The Color Of Money

“The hustler isn't what he used to be, but he has the next best thing:
A kid who is”

En el cine, y también en la vida real, los fracasados y perdedores, han tenido desde siempre, una atracción especial por ciertos deportes y juegos de azar, como el boxeo, las carreras de caballos, los rodeos o, en el caso que nos ocupa, la práctica del billar.
Todas estas actividades, tienen algunas características comunes, como la cercanía a los bajos fondos y los ambientes sórdidos, las apuestas, y la presencia de mafias que controlan buena parte de su estructura interna.
A pesar de todo, el mundo del billar, ha aparecido raras veces en la gran pantalla.
El billar, es un deporte de precisión, que se practica impulsando con un taco, un número variable de bolas, antiguamente de marfil, en una mesa con tablero de pizarra forrada de paño, rodeada de bandas de material elástico, y con troneras o sin ellas.
Como dato, tuvo la carta olímpica para los Juegos Olímpicos de 2004, aunque no llegó a ser incluido en ellos.
El juego se basa en los choques de las bolas entre sí, y con las bandas.
La jugada comienza, impulsando una de las bolas con el taco, el cual lleva adosada en su extremo anterior, una suela de cuero, encargada de trasmitir el movimiento a la bola.
Esta suela se recubre cada pocas tiradas, con un polvo antideslizante, o tiza.
Actualmente las bolas suelen ser de materiales sintéticos, con cualidades elásticas similares a las del marfil.
Una de las categorías de billar más populares, es la de “billar americano”, también conocida como “pool”
En este caso, la mesa tiene 6 agujeros o troneras, 4 en las esquinas, y 2 más en el centro de cada uno de los lados largos de la mesa.
En ellos, deben introducirse las bolas, siguiendo las reglas específicas de cada juego.
Los juegos de “pool” suelen contar con 15 bolas numeradas del 1 al 15, siendo las 7 primeras, conocidas como “lisas”, ya que se colorean de manera uniforme a lo largo de toda la bola, utilizando un color diferente para cada una de ellas.
Las 7 últimas, se conocen como “rayadas”, utilizando los mismos colores que las bolas lisas en el mismo orden, distinguiéndose por la forma en que es aplicado el color, en una banda alrededor de la bola.
La bola 8, posee el color negro, siendo el único que no se repite en el conjunto, aplicado a toda la bola, a la manera de las bolas lisas.
El simple hecho de introducir la bola blanca, o no tocar la bola 8 cuando solo sobran esas 2, o sacar la bola 8 fuera de la mesa, o embocar la bola 8 en una tronera diferente a la anunciada, es una pérdida automática del partido, para quien haya cometido la falta.
Entre los juegos de “pool” más conocidos está “La Bola 9” que es una variación contemporánea del juego de billar o “pool”
Se disputa entre 2 o más jugadores, generalmente 2.
Se juega con una bola de tiro, bola blanca; y 9 bolas objetivo, numeradas del 1 al 9.
El objetivo del juego, es entronerar la bola 9, en la tronera que previamente se indique, con la condición de que se ha de tocar siempre, en primer lugar la bola con la numeración más baja.
Sus orígenes históricos, datan de la década de 1920, en los Estados Unidos.
El Bola 9, se juega en una mesa de billar de 6 troneras o “pool” y con las bolas numeradas del 1 al 9, y la bola blanca o minga.
Se comienza sacando sobre la piña, golpeándola con la bola blanca, y con el objetivo de golpear la bola de menor número sobre la mesa, en el caso del saque, la bola número 1, que estará colocada en el vértice de la piña.
Cuando se toca una bola diferente de la menor en numeración, se comete falta.
Se jugará anunciando previamente, la tronera donde se introducirá la bola, hasta llegar a la bola 9; quien introduzca la misma, gana el juego.
Están permitidas las combinaciones, es decir, si se canta la bola 9, aunque haya más bolas sobre la mesa, la única condición para considerar el tiro válido, será que la primera bola tocada por la bola blanca, sea la menor sobre la mesa, pudiéndose posteriormente entronerar la 9, o cualquier otra mayor que la primera.
El jugador que comete 3 faltas, es descalificado.
Una de las características más destacadas de este juego, es su rapidez, por lo que muy pocas veces, en ámbitos de torneos, se decide el ganador con una sola partida.
La piña, nombre que se le da a la colocación de las bolas encima de la mesa, justo antes de la tacada inicial, o rotura; se coloca en forma de diamante, situando la bola 1 en primer lugar, siguiendo la bola 9 en el medio, y a continuación la bola 8 en la parte trasera de la misma.
La piña, se romperá como indica la regla:
Golpeando con el “mingo” o bola blanca, a la bola de menor número sobre la mesa, es decir, la bola 1.
Para que el tiro sea válido, no menos de 4 bolas objetivo, deben golpear banda o, en caso de que esto no suceda, al menos, una bola deberá caer en una tronera no especificada, ya que la mesa se encuentra abierta, es decir, cualquier tronera es válida, antes de la tacada inicial.
Para la tacada inicial, se colocará el mingo detrás del punto de pie, a elección del jugador, que dispone de la tacada inicial.
Generalmente se dirime lanzando al aire una moneda, o golpeando la bola blanca por turnos, con el objetivo de hacerla rebotar contra la banda superior, y que quede lo más cerca posible de la banda inferior.
Las faltas se penalizan con la sanción de bola en mano, para el jugador contrario, que tiene la libertad de colocar la bola blanca, en el lugar deseado, encima de la mesa.
Algunas de las faltas son:
1. No golpear la bola de menor número sobre la mesa, o no golpear ninguna.
2. Introducir el mingo, o bola blanca en una tronera.
3. Tocar o mover una bola, ya sea con la mano, el taco, u otro objeto.
4. Ejecutar una tacada con alguna bola, aún en movimiento.
5. Después de ejecutar un tiro, al menos una bola deberá de golpear banda, borde interior esponjoso de la mesa de billar; incluyendo el mingo, o bola blanca.
6. Violar el tiempo máximo establecido para ejecutar una tacada.
7. Levantar los 2 pies del suelo, al ejecutar una tacada.
8. Sacar de un tiro, alguna bola fuera de la mesa, incluida la blanca.
9. Golpear 2 veces el mingo, con el taco en una sola tacada, o retaqueo.
La defensa, que se incluiría dentro de lo que en cualquier juego de billar se denomina “juego de posición”; consiste en efectuar una tacada sin anunciar el tiro, es decir, que carece de intenciones, de introducir una bola concreta, dentro de la tronera especificada.
La intención del tiro, en este caso, es la de dejar lo más incómoda posible, la posición del mingo, o bola blanca, con respecto a la bola de menor número sobre la mesa, lo que también se conoce como “tape” o “snooker”
Así se obliga al contrario, a efectuar un tiro indirecto, con más posibilidades de cometer falta.
“Money won is twice as sweet as money earned”
The Color Of Money es una película dramática del año 1986, dirigida por Martin Scorsese.
Protagonizada por Paul Newman, Tom Cruise, Mary Elizabeth Mastrantonio, John Turturro, Helen Shaver, Forest Whitaker, Bill Cobbs, Keith McCready, Iggy Pop, entre otros.
El guión es de Richard Price, sobra la novela de Walter Tevis de 1984; su argumento supone la continuación de la historia de “Fast Eddie” Felson, narrada en el film “The Hustler” de Robert Rossen (1961)
Si se quiere, The Color Of Money es más realista, en relación con la práctica del billar, y es menos metafórica que su predecesora.
Si en “The Hustler” (1961) era el viaje de un perdedor, en busca de su propia autoestima, y respeto por sí mismo, en The Color Of Money se iniciaba una nueva búsqueda, pero esta vez, para encontrar la pasión y la vitalidad perdidas.
E incluso, algo mucho más profundo:
Aquella persona que un día fuimos, y que los avatares y el paso del tiempo, nos hicieron olvidar por completo.
¿Qué ha sido de Eddie Felson, 25 años después?
Esto es lo que se planteó el autor Walter Tevis, en una nueva novela que entregó a la consideración de Paul Newman, convertido por entonces, en una de las figuras con mayor influencia artística de Hollywood.
Newman, impresionado por el trabajo de Scorsese, le ofreció a éste la dirección del film, y después de rehacer varias veces el guión, fue finalmente firmado por el novelista y guionista, Richard Price
En el 25 aniversario de “The Hustler” (1961), el director Martin Scorsese, aceptando encantado la petición de Paul Newman, recuperaba al personaje, y al actor, para The Color Of Money, homenajeando a la película de Rossen.
Pero, aunque pueda considerarse The Color Of Money como una segunda parte de “The Hustler”, Scorsese la llevó completamente a su terreno, sin tratar de emular en ningún momento, el film de Rossen, aún a pesar de que su primera idea fuese rodar en blanco y negro, algo que fue prohibido de inmediato por los estudios, y la verdad, en mi opinión es un acierto, entre otras cosas, porque en muchas ocasiones, las comparaciones son injustas, y cuando no, odiosas.
Por apenas $13 millones, y después de tan solo 49 de rodaje, The Color Of Money pasó a manos de la montadora Thelma Schoonmaker.
Buena parte del mérito, fue del operador Michael Ballhaus, garantía de calidad y rapidez, y de la nueva esposa de Scorsese, Bárbara De Fina, que llevaría a cabo labores de producción, por primera vez, la primera de muchas, en la carrera de su ahora ex-marido.
Curiosamente, mientras preparaba el proyecto, Scorsese observó, que uno de los personajes secundarios, el barman de la primera secuencia; era interpretado por el ex boxeador Jake LaMotta.
Indagando en la azarosa vida de LaMotta, y tras leer su autobiografía, concibió la que sería su mejor película hasta la fecha: “Raging Bull”, que rodó en 1980, aparcando el proyecto de The Color Of Money durante 6 años.
The Color Of Money trata principalmente sobre el dinero, como tema central, en el mundo del billar, pero ello, rodeado los sueños de un novato inocente, y un jubilado desahuciado, que evolucionan durante el rodaje de manera singular.
The Color Of Money obtuvo un premio Oscar al Mejor Actor (Paul Newman), y 3 nominaciones:
Mejor actriz (Mary Elizabeth Mastrantonio), guión adaptado, y dirección de arte.
Paul Newman mientras se encontraba grabando The Color Of Money, le concedieron un Oscar Honorífico, por lo que no pudo asistir al evento, así que envió un video de agradecimiento desde el plató.
The Color Of Money sigue a Edward “Fast Eddie” Felson (Paul Newman), antiguo campeón de billar, retirado, que vive de su negocio de licores.
Un día, en una sala de juego, conoce a Vincent Lauria (Tom Cruise), un joven jugador de billar, que aún no ha encontrado un oponente de su talla, y que siempre va acompañado de su novia Carmen (Mary Elizabeth Mastrantonio), que es la que se encarga de las apuestas que se hacen a favor de Vincent.
Al tiempo, Eddie apadrinará a Vince, un habilidoso jugador, ya que se ve reflejado en él, visionando una oportunidad de volver a ganar mucho dinero fácil, lo más importante para Eddie:
“El dinero ganado gracias al azar, sabe el mucho mejor que el ganado gracias al sudor de la frente” le dice a su aprendiz; si consigue domar y pulir el instintivo, e infantil carácter de Vince:
“Para ganar, hacen falta 2 cosas:
Una cabeza lúcida, y un par de huevos.
A ti te sobran los huevos, y te falta cabeza” vuelve a decirle algo más tarde.
En The Color Of Money, Eddie Felson se ha domesticado, comercia con whisky, lo que le permite vivir aceptablemente, mantiene una relación sentimental con la madura dueña del bar que frecuenta y, aunque ha abandonado la práctica del billar, es el mentor de otros buscavidas como Julian (John Turturro)
Es una vida tranquila, pero sin brillo ni pasión.
La aparición del impulsivo y habilidoso jugador de billar Vincent Lauria, y de su novia Carmen, devuelven la esperanza al envejecido Eddie Felson.
Cruise se presenta, como el reflejo exacto del propio Felson en su juventud, el diamante en bruto que es necesario pulir, y significa en definitiva, la vuelta a un mundo de riesgo, de pasión, y de dinero fácil.
El objetivo de Eddie es prosaico y materialista, conseguir que Lauria triunfe en el Nine-ball classic de Atlantic City, la reunión de los mejores jugadores de billar del país, pero no tanto para ganar el título del torneo, como sería lo lógico, sino sirviéndose de artimañas, ganar las partidas y las apuestas de las sesiones de entrenamiento, ahí  donde de verdad está el dinero.
Así, mientras Vincent Lauria se va transformando un poco, en el cínico Felson, Felson ejecuta un viaje inverso; empieza a despreciar el dinero, y a darse cuenta de que necesita otra cosa, para estar en paz consigo mismo.
No obstante, en el tramo final, Scorsese logra superar estos prosaicos planteamientos iniciales, y se nos muestra lo que podíamos llamar “la segunda redención de Eddie Felson”
Eddie, que se creía un experto conocedor del alma humana, se ha visto engañado por diversos jugadores de ventaja, entre ellos el propio Cruise, y opta por una solución insólita:
Tras poner en forma su cuerpo, incluida una puesta a punto de su agudeza visual, demasiado evidente, decide conseguir la excelencia como jugador de billar.
No importan ya las apuestas o el dinero que se pueda ganar, lo importante es demostrar que eres el mejor en buena lid, y el final abierto de The Color Of Money es muy significativo en este sentido.
En la última escena, Newman juega de nuevo al billar con Vincent, no sabemos lo que va a depararle el futuro, si va a conseguir ser el mejor, o va a volver a fracasar, como es probable vista su trayectoria, pero esbozando una media sonrisa, golpea con fuerza la bola, y afirma confiado:
“Porque he vuelto”
No todo está perdido, esa simple frase, llena de vitalidad, nos vuelve a iluminar el camino:
Lo esencial es la profesionalidad, la tenacidad, y no rendirse.
Aunque podría parecer la típica “road movie” iniciática, en la que un personaje anciano, le enseña a otro joven, el verdadero sentido de la vida, The Color Of Money rápidamente, se despega del cliché, y da una visión mucho más interesante del asunto.
Y el asunto parece ser, el del triunfo.
La historia pareciera encerrarse en el tema de la iniciación-aprendizaje, triunfo- derrota.
Algo de eso, sin duda, hay en The Color Of Money, pero Scorsese se apresura en transgredir ciertos mitos cultivados esmeradamente por el cine de Hollywood.
“I'm not your daddy, I'm not your boyfriend, so don't be playing games with me.
I'm your partner”
The Color Of Money, con estructura de “road movie”, aunque alejado en popularidad y prestigio, aunque personalmente no en calidad de cualquier trabajo “menor” de Scorsese, objetivamente hablando, presenta un preciso relato sobre la decadencia y el fracaso, de una forma ciertamente amarga.
Él nos describe un mundo con sus propios códigos, premios, y sanciones, sin opinar sobre la ética del jugador.
Lo que el realizador privilegia, es la destreza, el profesionalismo, el desafío como una dimensión existencial.
No tardamos en descubrir, que tanto para Eddie como para el joven, el dinero es sólo un pretexto, que lo importante es el juego, y lo que se mide en él.
No se trata tampoco de poner en primer plano, la clásica dicotomía ganador-perdedor, ni de la exaltación del “fair play”, que tanto entusiasma al cine de Hollywood.
Eddie se siente derrotado, no cuando pierde, sino cuando es engañado por un timador de menor cuantía, y su derrumbe es casi total, cuando descubre que su discípulo, se ha dejado ganar por él.
Lo que Scorsese destaca, es que incluso, en ese mundo de engaños, existe la dignidad del juego, del “agón” griego, manifestada en la forma de una destreza, que es autoafirmación vital.
Aquí se oponen 2 visiones del éxito:
El hombre que sólo busca el dinero, y no duda en engañar para hacerlo; y el que busca el triunfo a través de la excelencia.
Eddie comienza The Color Of Money, como un buscador de dinero; y Vincent, presa de su ego, trata de demostrarle al mundo que es el mejor.
A medida que avanza The Color Of Money, la visión de ambos se mezcla, y cambia, mientras uno se purifica mental y corporalmente; el otro comienza a convertirse en un ser amoral.
Pero el director, aunque centra su historia sobre Eddie, nunca toma partido.
Así, el enfrentamiento final entre Eddie y Vincent, nunca concluye, y queda abierto para que el espectador ponga la foto del ganador que más le plazca.
The Color Of Money tiene esa peculiaridad, muy común en los 80, de plantearse en un mundo cerrado, el del billar, La Bola 9, pero que se nos explica, y expone perfectamente, de manera rápida y eficaz.
Además, en este caso, el propio Scorsese lo hace, pues en versión original, es el que se encarga de explicar las normas, y peculiaridades del juego, al principio de The Color Of Money, a golpe de “voz en off”
A partir de ahí, sólo queda ver jugar a los protagonistas, y que ellos expliquen, qué tipo de personajes pululan por ese mundo, quién es el mejor, a quién hay que ganarle, cosas así…
Si por algo destaca visualmente, es como decíamos en la introducción, por la rabiosamente enérgica puesta en escena de Martin Scorsese, llena de movimientos de cámara, de “travellings”, de “Steadicam”, de combinaciones de movimientos de cámara con “zoom”, alteraciones en la velocidad, durante algunas partidas de billar, etc.
Pero al igual que desde sus primeros títulos, se ha mostrado como un director muy interesado por la cámara, también es evidente que, salvo excepciones, nunca ha sido muy exigente con la luz de sus películas...
La dirección de Scorsese es modélica, y como es habitual en él, con impactantes hallazgos visuales, como los “travellings” desde el punto de vista de las bolas de billar, el tratamiento del sonido, con ese golpeteo de las bolas, como icono sonoro; un montaje rápido, alternado con escenas de tempo más lento, como algunas jugadas virtuosas ejecutadas por los propios actores, y rodadas en plano secuencia.
Aunque cierto es que, en The Color Of Money, hay momentos un tanto cansinos, generalmente montajes en torno al desarrollo de las partidas, todo queda contenido en unos económicos 110 minutos, que se agradece.
Por su parte, Paul Newman, que ya había encarnado al protagonista de la película de 1961, vuelve a interpretar a ese enigmático personaje que es, “Eddie Fast” Felson, quien después de más de 20 años sin jugar al billar, vuelve a la vida, cuando ve aparecer en su local de retiro, al joven Vincent Lauria, papel interpretado por Tom Cruise.
El viejo “buscavidas”, al que sólo vencían sus propios fantasmas, vuelve a renacer, al verse reflejado, 20 años atrás en ese joven chico, que ante sus ojos, da una paliza a su protegido, Julian, papel interpretado por el actor John Turturro.
Ello hará que un ya retirado y oxidado Eddie Felson, vuelva a desenfundar su viejo “balabushka” y ponga rumbo a la carretera, como en los viejos tiempos, junto al joven, nuevo, e inexperto aprendiz de buscavidas, Vincent Lauria.
Mary Elizabeth Mastrantonio está soberbia, desprendiendo un aroma a “femme fatale” que seduce y atemoriza al mismo tiempo.
Como dato, en The Color Of Money, aparecen muchos grandes maestros del billar de los años 80, como:
Steve Mizerak, Jimmy Mataya, Grady Mathews y Keith McCready, además de un “cameo” del cantante Iggy Pop.
Para Scorsese, la mesa de billar, otro personaje, es para Felson, lo que el ring es para Jake LaMotta, en “Raging Bull” (1980) un espacio de emociones dinámicas incontenibles, y se entrega a ello con fervor, haciendo pedazos la dramaturgia clásica, para adentrarse con mayor furia en el alma de sus criaturas.
“Durante el rodaje de The Color Of Money, confiesa Newman, había un gran sentimiento de camaradería que era muy especial, una gran generosidad por parte de todo el mundo, y mucho entusiasmo para probar cosas nuevas, sin ideas preconcebidas.
Queríamos descubrir la clave de la felicidad.
Felson ha estado comprometiéndose toda su vida, y ha llegado a ser lo que más odia.
En el análisis final, de eso es de lo que se libera”
Paul Newman dice, que el mejor consejo de Martin Scorsese fue:
“Trata de no ser gracioso”
La consecuencia de este duelo entre actores, es un magnífico, y bien medido despliegue de los recursos de Newman, cuya vejez parece extremar su profunda capacidad de seducción ante la cámara.
Resulta destacable, el cambio de registro de Paul Newman en The Color Of Money, aquí, con un rostro y un físico en plena madurez, realizando un trabajo actoral, mucho más contenido de lo habitual, en este actor del método, más centrado en las miradas, y en cierta economía gestual, logrando transmitir el punto de solidez y experiencia que el papel requería.
Esto resulta más evidente, en contraposición al trabajo de Cruise, en general un buen actor, pero que en esta ocasión, realiza una interpretación bastante antipática y sobreactuada.
Como dato, ambos actores, Newman y Cruise, no necesitaron dobles para las escenas de billar, ya que se defendían bien con el taco, pero no obstante, Tom Cruise tuvo que aprender y ensayar muchas de sus jugadas, en las que hacía auténticas florituras; a pesar de todo ello, hubo una jugada que le sobrepasó, y en una de las escenas, tuvo que ser sustituido por un especialista.
El experto Mike Sigel mencionó, que Cruise, para prepararse para el papel, compró una mesa de billar para su apartamento, y practicaba durante horas y horas, hasta que fue visible que era tremendo en el deporte.
Sigel fue el director técnico de The Color Of Money, y Ewa Laurance Mataya, fue consultora.
En The Color Of Money, hay, a lo sumo un par de guiños a su predecesora, pero alguien que desconozca de la existencia del primer film, no tendría siquiera, porque sospechar que existe una semilla...
Y es que, cuanto más uno puede ver películas de antaño, se da cuenta de que antes, primaba más contar una buena historia, respaldada con unas buenas interpretaciones.
Eso era suficiente para sacar un título adelante; en cambio hoy día, cada vez se pretende envolver todo en efectos especiales, y cambios constantes de plano, donde los guiones, aparte de ser faltos de originalidad, son cambiantes y estúpidos en general.
The Color Of Money cuenta con una banda sonora poderosísima, llena de temazos, particularmente “It’s in the way that you use it” de Eric Clapton, que suena al entrar en la primera sala de billar, a la que entran los 3 protagonistas, tras iniciar su viaje por carretera a Atlantic City, donde se celebra un gran torneo, y que anticiparía lo que el propio Scorsese pondría de moda más tarde en sus relatos criminales; llenar la película de populares canciones de la época de ambientación de la cinta.
“You gotta have two things to win.
You gotta have brains and you gotta have balls.
Now, you got too much of one and not enough of the other”
The Color Of Money es una espléndida reflexión sobre los sueños y la vida, disfrazada de enfrentamiento generacional.
Scorsese lleva a su terreno la historia, convirtiéndola no sólo en un film de aprendizaje más.
Las enseñanzas de Felson, calaran hondo en el joven Vincent, bien dirigido por su calculadora novia, pero Felson, pese a su sabiduría acumulada, también tiene cosas que aprender, y sobretodo, encuentra su propio camino de redención, de nuevo con un taco en las manos.
La lucha entre el reconocimiento y el orgullo, está más presente que nunca, la astucia para conseguir dinero, valiosas lecciones morales, especialmente la de que hay que perder, para poder ganar; la lucha por los sueños, y una reflexión general sobre la vida, continúan vigentes en un marco de confrontación generacional, satirizando la actual, por medio de los videojuegos, y suspirando por el romanticismo de una época pasada, que en el caso de Eddie, debió morir en Lousville.
El dudoso aprendizaje, al que Felson somete a su pupilo, podría desarrollarse en cualquier faceta de la vida.
Son estas relaciones, entre maestro y pupilo, entre honestidad y amoralidad, las que convierten a The Color Of Money, en una obra notable, y por ello, infrecuente en el actual cine de Hollywood.

“Walking into a crowded pool room, Fast Eddie Felson says:
“Do you smell that?”
Vincent replies:
“Smoke?”
Carmen replies to that:
“No, Money”



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