The Private Life Of Henry VIII

“First he says the marriage is no good, and then he cuts off the head with an ax chopper!”

Desde sus tiempos más remotos, cuando aún las películas eran silentes, el cine ha sentido pasión por recrear en la pantalla, las vidas de los más famosos “royals” de la historia.
¿Un ejemplo de estas antiquísimas producciones?
“Les Amours de La Reine Élisabeth” filmado en París, en 1912, por la legendaria actriz de teatro francesa, Sarah Bernhardt, quien interpretó el papel de Elizabeth I.
Pero si hubiera que elegir al rey, que más veces ha sido utilizado como el personaje principal en filmes y series de televisión, no hay dudas de que el ganador sería, el famoso Henry VIII.
No es de extrañar, ya que, por su carácter tempestuoso y autoritario, su vida estuvo llena de episodios llamativos, empezando por sus 6 matrimonios con mujeres muy diferentes entre sí.
La importancia de Henry VIII Tudor, Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda, radica en que su desmedida pasión por las mujeres, aparece como la razón histórica e inglesa para la consecución del nacionalismo pleno, no sólo político, sino también religioso.
La insularidad cultural inglesa se produjo con él, al igual que el anglo-catolicismo.
Nacido en Greenwich, en El Palacio de Placentia, Henry VIII, fue el tercer hijo de Henry VII de Inglaterra, y Elizabeth de York.
Sólo 3 de sus 6 hermanos, sobrevivieron a la infancia:
Arthur, Príncipe de Gales, Margaret Tudor, y Mary Tudor, Reina consorte de Francia.
Su padre, miembro de La Casa de Lancaster, adquirió el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, El Rey Richard III, y posteriormente, completó sus derechos desposando a Elizabeth, hija del Rey Edward IV de Inglaterra.
La Casa Tudor, gobernó el reino de Inglaterra, desde 1485 hasta 1603.
Su emblema era una rosa, La Rosa Tudor, de 10 pétalos, 5 blancos en el centro, y 5 rojos en el borde exterior.
De esta forma, se simbolizaba la unión de La Casa de York, con La Casa de Lancaster, y el fin de la guerra civil que ensangrentó la historia inglesa durante el siglo XV.
Su historia, está entrelazada con los acontecimientos más importantes y dramáticos de la historia moderna de Europa y del mundo, pues bajo su gobierno, comenzó la exploración inglesa de América.
Por ello, se la considera, como la familia real inglesa, más famosa y controvertida.
Los Tudor, son un ejemplo de las monarquías autoritarias, con las que compitieron y se relacionaron en el escenario de la Europa occidental del Antiguo Régimen.
La Dinastía Tudor, o Casa Tudor, Tudur en galés, remonta su origen al siglo XIII.
Comprende una serie de 5 monarcas de origen galés, que Reinaron sobre el reino de Inglaterra, y el reino de Irlanda.
Los 3 principales monarcas, Henry VII, Henry VIII, e Elizabeth I, orquestaron la transformación del reino de Inglaterra, de un patio trasero europeo siempre sumergido en La Edad Media, en un Estado poderoso del Renacimiento, que iba a dominar gran parte del mundo conocido.
La Dinastía Tudor, empezó con el matrimonio secreto, entre Owen Tudor, un pro-inglés de Owain ap Maredudd ap Tudur, descendiente de Ednyfed Fychan, poderoso senescal del reino de Gwynedd, en tiempos de Llywelyn El Grande; y Catherine de Valois, viuda del Rey Henry V de Inglaterra.
La Dinastía, adquirió su poder, cuando Henry Tudor se convirtió en Rey de Inglaterra, bajo el nombre de Henry VII.
Henry VII Tudor, por su madre, una Plantagenet, descendía del Rey Edward III; además, él se casó en 1486, con la hija mayor del Rey Edward IV, Elizabeth Plantagenet.
Henry VII hizo desaparecer en 1499, al conde de Warwick, Edward (1475-1499), último descendiente varón de La Casa Plantagenet.
El Reinado de La Dinastía, se acabó cuando La Reina Elizabeth I murió sin descendencia.
La sucesión de Elizabeth I, recayó en su sobrino, El Rey James VI de Escocia, que reinó también como James I de Inglaterra.
James, era bisnieto de Margaret Tudor, que era hija de Henry VII, y se convirtió en el primer representante de La Casa Stuart de los Reyes de Inglaterra.
Para los ingleses, el período Tudor evoca a la vez, un estilo arquitectónico y un período particularmente animado, en el plano político, cultural, y artístico.
A pesar de los graves problemas religiosos que marcaron los años 1529-1558, en el momento de la reforma en Inglaterra, el período Tudor ve el emerger de Inglaterra, como poder político y marítimo, el principio de la expansión colonial inglesa, y el nacimiento de una brillante literatura inglesa.
Debido al fallecimiento de su hermano Arthur Tudor, a los 15 años, Henry VIII fue Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda, desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte.
Fue el 2º monarca de La Casa Tudor, descendiente de su padre, Henry VII.
Sin lugar a dudas, Henry VIII fue muy famoso por haberse casado 6 veces, y por ejercer el poder más absoluto, entre todos los monarcas ingleses.
Entre los hechos más notables de su Reinado, se incluye su ruptura con la Iglesia Católica Romana, y su establecimiento como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, La Iglesia Anglicana, la disolución de los monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales, la Buggery Act de 1533 que fue la primera legislación contra la sodomía en Inglaterra; la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería, entre otros decretos.
Con Henry VIII, La Iglesia de Inglaterra, quedó desligada de la obediencia de Roma, y convertida en una Iglesia Nacional Independiente, cuya cabeza era el propio Rey, lo cual permitió a La Corona, expropiar y vender el patrimonio de los monasterios; mientras los católicos ingleses que permanecieron fieles a Roma, fueron perseguidos como traidores, y ejecutado su principal exponente, Sir Thomas More, en 1535, convertido luego, en Santo de La Iglesia Católica.
A diferencia de su padre, Henry VII, que favorecía las políticas pacíficas, durante todo su Reinado, destacó su inclinación bélica.
El interés de Henry VIII, en los asuntos europeos, se extendió hasta el ataque contra La Revolución Alemana de Lutero.
En 1521, le dedicó su “Assertio Septe Sacramentorum” o “Defensa de Los Siete Sacramentos”, que le valió el título de “Defensor de La Fe”, con base en esto, El Papa Leo X, Giovanni de Lorenzo di Médici, lo reconoció con el título de “inclitissimus”, el más ilustre.
Este honor, lo mantuvo aún después de romper con Roma, y es todavía usado por La Monarquía Británica.
En general, a pesar de sus excesos, y de haber abierto un cisma religioso interno, de nefastas consecuencias sociopolíticas para el futuro de los católicos, Henry VIII fue un Rey querido por su pueblo.
De acuerdo con una investigación en marzo de 2011, el patrón de nacimientos de sus mujeres, y su deterioro mental, sugiere que Henry VIII era positivo en Kell y tenía el síndrome de McLeod.
Esta enfermedad incurable, hacía casi inviable que tuviera hijos varones que tanto deseaba, y razón de crear La Iglesia Anglicana, y del divorcio de Catherine de Aragón; en general, dificultaba enormemente que tuviera hijos sanos.
Hay un viejo mito que afirma, que El Gran Rey Henry VIII, poseía un miembro sexual pequeño...
Jane Rochford, esposa de George Boleyn, declaró, bajo presión de los interrogadores, que Anne Boleyn se había quejado de que:
“La espada de su esposo, había perdido su filo, y ya no cortaba.
Le costaba un enorme esfuerzo desenvainarla y, una vez que la empuñaba, la esgrima carnal, concluía casi antes de empezar”
Además, La Reina había hecho comentarios sarcásticos sobre el tamaño de la “espada” del Rey, que no merecía tal nombre, sino el de “alfiler”
Esto provocó una gran ira en Henry VIII, que estalló en cólera, gritando…
“¡Perra ingrata!
¡Después de haberme arrodillado ante ti como un mendigo, y de haberte hecho mi Reina, me deshonras ante todos, mancillando mi hombría!”
Esta declaración, influyó en la condena por traición y adulterio que recibió Anne Boleyn.
Hay teorías que declaran, que esto podía haber tenido algo que ver en la falta de herederos que tenía Henry.
El Rey mientras estuvo casado con Catherine de Aragón, con quien intentó tener hijos, con resultados poco favorables:
Tuvieron 6 hijos, entre los que se encuentran:
Henry, Duque de Cornwall; otro hijo llamado igual, y Mary I de Inglaterra.
Sin embargo, Henry VIII mantuvo relaciones sexuales, mientras estuvo casado con Catherine de Aragón, con otras mujeres con las cuales tuvo hijos e hijas:
Con Elizabeth Blount tuvo a Henry Fitzroy.
Con Mary Boleyn, antes de casarse con su hermana Anne Boleyn, mantuvieron relaciones sexuales, y tuvieron a:
Catherine Carey y Henry Carey, ambos llevan el apellido del primer esposo de Mary Boleyn, William Carey.
Con Mary Berkeley, tuvo a Sir Thomas Stucley, y Sir John Perrot, estos fueron declarados ilegítimos.
Con Jane Dyngley, tuvo a Etheldreda Malte, declarada ilegitima.
Después de esos hijos ilegítimos, no se le conocen otros, y se casa con Anne Boleyn.
Después de haberse casado, tienen a Elizabeth I y a Henry Tudor.
Los historiadores, no se ponen de acuerdo, de si el niño Henry nació y murió el mismo día de su nacimiento, o de si fue un aborto.
Tampoco se sabe con certeza, si fue realmente un niño; y por último, nace Edward Tudor.
Henry se divorció de Anne, y con su nueva esposa, Jane Seymour, tuvieron finalmente un niño:
Edward VI, a pesar de todo, solo vivió 15 años, y su madre murió 12 días después del nacimiento, debido a una fiebre puerperal.
Sin embargo, luego de su muerte, asumió la sobrina segunda del Rey Edward VI, Jane Grey, solo 9 días, ya que fue derrocada, y finalmente lograron subir al trono sus 2 hijas:
Mary I de Inglaterra, y Elizabeth I de Inglaterra, gracias a la ayuda de su última esposa, Catherine Parr, logra recomponer vínculos con sus hijas.
Henry VIII se casó luego con Anne de Cleves, con Catherine Howard, y con Catherine Parr, pero no tuvieron hijos.
De los hijos ilegítimos de Henry VIII, sólo El Duque de Richmond y Somerset, fue formalmente reconocido por El Rey.
El parentesco de los otros hijos ilegítimos, no están establecidos.
También, es posible que Henry tuviese más hijos con otras amantes no conocidas.
Henry se casó en 1543, con su última esposa, la rica viuda, Catherine Parr.
La nueva Reina, discutió con Henry sobre religión, ya que era calvinista, mientras que El Rey permanecía anglicano.
Esta conducta, podría haberle resultado peligrosa, si no hubiera sido por sus muestras de sumisión.
Catherine, fue la que ayudó a reconciliar a Henry con sus 2 primeras hijas:
Mary y Elizabeth.
En 1544, un decreto parlamentario, puso a ambas en la línea de sucesión, tras El Príncipe Edward, Duque de Cornualles, a pesar de ser consideradas ilegítimas.
El mismo decreto, permitía a Henry VIII determinar la siguiente sucesión al trono a su arbitrio.
En sus últimos años, Henry engordó notablemente, con una medida de cintura de 137 centímetros.
La conocida hipótesis sobre que sufría de sífilis, fue difundida por primera vez, unos 100 años después de su muerte.
La obesidad de Henry, data de un accidente de justa, en 1536, donde sufrió una herida en el muslo, que no sólo le impidió realizar actividad física, sino que gradualmente derivó en una úlcera, que indirectamente pudo haberlo llevado a la muerte.
Henry VIII falleció el 28 de enero de 1547 en el palacio de Whitehall.
Murió el día en que su padre habría cumplido 90 años.
Henry VIII fue sepultado en La Capilla de San George, en El Castillo de Windsor, al lado de su 3ª esposa, Jane Seymour.
En el transcurso de la década posterior a su muerte, sus 3 hijos se sentaron sucesivamente, en el trono de Inglaterra.
En virtud de La Ley de Sucesión de 1544, La Corona fue heredada por el único hijo varón, Edward, que se convirtió en Edward VI, como Primer Monarca Protestante de Inglaterra.
Con sólo 9 años de edad, no podía ejercer por sí el poder, que recayó en un consejo de regencia, formado por 16 miembros elegidos, según el testamento de Henry VIII.
El consejo eligió a Edward Seymour, Duque de Somerset, y hermano mayor de Jane, como Lord Protector del reino.
En la eventualidad de que Edward no tuviera hijos, sería sucedido por la hija de Catherine de Aragón, y Henry VIII, Mary.
Si ésta a su vez, no tenía descendencia, La Corona Real la heredaría la hija de Anne Boleyn, Elizabeth.
Finalmente, si Elizabeth moría sin descendencia, sería sucedida por los descendientes de Mary Stuart, sobrina del Rey Henry VIII.
En definitiva, los devaneos matrimoniales de Henry VIII, se explican por su frivolidad, y por su obsesión por un heredero, que asentará su dinastía, y evitara las guerras civiles del pasado.
Ese bagaje matrimonial de Henry, tiene como consecuencia toda una reforma de una Iglesia nacional, por el capricho de un soberano, que por otra parte, era un devoto católico.
Según el modernista francés, Bartolomé Bennassar, estamos ante un claro ejemplo “... de una reforma querida y dirigida por El Príncipe, que a pesar de su carácter artificial original, se mantiene hasta época contemporánea, sin duda porque respondía a una necesidad”
Y yo no puedo estar más de acuerdo con él, la necesidad de consolidar La Dinastía Tudor, lleva a reformar una Iglesia.
Una Dinastía Tudor, que va a seguir con sus sempiternos problemas para perpetuarse, y con las controversias religiosas.
Con Edward VI, sucesor de Henry, que es sucedido por su hermana mayor, la católica Mary, conocida como “La Sanguinaria” o “Bloody Mary”, por su cruel represión del protestantismo, sin poder imponer el regreso a la ortodoxia católica.
Pero El Anglicanismo, no se afianza hasta El Reinado Elizabeth I, con la elaboración de los “Treinta y Nueve Artículos Base de La Iglesia Anglicana”, que queda finalmente sometida al mandato real, convirtiéndose en el elemento sustancial de identidad nacional inglesa.
“My wife?
Huh... not yet”
The Private Life Of Henry VIII es una comedia británica del año 1933, dirigida por Sir Alexander Korda.
El guión fue escrito por Lajos Biró y Arthur Wimperis.
Protagonizada por Charles Laughton, Binnie Barnes, Robert Donat, Elsa Lanchester, Merle Oberon, John Loder, Everley Gregg, Wendy Barrie, entre otros.
Si hay un rey en Inglaterra, que pueda corresponder con creces, al título de esta obra, me refiero a la parte del título inicial “La vida privada de…”, este es sin duda, Henry VIII, quizás el rey que ha pasado a la historia, más por sus escándalos en la corte, que por sus proezas como dirigente de una nación.
Clásico del cine británico, The Private Life Of Henry VIII es la más conocida adaptación al cine, de la vida de Henry VIII.
Interesante como pieza histórica, muestra de un cine antiguo, pero ambicioso y comprometido.
Sin duda alguna, una de las mejores películas de su época, y un clásico espléndido del cine británico, que todavía hoy, sigue conservando prácticamente incólumes, toda su frescura, agilidad, buen gusto, y riqueza cinematográficas.
Con una interpretación impresionante y genial de Charles Laughton, el cual encarna a un lujurioso, orondo, e inestable Henry VIII, The Private Life Of Henry VIII nos cuenta la azarosa y tremenda vida sentimental de éste, que se llegó a casar hasta 6 veces; en un registro de comedia ligera, muy bien escrita, con diálogos chispeantes, y dónde los momentos dramáticos, son insertados con brillante naturalidad.
Charles Laughton ganó en 1933, El Oscar como Mejor Actor por esta interpretación, y The Private Life Of Henry VIII fue el primer largometraje inglés, nominado a Mejor Película.
Y es que a los actores que interpretan a monarcas británicos, les ha ido muy bien, con actuaciones ganadoras en papeles protagónicos:
Desde Charles Laughton en “The Private Life OF Henry VIII”; Katharine Hepburn como La Reina captiva de Henry II, Eleanor Of Aquitaine, en “The Lion In Winter”; Helen Mirren como Elizabeth II en “The Queen”; Judi Dench, asimismo, ganó un Oscar en un papel de reparto, al encarnar a Elizabeth I en “Shakespeare In Love” y Colin Firth, por su encarnación de George VI en “The King’s Speech”
En total, son más los perdedores que los ganadores; son 12 de los 17 actores nominados al Oscar, por interpretar a un monarca británico han perdido.
The Private Life Of Henry VIII se rodó en los British and Dominions Studios, y en los Denham Studios de Gran Bretaña.
Henry VIII llega al poder, tras la muerte de su padre Henry VII en 1509, y contrae matrimonio inmediatamente, con Catherine de Aragón, hija de Los Reyes Católicos, en una de las múltiples alianzas políticas que acontecían en Europa durante esos años, y que seguirían en los venideros, de esta manera, España intentaba imponer su hegemonía en Europa, buscando el mayor número de alianzas posibles, para controlar en lo posible a Francia.
En esta época, Inglaterra todavía no tenía ni un poder económico ni militar, que pudiese rivalizar con el español, pero sin embargo, ya disponía de una armada poderosa.
Ante la imposibilidad de conseguir un heredero de Catherine, aunque tienen 6 hijos; y 3 varones, los cuales 3 mueren rápidamente; se divorcia de ella, y vuelve a casarse esta vez, con Anne Boleyn.
Aquí nace el cisma de La Iglesia en Inglaterra, ya que Roma le niega el divorcio, a lo que El Rey responde divorciándose a espaldas de La Iglesia, y casándose con Anne Boleyn.
La escisión de Roma es total, cuando Clemente VII lo excomulga, y reacciona nombrándose Jefe Único de La Iglesia en Inglaterra, y al margen de Roma, expropiando los bienes de La Iglesia en su país.
Los que permanecieron fieles a Roma, fueron perseguidos, y es célebre ya, la ejecución de Thomas More, el principal resistente a dejar de un lado a Roma.
The Private Life Of Henry VIII comienza con unos fotogramas que nos muestran El Palacio de Hampton Court, situado a 20 Km de Londres, en el que Henry VIII (Charles Laughton) estableció su residencia a partir 1536; durante los preparativos de la ejecución de su 2ª mujer, Anne Boleyn (Merle Oberon), mientras Henry VIII se casa con su nueva dama, Jane Seymour (Wendy Barrie)
Un sucinto apunte indica que Anne Boleyn, trajo consigo a La Corte Inglesa, refinadas costumbres procedentes de Francia.
Tal vez por ello fue decapitada con espada, y no con hacha, al más puro “estilo francés”...
Pero Seymour muere al cabo de un año y medio, por lo que El Rey fija sus miradas en La Princesa Alemana, Anne de Cleves (Elsa Lanchester)
El matrimonio entre Henry y Anne, terminará en divorcio, tras el cual, el monarca contraerá matrimonio de nuevo, esta vez con la hermosa y ambiciosa Lady Catherine Howard (Binnie Barnes)
Su nueva esposa, deja en segundo plano sus sentimientos, para satisfacer su ambición, pero se enamora de Thomas Culpeper (Robert Donat), cortesano de Henry.
Su mentira y su traición, acabarán causando la ruina de la pareja de enamorados, a quien su rey mandará ejecutar.
La última esposa será Catherine Parr (Everley Gregg), preocupada en todo momento, en que el monarca cumpla una estricta dieta.
En sus últimos días, el comportamiento infantil del anciano Henry VIII, confirma aquel dicho tradicional, que nos alerta sobre el paso de los años, y cómo la lujuria va siendo sustituida por la gula...
La acción de The Private Life Of Henry VIII, tiene lugar en las residencias reales de Henry VIII, y brevemente, en exteriores de alrededor.
Comienza poco antes de la decapitación de Anne Boleyn en 1536, en Londres; de gran hermosura y de 29 años, fue acusada de adulterio e incesto.
Termina poco después del matrimonio de 1543, del rey con su última esposa, Catherine Parr.
El ámbito temporal de The Private Life Of Henry VIII es de 7 años; narrando la historia del tercero, cuarto, y quinto matrimonio del Rey.
De sus esposas, dijo Henry VIII, que:
Catherine de Aragón fue la más inteligente, Anne Boleyn la más ambiciosa, Jane Seymour la más tonta, Catherine Howard la más alegre, y la última, Catherine Parr, que era la mejor, resultó la peor.
Seymour murió de parto, Anne of Cleves fue repudiada, y Howard murió decapitada en Londres.
El retrato que se nos muestra del Rey, no podía ser más negativo:
Glotón, arbitrario, engreído, ingenuo, y casi infantil, mujeriego, despiadado… pero al final se nos muestra, como sufre, porque realmente estaba enamorado de Catherine Howard.
Su ingenuidad, se pone de manifiesto en el hecho de hacer caso a lo que dice el barbero real, si debe casarse o no.
Los historiadores afirman, que Henry VIII conoció a la que sería su 4ª esposa, por un retrato pintado por Hans Holbein (John Turnbull)
Como apunte histórico, fuera de The Private Life Of Henry VIII, Edward el hijo de Jane Seymour, era de salud débil, y a la muerte de su padre, duró poco en el trono, siendo además un niño.
No sobrevivió más allá de los 16 años.
Había un lío sucesorio, puesto que las 2 hijas habían sido declaradas ilegítimas.
Al final, las 2 llegarían a ser Reinas de Inglaterra, y precisamente, Elizabeth, la que menos papeletas tenía, y la más olvidada por su padre, sería una de las soberanas más poderosas de toda la historia de las islas británicas.
Otra ironía de la suerte, que se reía en las barbas del corazón de piedra de Henry.
“Well, madam, uh, a marriage ceremony doesn't make us one”
La dirección de Korda, construye un drama histórico de buen porte, sobre un tema que ha sido objeto de varias adaptaciones cinematográficas.
The Private Life Of Henry VIII, ambientado en sus años de madurez y senectud, se centra en su vida privada, tal como apunta su título, y no tanto en su actividad política; y como suele ocurrir en el cine británico, goza de un esmerado trabajo de producción, unido en este caso, a un inteligente planteamiento desde un presupuesto bastante ajustado.
The Private Life Of Henry VIII, de acuerdo con su título, expone los aspectos más directamente relacionados con la vida privada, e íntima del monarca.
Se le presenta como un hombre glotón, lujurioso, caprichoso, egocéntrico, autoritario, y vacilante, ambiguo y contradictorio, tanto en las relaciones internacionales, como en las personales.
Aficionado a la poesía y a la música, compuso canciones como, según The Private Life Of Henry VIII, “What Shall I Do Without Love?”, que ante él, canta Catherine Howard.
También, escribió tratados sobre cuestiones teológicas y morales.
Consiguió la anexión de Gales, en 1536, y se proclamó Rey de Irlanda en 1541.
The Private Life Of Henry VIII muestra el progresivo envejecimiento del monarca, y sus cada vez mayores dificultades de movilidad.
Se dejó influenciar por el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer (Laurence Hanray), y por otros consejeros.
Sus ambiciones de engrandecer Inglaterra, y desarrollar la fuerza naval, las heredó posteriormente, su hija Elizabeth I.
La música, recoge temas vocales y de acompañamiento de la época, y crea secuencias en las que los imita.
La fotografía, ensaya “travellings” laterales, perspectivas de conjunto como la escena de la decapitación de Anne Boleyn, primeros planos y planos medios, con los que se crea una narración visual dinámica, aunque algo primitiva, naturalmente.
El guión, consciente de las limitaciones del metraje, concentra la atención en un período acotado de tiempo, entre 1536 y 1543.
Pese a ello, el tratamiento de los hechos que narra, es superficial.
La interpretación de Charles Laughton es magnífica, siendo un actor tan dramático, aquí aporta tintes inusuales de comedia; tanto que sirvió de base a otros actores, que posteriormente han dado vida a este monarca:
Richard Burton, James Robertson, Robert Shaw, Charlton Heston, o Emil Jannings.
Charles Laughton, un actor tan genial, que cuando está verdaderamente inspirado es irrepetible, y en The Private Life Of Henry VIII en concreto, está muy, pero muy inspirado.
Ese papel de cambios continuos de humor, de excentricidad y naturalidad, está hecho a su medida, no se me ocurre ningún otro actor que hubiera podido mejorar la interpretación de Charles Laughton.
Simplemente genial, una interpretación que es todo un referente.
Por otro lado, el resto del reparto cumple:
Merle Oberon hace su primer papel importante en cine.
Elsa Lanchester, esposa de Laughton, asume el papel de Anne of Cleves; lo más gracioso es que se reserva el papel, de la única esposa que no quiso, siendo su mujer en la vida real.
Y como es tradicional, ella es la única actriz, inclusive actor, que sabe darle cumplida réplica, y apagarlo un poco.
Normal, sabiendo la curiosa relación que tenía esta pareja y su “indestructible” matrimonio.
The Private Life Of Henry VIII no es tan seria como podría parecer, tratándose de una película en cierta medida biográfica, sino que es bastante distendida, ya que se ha intentado amenizar la historia, dándole un poco de humor, para facilitar al espectador, la tarea de recordar todos los datos que en ella nos presentan.
En realidad, es difícil pensar que la vida de La Corte puede estar tan desprovista de tensión, y ser tan distendida, pero es la manera que tiene el director y el guionista, de centrarse puramente, en la parte de su vida privada, y no en la parte política, que podría ser también muy interesante, pero que quizás estaría fuera de lugar en este caso.
Por tanto, Korda prefirió un tono tirando a sarcástico, en el que se desdramatizan las situaciones más graves.
En las ejecuciones, por ejemplo, el público se comporta con ligereza y frivolidad, como si fueran a presenciar un espectáculo de divertimento, y para la masa habituada a tales exhibiciones macabras, sería en verdad una distracción más.
O cuando Anne Boleyn bromea melancólicamente sobre su muerte, a las puertas del cadalso.
La mayoría de las damas de honor y doncellas, cotorrean sobre la condenada, sin el menor atisbo de lástima.
El Rey se burla un poco de sí mismo, y de todo, cada vez más ahogado en sus mezquindades y dolores, algo más desilusionado con cada nueva decepción o pérdida.
A pesar de ser una película muy conocida, es complicado encontrar en DVD, una versión de la misma de cualquier país.
Partiendo de este hecho, es fácilmente comprensible, que no hay un master al que poder echarle mano, de modo que la edición que nos presenta Manga Films, está realizada a partir de un master sin restaurar.
Aun así, han trabajado sobre el mismo, para por lo menos, dejarlo en unas condiciones más aceptables, limpiando la imagen del mismo, aunque el resto de aspectos de The Private Life Of Henry VIII, no se han restaurado, y se nota en exceso la cuantía de años, que el master tiene a sus espaldas, en lo que se refiere al contrate sobre todo, de manera que hay que tener claro, que para nada vamos a ver una edición con la calidad de restauración.
La nitidez es bastante pobre, recordemos que data de 1933, de modo que, o se realiza una restauración en profundidad de la misma, o sino, los resultados no pueden ser mucho mejores; como la calidad de las sombras, está a la misma altura que la nitidez.
El contraste es otro punto que habría que mejorar considerablemente, de hecho las imágenes por lo general, presentan un exceso de brillo, que empobrece mucho el contraste, este aspecto hace que la nitidez se vea bastante afectada.
Una vez más, se necesitaría una restauración en profundidad.
“Can't you forget the King and forget the crown, forget everything... you told me once I was a man, uh?
What do you say if I'm not the King?”
Resulta que el 14 de marzo de 2011, se publicaba en “Diario Médico” un sugestivo artículo, sobre la posibilidad de que Henry VIII, hubiera sido portador del antígeno Kell.
Se trata de una proteína glicosilada de membrana, con varias áreas específicas en las que se expresan diferentes antígenos, de una manera similar a lo que ocurre con los del sistema Rh.
Los anticuerpos desarrollados, tienen una especial importancia en la incompatibilidad materno-fetal, y en las reacciones transfusionales.
La bióloga Catrina Banks Whitley, y la antropóloga Kyra Kramer, de la Universidad Metodista del Sur de Dallas, Texas, EEUU; han publicado un interesante trabajo, en el que atribuyen la incapacidad de Henry VIII, a la hora de engendrar hijos varones sanos, a la incompatibilidad sanguínea con sus esposas.
Por ejemplo:
Con Catherine de Aragón (1485 - 1536), la hija menor de Los Reyes Católicos, fue desposada en primeras nupcias con Arthur de Gales, el hermano mayor de Henry VIII, y príncipe sucesor al trono de Inglaterra.
De salud endeble, Arthur falleció prematuramente, debido a una infección; se duda, si se trató de una tuberculosis, o de un proceso por hantavirus, conocido como “el sudor inglés”
Sea como fuere, para mantener la alianza política entre España e Inglaterra, y previa dispensa papal, la joven viuda se desposó con Henry VIII.
En el año 1510, su primer embarazo finalizó con un hijo varón muerto durante el parto.
En enero de 1511, Catherine dio a luz un varón, bautizado como Henry, que apenas vivió 52 días.
En 1513, otro hijo varón, también bautizado como Henry, murió al mes de su nacimiento.
La reina tendría 2 abortos más:
Uno en 1513, y el último en 1518.
El 18 de febrero de 1516, nació Mary I de Inglaterra, la única hija de este matrimonio, que sobrevivió a Henry VIII.
Elizabeth Blount (1502 - 1540), fue una reconocida amante del rey, su pareja de baile preferida, y dama de honor, tanto de Catherine de Aragón, como de Anne of Cleves.
Fruto de las relaciones con el monarca, el 15 de junio de 1519, nació Henry Fitzroy, reconocido por el propio Henry VIII, tal vez porque viera en este niño, su tan ansiado heredero varón.
Pero el Primer Duque de Richmond y Somerset, murió de tuberculosis, en junio de 1536...
Fue 1536, el annus horribilis en que Catherine de Aragón falleció por una neoplasia cardíaca, y Anne Boleyn fue ejecutada, y Henry VIII sufrió un aparatoso accidente en una justa, suceso que para algunos historiadores, desencadenaría toda su patología posterior...
Anne Boleyn (1501? - 1536), hermana de Mary Boleyn, otra famosa amante del Rey, y con la que se dice, que éste tuvo 2 hijos ilegítimos:
Catherine Carey en 1524, y Henry Carey, Barón Hundson en 1526; hechos no confirmados oficialmente.
En poco tiempo, Anne pasó de ser la favorita del monarca, y con él, se desposó oficialmente, el 23 de enero de 1533, unión que provocó la escisión de La Iglesia de Inglaterra, hasta que cayó en desgracia, al ser acusada de adulterio, incesto, y traición.
Fue decapitada en La Torre de Londres, el 19 de mayo de 1536.
Su primera gestación, dio como fruto, a la futura Reina Elizabeth I de Inglaterra.
Anne Boleyn tuvo varios embarazos más, confirmados oficialmente:
Un aborto en el verano de 1534, y otro, de un feto varón, el 29 de enero de 1536, justo el mismo día del óbito de Catherine de Aragón.
Los expertos afirman, que el primer embarazo de Anne Boleyn, una primogénita sana, explicaría el modelo de la aloinmunización de Kell, pues el resto de los embarazos, finalizaron en abortos espontáneos avanzados...
Jane Seymour (1509- 1537)
Su boda con Henry VIII, tuvo lugar 11 días después de la ejecución de Anne Boleyn, el 30 de mayo de 1536.
El 12 de octubre de 1537, dio a luz al futuro Edward VI de Inglaterra, que desafortunadamente, falleció en oscuras circunstancias, a la temprana edad de 15 años.
Desafortunadamente, y como consecuencia de una infección puerperal, Jane Seymour, la esposa favorita, falleció 12 días después del parto.
Con sus 3 siguientes esposas, Henry VIII no tuvo descendencia:
Anne of Cleves, un matrimonio de conveniencia nunca consumado; Catherine Howard, otra que también pagó con su cabeza, su infeliz matrimonio; y Catherine Parr.
Sin embargo, algunos historiadores le atribuyen al Rey, otros hijos ilegítimos, supuesto fruto de sus uniones carnales, con otras tantas amantes:
Con Mary Berkeley, 2 varones:
Sir Thomas Stuckley (1525) y Sir John Perrot (1527)
Con Jane Dingley, una niña, Etheldreda Malte (1529)
Estudios recientes, como el anterior de Banks y Kramer, han tratado de demostrar, que Henry VIII, pudo padecer El Síndrome de McLeod; el cual es un trastorno ligado al cromosoma X, responsable de una amplia serie de signos y síntomas multisistémicos:
Hematológicos con la ausencia de expresión del antígeno Kx del eritrocito, expresión débil de los antígenos de glicoproteínas Kell, acantocitosis, sobrevida reducida de los eritrocitos, y un estado hemolítico compensatorio.
Neuromusculares, con elevación de la creatinquinasa sérica (CK), además de miopatía, neuropatía mixta sensorial, motora y cardiomiopatía.
Sistema nervioso central (SNC), con las manifestaciones, semejan a las del corea de Huntington, y comprenden trastornos del movimiento como corea, tics, y anormalidades psiquiátricas, incluyendo psicosis esquizofreniforme, y crisis epilépticas.
Otros datos a favor del padecimiento de este peculiar síndrome por Henry VIII, son que, ninguno de sus hijos varones, tuvo descendencia, ni siquiera El Duque de Richmond y Somerset, exceptuando los 2 hijos ilegítimos, que al parecer tuvo con la cortesana Mary Berkeley, de cuya paternidad real, existen además, serias dudas.
Sin embargo, todas las hermanas por parte materna de Henry Fitzroy, vivieron y tuvieron descendencia.
Por otra parte, las investigadoras tejanas, rastrearon la posible transmisión genética de dicha enfermedad, hasta Jacquetta de Luxemburgo (1415 - 1472), bisabuela materna de Henry VIII.
Nos es de extrañar, que fueran apareciendo progresivamente la dislipemia, la hipertensión arterial, con la consiguiente hipertrofia ventricular izquierda, la esteatosis hepática, y una diabetes mellitus tipo II.
A su manera, Henry VIII fue un precursor de patologías más “modernas” o conocidas, y se convirtió en un auténtico enfermo de la opulencia, adelantándose en la historia, casi 5 siglos...
Algunos de sus biógrafos estiman, que Henry VIII llegó a pesar 180 Kg en sus últimos días, padeciendo terribles dolores por las úlceras varicosas en sus extremidades inferiores, que llegaban a despedir un hedor insoportable a su alrededor.
Finalmente, este polémico monarca, expiró en la madrugada del 28 de enero de 1547, a los 56 años de edad, en su palacio de Whitehall.
Sus detractores afirman, que dejó tras de sí, los cadáveres de unos 70,000 compatriotas, víctimas directas e indirectas, de las leyes promulgadas durante su reinado.

“To the King, then, not the man”



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