El Pozo

“Si tú tienes un diálogo que tiene más de 4 líneas, es que no sabes lo que quieres decir.
Para mí es fundamental reducir los diálogos a su mínima expresión.
Si un diálogo puede expresar todo en una sola frase, ya tienes el diálogo correcto”

A 200 años de La Revolución de Independencia, y a 100 años de La Revolución Mexicana, los trabajadores de México del siglo XXI, no tienen nada que festejar, ya que, quienes representaron la vertiente popular de ambos movimientos, fueron derrotados por las clases dominantes.
Pero además, los trabajadores del México actual, herederos de las conquistas históricas de justicia social, que a sus antecesores les costaron múltiples luchas obreras y campesinas, y hasta 2 revoluciones, para llevar a jerarquía constitucional, conquistas laborales y sociales, están dejando perder dichos logros ante los embates del neoliberalismo económico.
La inestabilidad política, social, y económica que vivía México, después de los 2 Movimientos Armados de 1810 y 1910, ponía en jaque a los vecinos del Norte, los Estados Unidos, que buscaban un pretexto para intervenir en los asuntos internos de los mexicanos.
A los yanquis, nunca les ha interesado ayudar a México, sino aprovechar sus problemas internos, para beneficio de sus intereses.
Después de La Revolución de 1910, se inicio La Era de los Partidos Políticos, al servicio de la burguesía dominante, y como medios de control de las masas.
La Revolución Mexicana de 1910, tenía entre otras características principales, ser anti feudalista, anti reeleccionista, anticlerical, y con tendencias socialistas.
Sus principales ideólogos fueron:
Los hermanos Flores Magón, y los principales caudillos:
Emiliano Zapata y Doroteo Arango, mejor conocido como General Francisco “Pancho” Villa.
Dos siglos después del primer acontecimiento, El Bicentenario de La Independencia de México, fue un grupo de festividades que se realizaron en México, en el año 2010, para celebrar los 200 años del inicio de la lucha armada por La Independencia de México en 1810.
El 15 y 16 de septiembre de 2010, fueron los días oficiales de los festejos, aunque se llevaron a cabo distintos eventos previos, y después a estas fechas.
Los festejos se realizaron de forma paralela, con los festejos del Centenario de La Revolución Mexicana, que se llevaron a cabo el 20 de noviembre de 2010.
Pero es que, desde años antes, precisamente desde el 16 de junio del año 2006, mediante decreto del Congreso de La Unión, el año 2010, fue declarado como “El Año del Bicentenario del Inicio del Movimiento de Independencia Nacional, y del Centenario del Inicio de La Revolución Mexicana”, además, fue denominado “El Año de La Patria” por el entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa.
Diversos canales de televisión mexicanos, por su parte, pusieron en pantalla espacios dedicados a conmemorar esta fecha.
Aunque El Bicentenario ha dado mucho de qué hablar en el cine nacional, la televisión también ha realizado diversos esfuerzos por celebrar este evento.
TV Azteca, específicamente, preparó “13 Formas de Amar a Mi México”, una serie de cortometrajes, realizados por directores como:
Guillermo Arriaga, Patricia Arriaga, Mariana Chenillo, Humberto Hinojosa Ozcariz, entre otros.
En total, fueron 13 cortos, y a éstos, se les unieron los ganadores de la convocatoria abierta, lanzada a cineastas, estudiantes de cine, televisión, o comunicación, llamada:
“Mi México que Yo Quiero”
“El arte no da respuestas, pero sí provoca reflexiones”
El Pozo es un cortometraje, escrito y dirigido por Guillermo Arriaga en el año 2010, y producido por el saltillense Sergio Avilés.
Protagonizado por Humberto Berlanga, Francisca Urquieta Arguello, Armando Durán, Axel Cabello, Rogelio Palos, Janet Valdez, entre otros.
El Pozo fue presentado por TV Azteca, como parte del proyecto “13 Formas de Amar a Mi México” para conmemorar El Bicentenario de México, por TV Azteca.
Lo interesante de este proyecto, es la primera vez, que un medio de comunicación, le brinda a todos estos personajes realizadores, total libertad para expresarse como artistas, generando un espacio creativo, a un talento 100% mexicano para plasmar su obra.
Este conjunto de cortos, están consta de 13 trabajos, dirigidos por 13 de los mejores realizadores del país.
De hecho, El Pozo se exhibió con éxito, dentro de El Festival Internacional de Cine de Venecia, durante el año 2010.
Y es que reducir a 3 minutos con 58 segundos, una historia del antes y después de un México resentido por la violencia, fue el reto salvado con maestría por Guillermo Arriaga, uno de las figuras más trascendentes del cine latinoamericano actual.
El Pozo está ambientado en el desierto de Coahuila, México, en el año 1914, y la mayoría de locaciones corresponden a ese Estado.
“Fue Paty Bernal, quien es la productora ejecutiva de El Pozo, la que me invitó al proyecto, mismo que fue fotografiado por Sergio Yazbeck, y quienes participan son “no” actores campesinos de la Zona Centro de Coahuila, de hecho, algunos de ellos nunca en su vida, han entrado en una sala de cine.
En el “cast” tengo a una mujer de 98 años como actriz, a un hombre de mi estatura de 1,86cm, puro músculo, de 82 años, al que se le nota la tierra en cada arruga”, contó el director.
Además, participaron 11 actores de la entidad.
Como dato, el director invitó a su actor principal, el ranchero coahuilense, Humberto Berlanga, a la premier del filme en El Festival de Venecia, que contó con la participación del Gobierno del Estado para encargarse de sus gastos.
“Arriaga quería gente del desierto, quemada por el sol, y curtida por el viento para El Pozo.
Quería edades distintas, y rostros interesantes:
“¡Fíjate en los ojos!” repetía.
“Quiero creerles que han pasado toda su vida en el campo” comentó su director de casting.
El autor, afirmó que para celebrar El Bicentenario de la Independencia de México, se “impuso” hacer este cortometraje, y reflexionar.
El Pozo muestra las consecuencias de La Revolución sobre una familia, y la angustia que representa el cambio en su destino, de manera repentina, en un contexto de gran adversidad.
El corto de Arriaga, que contó con la participación de varios coahuilenses, sin experiencia en la actuación, ofrece una historia dura, sin concesiones, en la que un hombre que vive en el desierto de Coahuila, tiene que tomar una difícil decisión.
Es el año de 1914.
Desierto de Coahuila, Sergio (Humberto Berlanga), es un campesino mexicano, de 75 años, y su esposa Amelia (Francisca Urquieta), están a cargo de sus 3 nietos, cuyos padres han sido fusilados durante La Revolución Mexicana.
Quique (Armando Durán), el más pequeño de los nietos, ha caído a un antiguo pozo, y se encuentra gravemente herido.
Desesperado, Sergio trata de sacarlo como puede, pero al no lograrlo, le pide a sus otros dos nietos, Marco (Rogelio Palos) y Pepe Toño (Axel Cabello) que busquen ayuda.
Tras una larga noche de caminar por el desierto, Marco y Pepe Toño se encuentran con un grupo de revolucionarios, quienes lejos de ayudarlos, los reclutan para formar parte de sus filas.
Sergio, sin esperanza alguna, saca una vieja pistola, para terminar con el dolor y la angustia de su nieto.
Y es que esos otros nietos, Marco y Pepe Toño, también serán tocados por la fatalidad que rodea a una familia, que ha perdido a su generación intermedia, padre y madre de los pequeños, a causa de un fusilamiento por parte de los llamados “Huertistas” durante el Gobierno del general Victoriano Huerta.
Aquí cabe señalar, que en La Revolución, las tropas tenían que reponer a la gente que moría, cada vez que tomaban una ciudad, mientras avanzaban para tomar el país, como nadie iría “voluntariamente”, era común, que los llevaran a la fuerza, destino que corrieron ambos nietos.
A destacar la actuación de Humberto Berlanga, que refleja el sufrimiento de un hombre que se ve muy fuerte; y esa cámara, como testigo silencioso de la historia, y el paisaje, que es también un personaje de la misma.
Como dato, no se puede escuchar bien por los videos de Internet, pero se cuenta, que en el corto original, se oye claramente, al pequeño Quique llorar, al final, otra vez, lo cual lo hace más trágico aún.
El cortometraje El Pozo de Guillermo Arriaga, logra transmitir de manera vibrante, situaciones de un grupo humano, en un entorno de violencia, y permite identificarnos con experiencias extremas, de quienes los precedieron.
Su trascendencia es enorme, ya que permite asimilar el pasado, y contribuye a explicar mejor, la cultura mexicana.
Arriaga definió la situación de violencia que atraviesa México como “un gran dolor”
Esto lo dijo desde Venecia, donde participó en El 67° Festival Internacional de Cine de esta ciudad.
“Es un momento de gran dolor para México, pero a veces, es del dolor de donde sacas la energía y la fuerza para transformarte”, comentó el cineasta, quien tiene una doble participación en El Festival de Venecia, como juez y como director del corto El Pozo.
Y es que respecto al Bicentenario, una de las principales críticas a los festejos, fue el hecho de que algunos medios resaltaron la delincuencia, pobreza, crisis económica en la que se encuentra el país; y la violencia generada por La Guerra Contra El Narcotráfico, hecho que hizo que se cancelaran los festejos en diversas partes de México.
También se cree, que las televisoras al servicio del Estado burgués, han lanzado una campaña por El Bicentenario, que no es más, que una completa deformación del verdadero significado de los movimientos populares de 1810 y 1917.
Su objetivo, despojar al pueblo de México de la memoria histórica, y una completa despolitización.
El Pozo, en particular, retrata El Bicentenario de La Independencia de México, en un capítulo de la historia, que también fue violento.
“Cuando tu amas a un país, tienes que amarlo con todas sus contradicciones, por casualidad, o por cabalística, o por alguna razón misteriosa, los años 100 han sido críticos en la sociedad mexicana:
1810, Independencia; 1910, Revolución; y ahora 2010, esta violencia desatada”, reflexionó Arriaga.
“Aunque forma parte de las celebraciones, una de las cosas que podemos celebrar, es que el país está entendiendo quiénes somos, y tomar conciencia de quiénes somos, aunque eso tenga que ver con el dolor, o cosas terribles que pasan”, dijo en un rueda de prensa el cineasta.
“El Pozo es una reflexión, sobre lo que significa México, a lo largo de sus 200 años, y todas esas víctimas silenciosas, que ha provocado la violencia”, explicó Arriaga sobre el drama.
Desde diciembre del 2009 a la fecha, han muerto 28,000 personas, en la llamada “Guerra Contra El Narcotráfico”, de acuerdo con El Gobierno Federal.
Las decapitaciones, asesinatos, ajusticiamientos, los atentados con granada, y recientemente con coches bombas, son material cotidiano de los noticieros nacionales.
La sociedad mexicana debe analizar lo que sucede, y hacer un cambio profundo, comentó el escritor:
“No puede ser posible, que para un joven en el campo mexicano, la alternativa sea:
Irse a los Estados Unidos o unirse al narcotráfico”
Arriaga también se refirió, a cómo son recibidos los inmigrantes en Estados Unidos.
Para él, ese país “se está tirando un balazo en el pie” como defensor de Los Derechos Humanos a nivel internacional, cuando el Estado de Arizona aprobó La Ley SB1070, la cual considera como “criminales” a los inmigrantes.
“Una sociedad que se erige como defensora de derechos, no puede tener una ley como ésa, que me parece a todas luces inhumana.
Pero casi más inhumano me parece un país que no es capaz de retener a sus propios ciudadanos”, agregó Arriaga.
El Pozo es entonces, una reflexión sobre lo que significa México a lo largo de sus 200 años, y todas esas víctimas silenciosas que ha provocado la violencia.
A los cines llegó también “El Infierno”, de Luis Estrada, una película que retrata al México actual de narcotráfico, violencia, y corrupción, con el mensaje:
“México 2010.
Nada que celebrar”
Y esa película está por ser analizada en este blog, gracias a la gentileza del amigo oaxaqueño mexicano, Carlos Sánchez, por ceder las películas, y cuya máxima, representa el sentir del pueblo mexicano, y le cito literal:

“La vida es mejor sin corrupción, ni corrompidos”



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