Ryan's Daughter
“It's time you married Rosy.
It's time she got a house of her own to clean, floors to scrub”
Gustave Flaubert, en el siglo XIX, construyó un personaje femenino delicioso, insatisfecho, e intenso, que describe así:
“El amor, creía ella, debía llegar de pronto, con grandes destellos y fulguraciones, huracán de cielos que cae sobre la vida, arranca las voluntades como si fueran hojas, y arrastra hacia el abismo el corazón entero”
Algunos fanáticos de la literatura clásica, habrán escuchado de “Madame Bovary”, siendo ésta la cual, a lo largo de la historia, sufre de insatisfacción afectiva crónica, ya que cree y por tanto busca un amor ideal que no existe.
Los escritores, a través de la literatura, han creado personajes con rasgos psicológicos muy marcados, tanto que con el tiempo, la psiquiatría ha adoptado los nombres de dichos personajes, para denominar cuadros psicológicos, que cursan con síntomas parecidos a los de la personalidad, o el comportamiento de los protagonistas de la literatura.
El parecido entre la realidad y la ficción es tal, que existen una serie de síndromes conocidos como “síndromes literarios”
El Síndrome Bovary, se ha descrito como la búsqueda de un amor romántico, tan ideal como inexistente, que provoca frustración, resentimiento, y depresión:
En su mayoría, mujeres que aparentemente lo tiene todo:
Dinero, belleza, inteligencia, estatus... y sin embargo, acaban volviéndose intolerantes consigo mismas, y abocadas a relaciones tan variadas, como infelices.
Según Mario Vargas Llosa, la rebeldía de Bovary, es una rebeldía individual que violenta los códigos del medio.
Es una especie de rebeldía fantástica.
“I don't know what's the matter with youngsters in this town.
Their talk is filthy, their doings are secret, and cruelty for fun”
Ryan's Daughter es una película dramática británica, del año 1970, dirigida por David Lean.
Protagonizada por Sarah Miles, Robert Mitchum, Christopher Jones, Trevor Howard, John Mills, Leo McKern, Barry Foster, Marie Kean, Arthur O'Sullivan, Gerald Sim, entre otros.
El guión es de Robert Bolt, que se inspira en “Madame Bovary” (1857) de Gustave Flaubert.
Originalmente, David Lean se planteó rodar una versión de “Madame Bovary”, la novela de Gustave Flaubert, sobre el adulterio en un matrimonio muerto clínicamente.
En aquel entonces, el director de 60 años, estaba viviendo con Sandy Hotz, de 21 años, mientras seguía casado con Leila Matkar…
Y su guionista, Robert Bolt, de 40 y tantos, se acababa de casar con Sarah Miles, de 27 años, tras divorciarse de su primera mujer…
Ambos sabían bien, lo que era el fracaso matrimonial.
Pero como “Madame Bovary” ya había sido filmada por Renoir, y Vicente Minnelli, entre otros, Lean propuso que el guión solo se inspirase en el libro, en lugar de hacer una adaptación.
Situó la acción en la Irlanda de La Rebelión de 1916, porque siempre lo contextualizaba todo en grandes sucesos históricos, que arrastran el destino de sus personajes, y porque entendía que en la Irlanda de La Primera Guerra Mundial, la moral no había cambiado apenas, desde los tiempos de Flaubert.
Ryan's Daughter obtuvo 2 premios Oscar:
Mejor Actor Secundario (John Mills), y Mejor Fotografía (Freddie Young) de 4 nominaciones:
Mejor actriz (Sarah Miles), y sonido.
Como dato, cuando John Mills recibió la estatuilla como Mejor Actor Secundario, el veterano actor inglés, no pronunció palabra alguna, porque su papel en Ryan's Daughter, era el de un hombre sordomudo...
Ryan's Daughter es inmensa, y su valor es doble, porque se hizo justo en 1970; cuando comenzaba a perderse definitivamente, el legado de los clásicos.
¿Problemas en el rodaje?
Ryan's Daughter se rodó en la península de Dingle, County Clarc, Irlanda con problemas de luz, e inestabilidad climatológica.
Lean ordenó levantar un pueblo entero, con casas de piedra.
Su afamado exceso de celo y perfeccionismo, apareció cuando exigió que las casas estuvieran también decoradas por dentro, con su bodega, y sus chimeneas, aunque no se fuera a rodar nada en su interior.
“Los Rolls Royce tienen 7 capas de pintura, y casi nadie lo sabe”, contestaba Lean, cuando le preguntaban, si es que estaba loco.
Por otra parte, el cielo estuvo nublado, la mayor parte de los días.
Los actores tenían que estar listos por si salía el sol, de modo que se pasaban las horas esperando, sin poder hacer otra cosa.
Se dice que la condición humana puede ser muy peligrosa, si es víctima del aburrimiento, y este rodaje no fue una excepción.
Robert Mitchum empezó a emborracharse todos los días.
Y Christopher Jones se estampó con su Ferrari, conduciendo a toda velocidad por las carreterillas del condado, y sobrevivió de casualidad.
Cuando acabó Ryan's Daughter, Lean les preguntó a los lugareños, si querían que dejase en pie, el precioso poblado de piedra que había levantado.
Le dijeron que no.
Que lo tirase, y lo dejase todo como cuando había llegado, que ya estaban hartos de él.
El equipo nunca fue bienvenido en Irlanda, habían demasiados ingleses en el equipo.
Pero al menos, no les pasó como a Stanley Kubrick, que rodando “Barry Lyndon” 5 años después, recibió amenazas del IRA, para que hiciera el favor de largarse.
Para cuando las autoridades locales se dieron cuenta de que los decorados del rodaje, podían atraer el turismo, Lean ya lo había dejado todo, como si fuera naturaleza virgen…
Y es que hasta Flaubert también tuvo problemas en su tiempo, por atentar contra el engendro ese de la moral pública, que suele manifestarse de forma diferente en cada época.
Harto, Lean lo dejó todo, y se entregó a su otra gran pasión:
Viajar.
Recorrió el mundo de punta a punta.
Cuando después murieron su padre y su hermano, entró en cierta crisis familiar, y decidió pasar más tiempo con su hijo.
Huir del tipo de “vida provisional” de los grandes profesionales.
Aunque regresó al tajo en 1984, con “A Passage To India”, una cinta en la que profundizó aún más en su estilo y sus obsesiones.
Y para entonces, los críticos ya le importaban un bledo.
La acción en Ryan's Daughter, tiene lugar en un pequeño poblado de la costa occidental de Irlanda, entre 1916 y 1917.
Por toda la isla, corre un aire de rebelión.
La repulsa irlandesa contra el poder central británico, se manifiesta en cada gesto, en cada palabra.
La Guerra Europea, en que está empeñada Gran Bretaña, se considera solo una guerra inglesa, y los irlandeses no tienen reparo en pactar con los enemigos del Imperio.
En ese cuadro se encuentra Rosy Ryan (Sarah Miles), hija de Tom Ryan (Leo McKern), el tabernero de una pequeña población en la costa de Irlanda, durante La Primera Guerra Mundial.
El país está ocupado por el ejército británico; la población y la resistencia irlandesa, aprovechan cualquier ocasión, para luchar contra los ocupantes.
Como en “Madame Bovary”, Rosy es una chica romántica, que anhela un amor apasionado, y ser una joven fina y educada y, por tanto, no se encuentra a gusto en el pueblo estrecho, que no resuelve sus nacientes necesidades.
La única persona que ella considera de un nivel social adecuado, es el maestro de escuela, Charles Shaughnessy (Robert Mitchum), un hombre corriente, viudo, que tiene unos cuantos años más que ella.
Rosy cree estar enamorada del maestro, y ambos acaban casándose.
Sin embargo, cuando llega al pueblo un joven militar británico herido en el frente, y con traumas de guerra, El Mayor Randolph Doryan (Cristopher Jones) Rosy se da cuenta de lo que es estar realmente enamorada.
Ante esta premisa, se desencadenan una serie de acontecimientos pasionales de amor, infidelidad, traición etc., todo ello bajo un trasfondo conflictivo anglo-irlandés, con el deseo de independencia de los habitantes irlandeses sobre El Imperio Británico, establecido en forma de guarnición en el pueblo, y con El Mayor Doryan como Jefe Superior del ejército inglés.
Ryan's Daughter muestra la estrechez de miras, envidias, celos, burlas, y actitudes marginadoras, que caracterizan la vida colectiva de una población pequeña y aislada.
Michael, el tonto del pueblo, discapacitado mental y físico, es objeto de mofas e impertinencias reiteradas, pese al apoyo público del padre Hugh Collins (Trevor Howard)
Los sueños de Rosy, la llevan a pasear sola por los alrededores de la aldea, vestida con elegancia y sombrilla, contraviniendo los hábitos de los aldeanos, y provocando su espíritu punitivo.
El Mayor Doryan, debe pasear una hora y media cada día, a causa de sus heridas.
El uniforme, la educación, y la aureola de héroe de guerra, fascinan a Rosy.
Ambos, en los encuentros que tienen, comparten soledades y necesidades de afecto.
Sobre estas bases, el relato dramático adquiere intensidad, verosimilitud, y credibilidad.
La mano de Lean, le añade una cautivadora complejidad de fondo, y una inusual habilidad narrativa.
Ryan's Daughter, asimismo, es una pieza muy compleja, ya desde su estructura.
Se establece, en un estricto orden de planteamiento, nudo y desenlace, un contundente canto a la libertad personal, más allá de la conducta de las masas.
La metonimia de una pequeña aldea irlandesa, que ha de buscar alguna vía de escape a su frustración y visceralidad, es el reflejo de un ambiente duro, de continuo viento, y amenazadoras lluvias, que condiciona la capacidad de raciocinio de una colectividad visceral e intolerante, tan cerrada y extrema, como el entorno natural en el que habitan.
La obra, de hecho, está planteada desde el reflejo:
El personaje de Rosy Ryan, impresionante Sarah Miles, no es más que la exteriorización individual de la represión colectiva, ella se atreve a hacer lo que nadie más en el pueblo ha hecho, muy a pesar de sus deseos:
Ante la rutina y la insatisfacción sexual de la vida conyugal, excepcional la secuencia de la noche de bodas; Rosy busca un “desahogo” en la figura hierática, en el fantasmal Doryan, un soldado británico tan torturado emocionalmente por la guerra, que es casi un muerto en vida.
El pueblo, por su parte, necesita la proyección de toda su furia, primero en un retrasado mental, Michael, soberbio John Mills, a quien únicamente protege el padre Collins, hasta que es sabedor de la infidelidad de Rosy.
No pudiendo soportar la materialización externa de sus coerciones, los habitantes desplazarán todo su desprecio hacia Rosy, quien será el nuevo objeto de escarnio y vilipendio.
La marcha de la aldea de ella, y su marido Charles, absolutamente maestra la interpretación de Robert Mitchum, únicamente acompañados en su trayecto por el cura y Michael, resume las intenciones de toda Ryan's Daughter, en una secuencia prodigiosa, que tiene su punto álgido, en la despedida de Rosy y Michael, personaje que siempre había despertado en ella, sentimientos de repugnancia, y en el que se siente reflejada, a partir de haberse convertido ella, en el objeto de la ira colectiva.
“Bad luck to the British.
Success to the Germans! And…
And a very good morning to you, Corporal!”
La filmografía de David Lean, bien puede ser considerada una de las más brillantes, a la par que coherentes, de toda La Historia del Cine.
Dividida en 3 grandes bloques, perfectamente interconectados entre sí, aunque con sutiles diferencias, su inquebrantable pulso cinematográfico, y su arrebatador sentido poético, Ryan's Daughter resume las características estilísticas de una trayectoria fílmica tan intensa y personal, que llega a asombrar.
El trasfondo de la agreste y bella costa irlandesa, con sus espectaculares borrascas, y sus acantilados impresionantes en la península de Dingle, junto con las actuaciones del cura, y el tonto del pueblo, hacen de Ryan's Daughter una película inolvidable.
Pero la crítica de la época la machacó, aunque en la actualidad, esté considerada por muchos, como una de las mejores obras del director, casi una película de culto.
Ryan's Daughter es un film 100% David Lean, con todo lo bueno, mucho; y malo, más bien poco, que ello implica.
Se le echó en cara al director, que para contar una historia de corte intimista, tomara como contexto, una enorme isla de Irlanda, en la que rodar con grandilocuencia un “simple” drama sobre amor e infidelidades.
Esta teoría parece dar a entender, que no fueron pocos los que no entendieron que esas playas cristalinas, ese clima húmedo, o la enorme tormenta de uno de los momentos clave del largometraje, también eran personajes importantísimos en un proyecto como el que nos ocupa.
Y la taquilla no le dio la espalda.
Sin embargo la agrias críticas, incluso personales, de parte de la crítica internacional, hicieron que Lean se retirase, incomprendido, hasta principios de la década de 1980.
En realidad, Lean nunca abandonaría esta primera ocupación, ya que la supervisión que ejercía en todas sus películas, sobre todo a partir de “Lawrence Of Arabia” (1962) únicamente puede ser comparada a la de Stanley Kubrick.
Minucioso hasta niveles extremos, el montaje es uno de los elementos más cuidados de todas sus obras, hasta el punto de que en su pieza póstuma, la incomprendida y magistral “A Passage To India” (1984) sería él mismo, y a sus casi 80 años, quien se responsabilizaría íntegramente de esta tarea.
Ryan's Daughter es un film que posee la complejidad de cualquier obra de David Lean, pero en este caso, subrayada por una puesta en escena, desgarradoramente poética, que trasciende cualquier línea argumental.
Es interesante destacar, el juego de reflejos entre el mismo Michael y Doryan.
Michael es la única persona que se halla presente cuando el soldado llega a la aldea.
Ambos cojean y, por ello, Michael se siente inmediatamente identificado con Doryan.
Es más, la fealdad de Michael, es el manifiesto externo de la tortura interior del inglés.
Asimismo, Michael está profundamente enamorado de Rosy, y es testigo de sus encuentros amorosos con el soldado, a quien sustrae una condecoración con la que intenta impresionarla.
Finalmente, Michael será quien le enseñe a Doryan, el armamento de los irlandeses, oculto en la playa, con el que el soldado se suicidará.
Este tratamiento sutil, asombroso en la construcción, y la interrelación de personajes, es constante a lo largo de la obra, y queda patente ya desde el mismo título.
“La Hija de Ryan” otorga la misma importancia a la figura de la hija, que a la del padre, los únicos personajes que traicionan a lo largo del metraje:
Ella a su marido; y Tom, su padre, a los ideales independistas que tanto defiende.
Aquí el juego de reflejos es a la inversa, ya que ella tiene el valor para enfrentarse a la humillación popular, y abandonar la aldea, cargando con la culpa de ambos; y por extensión, con los pecados de todos; mientras que Tom Ryan, a pesar de su aflicción, adolece del coraje necesario para separarse de la masa.
La simbología, toma una importancia vital en Ryan's Daughter.
Esas maduras manos temblorosas poniendo una alianza, ese vestido que se cae al suelo en la noche de bodas, o ese banquete caótico con los lacónicos novios de fondo, que premonizan un matrimonio muerto en vida…
Ese pañuelo de fuerte color rojo, como representación del adulterio y la pasión desatada; el sonido de ese generador, que confirma la presencia del Mayor Doryan desde la casa de los Shaughnessy; ese tonto del pueblo que todo lo sabe, pero nada puede decir; o esa tormenta como antesala del “juicio” improvisado, al que someten a Rosy, por su supuesta traición.
Se comprende que el hecho de que las gentes del pueblo no juzguen a Rosy por ser “una puta” sino por ser “una puta de un soldado británico” es un catalizador dramático para que la recta final de Ryan's Daughter se encauce por el camino que toma, pero también, es cierto que esta visión que Lean da del conjunto del pueblo, tiene una lectura política, cuanto menos polémica, partidista, y desde mi punto de vista, nada satisfactoria.
No hay más que ver el comportamiento cobarde, triste, hipócrita, y finalmente penoso del ya mencionado Tom Ryan, que da buena muestra de la opinión poco realista, por totalitaria de Lean y Bolt, sobre un conflicto en el que ninguno de los 2 bandos tiene la verdad absoluta, como sucede casi siempre.
Sarah Miles, aparece al principio, leyendo una novela romántica barata.
Es lo que muchos quisieron ver en esta historia, a finales de la década de los 60, cuando la modernidad exigía productos más sofisticados.
Pero Ryan's Daughter era un alegato, como dice el historiador cinematográfico contra el amor institucionalizado, domesticado socialmente, incluido en el seno de la familia patriarcal, y en el que la emoción está excluida.
Era un mensaje muy apropiado para aquellos años de “revolución”
Era, además, un lugar común en el cine de David Lean, que tanto giró en torno a la mujer, y su sometimiento social y cultural.
Según los críticos, en la filmografía del inglés “la renuncia femenina, preserva el orden establecido”
Y es que Ryan's Daughter plantea el conflicto entre una joven muchacha, ávida de movimiento y pasión amorosa, limitada a los pocos kilómetros de una aldea junto al mar, muy periférica, alejada, y etnocentrista; y su marido, un hombre sosegado, de más edad; todo ello agitado con otros ingredientes, como el de la infidelidad, el qué dirán de los aldeanos, y el patrioterismo desatado y brutal, cuando se está en condiciones de guerra, etc.
Ryan's Daughter está llena de metáforas, como en el diálogo:
“¿No te gustan las flores muertas en el interior del libro?” dice el marido.
“Prefiero verlas vivas en la planta” contesta ella.
Ella era una planta muerta, hasta que llegó el militar, y le dio la vida.
En la primera escena, entre el militar y la adúltera, se ven 2 hilos de tela de araña, 2 flores, 2 árboles, y todo eso pasa entre 2 coitos.
“Esta yegua no está bien domada” repite 2 veces el maestro a su mujer.
Llama la atención, que lo único que realmente se respeta, e incluso se le tiene miedo, es a la figura del cura, que representa a una sociedad hipócrita, y profundamente religiosa.
Sostenido todo en la asombrosa fotografía de Freddie Young, Ryan's Daughter es una película que arrastra al espectador, hacia su propia dimensión, ya desde el mismo comienzo con el plano de la sombrilla llevada por el viento.
Hermosa y profunda como pocas, Ryan's Daughter muy a pesar de su infravaloración, o quizás precisamente por ello, la obra maestra absoluta de David Lean y, por consiguiente, un film clave para entender lo que el cine significa como ARTE; con unos paisajes sencillamente apoteósicos, la escena de tormenta mejor rodada de la historia del cine, como es lógico, sin un sólo retoque digital, y una historia universal que, cinematográficamente hablando, echaba la vista hacia atrás, con la obertura al inicio, el descanso a la mitad de metraje; sin dejar de mirar al frente, con esa escena de sexo, alejada de las mojigatas habituales de la época, con unos actores desbordando química, que fue tan alabada como criticada en su momento, pero que es un prodigio de encuadres y fotografía.
Y es que Lean se rodeó de los actores de la escuela inglesa de toda la vida.
Pero también aparecen gigantes como Robert Mitchum, o la joven pareja formada por Sarah Miles y Cristopher Jones.
Y por los ojos del desdichado Michael, va ocurriendo toda la historia.
Construye un papel bastante convincente, ayudado por su aspecto deforme y desmañado.
En cuanto a Trevor Howard, está enorme en ese papel de cura pundonoroso y corajudo pastor de su aldea.
Él es el paradigma del cura católico de principios del siglo XX, y su papel choca con la visión banal y oportunista que el cine actual suele dar de los religiosos; alguien que marca las directrices morales del pueblo, la verdadera autoridad.
Sarah Miles es la hija de Ryan, Rosy, un pájaro enjaulado dentro del ambiente opresivo y rudo del pueblo.
Sarah Miles tiene un papel dificilísimo, pues le toca mostrar el paso de la edad y la responsabilidad.
Es la hija mimada de Tom Ryan, el tabernero, patriota irlandés, interpretado por el gran Leo McKern, que idolatra a su hija, y que tendrá un papel determinante en la historia.
Robert Mitchum está perfecto, en su sobrio papel de maestro austero y metódico, amante de Ludwig van Beethoven, y de la botánica.
Brutal la dignidad con la que Robert Mitchum hace que su personaje lleve con integridad la cruz, de no haber sabido dar a su mujer, lo que ella necesitaba.
Y El Mayor Randolph Doryan, que interpreta un grandioso Christopher Jones, traumatizado por su estancia en el frente, y mostrando con sus ojos, aquello que Kubrick llamaba “the stare”, una mirada de aquellos que habían estado en plena batalla.
Sin embargo, para Lean fue mucho más duro lidiar con el niño guapo, Christopher Jones.
El joven actor, perdió la confianza a las primeras de cambio.
Se dio cuenta de que todo le venía grande, el director lo sabía, pero ya no quedaba más remedio, que apechugar con la decisión de haberle contratado.
Se pasó los días encerrado en su búngalo.
Auto marginado, todo el día enfadado.
Se ponía extremadamente irascible, cuando trataban de darle algún consejo, incluso instrucciones.
Un día, sintiéndose acorralado, llegó a confesar a gritos:
“¡No soy actor!”
Y lo peor de todo, cuando tenían que filmar el primer orgasmo en la vida de Rosy, y la cosa no salía ni por casualidad, trató de justificarse diciendo, que su falta de química con ella, se debía a que no le parecía una mujer atractiva.
Desde ese momento, la actriz pasó a apodarle “el enano”, pues la hirió en lo más profundo.
La música, en la tercera colaboración de Maurice Jarre con David Lean, la cual aporta dramatismo, aires románticos, y toques épicos contra la opresión.
Fundidos en la banda general, se incluyen fragmentos de Ludwig van Beethoven, evocadores de libertad, amor, y alegría; melodías celtas que exaltan la identidad nacional irlandesa; y fanfarrias militares, que elogian el levantamiento irlandés de 1916.
“Unemployment is a dangerous occupation!”
Resulta que la gente en los pueblos pequeños, es más bruta, más mala, y más envidiosa.
El refrán popular:
“Pueblo pequeño, Infierno grande” en mi época de infancia, era utilizado para expresar el sufrimiento que implicaba vivir en un pueblo pequeño, donde casi todos eran conocidos, y por tanto, cualquier cosa que hiciéramos, en pocos minutos era conocido por todo el pueblo; pero también, implicaba un riesgo enorme, y era el de los efectos de los falsos rumores:
Con mucha frecuencia ocurría que, sin saber de dónde, surgía un rumor sobre alguien, que se iba propagando de boca en boca, como fuego en un pastizal, y no en pocas oportunidades, terminaba ese rumor, creando enfrentamientos entre personas y familias, que llegaban hasta generar enemistades a muerte, porque el afectado, no dudaba también en responsabilizar a aquel de quien consideraba, que lo detestaba de tal manera, que era la única persona capaz de elaborar un comentario que dañara su reputación, y siempre tuve la impresión de que los verdaderos responsables de los rumores, se divertían viendo el poder de destrucción de sus palabras.
Era un juego que aprendían desde pequeños, viendo cómo los mayores del grupo de amigos, se divertían llevando y trayendo mensajes:
“Fulano me dijo de ti esto...” que eran falsos, con el único placer de indisponerlos, hasta el punto de ponerlos a pelear a los puños, y así tener un entretenimiento gratis para él, pero costoso para las víctimas de tan macabro juego.
“There's loose women, and there's whores... and there's British soldier's whores!”
It's time she got a house of her own to clean, floors to scrub”
Gustave Flaubert, en el siglo XIX, construyó un personaje femenino delicioso, insatisfecho, e intenso, que describe así:
“El amor, creía ella, debía llegar de pronto, con grandes destellos y fulguraciones, huracán de cielos que cae sobre la vida, arranca las voluntades como si fueran hojas, y arrastra hacia el abismo el corazón entero”
Algunos fanáticos de la literatura clásica, habrán escuchado de “Madame Bovary”, siendo ésta la cual, a lo largo de la historia, sufre de insatisfacción afectiva crónica, ya que cree y por tanto busca un amor ideal que no existe.
Los escritores, a través de la literatura, han creado personajes con rasgos psicológicos muy marcados, tanto que con el tiempo, la psiquiatría ha adoptado los nombres de dichos personajes, para denominar cuadros psicológicos, que cursan con síntomas parecidos a los de la personalidad, o el comportamiento de los protagonistas de la literatura.
El parecido entre la realidad y la ficción es tal, que existen una serie de síndromes conocidos como “síndromes literarios”
El Síndrome Bovary, se ha descrito como la búsqueda de un amor romántico, tan ideal como inexistente, que provoca frustración, resentimiento, y depresión:
En su mayoría, mujeres que aparentemente lo tiene todo:
Dinero, belleza, inteligencia, estatus... y sin embargo, acaban volviéndose intolerantes consigo mismas, y abocadas a relaciones tan variadas, como infelices.
Según Mario Vargas Llosa, la rebeldía de Bovary, es una rebeldía individual que violenta los códigos del medio.
Es una especie de rebeldía fantástica.
“I don't know what's the matter with youngsters in this town.
Their talk is filthy, their doings are secret, and cruelty for fun”
Ryan's Daughter es una película dramática británica, del año 1970, dirigida por David Lean.
Protagonizada por Sarah Miles, Robert Mitchum, Christopher Jones, Trevor Howard, John Mills, Leo McKern, Barry Foster, Marie Kean, Arthur O'Sullivan, Gerald Sim, entre otros.
El guión es de Robert Bolt, que se inspira en “Madame Bovary” (1857) de Gustave Flaubert.
Originalmente, David Lean se planteó rodar una versión de “Madame Bovary”, la novela de Gustave Flaubert, sobre el adulterio en un matrimonio muerto clínicamente.
En aquel entonces, el director de 60 años, estaba viviendo con Sandy Hotz, de 21 años, mientras seguía casado con Leila Matkar…
Y su guionista, Robert Bolt, de 40 y tantos, se acababa de casar con Sarah Miles, de 27 años, tras divorciarse de su primera mujer…
Ambos sabían bien, lo que era el fracaso matrimonial.
Pero como “Madame Bovary” ya había sido filmada por Renoir, y Vicente Minnelli, entre otros, Lean propuso que el guión solo se inspirase en el libro, en lugar de hacer una adaptación.
Situó la acción en la Irlanda de La Rebelión de 1916, porque siempre lo contextualizaba todo en grandes sucesos históricos, que arrastran el destino de sus personajes, y porque entendía que en la Irlanda de La Primera Guerra Mundial, la moral no había cambiado apenas, desde los tiempos de Flaubert.
Ryan's Daughter obtuvo 2 premios Oscar:
Mejor Actor Secundario (John Mills), y Mejor Fotografía (Freddie Young) de 4 nominaciones:
Mejor actriz (Sarah Miles), y sonido.
Como dato, cuando John Mills recibió la estatuilla como Mejor Actor Secundario, el veterano actor inglés, no pronunció palabra alguna, porque su papel en Ryan's Daughter, era el de un hombre sordomudo...
Ryan's Daughter es inmensa, y su valor es doble, porque se hizo justo en 1970; cuando comenzaba a perderse definitivamente, el legado de los clásicos.
¿Problemas en el rodaje?
Ryan's Daughter se rodó en la península de Dingle, County Clarc, Irlanda con problemas de luz, e inestabilidad climatológica.
Lean ordenó levantar un pueblo entero, con casas de piedra.
Su afamado exceso de celo y perfeccionismo, apareció cuando exigió que las casas estuvieran también decoradas por dentro, con su bodega, y sus chimeneas, aunque no se fuera a rodar nada en su interior.
“Los Rolls Royce tienen 7 capas de pintura, y casi nadie lo sabe”, contestaba Lean, cuando le preguntaban, si es que estaba loco.
Por otra parte, el cielo estuvo nublado, la mayor parte de los días.
Los actores tenían que estar listos por si salía el sol, de modo que se pasaban las horas esperando, sin poder hacer otra cosa.
Se dice que la condición humana puede ser muy peligrosa, si es víctima del aburrimiento, y este rodaje no fue una excepción.
Robert Mitchum empezó a emborracharse todos los días.
Y Christopher Jones se estampó con su Ferrari, conduciendo a toda velocidad por las carreterillas del condado, y sobrevivió de casualidad.
Cuando acabó Ryan's Daughter, Lean les preguntó a los lugareños, si querían que dejase en pie, el precioso poblado de piedra que había levantado.
Le dijeron que no.
Que lo tirase, y lo dejase todo como cuando había llegado, que ya estaban hartos de él.
El equipo nunca fue bienvenido en Irlanda, habían demasiados ingleses en el equipo.
Pero al menos, no les pasó como a Stanley Kubrick, que rodando “Barry Lyndon” 5 años después, recibió amenazas del IRA, para que hiciera el favor de largarse.
Para cuando las autoridades locales se dieron cuenta de que los decorados del rodaje, podían atraer el turismo, Lean ya lo había dejado todo, como si fuera naturaleza virgen…
Y es que hasta Flaubert también tuvo problemas en su tiempo, por atentar contra el engendro ese de la moral pública, que suele manifestarse de forma diferente en cada época.
Harto, Lean lo dejó todo, y se entregó a su otra gran pasión:
Viajar.
Recorrió el mundo de punta a punta.
Cuando después murieron su padre y su hermano, entró en cierta crisis familiar, y decidió pasar más tiempo con su hijo.
Huir del tipo de “vida provisional” de los grandes profesionales.
Aunque regresó al tajo en 1984, con “A Passage To India”, una cinta en la que profundizó aún más en su estilo y sus obsesiones.
Y para entonces, los críticos ya le importaban un bledo.
La acción en Ryan's Daughter, tiene lugar en un pequeño poblado de la costa occidental de Irlanda, entre 1916 y 1917.
Por toda la isla, corre un aire de rebelión.
La repulsa irlandesa contra el poder central británico, se manifiesta en cada gesto, en cada palabra.
La Guerra Europea, en que está empeñada Gran Bretaña, se considera solo una guerra inglesa, y los irlandeses no tienen reparo en pactar con los enemigos del Imperio.
En ese cuadro se encuentra Rosy Ryan (Sarah Miles), hija de Tom Ryan (Leo McKern), el tabernero de una pequeña población en la costa de Irlanda, durante La Primera Guerra Mundial.
El país está ocupado por el ejército británico; la población y la resistencia irlandesa, aprovechan cualquier ocasión, para luchar contra los ocupantes.
Como en “Madame Bovary”, Rosy es una chica romántica, que anhela un amor apasionado, y ser una joven fina y educada y, por tanto, no se encuentra a gusto en el pueblo estrecho, que no resuelve sus nacientes necesidades.
La única persona que ella considera de un nivel social adecuado, es el maestro de escuela, Charles Shaughnessy (Robert Mitchum), un hombre corriente, viudo, que tiene unos cuantos años más que ella.
Rosy cree estar enamorada del maestro, y ambos acaban casándose.
Sin embargo, cuando llega al pueblo un joven militar británico herido en el frente, y con traumas de guerra, El Mayor Randolph Doryan (Cristopher Jones) Rosy se da cuenta de lo que es estar realmente enamorada.
Ante esta premisa, se desencadenan una serie de acontecimientos pasionales de amor, infidelidad, traición etc., todo ello bajo un trasfondo conflictivo anglo-irlandés, con el deseo de independencia de los habitantes irlandeses sobre El Imperio Británico, establecido en forma de guarnición en el pueblo, y con El Mayor Doryan como Jefe Superior del ejército inglés.
Ryan's Daughter muestra la estrechez de miras, envidias, celos, burlas, y actitudes marginadoras, que caracterizan la vida colectiva de una población pequeña y aislada.
Michael, el tonto del pueblo, discapacitado mental y físico, es objeto de mofas e impertinencias reiteradas, pese al apoyo público del padre Hugh Collins (Trevor Howard)
Los sueños de Rosy, la llevan a pasear sola por los alrededores de la aldea, vestida con elegancia y sombrilla, contraviniendo los hábitos de los aldeanos, y provocando su espíritu punitivo.
El Mayor Doryan, debe pasear una hora y media cada día, a causa de sus heridas.
El uniforme, la educación, y la aureola de héroe de guerra, fascinan a Rosy.
Ambos, en los encuentros que tienen, comparten soledades y necesidades de afecto.
Sobre estas bases, el relato dramático adquiere intensidad, verosimilitud, y credibilidad.
La mano de Lean, le añade una cautivadora complejidad de fondo, y una inusual habilidad narrativa.
Ryan's Daughter, asimismo, es una pieza muy compleja, ya desde su estructura.
Se establece, en un estricto orden de planteamiento, nudo y desenlace, un contundente canto a la libertad personal, más allá de la conducta de las masas.
La metonimia de una pequeña aldea irlandesa, que ha de buscar alguna vía de escape a su frustración y visceralidad, es el reflejo de un ambiente duro, de continuo viento, y amenazadoras lluvias, que condiciona la capacidad de raciocinio de una colectividad visceral e intolerante, tan cerrada y extrema, como el entorno natural en el que habitan.
La obra, de hecho, está planteada desde el reflejo:
El personaje de Rosy Ryan, impresionante Sarah Miles, no es más que la exteriorización individual de la represión colectiva, ella se atreve a hacer lo que nadie más en el pueblo ha hecho, muy a pesar de sus deseos:
Ante la rutina y la insatisfacción sexual de la vida conyugal, excepcional la secuencia de la noche de bodas; Rosy busca un “desahogo” en la figura hierática, en el fantasmal Doryan, un soldado británico tan torturado emocionalmente por la guerra, que es casi un muerto en vida.
El pueblo, por su parte, necesita la proyección de toda su furia, primero en un retrasado mental, Michael, soberbio John Mills, a quien únicamente protege el padre Collins, hasta que es sabedor de la infidelidad de Rosy.
No pudiendo soportar la materialización externa de sus coerciones, los habitantes desplazarán todo su desprecio hacia Rosy, quien será el nuevo objeto de escarnio y vilipendio.
La marcha de la aldea de ella, y su marido Charles, absolutamente maestra la interpretación de Robert Mitchum, únicamente acompañados en su trayecto por el cura y Michael, resume las intenciones de toda Ryan's Daughter, en una secuencia prodigiosa, que tiene su punto álgido, en la despedida de Rosy y Michael, personaje que siempre había despertado en ella, sentimientos de repugnancia, y en el que se siente reflejada, a partir de haberse convertido ella, en el objeto de la ira colectiva.
“Bad luck to the British.
Success to the Germans! And…
And a very good morning to you, Corporal!”
La filmografía de David Lean, bien puede ser considerada una de las más brillantes, a la par que coherentes, de toda La Historia del Cine.
Dividida en 3 grandes bloques, perfectamente interconectados entre sí, aunque con sutiles diferencias, su inquebrantable pulso cinematográfico, y su arrebatador sentido poético, Ryan's Daughter resume las características estilísticas de una trayectoria fílmica tan intensa y personal, que llega a asombrar.
El trasfondo de la agreste y bella costa irlandesa, con sus espectaculares borrascas, y sus acantilados impresionantes en la península de Dingle, junto con las actuaciones del cura, y el tonto del pueblo, hacen de Ryan's Daughter una película inolvidable.
Pero la crítica de la época la machacó, aunque en la actualidad, esté considerada por muchos, como una de las mejores obras del director, casi una película de culto.
Ryan's Daughter es un film 100% David Lean, con todo lo bueno, mucho; y malo, más bien poco, que ello implica.
Se le echó en cara al director, que para contar una historia de corte intimista, tomara como contexto, una enorme isla de Irlanda, en la que rodar con grandilocuencia un “simple” drama sobre amor e infidelidades.
Esta teoría parece dar a entender, que no fueron pocos los que no entendieron que esas playas cristalinas, ese clima húmedo, o la enorme tormenta de uno de los momentos clave del largometraje, también eran personajes importantísimos en un proyecto como el que nos ocupa.
Y la taquilla no le dio la espalda.
Sin embargo la agrias críticas, incluso personales, de parte de la crítica internacional, hicieron que Lean se retirase, incomprendido, hasta principios de la década de 1980.
En realidad, Lean nunca abandonaría esta primera ocupación, ya que la supervisión que ejercía en todas sus películas, sobre todo a partir de “Lawrence Of Arabia” (1962) únicamente puede ser comparada a la de Stanley Kubrick.
Minucioso hasta niveles extremos, el montaje es uno de los elementos más cuidados de todas sus obras, hasta el punto de que en su pieza póstuma, la incomprendida y magistral “A Passage To India” (1984) sería él mismo, y a sus casi 80 años, quien se responsabilizaría íntegramente de esta tarea.
Ryan's Daughter es un film que posee la complejidad de cualquier obra de David Lean, pero en este caso, subrayada por una puesta en escena, desgarradoramente poética, que trasciende cualquier línea argumental.
Es interesante destacar, el juego de reflejos entre el mismo Michael y Doryan.
Michael es la única persona que se halla presente cuando el soldado llega a la aldea.
Ambos cojean y, por ello, Michael se siente inmediatamente identificado con Doryan.
Es más, la fealdad de Michael, es el manifiesto externo de la tortura interior del inglés.
Asimismo, Michael está profundamente enamorado de Rosy, y es testigo de sus encuentros amorosos con el soldado, a quien sustrae una condecoración con la que intenta impresionarla.
Finalmente, Michael será quien le enseñe a Doryan, el armamento de los irlandeses, oculto en la playa, con el que el soldado se suicidará.
Este tratamiento sutil, asombroso en la construcción, y la interrelación de personajes, es constante a lo largo de la obra, y queda patente ya desde el mismo título.
“La Hija de Ryan” otorga la misma importancia a la figura de la hija, que a la del padre, los únicos personajes que traicionan a lo largo del metraje:
Ella a su marido; y Tom, su padre, a los ideales independistas que tanto defiende.
Aquí el juego de reflejos es a la inversa, ya que ella tiene el valor para enfrentarse a la humillación popular, y abandonar la aldea, cargando con la culpa de ambos; y por extensión, con los pecados de todos; mientras que Tom Ryan, a pesar de su aflicción, adolece del coraje necesario para separarse de la masa.
La simbología, toma una importancia vital en Ryan's Daughter.
Esas maduras manos temblorosas poniendo una alianza, ese vestido que se cae al suelo en la noche de bodas, o ese banquete caótico con los lacónicos novios de fondo, que premonizan un matrimonio muerto en vida…
Ese pañuelo de fuerte color rojo, como representación del adulterio y la pasión desatada; el sonido de ese generador, que confirma la presencia del Mayor Doryan desde la casa de los Shaughnessy; ese tonto del pueblo que todo lo sabe, pero nada puede decir; o esa tormenta como antesala del “juicio” improvisado, al que someten a Rosy, por su supuesta traición.
Se comprende que el hecho de que las gentes del pueblo no juzguen a Rosy por ser “una puta” sino por ser “una puta de un soldado británico” es un catalizador dramático para que la recta final de Ryan's Daughter se encauce por el camino que toma, pero también, es cierto que esta visión que Lean da del conjunto del pueblo, tiene una lectura política, cuanto menos polémica, partidista, y desde mi punto de vista, nada satisfactoria.
No hay más que ver el comportamiento cobarde, triste, hipócrita, y finalmente penoso del ya mencionado Tom Ryan, que da buena muestra de la opinión poco realista, por totalitaria de Lean y Bolt, sobre un conflicto en el que ninguno de los 2 bandos tiene la verdad absoluta, como sucede casi siempre.
Sarah Miles, aparece al principio, leyendo una novela romántica barata.
Es lo que muchos quisieron ver en esta historia, a finales de la década de los 60, cuando la modernidad exigía productos más sofisticados.
Pero Ryan's Daughter era un alegato, como dice el historiador cinematográfico contra el amor institucionalizado, domesticado socialmente, incluido en el seno de la familia patriarcal, y en el que la emoción está excluida.
Era un mensaje muy apropiado para aquellos años de “revolución”
Era, además, un lugar común en el cine de David Lean, que tanto giró en torno a la mujer, y su sometimiento social y cultural.
Según los críticos, en la filmografía del inglés “la renuncia femenina, preserva el orden establecido”
Y es que Ryan's Daughter plantea el conflicto entre una joven muchacha, ávida de movimiento y pasión amorosa, limitada a los pocos kilómetros de una aldea junto al mar, muy periférica, alejada, y etnocentrista; y su marido, un hombre sosegado, de más edad; todo ello agitado con otros ingredientes, como el de la infidelidad, el qué dirán de los aldeanos, y el patrioterismo desatado y brutal, cuando se está en condiciones de guerra, etc.
Ryan's Daughter está llena de metáforas, como en el diálogo:
“¿No te gustan las flores muertas en el interior del libro?” dice el marido.
“Prefiero verlas vivas en la planta” contesta ella.
Ella era una planta muerta, hasta que llegó el militar, y le dio la vida.
En la primera escena, entre el militar y la adúltera, se ven 2 hilos de tela de araña, 2 flores, 2 árboles, y todo eso pasa entre 2 coitos.
“Esta yegua no está bien domada” repite 2 veces el maestro a su mujer.
Llama la atención, que lo único que realmente se respeta, e incluso se le tiene miedo, es a la figura del cura, que representa a una sociedad hipócrita, y profundamente religiosa.
Sostenido todo en la asombrosa fotografía de Freddie Young, Ryan's Daughter es una película que arrastra al espectador, hacia su propia dimensión, ya desde el mismo comienzo con el plano de la sombrilla llevada por el viento.
Hermosa y profunda como pocas, Ryan's Daughter muy a pesar de su infravaloración, o quizás precisamente por ello, la obra maestra absoluta de David Lean y, por consiguiente, un film clave para entender lo que el cine significa como ARTE; con unos paisajes sencillamente apoteósicos, la escena de tormenta mejor rodada de la historia del cine, como es lógico, sin un sólo retoque digital, y una historia universal que, cinematográficamente hablando, echaba la vista hacia atrás, con la obertura al inicio, el descanso a la mitad de metraje; sin dejar de mirar al frente, con esa escena de sexo, alejada de las mojigatas habituales de la época, con unos actores desbordando química, que fue tan alabada como criticada en su momento, pero que es un prodigio de encuadres y fotografía.
Y es que Lean se rodeó de los actores de la escuela inglesa de toda la vida.
Pero también aparecen gigantes como Robert Mitchum, o la joven pareja formada por Sarah Miles y Cristopher Jones.
Y por los ojos del desdichado Michael, va ocurriendo toda la historia.
Construye un papel bastante convincente, ayudado por su aspecto deforme y desmañado.
En cuanto a Trevor Howard, está enorme en ese papel de cura pundonoroso y corajudo pastor de su aldea.
Él es el paradigma del cura católico de principios del siglo XX, y su papel choca con la visión banal y oportunista que el cine actual suele dar de los religiosos; alguien que marca las directrices morales del pueblo, la verdadera autoridad.
Sarah Miles es la hija de Ryan, Rosy, un pájaro enjaulado dentro del ambiente opresivo y rudo del pueblo.
Sarah Miles tiene un papel dificilísimo, pues le toca mostrar el paso de la edad y la responsabilidad.
Es la hija mimada de Tom Ryan, el tabernero, patriota irlandés, interpretado por el gran Leo McKern, que idolatra a su hija, y que tendrá un papel determinante en la historia.
Robert Mitchum está perfecto, en su sobrio papel de maestro austero y metódico, amante de Ludwig van Beethoven, y de la botánica.
Brutal la dignidad con la que Robert Mitchum hace que su personaje lleve con integridad la cruz, de no haber sabido dar a su mujer, lo que ella necesitaba.
Y El Mayor Randolph Doryan, que interpreta un grandioso Christopher Jones, traumatizado por su estancia en el frente, y mostrando con sus ojos, aquello que Kubrick llamaba “the stare”, una mirada de aquellos que habían estado en plena batalla.
Sin embargo, para Lean fue mucho más duro lidiar con el niño guapo, Christopher Jones.
El joven actor, perdió la confianza a las primeras de cambio.
Se dio cuenta de que todo le venía grande, el director lo sabía, pero ya no quedaba más remedio, que apechugar con la decisión de haberle contratado.
Se pasó los días encerrado en su búngalo.
Auto marginado, todo el día enfadado.
Se ponía extremadamente irascible, cuando trataban de darle algún consejo, incluso instrucciones.
Un día, sintiéndose acorralado, llegó a confesar a gritos:
“¡No soy actor!”
Y lo peor de todo, cuando tenían que filmar el primer orgasmo en la vida de Rosy, y la cosa no salía ni por casualidad, trató de justificarse diciendo, que su falta de química con ella, se debía a que no le parecía una mujer atractiva.
Desde ese momento, la actriz pasó a apodarle “el enano”, pues la hirió en lo más profundo.
La música, en la tercera colaboración de Maurice Jarre con David Lean, la cual aporta dramatismo, aires románticos, y toques épicos contra la opresión.
Fundidos en la banda general, se incluyen fragmentos de Ludwig van Beethoven, evocadores de libertad, amor, y alegría; melodías celtas que exaltan la identidad nacional irlandesa; y fanfarrias militares, que elogian el levantamiento irlandés de 1916.
“Unemployment is a dangerous occupation!”
Resulta que la gente en los pueblos pequeños, es más bruta, más mala, y más envidiosa.
El refrán popular:
“Pueblo pequeño, Infierno grande” en mi época de infancia, era utilizado para expresar el sufrimiento que implicaba vivir en un pueblo pequeño, donde casi todos eran conocidos, y por tanto, cualquier cosa que hiciéramos, en pocos minutos era conocido por todo el pueblo; pero también, implicaba un riesgo enorme, y era el de los efectos de los falsos rumores:
Con mucha frecuencia ocurría que, sin saber de dónde, surgía un rumor sobre alguien, que se iba propagando de boca en boca, como fuego en un pastizal, y no en pocas oportunidades, terminaba ese rumor, creando enfrentamientos entre personas y familias, que llegaban hasta generar enemistades a muerte, porque el afectado, no dudaba también en responsabilizar a aquel de quien consideraba, que lo detestaba de tal manera, que era la única persona capaz de elaborar un comentario que dañara su reputación, y siempre tuve la impresión de que los verdaderos responsables de los rumores, se divertían viendo el poder de destrucción de sus palabras.
Era un juego que aprendían desde pequeños, viendo cómo los mayores del grupo de amigos, se divertían llevando y trayendo mensajes:
“Fulano me dijo de ti esto...” que eran falsos, con el único placer de indisponerlos, hasta el punto de ponerlos a pelear a los puños, y así tener un entretenimiento gratis para él, pero costoso para las víctimas de tan macabro juego.
“There's loose women, and there's whores... and there's British soldier's whores!”
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