The Skeleton Twins

“The fucking dog dies at the end”

Siempre existe la pregunta dudosa de:
“Si un suicidio es un acto de valentía o cobardía, si es permisible la voluntad de no luchar, ni seguir intentando alcanzar una felicidad que se resiste, o continuar contra viento y marea, cataclismos y tempestades, para lograr esa aceptación de uno mismo, ese querer “tus debilidades y errores, faltas que te definen, y componen”, y valorar y explotar tus habilidades, por muy ocultas que éstas estén.
El suicida Robin Williams dijo una vez, que la comedia era una forma de catarsis para lidiar con los traumas personales...
El resultado lo sabemos todos:
Suicidio y risa.
Un oxímoron tonal, moral, espiritual; y sin embargo, existe, pues se llama:
Comedia Negra.
“Family is a cruel joke”
The Skeleton Twins es una comedia con tintes dramáticos, del año 2014, dirigida por Craig Johnson.
Protagonizada por Kristen Wiig, Bill Hader, Ty Burrell, Luke Wilson, Boyd Holbrook, Kathleen Rose Perkins, Joanna Gleason, Jennifer Lafleur, Ian Hyland, Genevieve Adams, entre otros.
El guión es de Mark Heyman, y Craig Johnson.
The Skeleton Twins, se confirma como una alternativa fiable, y bien construida, a las comedias más comerciales, y los dramas más independientes, combinando elementos de ambos, en una historia que trata temas tan delicados, como:
La depresión, el suicidio, o el abuso de menores, de una forma delicada, y con un tono de humor ingenioso, a la vez que respetuoso y reflexivo, dejándonos excelentes diálogos sobre unos gemelos que no encajan, ni entre ellos:
Maggie (Kristen Wiig) y Milo (Bill Hader), llevan 10 años sin verse, desde que Milo se marchó a Los Angeles, para “triunfar como actor”
Cuando Maggie recibe una llamada del hospital, informándola que su hermano ha intentado suicidarse, no duda en volar hasta allí, e intentar normalizar la situación, ofreciéndole que se vaya a vivir con ella, mientras supera el bache.
Pero la vida de Maggie, tampoco es perfecta, ya que Lance (Luke Wilson), su marido, cree que deben tener un hijo, pero ella no está preparada…
Mientras, Milo sigue obsesionado con la relación que tuvo con su profesor, Rich (Ty Burrell), cuando era adolescente.
Para Maggie, esto significa reanalizar sus tendencias autodestructivas, y su matrimonio con su dulce marido; mientras que Milo debe enfrentarse al dolor que le causó, que le rompieran el corazón a una temprana edad, del que todavía no ha logrado recuperarse.
En esta ocasión, además de ser hermanos gemelos, comparten tendencias suicidas, su lado más oscuro, necesita ayuda urgentemente, aunque no sean capaces de reconocerlo.
Mientras que su reencuentro parece que les revitaliza a ambos, se dan cuenta de que la clave para solucionar sus vidas, puede que se encuentre en simplemente, aceptar el pasado, y arreglar su relación filial; pues se necesitan desesperadamente, como el aire para respirar, son el uno para el otro.
La comprensión, el apoyo, la fuerza, la seguridad, la energía, y el no desfallecer, el no al abandono tan apetecible, cuya línea, ambos rozan continuamente, en una deseada salida de final definitivo que apague por siempre su dolor crónico.
No vas a reír a carcajadas con The Skeleton Twins; tu sonrisa será de escepticismo sagaz involuntario.
No vas a llorar de desconsuelo; tu tristeza y lástima, serán incertidumbre de losa no fija, que se transporta con ligereza suprema, expone los más amargos pensamientos, inquietudes, y vacíos existenciales del ser humano, con arte y destreza, acierto, y grato esmero; un complaciente y gustoso punto ideal de dorado por fuera, tierno por dentro, que se degusta con encanto, dolor, y satisfacción.
The Skeleton Twins es “cine indie” muy recomendable, para una historia de redescubrimiento, que nos invita a reflexionar sobre lo importante que es seguir a delante, por muy incierto que sea el futuro, y no quedarse anclado en el pasado, por muy bueno que fuera.
“Fucking people”
La propuesta, es formalmente calma, no lánguida, pero sí bucólica, anclada a ese momento intermedio de la existencia, en el que los errores del pasado, propios, ajenos, qué importa; empiezan a pesar demasiado, no ya por sí mismos, sino por la carga que llevan imponiendo tanto tiempo en el interior de cada cual.
Una mochila que cada vez cuesta más llevar.
Súmensele vicios, traumas, manías, miedos, y esperanzas/negaciones propias, y tenemos una coctelera que rebosa vivencias, desde luego reconocibles, pero no por ello menos aterradoras, de cara a un futuro incierto.
De cara a un presente a punto de explotar en cualquier momento.
Comenta el director:
“The Skeleton Twins, cuenta la historia de 2 hermanos, y su extraña, complicada, hermosa, divertida, e inestable relación.
En esencia, es una historia de amor:
Maggie y Milo se reencuentran, siendo 2 desconocidos, y luego descubren, o en su caso, redescubren el amor que se tienen, el uno al otro.
Pero lo que más me interesó de esta historia, fueron los pequeños gestos que muestran, cómo interactúan los hermanos, que son un reflejo el uno del otro, y en concreto, me gustó el papel que juega el humor en su relación.
Yo me llevo muy bien con mi hermana, a pesar de ser muy diferentes, compartimos un sentido del humor poco convencional.
Ella es capaz de hacerme reír, prácticamente en cualquier situación, sea buena o mala, y quise reflejar esa sensibilidad en la relación de Maggie y Milo.
Más que una historia en común, o el sentimiento compartido de haber fracasado, o sufrido pérdidas en la vida, más allá de su gusto por la música de los 80, lo que les une, es su habilidad de hacer reír al otro, especialmente, ante circunstancias trágicas.
Esta dinámica agridulce, es la clave del tono de The Skeleton Twins.
Yo quería que The Skeleton Twins fuera como la vida misma:
Desordenada e imprevisible, por lo que tenía que ser tanto divertida como triste, y en muchas ocasiones, en la misma escena.
Estas contradicciones tienden a humanizar a los personajes, y crear un mundo cinematográfico reconocible, y puede que doloroso también.
Maggie y Milo, están dolidos y enfadados.
Son sarcásticos, y están obsesionados consigo mismos.
Pero también son apasionados, generosos, optimistas, y llenos de amor.
Y sobre todo, son muy divertidos.
Justo cuando nos disponemos a juzgarlos, nos sorprenden con tal cariño y gracia, que nos desarman, recordándonos no solo a nuestros propios hermanos, sino también a nosotros mismos.
Todos estamos luchando con la vida, cada uno a su manera, y si no puedes enfrentarte a la oscuridad y reírte, lo pagas claro”, dijo.
Por su parte, Craig Johnson presenta un guión atractivo y suculento, de imperfección dramática, decorada con tintes de comicidad, una equivocada noción desternillante en su presentación, que se convierte en apreciada mirada serena y sobria, de ironía atroz, sagacidad cruel, risa patética, humor negro desolador, de inquietante sonrisa espontánea, que se sustenta sobre unos gemelos que son reflejo de la difícil vida de ausencia emocional, carencia afectiva, maltrato anímico, con cobijo parental inexistente, ni guía direccional digna que, tras 10 años, y en situación similar de desespero y éxtasis máxima de auto agresión, se encuentran en un necesitado destino que les aúna para ser sustento, balance, y equilibrio del otro, pues no pretende entrar ni profundizar en los detalles pormenores, no es su objetivo mostrar la miseria de un pasado severo, se centra en un presente destartalado, de desajustes y anhelos, que acechan sin miramiento.
Toda la trama, el hecho que desencadenó que los treintañeros, hermanos mellizos protagonistas, lleven años sin hablarse, sostiene 2 aspectos esenciales:
Primero, el moral, que nunca es el más evidente y cómodo; y segundo, que tirando del hilo de semejante acción, casi un tabú social, se pueda acabar construyendo una comedia negra, amarga y procaz, sobre el regreso a los orígenes, el poder de la sangre, el caldo de cultivo del pueblo, como ente social, en la formación de la persona, y la complicidad natural de los que han sufrido juntos, las más dolorosas, rastreras y, por qué no, divertidas jugarretas de la vida.
Es un notable drama humano, ambientado en ese momento intermedio, en el que los errores del pasado, empiezan a pesar demasiado.
Si en la primera mitad se mezclaban los 2 géneros, drama y comedia, en la parte final, sobre todo, funcionan los aspectos más dramáticos:
Infidelidades, depresiones, recuerdos del pasado, y la convivencia familiar, son los asuntos fundamentales de esta propuesta, que se introduce en lo más profundo de las relaciones familiares.
Y es que una de las mayores cualidades del cine independiente estadounidense, es que da la oportunidad, para que actores reconocidos, exploren personajes más complejos de los que suelen interpretar en películas más comerciales; por lo que la química descomunal entre los protagonistas principales, eleva el conjunto:
Hablamos del estupendo Bill Hader, y de la ídem, Kristen Wiig, que son unos gemelos que han perdido el contacto mutuo, así como con los sueños y la ilusión de sus años más tiernos; y vuelven a reunirse, para darse mutuamente el apoyo que tanto necesitan, y que tanto se niegan a recibir.
Lo amargo se recubre, pues, de sonrisas.
Un sobresaliente Luke Wilson, redondea a esta adorable pareja, con sustento y razón, motivo de todo el relato que sobreviven, a pesar de las inclemencias suculentas, depresivas, y dolientes que viven en continua agitación.
Una fustigada represión personal trasladable a todo quien les rodea, para conquistar su propio “salvaje oeste”, que invita a acompañarles con facilidad pasmosa, e ingenuidad hermosa.
Y Boyd Holbrook, como Bill, el atractivo instructor de buceo; junto a Ty Burrell, que muestra también, de forma natural, la complejidad de un hombre maduro, que tiene escondido el afecto por Milo.
Rich y Milo, tuvieron una relación hombre maduro/adolescente; y en el presente, su relación se tensa, y se vuelve a complicar.
A pesar de tener el rol más ingrato, pues Rich es el responsable de la inestabilidad de Milo, y del distanciamiento de los hermanos; también se habla de Judy (Joanna Gleason) la madre problemática, que muy probablemente, le importa un pepino la estabilidad emocional de sus hijos, o que le haya valido mierda la muerte de su esposo, que se desconoce las causas, pero se intuye que fue por suicidio, que se alejó de ellos para hacer vida propia... a puro valeverguismo.
Pero en principio, es una pena que los simbolismos sean tan obvios:
El esqueleto de juguete, los peces, y las peceras, el agua que atrapa... y aún más, que a veces la redundancia saque partido en terrenos que no se debían volver a transitar, como la secuencia final en la piscina…
Pero el buen retrato de personajes, los trabajos de Wiig y Bill Hader, y la gran calidad de los diálogos, brillantes y naturales, cómicos y trascendentes, salen triunfadores en el complicado envite.
Esa “vuelta a empezar”, nos muestra lo difícil que son las relaciones familiares, y lo complicado que es aceptarnos a nosotros mismos, con nuestros errores, y nuestras virtudes.
Hay una escena magistral, y es ese pequeño engaño inicial, que en realidad no es; que se produce al principio:
Nos dejan la imagen de él, suicidándose en la bañera.
Luego vemos la imagen reflexiva de ella, mirando un puñado de pastillas que tiene en la mano…
Una llamada del hospital, le advierte a ella, de que su hermano ha intentado suicidarse…
De repente, nos enteramos de que son hermanos, de que él no se ha suicidado, de que ella estaba intentando suicidarse igual que él, de que el suicidio del hermano, ha impedido que ella hiciera lo propio…
Pero lo mejor es que luego, más tarde vemos, que en realidad no intentaba suicidarse:
Las pastillas, eran anticonceptivas, y ella estaba reflexionando, sobre si tomarlas o no, es decir, sobre si quería o no tener un hijo.
Y cuando nos enteramos de ello, de nuevo, ese momento nos hace reflexionar, porque en el fondo, el motivo por el que uno hace una cosa, “intento de suicidio”, y ella otra, “no querer quedarse embarazada”, es el mismo.
Ambos son, y se saben desgraciados:
Él no quiere continuar, ella no quiere hacer, que la desgracia se perpetúe en un hijo…
Por ello, el final hubiera sido mejor, si ella se desatara por sí misma, y luego se encontraran los 2:
Ella después de haber abortado el suicidio, el después de haberse dado media vuelta, pues se estaba yendo en autobús; tras escuchar el mensaje que ella le deja en el contestador…
En fin, quedará por siempre, la antológica coreografía del “Nothing’s Gonna Stop Us Now” de los Starship, a cargo de la pareja protagonista.
Y es que The Skeleton Twins, no es un drama ni una comedia, y a la vez es las 2 cosas juntas, por sencilla, dura, tierna, complicada, amarga, esperanzadora… como la vida misma.
“You need professional help!”
Hay personas que no están hechas para convivir, y necesitan estar solos.
Todos son buenas personas, pero tienen una vida oculta…
Los hermanos, no son como los amigos, que los elegimos, son los que nos tocan; por ello, a veces, la vida es una gran hijoputa sin escrúpulos; es la cosa más egoísta que nos podemos echar a la cara.
A la vida le importamos un comino.
¿Qué es vivir, para un ser que tiene la facultad de plantearse qué es vivir?
Es aceptar eso que acabo de decir, que la vida no tiene sentido, que su propósito no es cuidar de ti, ni de tu felicidad, tampoco que seas desgraciado, simplemente, le importas un comino.
La vida es una extraña que habita en nosotros, a la que no le importa si sufres o no, se te comen o no, te matan o no, te suicidas o no, eres feliz o no, sólo busca perpetuarse.
Entonces:
¿Qué es la vida?
Mejor dicho:
¿Qué es también la vida, pues los hay que tienen la suerte de no ser demasiado desgraciados?
Las personas que hacen desgraciadas a otras personas, personas que pagan por nuestras culpas, de igual modo que nosotros hemos pagado por las de otros…
Hijos que pagan por los pecados de los padres.
Parejas que pagan por los pecados de sus parejas.
Hijos que pagarán, si no se pone remedio, por nuestros pecados.
De eso va The Skeleton Twins:
De 2 hermanos desgraciados, curiosamente gemelos, que se sienten el uno al otro, como peces en el agua, irremisiblemente tocados por la vida, condenados a subsistir, porque eso es la vida cuando uno no puede afrontarla, pero tampoco se atreve a dejarla, y cuyo único consuelo es darse cuenta, de que sólo se pueden tener el uno al otro, para seguir luchando.

“And we can build this dream together
standing strong forever
nothing's gonna stop us now
and if this world runs out of lovers
we'll still have each other
nothing's gonna stop us”



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