A Letter To Three Wives

“Why is it that sooner or later no matter what we talk about... we wind up talking about Addie Ross?”

Resulta que la relación de pareja, no es algo que tenga como conclusión feliz, el día de la boda.
Al contrario, es en ese momento, donde realmente empieza la relación a acentuarse, en los verdaderos propósitos para los que ha sido propuesta.
Los goces del noviazgo son, diríase, la dulce trampa en la que se envuelve para que, tras la unión, garantice la perpetuidad de la especie humana.
Pero, no es ese el único fin, pues la relación de pareja, da la ocasión de reconocer el lado de sombra ante una persona que acepta por otras cualidades, y que demostrará el potencial de su amor y su madurez, cuando sea capaz de conocerla a plenitud, y aceptarla como parte de la integralidad.
Cada uno se reconoce en el otro, como un ser limitado, y colmado de oportunidades de mejoramiento y es, entonces, cuando empieza la madurez y el mayor grado de desarrollo.
Es por esto que, en pareja, se viven toda suerte de dualidades:
La alegría y el dolor, la plenitud y la sensación de vacío, la aceptación y el rechazo… pero, dígase lo que se diga, no hay nada como el matrimonio, para avanzar en el alcance del ser; a menos que donde duerman 2, duerman 3; o al menos exista la duda...
Los personajes fantasmas o invisibles, son un recurso narrativo.
En la ficción televisiva, y en el teatro, a veces se recurre a la inclusión de personajes, los cuales mantienen o mantuvieron una relación frecuente con otros, o tienen alguna influencia en el desarrollo del argumento, a los que jamás se ve ni oye, y a los que el público sólo conoce, a través de descripciones de otros personajes.
Los personajes fantasmas, pueden estar vivos o muertos.
A menudo, se convierten o están concebidos como broma recurrente.
Los dramas radiofónicos, por ejemplo, presentan también personajes que no hablan, así como la literatura, presenta personajes de los que sólo se dan referencias.
Aunque se utilizan personajes fantasmas en todo tipo de ficción, es en las comedias televisivas, donde son más frecuentes, dado que la continuidad de estos programas, resulta muy adecuada para añadir matices.
Se pueden distinguir, distintos grados de “invisibilidad”
En su forma más completa, el personaje sólo es mencionado, y nunca visto u oído, aunque a veces, se mantiene un diálogo con él fuera de cámara.
Dado que los personajes fantasmas, sólo pueden ser concebidos a través de los testimonios del reparto visible, a menudo se utilizan como objeto de exageración; generalmente, el personaje fantasma mantiene hábitos ridículos, o hace cosas extravagantes o simplemente imposibles.
En una forma menos pura, el personaje fantasma habla sin ser visto, o es visto sólo en parte, mediante planos detalle.
“Can't we have peace in this house even on New Year's Eve?”
A Letter To Three Wives es una película estadounidense, de drama y comedia, del año 1949, dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
Protagonizada por Kirk Douglas, Ann Sothern, Linda Darnell, Paul Douglas, Jeffrey Lynn, Jeanne Crain, Florence Bates, Thelma Ritter, Celeste Holm, entre otros.
El guión está escrito en conjunto, entre Vera Caspary y Joseph L. Mankiewicz, basados en la novela de John Kempner “Letter to Five Wives”, publicada en la revista Cosmopolitan, en 1946.
No obstante, Melville Baker y Dorothy Bennett, escribieron los primeros tratamientos del guión.
A pesar de que no fue acreditado para la película final, Baker fue el responsable de dar con la idea, de que el carácter Addie Rose, era sólo para ser oído, y no ser visto.
El productor Darryl F. Zanuck, también interfirió en el guión, el texto original, le fue presentado a Mankiewicz por Sol Siegel, el entonces Jefe de Producción de la Fox, y era una adaptación de la novela de Klempner, que realizó Vera Caspary, dejándolo en “A Letter To Four Wives”
Mankiewicz reescribió completamente el guión de Caspary, pero llegó Zanuck, y de un plumazo, “se cargó” a una de las esposas, y tras lo cual, se llegó al texto definitivo de A Letter To Three Wives.
A Letter To Three Wives, recibió 2 Premios Oscar:
Mejor Director, y Mejor Guión; y una nominación como Mejor Película.
A Letter To Three Wives es intrigante, donde estás todo el rato pensando:
¿Cómo acabará?
Ya que te puedes imaginar de todo.
A Letter To Three Wives es una película de personajes, de retratos.
Joseph L. Mankiewicz, muestra de manera ácida e inteligente, las relaciones de pareja, las dudas, los celos, la amistad, las relaciones profesionales, por qué se forman las parejas, por qué puede existir la duda, la vida cotidiana en una pequeña ciudad, el peligro de caer en una monotonía constante…
Presenta a 3 amigas, felizmente casadas, que viven en una pequeña ciudad de provincias, que reciben antes de salir a una jornada de excursión, una carta de una 4ª amiga.
En esa carta, les dice que se va a fugar con el marido de una de las 3, pero no especifica de cual se trata.
Las 3 hacen conjeturas, sobre la posibilidad de que se trate de su propio esposo.
Desde éste momento, y a través de 3 flashbacks, indagaremos en los matrimonios de las 3 protagonistas, para conocer sus miedos, y las dificultades de la convivencia; y es cuando salen a flote los conflictos por la apariencia, el roce entre lo intelectual y lo frívolo, y las relaciones establecidas, como una transacción que, inevitablemente, forjarán un pesado conflicto, que debe resolverse a la luz del entendimiento, y la trascendencia.
La tranquilidad de 3 mujeres, 3 esposas llamadas:
Deborah Bishop (Jeanne Crain), Rita Phipps (Ann Sothern), y Lora Mae Hollingsway (Linda Darnell), se ve bruscamente interrumpida, cuando un mensajero les entrega la famosa carta.
Rita Phipps, se dedica a hacer correcciones de guiones para las radionovelas.
Su esposo, George Phipps (Kirk Douglas) es maestro de escuela.
En la comparación de ambos empleos, ella gana mucho más dinero que él, así que aporta más para esa unión, también conformada por sus hijos gemelos.
Es un matrimonio, donde se nota que ambos se quieren, sin embargo, Rita quiere más dinero para la casa, y piensa que George debería tener un mejor trabajo, uno que gane mayor sueldo, su jefa, le ha dicho que lo puede contratar en la radio.
Rita, sin consultarle previamente a George, ya está haciendo los arreglos para ese inminente trabajo.
Surgen desavenencias entre George y Rita.
Lo peor es que llega un conjunto de “longs plays” a la casa de los Phipps, que llevan una nota, en la que se indica:
“Para George en su cumpleaños:
Si la música es el alimento del amor, tócalo… Addie Ross”
Deborah Bishop, conoció en La Armada a Bradford “Brad” Bishop (Jeffrey Lynn)
Se enamoraron y se casaron.
Ella era una chica de provincia, él un hombre de la gran ciudad.
Ella había sido una chica tranquila, siempre en los primeros puestos en donde estudiara; él en cambio, había sido un chico movido, y con muchas enamoradas.
Ese traslado a la ciudad, la llena de inseguridad a Deborah, se siente fea, que no tiene la ropa a la moda, y lo que es peor, piensa que Bradford tiene algo con otra mujer, lo presiente, sólo le falta confirmarlo.
Un día, Bradford le regala un vestido, pero que casualidad, es el mismo que usa la mujer más chic de la ciudad, o sea Addie Ross...
Lora Mae, es una joven con muchos sueños de grandeza.
Tiene una belleza que quema los ojos de los hombres.
Existe uno que ansía quemarse, no solamente los ojos, sino completamente todo.
Se llama, Porter Hollingsway (Paul Douglas), y es un hombre adinerado, dueño de la empresa donde trabaja Lora.
A Porter, se le ocurre invitar a salir a Lora.
Ella es una mujer bien segura de sí misma, sabe lo que quiere de los hombres, al fin y al cabo, ha estado con tantos, que los conoce al milímetro, y Porter es su gran oportunidad para casarse, y en la primera cita, va directo al grano, y le dice sus pretensiones.
Por supuesto que Porter, no ve con buenos ojos eso del matrimonio, sin embargo, Lora usa la técnica del “calenteo” para que Porter la vuelva a invitar.
La segunda vez, Lora vuelve a usar la misma técnica, y Porter comienza a volverse loco.
Lora sabe, que no puede aflojar, es decir, en la técnica del “calenteo” no “das nada, hasta que ya veas que la presa quiere huir”
Un beso es suficiente, para que Porter no tire la toalla.
Sin embargo, Porter se llega a cansar, y ella arriesga, y pone todas sus fichas por la técnica del “adiós triste”
Al cabo de un tiempo, Porter le propone matrimonio.
Parece que realmente, Porter la ama, sin embargo, constantemente él hace gala de que es superior en todo aspecto a ella, y lo que es peor, encima del piano, siempre muestra un cuadro con la foto de Addie Ross... Cada una de las 3 esposas, reflexiona sobre su situación matrimonial, intentando analizar la posibilidad de que la traición pudiera suceder.
Deborah recuerda sus primeros encuentros con su marido Brad, embarazosos, porque la gente señalaba a su marido, como un antiguo admirador de Addie Ross, la autora de la misiva.
Por su parte, Rita piensa en George, maestro, que en contra de su habitual costumbre de ir a pescar los sábados, salió de su casa, vestido elegantemente.
Por último, Lora Mae, también piensa en la misiva, pero trata de no dar importancia a la cuestión, mientras recuerda su relación con su marido Porter.
En el transcurso de un baile en el club, después de la excursión, sabrán la verdad.
Mientras asistimos al terror de estas 3 mujeres, muy diferentes entre sí, asistimos al terror de la vida viciada, y estancada de su ambiente, de sus hipocresías diarias y su falsedad, y de las de los que las rodean, para presenciar críticas inmisericordes al clasismo, a la cultura de la apariencia, al capitalismo agresivo, y a la persecución del dinero a toda costa, al machismo, a los complejos impuestos por la sociedad, a los medios de comunicación de masas, a la publicidad, o al arte basura.
Todo ello, por supuesto, con una de las grandes características del mejor cine de Mankiewicz:
Sus diálogos irónicos, mordaces, crueles, y tiernos, y realistas y perfectamente creíbles.
En A Letter To Three Wives, Mankiewicz nos presenta las distintas dificultades que se presentan en la vida matrimonial.
Por un lado, una mujer que teme no estar a la altura de la sofisticación de su marido.
Por otro, una esposa, que con el tiempo, se ha centrado más en su vida laboral, que en la matrimonial, lo cual ha complicado las relaciones con su cónyuge.
Y finalmente, un matrimonio completamente desestructurado, en que ninguno de los 2 integrantes, se muestra capaz de confesar su amor hacia el otro.
Y todo ello con el elemento común:
Addie Rose, la amenaza para las 3 esposas, de la cual tan sólo escuchamos la voz, ejerciendo de narradora.
Sin ser una película de misterio, A Letter To Three Wives logra tenernos enganchados todo el tiempo, desde los primeros minutos cuando Deborah tiene sospechas sobre los sentimientos de su marido, antes de recibir la carta de Addie.
Esto me parece un punto importante, ya que de las otras 2 esposas, desconocemos si sospechan o no, incluso vemos que Rita ni siquiera “ve” a su marido cuando se va de su casa a la excursión.
Las sospechas sobre los actos de éste, son de su amiga Deborah...
El caso es que empezamos sospechando de Brad, pero según en el orden en que vamos viendo los acontecimientos, pasamos a sospechar del marido de Rita, y luego vemos más claro, que parece que el que se fuga, es el marido de Lora Mae.
Es decir, que como ellas, no tenemos claro nada, pero que todos los esposos, son claramente “sospechosos”
A Letter To Three Wives es un estudio de la mujer de principio a fin.
Ojo con los primeros minutos, prestemos atención a cada una de las palabras de Addie Ross. Para asegurarse de que, su acerada crítica de la institución matrimonial encuentra su objetivo, Mankiewicz ubica la acción, en una pequeña comunidad que todo espectador de EEUU de la época, podía identificar con la suya, y configura las parejas, con un variado abanico de personajes, astutamente combinados entre sí, para que, a pesar de su aparente compenetración, el espectador perciba que no acaban de encajar del todo:
Un escritor y profesor de insobornables principios, y una exitosa autora de folletines radiofónicos; un mundano y elegante hombre de negocios, y una granjera tímida e insegura; el dueño de una cadena de grandes almacenes, y una guapa y joven, y tal vez oportunista, empleada suya.
El nombre de Addie Ross, más que a un ser de carne y hueso, se refiere en realidad, al invisible peligro de ruptura que las 3 mujeres, cuyas aspiraciones personales, parecen colmadas, y sienten acechando en las grietas de sus relaciones de pareja.
A Letter To Three Wives es una maravilla del cine social, y una película en su momento impactante, escandalosa, y polémica, en la que además, cualquier pareja de la época, y de hoy en día, puede perfectamente reconocerse.
“Why let Addie spoil our day”
A Letter To Three Wives nos ofrece, el particular retrato “mankiewiczniano” de la vida cotidiana en las pequeñas ciudades de los Estados Unidos, sus rituales sociales, y los entresijos de las relaciones interpersonales de pareja, y de amistad.
Con este fresco, el director consigue de forma coherente y armoniosa, combinar una trama sobre las relaciones de pareja, y su gusto por la crítica mordaz, todo ello, aderezado por un más que conseguido punto de suspense, capaz de captar la atención de los espectadores, desde el comienzo.
Y que mejor argucia para ganarse nuestra atención, que comenzar el metraje, con una pícara y juguetona “voz en off” femenina, que nos guiará de principio a fin, diciéndonos eso de:
“Para empezar, todos los incidentes y personajes de esta historia, son ficticios, y cualquier parecido con usted, o conmigo, será una simple coincidencia”
La dirección de Mankiewicz, es formal y elegante, sin usar grandes recursos técnicos, pero cuidando cada plano, y cada encuadre, con gran detalle.
La fotografía de Arthur Miller, y la banda sonora de Alfred Newman, completan esta excelente obra cinematográfica.
En A Letter To Three Wives, el reparto no fue elegido por el director, sino por el todopoderoso Darryl F. Zanuck.
Y los eligió, entre los artistas que tenía bajo contrato.
En opinión de Mankiewicz, A Letter To Three Wives se resintió con la elección, sobre todo, porque algunos como Jeffrey Lynn y Jeanne Crain, según el mordaz director, eran unos negados.
Otros, como Linda Darnell, con la que por cierto, él mantuvo una relación durante el rodaje; y Ann Sothern, demostraron ser mejor de lo que parecían.
Además, consiguió lanzar a la pantalla, a 2 grandes actores de teatro:
Thelma Ritter y Paul Douglas.
Los 2 criterios que servían a Mankiewicz, para elegir los actores, eran fundamentalmente, que éstos fueran buenos intérpretes, y que además, fueran inteligentes.
El director esgrimía que, si un actor no comprendía el papel que le tocaba interpretar, difícilmente iba a conseguir transmitirlo al público.
Pese a no poder destacar el trabajo de ninguno de los actores en concreto, la interpretación grupal que ofrecen todos ellos, resulta excelente, pero si hay que destacar a una, sería Thelma Ritter, que al ser secundaria, se devora a los otros; y la sombra de Addie, que se los traga a todos.
Sobre los personajes:
Deborah Bishop, es una mujer acomplejada, por sus orígenes campesinos, y que cree no estar a la altura de su marido, ni de los amigos de éste.
La inseguridad que siente, tiñe toda su relación de pareja, y para colmo, está celosa de Addie Rose, con la que inevitablemente se compara.
Ella es el retrato de la mujer conformista.
Rita Phipps, es una mujer independiente, que se dedica a escribir folletines para la radio.
Sus ingresos son superiores a los de su marido.
Se siente segura de sí misma, tanto que no cuida su relación, todo lo que debiera, y cree que él siempre estará ahí para ella.
Sabe que su marido admira a Addie Rose, a la que conoce desde la infancia, una mujer que siempre está en el lugar oportuno, y haciendo lo correcto.
A Addie, no se le olvida el día del cumpleaños de George, pero a Rita sí…
Rita representa, a la mujer que se rebela en su medio.
Lora Mae Hollingsway, nos ofrece una excelente interpretación de la mujer que procede de un nivel social bajo, y que escala puestos, contrayendo matrimonio con el jefe, uno de los hombres más ricos del lugar.
Su relación nace del desencuentro, Porter cree que Lora Mae se casa con él por su dinero, y ella ofendida por el comportamiento de él, siente que la han comprado, y no que la amen.
Los enfrentamientos verbales entre ambos, son constantes.
Porter tiene una foto de Addie Ross sobre el piano, la conoce desde hace tiempo, y la ayudó en unas transacciones de negocios.
Lora Mae quiere que sea su propia foto, la que luzca sobre el piano…
Lora Mae representa, a la mujer oportunista.
El retrato que Mankiewicz nos ofrece de los 3 hombres, tiene un tinte bien diferente.
Los 3 son personas llanas, sin recovecos emocionales, sencillos, y que contrastan con ellas, por la falta de sentimientos oscuros y negativos.
George Phipps, es el intelectual profesor de instituto, un hombre con principios, y que valora lo importante, ajeno a lo superfluo, y encantador en todos los sentidos.
Es el marido de Rita, capaz de admitir que su mujer ingrese más que él, sin pasarle factura a la relación.
Mankiewicz mima a este personaje, e indudablemente, se identifica con él.
Porter Hollingsway, es el jefe acaudalado, un personaje gruñón, y poco atento, realmente desagradable con su mujer Lora Mae en público, y bastante mayor que ella.
Un retrato prototípico, muy real de ese tipo de persona.
Brad Bishop, es el marido de Deborah, se conocieron en el ejército, es rico, alegre y despreocupado.
Su personalidad contrasta poderosamente con los sentimientos de duda e inferioridad que acechan a Deborah.
¿Quién será Addie Rose?
Así, mientras viajan en un barco hacia el lugar del picnic infantil, las 3 mujeres recuerdan situaciones con sus maridos, situaciones en las que “aparece” la extraña mujer, llamada Addie Rose.
La incertidumbre, y la imaginaria hermosura de la mujer desconocida, hacen que A Letter To Three Wives se disfrute muchísimo.
El director, juega con el espectador, nos va presentando por un lado, y muy poco a apoco, a una mujer, siempre ausente, dándonos a entender, que además de bellísima, es muy sensible y culta, acertando con los regalos; triunfadora seductora, guapa, y un sinfín más de calificativos, todos a cual más positivo.
También decir, que cuando Addie Ross habla, los personajes se quedan quietos, y con la mirada perdida.
No siguen hablando, ni realizan acciones, simplemente, se paralizan.
Addie lo sabe todo, incluso lo que dicen y piensan sus amigas, ellas la envidian, y sus maridos la admiran, o desean…
Es perfecta, su poder es infinito, es la guapa interesante, oportuna, todo un dechado de virtudes, salvo por el hecho de que se va con el marido de una de sus amigas…
Mankiewicz, deja a la imaginación del espectador, el honor de poner cara a un ser tan perfecto.
Addie ejerce su influencia desde la distancia, ocupando un plano superior, al de sus 3 amigas, completamente alejada de sus pequeñas cuitas.
Su “voz en off” dice en un momento:
“Si no hablas de mí, no tendrías de que hablar”
La carta, es una terrible noticia, a traición, una de ellas va a perder a su marido, y eso las obliga a las 3, a recapacitar, a plantearse su presente, y a responder a la pregunta fundamental:
¿Cómo he llegado a esto?
Y sobre todo:
¿Aún estoy a tiempo de rectificar?
Para 2 de ellas, probablemente sí, pero para la 3ª, puede que ya no.
Lo que al principio se presenta como una tragedia, puede llegar a sublimarse, a convertirse en esa oportunidad, para rectificar a tiempo, y de enderezar así sus vidas que iban a la deriva.
Partiendo de este punto de vista, la intervención de Addie no es tan nefasta, incluso, es la mejor oportunidad que se les podía presentar.
Addie no ejerce de demonio, sino más bien, es el “ángel” que, haciendo gala de lo que todos dicen de ella, actúa en el momento oportuno, para salvar a sus “amigas”
Dándoles la opción de enjuiciarse, y enderezarse a tiempo, a la vez de desaparecer Addie Rose de la vida y miramientos de todos, de una vez por todas.
Y como colofón, Mankiewicz nos reserva un inesperado final, en el que al igual que en las relaciones de pareja, nada debe darse por supuesto.
Los secundarios, una vez más están a la altura de sus interpretaciones, y el director les concede un peso importante en la historia.
El papel de la sirvienta, Sadie, que borda Thelma Ritter, curiosamente sin acreditar, está cargado del humor y sentido común, aportando los toques más humorísticos como sirvienta, nada dispuesta a disfrazarse con cofia, y suavizar sus modales.
También, cabe destacar a la jefa de Rita, Mrs. Manleigh (Florence Bates), es el estereotipo de mujer provinciana, sin educación, que triunfa en la radio, y cuya obtusa mente, nunca sabrá distinguir la calidad de la basura.
Seguro que Mankiewicz, odiaba a este tipo de persona…
Así mismo, las secuencias de discusiones y malos entendidos en los “flashbacks” son fabulosas, porque construyen, desde la subjetividad, y el sistema de la memoria, subtramas que enredan aún más, a unos personajes en constante evolución.
La plenitud de las psicologías, brilla por su ausencia, y Mankiewicz nos ofrece un retrato amargo de una sociedad vacua llena de esplendor victorioso, tras La Segunda Guerra Mundial.
El “American Way Of Life” suda por los poros en las paredes de las casas de las distintas esposas.
Los desniveles clasistas, y los parches que denotan una miseria honda, plantean un discurso que se refleja en la manera tan intensa de filmar las situaciones.
En A Letter To Three Wives, Mankiewicz destripa a la clase media de EEUU de aquellos años, sacando a la luz, sus temores, ambiciones, y tensiones cotidianas.
Elige para ello, el microcosmos de una pequeña ciudad, desde el cual nos expone los estereotipos personales, y de conducta social, a través de los protagonistas de la obra.
En A Letter To Three Wives, se centra en una vez más, en su tema favorito, las mujeres, y en las relaciones que mantienen entre ellas, adobándolas con celos, envidias, dobleces, y una encarnizada lucha por los hombres.
Y Mankiewicz se muestra menos interesado, en hablar sobre la infidelidad, que sobre los estereotipos humanos.
Mediante el empleo de una serie de “flashbacks” recurso recurrente en Mankiewicz, vamos descubriendo las intrincadas interacciones de unos personajes, en el contexto de una pequeña ciudad provinciana, mostrando con mordacidad, sus complejos y miedos, ideas vitales, costumbres sociales, y relaciones profesionales.
Lo de menos para Mankiewicz, es la aclaración de la infidelidad en sí, sino el embate cáustico e ingenioso, a los ridículos valores de unos personajes magistralmente definidos, ahogados en la superficialidad y la vacuidad.
La sofisticada e irresistible Addie Ross, es tan sólo una excusa, el medio del que se sirve la dañina y retorcida imaginación de Mankiewicz, para inocular el veneno de la sospecha en 3 mujeres que, pese a ser amigas, son diametralmente distintas entre sí, y obligarlas a enfrentarse consigo mismas, con unas vidas en apariencia acomodadas, y firmemente asentadas sobre poderosos cimientos, pero que bajo la banal y despreocupada superficie que las convenciones sociales exigen, se adivinan insatisfactorias, y vacías.
A Letter To Three Wives no sólo cuenta una buena historia, sino que está repleta de escenas para recordar:
Para destacar una escena en particular, podríamos hablar del momento en que las 3 esposas leen la carta, y se embarcan camino a un picnic en el campo, con un considerable grupo de niños.
En ese momento, y durante unos segundos, las 3 observan una cabina telefónica, que se encuentra en tierra, y que podría resolver su intriga, ahorrándoles la tarde de sufrimiento que les espera.
Esa casa humilde de una de las 3 protagonistas, donde siempre pasa un tren que hace temblar el hogar, y cómo las inquilinas han hecho que ese temblor, forme parte de sus vidas, o ese vestido pasado de moda con una flor, y que sabemos que, de un momento a otro, va a jugar una mala pasada a la mujer que lo lleva…
También son geniales, las partidas de cartas, y la relación que tienen Sadie y la madre de Lora Mae, son grandes amigas, no al estilo Addie y las demás.
Me parece que Mankiewicz las dota de toda la dignidad, que escatima con los demás.
Otro elemento maestro de esta historia, es la continua presencia de la 4ª mujer… a la cual, nunca, ni un sólo instante, vemos aparecer en pantalla.
Pero siempre está presente.
Addie Ross queda retratada, por las alusiones continuas a ella, por parte de las 3 amigas, y por parte de los respectivos esposos, así como por los detalles de la ausente; jugada maestra es, que en las escenas clave, siempre de alguna manera, ella está ahí en forma de regalo, de retrato, o de nota, o carta.
Y jugada maestra… la “voz en off” es de Addie Ross, que más tarde se descubrió, que era de la actriz Celeste Holm.
Addie subraya la idea, de que las 3 mujeres están en manos de alguien inalcanzable, alguien perfecto, a quien no pueden alcanzar, ya que como dicen en un momento:
“Addie siempre lo hace todo bien, en el momento justo, en el lugar oportuno”
Y esta idea de luchar contra la perfección, un ser casi omnipotente, es lo que obsesiona a las 3 mujeres.
Lo que más me ha encantado, es la bofetada del final, elegantísimo, y con muy buen sabor de boca, pone a todo el mundo en su sitio, y hace que las parejas se resurjan, libera del peso del dinero a la 3ª pareja, y enseña el verdadero yo de la bella y de la bestia, y me hace caer rendido ante el amor que se procesan los que menos te lo esperas, al más puro estilo, del cine negro de Hollywood.
Me dio que pensar, la cara de amabilidad, por primera vez en todo el metraje, que pone Porter, para comunicarle a Deborah, quien es el marido que se fuga con Addie.
Y también la respuesta de Rita, al decir:
“No hacía falta hacerlo, se hubiese enterado mañana por la mañana”
Me dio por suponer, que era una maniobra de Porter para aclarar su conflicto matrimonial.
Por supuesto, no es el final que nos cuenta Mankiewicz, pero podría haber sido, y también queda la duda razonable...
En resumidas cuentas, A Letter To Three Wives es el salvoconducto de todas las amigas y sus esposos, para salvar el matrimonio de los Bishop, usando la figura y el recuerdo de una poderosa mujer que los influyó a todos, y que fue el pretexto para hacer recapacitar a Jeanne, en su relación con Brad.
En definitiva, A Letter To Three Wives es una película sobre infidelidades, donde en ningún momento llegamos a conocer realmente a la “femme fatale”, y donde no sabemos, quién es el infiel, hasta el último momento.
Todo está construido, para descubrirnos como son esas 3 esposas del título, que pueden pasar de ser dulces damas, a arpías en segundos.
El director analiza la psique femenina, los celos, la paranoia, los miedos a perder el matrimonio, y de cómo algo perfecto y estable, como un matrimonio del “American Way Of Life” se puede romper por una mera carta.
“How do I look?”
Todos en esta vida, en algún momento, siempre hemos tenido que fingir, tener una máscara, una pose, para ser aceptados socialmente, en función del sitio donde nos ha tocado vivir.
Y esta pose, esta feliz mascarada, se da mucho en la nobleza, la burguesía, cuyas verdaderas personalidades, siempre están cubiertas de oropel y glamour.
El miedo, la duda, relacionar el futuro con eventos pasados, y sobre todo:
El sacudir tus preceptos, con un evento inesperado, para que puedas ver desde otra perspectiva, lo que se esconde en el rutinario y aburrido andar de nuestras vidas.
Todo esto quizás, nos puede servir, como A Letter To Three Wives lo indica, para “amar” mejor, o por lo menos, valorar lo que actualmente tenemos.
A Letter To Three Wives es un claro ejemplo de, como se aprecia más lo que da la vida, cuando se teme perder, o cuando ya se perdió.

“Maybe it's because if you girls didn't talk about me you wouldn't talk at all”



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