Gummo

“Xenia, Ohio.
A few years ago, a tornado hit this place.
It killed the people, left and right.
Dogs died.
Cats died.
Houses were split open, and you could see necklaces hanging from branches of trees.
People's legs and neck bones were sticking out.
Oliver found a leg on his roof.
A lot of people's fathers died, and were killed by the great tornado”

El cine “mainstream” de Hollywood, nos enseña el triunfo del “Sueño Americano”, un mundo donde todos tienen oportunidad de ganar, donde al final, el protagonista triunfa, y se queda con la chica.
A los críticos les gustan esas películas, donde los discapacitados, los soñadores, y los chicos buenos, ganan al final; ese EEUU de “cuentos de hadas”, en donde “todos los sueños se hacen realidad”, y donde los valores morales, la bondad, y la perseverancia, triunfan sobre la adversidad.
Estas películas son aplaudidas, ganan centenares de premios, se presentan en muchos festivales, las pasan en TV a todas horas, y son llamadas “obras maestras” por la crítica y el público.
¿Qué pasa si se presenta una película que rompe con la tradición del cine hollywoodense, y muestra que “El Sueño Americano” no existe, en un film que nos da un paseo por la pesadilla de “La América Profunda”, esa alejada del glamour, el oropel, y la felicidad artificial de la televisión?
Gummo vino a romper con todo lo tradicional en el cine:
La técnica, la estética, la narrativa, y el clásico “Happy End”
“Prepare to visit a town you'd never want to call home”
Gummo es un drama del año 1997, escrito y dirigido por Harmony Korine.
Protagonizado por Linda Manz, Max Perlich, Jacob Reynolds, Chloë Sevigny, Jacob Sewell, Nick Sutton, Lara Tosh, Carisa Bara, entre otros.
El director, Harmony Korine, es conocido por sus polémicos trabajos dentro de la industria cinematográfica independiente, tanto como realizador, como por guionista, o productor.
Debutó por la realización de Gummo, la cual trata de una exploración a lo más profundo y crudo de Estados Unidos, de manera casi documental en su narrativa, donde se entrecruzan escenas sin ningún carácter lineal entre ellas.
Sus escenas, filmadas en vídeo, y el manejo del sonido, la tiñen de una fuerte impronta experimental; que explora una amplia gama de temas, como:
El abuso de drogas, la violencia, el homicidio, el vandalismo, la enfermedad mental, la pobreza, la blasfemia, la homofobia, el abuso sexual, el sexismo, el suicidio, el dolor, la prostitución, la crueldad hacia los animales, la eutanasia, el racismo, y las familias disfuncionales.
Korine, evita cualquier noción romántica en relación con los EEUU de Hollywood, incluidos sus pobres y discapacitados mentales, con temas conflictivos que se pueden dar en la sociedad, tratados con la máxima frialdad.
Gummo tuvo la clasificación “R” en Estados Unidos, clasificación destinada a películas pornográficas, o cintas extremadamente violentas, por lo que su distribución fue harto complicada.
“Redneck”, “avant garde”, “fake rabbit ears” o “mental retardation”, son solo algunos de los adjetivos que le atribuyen a Gummo, la cual fue rodada en Nashville, Tennessee, EEUU; en tan sólo 4 semanas, durante el verano de 1996.
La mayor parte se rodó en el último día de la producción.
Así pues, Gummo es un film experimental, que resulta más bien, una recopilación de alucinantes miradas de un Estados Unidos marginado, y “White Trash” o gente “basura blanca”, una película construidas a modo de fragmentos crudos, que son en ocasiones surreales, pertenecientes a “la realidad del sueño”, en este caso, a “las pesadillas”, y en otros momentos, pasan a ser hiperreales, con características exageradas de una cualidad de una realidad, o condición en particular.
El narrador, Solomon (Jacob Reynolds), nos habla de un grupo de jóvenes marginales, que pasan sus días flirteando con la delincuencia y las drogas en Xenia, Ohio; un pueblo devastado por un tornado años atrás, y que sigue viviendo en la miseria que este hecho provocó.
Estos jóvenes, viven como desechos sociales, como los restos del tornado; y sus aspiraciones en la vida, pasan por:
Matar gatos de la forma más cruel e imaginable, robar en tiendas, oler pegamento, y descubrir la sexualidad con deficientes mentales.
Entre estos personajes, encontramos a:
Una madre (Linda Manz), que quiere que su hijo aprenda a bailar claqué en memoria de su difunto marido; Dot (Chloë Sevigny), es una joven que busca desesperadamente su gato por todo el pueblo; y Bunny Boy (Jacob Sewell), un chico que va paseando por las calles, con unas enormes orejas rosas de conejo.
El mundo de Gummo, es un mundo que está al revés, donde los adultos, prácticamente no existen, y donde los niños transitan en una “no vida”, hacia ningún lado.
Allí reina la desolación, dentro de la cual, la sexualidad y la violencia, se convierten en temas centrales.
Por ello, Gummo es una dedicatoria al universo de los feos, los marginados, los perdedores…
Está claro, que su director, Harmony Korine, vivía en una época depresiva, oscura, posiblemente de fuertes adicciones a las drogas cuando hizo Gummo, pues lo realizó tratando de recrear esos sentimientos miserables que lo agobiaban.
El resultado, es un vómito cinematográfico, que funciona como un impactante poema hecho con pedazos de un basurero.
Esta es una obra de arte, difícil de ver, por asquerosa, peligrosa, pero fascinante a la vez; pero ante todo, es una reflexión sobre la condición humana, sobre nuestro papel en la sociedad, y los anhelos o sueños que esta misma trunca diariamente, un canto a la existencia, aunque tal vez a la no superación, y ofrece una visión pesimista de todo; tal vez no es pesimismo, a lo mejor es realismo... porque son contadas las reflexiones sobre el modo de ver la vida, en ocasiones, como algo oscuro, o como algo bello, ya que sin ella, estaríamos muertos…
O muertos en vida… la no vida.
Gummo es una crítica total a la sociedad, aquella que desecha a las personas, aquella colmada de basura, aquella impositora de reglas y estereotipos que los personajes deben de seguir, paradigmas y morales inquebrantables.
“Life is beautiful.
Really, it is.
Full of beauty and illusions.
Life is great.
Without it, you'd be dead”
¿Y qué significa Gummo?
Gummo hace referencia, en un símil que relaciona a Los Hermanos Marx con las clases sociales, al lumpen.
La población al margen de la sociedad, delincuencia, prostitución, etc., se relacionarían con Gummo Marx, el único de Los Hermanos Marx que no se hizo conocido, por abandonar el vodevil, antes de que sus hermanos cobraran la fama.
Sería gracioso continuar el símil, Zeppo con la clase obrera, por ser el hermano que sale en algunos films; y Groucho, Harpo, y Chico, las clases poderosas.
Que quede bien claro, que es un símil, solo por la fama alcanzada, ya que ideológicamente no tiene que ver con los pensamientos de Los Hermanos Marx, siendo por ejemplo, la verborrea afilada de Groucho más revolucionaria y anti convencional que sus películas coetáneas.
El resultado, es una película que marcó, para muchos, el reflejo de una comunidad estadounidense en decadencia, algo que está pasando, y no se le presta la suficiente atención, ni siquiera para admirarlo.
Cuando uno ya está acostumbrado a ver todo tipo de películas, siempre es una sorpresa encontrarse con algo distinto…
Y Gummo es un filme de difícil visionado, una cinta rompedora, que trata muchísimos temas sociales de forma realmente dura.
Es difícil explicar la aureola de irrealidad, una ciudad y un entorno de lo más insano que se pueda uno imaginar.
“Mi idea es tratar de mostrar cosas que no hemos visto, cosas que están ahí, y que son hermosas, no me interesa hacer algo que ya se haya mostrado antes, no tiene caso”, argumenta el director.
Es una sociedad, cuya decadencia nos arroja tales aromas tremendistas, pues reducir la intención de esta obra, a algún tipo de protesta social de corte realista, es esencial.
Pero “el tornado”, lanzó a Harmony Korine, más allá de tales propósitos.
Y es que Gummo no busca retratar con precisión la realidad.
Ni siquiera expresar las inquietudes de una generación.
Como él mismo ha dicho, lo que transmite su ópera prima, y su filmografía al completo, no es sino su modo de sentir la vida; particular, íntimo y subjetivo.
Estamos ante aquella porción de realidad, seleccionada, y perfilada, de la que hablaba Nietzsche, cuando se refería al conocimiento proporcionado por el arte.
Pero aun así, también es cierto que el artista habla de aquello que conoce, y esta juventud, que apenas logra agarrarse a pequeños salientes, mientras cae al vacío, y que es mostrada no sin cariño, puede no estar tan alejada de la realidad como se cree.
Todo Gummo tiene un carácter documental, incluso a modo de “cuento”, léase en varios personajes”, tanto por las imágenes, como por su estructura.
Y aunque parezca que las imágenes no tienen relación entre sí, son cada uno de sus elementos, los que hacen que adquiera sentido.
Como dato, la actriz Chloë Sevigny, diseñó el vestuario, mezclando piezas que la gente ya tenía con otros comprados en tiendas de segunda mano de la localidad.
La atmósfera de Gummo, es un ambiente irreal, en donde lo grotesco se combina con lo tierno, lo insano se mezcla con lo trágico, lo patético y lo onírico, van de la mano, danzando a través de cuadros que nos van develando la cotidianeidad en un pueblo, donde el espíritu humano, ha dejado de vivir.
El desfile de miserias humanas que habitan el pueblo, incluye a 2 amigos de nombre Salomón y Tummler (Nick Sutton), los cuales se dedican a cazar gatos, para venderlos a una carnicería.
Una pre-adolescente con Síndrome Down, que es obligada a prostituirse por su hermano mayor.
Un chico viste de conejo, un enano negro y homosexual, que seduce a un ebrio, interpretado por Harmony Korine, el director; y 3 hermanas que, mientras buscan a su gato, se encuentran con un pedófilo...
Todos ellos, seres degenerados, sin esperanzas ni sueños por un futuro mejor, saben que nada va a cambiar, escapan de su realidad, respirando pegamento o matando gatos.
He aquí “La América Profunda”, el excremento del “Sueño Americano”
Pero Gummo es también una película de diferencias, y no solo las más evidentes con respecto al oropel de Hollywood.
Están muy pendientes del físico, y de cómo estos trastornan, y difieren el uno del otro.
Incluso, el rol del cuerpo femenino, una de las primeras escenas, es un chico tocándole la teta a una chica, y siente que ella tiene algo ahí…
Donde hubo una anormalidad, Gummo se va a otro lado...
La chica deficiente, que se pasa el día cuidando de su “hijo” muñeco, es una metáfora del sometimiento machista de los EEUU conservador.
Las hermanas rubias, que se ensanchan los pezones, o especulan sobre la bulimia, son el retrato de los maltratos corporales de una sociedad basada en una belleza estereotipada, e insana.
Si bien hay varios planteamientos sin desarrollo, y situaciones sin explicación; los personajes no tienen una evolución, pues el objetivo no es contar una historia que se desarrolle, sino plasmar el contexto, y circunstancias a las que están expuestos dichos personajes.
Parece ser, que Bunny Boy, que aparece de vez en cuando, hace lo que le conviene:
Cuando quiere, está vivo; cuando quiere está muerto.
Cuando quiere, finge, cuando quiere no; pero hay una cosa, Bunny Boy es el único testigo.
Las consecuencias psicológicas, se hacen notar en unos protagonistas con un pasado de violentos maltratos, y con esa dolorosa experiencia de haberlo perdido todo tras un tornado; destructivo por esa sensación de desasosiego, de tener la impresión de no saber qué hacer con la vida de uno, y tirarla por la borda, acercándose hacia unos derroteros de lo más escabrosos.
La vida de estos macabros, descerebrados, retrasados, y pobres habitantes, se reduce a las persecuciones violentas:
A la prostitución, a un mundo gay descontrolado, y a la caza y captura de gatos…
El único sentido en la vida de estos chicos, desatendidos de forma espantosa por sus padres, es el de esnifar pegamento, aburrirse, y buscar quehaceres absurdos y violentos.
De hecho, Gummo está grabada de forma bastante diferente a lo que un espectador “normal”, puede estar acostumbrado.
De inicio, llama la atención el uso de distintos formatos en la grabación:
Súper 8, video, 16mm...
Harmony Korine, alterna las distintas tonalidades y matices, que da cada formato, para crear una especie de confusión al espectador.
Además, muchas de las tomas, están hechas en una sola toma, y a cámara en mano, y hasta me atrevería a decir, que muchas de las secuencias, son totalmente improvisadas, y si postproducción alguna.
El tema de las actuaciones, quizás sea difícil de comentar:
No parece en ningún momento, que estemos viendo actores, encarnando sus papeles, sino que parece una especie de documental, en el que una cámara se ha metido en las vidas de esos personajes.
Realmente parece que hicieron un gran trabajo de actuación, aunque seguramente, algunos de esos personajes, no hicieron más que representarse a sí mismos.
El niño que interpreta el papel principal, es tan acertado, que parece imposible que diera con un personaje así.
En las notas de producción se dice, que Korine alentó la improvisación y la espontaneidad.
Para lograr esto, él tuvo que establecer un modo de confianza:
“Si un actor es un fumador de crack, dejarlo ir entre tomas, y luego vuelva para tirar su refrigerador por la ventana…
Que la gente sienta que pueden hacer lo que quieran, sin consecuencias”, dijo.
Korine la rodó, casi en su totalidad, con actores locales, no profesionales.
Viejos amigos, estaban ansiosos por ayudar a Korine, como los 2 hermanos de cabezas rapadas, el “skater” Mark Gonzales, y el enano Bryant Krenshaw.
Algunas excepciones incluyen a la entonces novia del director, Chloë Sevigny, a Linda Manz, y Max Perlich como actores.
No en vano, personas con Síndrome de Down, con trastornos psicológicos, albinos, homosexuales, enanos, y gente en definitiva, que busca vivir como se pueda, actuaron con naturalidad apabullante.
En un momento, el director, y el camarógrafo que le acompañaba filmando, tuvieron algunos problemas con la gente local, pues llegaron a ser perseguidos por padres encolerizados, armados con escopetas, porque creían que estaban grabando una película de porno infantil...
Y es que, aunque no sean hechos reales, si existe la ciudad, y también fue azotada por un tornado en los años 70, aunque el director nunca ha estado allí…
La Ciudad de Xenia, tiene un historial de actividad de tormentas severas.
Según la leyenda local, los indios Shawnee, se refieren a la zona, como “el lugar del viento del diablo” o “la tierra de los vientos locos”, dependiendo de la traducción.
Los registros de tormentas, se remontan a principios del siglo XIX; y los registros locales muestran 20 tornados en El Condado de Greene, desde 1884.
Muchos de los personajes que salen, eran “gente normal” que iba por la calle, en una bolera, o en un restaurante, y el director les propuso formar parte de Gummo.
Y poco a poco, van saliendo diferentes experiencias personales traumatizantes, que alternan con las escenas de Solomon y Tummler.
Por ejemplo, como un chico vio sus primeras bragas, concretamente cuando un tornado se llevó por los aires a una chica; y luego vio, cómo algunos morían decapitados.
También, una historia sobre incesto, de una chica con su padre; o como quemaron vivo a un gato con gasolina...
Hay un personaje, que forma parte esencial:
Un chico que lleva unas orejas de conejo, Bunny Boy, que es una especie de hilo conductor, pues se empieza y acaba con él, y todos los personajes, de una forma u otra, tienen contacto con él.
Es quizás, la parte más hipnótica y surrealista, y aunque puede que no quede muy claro lo que significa ese personaje, se pueden hacer un montón de conjeturas sobre el asunto, me parece que le da a Gummo, una especie de toque, digámosle “mágico”, que en mi opinión es muy interesante.
Hay una escena, donde un señor pretende haber encontrado el gato de las 3 chicas…
Todo para llevarlas a su auto, y poder abusar de ellas.
Me puse a pensar, y creo que eso representa todo Gummo:
El deseo y el abuso de las cosas.
Las ganas de un chico flacucho, por tener músculos, ya que la prostituta retrasada le dice:
“Eres flacucho” cuando él le pregunta a ella, si le parece atractivo.
Pero toda Gummo cabe en una escena:
Un plano secuencia de una pareja de sordos, discutiendo airadamente.
Son 2 personas, adultas, imposibilitadas de comunicarse, intentando con gemidos y sonidos guturales, expresar un malestar que no logran vislumbrar, que los abarca, y los somete, que los arroja a la soledad de la incomprensión.
El otro, el de enfrente, se vuelve la explicación del propio malestar, y se lo rechaza con violencia.
No hay comunicación posible, la sordera es su condición.
Les queda atinar a gemir impotencia, hasta desgarrarse la garganta, amenazarse sórdidamente.
Y el impacto de ver a unos niños matando de cruel manera a unos gatos, es equilibrado con la escena de un hombre en estado de ebriedad, que se encuentra en una reunión, y termina practicando lucha libre con una silla…
Si bien es cierto que simularon todas las escenas que aparecen, para mostrar la violencia contra los animales, se usaron de animales de utilería.
Los personajes, todos, desgarran sus gargantas, tratando de imponerse, pero no pueden oírse.
Han perdido la capacidad de verse, y todo es oscuridad; han perdido la capacidad de oírse, y todo es silencio.
Allí, sólo queda subir el volumen de la música, o gritar más fuerte; tapar como sea ese vacío, hasta quedarse sordo, y que al menos así, algo tenga una explicación.
A lo mejor, los personajes estén más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Y la inclusión, es superar todo esto.
Por último, la banda sonora es de puro “Black Metal”, prácticamente en su totalidad, con la salvedad de algún tema como:
“Everyday” de Buddy Holly; “Like a Prayer” de Madonna; y la maravillosa “Crying” de Roy Orbison, que cierra la película.
Y grupos como:
Bethlehem, Absu, Burzum, Bathory, Brujeria, Eyehategod y Spazz; y vemos camisetas de Krokus, “Midnite Maniac”; Dio “Sacred Heart”, Poison…
También, un corte que pone “Slayer”; y un poster de Iron Maiden:
“No Prayer For The Dying”
“People died in Xenia”
Gummo es una película trasgresora y original como ninguna otra; que cuestiona la dignidad humana, que nos muestra la crueldad del ser humano, y de la existencia; y que es sin duda, un estudio psicológico sociológico, aunque nada convencional desde luego, del hombre, representado en las más transgresoras, provocadoras, y crudas personalidades y situaciones.
Un retrato de unos EEUU, raramente documentado, pero que también existe.
Harmony Korine, presenta una revolución visual, para nada conservadora y  complaciente.
Un cine rebelde e iconoclasta, para un espectador rebelde; y ésta aterradora visión del futuro, no ha hecho más que cumplirse:
El pueblo tiene por nombre, Xenia, pero puede ser Buenos Aires, Londres, Ciudad de México, puede ser el pueblo donde vives, o la calle más cercana; y Gummo nos dice que el futuro está aquí.
El mundo de Gummo, es el mundo visualizado por el filósofo e historiador alemán Oswald Spengler en sus obras, un occidente sumido en la decadencia moral, sin espíritu de lucha, entregado a sus instintos más oscuros:
Asesinato, abuso sexual, drogadicción, etc.
Pues para el filósofo Spengler, este progreso material que se desarrolla sin freno, no es más que una degradación espiritual hacia un profundo abismo, sin embargo, a Spengler, al igual que a la vidente Cassandra, la vidente griega a la que nadie le creía sus profecías, nadie lo tomo en serio…
Esta decadencia que Spengler predijo, se ha cumplido.

“They seemed to have a wonderful life.
I don't know what went wrong”



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