Caesar And Cleopatra

“Always take a throne when it is offered to you”

Cleopatra se ha convertido en un personaje, icono de la historia de la humanidad, y el mundo del celuloide, ha intentado desde sus comienzos, captar la esencia de esta fascinante mujer.
La primera intérprete que se enfundó el temple de la soberana egipcia, fue Jeanne D’Alcy en “Cleopâtre” (1899) a cargo, cómo no, de George Méliès.
El realizador galo, creó un cortometraje que narraba el descubrimiento de una tumba egipcia, que contiene una momia que se convierte en una mujer que resucita:
Cleopatra.
Con el encanto del cine de Méliés, nos encontramos ante una de sus mejores piezas, en otro pionero retrato sobre personajes relevantes para la humanidad.
Los estudios Pathé, le dieron la réplica al mago francés, con otro corto del mismo título en 1910.
Co-dirigido por Henri Andreani y Ferdinand Zecca, este cortometraje adapta la obra de teatro de William Shakespeare, “Antonio & Cleopatra”
Una tragedia que interpretó Madeleine Roch en el papel principal, y que se estrenó en Estados Unidos, con el nombre de “Antony and Cleopatra”, el 11 de Mayo de 1910.
El primer largometraje, llegó de manos de Charles Gaskill en 1912.
Al igual que la anterior creación, basó su guión en la obra de Shakespeare:
“Cleopatra, The Romance Of A Woman And A Queen” es una producción de 88 minutos de cine mudo, rodada por la productora de su protagonista, Helen Gardner.
Una de las joyas desconocidas en los albores del cine moderno, en una época marcada por filmes de corta duración, y escasez de medios.
Un año más tarde, Italia presentó su primera versión de la egipcia en “Marcantonio e Cleopatra” (1913) dirigida por Enrico Guazzoni, e interpretada por Gianna Terribili.
Una modesta cinta que intentó adaptar, de nuevo, al dramaturgo inglés en la historia de amor y conveniencia, entre Cleopatra y Mark Antony.
Al igual que la breve composición creada por J. Gordon Edwards en 1917, e interpretada por Theda Bara.
Previas a la primera gran película sobre La Reina del Nilo, 2 pequeñas piezas, llegaron en los años 20.
Un corto de animación norteamericano, “Cleopatra” (1920), dirigido por Bud Fisher, y otro cortometraje creado en 1928, por Roy William Neill, con imagen coloreada, e interpretando el papel principal Dorothy Revier.
Ambas mudas, y tratando los aspectos románticos de la vida de Cleopatra.
Cecil B. DeMille nos mostró la primera Cleopatra de relevancia, con una de sus grandes cintas, estrenada en 1934.
Contando con Claude Colbert en el papel principal, DeMille narra los amoríos de La Reina de Egipto con Julius Ceasar y Mark Antony, y sus consecuencias.
Una de sus creaciones más aclamadas por la crítica, con 5 nominaciones a los Oscars, ganando Mejor Fotografía para Vincent Milner, en un film lleno de exotismo, y una estupenda recreación de Egipto.
Colbert logra una excelente interpretación, de una mujer manipuladora y apasionada, en una de las películas más importantes de los años 30.
En el papel de un personaje hecho a su medida, Vivien Leigh también retrató la fuerte personalidad de la soberana de Egipto.
“Is it sweet or bitter to be a queen?”
Caesar And Cleopatra es una película dramática, dirigida por Gabriel Pascal, en el año 1945.
Protagonizada por Vivien Leigh, Stewart Granger, Claude Rains, Cecil Parker, Flora Robson, Roger Moore, Francis L. Sullivan, Ernest Thesiger, Basil Sydney, entre otros.
El guión corre a cargo de George Bernard Shaw, sobre su misma obra de teatro homónima.
Caesar And Cleopatra estuvo nominada al Oscar como mejor dirección artística/Color
Caesar And Cleopatra cuenta con el debut de un jovencísimo Roger Moore, como un extra en la producción.
Caesar And Cleopatra es una obra de teatro, escrita por George Bernard Shaw, y estrenada en Newcastle upon Tyne, el 15 de marzo de 1899; siendo publicada por primera vez, en 1901.
De entrada decir, que no hagan mucho caso de la historia, ya que Shaw quería ser satírico, y alteró hechos para dibujar una sonrisa en el rostro.
Caesar And Cleopatra, auténtico obús de grueso calibre del cine británico en plena Guerra Mundial, fue no obstante, tachada de pedante, estática, y grandilocuente. Esclava de una moda pictórica y escenográfica, que se exhibía con la repentina efectividad de un circo repleto de las payasadas de los clowns de turno.
El director estadounidense, de origen rumano, George Pascal, tuvo durante su vida, una relación especial con el teatro, y más concretamente, con uno de los mejores dramaturgos del pasado siglo XX, George Bernard Shaw.
Precisamente, de la pluma de Shaw, salieron las 2 obras de Pascal más importantes:
“Pygmalion” (1938) y “Caesar And Cleopatra”
Rodada en Tecnicolor, con escenarios fastuosos, se informó que la producción sería la más cara de la historia en Gran Bretaña para la época, llegando a la cifra de £ 1.278.000.
De hecho, Pascal ordenó arena de Egipto, para conseguir un adecuado color cinematográfico.
La producción, también se encontró con retrasos, debido a ser filmada durante La Segunda Guerra Mundial.
Se cuenta además que durante una escena, Vivien Leigh tropezó, y abortó un hijo de Laurence Olivier.
Caesar And Cleopatra ha sido descrita como un “desperdicio de taquilla” en su momento, y prácticamente, puso fin a la carrera de Pascal.
Además, fue la primera película Shaw hecha en color, y la última versión cinematográfica de una obra de Shaw, durante su vida.
Esta producción británica, narra el episodio, entre el amor y la conveniencia, de Cleopatra junto al Emperador Romano Julius Ceasar.
Caesar And Cleopatra es una cinta menor, de poca fidelidad al original, que busca resaltar la personalidad calculadora de Cleopatra, interpretada con acierto por Vivien Leigh, y que obtuvo una tibia acogida por la crítica internacional.
Caesar And Cleopatra narra las peripecias de Ceasar en Egipto, y sus avatares en la corte, con las intrigas políticas propias del tema.
Destacan especialmente, los decorados y el color que nada tiene que envidiar a las grandes películas de romanos.
La obra teatral tiene un prólogo, y una “alternativa al prólogo”
El prólogo consiste, en el dios egipcio Ra, dirigiéndose al público directamente, como si pudiera ver en el teatro.
Afirma que Cnaeus Pompeius Magnus, representa la antigua Roma, y Julius Ceasar (Claude Rains) representa la nueva Roma.
Los dioses, señala, están a favor de Ceasar, de acuerdo con Ra, porque “vivió la vida que le habían dado con valentía”
Ra narra el conflicto entre Ceasar y Cnaeus Pompeius Magnus, su batalla en Farsalia, y el asesinato posterior de Cnaeus Pompeius Magnus en Egipto, en manos de Lucius Septimus (Raymond Lovell)
En “una alternativa para el prólogo”, El Capitán de La Guardia de Cleopatra, es advertido de que Ceasar ha llegado, y está invadiendo Egipto.
Cleopatra (Vivien Leigh) ha sido llevada a Siria por su hermano, Ptolemy (Anthony Harvey), con el que está compitiendo por el trono de Egipto.
El mensajero advierte, de que la conquista de Ceasar es inevitable e irresistible.
Un vigilante de Nubia huye del palacio de Cleopatra, y advierte a los que están dentro, que Ceasar y sus ejércitos están a menos de una hora de distancia.
Los guardias, a sabiendas de la debilidad de Ceasar por las mujeres, planean persuadirlo para que proclame a Cleopatra, más manejable, Reina de Egipto en lugar de a Ptolemy.
Tratan de localizarla, pero la enfermera de Cleopatra, Ftatateeta (Flora Robson), les dice que se ha escapado.
La obra teatral se basa en 5 actos:
Acto I
Narra el primer encuentro entre Ceasar y Cleopatra, cuando ésta, no reconociendo al Emperador Romano, le confiesa sus temores acerca del que considera su enemigo.
Con la llegada de La Guardia, Cleopatra se da cuenta de su error.
Acto II
Ceasar se reúne El Rey Ptolemy, e inflexible, exige un tributo cuyo monto desconcierta a los egipcios.
Como un incentivo, Ceasar dice, que va a resolver la disputa entre los demandantes por el trono de Egipto, al permitir que Cleopatra y Ptolemy, reinen de forma conjunta.
Sin embargo, la rivalidad entre ambos es muy fuerte, pese a que son hermanos, y ya se han casado, de conformidad con La Ley Real.
Se detestan mutuamente, y cada uno reclama su sola autoridad.
La decisión de Ceasar no es aceptable para nadie.
La reunión se torna en una disputa, con los egipcios amenazando con acciones militares.
Como una medida defensiva, Ceasar órdenes de Rufio (Basil Sydney), su ayudante militar, para hacerse cargo del palacio, un teatro adyacente, y Pharos, una isla en el puerto accesible desde el palacio, a través de una calzada que divide el puerto, entre el este y las secciones occidentales.
Se toman prisioneros, pero Ceasar, ante la consternación de Rufio, permite partir a los cautivos.
Sólo Cleopatra con su séquito, por temor a los asociados de Ptolemy, y Pothinus (Francis L. Sullivan) por razones propias, optan por permanecer con el Ceasar.
Todos los demás salen.
Cleopatra llama la atención de Ceasar, recordando con cariño a Mark Antony, quien le devolvió a su padre en el trono, cuando ella tenía solo 12 años.
Ceasar promete a Cleopatra, enviar a Mark Antony de regreso a Egipto.
En la bahía, se desata la batalla, y La Biblioteca de Alejandría arde en llamas.
Acto III
Cleopatra, aun prisionera, desea ofrecer un regalo a Ceasar, y le son ofrecidas varias alfombras para que elija.
Una vez seleccionada, La Reina se enrolla dentro, y se hace transportar hasta el barco en el que Ceasar vigila los movimientos de La Armada Egipcia.
Cuando Cleopatra se deja ver, no consigue levantar la atención del Emperador, preocupado por los avances bélicos.
Acto IV
Transcurren 6 meses con los romanos y Cleopatra sitiados en El Palacio de Alejandría.
Cleopatra y Pothinus, que es un prisionero de guerra, discuten sobre qué va a pasar, cuando Ceasar finalmente se vaya, y no estén de acuerdo, sobre si es Cleopatra o Ptolemy, quien debe gobernar.
Pothinus le dice a Ceasar, que Cleopatra es una traidora, que sólo lo utiliza para conseguir el trono de Egipto.
Ceasar considera, que es un motivo natural, y no se ofende.
Sin embargo, Cleopatra se enfurece ante el alegato Pothinus, y en secreto ordena a su criada, Ftatateeta, que lo mate.
Ceasar, cansado de todo, propone a Cleopatra abandonar la vida política, e ir en busca de las fuentes del Nilo, y establecerse allí.
La escena se ve interrumpida, cuando al asesinato de Pothinus, héroe nacional, los egipcios, encolerizados, comienzan a asaltar el palacio.
Cleopatra se atribuye la responsabilidad por el asesinato, y Ceasar le reprocha.
Pese a lo complicado de la situación, pronto llegan refuerzos, encabezados por Mithridates de Pérgamo, que han participado en el ejército egipcio.
Mientras tanto Rufio, se da cuenta de que Ftatateeta era la asesina de Pothinus y, en venganza, la mata a su vez.
Cleopatra descubre el cuerpo ensangrentado, escondido detrás de una cortina.
Acto V
Es un epílogo.
En medio de gran pompa y ceremonia, Ceasar se prepara para partir hacia Roma.
Sus fuerzas han aplastado a los ejércitos de Ptolemy en el Nilo, y el propio Ptolemy se ha ahogado en el río.
Ceasar nombra gobernador de Rufio.
Una conversación posterior, augura el futuro asesinato de Ceasar.
Cuando Ceasar va a subir a su nave, aparece Cleopatra, vestida de luto por su asistenta.
Acusa a Rufio de asesinar a Ftatateeta.
Rufio admite el asesinato, pero dice que no fue por castigo, venganza, o justicia:
La mató, porque era una amenaza crónica, para ser desechados como mera alimañas.
Ceasar aprueba la ejecución.
Cleopatra sigue siendo implacable, hasta que Ceasar renueva su promesa de enviar a Mark Antony a Egipto.
Eso la lleva al éxtasis, cuando el barco empieza a moverse hacia el mar.
“Cast out fear, and you will conquer Caesar”
Pascal se mostró, como un director incapaz de inspirar a sus intérpretes.
Shaw esclavizó a todos ellos, pues insistió en que ni una sola línea, y ni una palabra del texto, debían ser alteradas sin su permiso.
Vivian Leigh, que dedicada en exclusiva al teatro desde “Gone With The Wind” (1939) volvió a la pantalla grande con Caesar And Cleopatra, ya que se trataba de una adaptación de teatro, y en el fondo, era más de lo mismo.
Es por tanto, una de las pocas ocasiones, que podemos contemplar a esta bella y magnífica actriz.
Me ha llamado, especialmente la atención, la evolución del personaje de Cleopatra.
Comienza la obra siendo una joven asustada e ingenua, que no es capaz de dar órdenes a sus sirvientes.
Pero cuando conoce a Ceasar, y éste le impulsa a comportarse como una auténtica Reina, su carácter se transforma, hasta el punto de ser despiadada para conseguir gobernar ella sola.
Sin embargo, mezcla estas características con cierta niñez e inmadurez, que se refleja en el trato que tiene con Ceasar.
En ocasiones, aparece reflejada como una niña mimada, y en otras sabe perfectamente lo que quiere, y cómo conseguirlo.
Ese juego entre ingenuidad e inteligencia, hacen interesante al personaje, hasta el punto de no saber qué es lo que trama realmente.
Claude Rains, compone un Ceasar que casi es una figura cómica, con algún momento, que hasta casi es femenino en su comportamiento, sin embargo, él era un actor fantástico, y termina mostrándose como un eterno superviviente, un delegado extranjero, que se les ingenia para hacerse El Rey de un palacio que no es el suyo.
“Él dice que los ama y quiere a todos, pero no ama a nadie, ni siquiera a mí”, señala la propia Cleopatra.
Es un jugador astuto, que mezcla compasión con determinación, para terminar saliéndose con la suya, valorando la amistad, por encima de cualquier otra consideración.
A su manera, Shaw muestra una más de las aristas del patricio romano, quitándole, quien sabe si en la adaptación de Pascal, por censura de la época, el componente sexual y erótico, que ha sido lo que tradicionalmente hemos considerado, como uno de los grandes romances, y alianza de intereses de la Historia.
“No eres tan inteligente como él cree, si cambias un Mark Antony por un Ceasar”, llega a advertirle uno de los legados del hombre más poderoso del Mare Nostrum a una Vivien Leigh encantadoramente aniñada.
Llaman la atención, la nula e inexistente química, entre este Ceasar y esta Cleopatra.
Aquí son una pareja amorfa y grotesca.
Este Ceasar y esta Cleopatra son amigos…
¿Amigos Ceasar y Cleopatra?
Por favor, si tuvieron una de las aventuras más maravillosas de la antigüedad, y es por eso que Shaw cambia la historia, para darle un matiz diferente.
Destaca también, la presencia entre el elenco, de un jovencísimo Stewart Granger, que suponía su debut cinematográfico.
Por otro lado, Caesar And Cleopatra ha envejecido mal, ya que no nos resultan creíbles los protagonistas, van como disfrazados, y el marco histórico y geográfico, parece una excusa para hablar de problemas, más europeos, y culturalmente más modernos.
La superposición del cine a la realidad histórica, es inevitable.
Estoy por afirmar, que las cosas no “son” como en realidad sucedieron, sino como fueron mostradas por el cine, y en Caesar And Cleopatra, tanto Julius Ceasar como Cleopatra, se apartan de las imágenes habituales y preconcebidas.
Caesar And Cleopatra es una apuesta arriesgada, por parte de Gabriel Pascal, quien trata de ajustarse a la obra de Bernard Shaw, tanto en lo que respecta al “diseño” de sus principales personajes, como al medio para el que se concibió:
El Teatro.
Nos sorprende, la imagen de una Cleopatra infantil y dominada, absolutamente desconocedora de sus poderes regios, lo mismo que se nos hace extraño, un Ceasar tan insensible a los encantos orientales de su anfitriona.
La madurez no resulta suficiente explicación.
Todo lo contrario, los años y la gloria de un Ceasar, se me antojan irresistibles por muchos Mark Antony platónicos que puedan existir.
Tal vez, el tema haya que buscarlo en las lindes de lo prohibido.
A este respecto, ver al Ceasar lanzarse al agua desde el faro, diciéndole a Apollodorus (Stewart Granger):
“Recógeme con tus aletas, corazón”, pues deja una incógnita en el aire...
El hecho de que el propio Bernard Shaw, controlase el rodaje y la fidelidad a su obra, probablemente impidió alguna que otra modificación más cercana a la galería, como se suele decir.
Algún inicio de romance o similar.
De hecho, el público no respondió como se esperaba y, siendo Caesar And Cleopatra una de las producciones británicas más costosas de su época, no recuperó lo invertido.
El excesivo espíritu teatral, y unos personajes no demasiado creíbles, lastraron la obra, a pesar de contar con unos diálogos excelentes, un color más que interesante, y un vestuario correctísimo.
Téngase en cuenta además que, el hecho de rodarse en plena Segunda Guerra Mundial, no facilitó precisamente las cosas, y tuvieron que currárselo, y mucho.

“And so to the end of history, murder shall breed murder, always in the name of right, and justice, and peace, until the gods create a race of men that can understand”



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