Shampoo

“You never stop moving!
You never go anywhere!”

Megalomanía, dícese del rasgo de carácter, en virtud del cual, las personas que lo poseen, tienden a considerarse el centro del universo, y a pensar que, en atención a sus méritos, todo y todos cuantos le rodean, han de rendirle admiración y pleitesía.
Y, aunque pudiera pensarse, a tenor de tal definición, que se trata de un rasgo poco habitual, o poco extendido, existen ciertos territorios, generalmente lindantes, con lo que se da en llamar el mundillo artístico, en los cuales, campa a sus anchas, siendo fácilmente encontrable, en un buen número de sus especímenes.
“Well, what I really want is to suck his cock”
Shampoo es una película de comedia y drama, del año 1975, dirigida por Hal Ashby.
Protagonizada por Warren Beatty, Goldie Hawn, Julie Christie, Tony Bill, Lee Grant, Jack Warden, Susanna Moore, George Furth, Carrie Fisher, entre otros.
El guión es de Warren Beatty y Robert Towne.
Shampoo obtuvo un Oscar a la Mejor Actriz Secundaria para Lee Grant; de 4 nominaciones:
Mejor actor de reparto (Jack Warden), guión original, y dirección artística.
Comercialmente, Shampoo fue un gran éxito, teniendo $49,407.734 en la taquilla en 1975; siendo la 4ª película de mayor éxito ese año, sólo superado por:
“Jaws”, “One Flew Over The Cuckoo's Nest”, y “The Rocky Horror Picture Show”
Hal Ashby, ha sido un realizador icónico de la década de los 70.
En pocos años, acumuló en su haber, una serie de títulos que difundieron al mundo, el fantasma de una sociedad estadounidense, en vías de cambio y renovación ideológica.
Por lo que Shampoo viene siendo una comedia agridulce, que despliega una sátira sobre los tejemanejes eróticos, establecidas entre gente de diferente ámbito social, ubicados en el lujoso barrio angelino de Beverly Hills.
Shampoo nos traslada al año 1968, la noche antes de la entrada de Richard Nixon en La Casa Blanca, hasta la explosión del caso Watergate, y retrata la atmósfera política desde el punto de vista de un peluquero.
El ambiente político en Shampoo, es una fuente de la ironía dramática, ya que la audiencia, no los personajes, son conscientes de la dirección que finalmente toma la presidencia de Nixon.
Sin embargo, el tema principal de Shampoo, no es la política presidencial, sino la política sexual; conocida por su aguda sátira de finales de los años 1960, a las costumbres sexuales y sociales.
Por ello, Shampoo sigue George Roundy (Warren Beatty), el hombre más atractivo de Los Angeles, un peluquero de Beverly Hills, que vuelve locas a todas sus clientas.
Animado por su novia Jill (Goldie Hawn), a montar su propia peluquería, George recurre a un rico empresario, Lester Karpf (Jack Warden), para que invierta en su negocio.
El único problema, es que George se está acostando con su mujer Felicia (Lee Grant), su amante Jackie Shawn (Julie Christie), y su hija adolescente, Lorna Karpf (Carrie Fisher)
Hal Ashby, en tono tragicómico, alterna gags divertidos, con un profundo pesimismo, donde las relaciones humanas, se ven claramente afectadas por una crisis global, no sólo económica y de identidad, sino de valores, de confianza, y de motivación, que retrata a los personajes, con escasa esperanza, y sin futuro.
“C'mon, who's the greatest cocksucker in the whole world?”
Comedia de enredos sexual-sentimentales, a la mayor gloria de su protagonista Warren Beatty, no resulta complicado comprobar, en qué sumo grado, ese peluquero guapo, atolondrado, indeciso y seductor, que atiende al nombre de George Roundy, viene a ser una especie de trasunto poco camuflado, de la propia estampa de Beatty, ya por aquel entonces, mediados de la década de los 70, era una estrella en pleno apogeo, cuya fama de amante de rendimiento estajanovista, capaz de dar cumplida satisfacción a buena parte del “star-system” femenino hollywoodiense, empezaba a adquirir dimensiones legendarias.
Y no puede sorprender, en consecuencia, que a sus encantos, se rinda sin remisión, todo un elenco de actrices de gran nivel, encabezadas por Julie Christie y Goldie Hawn, cuyos personajes, y cuyas no muy abundantes neuronas, han debido de cambiar su residencia habitual; trasladándose del cerebro, a un punto bastante más próximo a la entrepierna, parecen imposibilitados de todo punto, para ofrecer la más mínima resistencia a los arrolladores modos de nuestro ínclito estilista capilar.
La farsa sexual, se ve salpicada con momentos dramáticos, de introspección vital, ansias de medraje económico, con el atractivo físico como medio, una evaluación moral sobre la promiscuidad genital, y algunos miramientos a las pautas políticas y culturales de la época, retrotrayéndose a la cultura psicodélica de finales de los años 60, con la utilización de la música de Paul Simon, y las canciones de gente como:
The Beatles, Buffalo Springfield, Jimi Hendrix Experience, o The Beach Boys.
Como dato, el personaje principal, George Roundy, se basa en informes biográficos de varios peluqueros reales, entre ellos:
Jay Sebring, y el productor de cine, y ex peluquero, Jon Peters.
En el caso de Sebring, fue muy famoso no solo por sus relaciones con sus clientas, sino por haber sido brutalmente asesinado por la familia de Charles Manson en 1969, junto a Sharon Tate esposa, embarazada, del director de cine Roman Polanski; y por creerse que también gustaba de los juegos de tortura sexual con algunas chicas, no clientas de Sebring, y que produjo, aparentemente su mujer, al ser una de sus asesinas, una chica torturada sexualmente por el peluquero.
Por otra parte, de acuerdo con el libro publicado en el año 2010:
“Star: How Warren Beatty Seduced America” de Peter Biskind, el guionista de Shampoo, Robert Towne, basó el personaje de George Roundy, en el peluquero de Beverly Hills, Gene Shacove.
Siguiendo con el reparto, encontramos a la bella Julie Christie, la minifaldera Goldie Hawn, una joven y “lolita” Carrie Fisher, y los espléndidos Jack Warner, Tony Bill y Lee Grant, esta última, defenestrada en los años 50, por la deplorable “Caza de Brujas” y que supo recuperar su carrera cinematográfica a finales de la década de los 60, gracias a su talento interpretativo.
Soberbia es la escena central de Shampoo, y eje desencadenante del derrumbe de George:
La cena con recepción del Senador Republicano, y posterior fiesta lisérgico-psicodélica, donde se suceden los temas de Beatles, Buffalo Springfield, y Jimi Hendrix, y donde la traición del incontenible George, en el mismo acto, a Jill y Lester, liándose con Jackie, desemboca un trágico final para sus andanzas.
George se desnuda ante Jill, contándole su vació moral, su falta de escrúpulos, y su ausencia de ambición, de hecho, hasta estudió estilismo por la abundancia de chicas; y pierde con Lester, cualquier oportunidad de financiación para su negocio.
Brillante también, el paralelismo que hace Towne en su guión, acerca de la habilidad de George, a la hora de peinar a las chicas, y a la hora de practicar el sexo con ellas, como en el caso de la hija de Lester, Lorna, cuando le confiesa que a ella “nunca la han peinado”, a lo que George, presto y raudo, corre a poner remedio, demostrando su carencia de escrúpulos.
Pero no es George un desalmado, más bien es una víctima de las circunstancias, cuya única razón de ser, y la única fuente de alimentación para su autoestima, es su incontestable éxito sexual.
La escena final, con un patético George, implorando a Jackie, una oportunidad que llega demasiado tarde, cierra el círculo de Shampoo, en mi opinión, mucho más interesante de lo que a priori pudiera parecer, y en ciertos aspectos de rabiosa actualidad, no obstante, en todas las épocas de crisis, los lugares comunes se suceden.
Así las cosas, Shampoo es quizás, una película subestimada, por no poseer una carga política tan fuerte como otras, y es donde muestra claramente, y sin lugar a dudas, su posición respecto a la sociedad estadounidense, está siendo consumida por la apariencia de un peinado.
Quien quiera tener una idea, de cómo se vivía en los años 70, justo en el momento que asume Richard Nixon la presidencia de EEUU, debe ver Shampoo.
Imprescindible para fans de Beatty, Hawn, y Christie, ya que todos están guapísimos y divertidos.
Además, la escena final, resume como pocas, la ventaja casi insuperable que tiene el dinero sobre el idealismo.
Aporta comodidad, algo que a lo que, más pronto o más tarde, pocos seres humanos se resisten.
Como dice aquel dicho:
“Billetera mata galán”
“You wanna fuck?”
Nucas despejadas, osados cortes geométricos, y volúmenes calculadamente estudiados, en función de la estructura ósea de cada cara…
Toda una revolución capilar.
Lo que hizo Vidal Sassoon, con un par de tijeras, entre finales de los 50 y principios de los 60, no fue sólo cortar el pelo, sino añadir más leña al fuego revolucionario que prendió en King's Road, y que se extendió por todo el Swinging London, y de ahí, al resto del planeta.
Lo que su íntima amiga, Mary Quant consiguió con la minifalda, Sassoon lo logró con el famoso “five-point cut” o, para ser más exactos, su personal puesta al día del look “garçon” que popularizó Louise Brooks, en los años 20.
Sassoon además, cambió su percepción, alejándola del tópico del peluquero homosexual, pues era heterosexual, judío, y de clase baja.
Tal era el “sex appeal” que desprendían Sassoon y su ejército de apuestos estilistas, que en más de una ocasión, tuvo que reprenderlos por los líos de faldas que mantenían con las clientas.
Uno de sus más cercanos colegas, Gene Shacove, decidió ser peluquero en Hollywood, con el fin de seducir a las mujeres más bellas de la época.
Su propio salón, tenía una zona de cócteles, y uno de sus lugares favoritos en el mundo, era La Mansión Playboy, lugar donde actualmente está enterrado.
Y es que Gene Shacove, fue el padrino en su segunda boda de Vidal.
Shacove ayudó mucho a Sassoon, cuando se mudó a Los Angeles, y abrió su primer salón de belleza en Beverly Hills, que lo impulsó entre la comunidad de Hollywood.
Los 2 solían salir por la noche, ir a discotecas, conocer a chicas, y beber con ellas lo suficiente, para convencerlas de que se dejaran cortar el pelo, a la manera revolucionaria de Sassoon.

“Do you have any references”



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