Airport

“That's one nice thing about the 707.
It can do everything but read”

El “cine catástrofe” o “disaster film” vivió su época de esplendor, en la década del 70.
Los coletazos finales de La Guerra Fría, dieron origen a este subgénero del cine “de aventuras”, donde alguna tragedia, natural o por causas humanas, se cernía sobre un grupo humano, generalmente numeroso.
Cabe señalar los elementos constitutivos del cine catástrofe, los cuales son los siguientes:
Un desastre inminente o ya acaecido, que puede tener su origen en causas naturales, o por el accionar del hombre; y,
La tragedia inminente o real, que debe afectar a un grupo numeroso de personas, por lo general, heterogéneo a los fines de resaltar las tensiones que se desarrollan ante la crisis, y la lucha por la supervivencia.
Nos es para menos, que el arsenal de proyectiles aéreos de transporte humano, previo a los ataques del 9/11, hayan sido algo proféticos para la catástrofe.
Los aeropuertos son las terminales en tierra, donde se inician y concluyen los viajes de transporte aéreo en aeronaves.
Las funciones de los aeropuertos son varias, entre ellas:
El aterrizaje y despegue de aeronaves, abordaje y desabordaje de pasajeros, equipajes, y mercancías, reabastecimiento de combustible, y mantenimiento de aeronaves, así como lugar de estacionamiento, para aquéllas que no están en servicio.
Los aeropuertos sirven para aviación militar, aviación comercial o aviación general.
“I'll be back in time if I have to pull that plane out with my teeth!”
Airport es una película estadounidense de 1970, del género dramático, escrita y dirigida por George Seaton.
Protagonizada por Burt Lancaster, Dean Martin, Jean Seberg, Jacqueline Bisset, George Kennedy, Helen Hayes, Van Heflin, Maureen Stapleton, Barry Nelson, Dana Wynter, Barbara Hale, Lloyd Nolan, entre otros.
De todos los actores, solo Bisset, Kennedy y Hale, son los últimos miembros vivos primarios del elenco.
Basada en la novela homónima de Arthur Hailey, Airport fue la iniciadora del género de cine de desastres, estableciendo muchas de las convenciones usadas por las películas de este género.
Airport obtuvo 10 candidaturas en total al premio Oscar:
Mejor película, mejor actriz de reparto (Maureen Stapleton), mejor dirección artística, mejor fotografía, mejor guion adaptado, mejor música, mejor montaje, mejor sonido, y mejor vestuario
Y fue galardonada con el premio Oscar a La Mejor Actriz de Reparto para Helen Hayes.
Airport fue la última película, a la que Alfred Newman puso música, antes de su muerte.
Airport obtuvo unos ingresos de más de $100 millones en taquilla; que provocó una extensa lista de secuelas que incluyen títulos como:
“Airport 1975” (1975) de Jack Smight; “Airport ‘77” (1977) de Jerry Jameson; y “The Concorde... Airport '79” (1979) de David Lowell Rich.
Años después, tuvo un éxito considerable una versión paródica, “Airplane!” (1980) de Jim Abrahams, y David y Jerry Zucker
El novelista Arthur Hailey, fue uno de los autores de mayor éxito popular durante la década de los 60.
Fue asimismo, uno de los primeros creadores de fórmulas literarias para fabricar “best-sellers” o “libros de venta masiva”, fórmula en la que se engloba su novela “Airport”, cuyas ventas alcanzaron la descomunal cifra de 4 millones de ejemplares.
Conocedor de las posibilidades cinematográficas de la novela “Airport”, el productor Ross Hunter, adquirió los derechos de adaptación, y diseñó un largometraje de gran presupuesto que, de acuerdo con su publicidad, reunía un equipo galardonado con 23 Oscar.
Los medios facilitados por Universal Pictures para la realización, dieron como resultado, un producto convencional, pero altamente eficaz, sobre todo en lo que concierne a los efectos especiales, y las secuencias de acción.
Airport se caracteriza por las historias personales entrelazadas, mientras se toman decisiones minuto a minuto por los aeropuertos y líneas aéreas, personal de operaciones, y personal de mantenimiento, tripulaciones de vuelo, y controladores de tránsito Administración Federal de Aviación de aire.
Aunque su argumento es complejo, Airport se centra en los responsables de un aeropuerto, que tratan de mantenerlo abierto durante una tormenta de nieve, mientras un suicida armado con una bomba, planea hacer estallar un Boeing 707 en pleno vuelo.
Al igual que la novela, Airport muestra los entresijos de las operaciones de un aeropuerto moderno, si bien el libro es mucho más detallado, narrando algunas funciones que aún hoy persisten, y otras que ya han sido digitalizadas.
Algunos detalles, inexplicablemente, cambian entre la novela y la película, como la identificación de las pistas, por ejemplo.
Tanto el lector como el espectador, puede aprender algo sobre:
Líneas de convergencia, atenuación del ruido, polizones, pilotos que se colocan la máscara de oxígeno cuando alguno de ellos va a abandonar la cabina, etcétera.
En el libro, además, se explican los detalles de la delicada operación, necesaria para estibar apropiadamente la carga de un avión.
También, cómo en las zonas públicas de los aeropuertos, existen métodos para alertar a la policía, sin hacerlo de un modo evidente, mediante el uso de frases como:
“Atención, Sr. Lester Mainwaring”
No quiero expresar que Airport sea sólo entretenimiento y vértigo, porque en realidad, posee bastante desarrollo de personajes en su trama.
La cual no sólo se circunscribe a lo meramente catastrófico, sino que abre un abanico de circunstancias, que van desde lo dramático y romántico, hasta humorístico también.
Pero tampoco puedo decir, que la elaboración del argumento tenga mucha intensidad en sus variantes, sino que según mi opinión, sólo despliega lo más convencional del género de acción-suspense.
La mayor parte del rodaje, se realizó en el Aeropuerto Internacional de Minneapolis, que hacía las veces del ficticio Aeropuerto Internacional Lincoln del área de Chicago.
Únicamente se utilizó un avión Boeing 707 para todo el rodaje, alquilado a la aerolínea Flying Tiger por Universal Studios, y que fue decorado en su fuselaje, con los logotipos ficticios de Trans Global Airlines, tanto en el morro del aparato como en la cola.
En Airport, a bordo de un avión “Boeing 707” viajan muy distintos tipos humanos:
El matrimonio en crisis, formado por un alto ejecutivo y su esposa; 2religiosas, las hermanas Felice y Katherine Grace; el doctor Compagno, la pequeña Judy e incluso Ada Quonsett, una mujer madura que se ha introducido como polizón entre los turistas.
Por desgracia, también sube abordo D.O. Guerrero, un psicópata que planea hacer estallar una bomba que lleva en una maleta.
Tras múltiples peripecias, el explosivo estalla y daña la parte trasera del aparato, que ha de realizar un aterrizaje de emergencia, sumamente delicado.
En el aeropuerto de destino, se organiza un dispositivo de emergencia, mientras a bordo del avión, tratando de dominar el caos, los pilotos, y el grupo de azafatas, intentan sobreponerse al desastre.
Y 2 héroes conseguirán, que el avión tome tierra con éxito.
Todo ello enmarcado bajo un temporal de nieve, que azota Chicago, dificultando el intenso tráfico de su aeropuerto.
A pesar de las malas condiciones meteorológicas, el aeropuerto consigue permanecer abierto, pero entre los aviones que despegan, causa una gran alarma el que vuela con destino a Roma, porque, entre los pasajeros, hay un polizonte y un hombre con un maletín sospechoso.
Mientras la vida se encarga de volar, es posible que se esté tramando una catástrofe aérea, como consecuencia de la más pura desesperación.
Pilotos, pasajeros, directores, encargados, patrones, azafatas, sobrecargos y mozos, forman en sí mismos, un universo que está compuesto por varias galaxias de problemas, de cotidianeidad excesiva, de rutina engañada, de cielos abiertos y pájaros de acero.
Y mientras asistimos a motores revolucionados, y a decepciones desplegadas, la nieve se encargará de servir de papel para un buen montón de frustraciones.
Durante la travesía, tendremos un buen puñado de pequeñas historias que nos harán reír, sufrir, volar, caer, y saltar.
Todos ellos entremezclados, pretenden darnos a entender, lo que era la vida en un aeropuerto, allá por los primeros 70, mucho, pero mucho antes de las prohibiciones, limitaciones, y exageraciones que tenemos que soportar hoy en día, para poder embarcar, dando como resultado, un cuadro en el que abunda el fracaso, pero en el que también podemos subir a lomos de la esperanza, con sus alas de efímera felicidad.
En Airport, con elementos menos catastrofistas, se narran las idas y venidas del personal del aeropuerto, durante su primera hora, en lo que son claramente 2 partes diferenciadas.
La segunda hora se centra en el vuelo concreto del Boeing con destino a Roma, y en el suceso que ocurre durante el mismo, en la última parte de Airport.
Es durante la primera hora, donde se profundiza más en la psicología de los personajes, siempre orientada esta profundización, a aspectos netamente sentimentales, y cuestiones de pareja.
Aparecen elementos cómicos, como el polizón que dejan lugar a la sonrisa, entre tanto drama.
Se consigue mantener, durante toda Airport, el interés y la tensión, mediante el uso de pantallas divididas, que agilizan la trama, y se elimina prácticamente, todo salto temporal.
Además, hay pocos aspectos negativos a destacar, salvo quizás, el exceso de duración de esa primera hora.
Bien es verdad, que el propio Burt Lancaster calificó Airport como:
“It's the worst piece of junk ever made” a pesar del enorme prestigio que alcanzó a principios de los 70, porque más que una película de catástrofes, que no lo es, Airport era una película de vidas cruzadas, con terminales de por medio, objetivo que varió sensiblemente, con las secuelas posteriores.
Sin duda, lo que más me ha gustado de la propuesta, es el realismo que respira el relato, aunque tiene algún que otro toque de humor, los cuales no llegan a molestar, ya que vienen definidos por la personalidad de los personajes, que mira por donde es la segunda cosa que más me gustado, ya que los personajes, en ningún momento, parecen simples peones para rellenar el relato, sino que tienen personalidad, peso en el relato, y finalidad en el mismo.
Cabe señalar que las escenas de la tormenta de nieve, fueron dirigidas por Henry Hathaway.
Y he de reconocer, que todo lo que tenga que ver con decorados y sets, están muy bien logrados, y causan una impresión de realismo extremo, teniendo en cuenta la fecha de realización de Airport.
Los personajes que intervienen, son trazados con toda su carga problemática que les supone, según su condición añadida.
Desde el misterioso D.O. Guerrero (Van Heflin) un hombre trastornado, sin dinero en el banco, y dispuesto a hacer volar el avión, comandado por el Capitán Vernon Demerest (Dean Martin) que discrepa con su máximo rival, en cuestiones de aviónica, el Director del Aeropuerto, Mel Bakersfeld (Burt Lancaster) con un matrimonio y una familia cuesta abajo, por culpa de su total entrega al trabajo.
Menos mal que Tanya Livingston (Jean Seberg) en tierra, y Gwen Meighen (Jacqueline Bisset) en aire, están tan serenas como ángeles, dispuestas a calmar la situación, y que podrían ser las auténticas heroínas de Airport si no fuese porque las eclipsa ese orondo, simpático, y testarudo Jefe de Mecánicos, Joe Patroni (George Kennedy) que es el único actor que aparece tanto en Airport, como en sus secuelas, y en el mismo papel del mecánico Joe Patroni.
Como curiosidad, en las secuelas de Airport, este personaje, parece confundir el nombre de su esposa, y cuántos hijos tiene:
En Airport, el nombre de su esposa es Mary, mientras en 2ª, el nombre cambia por Helen.
También cambia algo su papel en el argumento:
En Airport actúa como Mecánico Jefe.
En “Airport 1975” (1975) es Jefe de Operaciones.
En “Airport ‘77” (1977) es copiloto.
Y en “The Concord… Airport ’79 (1979) es Comandante del Concorde.
Resultó fantástico, y bien merecido, el Oscar para Helen Hayes en el papel de Ada Quonsett, sobre todo en la escena como explica la manera como llega a colarse en los aviones, impagable.
Por otro lado y a manera de “controversia” en Airport, cuando bajan del avión el personaje de Martin se va con Bisset, y la mujer de Martin se queda a cuadros, cuando ve, como su marido se larga al hospital con su amante, embarazada, y pasa olímpicamente de ella.
Lo propio hace el personaje de Lancaster, con su amante Seberg.
Además, Airport no habla muy bien de los matrimonios, porque para uno decente, que parece haber, vemos como acaba:
El personaje Van Heflin termina suicidándose, e Inez (Maureen Stapleton) su mujer, llorando, y pidiendo perdón desconsoladamente.
Como si nos estuvieran vendiendo un matrimonio desastroso.
Esto, repito, que es anecdótico, aunque no creo en la ingenuidad de los guionistas…
“Remind me to send a thank you note to Mr. Boeing”
Al fin y al cabo, siempre es interesante que nos cuenten algo sobre la vida de los demás y, en este vuelo, hay un espléndido retrato de fracasos, o de vidas que caminan en el mismo borde del ala del aparato.
Puede ser que, ganar o perder, sea una simple cuestión de puntos de vista, y ustedes deciden.
Por otro lado, el real, el giro brusco hacia la derecha, que se ha producido en los Estados Unidos en los últimos años, más la aparición del terrorismo internacional, con la otrora mediática figura de Bin Laden, posibilitó el resurgimiento del género de cine de catástrofes.
Si bien, hay ciertos films que podrían ser vinculados al cine catástrofe, estos estarían más relacionados al cine de aventuras, ya que carecen de la solemnidad, y la seriedad que caracterizaban a aquellos films de los 70.
No es para menos que el 11 de septiembre de 2001 haya sido explotado cinematográficamente, en aras del chauvinismo mediático que está viviendo Estados Unidos hoy en día, pero esta vez, será sin héroes invencibles; esta vez, los héroes serán mortales, y limitados, y con el morbo contenido.
Como en un “disaster film”, el 9/11 tuvo sus héroes:
Los bomberos de La Ciudad de New York, “mortales y limitados”; y también, con el “morbo contenido” que caracterizó, y catapultó de nuevo a este género, al atentado, ya que el Gobierno estadounidense, trabajó tenazmente, para que las imágenes de las víctimas, no trasciendan a los medios de comunicación.
Hoy más que nunca, la línea divisoria entre realidad y ficción, se torna difusa.
En lo concerniente a la seguridad aérea, es conveniente distinguir entre 2 conceptos que, en inglés, se denominan de forma diferente.
Uno es la seguridad desde el punto de vista policial, o de orden público, en inglés “security” que afecta a las instalaciones relacionadas con el tráfico de mercancías y pasajeros.
Y el otro concepto, es el de seguridad en el transporte y la navegación, llamado “safety” que afecta principalmente, a la organización del trabajo de las personas, relacionadas con la navegación aérea, y al mantenimiento de las aeronaves, y los aeropuertos.
La seguridad en los grandes aeropuertos de pasajeros, es un asunto muy serio, y los controles en ellos, se han incrementado notablemente, tras los atentados del 9/11.
Pero la aparición de la “figura” del terrorista, despertó los más oscuros temores en la sociedad, por lo que el cine catástrofe ha vuelto ocupar las pantallas.
Sin lugar a dudas, el atentado contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001, cuyas escenas filmadas desde diversos ángulos, podrían formar parte de cualquier “disaster film”, el pánico generado por el Antrax, y el francotirador que tuvo en vilo a la ciudad de Washington, en los últimos posteriores, volvieron a generar un clima de temor similar, al que se vivió en los momentos más difíciles de La Guerra Fría.
Esa sensación de inestabilidad, e inseguridad permanente, potenciada asimismo por El Presidente George W. Bush y su Legión del Mal, son el terreno fértil, para que los ejecutivos de los estudios, exploten el morbo del público.
Así, el cine catástrofe, siempre ha estado ahí, para coquetear con el sensacionalismo del espectador, y dejarlo penetrar en estados anímicos pre mortuorios, vinculado con finales violentos.
Más que el gusto por la acción, existe el gusto por el pánico.

“When you get to be older, there isn't a lot left to be frightened of”



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