Good Morning, Vietnam

“The wrong man.
In the wrong place.
At the right time”

El siglo XX, está marcado por la invención de la radio.
Esta, inicialmente destinada al mundo militar, pasó a convertirse en un medio de masas, permitiendo el acercamiento de la información y la música, a toda la sociedad.
Su presencia en casi todos los hogares, hizo de la misma, un elemento imprescindible, que ocuparía un lugar privilegiado en millones de hogares.
A medida que la presencia militar estadounidense en Vietnam aumentó, The United States Armed Forces Radio and Television Service (AFRTS), abrió radio y estaciones de televisión más tarde.
Las Estaciones AFRTS en Vietnam, eran conocidas inicialmente, por el nombre de “Fuerzas Armadas: Radio Saigón” (AFRS), pero a medida que el número de estaciones creció de forma rápida, expandiéndose en todo Vietnam del Sur, se hizo conocido como:
“Red de Fuerzas Estadounidenses en Vietnam” (AFVN), y tenía varias estaciones en:
Qui Nhon, Nha Trang, Pleiku, Da Nang, y Hue.
Por lo que un número de disc jockeys locales, ayudaron a que los programas de música, de 1 hora de duración, para su difusión.
Quizás, el programa más conocido, se convirtió en programa de la mañana, llamado:
“Dawn Buster”, que era una idea original de Suboficial Bryant Arbuckle, en 1962; gracias a la popularidad de la consigna de la sesión:
“Goooood Morning, Vietnam!” que hacía Adrian Cronauer.
Cronauer, fue un célebre locutor de la radio, del ejército de EEUU, durante la primera etapa de La Guerra del Vietnam, donde ocupó el cargo, de 1965 a 1966, con su humor mordaz, su tono subversivo, y haciendo oídos sordos de sus mandos superiores, se hizo con el cariño de los soldados, por su virtud a la hora de hacer mofa con cualquier tema, sin importar cuan peliagudo fuera; siendo además, el primero en poner rock and roll en las ondas radiofónicas en Vietnam, y el uso de su famoso por su grito/mantra:
“Goooood Morning, Vietnam!”
Su programa, era el “Dawn Buster”; un programa especial, posterior en la Radio Pública Nacional, sobre el papel de La AFVN; pero antes de conseguir su puesto en Vietnam, Adrian estuvo destinado en Iraklion Air Station Creta, en Grecia.
El estilo de la radiodifusión de Cronauer, era más como algo que una persona podía oír en la radio “Stateside”, que en el servicio de radio y televisión militar.
En ese día, la radio y la televisión militar, tendían a seguir sus propias rígidas normas, procedimientos, reglamentos, códigos, e intereses, en lugar de centrarse en su audiencia, con frecuencia, resultaba en emisiones que eran difíciles de escuchar, o ver, sin caerse dormido, es decir, eran aburridas.
Parecía como si su misión, tenía muy poco que ver con la mejora de la moral de la comunidad de estadounidenses en Vietnam.
Después de su período de servicio en La Fuerza Aérea, Cronauer trabajó como presentador de noticias de la televisión, para una pequeña estación en Ohio, y luego se convirtió en un director de programa, para una pequeña estación de televisión en Virginia.
Se trasladó posteriormente a la ciudad de New York, 10 años después, haciendo comerciales, trabajando a tiempo parcial para la emisora de radio FM, The New York Times, y la enseñanza a tiempo parcial, en la New School for Social Research.
También, trabajó en la consultoría de gestión de medios, y gestión de estaciones de radio, y operado su propia agencia de publicidad.
Mientras vivía en la ciudad de New York, también obtuvo una maestría en estudios de medios de comunicación.
Sobre su tiempo en Vietnam, dijo:
“Usted tiene que considerar, la forma en que los medios de comunicación se estructuraron en esos días.
En ese momento, fue posible diferenciar entre noticia para las tropas, y noticias destinados a la alimentación para la gente que volvía a casa.
Una gran cantidad de la cobertura en Vietnam, fue censurada, porque había cosas que no podía ser transmitidas en una zona de guerra, sin poner en peligro la misión de los hombres que estuvieron involucrados.
Pero había un montón de tonterías burocráticas, también”
Cronauer, también señaló que, gran parte de la cobertura de noticias fue sesgada, debido a que muchas personas, entre los militares, iban a Vietnam, para conseguir hacerse famosos, hacer un nombre por sí mismos, y luego pasar a cosas más grandes, y mejores, en lugar de permanecer allí, durante 3 o 4 años, para desarrollar una comprensión completa de la guerra.
“Había gente sin contexto geográfico, geopolítico, o histórico para todo esto, y mucho de lo que se informó, fueron incidentes aislados, y completamente fuera de contexto”, dijo el comunicador.
“When you look like Goliath, so might you... beware of-of some-some David”
Good Morning, Vietnam es una comedia del año 1987, dirigida por Barry Levinson.
Protagonizada por Robin Williams, Forest Whitaker, Bruno Kirby, Robert Wuhl, Noble Willingham, Tung Than Tran, J.T. Walsh, entre otros.
El guión es de Mitch Markowitz, que como curiosidad, colaboró en un par de episodios de la serie “M.A.S.H.” y que es quizás por eso, que podemos apreciar el enfoque cómico que se quiere dar a La Guerra del Vietnam.
De inicio, sólo Robin Williams, vio el potencial del guión, y compró los derechos.
Pasados unos años, Adrian Cronauer, recibió una llamada de Williams, en el que le decía, que se iba a hacer una película, pero que no iba a ser su biografía, sino una ficción, por lo que habían reescrito la historia, de arriba a abajo.
Ni en estilo, ni en ideologías, ni en vivencias… vamos, no se parecía en nada al personaje que interpreta Williams en pantalla.
Casi una década después, por fin consiguió rodarla, y para entonces, apenas quedaba nada de la historia real.
Y realmente lo hicieron así.
El Adrian Cronauer, interpretado por Williams, es completamente diferente del real.
No obstante, el propio Cronauer, fue el primero en decir, que “Good Morning, Vietnam, era en gran parte, un relato de ficción, y no estaba destinado a ser una biografía”; y pese a ser una película bélica, y tener un par de escenas de acción, no sé escuchará ningún disparo...
Curiosamente, Good Morning, Vietnam, se estrenó el mismo año que “Full Metal Jacket” de Stanley Kubrick, nada que ver una película con otra; a pesar de ser crítica con el conflicto entre norvietnamitas y estadounidenses, su naturaleza sigue siendo, la de una producción de Buena Vista, filial de Disney, de modo que su misión es, ser un espectáculo cinematográfico, pero no por ello, es una obra carente de veracidad y madurez.
La producción, fue realizada en Tailandia, y costó unos $13 millones, recaudando más de 10 veces esa cantidad; así que fue todo un exitazo; siendo nominada al Oscar como mejor actor para Robin Williams.
En Good Morning, Vietnam veremos:
Amor, humor, tragedia, un leve matiz político y social, y un homenaje a esos muchachos, que fueron casi obligados a ir al “culo del mundo”, para dar su vidas, y arrebatar las de otros, por una causa de mierda.
Así las cosas, durante La Guerra de Vietnam, Adrian Cronauer (Robin Williams), es un disc-jockey de La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que llega a Saigón para entretener a los soldados desplegados en Vietnam.
Al principio, todo es diversión, pero poco a poco, los jefes se darán cuenta, de que sus comentarios acerca de la guerra, no son políticamente correctos.
Y es que en contraste con sus aburridos antecesores, Cronauer es pura dinamita:
Sus comentarios irreverentes, improperios, y sus críticas al vicepresidente de entonces, Richard Nixon, le hacen ganarse el aprecio de las tropas.
Sin embargo, su superior, El Teniente Steven Hauk (Bruno Kirby), no es de la misma opinión.
Entonces, deciden expulsarlo, y enviarlo de nuevo a su hogar, mientras que en la radio, están compañeros que no dan la talla, y no gustan tanto como él; por lo que los soldados le piden que vuelva, sin saber que le expulsarían por sus comentarios…
Y es que Adrian será un reportero, de esa mitad-realidad, de esa mutación entre mentira y binoculares.
Porque caerá súbitamente en la impotencia de la manipulación, verá sus manos anudarse, y solo podrá gritar:
“Goooooooood Morning, Vietnam!”, y luego imitará caricaturas presidenciales, estrellas televisivas, y seguirá su rutina, bajando la cabeza; entendiendo que, el único remedio a esa locura militar intrusiva, es el recreo para aquellas almas en vilo:
Pan y circo, impiedad y soledad.
Un poco inocente, se hará amigo de un joven vietnamita, llamado Phan Duc To, llamado Tuan (Tung Than Tran), y caerá preso en la trampa de las estrategias militares.
Ese será su final, sin saberlo, sin conocer demasiado, otro más:
¿De qué se trata todo eso?
“More dire need of a blowjob than any other white man in history”
El guión de Good Morning, Vietnam, se centra en las situaciones que rodean al locutor Adrian Cronauer, y en torno a él, se irán generando varias subtramas, como:
Su amor imposible por la vietnamita, llamada Trinh (Chintara Sukapatana), la relación con Tuan, el hermano de esta, con sorpresa final incluida, o la relación de Cronauer con sus superiores, que no son de la opinión de compartir toda la información con las tropas.
Adrian, es un simpático personaje, enviado a Vietnam como reportero matutino en la radio que se expande por Saigón.
Radio militarizada, radio con prejuicios y estrategias…
Acá no se trata de esbozar falsas hipótesis:
La radio cae en control del Ejército, y se utiliza como un medio de información seccionada, rubricada para enmendar los errores del campo de batalla, para disimular las caídas, y vociferar las enmiendas de La Constitución de los Estados Unidos de América.
Una suerte de adoctrinamiento al pueblo vietnamita, el lejano, el inapetente, el que quedó “en medio” de una gesta ridícula y expansiva, el que como los soldados misioneros de su bandera, tampoco saben muy bien de todo ese caos a su alrededor…
Y aquella radio, en medio de la tempestad, o más bien, del calor saigonés, escurre su información en las calles, levantando el pulgar, cubriendo con su manto, todo lo que ese pueblo vietnamita, y todos esos intrusos, los yanquis, no alcanzan a ver, ni siquiera con binoculares.
¡Goooood Morning, Vietnam!, suena entonces en la frecuencia díscola de los altoparlantes, mientras algunos recargan su fusil.
Otros, se encaminan hacia un tanque de guerra, y los demás, tratan de reír frente a la selva, y lo incógnito de su destino.
Y aquella voz, hilarante, presumida, agotadora, les dará el recreo que necesitan…
Pero:
¿Qué recreo hay en la guerra?
Solo un respiro sobre el hombro, un arrodillarse en el barro, un fruncir el ceño, apretar los dientes, y mirar hacia el cielo, buscando respuestas de algo que no se entiende, y que se es parte.
Y entonces:
¿Ellos qué saben?
Sólo saben que existen, que tienen familiares esperándolos en algún punto de su “Tierra Prometida”, que están peleando una guerra absurda, que comulgan con un ideal que no saben muy bien que significa, y que, cómo todos, sólo comentan sobre lo que escuchan en la radio.
Tratan de robustecer su espíritu, con las vibraciones informativas de la radio, con la manipulación insólita de las noticias del frío reporte diario, el nexo entre lo que queda de ellos, y la realidad parcial absoluta.
Y finalmente:
¿Qué hacen ahí?
Un espíritu retributivo, los lleva a alistarse en el ejército.
Una suerte de trueque con su destino:
“Aquel, mi país fastuoso, “Tierra de Oportunidades”, me cobijará por siempre bajo su bandera de libertad; y si algún día falto, estará protegiendo a mis seres queridos, dándole auxilio, y sobre todo, Capital”
Un vender el alma al diablo, para posibilitar un futuro mejor…
Nada de eso aparece en la letra chica.
Los escuadrones de pequeñas minorías en el frente de batalla, salen a escudar las balas, mientras los dromedarios avanzan, y se repliegan, se esconden y huyen…
¿Para qué?
Para expandirse en el horizonte Imperial, para luchar contra fuerzas que ni Washington conoce, más bien, desconoce.
Pero la derrota no es algo que esperaban, ni Washington ni los dromedarios, y mucho menos, las pequeñas minorías.
Entonces, hay más reportes falsos, para cubrir el día a día, pero no habrá más oídos sobre el parlante, y las voces se restarán, y acallarán por los estruendos de las bombas.
Así las cosas, Good Morning, Vietnam parte con un objetivo claro:
Nuestra existencia será mejor, si somos tolerantes, y si dejamos que el humor esté más presente en nuestras vidas...
El personaje protagonista, Adrian Cronauer, hace las veces de, llamémoslo así, “conciencia”
Y Robin Williams encarna a un mártir moderno, que está dispuesto a sacrificar su carrera profesional, por enaltecer la sinceridad y el humor.
Otro de los temas que aborda Good Morning, Vietnam, es el de la integridad:
Cronauer, es apartado de su puesto como locutor, entre otras razones, porque intenta contar la verdad de lo que ocurre en Saigón, durante el conflicto militar entre Vietnam y los EEUU; y asiste a la barbarie de la guerra, en pleno centro de la ciudad, y decide redactar una noticia, con su puño y letra.
Se le advierte, que no se puede leer una noticia, sin que pase por un filtro pero, pese a todo, el presentador decide saltarse las reglas, y contar los hechos, de forma verídica.
Por lo que Good Morning, Vietnam, refleja otra guerra, que también participa junto con las armas, y las balas:
La guerra de la información, basada en que la información es poder, y cuanto más se oculte la verdad, mayores serán las probabilidades de victoria.
Ese férreo control de las noticias, tiene como objetivo, mostrar que “las cosas van bien”, que “la guerra está próxima a acabarse”, y que “no hay por qué preocuparse”, y para ello, se desvían deliberadamente, las malas noticias, siendo sustituidas por acontecimientos banales, lo que hará que Cronauer se cuestione sus principios, ante el cumplimiento de la disciplina, y el deber militar.
“La Tierra de Las Libertades”, queda en entredicho; hay una batalla entre la libertad personal, y lo que se admite oficialmente como “verdad”
Sargentos que deciden, qué música se pone en antena, y qué música no sale; Sargentos que no saben admitir lo que no saben hacer, o que se toman la dirección de la radio, con la misma importancia de las decisiones en el campo de batalla; Oficiales que trabajan para que sus compatriotas en la batalla no pierdan la moral, etc.
El personaje de Williams, es muy completo, porque podemos ver su faceta más divertida, al igual que su lado dramático, y sensible.
No hay margen de error, y la interpretación de Williams, aunque está llena de comedia chistosa, es el trabajo de un actor consumado, siendo Good Morning, Vietnam, el “tour de forcé” de un solo hombre.
Como dato, muchos de los monólogos de Robin Williams, fueron improvisados, de hecho, el director Barry Levinson, tuvo el acierto de dejarle frente a la cámara, y dar vía libre a sus enérgicos arrebatos.
Del resto del reparto, mencionar a los 2 personajes vietnamitas, Tuan y Trinh, interpretados correctamente.
Sorprende ver a los vietnamitas, en una película de Hollywood, con un enfoque humano, y no sólo como “Charlies”
Lo mejor, son las improvisaciones de Williams, como su discurso cuando se presenta a un grupo de militares fanáticos del show de radio, y después de sacarles unas risas, les contempla marchándose en sus camiones, consciente de que, seguramente, no volverá a verlos con vida; esa escena es sublime, y la interpretación de Robin Williams en ese momento, es estremecedora, con una expresión que lo dice todo, y llega a conmocionar.
Con relación al verdadero Adrian, decir que éste es republicano, tranquilo, y nunca fue censurado en sus programas.
No tuvo relaciones con guerrilleros del Vietcong, ni se enamoró de una vietnamita, y es un orgulloso veterano de guerra, que llego a ser asistente del director de la oficina MIA/POW en El Pentágono, durante la primera administración de George W. Bush.
En sus propias palabras:
“Si me hubiera comportado como Robin Williams, en Good Morning, Vietnam, aún estaría cumpliendo condena, en una prisión militar.
Pero el hijo puta lo hizo.
Consiguió hacer una película con mi historia”
Desde entonces, Cronauer y Williams son grandes amigos, hasta la muerte por suicidio de éste último.
Y señaló, que la entrega de Williams, de la línea/firma de Cronauer:
“Goooooooooooooooooood Morning, Vietnam!” era en nada, parecida a la suya.
“Él no lo hace correctamente”, dijo Cronauer.
“Cuando lo estaba haciendo, era más una cuestión de supervivencia, ya que siempre me queda como dormido.
Llegabas con desgana a la estación, y no se sabía dónde estaban los auriculares, y de pronto:
“Buenos días, Vietnam!”, acotó.
Sin embargo, Good Morning, Vietnam no puede evitar el aire patriótico que acompaña a todo el metraje bélico a lo “americano”, y acaba pintándolos como los buenos, como siempre, por lo que constituye una visión demasiado subjetiva.
El problema de Good Morning, Vietnam, es que se queda en tierra de nadie:
No es un film antibélico, no es “pro-americano”, no resulta duro ni mordaz, ni ácido, me ha resultado plúmbeo su fondo, difusa su propuesta, solo hace sangre de la censura militar, y esto tocado tangencialmente, incluso, ponen a un alto mando, de gran seguidor de este Cronauer anticonvencionalismo, y me queda un producto “buenista”, que no arriesga, que ni justifica, ni condena la guerra, por lo que ha resultado indefinida.
Como errores, hay falta de continuidad, como cuando Cronauer va con Tuan, a ver el pueblo vietnamita; Tuan lleva una camisa blanca; y en una toma posterior, la camisa es a cuadros, y oscura…
Se mete con calzador una subtrama romántica absurda, entre el protagonista y Trinh, que va a ningún lado…
En el restaurante, después de haber sido suspendido, Cronauer canta:
“You Keep Me Hangin’ On” de The Supremes.
Good Morning, Vietnam, está ambientada en 1965, pero esa canción, no fue lanzada hasta 1966...
También, incluye uno de los mayores gazapos de la historia del cine:
El protagonista dedica el tema “What a Wonderful World”, de Louis Armstrong, a los hombres que están en el frente; pero la canción es de 1968, y la historia está ambientada en 1965, y solo narra un año.
Al final, Good Morning, Vietnam se convierte en un cuento, en el que no hay ningún detalle acerca del terrorismo, ya sea el estadounidense o el asiático, le faltó el ingrediente propio de un terreno marcado por el odio, la desesperación, y la injusticia.
La banda sonora, está compuesta por canciones de grupos famosos de la época, como:
The Beach Boys, Wilson Pickett, Louis Armstrong, The Rivieras, The Marvelettes, Martha Reeves & The Vandellas, The Searchers, y Jefferson Airplanes, entre otros; y se presenta inconmensurable, reuniendo casi todos los grandes éxitos de los 60 y los 70, de la música de la Motown.
“Big fucking deal!
My mother's dead.
And my older brother, he's dead.
Shot by Americans.
My neighbor, dead.
His wife, dead.
Why?
Because we're not human to them.
We're only little Vietnamese.
And I'm stupid enough to save your bullshit life at An Lac”
El hábil Barry Levinson, dirige con buen pulso, una exaltación del humor, como arma liberadora.
Porque sólo el humor, puede hacer soportable incluso, la más terrible de las guerras…
Y es que el ser humano, es el único ser capaz de risa.
Pero no se trata de la mera posibilidad biológica, de reírnos de todo, y de cualquiera, es el deber moral de hacerlo.
Empezando por uno mismo.
Porque el cinismo, es una postura ética tan respetable como cualquier otra, y preferible a muchas de ellas.
No nos hace olvidar, que cualquier guerra es un infierno que destruye vidas.
Pero también, te hace mantener una esperanza, gracias a la risa.
¿Hasta qué punto es importante, que pongamos un poco de humor en nuestro día a día?
Pues la respuesta es sencilla:
El sentido del humor, es clave.
El humor es fundamental, para hacer más llevadera la realidad a la que nos tenemos que enfrentar, cada vez que nos levantamos por la mañana.
Si observamos todo lo que nos ocurre, desde la comicidad, otorgándole a los hechos, cierta jovialidad, nuestra perspectiva de futuro, mejorará…
Si tenemos la predisposición de reírnos de nosotros mismos, seremos más felices o, al menos, será más fácil que consigamos estar de mejor ánimo…
El mero hecho de tomar perspectiva de cualquier acción, y de ponernos a nosotros mismos, como objetivo de las críticas, anticipándonos a las de los demás, es una pista significativa, de que poseemos cierta clase de inteligencia.
Por tanto, al levantarse, no prendan la televisión, no escuchen la radio, pues urticantemente, solo recibimos malas noticias…
Los viejos tiempos, siempre fueron mejores.

“Mr. Nixon, thank you for that concise political commentary, but I think I'd like to delve into something slightly more personal for the men in the field.
How would you describe your testicles?”



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