Abre Los Ojos

“Yo solo creo en lo que veo, y todavía no me has dejado ver tu cara”

Con frecuencia, se denomina erróneamente “criogenia” a la “criónica” o “criopreservación”, que es el conjunto de técnicas utilizadas para preservar, utilizando muy bajas temperaturas, personas legalmente muertas, o animales, para una posible reanimación, cuando la ciencia y la tecnología futura, puedan remediar toda enfermedad, y revertir el daño debido al proceso de “criopreservación”
En los Estados Unidos ya existen compañías, como “Allopathic Cryogenic Rescue” (ALCOR) o “Life Extension Foundation” que se dedican a la criopreservación de cuerpos, o cabezas humanas, por las que han pagado sus dueños, o familiares, optando por la conservación de la base biológica, para luego, en tiempos donde el conocimiento científico sea el adecuado, los encargados de estas compañías, los hagan “volver a funcionar” por métodos mecánicos, o cibernéticos.
Los encargados de estas compañías, dedicadas a la criónica, se comprometen ante la ley, y los propios consumidores, a cumplir los requisitos de los acuerdos iniciales.
Actualmente, el proceso no es reversible y, por ley, sólo puede llevarse a cabo en humanos, después de que se produzca la muerte legal, con la expectativa de que en el futuro, los primeros estados de la muerte clínica, sean reversibles.
La premisa principal de la criónica, es que la memoria, la personalidad, y la identidad, se encuentran almacenadas en la estructura y la química cerebral.
Aunque este punto de vista es ampliamente aceptado en medicina, y se sabe que la actividad cerebral puede detenerse, y después reactivarse bajo determinadas circunstancias, como regla general, no se acepta que los métodos actuales, preserven el cerebro lo suficientemente bien, como para permitir la reanimación en el futuro.
Los crionicistas señalan estudios, que muestran que la circulación de grandes concentraciones de crioprotectores por el cerebro, antes del enfriamiento, puede prevenir la mayoría de las lesiones producidas por la congelación, preservando las delicadas estructuras celulares del cerebro, en las que “presumiblemente”, residen la memoria y la identidad.
Para sus detractores, la justificación de la práctica actual de la criónica, no está clara, dadas las limitaciones actuales de la tecnología de preservación.
Actualmente las células, tejidos, vasos sanguíneos, y algunos órganos de animales pequeños, se pueden criopreservar de forma reversible.
Algunas ranas, pueden sobrevivir durante unos pocos meses, en un estado parcialmente congelado, unos grados por encima de la congelación, pero no se trata de auténtica criopreservación.
Los crionicistas responden, que la demostración de la reversibilidad de la preservación, no es necesaria para alcanzar el objetivo actual de la criónica, que es la preservación de la información básica del cerebro, que codifica la memoria y la identidad personal.
Se supone que la preservación de esta información, será suficiente para prevenir la muerte teórica de información, hasta que sea posible repararla en el futuro.
En agosto de 2005, ALCOR tenía 773 miembros, que habían completado los procesos financieros y legales necesarios para la criopreservación, y 69 pacientes en suspensión criónica.
Por otro lado, queda las interrogantes, como:
¿Qué son los sueños?
¿Qué es la realidad?
Difícil responder a estas preguntas, porque cada día comprendemos mejor que, la línea que separa a una instancia de la otra, es mucho más delgada de lo que puede parecernos.
Que los sueños ocurren en el inconsciente, y la realidad transcurre ante nuestros ojos, pareciera ser la mayor certeza que poseemos, para deslindar a ésta de aquellos...
¿Pero, cuantas veces sucede, que lo que aseguramos tener ante nuestros ojos, no es exacta, ni parecidamente, como nosotros creímos verlo?
La realidad toma su forma, con base en nuestra cultura, en nuestro estado emocional, nuestros sentimientos, deseos, miedos, y esperanzas…
Es la explicación para que 2 personas se paren ante una pintura, y uno la encuentre inspiradora y maravillosa; y el otro la encuentre fea y sin sentido alguno.
La parálisis del sueño, por otro lado, es una incapacidad transitoria, para realizar cualquier tipo de movimiento voluntario, que tiene lugar durante el periodo de transición, entre el estado de sueño y el de vigilia.
Puede ocurrir en el momento de comenzar a dormir, o en el de despertarse, y suele acompañarse de una sensación de gran angustia.
Su duración suele ser “corta”, generalmente entre uno y tres minutos, tras los cuales, la parálisis cede espontáneamente.
Durante el episodio, la persona está totalmente consciente, pero es incapaz de moverse o hablar, lo que puede provocar gran ansiedad.
Sin embargo, no existe ningún peligro para la vida, pues los músculos respiratorios siguen funcionando automáticamente.
Este trastorno, está recogido en la International Classification Of Sleep Disorders (ICSD) dentro del grupo de las Parasomnias.
La ICSD, distingue 3 grandes grupos de enfermedades del sueño:
Los disomnias, que son alteraciones del sueño que hace difícil conciliarlo, las parasomnias, que son trastornos patológicos que suceden durante el sueño, y los trastornos psiquiátricos del sueño.
¿Realidad o ficción, o mejor dicho, realidad o sueño?
“Me gusta el suelo.
Es lo único que parece real”
Abre Los Ojos es una película hispano-franco-italiana del año 1997, de ciencia ficción con tintes de suspenso, dirigida por Alejandro Amenábar.
Protagonizada por Eduardo Noriega, Penélope Cruz, Chete Lera, Fele Martínez, Najwa Nimri, Gérard Barray, Pedro Miguel Martínez, Jorge de Juan, Miguel Palenzuela, Ion Gabella, Joserra Cadiñanos, Tristán Ulloa, Pepe Navarro, Walter Prieto, entre otros.
Al momento, Abre Los Ojos es la única película de Amenábar, que no ha ganado el Goya a La Mejor Película, y es el segundo largometraje de Alejandro Amenábar, pretencioso y confuso en principio, pero nada desdeñable en su recreación paranoica entre ficción y realidad, entre apariencia y verdad.
Abre Los Ojos, no sólo es la obra maestra de Amenábar, sino el modelo a seguir, para dirigir un thriller psicológico, de manera exquisita.
Abre Los Ojos rompe con los límites entre la realidad y los sueños, entre el subconsciente y la consciencia.
Realiza un planteamiento revolucionario, acerca de los extraordinarios alcances de la subjetividad humana, de la percepción de lo que se supone que es “real” y lo que “no es real”
Destroza coordenadas espacio-temporales, y físicas, rompe con todas las leyes lógicas que hemos establecido, para mantener unas referencias a las que podamos recurrir siempre que nos sintamos caer en el abismo de la locura, del caos, y de lo desconocido.
En Abre Los Ojos, la superficie es algo ilusorio, y accesorio, mero trámite hacia un viaje interior apasionante, y también angustioso, hacia las infinitas posibilidades de la psique, y la inmensa cantera de miedos, sufrimientos, complejos, inseguridades, e ilusiones.
Es un acelerador que salta las barreras, y nos estampa de lleno, y brutalmente contra nuestras peores pesadillas, y que deja suelto sin ataduras, un festín onírico.
Abre Los Ojos no tiene efectos especiales, no hay efectos de sonido, con una nota más alta que la otra, y sin embargo, produce un escalofrío que difícilmente puede olvidarse.
Es un thriller de ciencia ficción, que abunda con ingenio, en las posibilidades ofertadas por la realidad virtual, utilizada para establecer un recorrido por las peculiaridades psicológicas de un personaje afortunado en la vida, que verá como en su trastoque estético, su existencia se verá inmersa en una espiral de locura y pesadilla.
Como dato, esta es la 2ª vez, en que Eduardo Noriega y Fele Martínez trabajan juntos, al igual que en “Tesis” (1996) que también fue dirigida por Alejandro Amenábar.
Como curiosidad, Amenábar realiza un cameo en Abre Los Ojos:
Aparece en la escena, en la que Eduardo Noriega se encuentra orinando tras haber estado bebiendo en la discoteca durante toda la noche, e interpreta a un chico que se ríe del personaje de Noriega por su aspecto, junto a un grupo de amigos en el que también está, Mateo Gil.
Muchos críticos opinan que “Matrix” (1999), película de los hermanos Wachowski, guarda ciertas similitudes, o sino coincidencias, con Abre Los Ojos.
La importancia de la apariencia en una sociedad que premia el valor físico, y degrada al diferente, la futilidad vital, la alucinación amorosa, el narcisismo, y la dificultad de acomodar nuestra realidad a los deseos, son algunos de los temas de este título de desordenado desarrollo, con una parte final un tanto simplona, acomodada por regulares pistas, que contrasta con la complejidad del proyecto, escasa incisión en sus caracteres, y alguna situación incongruente con las normas oníricas propuestas, pero interesante por su atmósfera enrarecida, su aceptable manejo del suspense, y su indudable talento narrativo.
Tras un comienzo engañoso, en el que parece que estamos ante una película menos profunda de lo que realmente es, comienza a desarrollarse el guión tras el accidente del protagonista, y vamos descubriendo, que todo se va volviendo más complejo y misterioso.
Así hasta el final, en el cual se nos descubre la realidad de la historia, que te deja sorprendido en primer lugar, y luego te deja dudando, de qué ocurre realmente al final del metraje, porque te quedas con la duda...
La trama, llena de suspense, posee un increíble guión, que mantiene al espectador con una tensión extrema hasta su desenlace, donde las piezas de un puzle desconcertante, comienzan a encajar perfectamente.
Lo que hace que Abre Los Ojos sea una joya de El Séptimo Arte, es que juega con el espectador a cada momento, haciéndole partícipe en ella, y creándole el mismo desconcierto, que sufre el personaje.
César (Eduardo Noriega) es un chico guapo y rico, al que le gustan mucho las mujeres, pero muy poco el compromiso.
Sin embargo, en la fiesta de su cumpleaños, se enamora de Sofía (Penélope Cruz), la acompañante de su mejor amigo, Pelayo (Fele Martínez)
Nuria (Najwa Nimri), una antigua amante de César, movida por los celos, provoca un accidente de coche, en el que ella fallece, y César queda completamente desfigurado.
A partir de ese momento, su vida cambia por completo, convirtiéndose en una horrible pesadilla.
En Abre Los Ojos entran 2 figuras importantes de la trama:
Antonio (Chete Lera) es el psicólogo del hospital penitenciario, que trata de ayudar a César, a recordar, y discernir la realidad de sus sueños.
Duvernois (Gérard Barray) el represente de la compañía de crionización “Life Extension”
Ante el estado de César, Duvernois le cuenta que fue crionizado tras su suicidio, y se le creó un sueño, en el que su vida pudiera ser tal como él quisiera, que sus paranoias eran debidas a su subconsciente; y éste le ofrece la posibilidad de empezar un nuevo sueño, o probar a vivir en la realidad del futuro; pero para ello, debe despertarse del sueño actual, suicidándose.
Abre Los Ojos nos traslada, luego de un comienzo absolutamente convencional, a un mundo lírico, en que la tragedia se mezcla con la fantasía, en donde conviven personajes confusos, sumergiéndonos en las posibilidades del tiempo y el espacio, jugando con el espectador, y materializando los sueños del protagonista, en una realidad que ni César, ni nosotros queremos que regrese.
A medida que avanza Abre Los Ojos, se van intercalando temas y situaciones, que hacen que el espectador se desvíe del thriller, y olvide que hay un misterio por resolver, dando prioridad al momento que se visualiza.
Hablo aquí entonces, de la trama enrevesada de amor entre los 4 personajes principales, pudiendo meternos entonces, en el género del drama romántico.
Primero se presenta a una mujer, Nuria, que a primera vista parece tener algo con el protagonista, César, pero la relación que mantienen es pura diversión para él, teniendo como consecuencia, el porqué de la trama.
En segundo lugar, está la aparición de Sofía, la chica deseada por Pelayo, que es el mejor amigo de César, y que será también, el amor del protagonista.
La trama amorosa es fundamental en la historia, ya que las 2 chicas serán el objeto de confusión, entre el mundo real y onírico, en el que está metido César.
En este caso, se puede decir, que los momentos de confusión que someten ambas mujeres al protagonista, fomenta en parte, la intriga en Abre Los Ojos.
Al final, se explica, que el sueño implantado a César, se había convertido en pesadilla, por una jugarreta de su subconsciente, pero la idea original era, que la máquina que le provocaba el sueño, había fallado, y por eso le provocaba esos trastornos.
Amenábar se decidió por utilizar la primera explicación, aconsejado por el productor José Luis Cuerda.
La resolución final de Abre Los Ojos, es una idea muy propia del género de la ciencia ficción.
Según la definición, la ciencia ficción es un género que “refleja todo tipo de especulaciones verosímiles, sobre predicción y prospectiva científica del futuro de la humanidad”, por tanto, ante la visión futurista y científica de Abre Los Ojos, podríamos deducir que pertenece a dicho género, pero tampoco es del todo cierto.
También se habla de que esta opción es la más correcta, si se contempla Abre Los Ojos de una forma general:
“Desde fuera, sobre el papel, Abre Los Ojos es una historia futurista, que se enmarca en el género de la ciencia ficción”
La confusión entre realidad y el sueño, nos lleva a un final que se presenta constantemente, durante Abre Los Ojos, sin que podamos caer en ello, la empresa de crionización “Life Extension”
La empresa borra los recuerdos desde un punto, creando unos nuevos, mientras el paciente está en estado de crionización, situando de repente al protagonista, en un futuro donde todo ha cambiado.
El debate que se abre para comprender lo que hemos visto, demuestra que las interpretaciones son tantas, como espectadores.
¿No será todo un sueño?
¿Qué partes de Abre Los Ojos son reales, y cuales producto del delirio, el sueño, y la fantasía?
El personaje de Nuria, por ejemplo, es inquietante y enigmático.
¿Existe realmente?
¿No será producto de la imaginación de César?
Y el final, todo oscuro, con la voz diciendo:
“Tranquilo, tranquilo, abre los ojos” te deja todo abierto.
¿Qué es lo que ha sucedido?
¿Ha resucitado en el 2,150?
¿Es todo un sueño, y está en su casa con el despertador sonando?
¿El despierta del accidente que ha tenido con Susana?...
Por otro lado, un elemento que podríamos introducir en el género de terror, concretamente en el terror cruel, sería la figura del monstruo.
El rostro desfigurado del protagonista, le clasifica como algo monstruoso, pero la máscara que utiliza para cubrir su rostro, lo acentúa muchísimo más.
Ese estado, a su vez le cambia interiormente, volviéndose más apático, y solitario.
Entre estos 2 sueños, lo real y lo soñado se van alternando, pero nunca sabemos, si lo soñado es lo real, o lo real es lo soñado, ahí está el quid de la historia.
El bucle perfecto.
“Nunca aprecio los buenos momentos, hasta que han pasado”
Abre Los Ojos es una obra magistral en todos los sentidos, revolucionando los métodos narrativos, mediante el concepto de la subjetividad, abriéndonos paso entre las infinitas posibilidades que nos ofrece el cerebro humano, y haciéndonos cuestionar, la superficialidad de la vida, versus el real valor de lo esencial.
Y lo más importante, llevándonos hacia un desenlace justificado, donde agradecemos, guardamos silencio, y tragamos la última gota de saliva tras los créditos finales.
Súmele a esto:
Actuaciones deslumbrantes, una banda sonora de excepción, y una dirección casi conmovedora, y obtendrá lo que es, para quien escribe estas líneas, una película redonda.
Me han gustado mucho también los actores.
En mi opinión, Eduardo Noriega está muy bien en sus 2 papeles “bello-bestia”
Penélope Cruz, la chica dulce de la que se enamoran los 2 amigos; Fele Martínez ya me había gustado desde “Tesis” (1996); y Najwa Nimri para mí fantástica, esa chica misteriosa, sensual, y aterradora a la vez, que puede ser su mejor sueño, o convertirse en tu peor pesadilla.
Chete Lera, ese psiquiatra que resulta ser tan víctima, como su paciente... realmente me hizo sentir mucha pena por él, muy creíble.
Abre Los Ojos me ha parecido perfecta en su planteamiento y resolución, al margen de que hoy en día, sea o no posible, la tecnología futurista que nos presenta, toda la trama se atiene a las reglas establecidas, y no se tambalea en ningún momento.
Nos presenta una historia, y la resuelve según las propias normas de la historia, en ningún momento “se saca nada de la manga” que no hayamos visto antes, y por eso me ha gustado.
No juega con nosotros en ese sentido, no esconde nada de lo que no nos hubiera dado pistas antes.
Y esto es algo que valoro mucho en las películas que veo.
No me gusta, cuando un final se inventa sin más, cuando el director nos hace creer una cosa, y luego resulta ser otra de la que nos era imposible saber durante la trama.
Amenábar nos va dando información, que luego hila perfectamente en un final que sorprende, pero que resulta lógico.
Abre Los Ojos también nos presenta otros temas interesantes como:
La importancia del aspecto físico, como a veces solo vemos la belleza, por el simple hecho de tener un rostro, o un cuerpo perfecto, en lugar de ver el interior; si es buena persona, y tiene buenos sentimientos.
La Congelación  o “crionización” hasta donde ha llegado la tecnología y la medicina, en la que un cuerpo puede ser congelado, y esperar a encontrar una cura a una enfermedad específica.
La realidad virtual, o la simulación, un gran peligro para la realidad de los hombres que puede llegar a ser una droga.
Vivir un mundo que no existe en la realidad, adentrarte en otro espacio virtual, y vivir nuevas, y distintas experiencias.
El control de grandes empresas sobre los individuos, como la coacción que ejercen sobre uno, por el hecho de ser superiores, y sentirse con derecho de decidir sobre tu propia vida.
La amistad, realmente cuales son los límites individuales de la amistad.
No siempre hacemos lo correcto, pero si son buenas amistades, siguen ahí.
La importancia del dinero en nuestra sociedad, quien no tiene dinero, no vive la vida que se merece, esto hace que llegue a haber tanto egoísmo entre personas ricas, que nunca sabrán valorar más otra cosa, que su dinero.
El suicidio, en el caso de César, él prefiere vivir en un sueño, y suicidarse, que seguir viviendo su vida.
He aquí de nuevo, la importancia que tiene para él, el aspecto físico.
Prefiere dejar sus amigos, todo, cueste lo que le cueste, a soportar el dolor y la humillación, que le supone su nuevo rostro.
Los sueños, y la influencia que tienen en nosotros.
Como podemos llegar a relacionarlos con la realidad, o con una situación ya vivida.
A veces los sueños son tan complejos, que creemos estar viviendo realmente ese momento.
La bebida como recurso a los problemas, muchas personas recurren a la bebida para olvidar sus problemas, y aunque este no sea el mejor modo, ellos creen que es lo mejor, y luego está el peligro de cometer una imprudencia, de hacer o decir algo que no deseabas, y luego, ni siquiera recuerdas nada.
César bebe para sentirse mejor, para no pensar en que la desfiguración de su rostro, puede arruinar su relación con Sofía.
Aceptarnos cada uno como somos, sin minusvalorarse, ni sin sobrevalorarse, simplemente, por quienes somos, y lo felices que podemos llegar a ser con muy poco.
En mi opinión, Abre Los Ojos es una de las mejores películas de misterio que he visto, sobretodo, porque es muy extraña, desde luego, no se acerca en absoluto, a lo tradicional.
Me ha gustado mucho el efecto que ha utilizado Amenábar:
“Sueños dentro de otro sueño”
No me esperaba para nada el final; llega un momento en el que no sabes distinguir cuando es realidad, y cuando es ficción; o simplemente si lo que ves realmente existe o es solo fruto de la imaginación de César.
Como curiosidad, todos los temas musicales, están compuestos por Alejandro Amenábar y Mariano Marín, interpretados por La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Praga, dirigida por Mario Klemens.
Abre Los Ojos es una película que da que pensar, que te dan ganas de volver a ver, una y otra vez, para encontrar matices que quizás, con un visionado pasan inadvertidos.
Sin dudas, que el valor agregado de Abre Los Ojos viene de la mano del factor sorpresa, el cual es imprevisible, y satisface, dando sentido al relato, una vez que el Amenábar lo expone ya en el final, por ello, recomiendo ir prestando atención, y no desalentarse por la enmarañada narración, que pareciera no tener ni pies ni cabeza, ya que el desenlace, le otorga la significancia necesaria, como para terminar encomiando la astucia y originalidad de Abre Los Ojos.
“Los sueños no se descubren hasta que uno despierta”
Y es que Abre Los Ojos comienza, con una voz tranquilizadora, que susurra “abre los ojos” que oímos de nuevo varias veces más, durante el metraje.
Cada vez que oímos estas palabras, César, el personaje principal, abre sus ojos a una vida que puede ser real u onírica.
Al principio, César es un muy rico, muy guapo, un joven adulto.
Después de abandonar a su obsesiva ex-amante, Nuria, él se enamora de Sofía en su fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, Sofía estaba originalmente, con el mejor amigo de César, Pelayo.
Después de que César lleve a Sofía a su casa, y se quede allí a pasar la noche, Nuria le está esperando a la mañana siguiente.
Cuando se va con Nuria, ella conduce su coche fuera de la carretera, y ella muere.
César se queda con la cara desfigurada, y se obsesiona con tratar de arreglar su apariencia.
Él incluso, lleva una máscara para ocultar su desfiguración.
Posteriormente se da cuenta que él, también está obsesionado, con Sofía, o simplemente con la idea de Sofía.
Mientras César se sienta en una cárcel psiquiátrica por asesinato, dibuja muchas veces a Sofía, y tiene muchas escenas retrospectivas con ella.
A lo largo de Abre Los Ojos, el público siempre está haciéndose preguntas:
¿Está la cara de César curada por una operación milagro?
¿Son Nuria y Sofía la misma persona?
¿Está César loco?
¿Piensas que existe una sola realidad?
¿Qué es la realidad?
¿Qué es la ficción?
La repetición de frases, ayudan a que los espectadores entiendan la trama y la historia.
El titulo “Abre Los Ojos” sugiere la importancia de saber la verdad.
Si estamos ciegos, la verdad, después nuestras creencias pueden corromperse.
De hecho, podemos sacar toda una moraleja del planteamiento:
“La vida es lo que tú quieras.
La gente hace lo que quiere.
Si quieres ser feliz, se feliz, si tu quieres amargarte la vida, amárgatela...
Su realidad también expresa el pensamiento del final, expresa que uno inventa su realidad, en vez de aceptarla.
Uno quiere ser más guapo de lo que es, o más rico, o más simpático.
Pero no me vale la solución de Abre Los Ojos.
Un hombre nos dice, que todo ha sido un sueño, y que la realidad llega hasta el día en que duerme en la acera...
¿Es que todo Abre Los Ojos es un sueño?
Amenábar no responde a las preguntas.
Da un salto mortal metafísico.
Todo es un sueño virtual.
Pero esa respuesta es muy interesante, la respuesta es:
“Tú no eres, ni lo uno ni lo otro.
Tus estas escribiendo con tu voluntad, lo que eres”
Un texto importante, al que se hace eco en Abre Los Ojos es “La Vida Es Sueño” (1635) de Pedro Calderón de la Barca.
Este texto, que pertenece al período del Siglo de Oro Español, cobra una nueva luz, en esta obra cinematográfica.
Es de especial interés, el monólogo de Segismundo, una vez que regresa de su experiencia en la corte, y cree que lo vivido, ha sido un sueño; éste versa de la siguiente manera:
“Es verdad; pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos; y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Quién hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida?
Un frenesí.
¿Qué es la vida?
Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”
César es, en cierta forma, este Segismundo que tiene que pasar por un período de reconocimiento, para transformar su estado, en este caso, para salir del sueño producto de la crionización, a la realidad del año 2,147.
También, en Abre Los Ojos se puede percibir otro texto fundamental de la literatura universal, como lo es “La República” (395 a.C.) de Platón, donde él menciona la sección conocida como “La Alegoría de La Caverna”, en la cual, las imágenes que percibe la persona que está dentro de la cueva, no se corresponden con la realidad, porque son una deformación de la misma.
En su proceso de reconocimiento, César se da cuenta, de que hay imágenes, lo que él inicialmente cree que es un sueño, que corresponden a otra realidad, a la que él pertenece en ese momento, y por motivo de la visita a las oficinas de “Life Extension” es que él confirma la sospecha, de que está viviendo un sueño, producto de la crionización, y que debe despertar.
Abre Los Ojos invita a la reflexión.
Al principio, parece que esa reflexión será, sobre el rechazo social y derivados, pero al final, resulta que terminamos reflexionando, sobre un tema mucho más profundo:
Lo que es real y lo que no.
La curiosidad del tema de la crionización, reside en que en principio, es un tratamiento pensado para gente con miedo a la muerte, y gente con una gran cuenta corriente, sin embargo, César decide someterse al tratamiento, porque le tiene miedo a la vida, y es eso lo que hace, que el tratamiento no se produzca con éxito.
La obsesión que tiene con su defecto físico, hace que vea lo que no es, pero al fin y al cabo, es lo que hace que se dé cuenta, de que todo es un sueño, y consecuentemente, lo que lo catapulta a la realidad.
La analogía de las máscaras, juega también un interesante significado, pues puede asociarse con las máscaras del comportamiento que se lleva en sociedad, para ocultar cuanto se pueda, el lado oscuro del alma.
Como César, Eduardo Noriega logra forjar un personaje muy creíble y complejo, que recrea con eficacia, el difícil proceso de duelo por el que se suele pasar en situaciones de ese tipo.
Se ha perdido lo que se tenía, como el más preciado tesoro; de seductor irresistible, se ha pasado a un ser, cuyo cuerpo deja de ser recurso para reducirse a instrumento, y entonces, hará falta tiempo, y una orientación bastante precisa de índole psicológico-espiritual, para que la persona comprenda que, el que pareciera un cambio brutal e injusto, podría ser una oportunidad de oro.
Pero aquí no se juega con lo profundamente viable, y mejor se da cabida al insensato y oportunista mercantilismo, que hablará de congelación, y de otras perspectivas futuras, que rayan con la “ficción” y que es a lo que tiende la anquilosada sociedad.
Por eso, esa frase susurrada y necesaria del moderno reloj despertador, que tiene sin duda, una segunda acepción:
“Abre los ojos, todavía hay mucho para ver, y tienes que conseguir verlo”
“Y ya sabe usted qué hace todo el mundo cuando se levanta”
¿Y si sólo hubiera apariencias?
Ciertas filosofías de moda hasta hace pocas décadas, y que todavía hoy gozan de popularidad, han tendido a prescindir de los dualismos, que durante muchos siglos, han sido caros a la filosofía occidental, por ejemplo:
Ser/apariencia, esencia/existencia, sustancia/accidente, ser/deber ser, historia/naturaleza, bien/mal, finito/infinito, etc.
En el caso concreto de Abre Los Ojos, creo que hay buenas razones para pensar, que se trata de una perspectiva, a partir de la cual, se desmonta la típica concepción de la realidad sometida al dualismo entre:
Ser y Apariencia.
Generalmente, creemos que las cosas no manifiestan su ser más profundo a las primeras de cambio.
El mundo que nos rodea, se disfraza de apariencias que nos hacen tomar lo falso por lo verdadero; asimismo, las personas con las que nos rodeamos, se disfrazan con máscaras, que ocultan sus verdaderos sentimientos, o pensamientos.
Así pues, el profundo ser se nos resiste, y a menudo nos tenemos que limitar a contemplar la superficie de lo que contemplamos.
El típico investigador o psicólogo, nos diría que hay que tener mucho cuidado con las apariencias, pues constituyen la mayor fuente de los errores.
Ahora viene la pregunta que se plantea en Abre Los Ojos:
¿Y si sólo hubiera apariencias?
Metafísicamente, esta opción parece descartable, pues las apariencias deben apoyarse, en algún punto fijo que las sostenga:
El ser.
Gnoseológicamente, también parece descartable, pues nuestro sistema cognitivo, debe fabricar síntesis que totalicen/simplifiquen, y den coherencia a la vasta y variada información, que nos suministra nuestro sistema perceptivo.
Psicológicamente, lo mismo, el mecanismo o fenómeno de la identidad que aparece en ciertos organismos, capaces de orientar todos sus procesos de vida, o experiencias a un punto de referencia llamado “Yo”, hasta el punto de ser capaces de generar una auto-referencia.
Y, sin embargo, la duda merece seguir siendo planteada:
¿Y si sólo hubiera apariencias, sueños?
Si admitimos que sólo hay apariencias, nos encontramos a un paso de afirmar, que no existen los hechos, “la realidad” y que es mejor hablar de interpretaciones.
¿Pero interpretaciones de qué?...
Interpretar es explicar, expresar, traducir, representar, etc.
En cualquier caso, siempre parece que hay un algo, que es trasladado a otra forma, otro lenguaje.
Quizá interpretar no es una capacidad restringida a aquellos instruidos en el arte de la traducción, y de la actuación.
Quizá por eso, la palabra castellana para “persona” del griego “prosopon” signifique etimológicamente:
Máscara.
Pero:
¿Máscara de qué?
De nada, al menos de nada que podamos atrapar con palabras; sólo máscaras.
Las personas que se emocionan al ver jugar a la selección de su país, por ejemplo, las personas que intentan creer en la religión en la que han sido educadas, las personas que se preocupan por sus deberes; todas ellas, lo sepan o no, también están interpretando un papel, máscara de conducta.
Por otro lado, la realidad externa que nos circunda, que como nuestra realidad interna, no encuentra apoyo si no es en nuestras apreciaciones, adopta uno u otro color, según como definamos la corriente de nuestros estados anímicos.
Es verdad, que los acontecimientos muchas veces no se adecúan a nuestros deseos, también lo es, que a menudo somos incapaces de tomar control de nosotros mismos.
Conviene no olvidar, que de cada uno de nosotros depende, incluso en qué medida, esto es así depende de nosotros, cómo afrontamos los golpes del destino, y las embestidas de nuestras emociones.
Del propio César, el protagonista de Abre Los Ojos, depende, aunque no sea consciente de ello, el verse como un monstruo, o como un guapo seductor; del propio César depende, encontrarse/acostarse con Nuria o con Sofía, aunque tampoco sea consciente de ello, por cierto, el inconsciente juega malas pasadas; del propio César depende, que la gente que le rodea calle, hable o desaparezca; del propio César depende:
Abrir los ojos… o no abrirlos.
La realidad es, en el fondo, un largo, no tan largo… sueño.
Me atrevería a decir, que buena parte de nuestra vida, aunque no toda, claro; ni tampoco en todos los aspectos, depende de cómo decidamos enfocarla:
Escenarios, actores, trama, etc.
En resumen:
Si hoy nos levantamos de buen humor, incluso de los malos tragos, podremos sacar algo positivo; si al contrario, hoy decidimos que nos hemos levantado con el pie izquierdo, entonces todo nos empezará a salir mal.
Todavía, años después, Abre Los Ojos provoca esa extraña sensación de irrealidad, de desasosiego, antes de oír el título.
¿A través del despertador?
Para posteriormente contemplar impreso, el título “Abre Los Ojos” en pantalla.
Y no con cierto miedo, el espectador observa inquieto la misma secuencia, que esta vez desemboca ya, en una Gran Vía en plena hora punta.
El público desde el mismo inicio, queda advertido del juego de espejos al que se expone, y del que César, desde su celda del psiquiátrico penitenciario, nos hablará en primera persona durante el resto del metraje.
Un relato mental difuso y distorsionado.
Abre Los Ojos habla sobre la alienación.
Sobre todas las alienaciones.
¿Qué sabemos de lo que nos rodea?
¿De cuántas maneras diferentes se puede percibir una misma realidad?
En este sentido, Abre Los Ojos es para mí, más que nunca, un reto en lo que respecta a la colocación de la cámara, al punto de vista a adoptar como director.
Jamás había dudado tanto, sobre mi papel como observador.
En Abre Los Ojos se habla mucho sobre las apariencias, sobre lo que creemos que es real o no.
Todo lo que ocurre en Abre Los Ojos, está siempre en la mente del personaje que interpreta Noriega, que además, está recluido en un psiquiátrico penitenciario.
Pero:
¿Quiénes son todos los demás personajes?
En Abre Los Ojos se plantean un montón de preguntas, que se responden sólo al final.
Amenábar nos plantea también, cuestiones interesantes al margen del puro entretenimiento:
¿Nos aceptamos a nosotros mismos, tal como somos, cuando descubrimos que no somos como queremos ser?
¿Qué pasa cuando no logramos aceptarnos?
¿Está bien intentar cambiar aquello que nos ha tocado vivir, al precio que sea?
¿Preferiríamos vivir eternamente un sueño a nuestro gusto, o preferimos estar en la realidad, aunque ésta nos parezca una pesadilla?...
¡Cuántas veces preferimos vivir una mentira, a tener que soportar la verdad!, ¡cuántas veces nos ponemos la máscara ante los demás, para ocultar lo que realmente somos!
Los mensajes sobre la felicidad e importancia de la percepción individual, y además, el mensaje sobre la superficialidad de la sociedad moderna, son sutiles pero plantean cuestiones muy importantes sobre el sentido de la vida, y le hace cuestionar al espectador, lo que realmente le importa en la vida.
Vivimos en una sociedad, en la que todo es manipulable y alcanzable, donde no queremos que quepa lo feo, lo desagradable, el dolor, el sufrimiento, donde nos creemos dioses, y sólo somos... personas.

“¡Abre Los Ojos!”



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