City Slickers

“I crap bigger than you”

Al igual que las mujeres, los hombres también experimentan un período de desajuste, cuando llegan a los 40 años, llamada también, “la crisis de la mediana edad”
Consta básicamente, en la dificultad para aceptar el tránsito hacia la madurez, quedando atrás los años de juventud.
Y es todos hemos oído hablar de la famosa “crisis de los 40” sobre todo en los hombres.
Realmente, no está demostrado que exista, pero si es cierto, que en muchos casos se repite una pauta muy concreta de comportamiento y de actitud, que hace que se haya catalogado con esta etiqueta.
El término “crisis de la mediana edad” o “crisis de los 40” se usa para describir un período de cuestionamiento personal, que comúnmente ocurren, al alcanzar la mitad de la edad que se tiene como expectativa de vida.
La persona siente, que ha pasado la etapa de su juventud, y la entrada a la madurez.
En ocasiones, las transiciones que se experimentan en estos años, como el envejecimiento en general, la menopausia, el fallecimiento de los padres, o el abandono del hogar por parte de los hijos pueden, por sí solas, disparar tal crisis.
El resultado puede reflejarse, en el deseo de hacer cambios significativos en aspectos clave de la vida diaria, o situación, tales como la carrera, el matrimonio, o las relaciones románticas.
En cualquier caso, no es una enfermedad; sino una fase de transición personal, que se puede vivir con mayor, o menor intensidad.
La entrada a esta 4ª década, produce ansiedad y desconcierto.
“En muchas ocasiones, el hombre comienza a funcionar con un ritmo más lento, todo producto de unas sustancias químicas llamadas testosterona y vasopresina.
Es tan importante esta etapa, porque por primera vez, la persona toma conciencia de su propia mortalidad, y comienza a buscar la juventud perdida”, comenta la  sexóloga terapeuta de familia, Mirtha de León.
Es frecuente encontrar, que los hombres en esta etapa, entre los 40 y los 50 años, asocien juventud con libertad, adrenalina, emoción, diversión, y comiencen a observar, que sus vidas están lejos de esto.
Se abre entonces la puerta al aburrimiento y desinterés por la vida, que lleva en el momento.
Al cumplir los 40 años, hay varios fenómenos que convergen:
La mitad de la vida, en promedio, como momento de reflexión y renovación.
Es el fin de un ciclo, y el inicio de otro, donde se plantean cambios en relación al rumbo de vida, en otras palabras una “reingeniería” personal.
Durante esta edad, los hombres hacen un balance de su vida consciente, o inconscientemente.
Evalúan cómo viven, cómo se sienten, si han conseguido los objetivos que se habían marcado, si su presente es el futuro que tanto habían deseado…
Y en ese repaso, son conscientes de qué partes de su vida ya no les sirven.
Es por esto que, algunos hombres, empiezan a interesarse por su aspecto físico, cuando nunca antes lo habían hecho, están muy atentos a las tendencias de moda, indagan sobre los cuidados de la piel, del pelo; el deporte se convierte en prioridad, y acuden a diversas rutinas que tienen como fin, recobrar o no dejar ir su aspecto juvenil.
Los síntomas más claros en hombres de 40 años, suele ser la necesidad de sentirse jóvenes de nuevo, y la búsqueda de nuevas experiencias, que se han perdido con la edad, o que en su día, no pudieron experimentar.
De hecho, se producen muchas rupturas matrimoniales ante estas actitudes, ya que la mujer no puede aguantar el cambio al que se somete el marido.
Se pasa de vivir una vida sosegada y estructurada, a comenzar a vivir unas experiencias parecidas a las de cuando tenían 20 años.
La pareja no se haya en la misma situación, y se hace difícil aceptar los cambios.
Además, es fácil sentirse poco valorado o querido, cuando tu pareja te dice que quiere salir solo con los amigos, que no quiere responsabilizarse de los niños, o que necesita salir de noche, y emborracharse...
Realmente, se vienen abajo unos objetivos de vida en común, ya que uno de los miembros, vuelve hacia atrás, mientras que el otro lucha por seguir adelante con los planes.
El hombre, va a experimentar una serie de sensaciones y emociones, que van a ser las que le lleven por este camino, una sensación de madurez, o responsabilidad excesiva, unas ganas de volver a la juventud cuando eran libres, sin cargas ni responsabilidades, una búsqueda de estimulación en nuevas experiencias de riesgo, o atrevidas, como cuando eran jóvenes, sensación de tiempo perdido, o de aburrimiento.
Otro aspecto relevante, es la ambición de “libertad”, impulsada por el agotamiento, o la cantidad de responsabilidades que suelen llevar los jefes del hogar.
Todo ello hace que se produzca un cambio de pensamiento, a menudo distorsionado, puesto que les va a provocar más problemas, que gratificaciones.
Aunque la búsqueda de estimulación es inmediata, y puede resultar gratificante en un primer momento, como hacer puenting, rafting, salir a discotecas con amigos… a largo plazo, les va a provocar más problemas, y una pérdida de cosas por las que han luchado durante años.
El riesgo está, en perder lo que tienen ahora, para poder conseguir un estímulo que será pasajero, igual que la famosa crisis.
Si no se contienen, pueden cometer muchos errores:
Abandono del hogar; salidas con personas más jóvenes, con las que no tienen cosas en común, o con las que nunca estarán conectadas como ellos quieren; infidelidades con compañeros de trabajo más jóvenes; borracheras con amigos, separaciones, grandes inversiones en coches de lujo, para aparentar y llamar la atención, etc.
Ante esta situación, tendríamos que plantearnos, si estamos haciendo lo correcto, si estamos cubriendo nuestras necesidades, sin hacer daño a nadie, si los que nos rodean, están satisfechos con nuestro comportamiento, etc.
Para quienes comienzan a sentir los síntomas de la crisis de los 40, los especialistas aconsejan, tomar una actitud más positiva de la vida, y también más racional.
La visión catastrófica, solo provoca sentirse peor, y encontrar todo aburrido, además de pensar que la vida de cualquier otra persona, es mucho más agradable que la de nosotros.
También recomiendan el diálogo constante con la pareja, y el poder llegar a acuerdos, para salir más a menudo, y cambiar de vida juntos:
Entre ambos, se puede conseguir el equilibrio, sin hacer daño, el uno al otro.
“I'm 39, and I'm saying:
“Moo, cow!” in a river!”
City Slickers es una comedia del año 1991, dirigida por Ron Underwood.
Protagonizada por Billy Crystal, Daniel Stern, Jack Palance, Bruno Kirby, Patricia Wettig, Helen Slater, Noble Willingham, Tracey Walter, Josh Mostel, David Paymer, Bill Henderson, Jeffrey Tambor, Phill Lewis, Kyle Secor, Dean Hallo, Jake Gyllenhaal, entre otros.
El guión es de Lowell Ganz y Babaloo Mandel.
City Slickers obtuvo un premio Oscar, el único al cual estuvo nominado:
Mejor Actor Secundario para Jack Palance.
Durante La Ceremonia de Entrega de los Oscar, en Hollywood, en 1992, la audiencia se deleitó, cuando subió al escenario el mito viviente Jack Palance, y comenzó a realizar flexiones abdominales, para demostrar que gozaba de perfecta salud; y con picardía, que desmentía la seriedad que caracterizara a sus películas, agregó:
“No es nada, en realidad.
Es algo que uno puede hacer toda la noche... no importa si ella está allí o no”
Billy Crystal fue anfitrión de los Premios de la Academia de la noche, y utilizó el incidente humorístico, para hacer varios chistes durante la noche, así como la apertura del Oscar del año siguiente; junto con Palance, cuando este último aparece arrastrando un premio Oscar gigante de la Academia, con Billy Cristal, una vez más anfitrión, montado sobre el premio, en el extremo opuesto.
City Slickers fue filmada en la ciudad de Nueva York, en Nuevo México, en Durango, Colorado, y en España.
El paso de los años, hace que Mitch Robbins (Billy Crystal), se sienta cada vez más deprimido.
Sus 2 mejores amigos, también tienen su misma edad y pasan por problemas similares:
Phil Berquist (Daniel Stern), vive atormentado por su dominante mujer, llamada Arlene (Karla Tamburrelli), y Ed Furillo (Bruno Kirby), recién casado con kim (Walker Brandt ) una bella modelo, teme no serle fiel.
Dada la situación, los 3 amigos deciden irse 2 semanas de vacaciones a Nuevo México, para vivir como vaqueros, conduciendo ganado, junto con una fauna de citadinos “City Slickers”
De primera mano, City Slickers permite un curioso, y muy interesante intento de recuperación del western, en su vertiente más nostálgica, y esencial.
Encuadrada en los deslumbrantes paisajes de Colorado, con sus acantilados y cañones rojos, City Slickers narra las andanzas, aventuras, y desventuras, de un grupo de individuos “urbanos” que se trasladan a una zona semidesértica, donde deben desarrollar una serie de actividades de carácter rural, que desconocen en toda su extensión, lo que también, será pretexto para un conjunto de gags.
City Slickers es algo abundante en diálogos, de intención cómica, algunos bastante logrados, es decir, es una filmación en la que prevalecen los comentarios humorísticos, que son permanentes, aún sobre las situaciones de hecho, de índole graciosa, de todos modos, numerosas.
La actuación de Crystal es correcta, es un actor solvente, aunque todos los actores están razonablemente bien, en sus respectivos papeles.
Destaca Jack Palance, quien también acompaña la propuesta, presentándose como un hombre misterioso y de carácter, cuya sola presencia y actitud, atemoriza a los personajes principales, dominante de las faenas del campo, y que les servirá de referente inevitable para los trabajos de los citadinos cuarentones.
El personaje interpretado por Jack Palance, le serviría para recuperar el nombre de “Curly”, apodo con el que era conocido el actor, en la estimulante película “Il Mercenario” de Sergio Corbucci del año 1968; llamado Ricciolo “Curly”
Un personaje que sirvió, para que el actor se auto parodiara con ese vaquero duro y misterioso, que instruyó a un grupo de señoritas de la ciudad, en las técnicas de la cría y cuidado de ganado.
Famoso por la humildad con que sobrellevaba su carrera, Palance generalmente se refería a sus papeles como “basura” y señalaba que la mayoría de los directores con los que había trabajado, eran incompetentes.
Y es que hay que decirlo todo, cada vez más me enervan los Oscar, en cuanto un actor veterano, que podría morir en cualquier momento, es nominado al Oscar a Mejor Interprete Secundario, y siempre gana.
No es que Jack Palance no esté bien, pero no se merecía el galardón por este papel, y por su poco minutaje en pantalla, más cuando competía contra:
Harvey Keitel y Ben Kingsley por “Bugsy”, con Tommy Lee Jones por “JFK”, o Michael Lerner por “Barton Fink”
En su libro de memorias 2013, “Still Foolin 'Em” Billy Crystal escribe, sobre cómo se produjo el casting de City Slickers.
Palance, dice, fue la primera opción desde el principio, pero tenía un compromiso para hacer otra película.
Crystal escribe, que se puso en contacto con Charles Bronson, pero lo rechazó bruscamente, porque el personaje muere durante el mentraje.
Por lo que Jack Palance, se salió de su otra obligación, para unirse al elenco.
Rick Moranis, sin embargo, originalmente iba a interpretar al personaje de Phil, pero tuvo que abandonar la producción, debido a la enfermedad de su esposa; y Daniel Stern fue un reemplazo de último momento para el papel.
Posteriormente, en la noche que Jack Palance ganó el premio de La Academia, según Crystal, el actor de 73 años de edad, puso el Oscar en el hombro del comediante, y dijo:
“Billy Crystal... Yo pensaba que serías tú?”
Crystal añadido en su libro:
“Nos tomamos una copa de champaña juntos, y yo sólo podía imaginar, que estaba pensando Charles Bronson, cuando se fue a dormir esa noche”
La falta de entrenamiento, y de ineficacia de los “Cowboys de Ciudad” en los trabajos rurales, son el centro de las situaciones de humor, que van desde “enlazar” a un toro, hasta la ayuda a una vaca a parir un ternero, o el traslado del ganado mismo.
Por otra parte, genial inicio:
Cuando decimos que algunas películas no reflejan, ni por asomo, lo que son unos Sanfermines, porque ni siquiera lo pretenden, nos referimos a obras como City Slickers, una comedia al servicio de Billy Crystal que, aunque no está ambientada en Las Fiestas Pamplonicas, sí que arranca con el sempiterno presentador de la gala de los Oscar, corriendo delante de los toros.
El encierro de Crystal, combina imágenes reales, con otras donde aparecen los actores, protagonizando una carrera muy palomitera, que termina como no, con una cornada en el trasero de Billy.
“Women need a reason for having sex, men just need a place”
No hay otra forma de cerrar esta nota que con el siguiente monólogo de Mitch:
“Valoren bien este momento de nuestras vidas, porque con nuestra edad, aún estamos a tiempo de decidir.
La vida pasa muy deprisa.
Cuando aún eres joven, te crees capaz de todo, y lo haces, a los 20 lo ves borroso, a los 30 creas una familia, ganas dinero, y empiezas a preguntarte:
¿Qué ha sido de mis 20 años?
A los 40, empiezas a tener barriga, y te sale papada, la música empiezas a notarla muy alta, y una de tus amigas, ya es abuela.
A los 50, te sometes a una operación, aunque la llamarás “de puro trámite”, sin embargo, es una operación.
A los 60, ya será una operación importante, la música te sigue pareciendo que está alta, pero te da igual, porque no la oyes…
A los 70, te retiras con tu mujer, a un lugar soleado, empiezas a cenar alrededor de las 2 de la tarde, almuerzas por la noche, y desayunas de madrugada, pasas la mayor parte del tiempo, buscando tiendas, yogures suaves, y farfullando:
¿Por qué no llaman los chicos?
Con 80 años, te suele dar una embolia y balbuceas con una enfermera jamaicana, que tu mujer no aguanta, y a la que tú llamas mama”

“Do you know what the secret of life is?”



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