Tesis

"¿Qué es el cine?
No os engañéis:
El cine es una industria.
Es dinero, son cientos, miles de millones invertidos en películas y recaudados en taquilla.
Por eso no hay cine en nuestro país, porque no hay concepto de industria, porque no hay comunicación entre creador y público.
Hemos llegado a un momento crítico, en el que nuestro cine sólo se salvará, si es entendido como un fenómeno industrial.
Vosotros sois alumnos de imagen, sois el futuro del cine español.
¡Salvadlo!
Ahí fuera está la industria norteamericana dispuesta a pisotearos, y sólo hay un modo para competir con ellos:
Dar al público lo que quiere ver.
No lo olvidéis”

El cine es el ojo que todo lo ve, incluso aquello que no se quiere mirar.
Es un instrumento de ocio que, como todo invento, puede llegar a ser perverso.
El asesinato en directo, es una consecuencia del morbo que nos invade, y que nos hace ser más “perros” que espectadores.
Y la brutalidad del hombre, se puede intuir sin ninguna dificultad, porque no hace falta que la tengamos ahí delante de nosotros, a través del rostro que sufre lo indecible hasta que llega la muerte consoladora.
Ya sabemos que el hombre es un animal, que disfruta con la sangre, que es el mayor depredador de todos, y que no tiene piedad, porque hace tiempo que se le heló el corazón.
Basta con que unos cuantos hombres sin alma, decidan hacer dinero grabando la muerte en directo, el asesinato inmediato, la tortura instantánea.
Así, y solo así, se logra saciar esa ansia que nos reconcome y que insiste, una y otra vez, en ver lo prohibido, lo que se cuece en otras casas, las personalidades de los extraños y, por supuesto, la bestialidad inherente a todo ser humano.
Antes de hablar del llamado “Cine Snuff” habría que referirse al gore, un estilo hiperrealista, con mucha pintura roja y entrañas de utilería.
Puede considerársele, el último peldaño en la escala de aceptación masiva de los géneros proscritos, y su irrupción a escala internacional, tiene que ver con el agotamiento del cine de alto consumo sexual, o francamente pornográfico.
El cual, es un certificado de defunción, que llega a principios de los 70, y crea la desesperación financiera de sus productores.
Pero:
¿Qué hacer para que la mórbida taquilla siga funcionando?
Comienzo por decir que, desaparecidos y cadáveres mutilados hallados en varios países de América Latina, y en naciones europeas que son escenarios de la emigración tercermundista, han alimentado las historias siniestras del “cine snuff”
Sin embargo, gente seria, con acceso a esas cintas, aseguran que todo cuanto han visto, es “un cuento de camino” filmado, con supuestas pretensiones de veracidad.
“Un truco más de horror para vender a mentes enfermizas”, alegan.
Hay otros tipos de asesinatos filmados, crímenes espirituales, de los que sí nadie duda, en cuanto a su legitimidad, y es la pornografía infantil.
Pero esa es otra historia en la tarima del morbo…
El “Cine Snuff” existe, pero es bastante limitado en su número, hay leyendas urbanas, que aseguran que existen varias redes clandestinas, donde secuestran gente para filmar su tortura y asesinato, y luego esos films, se venden a sociedades de la alta alcurnia, para entretenimiento, pero nunca se ha probado nada de esto.
El objetivo de estas macabras grabaciones, es conseguir un espectáculo tan morboso como único.
Lo más cercano a una “snuff movie” son las supuestas filmaciones que habría realizado David Berkowitz, conocido como “El Hijo de Sam” de algunos de sus numerosos crímenes.
Estas cintas, circularía dentro de la secta norteamericana Iglesia de Satán.
Algunos afirman, que la filmación del asesinato de Stacy Moskowitz en 1977, en Brooklyn; Berkowitz la realizó con el objeto de vendérsela a Roy Radin, un empresario de Long Island, conocido por su enorme colección de películas porno, a la cual quería agregar una snuff.
Se rumorea que hay alrededor de 10 copias de este asesinato, aunque nunca pudo encontrarse ninguna.
El asesino serial Charles Ng, también habría filmado sus asesinatos, con la intención de distribuirlos comercialmente.
A pesar de que la posición oficial del FBI niega su existencia, un investigador de la Oficina del Fiscal del Distrito de Carolina del Norte, confirmó en secreto, que las cintas estaban en poder de la agencia.
Yaron Svoray, un ex militar israelí, publicó un libro sobre la posible existencia de estos films, llamados:
“Dioses de La Muerte”
Entre otros datos, Svoray confirma la existencia de videos, que registraron las atrocidades cometidas por los soldados en la ex Yugoslavia.
Para Charles Balun, distribuidor de la mítica Guinea Pig:
“Lo más cercano a las “snuff movies” es lo que yo llamo la autopsia.
“Faces Of Death” y “Escenas de Muerte”, son noticias, o archivos de la policía, que muestran distintos tipos de asesinatos, autopsias, suicidios, etc.
Pero esto no es “snuff” porque solo son una crónica de una muerte real.
“Snuff”, por su definición, es una muerte coreografiada”, aseguró.
El caso más actual conocido, es el de Armin Meiwes, denominado por los medios periodísticos como “El Caníbal de Rothemburg”, en 2001, debido al asesinato y posterior descuartizamiento, y canibalismo de una persona, con la que había contactado por Internet, para satisfacer las fantasías de devorar y ser devorado.
En un chat, Armin conoció a Bernd Jürgen Brandes, un ingeniero de Berlín.
Bernd se declaraba bisexual, y la violencia y la tortura, formaban parte de sus rituales sexuales cotidianos.
Se citaron primero durante un fin de semana, donde pusieron a prueba sus instintos caníbales.
Tras la despedida en la estación, Brandes lo pensó mejor, y llamó a Meiwes para que lo recogiese.
Quería probar otra vez.
Tras varias horas de conversación, Brandes quiso que el caníbal le amputase el pene:
“¡Córtalo de una vez!”, dijo la víctima.
Con gran cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor.
Bernd ingirió sus propios genitales.
Meiwes cortó el pene en 2 trozos, y los cocinó para ambos.
En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin manifestó, que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd experimentaba.
Meiwes asesinó posteriormente a su víctima en la mesa de descuartizar, y grabó todo en cámara de vídeo.
Descuartizó el cuerpo, y conservó la carne, consumiéndola los días posteriores.
Pues resulta que la filmación del Armin Meiwes, se ha convertido en la “snuff movie” más codiciada.
Por eso, la Audiencia de Kassel, donde se desarrolla el juicio contra Meiwes, ha rodeado de fuertes medidas, los 3 casetes que contienen las escenas, que en el mercado negro de los más sádicos, pueden alcanzar los 50,000 o 60,000 euros, según los expertos.
Todo lo que rodea a El Caníbal, huele a dinero:
Él mismo ha anunciado, que escribirá sus memorias, a las que ya califican como futuro “best-seller”, y ha recibido ofertas millonarias, para llevar su vida y obra al cine, como sucedió con el film “Cannibal” (2006)
A las cintas originales de Meiwes, en la caja fuerte del Tribunal, sólo tienen acceso 2 agentes y un funcionario.
En el juicio, la filmación fue exhibida el 08 de diciembre, sólo ante los jueces, el jurado y los abogados.
“Llegué a pensar que estaba en una casa de locos”, contó tras la proyección una de las magistradas.
En principio, las férreas medidas de seguridad, hacen indicar que los casetes no saldrán nunca a la luz.
Pero... hay copias.
La propia Audiencia de Kassel, ha reconocido su existencia, y que se encuentran bien ocultas en Wiesbaden, la capital del Estado de Hessen, de donde procede Meiwes.
“Las cintas nunca estarán a la venta”, sostiene Mark Benecke, un reconocido forense.
“Y eso que lo prohibido es lo que más atrae a la sociedad.
Esa misma atracción, fue la que le hizo a Meiwes, poner una cámara a grabar.
Lo quería volver a ver después.
Para él, era un bonito recuerdo”, añadió.
Meiwes, acusado de asesinato con motivación sexual, ha confesado, que se comió a su víctima, porque le producía satisfacción sexual.
Entonces:
¿Por qué lo grabó todo?
Quería, y lo hizo, contemplar repetidas veces el vídeo para, mientras, masturbarse…
Sin embargo, el público que espera ávido la cinta de Meiwes, es adulto.
“Ahora mismo, puedo decir que ya está en la Red, y la gente se lo creerá, y lo buscará”, apostaba un funcionario.
“Con esto, puede pasar como con el bulo de las mascotas que crecían dentro de frascos de cristal.
Todo el mundo se lo llegó a tragar.
Nuestra fascinación por el lado oscuro, ha alcanzado un grado enfermizo” concluye.
Y es que, no siempre, el tipo más atractivo que se sienta en el pupitre de al lado, es precisamente quien posee más talento.
Puede que, detrás de esa fachada bonita, de ese encanto natural, se halle una bestia feroz, deseosa de devorar todo cuanto toca.
O, tal vez no, puede que ese fulano sea realmente, un tipo con el estilo suficiente, como para encandilar a todo el que se le acerca.
Más bien, es preferible creer, que aquel desarrapado, aquel desgraciado que va con camisetas negras, de algún grupo heavy de moda, sea el autor de lo más pornográfico que se pueda grabar en celuloide, y que no es otra cosa que un asesinato lento, sádico, y brutal.
Aunque ese chico, de melenas y ademanes descuidados, puede ser solo un infeliz que trata de llamar la atención por una vez en su vida, uno de esos compañeros que todos los que, por una razón u otra, llegamos a pisar una facultad hemos tenido.
¿Quién sabe?
Quizá detrás de cada director, hay muchos mundos que se pueden llegar a descubrir o no, depende del genio que atesoren.
“La gente de la facultad queréis verlo todo, tenéis que demostrar que sois de imagen, pero luego, ni puta idea de lo que es el cine de verdad”
Tesis es un film de terror psicológico, y primer largometraje de Alejandro Amenábar, realizado en 1996.
Protagonizada por Ana Torrent, Fele Martínez, Eduardo Noriega, Nieves Herranz, Rosa Campillo, Miguel Picazo, Xabier Elorriaga, entre otros.
Con un guión de Alejandro Amenábar, sobre un argumento del mismo junto a Mateo Gil.
Señalar que Tesis, fue el primer papel como actor en el cine, para Fele Martínez.
Antes de rodar Tesis, Amenábar había realizado varios cortometrajes en vídeo, como “Himenóptero” (1992), que ganó el Festival de Cortos de Elche, o “La Caleza”, premiado en el Festival de Cine y Video de AICA.
De hecho, el personaje Bosco de Tesis, también es el nombre del personaje que interpretaba Amenábar en su corto, y cuya cámara, que usa, es también una Sony XT-500.
En ellos, ejercía de guionista y director, se encargaba de la fotografía, y de la sonorización, componía la música, interpretaba...
Por aquella época, el cineasta José Luis Cuerda, vio de manera casual, uno de sus trabajos, y decidió producir su primer corto en 35 mm, “Luna” (1994) y su debut en el mundo del largometraje con Tesis.
Con un notable éxito de crítica y público, Tesis marcó el inicio de uno de los más exitosos directores del cine español.
Obtuvo varios premios, entre ellos El Premio Goya a La Mejor Película, Mejor Guion Original y Mejor Director Novel.
Así, con tan sólo 22 años, Amenábar se estrenaba como director, y lo hacía con un brillante y entretenido thriller psicológico, que exploraba el poder y la fuerza de la imagen, en la sociedad contemporánea.
Tesis está rodada, en parte, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en la que estudió Amenábar.
El rodaje tuvo que hacerse en el mes de agosto, cuando estas instalaciones quedaban vacías.
El título “Tesis” denota un útil dominio del suspense, así como del tempo cinematográfico, es un esperanzador inicio para un director con saludables ideas y mucha cinefilia.
Por otro lado, tratar el tema de la violencia en el cine y la televisión, sin por ello hacer una película violenta, fue el planteamiento de Alejandro Amenábar al dirigir Tesis, como un thriller fresco, donde el terror es psicológico, se sugiere pero no se ve.
“Mi generación está familiarizada con la violencia, nos rodea, pero yo pretendía dar un trato a las imágenes violentas, sin por ello tener que mostrar, sólo sugerir a través del sonido, y de la música”, comenta Amenábar, quien efectivamente, nunca muestra al público el contenido de esas cintas de vídeo, aunque sólo por los gritos de la víctima, se percibe el contenido.
Y es que Tesis es una propuesta plausible, de acometer un género tan difícil como es el thriller psicológico, pero Amenábar hizo un trabajo excelente en la dirección, desde todos los puntos de vista, desde el manejo de cámara, hasta como desarrolla la historia, sin altibajos en ningún momento.
Es increíble como una historia, que comienza de lo más simple, poco a poco se va acomplejando, la intriga, y la tensión, suben con el paso de los minutos, y las preguntas inundan nuestra mente.
Amenábar escribe y dirige Tesis, desde una mirada para nada pretenciosa, sino al contrario, juega con la complicidad del espectador, gracias en gran medida, al nivel interpretativo, y el carisma que desprenden en pantalla, esos actorazos que tiene en su reparto.
Los mecanismos de intriga que utiliza Amenábar, logran trasmitir la desazón inherente al asunto desarrollado, y a las situaciones derivadas de la acción de su protagonista, elevándose por encima del simple “whodunit” con un planteamiento sugerente, y astutos giros en una trama interesante y bien definida.
Tesis es inquietante, dramática hasta el terror y la angustia.
Trepidante desde la primera escena, inteligente y horrible.
Amenábar explora la violencia, el terror, y nos regala una película sobre las “snuff movie” con la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, como telón de fondo.
“¿Crees que una película podría matar a una persona?”
Ángela Márquez (Ana Torrent), estudiante de la Facultad de Las Ciencias de La Información, prepara una Tesis sobre la violencia audiovisual, y pide a su director de Tesis, el profesor Figueroa (Miguel Picazo), que le ayude a buscar información.
Éste, accidentalmente, descubre una cinta en la videoteca de la universidad, y tras ojearla en la sala de proyecciones, muere a causa de un infarto.
Al día siguiente, Ángela descubre el cadáver, y asustada se lleva la cinta.
Junto a otro estudiante llamado Chema (Fele Martínez), estudiante amante de las películas violentas, visionarán la cinta, descubriendo que se trata de una “snuff”, en la que una chica es torturada y asesinada.
Por casualidad, Chema conocía a la chica, la cual desapareció hace 2 años; y ambos comenzarán a investigar, adentrándose en un peligroso mundo, descubriendo una red de tráfico de estas películas en la facultad, hallando posibles sospechosos que les acosarán para evitar ser descubiertos.
Y por tanto, Ángela puede ser la protagonista de la siguiente “snuff movie”
Tesis arranca con una introducción, para situarnos en la historia, pero que no deja de intrigarnos en ningún momento, a menudo que avanza la trama, que se va enredando más y más, hasta llegar a un punto en el que se esta tan desconcertado, que no se sabe que pensar, ni en qué o quién creer.
Ese clímax llega, en una segunda parte increíblemente entretenida, llena de suspense, mentiras, terror psicológico, y unos muy buenos momentos de tensión.
Lo mejor de todo, es que en Tesis no falta la crítica social, esta vez, a la propia persona que solo busca el morbo, sea del tipo que sea, aunque este avisada de antemano, que lo que puede ver, podría herir su sensibilidad.
La historia está contada, de forma que el punto de vista lo lleva Ángela, así nos explican todo lo necesario en torno al “snuff” para comprender Tesis.
Ángela sabe lo mismo que nosotros.
Sin embargo, en Tesis ocurre lo contrario.
Quizá sea consecuencia de la propia originalidad del guión; y seguramente que muchos de ustedes conocerán, por primera vez, el “Cine Snuff” gracias a Tesis.
El “snuff” como se citó, es precisamente, un insalubre coctel de sexo y muerte; es un rodaje “ex-profeso” en donde el individuo que filma, el que tortura, y el que ve la filmación, experimenta una sensación de placer, con la contemplación de la degradación, y muerte de la víctima.
Por ello, no es de extrañar, que las películas “snuff”, verbo que en argot anglosajón significa tanto “morir” o “matar” como “trocear” o “descuartizar” hayan alcanzado, más que un éxito de público real, algo imposible, por otra parte dada su particular naturaleza; y sí cierta aureola, o status mítico.
Una cosa es ver una ejecución pública, con inusual curiosidad; y la otra es volverse adicto a un espectáculo degradante, en donde la muerte es el equivalente orgásmico de la historia.
Y de este modo, regresando al principio, podríamos decir, que la clasificación de la videoteca, fue hecha por el mismo asesino, ya que para él, la muerte, el gore y el sexo, estarían en la misma repisa, y con igualdad de categoría.
Ciertamente, Tesis nos muestra, el preocupante mundo del “snuff”, un mercado que dicen mueve mucho dinero,
Se ha dicho que existe el “snuff blando”, con muertes de animales, o muertes accidentales de personas, y otro “snuff” mucho más perverso y peligroso, directamente relacionado con el mundo criminal.
Pero este es sólo un aspecto de Tesis, ya que es una reflexión sobre nuestra forma de reaccionar ante la violencia, sobre ese efecto de atracción/repulsión que produce en la mayoría de nosotros.
Por eso, el director prefiere enseñar los rostros de Ángela o Chema, contemplando la pantalla, más que lo que en ella aparece.
Este es el motivo, de que Tesis sea una gran película, que no cae en ningún momento en la vulgaridad de regocijarse en la violencia de la que habla.
Así, Alejandro Amenábar utiliza las “snuff movies” como pretexto para realizar una denuncia, o una reflexión sobre la violencia, en los medios de comunicación.
Pues resulta que cuando el director preparaba lo que iba a ser su ópera prima, llega tímidamente a España, una serie de programas de televisión sensacionalistas, moda importada de los Estados Unidos, cuyo fin para entretener al espectador, era emitir el mayor número de secuencias violentas, cuanto más morbosas fueran las imágenes, mayor poder de atracción tendrían sobre los espectadores, aunque el auténtico “boom” llegó después de haberse estrenado Tesis, el mejor ejemplo lo podemos encontrar en “Primer Impacto” aunque también, hay buena muestra de ello en la TV nacional de forma velada; ya que dicha táctica, también comenzó a ser empleada por los programas informativos.
Esto lo podemos comprobar, en la escena que sirve de epílogo:
Una cadena de televisión, se hace con la cinta “snuff” y decide emitirla en su programa de sucesos de mayor audiencia, sin importar las posibles consecuencias como el sufrimiento de los familiares de la víctima.
Con esto, Amenábar pretende decirnos:
“Señores nos estamos acostumbrando a esto.
Lo estamos viendo por televisión todos los días.
Y hay unas personas y empresas detrás, que se están aprovechando de ello, que nos están vendiendo el producto, de un modo frívolo e inmoral, que se encargan de ralentizar las imágenes a su antojo, que se preocupan de filtrárnoslas en determinados shows televisivos”
Al público hay que darle lo que pide... y si lo que pide es mierda... pues mierda; y los méritos de Tesis se basan en buenos personajes, excelentes actuación, y un gran clima.
Ángela Márquez (Ana Torrent):
Es el principal personaje de Tesis, estudiante de Imagen de La Facultad de Las Ciencias de La Información en Madrid, y que está realizando su doctorado en periodismo, y ha escogido la violencia en los medios audiovisuales, como su tesis.
Por lo que se va a acercar al fenómeno “snuff” y en su empeño, descubrirá un negocio alrededor de ello.
Desde la secuencia inicial del metro, en que ella que no es capaz de reprimir sus impulsos, a la hora de mirar el cuerpo del hombre destrozado sobre las vías, Ángela es víctima del sentimiento morboso, que la lleva a querer ver más.
Sobre Ángela recae el eje central de la acción, que se fundamenta en las relaciones, casi íntimas, con los 2 protagonistas de la historia, uno de los cuales...
Chema (Fele Martínez):
Otro estudiante de la misma Facultad que Ángela.
Oscuro personaje, al cual Ángela recurre para que le deje ver películas sobre la violencia.
Aficionado a esto, y a lo que le rodea, Chema se convertirá en un principio, en su único aliado y confidente.
Conjuntamente con Ángela, ven el video que a Figueroa le ha costado la vida, y descubren que presenta la tortura, asesinato, y desmembramiento, de una joven estudiante llamada Vanessa y ambos deciden investigar.
El entusiasmo de Chema por la violencia audiovisual roza lo patológico y, mediado el metraje, un giro en el guión, lo sitúa en el papel de…
Bosco Herranz (Eduardo Noriega):
También estudiante de Imagen de la misma Facultad.
Es un chico, que en un principio parece el asesino; sobre el papel, es un personaje de muchas aristas, que combina la presencia elegante, y la capacidad de seducción, con una frialdad que llega a sobrecoger en los momentos culminantes.
La atracción que Ángela siente hacia él, fundamenta algunas de las secuencias más interesantes de Tesis, comenzando por el encuentro de los 2 personajes, y la persecución por los pasillos, sin mediar palabra alguna, y continuando con las 2 escenas que tienen lugar en la habitación de Ángela, montadas en paralelo:
En la primera, real que concluye al borde del beso; y la segunda onírica, en la que Bosco llega a apuñalarla.
Con el personaje de Bosco, Amenábar quiso romper con la imagen tópica del chico guapo, que se daba en las series de televisión norteamericanas, en las que cuanto más atractivo se fuera, más virtuoso.
Figueroa (Miguel Picazo):
Es el profesor que dirige la tesis de Ángela, y a la cual le pide que le consiga películas de la filmoteca de la facultad, que la puedan ayudar en su investigación.
Figueroa muere de un ataque de asma, provocado por la impresión que le producen las imágenes que contempla, la “snuff movie”, en la videoteca de dicha Facultad.
Jorge Castro (Xabier Elorriaga):
Es el profesor de Psicología Audiovisual, que sustituye a Figueroa en la dirección de la tesis de Ángela, y de sospechosas actitudes.
La intervención de Castro, permite a Amenábar, uno de los momentos más originales y “editorializantes” de Tesis:
Cuando desde un lugar como la tarima de la Facultad, aconseja a los alumnos, sobre cómo deben defenderse de la hegemonía del cine norteamericano “dando al público lo que quiere ver”
Pero es Ana Torrent y Fele Martínez, quienes hacen una pareja explosiva.
El personaje de Martínez rebosa carisma, y Torrent compone un papel, con una naturalidad envidiable, al estilo “Mulder y Scully” en “X-Files” pero con encuentros mucho mas picantes, y hasta ácidos.
Como todo Thriller que se precie de tal, siempre tiene que haber preguntas que no tienen respuesta, y que se revelan en mayor medida sobre el final, y ahí está el truco de esta clase de film, saber jugar con las preguntas, y por ende con el espectador...
Tesis logra este objetivo con creces, y juega con nosotros, manteniéndonos en alerta desde los primeros minutos, con un desarrollo y “timing” ejemplar por parte de Amenábar.
Pero:
¿Es que no hay personal de mantenimiento en esa Facultad?
¿Cómo es que nadie ha descubierto esa especie de factoría de “snuff movies” que tienen montada en los sótanos?
La escena de la cafetería, y el contraste de los géneros musicales, escuchado por los protagonistas, es una enorme secuencia de montaje.
La escena donde Ángela pone en negro la pantalla del TV es soberbia, ya que solo se escucha el sonido, mientras la cámara capta su rostro.
La escena en las tuberías, en plena oscuridad, y con apenas un par de cerillas, es una enorme secuencia de terror, que bien recuerda filmes posteriores del realizador.
¡Y qué final!
La imagen en donde vemos a todos los pacientes del hospital, obsesionados por contemplar la emisión de las cintas “snuff” por parte de un programa sensacionalista de la TV, retoma la propia tesis de Amenábar, de que los humanos estamos fascinados con la contemplación de la muerte de nuestros propios pares.
Tesis es un interesante el conflicto interior, por el que nos podemos llegar a sentir horrendos, o culpables por querer verlo, ya que socialmente, algunas cosas si tienes curiosidad por verlas, se interpreta, o es sinónimo de que en el fondo, eres igual de perverso que los protagonistas....
Es como ponerse la mano en la cara, cuando te muestran algo que sabes que es desagradable pero, no puedes evitar entreabrir los dedos para echar un vistazo superfluo.
Curiosidad pura y dura.
Al final de Tesis, aparece un mensaje de advertencia, en el que avisa al telespectador, de que las imágenes que se van a mostrar, pueden herir su sensibilidad.
En ese momento te invade un sentimiento de incredulidad.
Piensas que si Amenábar se ha pasado todo el metraje, criticando dicho tipo de imágenes, no es posible que formen parte de su película.
Acto seguido un sentimiento de culpabilidad, y curiosidad morbosa te invaden.
Culpabilidad, porque sabes que deseas ver esas imágenes, y que a pesar de que estás de acuerdo con la crítica que acabas de ver, no tienes intención de levantarte y no ver esas imágenes.
Finalmente, aparecen las letras de crédito.
El cabrón de Amenábar consigue engañarte, y consigue que tú mismo, en tu intimidad, seas consciente de que eres parte de ese público que demanda ese tipo de imágenes, que tanto criticas públicamente.
La banda sonora me ha gustado bastante, y ayudó demasiado a crear el ambiente, pero me recordó ciertos acordes de la obra “Halloween” de John Carpenter como compositor.
Amenábar utiliza con inteligencia la banda sonora, y los espacios fuera de campo.
Lo cual, además, somete al espectador que aguarda esas brutales escenas, a una tensión añadida, y a una pregunta:
¿Acaso estoy esperando, enfermizamente, que el director las muestre?
En Tesis es interesante, el tema de la profesionalización del delito.
Del como la llamada por Max Weber, “ética protestante”, hace que dentro del capitalismo, se pueda prestar cualquier servicio por aberrante que sea, y desde luego, que si hay gente que se divierte viendo videos de asesinatos, es necesario vendérselos.
La sociedad toda, sabe y siempre lo ha sabido, que ello pasa, pero no le importa.
“¿De qué color son mis ojos?”
Si somos de aquellos que cambiamos de canal, cuando los noticiarios pasan imágenes de niños muertos de hambre, o violentos asesinatos callejeros excepcionalmente filmados, encontraremos en Tesis, un verdadero estudio de la curiosidad y la atracción por la violencia, por lo prohibido, y por lo que debiera no ser, pero es.
¿Por qué vemos “snuff”?
¿Por qué nuestras manos se apresuran a tapar los ojos en un vano intento de ahorrarnos lo inevitable?
Nuestros ojos buscan las imágenes, aquellas que nos incomodan más, aquellas que nos hacen sentir impotentes, violentos, agresivamente interesados.
La inestabilidad e irritabilidad, se instalan en nuestra mente, desplazando la razón, implantando un régimen instintivo, en el que nada sirve para frenar nuestra continua desazón.
Un preocupante sentimiento de culpa nos invade y nos recuerda, que somos otra persona, que existe otro yo esperando en la puerta, y que se rebelará en cuanto se acabe la cinta.
“Esta sociedad es eminentemente audiovisual, y corre el riesgo de volverse insensible, ante el hecho mismo de la muerte... mi intención era precisamente, llamar la atención sobre la muerte, y sobre quienes la contemplan insensibles” dijo Amenábar
Creo que Tesis no sólo es un buen ejercicio de cine de género, sino que consigue algún punto de reflexión más que interesante, sobre el morbo de la atrocidad, sobre lo atractivo del mal.
“Es difícil creer que haya gente que disfrute con la violencia, pero así es.
Tesis no habla de víctimas ni de verdugos, si no de los que ven el espectáculo, y disfrutan con ello.
Es en ese punto, donde yo apelo a la honestidad:
¿El espectador es capaz de ser cómplice de ese espectáculo?” dijo Amenábar hace unos años sobre su film.
Para ir cerrando, Tesis intenta abordar la temática “snuff”, no hay muchos films que lo hagan, por lo que seguramente, Tesis sea el mejor film jamás creado en este sentido, durante su momento.
Tesis aborda la temática, desde una mirada más sugerente, y de alguna forma, también mostrando los instintos bajos del propio ser humano, con ese deseo de ver absolutamente todo, algo que solemos llamar “morbo”
El morbo que todo ser humano tiene sobre lo prohibido, el regocijo soterrado del hombre por el mal y el dolor ajeno, ejemplificado en la virulencia de las “snuff movies” y que sirven a Amenábar para establecer una crítica dócil, al regusto por la vehemencia en la sociedad, y en su más fiel testimonio:
“La televisión”
La mayoría queremos ver lo que se nos prohíbe; y cuando se trata de la muerte de otro ser humano, hay como una sensación de urgencia de cruzar los límites, ver de lo que estamos hechos, contemplar nuestra propia reacción ante la muerte e, inconscientemente, imaginarnos en el lugar de la víctima:
¿Nuestra muerte será así?

“Aunque muchos hipócritas digan que mis películas son una basura, se que se mueren de ganas por verlas”



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