The Quiet Man

“Well, then.
Now.
I'll begin at the beginnin'
A fine soft day in the spring, it was, when the train pulled into Castletown, three hours late as usual, and himself got off.
He didn't have the look of an American tourist at all about him.
Not a camera on him; what was worse, not even a fishin' rod”

El tema irlandés es muy querido en Hollywood.
¿Qué tendrá Irlanda, que atrae a tanta gente?
¿Serán sus maravillosos paisajes, será el verde incomparable de su vegetación, el mágico arte irlandés, las leyendas celtas, su simbología, su música?
En fin, el mundo irlandés, es mágico por sí mismo.
El tema irlandés, es muy importante para el cine de Hollywood, porque supone para ellos, un regreso a sus raíces.
Irlanda es el paraíso perdido, una tierra mítica, entrañable, que se perdió por culpa de la pobreza, y la emigración.
A lo largo de la historia, han existido muchos irlandeses notables.
Así, el monje y misionero irlandés del siglo VI, Columbano de Lexehuil, es visto como uno de los “Padres de Europa”, seguido por Kilian de Wurzburgo, y Virgilio de Salzburgo.
El científico, Robert Boyle es considerado “El Padre de La Química”
Entre los exploradores irlandeses famosos, se encuentran Brandán, Ernest Shackleton, y Thomas Crean.
Según algunos registros, el primer niño europeo, nacido en América del Norte, tenía ascendencia irlandesa por los 2 lados; mientras que también fue un irlandés, quien habría puesto pie, por primera vez en suelo americano, en la expedición de Colón de 1492.
Y es que el mayor grupo de personas, de ascendencia irlandesa, reside en los Estados Unidos, conjunto que asciende a 10 veces más, la propia población en Irlanda.
“There'll be no locks or bolts between us, Mary Kate... except those in your own mercenary little heart!”
The Quiet Man es una comedia de 1952, dirigida por John Ford.
Protagonizada por John Wayne, Maureen O'Hara, Barry Fitzgerald, Ward Bond, Victor McLaglen, Jack MacGowran, Arthur Shields, Mildred Natwick, entre otros.
El guión es de Frank S. Nugent y John Ford sobre una historia de Maurice Walsh, titulada “Green Rushes”
The Quiet Man es una película estadounidense costumbrista, que contiene la idílica visión de Irlanda de un “irlandés”, nacido en los Estados Unidos, como lo fue el director John Ford.
Este proyecto, había nacido 15 años antes.
Desde que volvió su interés hacia los temas irlandeses, Ford tenía en mente, rodar una adaptación del relato homónimo de Walsh, pero las circunstancias lo fueron posponiendo.
Tuvo que pasar 3 lustros, y más de 20 películas para realizar su proyecto.
La historia de un ex-boxeador irlandés, que vuelve de América a su hogar natal, y se enamora de la hermana de su mayor enemigo, la hace una comedia en estado de gracia, que transpira el mejor talento de John Ford en cada plano.
The Quiet Man ganó 2 Oscar:
Mejor Director y Mejor Fotografía/Color, y tuvo otras 5 candidaturas:
Mejor película, guion, actor de reparto (Victor McLaglen), dirección artística, y sonido.
Por su parte, Ford obtuvo el 4° Oscar como Mejor Director, y es que resulta sorprendente, descubrir que John Ford, “El Maestro del Western”, ganara todos sus Oscar, en películas que nada tienen que ver con los indios y vaqueros.
Mientras John Wayne afirmaba, que The Quiet Man fue uno de los mejores papeles de su carrera.
Incomprensiblemente, ni siquiera fue merecedor de una nominación; el Oscar se le resistiría aún, muchos años más.
Y es que John Ford dijo una vez:
“Me llamo John Ford, y hago películas del oeste”
Y es que el mítico director, ha pasado a la historia por ello.
Por sus películas del oeste, con vaqueros, indios, y soldados.
Reconocido y respetado por todos, el japonés Akira Kurosawa, admitió admirar la carrera de este director, y aprender mucho con sus películas.
El propio Steven Spielberg, recibió una gran lección del mismísimo Ford, un día en su despacho, a modo de desprecio...
A pesar de su aparente sencillez, The Quiet Man llevó años financiarla, pero afortunadamente tras su estreno, se convirtió en un clásico inmediato, además de funcionar muy bien en taquilla en Estados Unidos.
Curiosamente los grandes estudios lo rehuyeron, al no tratarse del tipo de “película-western” de Ford, y éste tuvo que acudir a uno pequeño, la “Republic Pictures”
Los Ejecutivos Republic, cedieron y permitieron que The Quiet Man siga su cuerpo entero.
Fue una de las pocas películas que filmó en Republic Technicolor; la mayor parte de otras películas de color del estudio, se hicieron en un proceso más económico, conocido como Trucolor.
El Trucolor, era originalmente un proceso de doble banda, rojo y verde, sobre la base de los trabajos anteriores de proceso de color de William Van Doren Kelley Prizma.
Más tarde, se convirtió en un proceso de 3 colores.
Como dato, Republic utiliza Trucolor, principalmente por sus vaqueros, a través de la década de 1940, y principios de 1950.
Y es curioso que, 2 años después, Ford triunfe con otra película, que muestra una Irlanda diferente, y más real que la de esta historia.
Igualmente, el director se hace con los derechos del libro de Walsh, por $10 y comienza a planear su adaptación.
Proceso que le llevará varios años, hasta que a finales de los años 40, llega a un acuerdo con una pequeña productora independiente, La Republic, que desconoce el filón que tiene entre sus manos.
The Quiet Man es un film de una magia irrepetible, una historia más propia de Frank Capra que de Ford, pero sin perder su sello de identidad.
Una radiografía a un pueblo irlandés cualquiera, rebosante de virtudes y defectos, que se pueden solucionar con una buena pelea y varias cervezas.
Protagonizada por John Wayne, Maureen O’Hara, y Ward Bond; Wayne se aleja de la imagen del tipo duro, que inmortalizara en muchos westerns, para dar vida a un hombre bondadoso y enamorado.
La pareja de Wayne y Maureen O’Hara, participaron juntos en varias películas juntos, casi siempre, dirigidos por John Ford.
The Quiet Man no se trata de un “western” del Oeste, sino de una película sobre su querida Irlanda, tan habitual en su cinematografía.
Durante todo el metraje, Ford homenajea la vida familiar, hogareña hasta el extremo, pintándola de modo idílico, pero aportando también, buenas dosis de realidad.
No es más que una divertida y entretenida historia de amor, que muestra algunas curiosidades de la isla esmeralda, como el proceso de noviazgo y matrimonio, la dote de la esposa, la importancia del honor, la obsesión por el dinero, y el papel de la mujer en la sociedad.
Para Ford, The Quiet Man fue una de sus películas más personales.
Casi en su totalidad, fue rodada en Irlanda, hogar de Maureen O’Hara y Barry Fitzgerald; y la acción tiene lugar en Innisfree, una pequeña población idílica, mezcla de varios pueblos rurales, como son:
Ashford Castle, Ballyglunin, Clifden, Cong, Connemara, Lettergesh Beach, Maam, y Thoor Ballylee, donde se rodaron los exteriores, puesto que la mayoría de los decorados, se rodaron en el Republic Studios, en California, EEUU.
El rodaje comenzó en junio de 1951, con los exteriores en las regiones de Mayo y Galway, e interiores en estudio.
Curiosamente, muchas personas confunden Innisfree, con una pequeña isla en Irlanda, que recibe el mismo nombre.
El nombre real del pueblo, donde se rodó The Quiet Man es Cong, en la región de Mayo, y a día de hoy, sigue siendo un lugar de peregrinaje, para los amantes de The Quiet Man.
Allí podemos encontrar, entre otros lugares, el bar que se transformó posteriormente, para ser igual que el de The Quiet Man, y una tienda de recuerdos de la misma.
El mundo del cine, ha recreado multitud de pueblos encantadores, con sus personajes, sus costumbres, y sus vidas... pero ninguno como Innisfree; donde llega Sean Thornton (John Wayne), un “hombre tranquilo y pacífico” que ya con sus treinta y tantos años, regresa a su Irlanda natal, de donde saliera con 12 años, hacia Estados Unidos.
Pronto, se dará cuenta de que la vida entre los habitantes de Innisfree, no va a ser tan idílica como él espera, ya que el temperamento irlandés, y las reglas que rigen en esa sociedad, son desconocidos para él.
Al llegar, decide comprar su casa natal, y los terrenos que la rodean, pero choca con los intereses de un estanciero, llamado Squire “Red” Will Danaher (Victor McLaglen), un matón corpulento y temido en el pueblo, y que anota en una libreta, a todo aquel que le vaya en contra.
Adicionalmente, Sean Thornton se fija en una hermosa, pero borrascosa mujer campesina, llamada Mary Kate (Maureen O'Hara, quien resulta ser hermana de Willy Danaher.
Pero su relación con Mary Kate, el hermano de ésta, Will, y el pintoresco Michaeleen Oge Flynn (Barry Fitzgerald) será bastante especial.
Thornton intenta cortejarla, y se encuentra con la oposición de Danaher, quien lo amenaza, éste intenta ser caballeroso, y no caer en rencillas, pero su actitud es interpretada como cobardía.
Thornton, finalmente conquista a Mary Kate, pero su hermano no solo le niega la dote de la novia, contraviniendo la costumbre, sino que le propina un feroz puñetazo que lo tira al suelo en la ceremonia de casamiento.
Thornton no responde a la agresión, y su flamante señora le pierde el respeto, y le abandona.
Thornton no ha querido responder, pues él, antes, había matado a un boxeador llamado Johnny Galleano, en un asalto de boxeo, y se había prometido, nunca más volver a pelear.
Finalmente, ante los desaires de la mujer, a quien ama, Thornton decide “coger el toro por los cuernos”, y busca a su esposa en un tren que está a punto de partir a Dublín, la saca a empellones, y la arrastra hasta los predios de Willy Donnaher.
Donnaher acepta el reto de Thornton, y se trenzan en una pelea que recorre todo el pueblo, donde Thornton lleva cierta ventaja.
Finalmente, después de haberse dado de todo con lo que tenían, terminan siendo amigos, y se gana no solo el respeto de su esposa, sino el de todo el pueblo.
En The Quiet Man vemos cómo, hace tiempo, existían lugares en los que la palabra de un hombre, y un buen apretón de manos, bastaba para sellar un acuerdo y mantenerlo; donde un tren podía llegar tarde a su destino, y nadie se quejaba, e incluso, dejarlo estacionado en una parada, para ir ver una pelea; con frases como:
“¡Mujer no le pegues!
Espera a estar casada, para que tu marido te pueda devolver los golpes”, o “Coja esta vara, para pegar bien a su mujer”, o ver un hombre arrastra a su mujer, no nos irritan, pues actualmente, esto sería impensable, sino que más bien, nos hacen reír por el modo a como es narrado; y para poder casarse con la mujer amada, había que seguir los trámites, y mantener una estricta conducta moral, bajo la atenta mirada de un vigilante o carabina; donde los hombres cantaban y bebían alegremente en las tabernas; y sus habitantes, eran ante todo, buenos vecinos; porque todos conspiraban para conseguir que 2 personas que se amaban, estuvieran juntas; donde curas y párrocos, eran buenos consejeros y amigos; los borrachines eran tratados con respeto, y hasta nos parecían simpáticos; al entrar en una casa, donde se bendecía a sus moradores; hasta la muerte se tomaba un respiro, para poder presenciar una buena pelea...
No sé si ha existido un sitio así alguna vez, pero durante unos minutos, John Ford hace que exista.
The Quiet Man es narrada por El Padre Peter Lonergan (Ward Bond), el párroco del pueblo; la historia es tan sencilla, como la de un ex–boxeador que llega desde Estados Unidos a su pueblo natal en Irlanda, después de una vida dura, con la única intención de vivir tranquilo.
Una pelirroja con carácter, y los problemas que da su familia, harán que la tranquilidad sea algo complicado de mantener.
A grandes rasgos, eso es todo lo que se cuenta, aderezado con personajes pintorescos, pasajes bucólicos, romanticismo tosco, y mucho humor “alcoholi-católico” irlandés.
La riqueza visual de los verdes prados irlandeses, las cómicas charlas, y canciones en la taberna, junto con el romanticismo de la historia, la convierten en una obra maestra.
No se trata de hazañas de caballería, ni de la valentía de un gran pistolero, sino de una sencilla historia, acaecida en un pueblo perdido irlandés.
También, cabe destacar que, gran parte del éxito, recae en el tono bromista y de comedia, y en los tintes nostálgicos de The Quiet Man.
“Sir!...
Sir!...
Here's a good stick, to beat the lovely lady”
El genial, e inimitable John Ford, nos va a contar una historia llena de sentimientos, sin ser empalagosa; costumbrista, hasta parecer casi real; y por encima de todo, un canto a la amistad sin límites, todo aderezado con un guion que no tiene desperdicio, y una dirección magistral.
The Quiet Man es uno de los mayores tributos cinematográficos hacia Irlanda, y proviene del director que algunos consideran “El Más Grande”
John Ford se deja llevar por su sangre irlandesa, para mostrarnos su añoranza a la tierra de donde proviene, y demostrarnos la belleza de esas tierras, bañadas por el sol, y el verde.
Ford se aleja aquí del género western, a pesar del comienzo, en el que un forastero llega a un pueblo desconocido.
Pero ésta vez, es todo más relajado, y no hay pistoleros esperando en la sombra de un “Saloon”, ni una venganza que resolver.
El tecnicolor utilizado, convierte todo en una especie de cuadro de ensueño... tan bonito, que parece mentira que sea real.
Merece la pena verla, no solo por el ejercicio visual que desarrolla Ford; cada plano es una obra de arte... pero la forma de explicar lo que no se ve, lo que no se va a ver, la hace única.
Las escenas de la carrera de caballos en la playa, y la pelea final, son ejemplos a estudiar de ritmo, de montaje, de planificación, y de capacidad de transmitir movimiento.
Para realizar The Quiet Man, Ford se rodeó de la mayor parte de su Compañía Estable, de su club de amigos:
John Wayne, Ward Bond, Maureen O’Hara...
Además, en el equipo técnico, estuvieron sus hijos:
Barbara y Pat, varios familiares más, y su hermano mayor, Francis, en el papel del barbudo, Dan Tobin.
El inimitable Ford, sabe dotar su historia, de una importante carga sentimental, sin hacerse en ningún momento, cargante ni empalagoso.
Su profundo y suave sentido del humor, se hace presente en mil y un detalles, subrayados por el narrador, el católico padre Lonergan, que mantiene una cordial rivalidad con el pastor anglicano.
Ya en sus filmes, Ford deja a la mujer, en un plano de igualdad con el hombre, y la raza no cuenta, cuenta la persona.
Con un John Wayne, que interpreta a un boxeador que se retiró del negocio, al matar a su último rival, juró no volver a pelear jamás.
Se va de América, harto, y con mala conciencia, para volver a Innisfree, y comprar la casita donde nació “White O’Mornin’”
Allí quiere tener una vida sosegada, haciendo labores de campo.
Pero como suele pasar, una mujer se cruza en su camino, y la tranquilidad se esfuma.
Casualmente, el nombre de Wayne en The Quiet Man es Sean, el mismo nombre de pila de Ford, antes de cambiar a su nombre artístico, por el que sería mundialmente conocido.
Cuentan los lugareños, que Wayne bajaba cada noche, caminando desde el castillo hasta Cong, para beber con los lugareños, para desesperación de Ford, que temía encontrarlo borracho al día siguiente...
Mary Kate Danaher, es una solterona pelirroja, con mucho carácter, perfectamente protagonizada por Maureen O'Hara.
Un dato curioso, es el de que Maureen O’Hara se llamara “Mary Kate”, los nombres que su padre le quiso poner al nacer…
Desde luego, The Quiet Man debió serle, una película especial.
En su autobiografía, publicada en 2004, “Tis Herself”, O'Hara recuerda:
“Varias veces he dicho, que The Quiet Man es mi película personal, favorita de todas las que he hecho.
Es de la que estoy más orgullosa, y tiendo a ser muy protectora de la misma.
Amé a Mary Kate Danaher.
Y amé el infierno, y el fuego en ella.
Mientras me preparaba para interpretarla, creo que mi escena más importante, era cuando Mary Kate se encontraba en el campo, cuidando a las ovejas, y Sean Thornton la ve por primera vez.
Es un momento capturado en el tiempo, y es amor a primera vista.
Yo sentía, muy fuertemente, que si la audiencia no creía que era amor a primera vista, entonces nosotros tendríamos “un rayo en una botella”
Pero si no lo hacían, habríamos simplemente tenido otra amorosa comedia romántica en nuestras manos.
Esa escena salió hermosa”
Como curiosidad, Charles Fitzsimons como Hugh Forbes y James Fitzsimons como El Padre Paul, eran verdaderos hermanos menores de la vida, de Maureen O'Hara.
En The Quiet Man, James fue anunciado como James Lilburn, aunque más tarde, fue más conocido como James O'Hara.
Barry Fitzgerald y Arthur Shields como El Reverendo Cyril Playfair, también eran hermanos en la vida real, y Francis Ford como Dan Tobin, era el hermano mayor de John Ford.
Ken Curtis, recién casado con la hija de John Ford, Barbara, tiene un pequeño papel como Fahy, el acordeonista de la aldea.
Por su parte, John Wayne llevó a sus 4 hijos, y Ford les dio parte en la escena de las carreras:
Michael Wayne, de 18 años; María Antonia “Toni” Wayne, de 16; Patrick Wayne, de 13; y Melinda Wayne, de 12.
The Quiet Man empleó a muchos actores de teatro irlandés, como extras de la campiña irlandesa, siendo una de las pocas películas de Hollywood, en la que la lengua irlandesa se puede escuchar.
The Quiet Man se convierte en una comedia maravillosa, en la que todo el pueblecito de Innisfree, se compincha para ayudar a la joven pareja, a que superen todos sus obstáculos, hasta llegar al matrimonio.
Barry Fitzgerald, desempeña un papel inolvidablemente cómico, como borrachín de taberna irlandesa y “casamentero” del pueblo.
Victor McLaglen, el hermano de Mary Kate, es un “mulo” irlandés, con el que finalmente se tiene que enfrentar John Wayne, en una cómica y larga pelea por todo el pueblo.
Will, será la némesis, siempre divertida, de Sean.
Una especie de reflejo grotesco de sí mismo, que apunta en su lista negra, los nombres de los que no le caen bien.
Su aparición es fulminante, acompañado de esa sirvienta anciana, que es un toque de humor tan grato a Ford.
Un hombre vulgar y altivo que, sin embargo, terminará revelándose, como el mejor de los folletines, un buen amigo para Sean.
Porque al final, no es más que un niño, y la rivalidad entre los 2, es un juego de niños, regido por normas sociales invisibles, aunque implacables.
Según se cuenta, durante el rodaje de The Quiet Man, se produjo una anécdota que explica perfectamente, el carácter pícaro y “súper irlandés” del director:
Llamó a John Wayne y le dijo que Victor McLaglen no estaba hablando bien de él, y que además, su personaje se estaba alzando con el protagonismo.
Del mismo modo, llamó a McLaglen, y le dijo algo parecido acerca de Wayne.
Los resultados de tales confidencias, no se hicieron esperar.
En la escena de la lucha entre los 2, el realismo superó la ficción.
McLaglen acabó con una pequeña conmoción, y John Wayne con 2 fracturas en las costillas; y tan amigos, la escena, eso sí, no tiene desperdicio.
Tan solo la escena en la cabaña de Thornton, a punto de estallar la tormenta, con el viento colándose por las ventanas, agitando la roja melena de Mary Kate, en plena disputa con el bueno de Sean, justifica el visionado...
Esa tensión sexual no resuelta, desprende tal carga de erotismo, que no se puede explicar salvo viéndola uno mismo.
Ese secreto susurrante al final, da la impresión que se va a consumar el matrimonio, e iniciar la familia, una interesante escena, con una carga sexual muy sutil, y fantástica.
Y como en todo Jardín del Eden, Wayne encuentra a su Eva, una muy solvente Maureen O’Hara, con la que pretenderá iniciar una nueva vida.
Pero como comedia pseudo-costumbrista que es, The Quiet Man nos describe de una forma hilarante, el enfrentamiento entre las tradiciones rurales de Irlanda, y la mentalidad yanqui.
Así, el largo noviazgo previo al matrimonio, solo puede terminar con la misma violencia de la que huye; es la costumbre, pero los golpes no hacen daño en Innisfree.  
Así pues, Ford establece una serie de significados poéticos, a los 4 elementos de la naturaleza; aire, fuego, agua y tierra, en la relación que mantienen los protagonistas.
Así, el agua se relacionará con el sexo:
Cuando Sean se la encuentra de nuevo en la Iglesia, cogerá agua bendita con la mano, para que ella se persigne desde allí.
Una imagen al mismo tiempo, tierna y de moral ambigua.
Mary Kate no cometería semejante acto, si Sean no la atrajera sexualmente.
Es una imagen muy poderosa.
Normas sociales que Sean tendrá que aprender, si quiere vivir en armonía con su pasado, es decir, con el pueblo, la tierra; normas sociales como llave para alcanzar la serenidad interior.
Comienza por invitar a todos los presentes del Cohan, y después ignorando las provocaciones de Will Danaher, algo que provocará la curiosidad del respetable, aunque ambos se darán un apretón de manos bastante ortodoxo.
Será el comienzo de una historia de violencia no consumada, en parte por su tortuoso pasado, simbolizado por el fuego, aunque también por el viento, que le impide casi avanzar hacia su reencuentro con “White O’Mornin’”
Un viento también presente en ese beso tan recordado, y de nuevo presente en el segundo beso, cuando se abre la puerta, y lo deja entrar.
The Quiet Man es una película de puertas, las puertas del corazón; y de todas las llaves sociales que tendrá que aprender Sean, la del noviazgo previo al casamiento, será el más importante, aunque no el último.
El casamentero Michaeleen, que funciona también como duende casi mágico y bufón; propondrá el acuerdo de futuro matrimonio, y así conoceremos la importancia que la dote, una especie de regalo que hacían las familias con hijas a los que las desposaran, tiene para Mary Kate, aunque Sean no está de acuerdo con recibir esa dote.
Es un tema muy complejo, y muy bien tratado.
Mary Kate y su dote son inseparables, son uno.
Significan los recuerdos familiares, y la perpetuación de una tradición.
A él no le importaría que acudiese desnuda a su casa, literal, y una imagen muy sensual, como The Quiet Man, porque todavía no comprende el tema de la dote, es decir, no comprende a Mary Kate.
Por supuesto, Will Danaher se opone a la boda, pero le engañarán con una maniobra arriesgada, que propiciará finalmente el noviazgo, alterado por una huida a través de un río, y culminado por un beso en la lluvia, de nuevo el agua como símbolo sexual, aunque la divertida boda terminará de forma violenta, por el descubrimiento por parte de Will del engaño, y la retirada de la dote.
Desde entonces, faltará algo en ese matrimonio, que exigirá de la violencia, origen de la tragedia de Thornton, para recuperarla.
Buena prueba de ello, es la imagen en que ella enciende el cigarro de él.
Viene a ser entregar el fuego de una violencia que él rechaza, pero que es parte indisoluble de la sociedad.
El uso de esa violencia, será el catalizador de la superación de la antigua violencia, basada en la avaricia y la ambición.
No toda la violencia es igual, o es mala.
Sólo nosotros somos malvados o bondadosos.
La violencia que emplea para recuperar la dote, y a Mary Kate, después de abrir, literalmente, numerosas puertas… es la aceptación de las reglas del juego, y el inicio de la amistad con Danaher.
Una larga pelea, violenta pero cómica, casi un renacer.
The Quiet Man también presenta la pintura de Ford, de una sociedad irlandesa idealizada, sin divisiones sociales, basadas en la clase o religión.
El sacerdote católico, Padre Lonergan, y el protestante Reverendo Playfair, mantienen una fuerte relación de amistad a lo largo de The Quiet Man, que representaba la norma en lo que entonces era El Estado Libre de Irlanda.
Las tensiones religiosas, se dieron en la década de 1930, pero eran la norma sólo en Irlanda del Norte.
Las únicas alusiones a la animosidad anglo-irlandés, se producen después de la feliz pareja se casó, y un brindis de felicitación, expresa el deseo de que viven en la “libertad”, y antes de la “donnybrook” final, cuando Thornton exige la dote de su esposa de Danaher.
Danaher pide a Hugh Forbes, que había sido comandante de la unidad local del Ejército Republicano Irlandés durante la lucha para expulsar a los británicos, si el IRA estaba en el este; a la que Forbes le respondió:
“Si lo fuera, ninguna piedra quemada de su casa, estaría de pie”
Con ello, The Quiet Man no estuvo exenta de polémica, tanto en su estreno como en la actualidad; por 2 razones principalmente:
La simpatía con la que se trata a varios oficiales del IRA, esto no gustó nada en Reino Unido; y el trato que recibe la mujer, como cuando la anciana que ofrece a Thornton una vara para pegar a Mary Kate; como esta misma se marcha de la pelea, afirmando que ha de prepararle la cena; o como al comienzo de la pelea solo hay hombres, mientras que las mujeres han de observar a lo lejos, sin inmiscuirse.
Hay quien pudiera ver en The Quiet Man cierto aire machista, por el trato de Sean Thornton hacia Mary Kate Danaher, nada más lejos de la realidad, ella “los tiene bien puestos” y defenderá su ancestral tradición de aportar su “dote” al matrimonio hasta las últimas consecuencias, y me reafirmo en que no es machista, porque en una de las escenas, donde él la lleva a tirones, descalza, forzándola físicamente, a reclamar a su hermano la dote, aparece una mujer que le ofrece un trozo de palo a John Wayne, para que la haga entrar en razón, una tradición y costumbrismo irlandés…
Por último, no me parece que The Quiet Man sea misógina, ya que el personaje de Maureen O'Hara, es como el resto de habitantes del pueblo, nada tiene que ver su sexo, más bien se trata del choque entre un hombre de mundo, que ha vivido en los EEUU, y la tradición de un pueblecito encerrado en sí mismo.
Y en cuanto al trato que Wayne le dispensa... bueno, ella tampoco se queda corta...
Pero otros lo ven, como uno de los ejemplos más humillantes para la inteligencia humana:
“Ese recorrido que realiza el macho dominante, tirando de la hembra, y arrastrándola por el suelo”
Así pues, me recuerda a ciertas costumbres de nuestros antepasados primitivos, así es The Quiet Man.
Pero sin duda, lo que me atrae es como dije al principio, que es un canto a la amistad sin límites, hasta el punto que tienen cabida simpatizantes del IRA, la “rivalidad” entre El Padre Católico y El Pastor Protestante, al cual van a trasladar por falta de fieles, y ante la visita de su superior, los católicos se hacen pasar por protestantes, para que no lo echen del pueblo…
Como dato, en 1990, el cineasta español, José Luis Guerín, dirigió un documental llamado “Innisfree” en los escenarios reales de The Quiet Man, es decir, en la aldea de Cong del condado de Canmara; uno de los lugares más bellos de Irlanda, a decir de los irlandeses.
Actualmente, circula una edición en DVD de The Quiet Man que no hace justicia a la calidad de imagen.
Tengo la esperanza, de que la restauren como Dios manda.
La banda sonora de Victor Young, está repleta de melodías y canciones tradicionales, que acompañan la acción, sin robarle protagonismo.
Destacar también, la partitura original con aires celtas, incluyendo algunas canciones populares, que dan más fuerza, si cabe, a algunas secuencias, en especial “Galway Bay”
La música contiene una de las más bonitas canciones que he escuchado:
“The Isle of Innisfree”, de Richard Farrelly, es preciosa, y está sonando de fondo durante toda The Quiet Man.
“Níor lig mé m'fhear chéile isteach i mo leaba liom aréir.
Chuir mé fuinneamh air a chodladh i - Ó, i mála codlata!
Mála codlata!
(I never let my husband into my bed with me last night.
I put him to sleep in energy - Oh, a sleeping bag!
Sleeping bag!)
La nostalgia, es uno de los sentimientos más intrínsecamente unidos a la condición humana.
Se trata de un ejercicio que puede tener diferentes lecturas, unas buenas y otras no tanto.
Sin embargo, hay ocasiones en que la nostalgia supera con creces, cualquier consideración, hasta convertirse en una experiencia mágica, que nos lleva mucho más allá de donde el razonamiento y la lógica, son capaces de llegar.
Ese es el cine de John Ford, es una de las expresiones artísticas más abiertamente vivificadoras, y rejuvenecedoras que existen, porque Ford, un pesimista incurable, era también un nostálgico arrebatado, y sólo los nostálgicos saben recordar dónde se encuentra el paraíso perdido.
The Quiet Man es una película de reencuentro, del reencuentro con uno mismo y los orígenes, algo que debe ser muy importante, cuando se siente que perteneces a algún lugar, del reencuentro con la tradición.

“Then, a toast:
May their days be long and full of happiness; may their children be many and full of health; and may they live in peace... and freedom”



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