The Firm

“You want to know something funny?
I discovered the law again.
You actually made me think about it.
I managed to go through three years of law school without doing that”

Una Firma de Abogados, llamada Bufete de Abogados o Estudio Jurídico, es la denominación utilizada, para designar a empresas que brindan servicios jurídicos, con un plantel fijo de letrados o abogados, integrados a la compañía  mediante contrato, o mediante acuerdo expreso de asociación.
Lo usual en estas firmas, es que a medida que los abogados ganan experiencia, ascienden en la jerarquía de la empresa, hasta conseguir ser socios, o miembros de un grupo interno de dirección.
En el caso de que el abogado pase a formar parte de La Sociedad o Firma, y logre tener un porcentaje del capital social de la empresa, sus ingresos estarán vinculados con los ingresos de la compañía.
Las Firmas de Abogados, suelen escoger tipos societarios diferentes de los habituales, como sociedad anónima, o sociedad de responsabilidad limitada, y muchas veces optan por opciones menos reguladas, como la sociedad colectiva, o sociedad comanditaria.
En este tipo de entidades, para la categorización del abogado, según su grado de experiencia, se suelen utilizar nombres como socio, caso de los propietarios de la firma; asociados, caso de abogados especialistas con participación en las ganancias, pero sin derechos políticos, o bien, abogados externos que prestan sus servicios a la firma en casos especiales; “junior” como el caso de los abogados con menor experiencia, y que se encuentran subordinados a los socios, o “senior”
La utilidad de éste tipo de colectivos, es que respecto al cliente o usuario, éste puede acceder a un grupo de abogados que manejan distintas áreas del Derecho, con algún mayor o menor grado de especialización.
Sin embargo, a su vez, tiene como consecuencia la despersonalización de la labor desempeñada por el abogado, ya que éste no conoce de forma integral, los casos del cliente, sino sólo aquellos que por área de conocimiento, o dedicación aborda.
Otro inconveniente desde el punto de vista práctico, es que por la gran infraestructura que se requiere para el mantenimiento del equipo de abogados, los costes aumentan sustancialmente, y la atención y destinación de los asuntos tratados, en la mayoría de los casos, se ven atendidos no por los abogados con mayor experiencia, terminando en manos de los abogados “junior”
“Let me get this straight:
You want me to steal files from the firm, turn them over to the FBI, send my colleagues to jail...”
The Firm es una película dramática de suspense estadounidense, del año 1993, dirigida por Sydney Pollack.
Protagonizada por Tom Cruise, Gene Hackman, Jeanne Tripplehorn, Holly Hunter, Ed Harris, David Strathairn, Philip Davis, Paul Sorvino, Joe Viterelli, Hal Holbrook, Gary Busey, Terry Kinney, Wilford Brimley, Steven Hill, Tobin Bell, Barbara Garrick, entre otros.
El guión es de David Rabe, Robert Towne, y David Rayfiel, basados en la novela homónima de 1991, del escritor John Grisham.
En el pasado, Grisham se dedicó a la abogacía y a la política, figurando en las filas demócratas.
Las historias de temática judicial, son un campo abonado para el cine, a las que John Grisham ha sabido sacar rentabilidad en sus libros.
El guión servirá de excusa, para hablar del sistema universitario de los EEUU, el ejercicio de la abogacía en las grandes firmas, la deontología del letrado, su responsabilidad como trabajador por cuenta ajena en un bufete colectivo, los paraísos fiscales, etc.
The Firm estuvo nominada al Oscar como mejor actriz secundaria (Holly Hunter), y banda sonora (Dave Grusin)
Se filmó en Memphis, Tennessee, Grand Cayman, Cayman Islands; y Marion, Arkansas.
A principios de los años 90, llegó The Firm, a la que tras su éxito, siguió un alud de cintas sobre jóvenes abogados, luchando contra causas, en principio, perdidas; como la lucha de un abogado novato contra el bufete que le ha fichado, en realidad, “una tapadera” que oculta negocios de blanqueo de dinero, y mafia.
The Firm sigue a Mitch McDeere (Tom Cruise), un estudiante de Derecho de origen humilde, que está a punto de graduarse en la prestigiosa Universidad de Harvard, y que poseyendo un brillante expediente académico, estudia las diferentes propuestas de trabajo que le han realizado distintos bufetes de abogados del país.
McDeere, ha realizado sus estudios de abogado con brillantez, y es contratado por un despacho de abogados.
La oferta más atractiva a nivel económico, es la de un pequeño bufete de la ciudad de Memphis, dedicado al ámbito tributario, ellos son:
Memphis, Bendini, Lambert & Locke, lo que le lleva junto a su esposa Abigail “Abby” McDeere (Jeanne Tripplehorn) a trasladarse a aquella ciudad, y a emprender esta nueva etapa de su vida con ilusión, y con el convencimiento del gran esfuerzo que va a tener que realizar, no solo para superar el examen de acceso a la abogacía, sino también, para integrarse en el despacho, junto al resto de sus compañeros.
El despacho por su parte, les facilita una vivienda, un automóvil, y todo lo necesario para su total comodidad.
A medida que pasa el tiempo, McDeere se da cuenta, que en ese despacho se realizan operaciones ilegales.
Cuando se muestra en desacuerdo con este proceder, pierde la confianza de sus superiores, que tratarán de hacerle callar por todos los medios.
De vida llena de lujos y de dinero, se esconde la verdadera actividad a la que se dedican, que no es otra que la de servir de tapadera a una importante familia de Chicago, perteneciente a la mafia, para blanquear su dinero a través fundamentalmente, de inversiones en paraísos fiscales; actividad de la que el protagonista, no tarda mucho tiempo en darse cuenta.
Ante dicho descubrimiento, el joven abogado se encuentra con 2 opciones, esto es, o seguir con su lujosa vida dedicándose a blanquear dinero para la mafia, con la constante amenaza de terminar, si las investigaciones de la policía tienen resultado, sin licencia de abogado, y en la cárcel; o colaborar con el FBI, que le ofrece entrar en un sistema de protección de testigos, lo que no es muy sugerente para Mitch, ya que viviría con el miedo de verse, en algún momento de su vida, descubierto por la mafia.
Ante esta dicotomía, Mitch organiza un complicado pero fructífero plan, que le llevará a lograr su objetivo:
Procesar al despacho de abogados, por un motivo diferente al del blanqueo de capitales, dejar aparte en el proceso a la mafia, que pierde esta tapadera, pero que no se ve involucrada en el procedimiento; y conseguir salir airoso de esta situación, sin perder su licencia de abogado, al no conculcar el juramento ético realizado en el momento de colegiarse como abogado.
Argumentalmente, la dificultad viene dada por la forma en la que Mitch debe resolver un dilema.
Desea abandonar el bufete, en cuanto se da cuenta de su errónea decisión de incorporarse a él, pero todos los que lo han intentado, han acabado muertos.
Para más complicación, el FBI quiere usarle para poder detener a los responsables de la empresa, de tal manera que, puede quedar expulsado del colegio de abogados por desvelar secretos abogado-cliente.
Para forzarle, el Estado le amenazará con impedir que su hermano Ray (David Strathairn), que se encuentra en prisión, consiga la libertad condicional.
Ed Harris interpreta al detective del FBI Wayne Tarrance con mucha solvencia, el agente tratará de captar a McDeere, mientras éste busca la fórmula para exponer la verdad del bufete, sin quedar inhabilitado profesionalmente.
En este laberinto, Gene Hackman representará a al mentor de Mitch, Avery Tolar.
Su papel es una exitosa mezcla de corrupción, ternura, y penoso abatimiento.
La atracción que este mujeriego mantiene por la mujer de McDeere, será un elemento clave en la resolución de la trama, como también lo será la trampa que el bufete tienda al joven abogado, para que le sea infiel a su cónyuge, para poder tener material con el que extorsionarlo.
Este tipo de thriller suele ser atractivo, si la trama está bien compuesta, y éste es el caso.
No sólo cuenta con el juego de inteligencia del abogado para salir del atolladero, sino también con las escenas de acción justas y necesarias, para que el riesgo de su vida sea lo bastante palpable y real, como para ser emocionante.
A estas alturas, nadie puede negar ya, que Tom Cruise había llegado a la primera división del cine, y aunque en esta ocasión encarna un papel un tanto estereotipado, procedente de un best seller novelesco, tampoco se puede dudar que había superado ya, su inicial limitación de registros.
Curiosamente, Cruise venía de interpretar el año anterior, a otro abogado, en una película muy superior, titulada “A Few Good Men” de Rob Reiner en 1992; quizás su mejor interpretación, junto a “Interview With The Vampire” de Neil Jordan de 1994; hasta entonces.
Como otro dato curioso, el nombre de Gene Hackman, no aparece en el cartel promocional; debido a un convenio de Tom Cruise con Paramount, para que sea sólo su nombre, el que podía aparecer por encima del título.
Hackman, también quería que su nombre apareciera por encima de los créditos, pero cuando este se negó, él pidió que su nombre fuera retirado.
Además, su nombre no aparece en los créditos finales.
La diferencia más fundamental del libro con la película, son los motivos, y la forma en la que Mitch resuelve su situación
En el libro, Mitch reconoce que está traicionando la confidencialidad entre abogado y cliente, copiando cierta información, y dándosela al FBI.
En la actualidad, en la mayoría de estados de EEUU, este privilegio sólo se aplica a los delitos que ya se han cometido.
El privilegio no aplica, si el abogado sabe que su cliente tampoco está cometiendo, o va a cometer un delito.
En la película, al parecer, con el fin de preservar la integridad personal de la protagonista, Mitch le roba dinero a La Firma.
En cambio, se expone un esquema de sobrefacturación sistemática por la empresa, impulsando así, una brecha entre la mafia, que en esencia se convierte en cómplice de Mitch, y su bufete de abogados.
En el libro, sólo hay una frase que se refiere a la facturación excesiva.
Él recibe una menor cantidad de dinero del FBI, que le da a Ray, lo que le permitió desaparecer.
Esto altera el carácter del Mitch McDeere creado por Grisham.
En lugar de capitalizar su situación para obtener beneficios personales, como en el libro, el McDeere de la película, termina maltrecho y magullado, pero con su integridad y ética profesional intactas.
Una curiosidad extra de The Firm, es la cantidad de películas, en las que ha trabajado Paul Sorvino, ejerciendo de mafioso, incontable y beneplácito.
Otros detalles increíbles son:
El polvo con la desconocida en la playa.
Padres divorciados, con hermano en la cárcel; y la empresa ni siquiera se molesta en investigarlo, cuando blanquea dinero de la mafia.
El investigador privado parece que está puesto de anfetaminas, sin contar con la secretaria Tammy Hemphill (Holly Hunter), parece una camarera de un bar heavy…
La escena del tiroteo con el abogado es magnífica; con la secretaria bajo el escritorio…
Cuando confiesa a su mujer, que le ha puesto los cuernos con una desconocida, y esta lo apoya, lo ayuda, y sigue tan enamorada como el primer día...
¿Esas mujeres existen?
El truco de las horas extras, es lo mejor de The Firm...
¡Jamás se me hubiera ocurrido salvar el cuello utilizando la ley!
Y el último tramo de ciencia ficción:
¿Por qué todos los secundarios apoyan el plan de Cruise, Elvis incluido?
¿Por qué Gene Hackman quiere cepillarse a su mujer?
¿Por qué el malo tiene una muerte tan estúpida?
¿Por qué los capos de la mafia, aceptan el trato sin dudarlo un segundo?
¿Por qué la explicación de Cruise a los capos, es tan estúpida?
Repite las palabras abogado, promesa, juramento, barco y cliente, unas 9 veces como mínimo…
¿Por qué el hermano ex presidiario, termina liado con la secretaria?
Por último, lo rescatable es la banda sonora de Dave Grusin, compuesta por piezas de piano, que abarcan varios registros en la acción.
Tanto en escenas trepidantes, como en las más sosegadas, el trabajo de Dave Grusin se hace patente, y resulta una pieza fundamental para otorgar más suspense al metraje.
“Breach attorney-client privilege, thus getting myself disbarred for life, then testify in open court against the Mafia...”
El abogado que inicia su andadura profesional, por bien que haya hecho sus deberes en la etapa universitaria, carece del elemento fundamental de la experiencia, y esa circunstancia, que a todos afecta, conlleva un principio de desconfianza por otro lado racional, por parte del abogado veterano, para asignar la responsabilidad de un cliente, a ese joven abogado.
El primer reto y fundamental que debe marcarse el joven abogado, es ganarse la confianza del abogado veterano, sea o no miembro de la familia, o socio del bufete, que dirija su equipo, porque una vez ganada esa confianza, estará en disposición de tratar directamente con el cliente que se le asigne, y ese es un paso fundamental en su crecimiento como abogado.
Y también, resulta evidente que esa confianza se gana con el trabajo bien hecho, siendo diligente, y con una calidad técnica mínima que le permita al abogado senior, aprovechar lo ya redactado, evitándole largas correcciones o, incluso, rehacer el trabajo ex novo porque nada es aprovechable.
Hacer el trabajo bien hecho, basados en los principios de su juramento como profesional es lo que hace al abogado exitoso.

“Whatever it is, they did it a long time ago”



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