Jude

“His world could never change...
Until she became his world”

Imaginemos un enorme y plateado banco de sardinas, en el que todos sus componentes, salvo 2 idealistas individuos, macho y hembra respectivamente, se mueven en la misma dirección.
En tal heroico y dramático camino contracorriente, es en lo que podemos resumir la maravillosa novela “Jude The Obscure”, última que Thomas Hardy, OM, publicó en su vida, ya que en la Inglaterra de 1895, año de su primera edición, estuvo marcada por la polémica, incluso, un obispo llegó a quemarla públicamente, debido al planteamiento que Hardy realizó en ella, sobre el matrimonio, el sexo, y el ostracismo, al que la sociedad condena a aquellos que no aceptan vivir según sus normas.
Un dato anecdótico de la novela, es la tensión que causó dentro del matrimonio del autor, debido a que Emma Hardy, se preocupó de que la gente tomara la obra de su esposo, como una autobiografía.
Por su parte, Hardy comentó la decisión del obispo, de quemar su obra, con cierto sarcasmo:
“Probablemente quema mi obra, debido a su frustración de no poder quemarme a mi”
Tan sensible fue el autor, a las inmerecidas críticas y reacciones hacia la obra, que atacaron sus bases morales, más que a su estética, llamándola “Jude, The Obscene”, que juró no volver a publicar otra novela.
Así, durante las siguientes 2 décadas, últimas de su vida, Hardy no publicó más que poesía.
A pesar de que al principio, Hardy nos describe una sociedad industrializada, y parece que pretende hacer una crítica a la injusticia que sufrió la clase obrera en esa época, en realidad, es solo el comienzo de una novela psicológica, que se desarrolla en la mente de nuestro protagonista:
Jude.
Es interesante, la defensa que Hardy hace sobre el derecho de las clases humildes a la educación superior; magistralmente narrada, retratando con precisión periodística, el mundo rural, y como en todas sus novelas, Hardy ofrece una lúcida reflexión sobre la condición humana, sobre su grandeza y, finalmente, su patetismo.
¿Cómo se puede vivir cuando tu alma está desposeída de todo lo que quieres?
“It is a difficult question to answer...
Whether to follow your dreams...
Or to let life lead you where it will”
Jude es una película dramática inglesa, del año 1996, dirigida por Michael Winterbottom.
Protagonizada por Kate Winslet, Christopher Eccleston, Liam Cunningham, Rachel Griffiths, June Whitfield, David Tennant, Ross Colvin Turnbull, entre otros.
El guion fue escrito por Hossein Amini, basado en la novela “Jude The Obscure”  de Thomas Hardy.
De inicio, cabe decir que, en la ecléctica filmografía de Michael Winterbottom, es posible encontrar desde los dramas más intensos, hasta los festines sexuales más literales.
Podemos apreciar en su film, Jude, que siempre llueve, los abrigos siempre destilan vapor, y los zapatos se sienten húmedos y resbalosos.
Los rostros se van lavando con la lluvia inglesa, y del fulgor del romance, pasan al desasosiego de la rutina, de vida insostenible, y de la muerte.
Esta adaptación de la novela de Thomas Hardy, retrata con valentía la historia de amor entre 2 primos, Jude y Sue, en el complicado contexto de finales del siglo XIX, en la puritana Inglaterra.
Supongo que adaptar a Thomas Hardy no es nada fácil; ya que la narrativa de Hardy obtuvo cierto éxito, si bien la crítica se encarnizó con él por la ideología materialista, naturalista, y pesimista implícita en sus tristísimas y deprimentes últimas novelas, en realidad Hardy es malo y áspero, y supongo que a veces, se caerá en el riesgo de caer en el melodrama.
Las asperezas, las pequeñas y grandes crueldades que en el libro funcionan bien, en la pantalla pueden volverse tan puramente melodramáticas, que pierden credibilidad, así que hay que ir con cuidado, seleccionar bien lo que se quiere resaltar, y dejar a un lado algunas.
Al menos así me lo imagino yo, que en realidad no tengo ni idea; pero en Jude, es un drama con mayúsculas, una poesía ambientada 2 siglos atrás, que funciona más como un episodio de vidas, en un intenso viaje en múltiples localizaciones, que tiene como resultado, un descorazonador relato acerca del amor, la responsabilidad, y los sueños, que al final, siempre quedan por cumplir…
Jude no es un drama sencillo, y en absoluto, es recomendable para aquellos que busquen la típica historia de amor correspondido.
Jude aborda la vida de un joven de provincia inglés, que basa sus esperanzas en llegar a una ciudad próxima a su pueblo, para convertirse en un intelectual.
Esa fue la opción que su maestro de escuela le dejó de niño, y a la que se aferra en lo venidero.
Plagada su vida de vacío, huye del pueblo para comenzar un largo camino de frustración y dolor, al que ominosamente se ve abocado.
En una especie de remembranza del mito bíblico de Job, Jude padecerá su vida con paciencia; la diferencia es que la luz no tocará nunca su vida.
Y es que si se desea ver, el descenso a los infiernos de un ser desdichado, Winterbottom lleva con brillo esta dura creación, hasta sus últimas consecuencias.
La desazón recorre a Jude, como un viejo fantasma, apta solamente para desencantados, en busca de amor en medio de la, en ocasiones, brutal lógica de la vida.
“Promise me you'll never stop trying”
La trama inicia en el siglo XIX; donde vemos a Jude Fawley (Christopher Eccleston), un campesino que, desde niño, sueña con convertirse en un hombre ilustrado.
Sin embargo, entre Jude y los libros, no tarda en cruzarse una joven, Arabella (Rachel Griffiths), una seductora mujer con la que acaba casándose.
El matrimonio resulta un fracaso y, tras la separación, Jude conoce a su prima Sue Bridehead (Kate Winslet), una mujer muy avanzada para su época.
Entre ambos, se entabla una amistad, que pronto se convertirá en amor.
Jude es de esos seres, que pasan durante toda su vida, al lado de la gente, y de lo que desean.
Nada logra concretarse en su vida, y siguen en lo que ni siquiera se podría llamar rechazo, porque en realidad, no tratan de alcanzar lo que desean.
Las pocas personas, para quien parece ser digno de atención, lo dejan rápidamente:
El institutor Phillotson (Liam Cunningham) que le despierta la fascinación por la ciudad y la universidad vecina de Christminster, y le revela la clave para progresar:
Los libros.
O su tía Drusilla (June Whitfield) quien lo educa con cariño.
Pero después de ser seducido por Arabella, esta, fuerte hasta cierta violencia, impositiva, y sin inhibiciones, lo deja para irse a Australia.
Cuando finalmente, Jude se junta con Sue, Arabella les mandará su hijo desde Australia.
Con la bondad innata de Jude, lo reciben y lo educan, al mismo tiempo que los hijos que les nacen.
Pero, el nuevo rechazo de la sociedad, Jude pierde su empleo, cuando se descubre que la pareja no está casada.
La pareja protagonista se expone al rechazo social, a la miseria, e incluso a la pobreza, todo ello, simplemente por amarse por encima de todo.
De regreso a la ciudad, en la pobreza, lo que llevará al pequeño Jude (Ross Colvin Turnbull), que se siente culpable por estar de más, a suicidarse después de matar a los 2 pequeños hermanastros.
Sue cae entonces, en una obsesión religiosa, y vuelve son su esposo.
Mientras Jude vuelve a su soledad, rechazado por todo lo que ha deseado:
Trabajo, estudios, amor.
Y es una gran lástima, porque la situación de este hombre de campo, lleno de deseos, fue aplastado por la sociedad, y sus categorías cerradas, y él con garra, tenía mucho para explotar.
Por otra parte, entre el amor de Jude y Sue, se interpondrán varios elementos, siendo el principal de ellos, las convenciones morales de la época, pero también, ellos tendrán sus propias dudas morales, y al final, tras un dramático episodio, incluso religiosas.
Cabe resaltar que la acción de todas las novelas de Hardy, se desarrollan en el campo inglés, en una región bautizada por el novelista, como Wessex, y que es en realidad, su Dorset natal.
Cada ciudad de Wessex, tiene su equivalencia real, en la toponimia de Dorset; así, Oxford recibe en las novelas de Hardy, el simbólico nombre de “Christminster”
En este mundo, se producen todos los acontecimientos de sus obras, si bien, la obra de Hardy desborda todo posible costumbrismo, en tanto que ese paisaje resulta simbólico de un pensamiento muy definido; utiliza el dialecto de Dorset, como ejemplo de inglés antiguo y noble, en trance de desaparición por el destino de la modernidad.
La cosmovisión de Hardy es atea, y de un radical y obsesivo pesimismo, de invasora negrura.
Sus personajes luchan, una y otra vez, contra un destino hostil; las mediatizaciones sociales y morales, les extravían irremediablemente y, aunque hacen lo que pueden por sobrevivir, se ven envueltos en el ciego determinismo, de un universo dominado por “la selección natural” Charles Darwin, la social de Herbert Spencer, y por la filosofía pesimista de Arthur Schopenhauer.
El destino de los personajes se ven, sin embargo, alterado a veces, por una suerte momentánea que simula una ironía, puesto que funciona de anticlímax para una hecatombe dramática, en la que la voluntad humana resulta vencida al cabo por una necesidad implacable.
Así vemos que hay intensas descripciones de los campos, montañas, estaciones, y clima de Wessex, que reflejan como un espejo, el interior sombrío de unos personajes sumidos en la desdicha:
Jude.
“Haven't we been punished enough?”
Jude está muy bien dirigida por Winterbottom, tanto así, que me llenó de ese aire que supo transmitir la época, que se dice, fue muy controversial durante la publicación del libro.
Jude es la manera, como 2 primos, no tan cercanos, se enamoran, y se atraen de una forma tan pasional, e intentan no coexistir con los prejuicios de la sociedad de ese entonces, el siglo XIX.
La manera de pensar de Arabella, tan pero tan adelantada a su época; sin tabúes ni prejuicios, ni privarse de lo que siente, o quiera sentir, nos hace ver, el aún tibio comienzo de una libertad femenina, que proclamaba salirse de todo tipo de ataduras, que algunas sociedades conservadoras europeas tenían en ese entonces.
Jude es una historia de amor intensa y emotiva, que se aparta completamente del romanticismo ñoño y la simplicidad.
Quizás, lo que más me gusta del conjunto, es que no es una historia de amor feliz, y eso atrae más.
Se pueden destacar muchos detalles que hacen de Jude, una pequeña joya, pero sin duda, destaca:
La dirección, la fotografía impecable, y el magnífico vestuario; éstos 2 últimos detalles, logran crear una ambientación muy adecuada, para la forma en que se narra la historia.
Todas las frustraciones por las dificultades de su amor, se revelan a través de ellos mismos, o de personajes episódicos, poco desarrollados, lo que dificulta el llegar a comprender del todo, de dónde vienen sus reacciones, a pesar de que todos lo sepamos.
Desgarradora y cruel, Jude exprime todo el talento de sus 2 personajes protagonistas:
Un Eccleston íntegro, casi perfecto, comedido hasta la entraña; construye un personaje que logra transmitir, la dosis perfecta de humildad y sinceridad que requiere la historia, y consigue despertar la empatía del espectador.
El tozudo y soñador protagonista es íntegro hasta el final, amando, y deseando, padeciendo, sufriendo en una mirada tan intensa como real.
La química que tiene con Rachel Griffiths es perfecta, no da muestras de un amor incondicional, pero sí da muestras de cariño.
Un personaje como el de Arabella, que tenía que tener un atractivo más allá de lo físico; básicamente influenciado en los gestos, miradas, y actitudes, para darle esa carga seductora que el personaje requería, y que bien supo darle la actriz australiana.
Sobre Arabella no sabemos demasiadas cosas, aparte de que parece ser una mujer sencilla del campo, lo que en cierto modo, era un impedimento para las ansias de Jude por cultivarse, ya que él no se conformaba con vivir desollando cerdos.
De todos modos, su importancia en la historia es más bien simbólica, el estilo de vida al que Jude estaba destinado, y que se negó a abrazar, bien a través de ella, o de otra mujer.
Por otro lado, la química que tiene con Kate Winslet a lo largo del resto de la película, es espectacular.
Winslet es mágica, sensual, creíble y trágica.
Sue es una mujer etérea, inteligente, y valiente, pero timorata hasta límites ridículos y a veces sádicos.
Sue representa totalmente lo opuesto, una vida con más libertad, y alejada de convenciones sociales, religiosas, o morales, con interés por la cultura, y conocer mejor el mundo.
Y ni hablar de los niños actores, sobre todo, Little Jude (Ross Colvin Turnbull)
En general, el ritmo que se desarrolla la historia es perfecto, ni muy lento ni muy rápido, algo que realmente se agradece, en una producción de este tipo.
Y realmente, Jude consigue su cometido, a mí al menos me mantuvo con el corazón en el puño hasta el final.
Y es que hubo una escena, que para mí fue completamente devastadora.
Uno puede intuir que eso iba a pasar, por ciertas líneas de diálogo, pero se hubiera agradecido, una profundización en la mente del pequeño, por lo que parece bastante más atormentada de lo que todos se imaginaban.
La muerte de los niños, y eso que tras la conversación de Jude con su hijo, la veía venir, es totalmente desoladora.
A mí me hizo llorar, ver que el hijo mayor, ha creído que son una carga para sus padres, y decide matar a sus 2 hermanastros, y ahorcarse... y por el hecho de que deje una nota para sus padres, diciendo:
“Somos demasiados”
La escena en la que los padres los encuentran, ver a Jude sacando de la habitación los cuerpos sin vida de sus hijos, mientras Sue le observa... me parece de increíble el realismo y crudeza, de todas las escenas, desde el parto de Kate Winslet a uno de sus bebés, pasando por la declamación en latín de Jude, hasta el suicidio de los niños.
No hay palabras para describirlo.
“It is a difficult question for any man to answer...
Whether to follow his dreams no matter what...
Or to give in slowly and let life lead you where it will”
Jude es una película sobre el amor sin condiciones, el amor puro que se escapa de convencionalismos e imposiciones sociales, pero también, es una historia sobre los valores, las creencias, y como estas influyen en nuestra visión de la vida.
Jude nos habla sobre el deseo de mejorar, y de continuar adelante, frente a un futuro oscuro, teñido de tragedia.
Porque no debemos olvidar, que Jude por encima de todo, es un drama, un drama en todos los sentidos posibles.
La tesis que se trata en Jude, hoy puede parecernos obvia, o incluso anticuada; pero no debemos olvidar, que hubo un tiempo, en que fueron consideradas “moneda corriente” como suele decir el dicho popular, y el hecho de que alguien en esas épocas, se atreviera a mostrar una “alternativa” a esas realidades preestablecidas, es toda una hazaña, quizá osada para algunos.
La tesis, que en esta historia nos presentará Hardy, sobre el matrimonio, es que éste no debería ser un contrato irrevocable, con carácter eterno, que obligue a amar de por vida a una persona.
Si el amor se termina, aunque la convivencia continúe, la esencia del vínculo matrimonial que se supone es el amor, ha sido adulterada, y carece entonces de validez.
Por otra parte, si el amor existe, y la pareja convive en armonía, un contrato de carácter social, o eclesiástico, como es la institución del matrimonio en la cultura occidental, está de más, o bien, no posee un significado sagrado como se le suele dar.
Jude trata de lograr algo más, a parte del entretenimiento como es “pensar sobre la realidad que nos rodea”, y digo que “nos rodea”, porque, aunque Jude se encuentre ambientado la época victoriana, nos habla de temas que estarán de actualidad, tanto ahora como siempre, como son:
La religión, las relaciones humanas, los convencionalismos sociales, y el amor, algo de lo que parece costar hablar a la mayor parte de la gente hoy en día.
Ya que en el amor, como en todo en este mundo, para poder ganar o perder, hay que arriesgar

“Done because we are too menny”



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