All Is Lost

“I'm sorry.
I know that means little at this point, but I am.
I tried.
I think you would all agree that I tried.
To be true, to be strong, to be kind, to love, to be right, but I wasn't”

Dentro de su “Arte Poética”, el filósofo y científico griego, Aristóteles, establecía la lucha del ser humano contra la naturaleza, como uno de los 3 conflictos básicos para toda obra sólida, los otros 2 son el hombre contra otro, o contra una deidad.
Observador del comportamiento humano, y piedra angular en toda obra dramática, con suma vigencia hasta nuestros días, Aristóteles expuso dentro de sus cerca de 200 tratados, muchas máximas que centran al ser humano, y su posición en el mundo.
Por otro lado, cuenta la leyenda griega, que Teseo, Rey de Atenas, retornó a su patria desde la isla de Creta, en el mismo barco con que sus compatriotas zarpaban desde épocas pretéritas.
Esta proeza, recogida posteriormente por Plutarco en sus textos, era posible porque quienes utilizaban la nave, reemplazaban permanentemente los listones estropeados por soportes nuevos, y más resistentes.
La anécdota dio lugar a que los filósofos de ese entonces, formularan la siguiente paradoja:
¿Seguía siendo el mismo barco, aquel al que se le habían reemplazado todas sus partes originales?
Siempre que uno piensa que todo está perdido, existe una luz al final del camino...
Una luz de esperanza; una razón de existir.
Por eso, el sentido común y la gente en general dice, que “la esperanza es lo último que se pierde”, aun cuando todo el resto se ha perdido...
Si en el espacio nadie puede oír tus gritos, en medio del océano, tampoco.
“And I know you knew this.
In each of your ways.
And I am sorry.
All is lost here, except for soul and body, that is, what's left of them, and a half day's ration.
It's inexcusable really, I know that now”
All Is Lost es una película de aventura, del año 2013, escrita y dirigida por J. C. Chandor.
Protagonizada por Robert Redford, como el único actor; siendo este, el 2º largometraje dirigido por el director; la cual fue filmada en Baja Studios en Rosarito Beach, México, y las escenas subacuáticas, fueron realizadas por el veterano, Peter Zuccarini.
Como dato decir de entrada, que All Is Lost apenas tiene 5 minutos de diálogo, y fue llevada al Festival Internacional de Cine de Cannes, fuera de concurso; y fue nominada al Oscar de Hollywood, en la categoría de mejores efectos de sonido.
Así las cosas, en aguas del Océano Índico, cerca del Estrecho de Malacca, un contenedor a la deriva, choca contra un yate de altamar, el Virginia Jean, causando daños graves al casco, casi por encima de la línea de flotación, y que desencadena una serie de situaciones que agravan la navegación.
El único navegante que comanda el yate, y tripulante (Robert Redford), deberá hacer frente a una auténtica odisea, de lucha física y control emocional, para asegurar la supervivencia, y evitar su muerte en solitario en alta mar, y alcanzar la salvación.
A pesar de las reparaciones, de su experiencia marinera, y de una fuerza física que desafía su edad, a duras penas logra sobrevivir a la tormenta.
Pero el sol implacable, la amenaza de los tiburones, y el agotamiento de sus escasas reservas, lo obligan a mirar a la muerte a los ojos...
¿Es realmente All Is Lost, una película sobre un hombre que desea sobrevivir por sobre todas las cosas?
¿O es algo más?
¿Es una alegoría a la soledad?
¿Un tributo al desapego necesario, en cualquier ser humano, para poder entender el verdadero “por qué” de la vida?
All Is Lost es una obra notable dentro del género, y la supervivencia trasmite dramatismo veraz en todo momento, pero sin caer en el efectismo para sorprender al público, ya que lo único que se propone es, hacer sentir en el espectador, como va creciendo la desesperanza, a medida que avanzan los días tras el naufragio en solitario.
“1700 nautical miles from the Sumatra Straits”
Los hay que nacen grandes, viven grandes, y mueren siendo grandes.
Así es Robert Redford, uno de los actores más valientes y carismáticos de la historia del cine.
Sólo él, y un puñado más de actores, son capaces de protagonizar de manera tan magistral, un drama de supervivencia, cuyo protagonista es un tipo sin historia, sin pasado, y hasta sin nombre.
Una fascinante aventura, sobre un hombre que desafía todo lo que nos hace humanos, como el miedo, el pánico, la experiencia, la paz interior... y lo hace venciendo cada dificultad que se encuentra en el camino, con una tenacidad fuera de lo normal.
Porque así es Robert Redford:
Trasparente, convincente, y tenaz; y esta vez sobre el mar.
All Is Lost, va sobre un hombre que está viajando con su velero por el océano.
Está completamente sólo.
Una mañana, se despierta con un golpe que sufre el velero.
A pesar de que el velero sufre un daño significante, este hombre logra arreglarlo.
La palabra clave es “infortunio”, del cual el sobreviviente sufre bastante:
Su viaje se convierte en una tragedia.
Decir si el hombre muere o sobrevive al “accidente”, es irrelevante, ya que All Is Lost es un claro homenaje a la capacidad de decisión que tiene la especie humana, al enfrentarse a una situación peligrosa, que le supera; es una realidad que, por encima de todas las cosas, es un logro a nivel técnico.
Desde los efectos especiales, hasta la adaptación, increíblemente inteligente del escenario, para poder mantenerlo todo en un ambiente minimalista y claustrofóbico; no se nota ni las sombras de la cámara bajo ese ardiente sol, ni un solo reflejo, todo bien cuidado.
Y no hay necesidad de grandes escenas de acción, con olas gigantes y amenazantes.
Sólo hace falta ver lo oscuro de la cercanía con la muerte.
Con esto, All Is Lost se mantiene tenue, en materia de despliegue visual.
Quizás por esto, lo técnico resalte tanto; pues no se usa como un truco, sino como un recurso que realza el drama; el cual tiene mayor dependencia en el sonido, y en las tomas, ya que no hay diálogos en la misma, que en películas de este tipo, adquieren mucha más importancia, si cabe que en otros trabajos, incluyendo el discurso final, etc.
Buenos trabajos que convierten a una película normal, en una historia que transmite fuerza, gracias a sus planos de gran belleza.
El resultado final, es de un minimalismo tal, que no existen distracciones para el espectador, y nuestra atención está puesta en el protagonista, y lo que él hace.
Redford dijo del personaje:
“Siempre me he sentido fascinado por ese punto en la vida de todos, hay un momento cuando todo parece perdido, cuando no hay nada más que hacer.
No se puede hacer más, todo está en tu contra, y no parece haber una salida, todo está perdido, no hay manera de seguir, y algunas personas se dan por vencidas, y se detienen, pero otras, por motivos desconocidos, siguen adelante porque no tienen otra opción”
Como estamos ante una historia que posee solo un personaje, la labor del actor protagonista es esencial, y Robert Redford cumple.
Podría decirse que se trata de un “one-man show”; y es un reto personalizado para Redford, con sus 77 años.
Y es un viaje desesperante, por un camino poco claro, con pocas respuestas, y con un misterio infinito embebido en su final.
Al resumir el diálogo a menos de 100 palabras en todo el metraje, el actor debe conformarse como un polo expresivo, que no radique en el drama exagerado, pero que al mismo tiempo se mantenga al borde de la locura por la situación.
El actor sobrelleva al quiebre, de una manera espectacular, cuando todo lo internaliza, y nunca la cámara lo enfoca lamentándose por todo lo que pasó…
El hombre no es transformado por la situación que le amenaza.
Simplemente absorbe, y decide; esa valentía, nunca había sido tan silenciosa; presentado en el guión como “Our Man”, Redford es un perro viejo, una persona ya curtida y experimentada, que se encuentra voluntariamente sólo, en medio del océano.
Aunque no se nos cuente nada, se deduce que conoce, y es consciente de/a lo que se enfrenta, y que tiene el suficiente temple, como para saber que ponerse nervioso, no soluciona nada.
Y no creo que la situación requiera de más palabras, cuando la imagen es de por sí tan ilustrativa.
El “Fuck” que grita en su momento, bien podría traducirse por un:
“¿Cómo he podido ser tan idiota?”, el cual adquiere mucha fuerza, al ser un evidente signo de desesperación, el de un hombre tranquilo, que empieza a sentirse superado por la situación.
Lo que me cuesta de creer, es que un hombre de 77 años, pueda hacer todo lo que hace…
Y aquí empiezan los cuestionamientos:
All Is Lost, ni siquiera nos entrega datos acerca del personaje.
De hecho, el protagonista no tiene asignado un nombre en los créditos…
Esto permite, que el espectador construya su propia historia, a partir de algunas pistas que vemos por aquí y por allá.
Por ejemplo, sabemos que se trata de un hombre casado, debido al anillo de matrimonio que lleva, o bien es viudo; y que tiene dinero, ya que no cualquier persona puede comprar un yate con ese menaje tan sofisticado, y llevarlo en un viaje al Océano Índico.
Por su edad, parece ser un hombre jubilado, que busca pasar los últimos años de su vida descansando, haciendo lo que antes no podía.
También, se trata de alguien que conoce cómo navegar, pero está demasiado acostumbrado a usar aparatos electrónicos.
Respecto del resto de las cosas, no sabemos nada, así que la figura del protagonista, debe ser completada por nosotros mismos, como por ejemplo, se puede decir que tiene varios hijos por los nudos que se ven detrás de él, en un momento cuando se sienta en una pequeña mesa, como lo que lo ata al mundo.
Y si bien estamos ante una historia sencilla, que posee un número limitado de elementos, esto no significa que esté exenta de interpretaciones, o simbolismos.
Estas, obviamente variarán de espectador en espectador, dado que es una de las gracias de toda forma de arte.
Al ver All Is Lost, me llamó la atención, lo calmado que se muestra el protagonista ante las cosas que le ocurren, puede ser que por su edad, practique yoga, y la meditación.
Hay muy pocos momentos en los que se puede ver su miedo, y recién hacia el final, se puede notar su desesperación.
Pareciera que todas sus desgracias, son recibidas con resignación, conocedor del karma… lo que nos podría permitir descubrir algo más acerca de su pasado, o de su vida fuera de los sucesos mostrados.
Las situaciones límite, sacan nuestro verdadero yo, y esta no parece ser la excepción.
¿Ante qué, el mar es entonces, solo el mar, o expresa algo más?
Es una amenaza, quizás la muerte misma, es “el infinito y más allá...” digámoslo todo.
La metáfora, se ha usado mucho en el arte, y el navegante en el mar, es símbolo de la vida, como el bebé en líquido amniótico; o flotando sobre la muerte, sufriendo tribulaciones, hasta el hundimiento final, que llegará sin remedio.
Por otro lado, esos barcos de corporaciones, que pasan de largo, nada menos que 2 veces, con esas bengalas, gritos de auxilio ignorados repetidamente por esos mastodontes impasibles, vacíos, y por tanto, deshumanizados, que son además, los causantes de su naufragio, pues de uno ha caído el contenedor que lo empezó todo.
¿No es demasiado incidir en ellos?
Hay un simbolismo muy hermoso, que lo que te haga naufragar sea un contenedor de zapatos de niño en medio del mar, donde no te sirven para nada, y que el barco con contenedores, sea igual de deshumanizado.
Ese contenedor, bien podría simbolizar el renacimiento, y la muerte, pero que para renacer, se necesita morir… o pasar por una “Pasión”
Con los contenedores, la sociedad de consumo se aprovecha de ti, y cuando no le sirves te deja tirado, que fue lo que sucedió con los zapatos y con el náufrago.
Se podría pensar aquí, que eso simboliza una sociedad, sin valores humanos, sino mercantiles, que ha dejado de lado al hombre, al que abandona a su suerte.
Nuestra sociedad, es nuestro fracaso, y por eso también todo está perdido.
No es ahí donde nuestro hombre encontrará auxilio...
Es curioso que al ser solo un personaje, el “personaje femenino” sea el barco “Virginia Jean”, en el que un hombre sin nombre, luchará por renacer y sobrevivir.
No es baladí el momento en que se afeita, símbolo de la juventud/niñez que lo ata al barco, la mujer, antes de que llegue la tormenta, el padre, en alusión a Dios el creador de todo… o quizás quiera enfatizar aún más en la tranquilidad de este hombre, y el poder de serenidad ante las catástrofes donde pone a prueba su resistencia y el poder de decisión.
Y al final, ¿pesimismo?, finalmente se deja ir, ya no hay espacio para la lucha…
Pero esa mano que lo recoge...
¿Hay esperanza?
O es otro ser humano que le ayuda en su viaje, lo único que tiene…
¿O está muerto?
Podría hacerse una lectura religiosa:
¿Es una de esas experiencias cercanas a la muerte, es la mano de Dios que lo recibe?
A cada uno lo dejo con su conclusión, pues parece un final abierto intencionado; sobre todo desde el inicio, con su discurso, pues se desconoce a quien se lo dice, o lo dice al espectador a modo de “ente omnipresente”
En contraposición, con este momento final, hay una escena en donde vemos unos tiburones merodeando debajo de la balsa...
Esa imagen no se continúa, y en ningún momento sabemos qué pasa con los tiburones…
Posiblemente la sorpresa es tal, que mejor no mostrarla.
Por otro lado, la comparación con “Gravity”, resulta casi inevitable, con Sandra Bullock, en pleno espacio sideral; y Robert Redford, literalmente con el agua al cuello, representan, en unas excelentes metáforas, al ciudadano medio en una situación de aguda crisis, al fin y al cabo, en la actual crisis financiera.
Situación que, en ambos casos, ha sido creado por una explotación abusiva de los recursos, o una falta total de respeto por el medio ambiente, como basura espacial, o contenedores que atraviesan miles de kilómetros, contra toda lógica comercial.
Estas películas, consiguen que los espectadores, inconscientemente, nos sintamos de inmediato identificados, y reflexivos.
Como dato, estrictamente naval, en el mundo de la navegación, existe una frase muy cierta que dice así:
“Hombre al agua, es hombre muerto”
Si te atas al barco, existe el riesgo de caer por la borda, y quedar colgado en una mala posición, sumergido en el mar, hasta ahogarte...
Cualquier apaño que le puedas hacer al casco de tu barco agrietado, no va a durar una mierda en una tormenta…
Existen muchas velas, todas con sus características, pero cuando ves venir una tormenta mayúscula, hay que cambiar la vela de proa, por una más pequeña y resistente, llamada “tormentín”
Cambiar o enrollar una vela manualmente, durante una tormenta, es peligrosísimo:
La estabilidad del barco, otorga muchos puntos para caer al agua, y el latigazo de una vela, o un cabo suelto, puede arrancarte media cara, si estaba bien tensado.
Que los demás barcos te vean, es importante, hayas o no naufragado; los cargueros monstruosos que pasean por los océanos a velocidad de vértigo, son más peligrosos que los tiburones; a modo de un tráiler con una bicicleta...
Aun así, All Is Lost nos deja reflexiones como:
No se puede desatar un nudo, sin saber cómo está hecho.
El ser humano no hace nada que no sea por necesidad.
El arte, es un tipo de conocimiento superior a la experiencia.
Fuera de la sociedad, el hombre es una bestia o un dios.
La felicidad está en los que se bastan a sí mismos.
Para finalizar, All Is Lost logra que el espectador empatice con el protagonista, a través de su odisea por sobrevivir, y de paso, te aclara que no todo está perdido, cuando las ganas de vivir, son más fuerte que la adversidad.
“How it could have taken this long to admit that I'm not sure, but it did.
I fought till the end.
I'm not sure what that is worth, but know that I did.
I have always hoped for more for you all.
I will miss you.
I'm sorry”
Aquí, la historia del náufrago, es un medio para expresar la soledad e indefensión del hombre, ante la amenaza de la vida, la muerte, la vida con otros seres humanos, o la sociedad, que son nuestra única compañía, y pocas veces buena.
Esas palabras del principio, el único diálogo de All Is Lost que dicen:
“He luchado hasta el final.
No estoy seguro si vale la pena.
Pero sé que lo hice”
¿No son un discurso de despedida un poco extraño?
Si lo leemos desde esta perspectiva, cobran más sentido:
Habla de la vida, de cómo nos aferramos a ella, sin que tenga en realidad mucho sentido, ni saber por qué lo hacemos, aun cuando todo está perdido, y sufrimos un golpe tras otro, a pesar de lo cual, queremos seguir.
Aunque parezca inconcebible, preferimos vivir sufriendo y desesperados, que morir, como gran parte de la humanidad vive.
All Is Lost es, por tanto, una representación del consejo más inteligente que se nos puede dar:
No somos invencibles, y debemos luchar, pero no debemos olvidar, que la batalla más importante, es contra nuestras propias limitaciones.
No hay nada que podamos hacer, perdidos, solos, incomunicados, y a nuestra suerte, en este inmenso mar lleno de amenazas que es la vida, con un final cierto, anunciado, e inevitable.

“Never Give Up”



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