Traffic

“No One Gets Away Clean”

La persecución de los crímenes sin víctima es, junto con la guerra, la mayor amenaza a la libertad individual.
Los delitos de opinión, la prostitución, la inmigración, o la tenencia de armas entre muchos otros, copan gran parte de las condenas penales.
Pero si hay un delito consensuado, o sin víctima, que descuella sobre los demás por su importancia, este es el del consumo, tráfico, y producción de drogas.
La frontera norte entre México y Estados Unidos, plantea toda una serie de problemas y contradicciones.
Se trata, sin duda alguna, de uno de los puntos más “calientes” del planeta, y no sólo desde el punto de vista climatológico.
En primer lugar, resulta la etapa final en la emigración de miles de centroamericanos a Estados Unidos, a menudo en condiciones precarias; por otra parte, numerosas empresas norteamericanas, se han trasladado a la zona mexicana, para disfrutar de una mano de obra barata; y en tercer lugar, es el paso “natural” de drogas desde México hasta los Estados Unidos.
Por ejemplo:
El Cártel de Tijuana, también conocido como El Cártel de los Arellano Félix, es una organización criminal mexicana, dedicada al tráfico ilegal de drogas.
Establecido en Tijuana, Baja California, sus operaciones se centran en la parte noroeste de México.
Sin embargo, compite en la demanda y movimiento de droga, con los otros grandes cárteles en México, principalmente El Cártel de Sinaloa, que controla la parte poniente del país; El Cártel de Juárez, que controla la parte centro del país; y El Cártel del Golfo, cuyo control se ubica en la parte este del país.
El Cártel de Tijuana, ha sido descrito como uno de los cárteles más grandes y violentos que operan en México; el cual es una organización criminal mexicana, dedicada al tráfico ilegal de drogas, y diversas actividades ilícitas, con base de operación en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Recientemente, el cártel se ha transformado en La Alianza del Triángulo de Oro, por su liderazgo en los estados de Chihuahua, fronterizo con Texas al norte; y Sinaloa.
Hasta 1997, la organización era liderada por Amado Carrillo, también conocido como “El Señor de Los Cielos”
Después de la muerte de Amado Carrillo, Vicente Carrillo Fuentes, alias “El Viceroy”, su hermano, tomo el mando del cartel.
El 1 de abril del 2009, fue capturado Vicente Carrillo Leyva, hijo de Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de Los Cielos”, uno de los líderes de esta organización criminal.
Fue arraigado durante 40 días, para determinar su situación jurídica.
Actualmente, mantiene una rivalidad estrecha, con el grupo denominado “Gente Nueva”, al parecer, Brazo Armado del Cártel de Sinaloa, por el control del territorio de Chihuahua, al norte de la República Mexicana, y mantienen una alianza con Los Zetas y El Cártel de Los Beltrán Leyva.
Recordar que el narcotráfico, es el tráfico de drogas ilícitas; esto produce cosas tales como la dependencia, lo que lleva a la delincuencia, y también a financiar a las guerrillas.
Las actitudes permisivas y fatalistas del pasado, han hecho posible que el problema de las drogas, haya alcanzado las proporciones de epidemia, con que nos enfrentamos en la actualidad.
El enlace del actual problema de los narcotraficantes, va más allá de la represión y de las cuestiones de salud pública, pues hace una amenaza para el orden económico y social en el mundo entero.
Las drogas producen adicción en toda la gente, y también la perdida de hacer las cosas.
Al ser uno dependiente de los narcóticos, los que trafican su droga, generan más dinero, por lo que siguen traficando para ganar más dinero aún.
Cuando alguien es drogodependiente, es necesario que tenga algún medio para obtener dinero, para satisfacer sus ganas, por lo que llegan a pagar gigantescas sumas de dinero, para poder satisfacer sus necesidades.
Cuando este no posee dinero, se vuelve más peligroso aun, debido a que es capaz hasta de matar, por poder tener lo que quiere, la droga.
El número de gente adicta a las drogas, ha aumentado.
Para disminuir estos índices, se han hecho campañas preventivas, las que no son eficaces, y son poco atractivas.
Además, es casi imposible, que un adicto pueda dejar de consumir drogas por voluntad propia.
En la psicología humana, es normal querer conocer nuevas sensaciones, por lo que en variadas ocasiones, esa curiosidad, nos lleva a consumir las drogas.
Esto ocurre normalmente en jóvenes menores de edad, a los que por naturaleza, gusta conocer cosas nuevas.
Según conocidos del tema, una de las formas de evitar el tráfico de drogas, sería legalizar los narcóticos, para evitar que los mafiosos generen fortunas de dinero, en algo que está al alcance de cualquier persona.
Además, a las drogas se le podría poner un impuesto agregado, así invirtiéndolas.
Y es que las drogas nunca viajan solas, siempre llevan al menos, un compañero de viaje, que las hace más mortales aún.
Todo ello deriva en la politoxicomanía.  El consumo de drogas está muy en consonancia con la integración y diversión de los jóvenes en el tiempo libre.
Para muchos de ellos, es un rasgo de pertenencia a un grupo de iguales, de obligado cumplimiento si se quiere pertenecer a él.
La realidad de la droga es muy sencilla:
Los adolescentes la tienen muy al alcance de la mano.
Los jóvenes de hoy, manejan mucho más dinero que los de generaciones anteriores.
En la sociedad en que nos ha tocado vivir, y todos hemos contribuido a crear, el contacto con pequeños traficantes, o el simple conocimiento de alguien que toma sustancias estupefacientes, es algo que se considera “normal”
“The doll is cocaine”
Traffic es una película dramática estadounidense, dirigida en 2000 por Steven Soderbergh.
Protagonizada por Michael Douglas, Benicio Del Toro, Don Cheadle, Catherine Zeta-Jones, Dennis Quaid, Erika Christensen, Steven Bauer, Miguel Ferrer, Amy Irving, Luis Guzmán, Benjamin Bratt, Clifton Collins Jr., Topher Grace, Tomas Milian, Salma Hayek, Marisol Padilla Sánchez, Albert Finney, James Brolin, John Slattery, D.W. Moffett, Viola Davis, Michael Showers, Enrique Murciano, entre muchos otros.
El guion, escrito por Stephen Gaghan, está basado parcialmente, en una serie de televisión británica llamada “Traffik”
La serie de 6 partes emitida en 1989, fue producida por el Channel 4 británico, escrito por Simon Moore, y dirigida por Alastair Reid.
En los Estados Unidos, salió al aire por primera vez, en la obra maestra de teatro, en 1990.
Según sus propias declaraciones, Steven Soderbergh llevaba tiempo interesado en realizar una película sobre la guerra de las drogas, sin embargo, no quería que tratase sobre adictos.
Cuando la productora Laura Bickford, consiguió los derechos de la serie de televisión “Traffik”, comenzaron a buscar un guionista, que pudiera adaptarla al cine.
En esa época, Stephen Gaghan estaba escribiendo una película sobre drogas para Ed Zwick, y tenía un guion sobre adolescentes de clase alta, que se adentraban en el consumo de sustancias, los 2 proyectos se combinaron, y Ed se incorporó a Traffic como productor, junto a Marshall Herskovitz.
El magnífico guión de Stephen Gagham, entrecruza muy bien, 3 puntos de vista distintos, sobre este comercio ilegal.
Este nos muestra la corrupción en México, que no tanto en EEUU, la imposibilidad de acabar con este cáncer para la sociedad, las victimas reales, etcétera.
En lugar de limitarse a mostrar estos mundos, el guión enseña cómo el ambiente de las drogas cambia a los protagonistas, y su visión de la vida, consiguiendo así, mucha más profundidad, y consiguiendo salir del documental puro.
Cabe destacar, que Traffic ha sido la primera película, centrada en la lucha contra el narcotráfico entre EEUU y México, en la que aparece la relación entre la Drug Enforcement Administration (DEA), y las autoridades mexicanas.
Traffic obtuvo 4 Oscar:
Mejor Director, Mejor Actor de Reparto (Benicio Del Toro), Mejor Montaje, y Mejor Guión Adaptado; y una nominación como mejor película.
Traffic cuenta varias historias diferentes, pero interconectadas por un denominador común:
La guerra contra el narcotráfico.
Está ambientada perfectamente entre 2 países:
Estados Unidos y México.
No es casualidad, ya que el primero es uno de los países dónde más droga se consume; y el segundo de los que más la “exportan”
Traffic, aparte de abordar un problema de gran preocupación social, tiene un ritmo trepidante y dramático, dónde se nos enseña de forma realista, el cruento mundo de la droga.
Dónde vemos como la droga y la violencia que lleva consigo, empapa a todos los estratos de la sociedad, no importa tu edad, sexo, religión, o condición social, si caes en ese mundo estás perdido, y es muy difícil salir.
Steven Soderbergh nos muestra todo esto sin tapujos, y con un nivel de angustia tremendo.
Traffic tiene 135 partes habladas en español, y fue filmada en más de 110 locaciones en 8 ciudades diferentes, incluyendo la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California Norte; y se divide en:
El argumento de México, el argumento de Wakefield, y el argumento de Ayala/DEA.
El juez Robert Wakefield (Michael Douglas), es nombrado por El Presidente de los Estados Unidos, supervisor de los grupos de lucha contra la droga, y de su coordinación con las autoridades mexicanas.
Sin embargo, su satisfacción inicial por su prestigioso cargo se esfumará, cuando descubra que su hija Caroline (Erika Christensen) de 16 años, se ha convertido en una drogadicta.
Mientras tanto, al sur de la frontera, el agente mexicano Javier Rodríguez (Benicio Del Toro) intenta librar su propia batalla contra la droga.
Se nos van mostrando las 3 historias paralelas, que van encontrando puntos de unión, a medida que avanza Traffic.
La primera de ellas, está ambientada en México, y comienza con la incautación de un cargamento de droga, por parte de 2 detectives de Tijuana:
El jefe de ellos es Javier Rodríguez, que pretenden salir de una espiral de corrupción e inmoralidad.
La desarrollada en EEUU, muestra la meteórica carrera de un juez estadounidense, Robert Wakefield, que llega dirigir la lucha contra la droga, ahora desde un puesto político.
Todo se complica, cuando se da cuenta de que su hija es politoxicómana.
Por último, la tercera historia, nos narra el drástico cambio en la vida de Helena Ayala (Catherine Zeta-Jones) mujer de un narcotraficante llamado Carlos Ayala (Steven Bauer), que ve como su alto estatus social, se ve truncado por la detención de su marido.
A la manera de grupos:
Javier Rodríguez y Manolo Sánchez (Jacob Vargas) son 2 agentes de Tijuana que, movidos por su celo policial, y repugnancia hacia la corrupción, deciden colaborar con El General Arturo Salazar (Tomás Milián) que quiere acabar con El Cartel de Tijuana.
Más tarde descubren, que El General pertenece al Cartel de Juárez, rival del otro de Tijuana.
Javier se reúne discretamente con agentes de la DEA, en California, para advertirles de actividades importantes en Tijuana, pero no delata al General Salazar.
En cambio, Manolo acuerda una reunión con la DEA para delatarlo, tentado por el dinero, y Javier advierte a Salazar.
Manolo es capturado en San Diego, antes de contactar a los agentes, y lo trasladan a Tijuana para matarlo.
Javier, remordido, decide reunirse por segunda vez con los mismos agentes, y confesar lo que su amigo no pudo.
Finalmente, son arrestados El General, y todos los miembros del Cartel de Juárez.
Por otra parte, Carlos y Helena Ayala:
Él es un empresario, que debe su fortuna a la introducción ilegal de drogas del Cartel de Tijuana, a los Estados Unidos, y el lavado de dinero.
Su esposa Helena Ayala, no sabe nada de su negocio ilícito, hasta que la DEA lo arresta por confesión de uno de sus secuaces.
Ella, viendo que su alto nivel de vida puede venirse abajo, sus amistades le dan la espalda, al enterarse de que su marido está en prisión; debe solucionar sola el encarcelamiento de su marido.
Se reúne con Juan Obregón (Benjamin Bratt) Jefe del Cartel de Juárez, para continuar introduciendo droga en EEUU, y le pide que eliminen a Francisco Flores (Clifton Collins Jr.), que va a declarar contra su marido.
Finalmente, el marido no es procesado, y continúan en el negocio de las drogas.
Luego, Montel Gordon (Don Cheadle) y Ray Castro (Luis Guzmán) son 2 agentes de la DEA, que tienen informes de un soplón del Cartel de Juárez, para arrestar al empresario chicano Eduardo Ruiz (Miguel Ferrer), y lo capturan en una redada.
Ambos agentes lo presionan a delatar a su jefe, su amigo Carlos Ayala, y sus actividades ilícitas, él acepta a cambio de inmunidad por el programa de testigos protegidos.
Al final, no pueden capturar a Carlos Ayala, ya que el delator muere envenenado...
Y por último, El Juez Robert Wakefield, quien ocupa La Dirección de La Oficina Nacional de Control de Drogas de los Estados Unidos, y debido a su cargo, debe ponerse al corriente de los asuntos relacionados con el narcotráfico entre México y Estados Unidos, y relacionarse con los funcionarios, que lo ayudarán en su labor.
Es un hombre muy ocupado, convive poco tiempo con su familia y, debido a eso, y al carácter de su esposa Barbara (Amy Irving), su hija Caroline, que se ha vuelto huraña con sus padres y que también es drogadicta.
La perdición de su hija en las drogas, lo hace reflexionar sobre su incompetencia para enfrentar el narcotráfico, y decide renunciar públicamente, el día de su nombramiento.
Por su parte, Caroline Wakefield, la adolescente de 16 años, hija del juez Robert Wakefield, pertenece a una familia acomodada.
De comportamiento aparentemente modélico, pues tiene notas excelentes, trabajos voluntarios, premios en su instituto… sin embargo, comienza a probar las drogas con amigos de la clase, como Seth Abrahams (Topher Grace) introduciéndola en una espiral de autodestrucción, que la lleva incluso, a prostituirse por dinero.
Finalmente, ingresa en una clínica de rehabilitación para toxicómanos, y puede salir de la adicción.   Traffic sirve como escenario, de un intensísimo tráfico de drogas, que es también tráfico de culturas, y de relaciones, incluso entre personas de la misma familia; mientras El Cártel de Tijuana de Los Hermanos Obregón; y El Cártel de Los Juárez, se disputan el control, el poder, y el negocio de la zona.
Traffic rompe con bastantes tópicos, con que se suele abordar el tema de la droga, huyendo de mensajes morales, tipo cruzada entre buenos y malos…
Se adopta una perspectiva múltiple:
Los políticos, las grandes agencias de Estados Unidos como la DEA, CIA, FBI; la policía corrupta de México, los adolescentes de clase alta de EEUU, los conflictos dentro de la familia, las medidas policiales, el papel de la rehabilitación, las causas profundas...  El mensaje final es realista y deprimente, y es que no podemos ganar a las drogas, sino es jugando sucio.
Regirnos por la ley para combatirlos, es darles mucha ventaja.
Por supuesto, también hace hincapié en que mientras halla demanda, habrá proveedores.
Es tal la cantidad de dinero que mueve la droga, que hay demasiados intereses creados, y los tentáculos de los jefes de los cárteles son tan alargados, que resulta sumamente complicado, acabar con ellos, porque en cuanto se corta uno, enseguida surge otro para continuar con su labor.
Se trata de una guerra sin cuartel, con batallas ganadas por uno y otro bando, que a mi juicio, se resolvería con una buena educación, y una mayor atención de los padres hacia sus hijos.
Concienciación y educación, serían los puntos clave para atajar un problema, que cada vez va a más.
“Treatment of addiction?
Addicts treat themselves.
They overdose and then there's one less to worry about”
Una parte del rodaje de Traffic fue rodado en castellano; USA Films acordó darle el corte final; y también estuvo de acuerdo a su término, de que todos los personajes mexicanos, hablaran español.
Esto significa que, casi todos los diálogos de Benicio Del Toro debían ser subtitulados.
Una vez que el estudio se dio cuenta de esto, sugirieron que sus escenas se rodaran en inglés y español, pero Soderbergh y Del Toro rechazaron la sugerencia.
Del Toro, nacido en Puerto Rico, estaba preocupado de que otro actor lo doblara, y volviera a grabar su diálogo en Inglés, después de haber trabajado duro para dominar las inflexiones mexicanas, y mejorar su vocabulario español.
Del Toro recuerda:
“¿Te imaginas?
Usted hace la película entera, se revienta el culo para llegar lo más realista posible, y alguien dobla tu voz…
Le dije:
“No puede ser.
Sobre mi cadáver”
Steven le dijo:
“No te preocupes; no va a suceder”
El director luchó por utilizar subtítulos para las escenas de México, con el argumento de que si los personajes no hablaban español, Traffic no tendría integridad, y no lo haría de manera convincente, al retratar lo que describió como la “impenetrabilidad de otra cultura”
Por otra parte, en Traffic, toda escena que ocurre en Tijuana, fue filmada con cámara en mano; y todas las escenas en los EEUU, tienen un tinte diferente a todas las escenas en México.
La narración oscila entre 2 espacios, perfectamente delimitados por diferentes recursos técnicos, que son a su vez, muy significativos para esa idea de que el mal reside en “el otro”
Las escenas que se desarrollan en México, están filmadas con un colorido que se acerca al sepia, y sugieren polvo, miseria, pobreza, y Tercer Mundo.
Las escenas estadounidenses, están filmadas con buena saturación de color, son nítidas, y con una tendencia hacia el azul dominante, color frío, pero también limpio, “honrado, legal y justo”
Miseria y atraso, frente a modernidad.
Algo parecido sucede también, con las diferentes puestas en escena, y los decorados.  Para conseguir un aspecto distintivo, para cada viñeta diferente en la historia que narra Traffic, Steven Soderbergh usó 3 stocks de película diferentes, y técnicas de postproducción, cada uno con su propio tratamiento en color y grano para la impresión.
La historia Wakefield, presenta un tono más frío, más azul, para emparejar la emoción triste, depresiva.
La historia de Ayala es brillante y saturada en colores primarios, sobre todo roja, para emparejar la superficie ostentosa de la vida de Helena.
La historia mexicana parece granulada, burda, y caliente, para combinar con el paisaje mexicano rugoso, y sus ciudades congestionadas.
En azul, les presentamos a los políticos y a las víctimas, todo en el mismo pack.
Porque a un político, también le puede tocar en su propia casa, vivir el drama; es más, no es difícil que pase.
El padre está todo el día por ahí, arreglando el mundo, montado en su avión, junto con un gran equipo de trabajo, organizando duras campañas contra el narcotráfico, y mientras, la hija de papá, se están poniendo hasta el culo de coca, caballo, crack, o lo que le echen.
Michael Douglas está, como siempre, imponente en su papel.
En amarillo casi sepia, en los cárteles que mueven el negocio.
El policía mexicano que cobra una mierda al mes, y se saca un sobresueldo, haciendo trabajitos para los grandes señores de la droga.
Imposible luchar contra ellos, si desaparece uno, aparecen 3.
La corrupción, la lucha entre bandas, los niños en la calle, sin futuro, sin un triste campo de béisbol donde desfogar, expuestos a terminar siendo carne de cañón, haciendo el trabajo sucio para los narcos.
Y por fin, a todo color, tenemos el glamour del lado norte de la frontera.
Los distribuidores, los elegantes propietarios de inmensas mansiones, con sus deportivos en la puerta, sus hermosas mujeres en casa, sus familias impolutas…
Respetables hombres de negocios, que jamás se manchan las manos, porque para eso tienen un ejército de abogados y matones que les protegen a ellos, y a los suyos, y blanquean convenientemente su dinero, dándole brillo y esplendor.
Son interesantes los WASP que aparecen en Traffic, que pertenecen a clases acomodadas y cercanas al poder, tanto político, como económico, o judicial.
Representan el bien, son las víctimas del cruel negocio.
Solamente hay unas frases en Traffic, que esconden algo oscuro en ese grupo social:
“Si 100 mil negros fueran cada día a Indian Hall, el barrio blanco y rico; preguntando a cada blanco si tenía droga que venderle, los muchachos blancos no perderíamos el culo estudiando Derecho”
Los narcotraficantes, por su parte, son todos mexicanos o estadounidenses negros, y los latinos de apellido hispano.
La policía de EEUU representa “el bien”, no hay sombra de corrupción en ellos, mientras que sobre la mexicana, pende la sospecha de comportarse de acuerdo con las órdenes del Cartel de Tijuana.  El comportamiento policial de los estadounidenses, es siempre respetuoso con la ley, mientras que del lado mexicano, la violencia y la crueldad desmedida, es lo predominante.
Llega a decirse, que la policía en México, es una actividad empresarial...
Los encargados de la lucha contra la droga en EEUU y México, también muestran grandes diferencias:
El estadounidense es un héroe que lucha por su familia, que baja a los infiernos de la droga para rescatar a su hija, presa del mal; frente a él, el mexicano encarna la crueldad, la corrupción, la falsedad, y la traición.
Parece significativo también, que el del lado mexicano sea un militar, mientras que el estadounidense, es un famoso juez, que sustituye a un militar...
La mujer del narcotraficante detenido, Carlos Ayala, es un personaje que proviene “de los bajos fondos” así se nos dice, y aunque no conoce nada sobre las actividades delictivas del marido, no duda en convertirse en una especie de “Madrina de La Droga”, violenta y cruel, aunque se dulcifique esta actitud, por su lucha para defender a su familia amenazada.  Como dato curioso, Michael Douglas rechazó el papel, hasta que aceptó su esposa Catherine Zeta-Jones, su papel como Helena.
En cualquier caso, no comparten ni una sola escena.
Durante el rodaje, el hijo de Michael Douglas, fue detenido por posesión de cocaína.
La Fox, rechazó el proyecto inicialmente, por considerarlo poco comercial, y se hizo cargo de la producción, USA Films.
Algunos aspectos de la trama, están basados en personas y eventos reales:
Los realizadores, enviaron cartas a muchos políticos, tanto demócratas como republicanos, pidiéndoles que hagan cameos en Traffic.
Varias de las escenas, ya habían sido tomadas con los actores en estos papeles, pero los realizadores se fueron hacia atrás, y rehicieron aquellas escenas, en que los políticos reales acordaron estar en Traffic.
Los que estuvieron de acuerdo, incluyen a Senadores de EEUU como:
Harry Reid, Barbara Boxer, Orrin Hatch, Charles Grassley, y Don Nickles, y El Gobernador de Massachusetts, Bill Weld, fueron filmados en una escena que se improvisó en su totalidad.
El personaje del General Arturo Salazar, está basado en El General Jesús Gutiérrez Rebollo, quien estaba secretamente en la nómina de Amado Carrillo Fuentes, Jefe del Cártel de Juárez.
José de Jesús Gutiérrez Rebollo, fue un General de División del Ejército Mexicano; que fue condenado a 40 años de prisión, por múltiples cargos, incluido la delincuencia organizada.
Gutiérrez Rebollo, oficial de carrera mexicano, alcanzó el rango de General de División; comandó La Quinta Región Militar con sede en Jalisco, México, y trabajó para la oficina de La Procuraduría General de México, donde fue nombrado Oficial de Máximo Nivel, en la interdicción de drogas en el país en 1996, como Jefe del Instituto Nacional para El Combate a Las Drogas (INCD)
Gutiérrez, tuvo acceso a la inteligencia mexicana, y a la inteligencia proporcionada a México, por los EEUU, incluidas las investigaciones antidrogas, escuchas telefónicas, programas de interdicción, las operaciones, y las identidades de informantes mexicanos.
Las autoridades, comenzaron a investigar a Gutiérrez Rebollo, el 6 de febrero de 1997, después de haber recibido el soplo, de que se había mudado a un apartamento caro “cuyo alquiler no podía ser pagado con el salario recibido por un servidor público”
Las autoridades mexicanas, también obtuvieron una grabación de Gutiérrez y Carrillo Fuentes, en la que Gutiérrez, presuntamente discutía los pagos que debían realizar con él, a cambio de ignorar las actividades ilegales de drogas de Amado Carrillo Fuentes, conocido como “El Señor de Los Cielos” por utilizar aviones de su propiedad, para el transporte de la droga.
Gutiérrez fue detenido, y acusado de soborno, de obstrucción a la justicia, y de facilitar el transporte de la cocaína.
Fue declarado culpable de ayudar al narcotraficante, Amado Carrillo Fuentes.
A principios de 1997, fue despedido de su puesto, después de que una investigación mostró, que había recibido sobornos del Cártel de Juárez.
Fue condenado a 31 años, 10 meses, y 15 días de prisión, por el uso ilegal de armas restringidas al Ejército.
En 2007, fue condenado por un tribunal federal, a una nueva pena de prisión de otros 40 años, y una multa de 24.716.829 pesos, por su colaboración con el líder del cártel de las drogas, Amado Carrillo Fuentes.
Estaba a la espera de juicio en Nayarit, con cargos por tráfico de armas.
Gutiérrez, estaba cumpliendo su condena en La Penitenciaría de Máxima Seguridad del Altiplano en Almoloya de Juárez.
Gutiérrez fue sustituido por un abogado y magistrado, Mariano Herrán Salvatti.
El personaje de Porfirio Madrigal, está basado en Amado Carrillo Fuentes.
Amado Carrillo Fuentes, conocido con el sobrenombre de “El Señor de Los Cielos”, fue un narcotraficante mexicano, Líder del Cártel de Juárez.
Murió en un Hospital en La Ciudad de México, tras someterse a una extensa cirugía plástica, para cambiar su apariencia.
En sus últimos días, Carrillo fue extensamente buscado por las autoridades mexicanas, y de Estados Unidos.
También era conocido, por el lavado de más de $200 millones del Cartel de Medellín, para financiar su flota.
Los hermanos Obregón, están basados en los hermanos Arellano Félix.
Eduardo, Karely, Enedina, y Alicia, asumieron el liderazgo del Cártel de Tijuana, después del arresto de varios de sus hermanos.
Sin embargo, tras el arresto de Eduardo, en octubre de 2008, parece ser que Luis Fernando Sánchez Arellano, hijo de Alicia, conocido como “El Ingeniero”, ha tomado el control del Cártel de Tijuana.
La dirección de Soderbergh en Traffic es muy acertada, y muy directa.
Profundiza en todas las historias, y es capaz de ofrecer una presentación de cada personaje, con mucha sencillez.
Sin embargo, se deja algún personaje, como el de Dennis Quaid, olvidado durante muchísimos minutos, para retomarlo al final.
A destacar, las interpretaciones de Michael Douglas y Benicio Del Toro, y el desabrimiento de Traffic, sin afán de sermonear con uso de múltiples perspectivas, y con especial incidencia en la familia y, dentro de ella, en la juventud, y la niñez.
Los capítulos más impactantes, tienen que ver con el tráfico de drogas entre EEUU y México, la guerra por el poder entre los carteles, las traiciones, las persecuciones, las muertes, y las venganzas.
Sin tanta sangre, aunque no menos relevante, vemos la parte dedicada al conflicto entre un Juez y su hija adicta, como un símbolo exacto, de la contradicción entre la imagen externa, y la realidad interna de una familia.
Se muestra a un hombre de alto nivel social, responsable máximo en un área tan sensible de “la moral pública” como es la lucha contra la droga; que descubre la adicción de su hija, y sus amigos adolescentes; el cual reacciona involucrándose para rescatarla.
En su discurso de asunción del cargo, asume que no puede hacerlo.
Se pregunta “si es que esto es una guerra contra la droga, cómo la llevamos a cabo, cuando el enemigo está en nuestra propia familia”
Se responde renunciando, e involucrándose en el rescate de su hija.
Los padres se unen, y deciden apoyarla, y se los muestra compartiendo el tratamiento de rehabilitación en un grupo, donde son uno más, lejos de las máscaras de la figuración social que los caracterizaba anteriormente.
Se demuestra claramente en esta historia, que el alto nivel de vida, las excelentes notas en los mejores colegios privados, y las rutilantes carreras profesionales de los padres, muchas veces son directamente proporcionales al fracaso personal de los hijos.  La escena en Traffic, donde Michael Douglas toma su viaje, al cruce de frontera de California, para hablar de la prohibición de las drogas, es muy realista.
La calidad de video y de sonido es tan baja, en parte porque nunca se supuso que esto era parte de la película.
Douglas comenzó a preguntar, fuera de carácter, a Rudy M. Camacho, sobre el tráfico de drogas por la frontera.
Camacho, entonces Jefe de Aduana en la vida real, y responsable del cruce migratorio de California; Steven Soderbergh comenzó a filmarlo con una cámara en mano, rezando por que Camacho, no se dirigiera al actor como “Mr. Douglas”
Como dije, son terribles algunas escenas de la adolescente y su adicción, absolutamente, aunque justificadas; u otras muy mal planeadas, como la muerte del amigo en un lugar “público” donde a todos los demás les importa un bledo, y solo a sus amigos le preocupa, y posteriormente, la milagrosa aparición de la policía en el hospital, con Topher Grace en unas de las interpretaciones más horrorosas jamás hechas.
Y nos queda el final.
La última secuencia de Traffic, cae del lado mexicano…
En ella, el policía de Tijuana, ha obrado honradamente, pero sobre él pende la sospecha, asiste a un partido de béisbol en su ciudad.
Por fin, se ha limpiado el lado mexicano de drogas y gentes sin corazón, y los muchachos pueden dedicarse a practicar ese deporte tan sano, tan vital, tan honrado, y tan estadounidense.
El bien ha triunfado, en el lado estadounidense, por supuesto, pero esta vez, además, ha podido exportarse al lado mexicano de la frontera.
Eso sí, la fotografía sigue siendo polvorienta y sucia, como corresponde “al otro”
Se trata de un final un tanto flojo, porque lo más normal hubiera sido que:
La hija del magistrado hubiese muerto de sobredosis, o estuviese en la cárcel cumpliendo condena por robo o asesinato.
En cuanto al policía, ni habría podido acercarse a la mansión del narcotraficante, pero en fin, son pequeñas licencias que permiten albergar ciertas esperanzas, en una historia muy dura y triste, pero tan real como la vida misma.
“You like baseball?
We need lights for the parks, so kids can play at night.
So they can be safe.
So they can play baseball.
So they don't become burros para los malones.
Everyone likes baseball.
Everyone likes parks”
Steven Soderbergh dirigió Traffic en 2000, con la intención, supongo, de narrar un episodio de la guerra contra la droga, expresión que repite hasta la saciedad, el personaje que interpreta Michael Douglas.
Sin embargo, más parece un canto a las desventuras de la sociedad de EEUU bien pensante, presentada como víctima absoluta del mal que reside siempre en el otro que, en este caso, es “lo mexicano, o lo no blanco o lo no WASP”
El White, Anglo-Saxon and Protestant o “blanco, anglosajón y protestante” es un grupo cerrado de estadounidenses, de elevada posición social, descendientes de británicos, y de religión protestante que, supuestamente, ostentan un poder social y económico desproporcionado en los Estados Unidos.
Traffic resume formas de ir contra la droga, y salpica los intereses que ésta genera:
Delincuentes haciendo de justicieros, formas de vivir alrededor de ella, un eje central, y un cruce de personajes a todos los niveles sociales, las que la prueban, los que ganan, y los que aspiran a jefes, al poder, opiniones de todos los colores, y el miedo, el morbo, el brillante amarillo de México, y el apagado gris de la ciudad de EEUU, cómo se mueve el sistema, quizás vaya demasiado lejos, quizás se haya quedado a medias, en mi opinión, supone un repaso del contrabando y su peso, va por razas y por salarios, y llega a los jóvenes superdotados blancos, no todas abarcan tanto, eso seguro.
Y es que la droga lleva muchos años en activo, y lo seguirá estando, luchar contra ella, escalar en la profesión, cómo cenar con El Presidente, si no se consigue cenar en casa, va de lado a lado de la frontera sin parar, amigos, chivatos, y dólares, la habilidad para sobrevivir, corromperse...
Traffic se convierte, por tanto, en un excelente símbolo de los Estados Unidos actuales, que viven la transición de Clinton a Bush.
Una sociedad que cambia y progresa, pero para mantenerse fiel a sí misma y a sus convicciones.  ¿No sería mejor legalizar las drogas?
Yo opino que sí, ya que todo está en la educación que se le dé desde pequeños a los niños, y no de prohibirlas, ya que sí quieren, llegaran a sus manos, y de una forma más problemática.
Este mensaje es que da Traffic, y hasta lo dice uno de sus protagonistas:
“Estás trabajando para el otro Cartel”
La persecución del consumo de drogas, ya sea directamente, ya contra su producción y distribución, requiere grandes recursos en manos del Estado que, de otro modo, se dirigirían contra la comisión de verdaderos delitos.
Y la importancia que se otorga a este comportamiento penalizado, sirve para justificar todo tipo de atropellos a los derechos de las personas.
Un informe de Naciones Unidas de 1988, reconocía que la lucha contra las drogas se está “alejando de los principios generales del Derecho”
El problema no está definido científicamente, pertenece al ámbito de decisión de la persona, sobre su propia vida, y la lucha contra las drogas, provoca verdaderos actos delictivos, tanto por parte del Estado, como por parte de los proveedores.
No hay una lógica en la guerra contra las drogas, pero hay una implicación emocional muy fuerte, como en el caso de las armas.
No obstante, estamos hablando de un asunto, lo suficientemente grave como para dejar a un lado las emociones, especialmente, si están basadas en un juicio erróneo, y abordarlo con racionalidad, y sin prejuicios.

“My name is Robert.
And my wife, Barbara and I are here to support our daughter Caroline.
And we're here to listen”



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