The Salt Of The Earth

“Nous sommes un terrible animal, nous, les humains”
(Somos un animal terrible, nosotros los humanos)

Si se analiza el origen etimológico de la palabra “fotografía” o “fotógrafo”, nos sale un significado poético:
“Escritura de la luz”, “pintor de la luz”…
El término “fotografía”, viene del griego clásico “phos”, es decir, “luz”, y “grafos”, es decir, “escritura” por tanto el término “fotógrafo”, es aquella persona, cuya actividad artística, u ocupación, consiste en tomar fotografías mediante el uso de una cámara, o de otro dispositivo, capaz de almacenar una réplica bidimensional de la realidad.
Sebastião Salgado, es un fotógrafo brasileño, nacido el 8 de febrero de 19441, en Aimorés, Minas Gerais.
Su perfil humanista, le emparenta con otros ilustres fotógrafos, como:
Robert Capa, o Henri Cartier Bresson, tipos que aprendieron a mirar el mundo con ojos nuevos.
Salgado trabajó en la administración de La Organización Internacional del Café (OIC), hasta 1973, cuando decide dedicarse a la fotografía, terreno al que llega relativamente tarde, y de modo autodidacta.
En su carrera como fotógrafo, comenzó trabajando para la agencia Gamma, con sede en París, para luego, en 1979, unirse a Magnum Photos.
En 1994, dejó Magnum, para formar su propia agencia, Amazonas Images, en París, y representar así su obra.
Salgado pertenece a la tradición de la fotografía sociodocumental; la cual consiste en imágenes tomadas con propósitos sociales.
Con la fotografía documental, se pretende registrar, e informar, acerca de las formas, y las condiciones de vida.
Se registran los acontecimientos en cuanto afectan la vida, y sus condiciones.
Destaca en su obra, la documentación del trabajo de personas en países menos desarrollados, o en situación de pobreza.
En la introducción a su obra “Êxodos” (2000) dice:
“Más que nunca, siento que solo hay una raza humana.
Más allá de las diferencias de color, de lenguaje, de cultura, y posibilidades, los sentimientos y reacciones de cada individuo, son idénticos”
Salgado trabaja en proyectos propios de larga duración, algunos de los cuales, han sido publicados en libros como “Outras Américas” (1999)
Sus fotografías más conocidas, podrían ser las realizadas en las minas de oro de Serra Pelada, en Brasil.
Toda su obra, suele ser fotografiada en blanco y negro, con cámaras Leica.
Cabe destacar que por su trabajo, en el año 1989, recibió El Premio Internacional de La Fundación Hasselblad; en junio de 2007, tras recibir El Premio Príncipe de Asturias de Las Artes, hubo una gran exposición antológica sobre su trabajo, en El Festival Internacional de PHotoEspaña, en Madrid, donde ganó El Premio del Público.
Sus obras más destacadas son:
“Trabalhadores” (1996), “Terra” (1997), “Serra Pelada” (1999), “Outras Américas” (1999), “Retratos de Crianças do Êxodo” (2000), “Êxodos” (2000), “O Fim do Pólio” (2003), “Um Incerto Estado de Graça” (2004), “O Berço da Desigualdade” (2005), “África” (2007), “Gênesis” (2013), entre otros.
Su obra está siendo revisitada, tomando altos vuelos.
“Descreve o mundo com luzes e sombras”
(Describe el mundo con luces y sombras)
The Salt Of The Earth es un documental de 2014, dirigido por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.
Protagonizado por Sebastião Salgado, Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado, Hugo Barbier, Jacques Barthélémy, Lélia Wanick Salgado, entre otros.
El guión es de Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado, y David Rosier; sobre la vida y trayectoria profesional del fotógrafo brasileño, Sebastião Salgado; brasileño de nacimiento, y francés de adopción, es uno de los fotógrafos más reconocidos de la fotografía social, y fotoperiodismo.
Economista de profesión, y filántropo de corazón, abandonó su trabajo para recorrer el mundo con la cámara al cuello, en 1973.
Durante 40 años, ha viajado por los 4 continentes, para denunciar con su objetivo, la dura vida de los más pobres, los exiliados, y las devastadoras consecuencias de los conflictos bélicos.
Su hijo Juliano, quien le acompañó en sus últimas travesías, y Wim Wenders, también fotógrafo, comparten con nosotros, su mirada acerca de su vida, y su obra.
El documental, fue estrenado en El Festival Internacional de Cine de Cannes, en donde compitió en la categoría “Un certain regard”, y ganó El Premio Especial; también, estuvo nominado al Oscar al mejor documental largo.
Así pues, desde hace 40 años, el fotógrafo, Sebastião Salgado, recorre los continentes, captando la mutación de la humanidad.
Siendo testigo de grandes acontecimientos que han marcado nuestra historia reciente:
Conflictos internacionales, hambruna, éxodos, etc., ahora emprende camino hacia territorios vírgenes, con grandiosos paisajes, descubriendo una fauna y una flora silvestres, en el marco de un proyecto fotográfico gigantesco, tributo a la belleza del planeta.
El documental, nos lleva precisamente por una pendiente descendente, en el trabajo del fotógrafo, en el que cada vez se enfrenta a situaciones que muestran la violencia, y la crueldad que parece innatas a la especie humana, y que causan un pesimismo vital, casi inevitable.
El tramo final, con una orientación que marca la opción por el ecologismo del fotógrafo, busca dar una visión final más optimista, basada en los trabajos de recuperación de la mencionada “pluvisilva”, y en el último trabajo del fotógrafo.
Es imposible, no sentir emociones, viendo la galería de fotografías de Sebastião Salgado, y por eso este documental, tiene la partida ganada desde un principio con el espectador, aunque cinematográficamente hablando, aporte bastante poco.
Pero hay más…
The Salt Of The Earth, reflexiona entorno a la vejez del propio artista, y diserta sobre la dicotomía momento/tiempo.
Una fotografía, puede congelar un momento, capturar esa pizarra que permanecerá para siempre garabateada, mientras los alumnos del aula, permanecerán asesinados en el suelo.
Pero también puede condensar un flujo temporal, capturando el movimiento perpetuo de lo que una vez fue, y hoy ha mutado.
Al mismo tiempo, The Salt Of The Earth se adentra en un terreno más íntimo:
El del fotógrafo y sus anhelos, frustraciones, y filosofías vitales.
Cómo el documentar la barbarie, termina llevando al desencanto, al colapso de la fe en la raza humana, y cómo este pesimismo, puede tornarse a su vez en esperanza, con un nuevo proyecto de vida:
La reforestación de una zona boscosa, maltratada en Brasil.
Y del mismo modo, explora un terreno familiar, ahondando en la compenetración con una esposa Lélia, que es ante todo, cómplice, de un padre que inevitablemente va despegándose de este mundo, y de un hijo, Juliano Ribeiro, que un día decidió conocer a la persona que se escondía de verdad, detrás de su padre, y se marchó por primera vez a recorrer medio mundo con el fotógrafo, y aventurero.
The Salt Of The Earth no se trata de una colección de fascinantes imágenes...
Es una reflexión de las desigualdades, y los interrogantes que se plantea este retratista de la realidad.
Por supuesto, también gustará a los aficionados a la historia contemporánea, puesto que Salgado ha sido testigo de algunos hechos importante de la misma.
¡La rabia y la esperanza se funden y, eso sí, no saldrás como entraste!
The Salt Of The Earth es, en fin, una película impactante en lo visual, de una tremenda fuerza plástica, pareja a las fotografías de Salgado, la mayor parte del metraje, es en blanco y negro, acorde con su filosofía estética, y que además, logra zarandear en lo espiritual, hablándonos a nosotros mismos, a través de una tercera persona.
Un homenaje a un artista único, y una reivindicación del poder social de la imagen, pero también, un profundo ejercicio de autoconocimiento, y un juego de desnudado de la ética, y la responsabilidad del ser humano ante su mundo, y sus congéneres.
The Salt Of The Earth tiene mucho de Vía Crucis... pero muchísimo más de camino a la redención.
“Não trabalho com a miséria, mas com as pessoas mais pobres.
Elas são muito ricas em dignidade e buscam, de forma criativa, uma vida melhor.
Quero com isso provocar um debate.
A nossa sociedade é muito mentirosa.
Ela prega como sendo única a verdade de um pequeno grupo que detém o poder”
(No trabajo con la miseria, sino con las personas más pobres.
Son muy ricos en dignidad y, buscan creativamente, una vida mejor.
Quiero con eso causar un debate.
Nuestra sociedad es muy mentirosa.
Predica la verdad, ya que sólo un pequeño grupo detenta el poder)
Wim Wenders, interesado en la figura del fotógrafo Sebastião Salgado, ha querido acercarnos su trabajo, en colaboración con Juliano Ribero, hijo de Salgado, mediante la narración de algunas de las historias que existen detrás de sus fotografías.
El documental The Salt Of The Earth, propone una experiencia que se disfruta mucho, al poder ver en pantalla grande, algunas de las mejores capturas del reconocido fotógrafo; en un recorrido por los proyectos que ha realizado a lo largo de su carrera, que le han llevado a recorrer gran parte del planeta.
El documental, por tanto, une “3 pinceles”:
El del propio pintor de la luz, Sebastião Salgado:
Su trabajo artístico, está plenamente unido a su formación como economista, y su visión crítica del mundo; de denuncia continua.
Su cámara es el ojo que todo lo ve.
El que refleja un mundo injusto, un reparto injusto, los movimientos migratorios crueles, los trabajos que siguen perpetuando la esclavitud, la violencia del ser humano contra el ser humano, con masacres tan recientes en Ruanda, o en la guerra de Los Balcanes…
El fotógrafo, se fija en “la sal de la tierra”, curiosamente, el título también de la mítica película de Herbert J. Biberman, que refleja un movimiento que bien hubiese fotografiado Salgado:
Una huelga de unos mineros de Nuevo México, los seres humanos.
Imprescindible, cada frase articulada por Sebastião Salgado, quien además, se descubre como un excelente orador.
Segundo, el elemento externo, que trata de comprender la esencia de su fotografía, el por qué se emociona ante una imagen suya, el director, y documentalista alemán, Wim Wenders, y el que trata de conocer, y descubrir al artista, a través de otras caras distintas:
Primero a través de la ausencia, y su breve presencia; y después al hijo, como ayudante de su padre, y el que mejor conoce cómo trabaja, lo que también sirvió en gran medida, para compensar las largas ausencias del padre durante su infancia.
Y por último, su hijo Juliano Ribeiro Salgado, lleva los últimos años siguiendo a su padre, y grabándolo, mostrando una especie de “making of” cinematográfico.
Lo mismo cabe decir de su mujer, Lélia Wanick Salgado, que ha trabajado con él, sin moverse de casa, y educando a 2 hijos, para posteriormente embarcarse en un innovador, y generoso proyecto de reforestación de la tierra de sus suegros, para reconvertir un bosque, que además, pueda ser usado por la comunidad.
La dualidad entre lo más aterrador de la humanidad, y la esperanza del renacimiento, pasando por una gama muy amplia de elementos, conceptos, y pluralidad de imágenes, permite tener un encuentro personal, muy íntimo, entre Salgado y Wenders, y cada persona que la disfruta.
El documental, es a la vez, una brillante y durísima reflexión sobre el dolor, y las guerras del ser humano, durante los últimos 40 años, que busca apelar a la sensibilidad del espectador, con el espectacular trabajo del fotógrafo.
También, es una contrastada radiografía en su mayoría, en blanco y negro, de las virtudes de los colectivos humanos que viven al margen de la sociedad; y el peligro que creamos, aquellos que vivimos bajo las reglas del mundo “civilizado”
Y por otro lado, una meditación metalingüística de la persona detrás de la cámara, y de su capacidad para transmitir una idea, enfrente de otras, simplemente por el tipo de plano, o la angulación de éste.
De hecho, antes de pasar revista cronológica, durante esos 40 años, de cada gran proyecto del fotógrafo, Wim Wenders comienza su documental The Salt Of The Earth, con la primera fotografía del artista, que integró a su colección privada, explicando la fascinación que su obra le había causado desde su primer contacto con ella.
Si bien, la presentación ordenada en el tiempo, es la opción clásica en un documental, el método estético de mostrarla en pantalla, resulta hipnótico.
Las fotografías, imágenes fijas en la gran pantalla, frente el artista en la oscuridad que, a través de sus narraciones, crea el “simbólico” movimiento del otro arte, el cinematográfico, como las vistas en movimiento…
Y, de vez en cuando, momentos extraordinarios, elegidos con sabia inspiración, la iluminación resalta el rostro de Salgado, mezclado en la gran pantalla, casi en fusión, con sus obras, convirtiéndose así, en un verdadero protagonista de cine, que nos narra sus peripecias por el vasto, y maravilloso mundo.
Salgado, en sus conversaciones con Wenders, nos va explicando los detalles que rodearon la realización de sus fotografías, de modo que al ilustrarnos sobre ellas, y las circunstancias que rodeaban al momento de hacerlas, hace que las entendamos de otra manera, que las contemplemos con los ojos con los que él las captó en ese momento, dándoles de este modo, una dimensión distinta, que si simplemente las viéramos en un libro.
Se inicia así The Salt Of The Earth, con imágenes de pesadilla, tomadas por Salgado, de 50,000 hombres que trabajan en la mina masiva, Serra Pelada, en Brasil.
Pronto, se nos presenta al increíble, Sebastião Salgado, quien comenzó su carrera como economista, y dejó su Brasil natal, junto con su esposa, Lélia, como consecuencia de la inestabilidad política, en 1969.
La pareja, se trasladó a Francia, donde Juliano, codirector de The Salt Of The Earth, nació.
La familia, experimentó gran angustia, cuando un segundo hijo nació con síndrome de Down.
Después de tomar fotos de la familia, Salgado se enamoró de la fotografía, y abandonó su carrera segura como economista.
Luego, pasó años viajando a todos los rincones del mundo, a menudo, lejos de su familia.
El primer proyecto de Salgado fue “Outras Américas”, entre 1977 y 1984, lo que lo llevó a varios países de América del Sur, incluyendo México.
Él se enamoró de la gente de allí, y fue golpeado por sus hábitos distintivos, como en una ciudad, todo el mundo tocaba un instrumento musical; y en otra, todos eran corredores de larga distancia…
Las fotografías de Salgado, tomaron gradualmente, una calidad “de pesadilla”, cuando fue a Etiopía, para cubrir el hambre allí vivido.
Las palabras no pueden describir “la trágica belleza” de las fotos de Salgado, muchas se centraron en los muertos y moribundos, en esa parte del mundo.
De hecho, allí, Salgado fue casi asesinado, cuando 2 helicópteros aparecieron de la nada, y comenzaron a disparar con ametralladoras, sobre él y las víctimas de la hambruna.
Del mismo modo que el viaje terrible, de los involucrados en Ruanda y el Congo, en la década de 1990.
Él narra El Genocidio en Ruanda, donde miles de tutsis, fueron asesinados por milicianos hutus.
Después de que los tutsis recuperaron el control de Ruanda, miles de refugiados hutus, huyeron al Congo.
Salgado, se enteró de 250,000 de estas pobres almas que huyeron a la selva, era el único lugar donde podían ir, sin ser asesinados.
Cuando Salgado llegó al Congo, únicamente 40,000 habían sobrevivido a la caminata en el bosque, y después, Salgado se fue...
El destino de los supervivientes restantes, se desconoce hasta hoy.
Salgado comunicó su sorpresa, cuando se encontró con el genocidio en la antigua Yugoslavia.
Sus fotos, crónica de las terribles penurias de las personas de clase media, y lo que soportaron, debido a las diferentes tendencias nacionales, y étnicas.
Salgado confesó, que su alma estaba “enferma”, después de experimentar tantos horrores, y volvió a fotografiar el mundo natural, en su última década, como un fotógrafo profesional.
Su proyecto se llama “Gênesis” (2013), y viajó a lugares como los confines de Siberia, para conseguir algunas tomas increíbles de morsas, y un oso polar, en la protección de su propio territorio.
Salgado, vuelve al punto de partida, a su casa de la familia, un rancho remoto en Aimorés, Brasil.
Allí, él y su esposa, decidieron plantar nuevos árboles, después de que la sequía los había matado, a como él lo conocía desde un niño.
Ahora, hay 2 millones de árboles, y el rancho se convirtió en El Instituto Terra, que estableció en las tierras de la familia.
Lo que es más, Salgado y su esposa, donaron la tierra a Brasil, donde es ahora un parque nacional.
El hijo de Salgado, Juliano, también es responsable de fascinantes imágenes de vídeo, que relata los viajes para visitar a la gente Yali, de Papua Nueva Guinea, y la Zoé de la amazonia brasileña.
En el documental, se denuncian a través de las fotos de Salgado, las peores miserias de los seres humanos:
La deforestación, las guerras, el hambre, las desigualdades, se nos muestran de un modo crudo, y bello a la vez, pero siempre, tratando de dejar un hilo de esperanza al que agarrarse, una especie de promesa, de que la exposición de fotografías como esas, son necesarias para que la humanidad sea testigo de las cosas que pasan, y se puedan cambiar.
Salgado, es simplemente increíble, desafiando la muerte para recuperar fotografías que simplemente te sorprenderán; captura la condición humana en sus fotos, repleta de drama, y la belleza imponente.
Y es que The Salt Of The Earth, se centra en las intenciones que Salgado tuvo, a la hora de enfocar su objetivo, más que en darnos a conocer su forma de trabajo desde un punto de vista profesional, y técnico, por lo que este retrato nos deja un acercamiento a su figura muy superficial.
Y lo que podemos entresacar de la intención de sus fotografías, es su gran conexión con el medio ambiente, sobre todo, a través de su proyecto “Gênesis” (2013), que de alguna manera termina cerrando con la reflexión sobre la labor de reforestación de la tierra que le vio nacer, que durante los últimos años, ha llevado a cabo junto a su mujer.
Pero no es belleza todo lo que muestran sus fotografías, y quizás, lo más interesante del documental sea el debate que nos surge, que en realidad, Wenders no propone, solo planea por encima, tras conocer sus argumentos sobre las intenciones que tuvo al abordar el proyecto “Éxodos” (2000), centrado en dar a conocer aquellos pueblos que se han visto en la necesidad de abandonar su entorno para poder sobrevivir.
Aquí se abre una brecha en la imagen del fotógrafo.
Su mirada, esta vez interesada en la hambruna y la miseria humana, y que según su argumentación, encuentra justificación en la necesidad de dar a conocer esas otras realidades, nos sugiere sobre todo, la pregunta sobre la cuestión moral de algunas de sus instantáneas, detrás de las que existe un fin comercial…
Dónde están los límites, si es que estos existen, acerca de lo fotografiable, y la dignidad humana.
En definitiva, algo que ya surgió en el año 2000, con la publicación de este trabajo, en la que periodistas del New York Times, y la escritora, Susan Sontag, criticaron las fotografías de Salgado.
El fotógrafo, fue acusado de utilizar de manera cínica, y comercial, la miseria humana, de exponer de manera bella, las situaciones dramáticas, corriendo el riesgo de hacer perder su autenticidad.
Creo que en la polémica se confunde al presentar de manera digna una problemática, y una construcción de un discurso coherente, a través de las imágenes, que es lo que hace Salgado, con una sublimación vacía de la belleza, a través del sufrimiento ajeno.
¿Por qué su mirada no puede construir, pintar, una obra artística, que a la vez visibiliza un mundo injusto y terrible?
Hay un momento que confiesa, que eran muchas las veces en que tenía que dejar la cámara de fotos a un lado, y llorar.
The Salt Of The Earth, es claramente apologética.
Pocas críticas se emiten al fotógrafo.
Si existen puntos débiles en su vida, o en su obra, en su carácter, no se muestran...
Desde este punto de vista, que nadie se llame a engaño, hay una intención clara de homenaje, y publicidad del fotógrafo, su persona, y su obra.
El idealista, que abandonó una prometedora y lucrativa carrera como economista, por un duro trabajo de fotógrafo, con el encargo autoimpuesto de ser testigo de algunos de los aspectos más duros de la realidad humana.
Pero hemos de decir, que The Salt Of The Earth mantiene el interés.
Que hay miga suficiente en las vivencias de Salgado, para que el documental tenga sustancia, y nos transmita inquietudes y valores.
Y es que hay ciertos hilos, que The Salt Of The Earth abandona, y que hubiese querido ver más trabajado:
La relación con su hijo con Síndrome de Down... al que vemos cuando es muy pequeño, y después no volvemos a saber de él…
La influencia capital en el momento de su nacimiento, y el rechazo inicial de su padre... pero yo me quedé pensando, en el modo en que eso debió afectarle, y me habría gustado más información sobre el tema, puesto que es un hecho que supongo, debió ser decisivo en su vida.
¿Qué parte de la obra de Salgado, viene determinada por este “drama”?
¿Quién le financió tanto viaje, equipo, estadía, sustento para su familia…?
Algo que nunca sabremos…
Llama bastante la atención, si se fijan, que el cartel oficial de The Salt Of The Earth, esté editado en color, y no en blanco y negro, que es la esencia de este fotógrafo.
El blanco y negro, es una pesadísima manera, un truco, en realidad, una máscara, de demostrar que el color resulta mucho más jodido, si se pretende sacar algo bueno.
Entre fotógrafos, hay una especie de “norma no escrita” que dice:
“Si estás editando una imagen, y no consigues un buen resultado, pásala a blanco y negro”
Wim Wenders, va más allá del retrato hagiográfico, incluso del estudio antropológico y etnográfico que resulta de la obra de Salgado, y apuesta decididamente, por un mensaje de denuncia contra la injusticia de las civilizaciones humanas, y de reivindicación ecologista.
Lo destacable del documental, es que Wenders “utiliza” a Salgado, para ofrecer el mensaje que él mismo desea transmitir, acentuando aquellos aspectos que más le interesan, y omitiendo otros que serían importantes, si el propósito fuese hacer solamente un documental sobre su vida, y obra…
Y, del mismo modo, supongo que Salgado se deja “utilizar”, ya que el documental le sirve de altavoz perfecto.
Para aquellos aficionados a la fotografía, más tecnófilos, poco se habla en el documental, sobre las características técnicas del trabajo del fotógrafo:
Sabemos que su obra está prácticamente orientada en su totalidad al blanco y negro.
En sus primeros tiempos, vemos que su equipo, a principios de los años 70 del siglo XX, era las típicas Nikon F, que triunfaban entre los fotorreporteros.
Sé por otras referencias, que con posterioridad se manejó con frecuencia con las discretas, y ligeras Leica de telémetro.
Y lo vemos constantemente armado en la última década, con cámara réflex digitales, Canon EOS.
No se cuenta en el documental, pero en estos momentos, el proceso técnico de las fotografías de Génesis, salvo algunas iniciales tomadas directamente sobre película en blanco y negro, en formato medio, es de toma digital en color, con paso posterior a un internegativo en blanco y negro, de formato medio, y ampliación fotoquímica tradicional del mismo, en papel baritado de alta calidad…
Es decir, The Salt Of The Earth no se habla de su técnica ni de sus cámaras, ni formas de edición…
Por otro lado, para Sebastião Salgado, quien ha sido fotógrafo de viajes, guerras, o incendios, en los momentos más críticos de la historia africana, europea, y latinoamericana de los últimos años, hay una fuerza esencial que lo motiva, y que tiene que ver con “la espectacularidad” de eso que separa de lo real, que extrae con fijación perturbadora.
Y se percibe esa búsqueda extraña en cada foto mostrada, en los ángulos, en la composición, en los detalles, y colores.
Wenders y Ribeiro, tienen claro, que se trata de mostrar la fascinación con la que el fotógrafo realiza su trabajo, en cómo se ha ido orientando por determinados temas, a lo largo de su trayectoria, y lo hacen con afinidad y admiración.
En algún pasaje Salgado señala incluso, que “se puede pensar que la muerte y la violencia, provienen de gente extraña, pero que en Europa, también hay terror y masacres, y que por eso, el interés en registrar el conflicto de Serbia y Bosnia”, no es literal, pero se resume la idea, “olvidando que uno de los mayores terrores que haya propiciado el ser humano, vino de las 2 guerras mundiales europeas, y que quizás, esa pobreza tercermundista”, que es explotada en cada “click” o “zoom”, queda difuminada por ese orden perverso de la historia, y la clase dirigente del poder, sembrada desde aquellos años, y pos Guerra Fría.
El mensaje de The Salt Of The Earth es claro:
Está en nuestras manos, recuperar la belleza y el esplendor de La Tierra.
Y Salgado captura la belleza de La Tierra, que nos acoge en su último proyecto fotográfico.
Así, todos esos trabajos fotográficos de Salgado, remueven, visibilizan, y hacen pensar, y reflexionar en el mundo en el cuál vivimos.
Y sí, una de las cosas que más me gustó del itinerario profesional de Salgado, es ver cómo se quebró ante el horror, y cómo fue la propia tierra, y la naturaleza, la que le devolvió las ganas de fotografiar, y mostrar que no todo está perdido.
Salgado rescata de la naturaleza, la esperanza con la que reconciliarnos con la vida, nos ilumina los aspectos más bellos de ella, para que podamos reconducir a la humanidad, por la vía de los caracteres más sencillamente humanos.
Nos obliga a retroceder al origen de nosotros mismos, para comprender que somos una parte más de la naturaleza.
“Découvrez la vie”
(Descubrir la vida)
Decía el prolífico escritor, y periodista vanguardista español, Ramón Gómez de la Serna, que “el ideal del aficionado a la fotografía, es poseer la mejor máquina para hacer fotografías de miserables”
Sebastião Salgado, no es ningún aficionado, ni tampoco pretende hacer exhibición de la tristeza, más bien lo contrario.
Su lente tiene el don de dignificar cuanto retrata, o por lo menos, de no banalizarlo.
Tras sus rasgos de esfinge brasileña, se congregan el artista, el antropólogo, el denunciante, el naturalista, y el hombre afectado por un entorno, siempre en movimiento
La obra de Salgado es, al margen de polémicas éticas, un infinito muestrario del conflicto, de sus causas, y sus causantes, y de sus soluciones, y cooperantes.
The Salt Of The Earth, es una feroz crítica, a la parte más oscura del ser humano, así como un canto de esperanza de la bondad innata del individuo, mediante las fotografías de Sebastião Salgado, durante los últimos 40 años.
El documental, es un bello y amargo recorrido, con imágenes potentísimas, que necesitan poco contexto para dejarte el corazón en un puño.
Atravesar la historia de la humanidad de los últimos 40 años, de la mano de Sebastião Salgado, debería ser declarado de utilidad pública.
Desde 1982, con Los Hmongs, en colaboración con Médicos Sin Fronteras, pasando por las series de fotografías, el artista, siempre ha sabido retratar los conflictos con la distancia justa, y resaltar la dignidad de cada individuo, incluso en las situaciones más delicadas y miserables, porque posee la mirada más humana del siglo XX.
A parte de como obra cinematográfica, The Salt Of The Earth está destinada a ser un reclamo, para volver a revisitar las magníficas fotografías de Sebastião Salgado; y es un ejemplo de humanismo, que mira a la persona como individuo moral, una gozosa experiencia para la vista y los sentidos, una inquietante paradoja para la razón, y una necesaria interpelación para la conciencia.

“But these few are the salt of the earth; without them, human life would become a stagnant pool.
Not only is it they who introduce good things which did not before exist, it is they who keep the life in those which already existed”
John Stuart Mill



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