The African Queen

“The greatest adventure a man ever lived... with a woman!”

La historia del África Oriental Alemana, durante La Primera Guerra Mundial, es básicamente, la historia del comandante militar de la misma, el General Paul von Lettow-Vorbeck, un joven y vibrante oficial, que se pasó la guerra frente a las fuerzas del Imperio Británico, con un grupo de 3 mil europeos y 11 mil nativos, llamados “Askaris”, frente a un Ejército Británico de unos 300 mil efectivos, comandado por Jan Smuts, que había participado en La Guerra de Los Bóers.
Una de sus victorias más importantes, fue la de La Batalla de Tanga, donde derrotó a unas fuerzas británicas, 8 veces superiores.
Finalmente, tuvo que rendirse en Mozambique, semanas después de concluida la guerra, siendo el único frente, en el que Alemania no sufrió derrota.
El Tratado de Versalles de 1919, acabó con la colonia, concediendo el área occidental a Bélgica, como Ruanda-Urundi, el pequeño Triángulo de Kionga, al sur del río Rovuma a Portugal, para pasar a ser parte de Mozambique, y el resto al Reino Unido, que lo llamó Tanganica.
En la otra parte del charco, entre el período de 1947 y 1951, fue particularmente crítico, para el cine de EEUU.
Habían comenzado las investigaciones parlamentarias sobre el comunismo, dentro de la campaña política, iniciada por Joe McCarthy, y de mano de la Comisión de Actividades Antiamericanas (HUAC)
El paisaje de persecución contra determinados sectores de Hollywood, no sólo respondía a razones políticas.
Tras el brillante balance económico de la temporada 1945 - 1946, la aplicación de la legislación anti monopolística contra los principales estudios, y la reducción de los beneficios netos, aportaron nuevos argumentos para la alianza, entre determinados sectores de la administración, y la patronal cinematográfica.
Los primeros, se valían de la popularidad de los rostros de Hollywood para aplicar su campaña anticomunista y antisindical.
Los segundos tenían, en cambio, el apoyo del estado, para reducir los salarios, despedir impunemente a empleados políticamente incómodos, y reorientar el signo ideológico de sus productos, lejos de cualquier sospecha de izquierdismo.
La primera Comisión Parlamentaria contra la infiltración comunista en Hollywood, durante la postguerra, se formó en 1947, con un marcado perfil derechista.
Los nombres de los miembros de la comunidad cinematográfica más destacados ideológicamente, llegaron a la comisión antes de que se iniciasen las sesiones.
A estas sesiones, dirigidas por Parnell Thomas, se citó, tanto a cineastas de carácter anticomunista, y como a miembros izquierdistas de la sociedad hollywoodiense, éstos últimos conocidos como los “Diez de Hollywood”
Cuatro días después de concluir las declaraciones, los productores se reunieron en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, para discutir la suerte de estos cineastas, pero la RKO y la Twentieth Century Fox, ya habían firmado el despido de sus empleados.
El 10 de septiembre se produjo la detención, y cárcel para los “Diez de Hollywood”, quedando posteriormente en libertad bajo fianza.
El testimonio de 9 de las 10 primeras víctimas de “La Caza de Brujas” queda recogido en el cortometraje “The Hollywood Ten” (1950) realizado por John Berry.
A raíz de este proceso, mucha gente de cine, quedó marcada y prohibida por las nuevas Listas Negras, quedando abocadas al trabajo en la clandestinidad, o a bajo precio, para aquellos cometidos que no necesitaran mostrar el rostro del verdadero responsable de una determinada tarea.
Ese clima de suspicacia, también tocó a John Huston, que integró desde el comienzo, uno de los comités de defensa para los acusados.
Asimismo, en la crónica sobre “We Were Strangers” de abril de 1949), The Hollywood Reporter se quejó “del más fuerte plato de teoría roja, que se haya servido fuera de la Unión Soviética”
El director John Huston, consiguió reírse de la acusación.
A la semana siguiente, por el contrario, la misma película era comentada por el periódico comunista Daily Worker como “propaganda capitalista”
En esas fechas, comenzó también la decadencia de las grandes empresas.
Una orden judicial, las obligaba a vender sus salas de exhibición, para romper todo monopolio en el negocio.
Además, en 1948 comenzaban las primeras trasmisiones públicas de la naciente televisión, con una absorción gradual del público cinematográfico.
Ese debut explica que Hollywood intentase novedades como el cine en relieve, el Cinerama y el Cinemascope.
“Things are never so bad they can't be made worse”
The African Queen es una película de comedia de aventuras británica - estadounidense de 1951, dirigida por John Huston.
Protagonizada por Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Robert Morley, Peter Bull, Theodore Bikel, Walter Gotell, entre otros.
El guión es de James Agee, John Huston, John Collier y Peter Viertel, basados en la novela “The African Queen” de C. S. Forester.
The African Queen ganó un Oscar al Mejor Actor Principal para Humphrey Bogart, y obtuvo otras 3 nominaciones:
Mejor director, actriz y guión.
Lo sorprendente es, que una de las obras maestras del cine, como es The African Queen, ni siquiera estuviera nominada como Mejor Película.
Humphrey Bogart recibió el Oscar al Mejor Actor, arrebatándoselo al favorito, Marlon Brando por “A Streetcar Named Desire”
Cuando Humphrey Bogart recibió el premio, pronuncio estas palabras:
“El único test verdadero sería, que cada actor interpretase Hamlet, y decidir quién lo hace mejor”
Vamos, que Bogart se llevó el Oscar ese año, no sabemos si por su interpretación, al fin y al cabo, se pasó casi toda The African Queen borracho de verdad, o por ser el único de las decenas de occidentales desplazados a la jungla, que no enfermó de malaria, o disentería.
A modo de curiosidad, Clint Eastwood dirigió e interpretó, una película llamada “White Hunter Black Heart” (1990) que estaba basada en las experiencias de John Huston durante el rodaje de The African Queen.
Aunque en un principio, The African Queen fue encargada a Howard Hawks, éste rechazó el proyecto, que pasó a manos de John Huston, convirtiendo la trágica novela, en una historia optimista, y divertida.
Para adaptar la novela, Huston se trajo al escritor James Agee, a quien el director consideraba, el mejor crítico de cine del país.
Agee y Huston se alojaron en las afueras de Santa Monica, y comenzaron a trabajar en el guión.
Ambos acordaron evitar los clubes nocturnos y las fiestas, y establecieron un régimen de partidos de tenis, natación, y escritura del guión.
Tras discutir una escena, ambos escribían sus propias versiones de la misma, para luego, intercambiarlas, trabajar en ellas, y quedarse con lo mejor. Pero Huston, pronto se dio cuenta, de que Agee llegaba a las reuniones con muchas más hojas que él.
Y entonces descubrió que, Agee apenas dormía, y seguía trabajando por las noches.
Pero el escritor le tranquilizó, diciéndole que era su rutina habitual.
Sin embargo, mientras estaba en un viaje relámpago en San Francisco, para una compra de arte precolombino, Huston se enteró, de que Agee había tenido un ataque cardíaco.
Huston fue a verle, prometiéndole trabajar de nuevo juntos cuando estuviera repuesto.
Después tomó un avión hacia Inglaterra para reunirse con Spiegel.
El guión tenía que ser pulido, y no tenía final, tan sólo uno provisional escrito por el director.
Pero ya habría tiempo para pensar en ello.
De momento, Huston tenía que partir hacia África para buscar localizaciones.
Fue entonces cuando Peter Viertel, entró en acción, viajando a África con Huston para limar los diálogos, y buscar un final apropiado.
Pero al parecer, aparte de las localizaciones, el director parecía más preocupado por la caza mayor, que por el guión.
De hecho, Viertel y Huston tenían que haber ido a recibir a un aeropuerto del Congo Belga, a Hepburn, Bogart, y su esposa Lauren Bacall.
Pero una hora antes, Huston había decidido, que era imprescindible obtener un permiso de caza, y perderse en la selva, cosa que indignó a la Hepburn, intelectual amante de las buenas maneras y detalles, como ir a recibir a una estrella al aeropuerto.
Aunque todo el mundo le dijo a Huston, que The African Queen no tendría interés alguno, una historia de una pareja bajando un río de África, no tenían según se opinaba, nada de interesante, Huston estaba convencido de todo lo contrario.
Así pues, decidió marcharse con todo su equipo al Congo Belga, durante 9 semanas, y aunque las malas lenguas dijeran, que ir allí a grabar The African Queen, sólo era una excusa para matar a un elefante, la cuestión es que después de soportar lluvias torrenciales, accidentes, la plaga de mosquitos de todas las tardes, e incluso malaria, y disentería, Hepburn rodó muchas de las escenas ocultando los temblores que le producía la fiebre, The African Queen se convirtió en uno de los clásicos imprescindibles del cine.
El realizador se sirve de los alegóricos paisajes africanos, de la inexpugnable fauna y flora del lugar, de esa belleza terrenal, tan salvaje como primitiva, para ambientar esta historia de interés progresivo, a través de la cual, este par de personajes, se van conociendo e, inevitablemente, enamorando.
Asistimos pues, a un espectáculo donde se fusionan 2 líneas narrativas:
La reposada y contemplativa y, en el otro extremo, la frenética y desaforada.
Huston logra equilibrar ambas vertientes de forma magistral, logrando seducir, tanto a los que únicamente pretendan disfrutar con una película de aventuras, como a los que busquen algo más:
Uno de los procesos de enamoramiento más verosímiles, y más perfectamente dibujados, que ha regalado jamás el cine.
Todo bajo un conflicto social que aunque, casi no se ve, nunca deja de sentirse.
La historia comienza en Uganda, en Agosto de 1914.
Tras el estallido de La Primera Guerra Mundial en Europa, un capitán de barco llamado Charlie Allnut (Humphrey Bogart) con tendencia a la bebida, y una estirada misionera llamada Rose Sayer (Katherine Hepburn), huyen de las tropas alemanas, en una ruinosa embarcación, llamada “The African Queen” y se ven obligados a remontar un peligroso río.
Son, a primera vista, 2 seres antagónicos, incompatibles, pero la convivencia y, sobre todo, las penalidades que tendrán que afrontar juntos para sobrevivir, harán cambiar radicalmente su relación.
Y mientras el mundo se desmorona por culpa de una guerra, y la naturaleza salvaje va a lo suyo, presentando desafíos y riesgos, los protagonistas sobreviven como “Marco Antonio y Cleopatra”, como “Adán y Eva”, como si fueran el primer hombre y la primera mujer, pero siendo más ingenuos, y al mismo tiempo, demasiado curtidos, cada uno en lo suyo:
Ella, en sus ideales, y él en su destino errante de buscavidas.
Rose es una solterona, beata y escuchimizada, pero también, una mujer de increíble valentía, y firme determinación.
Una mujer que tiene que soportar la crueldad de las palabras de los hombres que la miran, aunque envueltas en el delirio, en un caso, o atropelladas entre los vapores del alcohol, en el otro.
Charlie Allnut, por su parte, es un borracho y un parlanchín, que vive a sus anchas, sobre “The African Queen” su pequeño barco de vapor, añorando entre trago y trago de ginebra, un pasado al que, en realidad, no quiere regresar.
El señor Allnut pasa a llamarse Charlie, y se convierte en un tipo responsable, decidido, y valiente.
Ahora ya no tiene miedo a bajar por el Ulanga, que les depara todavía un terrorífico salto de agua, ni ve obstáculos para atacar al cañonero alemán llamado “Königin Luise”, me resulta curioso que ambas embarcaciones tengan nombres femeninos.
A Rose Sayer la colma de atenciones, y le hace reír con sus bromas.
Es un hombre nuevo, sobrio, que resuelve los problemas que surgen:
La hélice, el tortuoso camino hacia el lago, la fabricación de los torpedos... y ya no necesita la ginebra para afrontarlos.
La grandeza de The African Queen, reside en su cotidianidad, la lucha de estos 2 seres, viajando a lo largo del río, en busca de un buque alemán, para hundirlo con torpedos caseros.
Nada más disparatado…
Lo curioso del caso es que, a diferencia de lo que uno puede esperar, ella tiene las ideas muy claras, y no quiere quedarse con los brazos cruzados, ni está decidida a ocultarse el tiempo que sea necesario, hasta que acabe la guerra, algo que él tenía pensado hacer, ya que tienen suficientes provisiones de comida.
Así que, sin hacer caso al peligro que supone descender por el río Ulanga, ella querrá sufrir las consecuencias, con el objetivo de llegar al lago donde se encuentra un gran vapor de los alemanes, provisto de un cañón muy potente.
Sus intenciones serán, echarlo abajo con la ayuda de unos torpedos que fabricará Allnut artesanalmente, con material que tienen en la embarcación, algo que ni él mismo había pensado.
Todo lo que ocurre en el tiempo en que transcurren juntos ese largo trayecto, lleno de azarosas aventuras, será algo que tampoco los espectadores podrán olvidar.
The African Queen arranca con una pequeña lección de historia, para situarte en los hechos, y poco a poco, se va convirtiendo en una película de aventuras, y según cómo se mire, también romántica.
La historia sigue entre grandes peligros y enfrentamientos entre la pareja protagonista, hasta llegar a un final grandioso, inesperado, y muy bien llevado, que la han convertido, en una de las mejores películas románticas de la historia del cine.
John Huston, de forma casi paradójica, nos ofrece una historia aparentemente descuidada, que a su vez está plagada de detalles, como por ejemplo:
La progresiva ausencia de ropa de Rose, a medida que se va enamorando de Charlie.
Además, Huston mezcla con acierto, un sinfín de géneros:
La comedia, el drama, el bélico, la aventura, el romance, etc.
Aunque si The African Queen es un hito de cine, se debe a las poderosas interpretaciones del dúo actoral, y a su sorprendente química.
The African Queen es una especie de lo que se llama ahora una “road movie”, bueno, en este caso sería mejor decir, una “river movie” en la que el pequeño barco de vapor, The African Queen, tendrá que vérselas con los rápidos, hipopótamos, con los disparos, desde una fortaleza alemana, se encallará, y al final, tendrá que luchar contra un poderoso barco de guerra alemán…
Nuestros protagonistas, tendrán que aprender a convivir en un pequeño barquichuelo, pese a sus notables diferencias de carácter:
Ella una estirada y un poco cursi hermana de un reverendo, y él un borrachín trotamundos, que es un verdadero desastre…
Juntos intentarán cruzar un río, que nadie ha cruzado antes, enfrentarse a múltiples peligros, e intentar hundir a un destructor alemán.
La mezcla deliberada de romance con aventura, arrastra The African Queen hacia los caudales de los clásicos inolvidables, y que junto a unos paisajes naturales, unos escenarios bien coloridos, destinados a enriquecernos visualmente, es fruto de un juego espectacular, de elementos cinematográficos, que Huston utilizó con gran visión, pero solo para dejar brillar a Bogart y Hepburn; los cuales hacen que, observar una pareja en un bote, durante casi 2 horas valga la pena, y de qué manera.
Es la potencia actoral de este par, lo que mantiene The African Queen por encima de las expectativas, y aunque se termina convirtiendo en un viaje romántico, presenta por detrás de las cortinas, como se desenvuelve el ser humano en situaciones de supervivencia.
En materia narrativa, The African Queen nos enseña, que la esperanza y el amor pueden derrocar los más férreos cimientos, vencer a los más incomprensibles caprichos del destino.
En esta línea, quizá la incierta aventura en la que se embarcan Rose y Charlie, que sufren, se pelean, se reconcilian, no sea más que una metáfora de lo difícil que es mantener una relación expuesta, permanentemente al ilógico discurrir de la vida; una vida metamorfoseada en ese irrefrenable y caprichoso río salvaje, que obstaculizará el viaje con constantes pruebas de fuego que, en efecto, no todos podrán superar.
¿Quién puede resistirse, a esta descabellada historia?
Pasan los años, y siempre aparece un nuevo aliciente para volver a verla.
Si en el momento de su estreno, era el no va más en películas de aventuras, y con unos, para el año 1951, sensacionales efectos especiales, verla hoy en día, significa volver a disfrutar de unos chispeantes diálogos, repletos de doble intención, de unas situaciones muy interesantes, resueltas de un modo “milagroso” como la lluvia que hace reflotar al barco encallado, la explosión oportuna, justo cuando van a ser ahorcados… de unas interpretaciones de 2 auténticos monstruos, de una ingenua, a más no poder tensión sexual, el baño vestidos, o la forma en que nos damos cuenta, de que se han acostado juntos, sólo por el cambio de actitud del uno hacia el otro…
En fin que no nos importa, que vista hoy en día parezca ingenua, increíble, e incluso, un poco chapucera en cuanto a efectos; The African Queen es y será siempre, una divertida, entretenida, y muy recomendable película, en la que sus virtudes siempre superarán a sus, en plena era digital, supuestos defectos.
En cuanto a los efectos especiales, pues sí, algunos de ellos son bastante malos, como la bajada por los rápidos del río, que se nota a la legua, que la barca y sus pasajeros, son un juguete, y 2 muñecos en una maquetilla con agua, o el ataque de los mosquitos, donde las trasparencias cantaban demasiado, y eso no impide disfrutarla.
Pero tengamos en cuenta, que era el año 1951.
Seguramente hicieron lo más que pudieron, con los medios de la época.
Una pregunta de concurso:
¿Alguien podría decir, cuántas veces dice Katharine Hepburn “Mr. Allnut” en The African Queen?
¿Y él a ella, “Miss”?
¿Se puede hacer una buena, y amena película de aventuras, con sólo 2 personas metidas en una barquita, durante prácticamente toda la película?
Y ésta la respondo yo mismo:
Pues sí, puede hacerlo un gran director como John Huston.
“Pinch me, Rosie.
Here we are, going down the river like Anthony and Cleopatra on that barge!
I'll never forget the way you looked going over the falls, head up, chin out, hair blowing in the wind, the living picture of a hero-eyne!”
A manera anecdótica, incluso antes de haberse podido hacer con los derechos de la novela “The African Queen”, Sam Spiegel ya había atado a Katharine Hepburn y Humphrey Bogart para los papeles protagonistas.
La Hepburn quedó encantada con la novela, y tras poner sus condiciones económicas, preguntó, por quien la acompañaría en el reparto, antes de dar un sí definitivo.
Spiegel sacó el nombre de Bogart, aunque ni siquiera había hablado con el actor.
A la actriz le pareció bien, así que Spiegel fue derecho a convencer a la gran estrella del cine negro.
Lo cual no fue difícil, ya que Bogey era amigo de Huston.
El director le dijo al actor, que el personaje era un borrachín de mala fama, como lo era el propio Bogart, y por tanto, era idóneo para el papel.
Supongo que tan aplastante lógica, debió parecerle bastante, como para aceptar participar en el proyecto.
Además, todo indicaba, a que su papel iba a ayudarle a ampliar sus horizontes como intérprete.
The African Queen fue rodado enteramente en Uganda, y las secuencias fluviales se filmaron en el río Lualaba.
El rodaje tuvo lugar en condiciones terriblemente duras, y tanto los actores como el equipo técnico, pasaron mil penalidades.
Todos los integrantes del equipo, Katherine Hepburn incluida, así como Lauren
Bacall, que fue a visitar a su marido, sufrieron horribles diarreas, debido a las insalubres aguas que tuvieron que beber.
Tras un penoso viaje en trenes viejos, y camiones desvencijados, las estrellas, y el equipo, llegaron a un afluente del río Congo, en plena África negra.
Allí sólo había tribus, selvas, y enfermedades.
Para alojar al equipo y a las estrellas, los nativos locales, habían levantado un campamento, junto a un lago negruzco, repleto de un extraño virus.
Tenían por delante, 30 días para rodar, y un lago donde nadie podía bañarse.
Y un barco ruinoso, que sería ideal para servir como el tercer personaje del film, el viejo vapor que da título a la película.
Dos balsas servirían como réplicas de distintas partes del bote, para rodar las escenas con los actores.
Otra llevaría un generador.
Y la cuarta, llevaría un camerino, con un gran espejo para Katharine Hepburn.
Cuentan las malas lenguas, y existen testimonios bastante fidedignos al respecto, que sólo 2 personas se libraron de tan molesta agonía:
John Huston y Humphrey Bogart.
¿La explicación?
Sencilla:
Ninguno de los 2, probó ni una sola gota de agua, pues los únicos líquidos que ingerían venían embotellados, y se caracterizaban por una elevadísima graduación.
Durante el rodaje en el Congo, el calor era tan sofocante, que los técnicos tenían que enterrar las latas con la película filmada, en fosas subterráneas, para evitar que el sol y la humedad la destruyeran.
Si bien, las primeras escenas se rodaron en el río Lualaba.
Luego todo el equipo se trasladó a 2,500 kilómetros de distancia, en el lago Uganda.
Plagas de hormigas y otros insectos, diezmaron a los cineastas.
Las dificultades del rodaje, obligaron a todo el equipo a trasladarse a Londres para acabar la película.
Se rodaron en estudio, todas las escenas en que Kate y Bogart empujan en el agua The African Queen, y aquellas en que el barco es arrastrado por las aguas de los rápidos.
Para conseguir credibilidad, y llevar a buen puerto The African Queen, John Huston acierta en varios aspectos, como el de resaltar el sonido de los animales de la selva, sobre todo de los monos, algo que aún da más autenticidad al entorno de esta bella historia.
Con la ayuda de la fotografía de Jack Cardiff, sabe apreciar la belleza de la naturaleza, y muestra de vez en cuando, algunos animales, como los hipopótamos, o los monos que Bogart imita en una escena simpática.
Puesto que el anecdotario de The African Queen es uno de los más extensos en la historia de los rodajes de Hollywood, no es extraño encontrar varios libros sobre el mismo, como:
“Embracing Chaos: The Making Of The African Queen” y “How I Went To Africa With Bogart” de Katherine Hepburn, o “White Hunter Black Heart” de Peter Viertel, son prueba de ello.
Se cuenta que al principio, la relación con Hepburn no fue fácil, pero poco a poco, al igual que ocurría con su personaje, la actriz fue sintiéndose más cómoda, tanto con la selva y su clima, como con su papel.
Huston andaba preocupado, por la forma en que la actriz estaba interpretando a la misionera Rose, y una noche fue a verla, y así se lo hizo saber.
Como consejo, el director le dijo, que debía interpretar a Rose, como si fuera Eleanor Roosevelt.
La actriz siguió el consejo, y a partir de entonces, tanto Huston como ella, fueron comprendiéndose mejor, hasta el punto que un día, la Hepburn se fue de caza con el director, demostrándole además, que era todo un carácter.
Cuando tras salir de unos arbustos, Huston comprobó con horror, que se hallaban frente a una manada de elefantes, la actriz permaneció impávida, apoyada sobre su ligero rifle.
De todas maneras, al final de sus cacerías, lo único que la actriz dispararía, sería su cámara de fotos.
Bogart, por su parte, trataba de aparecer con su gorra la mayor parte del tiempo.
La calvicie no respeta, ni a una estrella como Humphrey, y para entonces, el actor tenía que llevar un bisoñé, cosa que odiaba.
Además, con el éxito de The African Queen, ayudaba a disipar la eterna leyenda que pesaba sobre los hombros de la Hepburn, de ser veneno para la taquilla.
De hecho la Hepburn era una fanática de la higiene y de la limpieza, al enterarse de que tenía que ir a África, durante el rodaje, hizo revisar a todos los miembros del equipo, sus cabellos, en busca de piojos.
Humphrey Bogart y John Huston, aprovechaban que Katharine Hepburn era una fanática de la higiene y la limpieza, para gastarle multitud de bromas.
Se dice además que la actriz, aparte de quejarse de los mosquitos, el calor, las instalaciones, y alojamientos muy por debajo del estándar de una estrella de Hollywood, se indignaba ante la idea, de que Huston pudiera disfrutar pegándoles tiros a los inocentes animalillos de la sabana.
Y las maneras rudas y costumbres alcohólicas del director y de Bogart, tampoco la colmaban de alegría.
Y como ambos lo sabían, al principio no dejaron de tomarla el pelo, comportándose como 2 forajidos ebrios sin modales.
Una escena que me pareció muy divertida, es cuando se dan un baño, y luego la Hepburn no puede subir de nuevo al barco, me pareció hasta como provocada.
Por su parte, Bogart estaba estupendo como el vividor piloto de barco.
Alejado por una vez de sus roles de tipo duro, el actor podía regodearse en su vis cómica, dando vida a un entrañable alcohólico, sin demasiadas ganas de ser un héroe.
Como chiste, The African Queen es la película, en la que más, y mejor, se pueden apreciar los dientes de conejo de Bogart, y también el papel más simpático de él, que le conozco.
Yo nunca le había visto sonreír, y reír tanto como en The African Queen.
A mí me parece que Bogart está realmente cómico y, como no me lo esperaba en este papel, cuando vi The African Queen por primera vez, me descolocó un poco, pero me resultó muy divertido.
Cuando se besan por primera vez, la cara que pone cuando cae en lo que acaba de hacer espontáneamente, es todo un poema.
Aunque las sanguijuelas que cubren el torso de Bogart, en una de las escenas eran falsas, John Huston le hizo creer que, debido a un error del encargado de efectos especiales, algunas podían ser auténticas.
Bogart, horrorizado, rodó la secuencia lo más deprisa que pudo, con gesto de genuina repugnancia, cosa que aprovechó Huston para dotar de realismo a la escena.
Se cuenta que antes del rodaje, Katherine Hepburn se encontró con Bogart, y Lauren Bacall en Londres.
En la rueda de prensa, Bogart como siempre, soltó uno de sus típicos comentarios chulescos, y dijo que en The African Queen:
“Kate empieza como misionera, pero después de navegar conmigo, río abajo en África, se convierte en mujer”
A lo que Hepburn respondió:
“Yo diría, que empiezo como mujer, y termino como misionera, intentando salvar a Bogart”, pero pese a este comienzo un poco accidentado, hubo buen rollo entre ellos durante todo el rodaje.
The African Queen fue un punto de inflexión en la vida de Katherine Hepburn, la experiencia despertó en ella nuevas inquietudes, y a partir de entonces, no pararía de viajar por el mundo, e incluso, aceptar rodajes que le permitieran salir de Estados Unidos.
The African Queen se terminó de rodar en julio de 1951, y se estrenó antes de navidades de ese mismo año.
Robert Morley (Samuel) el hermano de Rose, fue el único actor del reparto, que no se trasladó a África.
Todas sus escenas, se rodaron cómodamente en unos estudios de Londres, mientras el resto de actores, tuvieron que soportar la dureza de rodar en el África tropical.
Mucho se ha dicho sobre el temperamento de Huston, y es sabido que cuando el director habló con Bogart sobre el papel que iba interpretar, le dijo algo así:
“El héroe de The African Queen es un borracho, y un proscrito, tú eres el mayor borracho de la ciudad, así que eres perfecto para el personaje”
Y Humphrey Bogart le comentó a su esposa Lauren Bacall:
“El Monstruo quiere que vaya a rodar en plena selva africana, con 40° a la sombra, en una aldea plagada de mosquitos, y rodeada de animales salvajes. Naturalmente, he aceptado...”
Bogart apodaba a su amigote de juergas John Huston “El Monstruo”, ya que según decía, el gran director era “la única persona que conozco, capaz de beber más whisky que yo, en una sola tarde...”
Mientras, por su parte, Hepburn se sintió atraída por el personaje de la misionera, y su relación con el pecador.
Humphrey Bogart y Katharine Hepburn, el primero en su mejor interpretación, humana, y sin excesos; y la segunda, simplemente impresionante.
Ambos actores dan mucha credibilidad y cercanía a sus personajes, además de ofrecernos un registro totalmente novedoso.
Toda The African Queen, es cumulo de momentos, pero si hay que elegir, optaré por:
El desayuno entre Samuel, Rose, y Charlie; en donde se definen muy bien los roles de la pareja protagonista.
Cuando Charlie es ignorado por Rose, después de la borrachera.
Y el primer beso de la pareja.
Y como no sería evidente, es extraño ver a un Bogart tan atento hacia una dama, y disculpándose en muchos momentos, y que además, con este papel consiguiera el único Oscar de su carrera, así como es emocionante ver, los primeros planos de una Hepburn que demuestra, como siempre, su poder de seducción en el celuloide.
Sus miradas hacia él, y los gestos que hace para mostrar las sensaciones que tiene, ante un nuevo sentimiento que fluye dentro de ella, son absolutamente impresionantes, hay que destacar, la gran sonrisa de su rostro, cuando descubre que el nombre de pila de su querido Mr. Allnut, es Charlie.
Pero igual que en la ficción, también en la vida real, ambos vivieron un amor intenso con sus respectivas parejas:
Ella vivió un romance que duró más de 2 décadas con Spencer Tracy, el cual murió en los brazos de ella; y Bogart vivió un idilio con Lauren Bacall, que estuvo a su lado hasta que enfermó de cáncer, y entró en el coma del que nunca despertó.
“By the authority vested in me by Kaiser Wilhelm II, I pronounce you man and wife.
Proceed with the execution”
Para el American Film Institute (AFI), The African Queen ocupa el ranking # 17, dentro de Las 100 Mejores Películas del Siglo Pasado.
Para hacer esta clasificación, hicieron un recuento de todas las películas, sin clasificarlas por género.
Sin embargo, si me permitiera el sueño de ser una del jurado, la habría colocado sin dudar, por debajo de “Lawrence Of Arabia” (1962) como La Mejor Segunda Película de Aventuras.
La lista de la AFI “100 años... 100 estrellas” es parte de la serie de AFI “100 años...”, una lista de los 50 mejores actores y actrices del cine clásico estadounidense.
Muchos las consideran irrelevantes, porque sólo tienen en cuenta el cine estadounidense, pues si se denomina AFI, es por algo...
Incluso, se cuestiona el hecho de que existan aún, muchísimas personalidades importantes, y con mucha más relevancia, que algunos que ya han sido homenajeados, dentro del mundo del cine, y no se les haya tomado en cuenta para premiar su trayectoria.
Como fuera el caso, la intención del AFI, es honrar a 50 estrellas: 25 actores y 25 actrices, cuya labor haya sido fundamental para la explosión de la industria, durante su primer medio siglo.
En la gala de su presentación, cada estrella era presentada por uno de los 50 actores famosos en ejercicio, por lo que se sumaba un total de 100 estrellas.
El jurado encargado de votar para formar este especie de canon de estrellas, está compuesto por 1,800 personas, vinculadas con la industria de Hollywood, ya sea como historiadores, o críticos, o más involucrados en el proceso de creación, como directores, o guionistas.
Los 50 elegidos, salieron de una lista de 500 rostros de la pantalla, que debutaron en el cine, antes de 1950.
No vale sólo con que sean lindos, famosos, o populares:
Su elección tiene que tener en cuenta, también, elementos como su calidad, el momento histórico del que formaron parte, o su legado a la cultura; la fecha de 1950, fue escogida de forma arbitraria, intentando encontrar un criterio que separe a las figuras más legendarias del cine, de aquellas más conocidas, porque sus rostros figuran en la cartelera diaria.
La lista fue publicada el 16 de junio de 1999, y se presentó en un especial de la cadena CBS, conducido por Shirley Temple Black.
De acuerdo con las reglas de AFI, las estrellas de la lista tenían que haber realizado su debut en 1950, o anteriormente.
Y en el #1 están Katharine Hepburn y Humphrey Bogart, 2 MONSTRUOS de la interpretación.
De las 50 personas de la lista, sólo permanecían vivas, 9 estrellas en el momento de su publicación, 4 hombres:
Sidney Poitier, Kirk Douglas, Marlon Brando (Fallecido) y Gregory Peck (Fallecido);
Y 5 mujeres:
Shirley Temple, Lauren Bacall, Sophia Loren, Katharine Hepburn (Fallecida) y Elizabeth Taylor (Fallecida)

“I never dreamed that any mere physical experience could be so stimulating!”



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