patológico, y que toda persona experimenta en algún momento de su vida, como quedarse absorto en un momento determinado, soñar despierto, fantasear…
La disociación es una pérdida total o completa de la integración normal entre ciertos recuerdos del pasado, la conciencia de la propia identidad, ciertas sensaciones inmediatas, y el control de los movimientos corporales.
El Estado de Fuga, también llamado “Fuga Disociativa”, es una clase de amnesia, en la que el individuo que la padece, sufre una o más “salidas” de su personalidad de manera repentina, e inesperada, es decir, que no recuerda una parte, o la totalidad de su vida pasada, y no sabe quién es…
Ello puede dar lugar a la creación de una nueva identidad.
La Fuga Disociativa suele ser temporal, llegando a durar desde horas a semanas, meses, e incluso años.
Se debe a posibles causas, entre las que destacan:
El cumplimiento de deseos, por ejemplo, escapar del estrés, y comenzar una nueva vida.
Los sentimientos de rechazo, o de separación.
Un fuerte “shock” causado por accidentes de tráfico, abusos sexuales, acoso...
En estos casos, el estado de fuga puede proteger a la persona del suicidio, o ayudarle a escapar de situaciones dolorosas, o traumáticas.
Ajeno al problema de la pérdida de memoria, surge el riesgo de que el paciente desaparezca en busca de una nueva vida, abandonando a sus familiares, y conocidos.
Este podrá incluso, llegar a viajar al extranjero, o comenzar un nuevo oficio, con una nueva identidad.
A menudo, la persona no tiene síntomas, o simplemente se encuentra ligeramente confusa.
No obstante, si el estado de fuga llegase a su fin, volvería de repente a su estado inicial, recuperando la dolorosa sensación de la que intentaba huir.
En otras ocasiones, la persona recupera levemente la personalidad inicial durante breves periodos de tiempo, dando lugar a sucesos de polarización, si la persona recuperara totalmente la personalidad inicial, algunos de sus recuerdos quedarían bloqueados.
“I like to remember things my own way”
Lost Highway es una película de suspense, del año 1997, dirigida por David Lynch.
Protagonizada por Bill Pullman, Patricia Arquette, Balthazar Getty, Robert Blake, Natasha Gregson Wagner, Jack Nance, Richard Pryor, Gary Busey, Robert Loggia, entre otros.
El guión es de David Lynch y Barry Gifford.
El proyecto comenzó con la expresión “Lost Highway”, que David Lynch leyó en boca de uno de los personajes del libro de Barry Gifford “Night People”
A partir de esa sugerente frase, y de algunos otros pensamientos propios, Lynch planeó escribir algo con dicho autor, quien le había acompañado en otros proyectos como “Wild at Heart” (1990), o los 2 capítulos de la trilogía de episodios “Hotel Room” que Lynch dirigió para la televisión.
Lynch, incluyó en el guión, una anécdota que le sucedió realmente:
Alguien llamó al teléfono de su casa, y dijo:
“Dave, Dick Laurant está muerto”, y aunque Lynch, que nunca llegó a saber ni quién le habló, ni quién era Laurant, ha aclarado que uno de sus vecinos era un actor llamado David Landers, y que por tanto, todo puede haber sido una simple confusión; y siempre ha tratado de mantener un grado de misterio sobre esos hechos…
De este modo fue, como él dice, utilizando una idea inicial, para atrapar más ideas, y construir un film que, como suele suceder en su caso, y en el de pocos más, no parte de una trama convencional, sino de impresiones y sensaciones, una frase y una canción de las que el director se enamora, y deja que le hablen para saber qué camino seguir a partir de entonces, y a las que tampoco duda en dejar fuera en la sala de montaje, si entorpecen su camino o, simplemente, no funcionan como deberían.
Lost Highway es un “thriller” psicológico, que cuenta con elementos de cine negro, de cine policíaco, y surrealistas, es un filme sombrío y aterrador.
Un perturbador viaje a ese lugar de la mente, en el que la verdad se vuelve incierta, y la fantasía se torna real, y en el que las fronteras entre una y otra, prácticamente se difuminan.
Fred Madison (Bill Pullman), es un músico de jazz, que vive con su esposa Renee Madison/Alice Wakefield (Patricia Arquette), y recibe unas misteriosas cintas de vídeo, en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia casa…
Poco después, durante una fiesta, un “misterioso hombre” (Robert Blake), le dice que está precisamente en su casa en ese instante…
Las sospechas de que algo raro está pasando, se tornan terroríficas, cuando ve la siguiente cinta de video...
Lost Highway, podría considerarse como un ensayo sobre la dualidad, quien somos, y quien nos hubiera gustado ser.
¿Si fuéramos esa otra persona, cometeríamos los mismos errores?
¿Si nos dieran una segunda oportunidad, volveríamos a tropezar en la misma piedra?
Al protagonista le dan una segunda oportunidad, o quizás sólo sea un sueño, como una persona más joven, y sin culpa, Pete Dayton (Balthazar Getty)
Poco a poco Fred/Pete, se irá dando cuenta que está repitiendo los mismos errores del pasado, intentará huir de su destino, y se verá envuelto en una espiral sin salida, una carretera perdida…
Las 2 vidas paralelas, se fundirán en una pesadilla de la que quizás nunca consiga salir.
Así es Lost Highway, una obra maestra en el interior de una mente desquiciada, una mente que recuerda las cosas a su modo, no necesariamente como sucedieron.
Si consigue meterse en Lost Highway, llegara a tener miedo de que pueda aparecer alguien dentro de su casa.
“We've met before, haven't we”
Lost Highway, forma parte de otra de las obras de David Lynch, que fue catalogada como película de culto.
Aquí, nuevamente su creador pone sobre la mesa, todo aquello que pertenece a su particular abanico de recursos, a la hora de rodar una proyección.
Y así hipnotiza, mientras genera esa sensación de extrañeza, que muchos espectadores no saben ubicar dentro de la grilla que se corresponde con lo que les gusta, o disgusta.
Es que cuando se habla de Lynch, todo se presta a la diversificación de opiniones:
A algunos les fascina, y lo veneran; determinadas personas, aborrecen su trabajo, por no encontrarle sentido; a otros los atrapa, aunque no intenten buscarle significado a lo que ven, simplemente dejándose llevar por el excéntrico magnetismo que refleja la combinación entre imágenes, música, y una atmósfera siniestra, casi tétrica.
“En la época que estaba escribiendo el guión de Lost Highway con Barry Gifford, andaba algo obsesionado con el juicio a O.J. Simpson.
Aunque Barry y yo nunca hablamos en estos términos de la película, creo que está relacionada con aquel juicio.
Lo que me sorprendió de O.J. Simpson, fue que fuera capaz de sonreír y reírse.
Aparentemente, era capaz de jugar al golf, sin que nada de lo ocurrido le planteara el menor problema.
Yo me preguntaba, cómo era posible que pudiera seguir con su vida, después de lo que había hecho.
Y descubrimos un término fantástico, que se emplea en psicología:
“Fuga psicogénica”, referido al modo en que la mente se engaña a sí misma, para escapar del horror.
Eso es de lo que, en cierto modo, trata Lost Highway.
Y también del hecho de que nada puede esconderse eternamente”, digo Lynch.
Aquí tenemos el típico héroe gris, de clase media alta, casado con Patricia Arquette, quien se encuentra aterrorizado por el enigma de su mujer, que no responde a sus avances.
Cuando tienen sexo, él fracasa miserablemente, y lo único que obtiene de ella, es una palmada en la espalda, un gesto de humillación absoluta...
Luego de asesinarla, en un acceso de frustración, el héroe ingresa a su espacio fantasmagórico, en donde se reinventa no sólo a sí mismo, sino, además, a todo su entorno, y lo traslada al universo típico de un “film noir”
La esposa del héroe, morena, se vuelve rubia.
Aquí, en el espacio fantasmagórico, ella alaba al héroe, su potencia sexual, etc.
De manera que parece que el sueño, es la realización de lo que buscaba.
En la realidad, el obstáculo era inherente:
La relación sexual, sencillamente no funcionaba.
En el espacio fantasmagórico, el obstáculo está situado fuera de la relación:
Mr. Eddy/Dick Laurent (Robert Loggia), el amo de Patricia Arquette, en el espacio fantasmagórico, se convierte en el obstáculo de la relación sexual.
Los momentos más extraños, ocurren cuando el espacio fantasmagórico se desintegra, pero aún no hemos vuelto a la realidad.
Este espacio intermedio, que no corresponde ni al espacio de la realidad, ni al espacio fantasmagórico.
Es un espacio gobernado por una violenta dispersión, por una confusión ontológica.
Este es el momento más subversivo, aquí se expresa el verdadero horror de estos films.
Hacia el final de este episodio fantaseado, cuando vemos el acto sexual, entonces también, la mujer elude al héroe.
Le susurra:
“Nunca me tendrás”
Y en ese punto traumático, somos arrojados nuevamente a la realidad, y el héroe se encuentra en el mismo callejón sin salida... y se deja un mensaje a sí mismo, en el portero eléctrico, afirmando que “Dick Laurent ha muerto”, recado que recibió a los primeros minutos del metraje.
Y emprende fuga, perseguido por los policías.
Transita por la carretera que da inicio a la proyección, enloqueciendo al razonar de una buena vez, acerca del acto que cometió.
El peso de la culpa es tan grande, que sólo las descargas de una silla eléctrica, pueden poner fin a la mutación de realidades, y personalidades con las que se trata de aliviar.
Aquello de lo que Lost Highway trata realmente, no es el héroe sino, por supuesto, el enigma del deseo femenino.
Las 2 historias que se suceden en el tiempo de la obra, no necesariamente el tiempo “real”, la de Fred y la de Pete, son prácticamente especulares.
Lynch emplea elementos, objetos, y situaciones, pero sobre todo, de tipo musical, que se repiten en las 2 historias, indicándonos que en el fondo, dejando aparte cuál de ellas pertenece a la “realidad narrativa”, y cual a la “realidad fantasmagórica”, ambas son la misma historia, pero contadas de distinta manera.
La diferencia entre ambas, radica en el personaje guía, de cada uno de los relatos:
“Mystery Man” para Fred, y “Mr. Eddy” para Pete.
Mystery Man, como le demuestra a Fred en la fiesta, es ubicuo, prácticamente omnisciente, capaz por tanto, de irrumpir en la historia de Pete.
Aquí, la fuga psicogénica, puede ser un concepto anotado a posteriori, aunque tenido en cuenta desde el principio.
El término psiquiátrico, justifica el tránsito de Fred a Pete, y tranquiliza a los espectadores, que buscan por todas partes, coherencia narrativa.
Y aunque toda explicación busca en el fondo la coherencia que impida que nuestra mente sea absorbida por un agujero negro, no creo que la noción de “fuga psicogénica” desmienta la descabellada teoría, sobre la lucha de narradores.
Y aun así, a pesar de que parece que algunos espectadores pueden quedarse tranquilos con la teoría de la fuga psicogénica, tal vez no se den cuenta que la frase que cierra el texto, añade un nuevo, e inquietante horizonte:
Lost Highway  trata también, del hecho de que nada puede esconderse eternamente, pues siempre hay un narrador y, finalmente, es descubierto.
Es decir, Lost Highway está dentro de la cabeza del protagonista, y él hace con ella lo que quiere, pero el resultado final, siempre será el mismo, el que está fuera de su cabeza, es decir, la pura verdad, por mucha que se quiera esconder en el subconsciente, siempre te delatará.
Lynch, tiene una idea, seguramente tan simple, como para que le cupiera en un corto de 20 minutos; pero como él es Lynch, decide apostar alto.
Va a hacer un film a partir de esa idea, y unos cuantos delirios onanistas.
Descoloca la cronología real del personaje, y sus actos, deforma la realidad, y recurre a sus muchas constantes ya conocidas:
El voyerismo, el adulterio, los hoteles, la represión, e insatisfacción sexual; el desdoblamiento de personalidad, la reificación de la conciencia, la culpa, y el remordimiento, y como no podía faltar, introduce la recurrente esquizofrenia, y sus alucinaciones, de las que no sólo es partícipe el protagonista de la historia, sino que las acabamos sufriendo nosotros mismos.
En el “Universo Lynch”, el surrealismo tiene una importancia notable, y Lost Highway no es la excepción a la regla.
Los pasajes oníricos, y los virajes rotundos e inusitados, no sólo tienen la función de desorientar e infundir aires enigmáticos, sino también, de optar por un relato mucho más ambiguo, y menos convencional que lo que otorgan un gran porcentaje de historias, caracterizadas por un orden cronológico lineal.
Por no ser de fácil lectura, muchos se jactan de que el director, entonces hace trampa, porque distorsiona los acontecimientos, a escalas ininteligibles.
El problema radica no en el arduo y minucioso trabajo mental al que debe someterse el observador, para descifrar lo que en verdad sucede, una vez finalizada la cinta, sino en lo que concierne al embrollo de dejar unos cuantos cabos sueltos, y nudos que no sabe, o sabrá si los podrá desliar.
Hay detalles que confirman momentos de ensoñación en Lost Highway, como:
Cortinas rojas, exactamente iguales a las de “Twin Peaks”, que emanan en la casa, colgadas de la nada; el barrio en el que Fred imagina que vive, sin ningún vecino alrededor, sin ruidos, ni coches, la cárcel a la que supone que irá a parar, sin más presos que él mismo…
La Renee que se nos muestra como real, no es más que una copia de la que aparecería en la cinta de video, o en el sueño que tiene Fred:
“Se parecía a ti, pero no eras tú”
Lo que se cuenta en Lost Highway, admite varias interpretaciones:
Lynch, va dejando pistas falsas a lo largo del metraje, y jamás explica, ni siquiera a los actores, el sentido de ésta.
En primera instancia, en la 2ª parte, podemos interpretarla como una repetición subconsciente, o imaginaria que sucede en la cabeza de Fred, aunque no tenemos ninguna certeza de que una de ellas suceda primero, temporalmente.
¿Y si la trama principal, no es el asesinato de Renee?
¿Y si el asesinato en primer grado, es por el personaje de Robert Loggia?
En la cárcel, tras hablar con Fred, el guarda dice:
“Ese asesino mata esposas, esta jodido”
Pero:
¿Quién te dice que no se refiera a otro?
Quizás sea una trampa, para hacerte pensar lo que no es.
Después de todo, Fred, después de hacer el amor de forma frustrada con Renee, le cuenta a su mujer un sueño, en el que ella lo llama, y él acude, por las imágenes, a matarla, pero él dice que no era ella a quien había visto…
A continuación, despierta, y no sabes qué es real, y qué no.
¿Y si en realidad, a quien mata, y por lo que se le acusa a Fred, es por matar al personaje de Robert Loggia, y el asesinato de su mujer, ha sido un sueño?
¿O quizás, obra de Pete, quien aturdido, ha encontrado a Renee, extrañamente igual a Alice, y la ha matado para acabar con todo?
Lo de Pete, sería algo imposible, pero quizá nos ayude el hecho de aquella noche que Pete hizo algo horrible, cuando iba con un señor que sus padres no conocían, y estos juraron no decir nada…
Claro, pero es que, en ese punto, todavía no conocía a Alice…
Quizás tenga relación con su pasado…
Aparentemente, Pete y Fred, tienen algo en común:
Se les atribuye una carretera perdida.
Quizás eso nos ayude a pensar, que ambos asesinaron a los personajes de Patricia Arquette.
O que Fred es detenido, juzgado, condenado a muerte… y ejecutado, muerto a mitad del metraje y todo se de en un limbo espaciotemporal.
Lost Highway, no es más que la reconstrucción de los últimos procesos mentales de Fred, electrocución incluida, que reelabora una y otra vez, y “a su manera”, todo lo sucedido:
El primer tercio del metraje, es una fantasía, en la que Fred se recrea en lo que le hubiera gustado que hubiese sido la realidad, y que se prolonga hasta que su subconsciente, en forma de cinta de video, y del siniestro Robert Blake, que representa la más parte oscura de sí mismo, se revela, y le hace despertar.
El resto, no es más que una crónica bastante veraz, pero idealizada, de lo que pasó, en la que Fred se ve a sí mismo como un muchacho guapo e ingenuo, Renee reaparece todavía más putona y retorcida que en la realidad, y Laurent, convertido en un gánster de película de serie B.
Todo terminó a mitad del filme, es lo que parece ser más seguro:
Los teléfonos sonando, son en realidad, el sonido de los pulsadores de las puertas de la cárcel.
Se oye ladrar al perro del guardia, en la paranoia, es el perro del vecino.
Se oye cómo se abren/cierran las puertas del corredor de la muerte, él las oye como truenos.
Se ven relámpagos varias veces, que en realidad son las descargas eléctricas.
En la cárcel, le duele constantemente la cabeza, y es porque lo están friendo…
Se ve también en las heridas que le aparecen en la frente, que son quemaduras.
Más adelante, convertido ya en el chico mecánico, ve cómo mueren unas mariposas, al acercarse a una bombilla encendida.
Le da tal desasosiego, que tiene que marcharse de la habitación.
La escena final, de la huida por la carretera, es él mismo sentado en la silla eléctrica…
Se achicharra literalmente, se ve el humo, relámpagos, la cara quemándose, etc.
Lost Highway es quizás, el más erótico del director, junto a “Mulholland Drive” (2001)
De los actores, me ha sorprendido mucho un Bill Pullman, lejos de sus habituales registros, y aquí luce enigmático, con su mirada.
Una impresionante y cautivadora Patricia Arquette, construye 2 personajes.
Su interpretación, está basada en las clásicas “Femme Fatale” del cine negro, en las que se ve algo que esconde, una fuerza sobre los hombres, un poder de manipulación…
Y es así como la pelinegra Renee, se transforma en la rubia ardiente Alice, una mujer sensual, que maneja las cosas a su manera, a pesar de parecer víctima.
Alice, es la verdadera “mujer fatal”, por la cual los personajes hacen cualquier cosa, desde el enamoradizo Pete, hasta el jefe criminal, Eddie.
Alice, es la que mueve la acción, seduce a Pete, para obligarlo a hacer lo que ella quiere.
Y en cuanto al “hombre misterioso”… es la voz de su conciencia de Fred/Pete.
Le da órdenes al oído, le facilita el arma, le habla desde dentro…
Podría tratarse de ese “Pepito Grillo” pero tétrico.
Y es que la verdad siempre acaba por asomarse, ya sea a través de cintas de vídeo, que actúan a modo de conciencia, y que nos recuerdan lo que realmente pasó, o como consecuencia de complejos nunca asumidos, que reaparecen en su forma más cruda, destrozando así ese mundo idealizado, que se había creado precisamente para olvidarlos.
El “hombre misterioso”, puede ser la representación del diablo o, mejor dicho, del pecado capital, la mala conciencia, la envidia, la ira, etc.
De ahí que aparezca siempre próximo al protagonista, en las escenas más malvadas; simbología que apoya la teoría:
La cabaña prendida/infierno...
Lost Highway/al infierno, pues acaba allí, en la cabaña, con el “hombre misterioso” dentro.
Es un diablo polimórfico, y con gran dosis de tributo a Nosferatu.
La transfiguración del protagonista, bien puede ser un truco de este satán, para mortificarle...
Y queda la duda:
¿Qué le dice este tipo a Fred al oído?
En lo técnico, Lost Highway cuenta con una extraordinaria fotografía, a cargo de Peter Deming, en la que predominan los tonos rojizos y amarillentos.
El cine negro, es uno de los referentes indudables de Lost Highway, así como numerosos films de dicho género, son homenajeados, como es el caso de “Detour” (1945), “Kiss Me Deadly” (1955), inclusive la obra de Alfred Hitchcock:
“Vertigo” (1958)
Lost Highway, entonces se puede ver como un viaje psicológico de su personaje principal, uno que es circular, pues termina donde empieza, con pistas recibidas del mismo personaje.
Pero el personaje, termina tratando de escapar por una carretera sin fin…
La velocidad es significativa, como lo indican los créditos iniciales, una experiencia del manejo, y de perder el control.
Se le puede reprochar a Lost Highway, ser un tanto difícil, pero es perfectamente entendible a la primera, y además, gana con cada revisión, y un añadido es que cada espectador, puede entenderlo de formas distintas, quizás para aquellos que lo quieren todo masticado sea complejo, pero aun así, no negarán el poder hipnótico de sus imágenes, y es que esta maravilla, es uno de los mejores films de los 90, una película rara, diferente, pero absolutamente genial, pensada, y dirigida directamente a lo más recóndito de nuestra mente.
Escenas:
Los impactantes títulos de crédito iniciales, con esos faros alumbrando la carretera a toda velocidad, sin rumbo aparente, mientras David Bowie canta “I’m deranged” o “Estoy transtornado”
Toda una metáfora de nuestras vidas, y de la de Fred, intentamos ver lo que nos depara el destino, pero sólo alcanzamos a iluminar brevemente el camino ante nosotros.
La oscura carretera que advertimos durante los créditos iniciales, simboliza la fuga mental/psicogénica, que no física, que experimentará el protagonista para escapar de una realidad terrible, marcada por los celos, la infidelidad, y el asesinato.
Como curiosidades, en una entrevista, Lynch declaró que Lost Highway y “Twin Peaks” se desarrollan en el mismo mundo, es por ello que se puede ver que el personaje del “hombre misterioso” tiene interferencia con la electricidad, como lo hace el Bob de la mítica serie.
La participación de Robert Loggia, fue materializada tras el deseo del actor, de trabajar con Lynch, después de que en la audición para el personaje de Frank Booth, en “Blue Velvet” (1986), saliera furioso, al conocer que Dennis Hopper, ya había sido seleccionado, y que es precisamente lo que Lynch le pidió que recreara, esa furia propia del personaje de Mr. Eddie.
El número telefónico de Fred, termina en 666…
Y este fue el último filme de Jack Nance, el gran actor y colaborador habitual del cine de Lynch, desde que creara el personaje para “Eraserhead” (1977), de hecho, fue su actor fetiche en muchas de sus películas.
Otra curiosidad, fue que Lost Highway, es una de las primeras películas, en las que aparatos cotidianos, como los porteros automáticos, los teléfonos, y las cámaras de video, nos asustan y desconciertan.
Más que servir para comunicarnos, nos aíslan, y aterrorizan.
Las influencias que ha generado al respecto, van desde una ópera llamada “Lost Highway” (2003), compuesta por la australiana, Olga Neuwirth, con libreto del ganador del Premio Nobel de 2004, Elfriede Jelinek; o el film “Caché” (2005) de Michael Haneke.
En Lost Highway, también hay una lectura/denuncia de la pornografía, y la impunidad como actúan los mafiosos de esa industria, en la sociedad de EEUU.
Lo más interesante de Lost Highway, es la capacidad de algunas personas para continuar su vida, después de una acción moralmente deplorable.
La fuga psicogénica, es aquí entonces, una excusa.
Para eso sirve la psicología, ¿no?, para librarnos de nuestras culpas...
Uno de los aspectos más destacables, y de toda la obra de Lynch, es el empleo de la música.
Para Lost Highway, Lynch contó, además de con su habitual compositor, Angelo Badalamenti, con Trent Reznor, o lo que es lo mismo, con Nine Inch Nails, con objeto de crear los ruidos ambientales que coronan la banda sonora, y en cuyo diseño, Lynch estuvo muy implicado.
La inclusión de Rammstein, también tiene su miga, Rammstein envío a David Lynch, el disco “Herzeleid”, para que él les dirigiera el videoclip de la canción “Rammstein”, pero David dijo que no tenía tiempo, no obstante, tiempo más tarde, les pregunto si podía usar su canción en Lost Highway, y estos respondieron que sí.
La banda sonora, también incluye canciones como “Eye” de Smashing Pumpkins; “Insensatez” de Antonio Carlos Jobim; una que Lynch llevaba años queriendo utilizar:
“Song for the Siren” de This Mortal Coil; y una versión de Doc Pomus, a cargo de Lou Reed, “This Magic Moment”, que Gifford le descubrió al director.
Y, por supuesto, está Marilyn Manson, un personaje estrambótico, cuya colaboración con Lynch, no se limita a lo musical, son varias canciones para la banda sonora, ya que también aparece como actor, en una de las grabaciones finales de Lost Highway, junto a uno de los de su banda, Twiggy Ramírez.
Incluso, Manson ya tenía avanzada una colaboración con Lynch, para la serie “Mulholland Drive”, que al final quedó en nada, al suspenderse un proyecto que, como es sabido, se convirtió finalmente en una película.
“You'll never have me”
Surrealismo…
Sueños…
Esa es la clave.
Lynch juega siempre con los sueños.
En los sueños se debaten problemas internos, pero esos mismos problemas se representan en una realidad distorsionada.
Así las cosas, Lost Highway es un oscurísimo “cuento de hadas”
O más bien, un “cuento de brujas”, un “cuento de demonios”, que vigilan desde el rincón más oscuro de la mente.
Es un compendio de sordidez, de deseo frustrado, de personajes grotescos, que te saludan desde el fondo del abismo.
Es un sonajero que hace gritar de incertidumbre, a esa parte de nosotros que trata de manera automática, como un mecanismo de supervivencia, de encontrar ese felizmente incuestionable sentido que, para nuestra tranquilidad, debe estar presente en todas las cosas.
En este caso, quizás no lo consigamos…

“There is no such thing as a bad coincidence”



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