Blood And Sand

“You're the only true one in the world”

Cuando en 1908 se publicó “Sangre y Arena” una novela dedicada al mundo de la tauromaquia, Vicente Blasco Ibáñez era ya, con 41 años, una “gallina de los huevos de oro”
Sus novelas:
“Arroz y Tartana”, “Flor de Mayo”, “La Barraca”, “Entre Naranjos” y “Cañas y Barro” ya habían visto la luz, arrastrando con sus páginas, a millones de lectores en todo el mundo.
Pero fue con “Sangre y Arena” la novela con la que el escritor valenciano buscó, de forma más deliberada, el éxito masivo.
“Sangre y Arena” es una novela inspirada parcialmente, en la vida del torero sevillano “El Espartero”, muerto por una cogida en La Plaza de Toros de Madrid, en 1894.
Es además, la historia más adaptada al cine, de cuantas salieron de la pluma de este prolífico escritor.
La obra de Vicente Blasco Ibáñez, en la mayoría de las historias de la literatura española hechas en España, se califica por sus características generales, como perteneciente al Naturalismo literario.
También se pueden observar, en su primera fase, algunos elementos costumbristas y regionalistas.
A pesar de que Blasco odiaba los toros, y los había ridiculizado repetidas veces en sus artículos de “El Pueblo”, hay quien cree, que en la novela, todo es charanga y pandereta, por lo que no es extraño que encantara en Hollywood.
Hollywood fue pionera, en llevar a cabo versiones de las novelas del valenciano, pero el cine español de la década de 1900, ya se encargó de realizar alguna adaptación.
El propio escritor dirige, junto a Max André, la primera versión de “Sangre y Arena” mientras Hollywood firma el contrato para las versiones cinematográficas de su otra obra literaria “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis”, que protagonizó Rudolph Valentino en estrella, junto a Nita Naldi, de la que Vincente Minnelli realizó otra versión en 1962.
La versión de “Sangre y Arena” de 1922, de Fred Niblo, consolida a Valentino como astro cinematográfico en todo el mundo, y que posteriormente, tuvo una nueva versión, con el mismo título, Blood And Sand, dirigida por Rouben Mamoulian en 1941, con Tyrone Power, Linda Darnell, Rita Hayworth, y Anthony Quinn.
En los ‘80, se rodó una nueva versión de “Sangre y Arena”, dirigida por Javier Elorrieta, en una coproducción protagonizada por una entonces desconocida Sharon Stone, junto a Christopher Rydell, y secundarios españoles como Antonio Flores, Guillermo Montesinos, o Ana Torrent.
“At last Seville has a matador, the greatest matador of all history, a saint, the first man of the world!
The day he was born, there was salt in the air!
A great quantity of salt!”
Blood And Sand es una película dramática de Rouben Mamoulian, del año 1941.
Protagonizada por Tyrone Power, Linda Darnell, Rita Hayworth, Alla Nazimova, Anthony Quinn, J. Carrol Naish, John Carradine, George Reeves, entre otros.
El guión es de Jo Swerling, basada en la novela “Sangre y Arena” del escritor español, Vicente Blasco Ibáñez, y es un "remake" de la película del mismo título de Fred Niblo, protagonizada por Rudolph Valentino, que ya había sido llevada al cine en 1922.
De ritmo narrativo perfectamente planificado, posee una encadenación de escenas de maravillosa suavidad, elegantes elipsis, y nexos entre escenas, fotografía excelente, con una composición minuciosa de la escena, actuaciones, y banda sonora.
Todo ello para transmitir, de una forma matizada, plástica, brillante, toda la perversidad erótica, el sentido trágico, y el ambiente romántico de la historia.
Blood And Sand Consiguió el Oscar a La Mejor Fotografía, y estuvo nominada como mejor dirección artística.
Ese mismo año, como dato curioso, Cantinflas protagonizó una comedia/parodia titulada “Ni Sangre Ni Arena” basada en el literario.
Todos sabemos, que la industria hollywoodiense, jamás ha tenido reparo en aprovechar el talento, venga de donde venga, y así ya en la época del cine mudo, las excelentes novelas del valenciano Vicente Blasco Ibáñez, sirvieron para diversas películas, que lógicamente obtuvieron gran éxito, porque el texto es magnífico, y Hollywood no escatimó recursos ni medios.
Y es que de la novela “Sangre y Arena” se han realizado ya 4 películas:
Dos de ellas en Hollywood, encabezadas por un cartel de intérpretes de primera fila.
La tercera, mejor de las versiones que se realizaron sobre la novela homónima de Vicente Blasco Ibáñez, fue esta extravagante fantasía, remotamente andaluza, filmada completamente en estudio, por un cineasta peculiar e inclasificable, Rouben Mamoulian, uno de los veteranos de Hollywood, que vivió la mayor parte de su vejez, tan ricamente en la Costa del Sol.
Las otras versiones fueron:
La de 1916, dirigida por el propio Blasco Ibáñez, y el pionero del cine español Ricardo Baños.
La de 1922, con Rudolph Valentino, y realización de Fred Niblo.
Y la de 1989, espantosa, con dirección de Javier Elorrieta, y con Sharon Stone en el papel de la hembra fementida.
En la versión de 1941, Blood And Sand, hablada, y en tecnicolor, hay una pareja, curiosamente con ancestros hispanos los 2, que enciende los ánimos obteniendo vítores, jaleos, y celos con su apasionada, encendida, forma de bailar un pasodoble.
La idea de esta Blood And Sand fue del productor, que quiso aprovechar el tirón de la creciente comparación popular entre Power y Valentino.
De infinitos matices, Blood And Sand nos muestra la trágica historia de un torero, pero también, nos muestra una historia de pobreza, de hombres y mujeres lastrados por su falta de conocimiento, y abocados a las creencias religiosas, “supersticiones”, como comenta El Nacional, un personaje del reparto.
Blood And Sand trata de una historia, en la que el toro, siempre presente en las sombras, se constituye como una alegoría de la muerte, del destino trágico.
El adulterio y la codicia de sus allegados, provoca la perdición de un joven valiente, vital, al que el toro esperará en la plaza, como un siniestro enviado de la muerte.
Sólo el amor puro de una mujer, podrá devolverle el calor, el bienestar, sólo ella podrá desviarle de su cruel destino.
He aquí una muestra del héroe romántico.
“The cow hasn't been born yet that can give birth to the bull that can hurt me!”
La acción de Blood And Sand tiene lugar en Sevilla, en torno a 1940, con un prólogo de 10 años antes.
Hacia la mitad del siglo XX, en una ciudad andaluza, un torerillo que sueña con la fama, se prenda de una mujer sofisticada que le tenderá una celada; el joven se olvida entonces de su chica, pero ¿sobrevendrá la tragedia?
Blood And Sand narra la historia de Juan “Juanillo” Gallardo (Tyrone Power), hijo de un torero fallecido, de familia humilde, sin estudios, y analfabeto, aficionado al toreo desde corta edad, que se traslada a Madrid para progresar en el oficio.
Juanillo, desde niño, está interesado en los toros, y por las noches torea en una plaza privada, bajo la atenta mirada de la niña Carmencita Espinosa.
Ambos se prometen amor eterno, pues él ha decidido ir con sus compañeros a Madrid para triunfar en el toreo.
Diez años después, regresa habiendo empezado a triunfar, y con el tiempo, se hace un torero famoso.
Ahora, es valiente, ambicioso, y débil con las mujeres.
Su novia de siempre, y luego esposa, Carmen Espinosa (Linda Darnell), es generosa, sacrificada, y fuerte.
Pero la llegada de Doña Sol des Muire (Rita Hayworth), sobrina de la familia Muire, y mujer de mucha vida social a nivel internacional, produce un gran impacto en Juan Gallardo.
En una ocasión, en La Plaza de Toros de Sevilla, asisten Doña Sol y su actual acompañante masculino, el capitán Vicente Martínez (George Reeves)
Después de la corrida de toros, Juan Gallardo asiste a una cena de postín que da Doña Sol, que intenta seducir, y seduce de hecho al torero, al punto que su actual compañero, el capitán Vicente Martínez se da cuenta, y le devuelve a Doña Sol, el anillo de compromiso que lleva, dejándola libre.
Juan se siente atraído por Sol, la cual es una viuda, acaudalada, caprichosa, y voluble.
Y la esposa de Juan, Carmen, va a ver a Doña Sol, para decirle que ella sólo ha conocido a un hombre en su vida, a su marido, y Doña Sol le responde, llamando a Juan que estaba de visita, y lo provoca para que le dé un beso, y al terminarlo, Juan se da cuenta que lo ha presenciado su mujer.
Ya es tarde para palabras, y Carmen abandona a su marido que a partir de ese momento, el cual se da a la bebida, y empieza a perder terreno en el toreo.
Su mejor amigo es El Nacional (John Carradine), para quien la amistad está por encima de todo.
Y su rival es Manolo de Palma (Anthony Quinn), quien se convierte en el torero de más fama, llegando a ser el favorito de Doña Sol, que deja de lado a Juan.
Todo le va mal, hasta que un día, Carmen visita a su marido y lo perdona, y eso le da tanta alegría a Juan, que le dice a su esposa, que hará la última corrida y se retirará del toreo.
En esa última corrida de toros, aunque cuando sale al ruedo todo el mundo le abuchea, torea tan bien, que se gana a todo el público, y cuando está dando las gracias por los aplausos, el toro lo coge traicioneramente por detrás, y tienen que sacarlo en camilla.
En la enfermería, Juan muere al lado de su esposa, mientras en la plaza, su rival triunfa, y es agasajado por Doña Sol, que es una mujer sin corazón.
El sacerdote quiere dar ánimos a Carmen, pero ésta le dice, que ella tiene el valor de su marido para resistirlo todo, y acaba el film.
Conviene, a la hora de valorar Blood And Sand de Rouben Mamoulian, ponerse en situación, en el contexto de los espectadores que veían por primera vez una adaptación de Vicente Blasco Ibáñez, con sonido y color; tecnicolor, para ser más exactos.
Corría el año 1941, y Mamoulian asume el reto de volver a rodar el exitazo de Valentino, esta vez, con el uso de las nuevas tecnologías, que el director dominaba por encima de sus colegas.
El trío de actores protagonistas, no puede ser más llamativo:
Se elige a Tyrone Power como Juan Gallardo, por ser considerado el sucesor natural de Valentino.
Linda Darnell, pareja habitual de Power, crea una bellísima y abnegada Carmen.
Y Rita Hayworth es la perfecta aristócrata alocada y sensual, aunque sólo se la vea en 4 maravillosas escenas.
Su química con Gallardo es innegable, y eso que en esta versión, el guión no se recrea tanto, en la relación entre el torero y la sobrina del marqués de Muire, ya que apenas se dibuja la personalidad femenina de esta heroína, y desde luego, ni rastro de las célebres pinceladas sadomasoquistas entre ambos.
Se puede decir, que el amor adúltero aparece aquí, junto al dinero, el alcohol, y la fama, como un elemento más, de la decadencia moral y física de Juan Gallardo, que va creciendo a medida que lo hace su popularidad.
Porque esta versión de “Sangre y Arena” vuelve a ser una fábula sobre el deterioro del hombre, por culpa del dinero, pero sin aristas, sin matices, una historia tan plana, como la simbología de la última escena:
Un charco de sangre roja brillante, sobre la arena amarilla del albero, mientras de fondo, resuenan los vítores para el competidor de Juan Gallardo, ya muerto.
La historia se adecuaba bien a las temáticas típicas:
Un joven de condición humilde, consigue gracias a su persistencia y a su ambición, llegar a lo más alto, para allí, olvidarse de los suyos, e iniciar la posterior caída.
En este sentido, lo único original, es que estamos hablando de un torero interpretado por Tyrone Power en su salsa.
Sin embargo, el realizador, más que incidir en los momentos excesivamente dramáticos, típicos de este tipo de películas, buscó realizar un film más visual, más pictórico, con un uso del color, cercano incluso a ideas pictóricas.
De hecho hay escenas que recuerdan a conocidas obras de pintores españoles.
Y es que Mamoulian hizo un riguroso estudio cromático para poner en escena Blood And Sand, que pinta Andalucía con tonos voluntariamente tópicos, folclórico a conciencia, una postal estilizada, y sin embargo sugerente.
Por otro lado, hay mucha metralla interior, en el tórrido romance entre Power y Hayworth, 2 animales eróticos de alta graduación y que, curiosamente, tuvieron cierta relación con España:
El gran Tyrone porque murió en Madrid, mientras rodaba “Solomon And Sheba” (1959), y la no menos grande Rita, por su orígenes hispanos, ya que era hija del bailarín español Eduardo Cansino.
A pesar de ello, Blood And Sand no desaprovecha buenos momentos de la relación del torero con las mujeres, en un triangulo que completan Linda Darnell, ni las escenas de toreo, naturalmente rodadas por un especialista, que intercalan planos de la acción, con planos de la mujer del torero y su madre rezando ante un crucifijo, escuchando a través de las paredes, los vítores de los espectadores, y mostrando su sufrimiento en primer plano.
El centro de gravedad del drama original, se basa en ese triángulo amoroso, de Juan, Carmen y Sol, que en Blood And Sand por razones de censura, queda algo desdibujado, por lo que el realizador introduce el episodio en el que Sol trata al torero, como si de un toro se tratara.
La obra homenajea a Rudolph Valentino, al que Tyrone Power imita.
Como dato, cabe decir que Budd Boeticher, de 21 años, fue su asesor taurino.
La ostentación del torso desnudo de Power, es un antecedente del no más osado en pantalla desde William Holden en “Picnic” (1955)
“The crowd is forgetful, Juanillo, like a woman, and fickle like a woman, and cruel... like a woman”
Blood And Sand es una de las 3 creaciones, más míticas, de Rita Hayworth, las otras dos, “Gilda”, y “The Lady Of Shanghai”, y la que la convirtió definitivamente en estrella.
Para Blood And Sand, Rouben Mamoulian probó a 37 candidatas para el papel de Doña Sol, entre ellas María Montez.
Como el propio Mamoulian reconoció, el papel de Doña Sol era un puro cliché, como el resto del argumento, pero Rita aportó tanta insinuación a sus movimientos, que lo convirtió en una abstracción de la mujer fatal.
Para mí, la abstracción es la representación concentrada de atributos específicos, en unos pocos rasgos exteriores, que sin embargo, consiguen transmitir de forma completa, toda la complejidad de un personaje.
En Blood And Sand, la irreal y casi forzada sonrisa de Doña Sol, nos transmite perfectamente, la ninfomanía, el obsesivo deseo, y afán de posesión de Doña Sol por los toreros.
Poco importan lo triviales que puedan ser sus frases, porque toda la carga del personaje, está en los movimientos de Rita.
Como Mamoulian dijo:
“...en cuanto vi a Rita, supe que había encontrado a mi Doña Sol.
Ella era bailarina, así que esperaba que tuviera elegancia de movimientos, pero tenía mucho más que eso... Era una especie de movimiento felino sutil e insinuante, exactamente, el tipo de actuación que yo imaginaba que Doña Sol debía poseer”
La mujer tiene una extraña habilidad para distanciarse psicológicamente, para volverse inalcanzable, por más que parezca que está entregando el cuerpo a la cámara, su yo psicológico permanece sumido en misteriosa reserva.
Mencionemos simplemente, que la actriz colaboró con el coreógrafo Hermes Pan, habitual de las películas de Fred Astaire, para la famosa escena en que Rita torea a Tyrone Power, metáfora de su relación sexual con él.
Y no desmerece el cuadro de doña Sol que, haciendo honor a su apellido, “des Muire” es una auténtica furia natural, devorando los hombres a su paso:
“Si El Sol es la muerte por la tarde, ella es la muerte por la noche”
Por otra parte, el torero interpretado por Tyrone Power, no puede descifrar lo que se esconde detrás del resplandeciente rostro de Doña Sol.
Power vuelve a rezumar sexualidad, y quizás sea ésta, la versión en la que aparecen las mujeres más hermosas, así como excelentes secundarios, como el personaje inventado de Anthony Quinn, el amigo que acabará pisando la fama de Gallardo, o El Nacional, el crítico taurino Natalio Curro (Laird Cregar), y Garabato (J. Carroll Naish)
Linda Darnell, en su papel de esposa fiel de torero, lo cual es sinónimo de sufrimiento por partida doble, por las cornadas y por los cuernos... es el retrato de Carmen Espinosa queda perfecto, con los alegres colores de la juvenil inocencia, y con los rastros grises que deja la vida.
En lo referente al resto de Blood And Sand, el argumento es un puro cliché, con la imagen que por entonces tenían los EEUU de España, pero Mamoulian lo sabe, y juega con los tópicos descaradamente, y con sentido del humor:
El engreimiento estúpido del torero Tyrone Power, con sus necias frases, la mujer fatal diciendo trivialidades, y practicando con Power, ese “toreo de salón” en el que se invierten los papeles, el simbolismo de muchos elementos, como el anillo que pasa de amante en amante, el espléndido crítico, interpretado por Laird Cregar, manejando a las masas...
Y desde luego, si vemos la escena de la taberna, el tablao flamenco, el momento en que Rita se quita el mantón oscuro, y aparece su vestido color fucsia rasgando la oscuridad...
¡Hay momentos sublimes!
Todo ello, por supuesto, aderezado con numerosas escenas para lucimiento de Tyrone Power, y múltiples planos de faenas, y oles durante la corrida, porque al final, la Blood And Sand de Mamoulian, es un ejercicio magistral, del uso del sonido y el color, en el que se explotan al máximo las posibilidades estéticas de la fiesta nacional española.
Impresionan escenas, como las del ritual de vestir al torero, con un traje azul eléctrico, rodeado de oro, y brillos, con poses propias de una novia, luciendo la cola de su vestido.
Blood And Sand es divertida, y al mismo tiempo, consigue transmitir un sentimiento de fatalidad simbólica, de tragedia.
Y, por último, mencionar el exquisito tratamiento visual, pues se trata de una obra maestra del tecnicolor, de la que Mamoulian dijo:
“En lugar de filmarla, intenté pintarla.
Estudié los cuadros de “El Bosco”, e intenté conseguir un color parecido”
Sangre y arena, mujer morena, pasión gitana, guitarra española, toreros y mantillas, el Cristo del Gran Poder, y la Macarena, la España de Frascuelo y de María, la de Blasco Ibáñez, la que pintaron Murillo y Velázquez, y El Greco, y Joaquín Sorolla, la que retrata Rouben Mamoulian, con el pincel de los clásicos, con el oro y grana de los trajes de luces, con la tauromaquia en los ojos negros de Goya.
La capilla se inspira en “El Cristo” de El Greco; el joven Juanillo en “El Joven Mendigo” de Murillo; Carmen vestida de negro en el retrato “La Reina María Luisa con mantilla” de Goya; Garabato arruinado en las figuras negras de Goya, los salones del palacio de Doña Sol, en los cuadros de Corte de Velázquez, el plano del vestidor del torero en el cromatismo de Veronese, el cuadro de Juanillo y su hermana, en el mercado en el luminismo de Sorolla, etc.
La música, de Alfred Newman, recrea temas populares, como la saeta acompañada de tambores, el cuadro flamenco de guitarras, y melodías de aire español.
Hace uso intensivo de la guitarra, a cargo de Vicente Gómez.
“If this is death in the afternoon, she is death in the evening”
Pero, insistimos, muy diluida queda la crítica social que Blasco quiso imprimir a su novela, y la trama se configura de tal manera, que incluso destila cierto conservadurismo, según el cual, los pobres nunca deberían aspirar a ser ricos, ya que no saben convivir con el dinero, y acaban en la absoluta miseria.
Se enfrentan Juan Gallardo con “las cornadas que da el hambre, son peores que las de los toros, ahora puedo comprar lo que quiera sin preguntar el precio”; y su amigo El Nacional:
“Éste es un oficio repugnante para un rebaño que no sabe leer ni escribir…
La miseria me obligó a ello, pero hago responsable a todo el mundo de mi ignorancia”, porque Mamoulian, con el guión de Jo Swerling, pinta a unos personajes analfabetos, porque la dulce Carmen sí sabe leer; y los “héroes” que mueren sin aprender nada, con lo que se produce una nueva vuelta de tuerca, y en esta ocasión, se nos transmite, que la cultura es lo único que importa, por encima del dinero, o del arte de la tauromaquia.
Los pobres torerillos, no deberían dejar que la fama les estalle de golpe en las narices, pero sí deberían preocuparse por aprender a leer y escribir.
Quizás sea un planteamiento válido para hoy en día, pensemos en las academias de cantantes que no saben ni hablar, pero pensar en estas ideas aplicadas a la Sevilla de los años 40, produce cierto sonrojo.
Y la burguesía, a la que tanto atacó Blasco Ibáñez, se va aquí de rositas, queda en el aire, y casi descolgada la frase de Garabato:
“Ésa es la verdadera bestia” y no se genera ningún juicio contra Doña Sol, que, ella sí, sabe leer y escribir.
Por tanto, debemos enfrentarnos a esta versión de “Sangre y Arena” con la mentalidad de un espectador de los años 40, reconociendo su valor como espectáculo cromático y visual.
Para entender la filosofía del relato, mejor lean la novela de Blasco.

“I've dragged myself through the blood and sand of a thousand arenas.
In the end there's only one thing I regret, I never learned to read or write.
I was obliged to renounce education... but I make the whole world responsible for my ignorance”



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