Lilies Of The Field

“To me, life is here on this earth.
I cannot see further, so I cannot believe further.
But, if they are right about the hereafter, I have paid my insurance, Senor”

Si bien, los artistas negros pueden haber luchado contra la corriente a través de los años, los historiadores de cine, no se pueden negar al poder y la presencia que los estadounidenses negros demostraron en el cine desde sus inicios.
En los primeros días del cine, los actores negros se vieron relegados, principalmente, a roles degradantes, generalmente, ya sea como empleados o bufones cómicos.
En 1939, la actriz Hattie McDaniel, se convirtió en el primer negro del gremio de actores, en ganar un Oscar como Actriz Secundaria.
La comunidad negra, tendría que esperar otros 25 años, para que un actor negro, se convirtiera en el primer artista protagónico, en ganar el Oscar al Mejor Actor.
En la década de 1970, equipos de rodaje y actores negros, comenzaron a producir su propio género de películas, el que fue llamado “blaxploitation”; orientadas principalmente al público negro, estas películas resultaron ser comercialmente viables.
Las décadas de 1980 y 1990, marcaron el comienzo de una serie de cineastas negros, bien establecidos, como Spike Lee y John Singleton.
La mayoría de sus películas, fueron bien recibidas por la crítica.
Aunque todavía la elección de papeles, resulta difícil de conseguir, la comunidad negra sigue avanzando.
Sólo en la década de 2000, los actores negros como Denzel Washington, Halle Berry, Jamie Foxx, y Lupita Nyong’o, han ganado premios Oscar.
Y en la silla del director/productor, Steven McQueen ganó con su película de 2013, “12 Years A Slave”
“I'm gonna' build me a chapel”
Lilies Of The Field es una comedia estadounidense, del año 1963, dirigida por Ralph Nelson.
Protagonizada por Sidney Poitier, Lilia Skala, Lisa Mann, Isa Crino, Francesca Jarvis, Stanley Adams, Pamela Branch, Dan Frazer, Ralph Nelson, entre otros.
El guión es de James Poe, basado en la novela homónima de William E. Barrett.
Con Lilies Of The Field, Sidney Poitier fue el primer actor afroamericano, en ganar un Oscar al Mejor Actor Principal, cuyo film además, obtuvo 4 nominaciones:
Mejor película, guión adaptado, actriz secundaria (Lilia Skala), y fotografía.
Lilies Of The Field es una divertida comedia, con excelentes valores ecuménicos e interraciales, con ánimo progresista, y queriendo exaltar la dignidad, la generosidad, y el emprendimiento que podía hallarse en los hombres de aquella raza negra, por tanto tiempo discriminada, subestimada, y maltratada.
El director Ralph Nelson, asume la tarea de llevar al cine la novela de William E. Barret, y consigue tocar a tantas almas sensibles, que hasta La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, sintió que ya era hora de compensar a ese gran actor, llamado Sidney Poitier, con el premio Oscar.
Fue éste, el momento justo de que la sociedad diera otro paso, en el justo reconocimiento a la igualdad humana.
Lilies Of The Field fue filmada en el extremo norte, cerca de Sabino Canyon y Cloud Road, de Tucson, EEUU.
Las puertas de la iglesia, fueron tomadas de La Capilla en Sasabe, en Arizona; y fueron talladas por el artista local de Tucson, Charles Bolsius.
Lilies Of The Field sigue a Homer Smith (Sidney Poitier), un jornalero itinerante, que se detiene en un convento, situado en medio del desierto, buscando agua para el coche.
Maria Marthe (Lilia Skala), La Madre Superiora del mismo, ve en él, la respuesta a sus plegarias, y le pide que arregle la cubierta del convento.
Homer no recibe su salario y, poco a poco, la religiosa le va enredando en diferentes tareas, hasta acabarle pidiendo que construya una capilla, pues los habitantes de la zona, escuchan misa junto a una gasolinera.
Aunque al principio no le gusta la actitud de La Madre Superiora, entre las monjas católicas, llegadas allí desde Alemania, y Homer, cristiano baptista, se irá forjando una entrañable amistad.
Homer acaba, no solo construyendo la capilla, sino reuniendo también, los fondos necesarios para sufragarla.
Homer sabe que, cuando acabe su labor, la pequeña aldea polvorienta, perdida en medio del desierto, será un lugar mucho más agradable que cuando llegó.
Entre el grupo de monjas cabe destacar la presencia de la actriz de descendencia austriaca, Lilia Skala, en el papel de La Madre Maria, un estricta monja superiora de carácter difícil, y que tomará la figura de Homer, como un ser enviado por Dios, encargado de ayudarla a construir su deseada Iglesia.
En una segunda lectura, también se dan ciertos paralelismo religiosos con los ángeles, pues uno de ellos lo conforma la escena de cuando Homer sube al techo de la casa, y es observado por las mojas, hasta cuando desciende, para “ayudarlas” en sus necesidades.
Lilies Of The Field, que también haría uso del sentido del humor, para representarnos los enfrentamientos dialécticos de Homer con La Madre Maria, sería un alegato sobre la buena fe de las personas, y en concienciarnos que si creemos firmemente en nuestros sueños, éstos pueden verse cumplidos, a pesar de las dificultades y contratiempos que se nos presentan.
“Schmidt!
Schmidt!”
Lilies Of The Field sigue a un hombre humilde, hijo de la carretera, que va de aquí para allá, sin más techo que su coche.
De repente, llega a un sitio en ninguna parte.
Tierra árida para cultivar.
Yunque de sol divino.
La voz de Dios no llega a rincones de sacrificio; pero allí, donde no hay otro dinero que la esperanza, es donde florecen los lirios del valle.
Y en el lugar donde crecen, es donde los hombres saben que tienen su misión.
La de él, la de este Homero sin ceguera, es la de construir una capilla con ladrillos de adobe, amasados con sudor, y dudas.
Hay ocasiones, en las que un hombre tiene que hacer algo, sabe que tiene que hacer algo, y tiene la certeza de que la forja de su destino, está hecha a base de una cruz que acaricia el cielo, porque si no de él, no quedará más que el polvo llevado por el viento, un suave dibujo de motas en el lienzo del aire, tan breve como un suspiro, como un rastro sin huella, en la frágil memoria.
En el desértico camino, con 5 sombras negras deslizándose al encuentro de Dios, siempre hay un regreso, una mirada hacia el cielo, agradecimiento a las plegarias atendidas porque, de algún modo, en el hombre más pequeño, hay un gran hombre, y en las gotas del sudor trabajado por altruismo, hay unos cuántos trazos de dignidad agarrada por las solapas, de rabia controlada y asegurada, con que algo merece la pena, de esa inexplicable e indescriptible sensación, de que hemos pisado la tierra que nos acoge, para realizar eso mismo, esa misión, ese mandato que al principio no supimos ver, y que convertimos en meta y objetivo de nuestras ilusiones.
Y no lo hacemos por dinero, ni por egoísmo, ni por vanidad.
Quizá ahí reside todo lo que de noble tiene el ser humano.
Sentir que se tiene que hacer aquello para lo que has nacido, y aquello que te reserva un lugar, allí donde realmente merece la pena.
Sea el cielo o la satisfacción.
El amor por las cosas, o la ética del comportamiento.
Aquí lo que menos importa, son las creencias.
Es en lo que se cree.
Los lirios, a los que hace mención el título, se refieren metafóricamente, a las religiosas que, solas en medio del desierto, tras haber atravesado medio mundo, ponen su esperanza en los frutos de la oración, basados en la confianza en Dios:
“Y del vestido, ¿por qué preocuparos?
Observad los lirios del valle, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos”
(Mt 6,28-29)
Y es que el lirio de los valles (Convallaria majalis) tiene fama de ser difícil de cultivar, pero en realidad, sólo hace falta dejar que se establezca.
Destaca la sutilidad, con la que Lilies Of The Field trata el ecumenismo.
Un baptista, es el que se pone manos a la obra, para construir una capilla para el culto católico.
Película en blanco, agradable de ver, y donde las principales directrices del argumento, son unas mujeres profesionales de la religión católica, relacionándose con un hombre secular, negro, y baptista norteamericano.
Todo ello en medio del árido paisaje del desierto de Arizona en EEUU, y el acompañamiento de otras personas de origen mexicano.
En conjunto, la historia es un buen análisis sobre el clericalismo cristiano:
Unas monjas que, en su soledad y falta de recursos, reciben a un viajero que va de camino, pero al que interpretan como un servidor enviado por el cielo, para ayudar a sus intereses clericales; lo manipulan sutilmente, con su insistencia y poder de empatía, hasta hacer que él mismo asuma ese papel.
Como monjas de índole clerical, dan poco y piden mucho para sus intereses clericales; por el contrario, el visitante seglar, caminante del mundo, y lo secular, dará mucho, y recibirá poco:
Sólo un “gracias”, sacado tras mucho esfuerzo, y la satisfacción propia del transeúnte, que deja buena memoria de sí, allá por donde pasa.
Rescatable es la discusión que tienen Homer y La Madre Superiora sobre el salario de éste, pues ambos basan sus argumentos en La Biblia, aunque pertenezcan a ramas diferentes del cristianismo, la base es la misma, y siempre es más lo que nos une, Cristo, que lo que nos separa.
Sidney Poitier, nos presentaba a un encantador, y guapísimo, Homer Smith, sin duda alguna, el personaje más entrañable de su fructífera carrera cinematográfica; totalmente maravilloso y entregado.
La actriz vienesa, Lilia Skala en una extraordinaria Madre Maria, segura y dudosa en momentos, plenamente contenida, digna de admirarla en todos sus registros.
Completaban magníficamente el reparto:
Pamela Branch como Hermana Elizabeth, Isa Crino como Hermana Agnes, Lisa Mann como Hermana Gertrude y Francesca Jarvis como Hermana Albertine.
El Padre Murphy, lo conocemos a través de Dan Frazer, actor que provenía del mundo televisivo, y que hacía su debut cinematográfico, así como Stanley Adams, que da vida a Juan; y el propio director, Ralph Nelson, en el papel de Mr. Ashton.
Merece verse Lilies Of The Field, sobre todo porque sirve como estudio socio-religioso, de lo que ha sido la evolución del cristianismo:
De unos inicios, donde lo primordial era el ir y venir sin templos, no hay en el cristianismo, mandato alguno acerca de “construid templos en memoria mía”, pues para los cristianos en origen, el templo era cada ser humano en sí mismo, a otro estadio, donde lo principal y más urgente de los cristianos profesionales que misionan por el mundo entero es, vayan donde vayan, lo primero, y fundamental, la construcción de templos o iglesias-edificios para la adoctrinación ritualista; con lo cual, desplazaron el primer objetivo “la misericordia” o “caridad”, poniendo en su lugar al templo, con la liturgia o rituales que conlleva el mismo.
Pero visto con ojos de hoy, y en la perspectiva de servir a la iglesia para construir un nuevo templo, Lilies Of The Field luce anclado en aquella, para algunos, inocente época… porque ahora, puede verse como recreación de la sutil manera como La Iglesia Católica manipulaba a la gente generosa y buena de corazón, para hacerse con más y más propiedades, que aumentaban sus riquezas, en pago de una fe, que a diario pregonaban, pero que poco ha vibrado en sus, con frecuencia, fríos y calculadores corazones.
Como curiosidad, en la versión del libro, se cierra con un capítulo en el que Homer Smith, recordado como “Schmidt”, el nombre de las monjas para él; y lo que se ha convertido en un mito entre la gente del pueblo.
En la leyenda, Schmidt no es un mero hombre, sino un ángel, completo con halo visible; enviado por Dios, con una total comprensión de su misión a las monjas.
La pintura al óleo que las monjas le dan a la pared del fondo de la capilla, es de un santo que tiene un parecido sorprendente a Homer Schmidt.
Por su parte, Sidney Poitier tuvo, desde muy joven, grandes esperanzas en posicionar a su raza en aquella nación, que también les pertenecía.
Por el simple y natural color de la piel, no era justo que los negros en la vida, y en el cine, solo aparecieran como sirvientes, esclavos, conductores de coches… o bandidos.
Entonces, se comprometió a hacer solo roles dignificantes, y a no representar nunca, a un personaje que estimulara la discriminación o el odio contra la gente de su raza.
Y siempre ha cumplido su palabra.
La banda sonora de Jerry Goldsmith, incluía un precioso tema musical: “Amen ”, góspel creado por Jester Hairston, compositor y arreglista estadounidense, que también dobló a Sidney Poitier en esta canción.
“A man, he gives wood... bricks.
In time, what does he get?
A chapel... a place where his children can receive the sacraments.
To these men, for their children to have faith, it is important”
Sidney Poitier le dio color al Oscar, hace 50 años; 24 años después de que Hattie McDaniel fuera la primera actriz de raza negra, en ganar El Oscar como Secundaria por “Gone With The Wind” (1939), Sidney Poitier hizo lo propio en Lilies Of The Field.
Hace medio siglo, el actor Sidney Poitier escribía un capítulo en la historia del cine, al convertirse en el primer intérprete negro, que se hacía acreedor a uno de los máximos galardones de la industria hollywoodense, El Premio Oscar, en una película donde era el actor protagonista.
Este hombre de raíces bahameñas, tenía 37 años cuando recibió de manos de la actriz neoyorquina, Anne Bancroft, la presea de Mejor Actor, gracias a su trabajo.
Poitier, quien competía aquel 13 de abril de 1964, con Albert Finney por la cinta “Tom Jones”; con Richard Harris por “This Sporting Life”; Rex Harrison por “Cleopatra”; y Paul Newman por “Hud”, subió visiblemente nervioso al estrado del Auditorio Cívico de Santa Mónica, y con una gran sonrisa, agradeció el que la Academia hubiera votado por él.
“Porque ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, me siento naturalmente en deuda con muchísimas personas, principalmente con Ralph Nelson (director del filme), James Poe (guionista), William E. Barrett (novelista), y por supuesto, los miembros de La Academia.
A todos ellos sólo, les puedo decir un “gracias” muy especial”, expresó Poitier, con una voz entrecortada, ya casi al final de su breve discurso.
Para la comunidad negra de la década de los 60, que Sidney Poitier se hiciera acreedor a la estatuilla dorada, se veía como un claro respaldo hacia esa lucha incansable por la igualdad de los derechos civiles.
Ese guiño, proveniente de las filas del ámbito cinematográfico, marcó un precedente en La Unión Americana, tanto a nivel social, político, y cultural.
Para el año 2002, para muchos, los primeros años de la década de los años 70, y los tiempos que se viven hoy en día, en el siglo XXI, no son tan distintos.
Estados Unidos y la administración republicana del presidente Richard Nixon en los 70, estaba embarcado en la impopular Guerra de Vietnam, en la que miles de soldados de color, fueron enviados forzosamente al frente, para constituir el grueso de las fuerzas estadounidenses, en el sudeste asiático.
En el frente nacional, la población negra estaba inmersa en una lucha cada vez más radical, para conseguir la igualdad de derechos con la mayoría blanca.
En ese 2002, la administración republicana del presidente George W. Bush, también estaba librando su particular guerra, esta vez, contra el terrorismo internacional, aunque de momento, con un amplio respaldo popular.
Y aunque la minoría negra ha conseguido un estatus que no tenía en 1973, las tensiones raciales siguen presentes...
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, se ha atrevido a elegir entonces, a 3 candidatos negros, para los galardones de mejor actor y actriz, en las máximas categorías de La 74 Edición de los Oscar, algo que no tiene antecedente, desde hace 30 años.
La elección como maestra de ceremonias de la gala del Oscar, fue la actriz negra Whoopi Goldberg, ella misma ganadora de un Oscar como Mejor Secundaria, pudo dar suerte a 2 candidatos afroamericanos.
La simpática actriz negra, Whoopi Goldberg, presentó por 4ª vez la ceremonia, también se hizo sentir, y en uno de sus breves, pero lucidos momentos, reclamó con humor, que no hay ningún hobbit negro en “The Lord Of The Rings”
Iniciando con el premio más asegurado, El Oscar Honorífico:
Quizás por todo el registro anterior, social y político que se repetía, La Academia decidió entregar ese año, El Oscar de Honor, al actor negro Sidney Poitier, en reconocimiento no sólo a su labor en el cine, sino a la apertura de la industria de Hollywood, a la diversidad racial.
El propio presidente de la organización, Frank Pierson, admitió que el premio “honra más” a La Academia, por reconocer esta labor, que al propio actor, cuya obra habla por sí misma.
La gran cuestión es, si La Academia será capaz de romper con su historial, y otorgar más de un galardón a actores de raza negra, esa misma noche...
Paradójicamente, Halle Berry, que en “Monster's Ball” interpreta el papel de viuda de un condenado a muerte, que tras perder a su hijo, se enamora con el hombre que ejecutó a su marido, ha declarado que “lo más difícil en mi carrera, es superar mi aspecto, porque en muchas ocasiones incluso, me dicen que no soy lo suficientemente negra”
Este hecho me trajo a la memoria, lo sucedido en su momento con la actriz Dorothy Dandridge, nominada por su actuación en “Carmen Jones” que no ganó siendo la favorita, por ser una mujer de color.
Además, la actriz Halle Berry, había sido incluida en la lista de candidatas para el galardón de mejor actriz, por su papel en “Monster's Ball”, algo que ninguna artista negra había logrado, desde que en 1994, Angela Bassett participó con “What's Love Got To Do With It” sobre la vida de la ENORME Tina Turner.
Y uno de los momentos de mayor emoción, fue la entrega del premio a la mejor actriz, Halle Berry, que se convirtió en la primera actriz principal, siendo afroamericana, que recibe este galardón, al imponerse a las 2 favoritas:
La veterana Sissy Spacek y Nicole Kidman.
Berry lo tomó en sus manos, rompió a llorar, e hizo un emotivo homenaje a los actores de raza negra.
Una noche histórica para los afroamericanos de la gran pantalla.
De hecho, Denzel Washington y Will Smith, por sus interpretaciones en “Training Day” y “Ali” respectivamente, habían conseguido romper una barrera, que los actores masculinos negros, no habían podido superar en las 73 Ediciones anteriores de los premios de Hollywood.
Después de Poitier, y con el paso de los años, otros actores varones negros, se hicieron acreedores a la estatuilla dorada.
Uno de ellos fue Denzel Washington, poseedor hasta hoy de 2 Oscar por trabajos como “Glory” (1990), y “Training Day” (2002); Cuba Gooding Jr. por su trabajo en “Jerry Maguire” (1997); Morgan Freeman por “Million Dollar Baby” (2005); y Forrest Withaker, en 2007, por “The Last King Of Scottland”
Cabe señalar, que 24 años antes, la actriz Hattie McDaniel, originaria de Wichita, Kansas, se hizo acreedora del Oscar a Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en el filme “Gone With The Wind”, mismo que fue protagonizado por Clark Gable y Vivien Leigh.
Esta mujer, que tuvo que realizar una larga caminata desde la parte aislada en el fondo del Coconut Grove en Los Angeles para aceptar su premio, sentó los antecedentes para que luego, otras mujeres de color como Whoopi Goldberg, Halle Berry, y Lupita Nyong’o recibieran una estatuilla dorada.

“Amen, amen, amen…
Hallelujah!”



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