The More The Merrier

“Damn the torpedoes, full speed ahead”

La política intervencionista de Estados Unidos, en el período de crisis aguda que se abrió en 1930 con La Caída de La Bolsa de New York, y la política del “New Deal” de Roosevelt, fue tomar medidas en torno a la problemática de la vivienda, y el crecimiento de la ciudad.
Porque al final de La Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se enfrentaba a una acuciante carencia de viviendas, y sin dilación, declaró la guerra a aquel problema…
Fueron alrededor de 10 o 15 millones de personas, que abandonaron el campo, para dirigirse a los grandes centros urbanos, donde se centralizaba la producción bélica, y ha creado un problema de vivienda, tan grave que a esa fecha, en los Estados Unidos, un 38% de los alojamientos urbanos “infranormales”, carecían de instalaciones sanitarias de la más ínfima clase.
Sorprende asimismo comprobar, que hay en La Unión, un 21% de viviendas sin luz eléctrica, y un 58% sin calefacción central.
Para satisfacer las necesidades determinadas por todas esas cifras, se calcula que es necesaria una edificación media de un millón de viviendas anuales, durante bastantes años…
Sin embargo, las construidas durante los años 1940 a 1945, no exceden ni el millón; por consiguiente, el déficit se ha acentuado últimamente; contribuyendo a paliar el problema de la vivienda, su sistema específico de alojamientos provisionales en serie, o compartidas, y las casas prefabricadas, son de gran difusión momentánea.
“In love or war, with people like us, we've got to work fast or we'll miss the bus.
If you straddle a fence and you sit and wait, you get too little and you get it too late”
The More The Merrier es una comedia del año 1943, dirigida por George Stevens.
Protagonizada por Jean Arthur, Joel McCrea, Charles Coburn, Richard Gaines, Bruce Bennett, Frank Sully, Clyde Fillmore, Stanley Clements, Jean Stevens, entre otros.
El guión es de Robert Russell, Frank Ross, Richard Flournoy, y Lewis R. Foster, de una historia original de Garson Kanin, sin acreditar, llamada “Two's a Crowd”
Era conocido, que Columbia Pictures había rechazado demasiados proyectos, cuando Jean Arthur y su esposo, Frank Ross, invitaron a un amigo, Garson Kanin, para crear un vehículo para Arthur, el cual sería financiado de su propio bolsillo.
La historia de Kanin, “Two's a Crowd”, coescrita con Robert W. Russell, recibió luz verde de Harry Cohn, Presidente de Columbia.
Otros títulos considerados para la producción, incluyeron:
“Washington Story”, “Full Steam a Head”, “Come One, Come All”, y “Merry-Go-Round”
Pero fueron los funcionarios del Washington Testy, quienes se opusieron a los elementos de los títulos presentados, y la trama, que sugerían “frivolidad por parte de los trabajadores de Washington”; por lo que The More The Merrier, fue finalmente aprobado como título oficial.
The More The Merrier obtuvo un Premio Oscar al Mejor Actor Secundario para Charles Coburn; y 5 nominaciones:
Mejor película, director, historia, guión, y actriz (Jean Arthur)
He aquí una comedia mordaz hasta el tuétano, pícara de la entrada hasta la salida, y divertida por donde se la mire.
Durante La Segunda Guerra Mundial, Washington DC, ha visto notablemente incrementada su población, y los problemas de alojamiento son cada vez mayores.
Una chica llamada Constance “Connie” Milligan (Jean Arthur), se ve obligada a compartir su apartamento con 2 hombres:
Benjamin Dingle (Charles Coburn), y Joe Carter (Joel McCrea), lo cual le provoca problemas de convivencia, pero la situación se complicará todavía más, cuando surge el amor entre ella, y el más joven de sus huéspedes…
Con The More The Merrier, George Stevens, vuelve a demostrar su solvencia para la comedia, logrando un delicioso entramado con el que uno se ríe, se sorprende, se emociona, sacude la cabeza… y siente, con certeza, que hay un puñado de gente bien calificada detrás de todo lo que se está viendo.
A lo largo de todo el metraje, está presente la grácil picardía, y la doble intención oculta, que las bien elaboradas situaciones, y la acertadísima actuación de los estrellas de Hollywood, consiguen plasmar.
“Sharing my bath and kitchen with two men...
That drove me nuts!”
En ocasiones, el amor llama a tu puerta… y trae consigo a alguien que lo empuje…
The More The Merrier es un fidedigno ejemplo de una comedia clásica, de principio a fin:
Divertida, tierna, romántica, esperanzada, y es también, un título curiosamente olvidado, digno de toda revisión y, sin duda, de lo mejor y menos marchito de George Stevens.
Magistralmente filmada, a través y alrededor de puertas, ventanas, y paredes de papel, Stevens consigue crear una sensación creíble, y lo que es más, un fuerte razonamiento de lo que significa vivir, y convivir en el espacio de otro.
Solazosamente tierna y sentimental, continúa siendo una película a la vez íntima, y refrescante.
La comedia en su más pura expresión, sin prisas ni complicaciones, sin gags exagerados, ni contextos estrepitosos, es lo que admiramos en The More The Merrier; una historia cuya comicidad descansa básicamente en las chispeantes actuaciones de Jean Arthur y Charles Coburn, y las situaciones divertidas que surgen del embrollo provocado por el alquiler de medio departamento, en la ciudad de Washington, durante La Segunda Guerra Mundial, cuando la escasez de vivienda, era desesperante.
The More The Merrier se inicia mostrándonos el más delicioso contraste, entre la Washington que describe un presentador, y la que vemos en imágenes “documentales”
Al terminar, se nos hará ver, en un “interesantísimo” primer plano, la estatua de un almirante…
El hombre, llamado David Glasgow Farragut, será importante por su frase inmortal, que aparece al pie de su monumento:
“¡Malditos torpedos!
¡Avanzad a toda velocidad!”
Esa frase, retumbará en los oídos de Mr. Dingle, quien la asumirá como bandera, para animar sus impulsos, y hacer unir 2 fuerzas para alcanzar la paz, o mejor dicho, el amor.
Así pues, la bella Connie Milligan, por patriotismo, subarrienda la mitad de su departamento, al cínico y desenfadado, pero encantador Benjamin Dingle, un anciano jubilado, millonario e imprevisible, que con sus arriesgadas e hilarantes acciones, cambia la vida de la joven para siempre, cuando desaprensivamente, subalquila a su vez, sin el consentimiento de ella, la mitad de su medio departamento, a un joven y apuesto militar, con el afán de apurar un romance para la dama, y cambiar lo que él percibe como aburrida existencia para tan joven y bella fémina.
Su “ménage à trois”, es bastante inocente, pero es inevitable que el matrimonio de Milligan con Charles J. Pendergast (Richard Gaines), se adentre en planes de modificación.
El lío es completo, pues ella está comprometida con un hombre soso y obsesionado con su trabajo, que al final, es obvio, se queda con su trabajo, pero sin la bella dama.
Aunque The More The Merrier fue concebida como un vehículo para Jean Arthur, ésta realiza una actuación memorable, tanto porque irradia simpatía y belleza a raudales, como por la gracia y versatilidad de su trabajo:
Cómico, romántico, erótico, dramático, y cautivador.
Charles Coburn, logra construir un personaje excepcional, por el encanto de su humor atrevido, casi negro, desenfadado, trasgresor, e irónico, que fue justamente reconocido con un Oscar, el único de las 6 nominaciones asignadas.
Y la verdadera interpretación, es Joel McCrea, un actor incomparable en “timing” y sutileza, de extrema belleza “caballerezca”, y física.
Y el motivo del embrollo:
La escasez de viviendas en tiempos de guerra en Washington, proporciona el pretexto para esta comedia “post-screwball”
Pero es Jean Arthur, quien encarnó como nadie, en toda su vida, el prototipo de la mujer de clase media, trabajadora, incansable, gentil, y siempre optimista.
Si a esto le sumamos su atractivo físico y carisma, estamos ante una verdadera estrella de la gran pantalla.
El director, guionista, y productor, George Stevens, también se deshizo en halagos hacia ella, diciendo que “era la mejor actriz cómica, que ha pasado por la gran pantalla”
Lamentablemente, “dicen por los pasillos”, que la verdadera razón por la Arthur que se retiró del cine, fue porque empezó a padecer pánico escénico; y por su rivalidad con Rita Hayworth...
La delicia de Coburn, como el travieso viejo casamentero, Mr. Dingle, es de verdadero placer, que junto con McCrea, crean un simpático conjunto de actores:
El trío, intentando seguir el ridículo horario de las mañanas de Arthur; tomando el sol en el tejado, leyendo a Dick Tracy; o el romántico estrechamiento de los jóvenes amantes, en los escalones del apartamento...
Las escenas deliciosas, y los momentos risibles y memorables, abundan:
Cuando el Sr. Dingle, intenta seguir el matemático itinerario diseñado por Connie, para organizar la vida de ambos en el minúsculo departamento; la escena del teléfono, y su agradable tensión; las escenas con las chicas calenturronas, compañeras de trabajo de La Arthur; la del enredo en la estación de policía; todas las de la pareja en la cuerda floja de una poderosa y bien expuesta atracción, que enciende cada vez más sus encuentros románticos, por la gran química en pantalla, y tantas otras que nos deleitan y entusiasman.
La escena para toda la vida, es ese beso en las gradas, de la entrada frente al edificio de apartamentos, una de las más apasionadas que se recuerden, aunque sin el propósito explícito de erotizar a tal nivel, recordar que estaba en boga el horripilante Código Hays:
Es un beso juguetón, travieso, impulsivo, y sensual.
Se trata de un beso espontáneo, de coyuntura, sin un largo preámbulo, ni narrativa que lo explique, o lo justifique, y del que nadie espera nada; es puro antojo.
Un beso que puede o no resultar en una gran pasión, o romance, pero que por lo pronto, es algo sabroso, y en ese sentido, irresistible.
El beso entre Jean Arthur y Joel McCrea, donde ambos viven en el mismo edificio y, supuestamente, son amigos, y sólo amigos, ya que ella está comprometida...
Mientras caminan rumbo a casa, ella no deja de platicar de su prometido, mientras él le ajusta su chal, la toma del brazo, y pone su mano sobre su hombro descubierto.
Mientras caminan, el ambiente:
Muchas parejas besuqueándose, hartándose a besos…
Sin hacerle caso, pero sin detenerlo, ella sigue, hable y hable de su futuro esposo, cada vez más nerviosa…
Él no deja de tocarla, y de darle pequeñas caricias...
Ella le enseña su anillo de compromiso, y él acaricia su cuello…
Ella habla de la madurez y sensatez de su prometido, y él responde con un beso, ya sentados en los escalones a la entrada de su edificio.
Es un primer beso apasionado, un simple beso, es lo admirable, que para entonces, enciende una carga amatoria, casi explosiva, en el feliz espectador de semejante fuego en la pantalla, en donde la actriz principal vive tan intensamente la escena, que la vuelve candente hasta el límite; mientras la hombría de macho dominado, envuelve a su presa con ternura y mucha sensualidad.
Ella se queda inicialmente paralizada,  pero segundos después, voltea, y lo agarra de la cabeza, para darle un beso aún más feroz y hambriento…
Al dejar de besarlo, un poco asustada, se para, y le dice muy formalmente:
“Buenas noches, Sr. Carter”
Y él responde:
“Buenas noches, Srta. Milligan”
Hay beso más rico…
Lo malo que puedo ver en The More The Merrier, es cómo llora Jean Arthur, lo mal que lo hace…
Poca posibilidad para el serio análisis socio-humano que provee The More The Merrier, afloja el nervio de la reflexión, y solo deja espacio al entretenimiento puro, la risa fácil, y una encantadora sensualidad que nos regala un instante de vida bueno, significativo, y real, como los de aquellos días de la infancia, y juventud inocente y hormonal, cuando eran mayoría, y nosotros éramos más vitales, despreocupados, y alegres, pues aún sabíamos poco de la intrincada realidad del mundo, y de la vida.
“There are two kinds of people, those who don't do what they want to do, so they write down in a diary about what they haven't done, and those who are too busy to write about it because they're out doing it!”
Resulta que en el marco de La Guerra Civil Estadounidense, La Batalla de La Bahía de Mobile, fue una batalla naval, ocurrida entre el 2 y el 23 de agosto de 1864, que supuso una victoria importante para La Unión, pues dejó sin puertos a La Confederación, tras la captura del puerto de Savannah, en Georgia.
Ambos hechos, fueron un importante impulso para la reelección de Abraham Lincoln, como presidente de Estados Unidos.
Comandando Las Fuerzas de La Unión, se encontraba El Almirante, David Glasgow Farragut, mientras que por parte de La Confederación, estaba al mando, El Almirante, Franklin Buchanan.
Como dato, Farragut era hijo de padre español, El Capitán Mercante Menorquín de Ciudadela, Jorge Farragut (1755–1817)
Por lo que David Glasgow Farragut, fue:
El Primer Contraalmirante, El Primer Vicealmirante, y El Primer Almirante de La Marina estadounidense.
La Batalla de La Bahía de Mobile, se produjo en la costa de Alabama, a la entrada de La Bahía de Mobile, que estaba defendida por 2 fuertes confederados:
El Fuerte Morgan, y El Fuerte Gaines, y por una serie de minas navales que crearon un estrecho canal por el que entrar, y salir de la bahía.
Con 18 navíos en total, Farragut comandó una fuerza naval, bastante más poderosa que la de La Confederación, que solo contaba con 4 navíos.
No obstante, La Unión sufrió una tremenda pérdida, pues el USS Tecumseh, fue críticamente dañado por un torpedo, y se hundió en menos de 3 minutos, con 94 hombres a bordo.
Bajo el fuego confederado, procedente tanto de la flota confederada, como del Fuerte Morgan, Farragut tuvo que escoger, entre la retirada, o desafiar el campo de minas.
De acuerdo con algunas fuentes, Farragut pronunció en ese momento, su famosa frase:
“Damn the torpedoes!
Full speed ahead!”
(¡Al diablo con los torpedos!
¡A toda velocidad!)
Así, Farragut, al mando de su buque insignia, superó el campo de minas, siendo seguido por toda su flota.
Cuando alcanzaron la bahía, derrotaron a la flota confederada.
Buchanan, así, se entregó a bordo del USS Hartford.
De este modo, después de 3 semanas, tras operaciones conjuntas entre El Ejército y La Armada de La Unión, se capturaron los fuertes que defendían la bahía.
La ciudad de Mobile, permaneció en manos confederadas, pero sus posiciones fuertes en la bahía, fueron clausuradas.
Interesante dato de la famosa y muy sonada frase de película…

“See, this is a floor plan of the apartment.
Here's my room, here's your room, here's the bathroom and here's the kitchen.
Now, my alarm goes off at seven o'clock, and we both get up.
At seven one, I enter the bathroom.
Then you go down to get the milk, and by seven five you've started the coffee.
One minute later, I leave the bathroom, and a minute after that, you enter the bathroom.
And that's when I'm starting to dress.
Three minutes later, I'm having my coffee, and a minute after that at seven twelve, you leave the bathroom.
At seven thirteen, I put on my eggs, and I leave to finish dressing.
Then you put on your shoes, and take off my eggs at seven sixteen.
At seven seventeen, you start to shave.
At seven eighteen, I eat my eggs, and at seven twenty-one, I'm in the bathroom fixing my hair, and at seven twenty-four, you're in the kitchen putting on your eggs.
At seven twenty-five, you make your bed.
Seven twenty-six, I make my bed.
And then while you're eating your eggs, I take out the papers and cans.
At seven twenty-nine, you're washing the dishes, and at seven thirty, we're all finished.
You see?”



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