Child 44

“How do you find a killer who doesn't exist?”

En las dictaduras, “el mal está ausente”, el orden no permite desvaríos, la delincuencia es inexistente, y los crímenes siempre son pasionales, están incontaminadas contra la podredumbre moral, los negocios turbios, el gansterismo activo o subterráneo, los ajustes de cuentas...
Que constancia la de las dictaduras, para demostrarle a los ciudadanos, que “están viviendo en el mejor de los mundos posibles”
El Holodomor o Golodomor, en ucraniano significa “Matar de Hambre”, también llamado “Genocidio Ucraniano” u “Holocausto Ucraniano”, es el nombre atribuido a la hambruna que asoló el territorio de La República Socialista Soviética de Ucrania, en el contexto del proceso de colectivización, emprendida por La URSS, durante los años de 1932 y 1933, en la cual, habrían muerto de hambre, entre 1,5 y 10 millones de personas; y que en realidad, fueron alrededor de 7 millones de muertos en toda la antigua Unión Soviética, incluyendo 3,500.000 en Ucrania; 1,500.000 en El Cáucaso Norte; 1 millón en la región del Volga/Povolzhie, entre 1,500.000 y 2,000.000 en Kazajistán; entre 200 mil y 300 mil en el distrito Tsentralno-Chernoziomni, y significativos números de muertos en Siberia Occidental, y en El Lejano Oriente Ruso; y que según antecedentes, sí existía suficiente comida, sólo en Ucrania, para alimentar 2 veces a su población.
La mayor parte de las controversias acerca del Holodomor, surgen alrededor de la cuestión de, si la hambruna fue un objetivo intencional del poder, y si tuvo motivos étnicos para llamarse “genocidio”
También, se han denunciado casos de exageración, invención, y falsificación de los hechos históricos en el tema.
La literatura, hizo lo propio en la investigación del tema con “Child 44” (2008), primera novela de Tom Rob Smith, ambientada en la época de La Rusia Estalinista, concretamente en el año 1953.
La novela narra, cómo el héroe de guerra, y agente del Servicio de Seguridad de La Unión Soviética, Leo Stepánovich Demídov, cree ciegamente en la propaganda oficial, que sostiene que su país, “es el paraíso de la igualdad y la fraternidad sobre La Tierra”, una alianza de ciudadanos libres, y trabajadores prósperos, que merece la pena defender de sus múltiples enemigos, con todos los medios imaginables, incluidos la delación, la represión, y el castigo severo a los infractores.
Pero el día que lo obligan a espiar a su propia esposa, por supuesta traición a la patria, a Demídov comienza a caérsele la venda de los ojos.
En efecto, ni sus condecoraciones, ni su inmaculada hoja de servicios, le sirven para evitar ser degradado y expulsado de Moscú.
Obligado a incorporarse a la milicia en una ciudad industrial, se encuentra con el caso de una serie de asesinatos de niños, que las autoridades han dado sospechosamente por cerrado.
Con muy poco que perder, y convencido de que un despiadado criminal anda suelto, Demídov se lanza a resolver el misterio por su cuenta, una decisión arriesgada, que lo llevará a descubrir el verdadero peligro que se cierne sobre él, una amenaza mucho más temible que su escurridizo objetivo…
Así, a Leo Stepánovich, los asesinatos le llevaran a resolver los enigmas de su dura infancia, al mismo tiempo que es víctima del sistema para el que trabaja.
A destacar que el protagonista de esta historia, es un condecorado héroe de guerra, que entra a formar parte de la agencia estatal de seguridad, el temido MGB, más tarde denominada KGB; y esta es una de las claves del libro, ya que la historia se narra desde el punto de vista de los sicarios, y no del que estamos más acostumbrados, de las víctimas.
Los esbirros razonan y explican su modo de actuar, a la hora de atrapar agentes infiltrados en La Unión Soviética; en un relato histórico, sobre cómo actuaba La MGB, durante la época estalinista en el año 53, y la presentación del principal protagonista, como miembro destacado por sus actuaciones, y posteriormente considerado como un traidor al Estado, al estar a favor de “la decadente burguesía de Occidente”, cuando decide investigar por su cuenta, el caso que da principal tema a la novela.
Resulta escalofriante ver, cómo eran tratados todos los que La MGB consideraba “espías de Occidente”, y cómo se movía la sociedad en aquel ambiente, todos desconfiando de todos, por miedo a ser delatados a La MGB, incluso por sus familiares y amigos, sabiendo que eran condenados automáticamente a los Gulags o a la muerte.
El tema, entra ya en el nudo de la novela del género negro, con momentos de terror, de angustia, de intriga...
El autor de la novela, se inspiró en la vida del asesino en serie ruso, Andréi Chikatilo, llamado “El Carnicero de Rostov”, que entre los años de 1970 y 1990, asesinó a 52 personas, la mayoría niños.
El Gobierno Ruso, nunca pensó que todos los crímenes tuvieran al mismo asesino, ya que ese tipo de casos, solo se daba en las decadentes naciones burguesas…
Smith, trata de contar una historia de asesinatos, que se salga de lo habitual, y para ello, traslada los hechos a los años 50, en La URSS, lo que le permite transportar al lector, a los últimos años del estalinismo, y a La Sociedad Soviética.
En definitiva, Child 44 trata de una vibrante novela de ficción, que explica cómo funcionaba La Sociedad Soviética, mientras nos vemos inmersos en una trama de crímenes y persecuciones.
“Someone has slaughtered my son!
And you do nothing?”
Child 44 es un drama del año 2015, dirigido por Daniel Espinosa.
Protagonizada por Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, Joel Kinnaman, Paddy Considine, Jason Clarke, Vincent Cassel, Fares Fares, Josef Altin, Nikolaj Lie Kaas, Sam Spruell, entre otros.
El guión es de Richard Price, basado en la novela de Tom Rob Smith, “Child 44” que narra la lucha de un hombre por reclamar su humanidad, dentro de un sistema que requiere de su sacrificio para poder perdurar.
La filmación, empezó en junio de 2013, en Praga, Ostrava, Kladno, República Checa; y la acción se desarrolla en 1953, en una época en la que en La Unión Soviética, todo el mundo espiaba a todo el mundo.
Leo Demidov (Tom Hardy) es un guardia de seguridad, y antiguo héroe de guerra, que cree fervientemente en Stalin.
Pero cuando investiga una serie de asesinatos de niños, el estado lo releva de su cargo, y lo aparta de la investigación, para preservar la ilusión de una sociedad utópica, libre de crimen.
Exiliados de Moscú, a un sombrío puesto de provincia, Leo y su esposa Raisa Demidova (Noomi Rapace), unen fuerzas con El General Mikhail Nesterov (Gary Oldman), con el fin de localizar a un asesino en serie de niños.
Su búsqueda de justicia, amenaza a un sistema ampliamente encubierto y reforzado por Vasili Nikitin (Joel Kinnaman), el oscuro rival de Leo, para quien “no hay crimen en El Paraíso”
Demidov, luchará entonces por encontrar la verdad tras estos asesinatos, y la auténtica razón por la que el gobierno rehúsa reconocerlos.
Por su parte, su esposa es la única que permanece a su lado, aunque quizá ella oculta también sus propios secretos...
Ahora, la historia cuenta con 3 enemigos con quien pelear:
Vasili, quien quiere ver muerto a Leo, por estar obsesionado por Raisa, de tenerla su lado.
El asesino serial, quien continua matando; y un gobierno ciego y duro, lleno de  preceptos de Stalin, al cual, quien no piensa igual, moriría al inventarles culpabilidades.
El director, describe así, la odisea de estas personas, acorraladas con sentido del clima, ambientación creíble, ritmo opresivo, personajes inquietantes, y negrura en el tono y en el argumento.
“If you record anything, I will kill you myself”
Child 44, es la historia de los crímenes ocultos del paraíso ruso:
La ignorancia forzada.
El director de cine sueco, de origen chileno, Daniel Espinosa, se centra en la degradación profesional, y el destierro a la desolación de un policía, antiguo héroe de guerra, destinado a un cómodo y brillante porvenir, porque le da por plantearse preguntas, no denunciar a su mujer, que no le ama, y ha sido acusada injustamente de subversiva; mosqueado al ver que tratan de frenar la investigación sobre el asesinato del hijo de un amigo, por su inevitable enfrentamiento a la ley del silencio.
Y Child 44 narra la historia de ese antiguo veterano del Ejército Rojo, que sobrevivió a la hambruna estalinista, y participó en la toma de Berlín, y que se integró en las filas de los temidos Servicios de Seguridad Soviéticos.
El personaje interpretado por Tom Hardy, cae en desgracia cuando se niega a participar en la represión de su propia esposa, tras lo que es desterrado a trabajar como policía en una ciudad de provincias.
Una vez allí, se dedica a investigar a un asesino en serie, que ha matado 44 niños, mientras es perseguido por sus antiguos colegas chekistas.
La trama de esta historia, nos ofrece 2 líneas completamente distintas:
Por un lado, los asesinatos de los niños, y los leves intentos de investigación en un país donde no se conciben ese tipo de delitos; y por otro, la figura de Leo, su trabajo, y su relación con su mujer.
Es esta última trama, la que ocupa la mayor parte de las 2 horas y 15 minutos de duración.
Desde el primer momento, vemos al personaje de Tom Hardy, muy enamorado de su esposa, aunque podemos intuir que ella no tanto, también se nos presenta a un hombre fiel al régimen, que cree en su trabajo.
La forma en que la trama se mueve de un lado al otro, es lo que no me termina de convencer, cuando consigue despertar nuestro interés en uno de los temas, salta a otro de una manera, no del todo satisfactoria.
Respecto al hilo conductor, a modo de un “macguffin”, esta historia mantiene el interés sobre lo que le pueda suceder al héroe, quien sin mucho esfuerzo, a la larga, terminamos pensando que no le pase nada.
Es más, sobre la investigación criminal, Leo, con su convicción y meticulosidad con que se describe, se sitúa en las antípodas de aquellos en la búsqueda de la justicia.
Claro que, en la denuncia que Child 44 realiza sobre la burocracia policial que obstaculiza la resolución del caso en la Rusia marxista; Leo se redime a sí mismo, al adoptar un par de niñas, para quizás, tener una mejor relación con su presente.
En el fondo, Child 44 es una película estremecedora, necesaria pero impactante.
De un calado hondo, y de una trascendencia profunda, gracias a su didáctica lección de historia:
Stalin como el Hitler ruso, El Holodomor como El Holocausto no reconocido en Rusia...
La crueldad y la perversión del enfermo, protegidas por la larga sombra del poder cínicamente limpio.
El miedo disfrazado de amor para sobrevivir, con la terrible pena de tener que convivir con ello, pero con la losa casi mortal, de tener que sincerarse en una noche de exilio.
La inocencia de los niños, arrancada mediante la mentira y el engaño.
La ocultación por delante de la justicia, etc.
Lo mejor de Child 44 es la denuncia de las injusticias y arbitrariedades de la policía de Stalin; y la historia es más sólida como drama humano, sobre la dura vida en la Rusia comunista, y la forma en que se premia a quienes son afines al régimen, y se castiga a quienes no lo son, mostrando lo aterrador y opresivo que llegó a ser un gobierno, donde no había libertad real, y cualquier opinión individual que discrepará con el régimen, era castigada sin necesidad de juicio.
La labor de algunos actores, como Tom Hardy, así como el contexto en el que se desarrolla la historia, el logrado diseño de producción, contribuye a una convincente recreación del sofocante clima de terror, en que debía de vivir la inmensa mayoría de la población soviética, durante los años de plomo del estalinismo triunfante.
Lo peor de Child 44 es que como “thriller” pierde interés y suspense por momentos.
La figura del asesino, está completamente desdibujada, y no se explican las motivaciones, ni por qué hace lo que hace con los cuerpos, o yo no he conseguido enterarme…
Meter El Holodomor al inicio… si Child 44 trata sobre un asesino en serie, no del hambre en Ucrania… que es algo interesante, pero que no tiene cabida aquí.
Su argumento, parece basarse en las desapariciones a modo de “thriller” de investigación, pero los temas sobre el matrimonio del protagonista, la homosexualidad, la represión, la racionalización de alimentos, los maniqueísmos, y la crítica a otros muchos aspectos del régimen, quieren tomar su porción en pantalla, y terminan desfigurando lo que realmente interesa, o lo que se supone es el centro de la trama, aunque aporten una visión más política.
Y decepcionó, que la oportunidad de ver un memorable pulso entre Oldman, Cassel, y Hardy, no se materializase, y en su lugar, recibamos demasiado relleno que, desde luego es importante para recrear el tono de los años 50 en La URSS, pero que al cabo de un tiempo, comienza a repetirse, y por desgracia, cae en el aburrimiento.
Y hay temas que no se esclarecen:
La llamada que recibe la esposa del protagonista, por parte de Vasili...
Sabemos que después de eso ocurre algo, porque la mujer se quiere ir a Moscú a toda prisa.
Lo que no sabemos es qué pasó:
¿La violaron?
¿La amenazan con mandarla al Gulag?
¿Le comieron la oreja?
¿Tenía frío?
La entrevista del General Nesterov, con familiares de los ¿niños asesinados?, suponemos eso, porque tampoco es que expliquen mucho, queda en lagunas.
Hay mucha lágrima, algo de alemanes, y que una vez que bebes la sangre de una persona, te vuelves adicta a ella...
Nada de eso se explica a quien no sabe de historia.
El que los personajes hablen en inglés, con un acento ruso, que va y viene según se grite más o menos... no tiene justificación alguna.
Como dato, se cita una consigna del dictador Stalin qué decía:
“En El Paraíso no existe el asesinato”
Sin embargo, el pintor aragonés y universal, Francisco de Goya, tenía otra:
“El sueño de la razón, produce monstruos”
Quizás, Child 44 haya de contemplarse como una metáfora que engloba estas 2 frases, pues los regímenes totalitarios, con su represión y control exagerado sobre el individuo,  también producen monstruos; monstruos que desde luego, no deberían existir en ningún paraíso.
Por su parte, El Ministerio de Cultura de Rusia, prohibió la difusión de Child 44, y acusó a la película de “tergiversación de hechos históricos”, y de una peculiar interpretación de los acontecimientos ocurridos en La URSS, antes y después de La Segunda Guerra Mundial, y de la imagen que ofrece de los ciudadanos soviéticos de ese tiempo.
“La opinión de los difusores, y representantes del Ministerio de Cultura, coincide:
La proyección de tal clase de película, en vísperas del 70 aniversario de La Victoria sobre la Alemania nazi, es inaceptable”, señaló el comunicado oficial.
De hecho, El Ministerio elaboró con urgencia, un proyecto de ley, para prohibir la distribución de películas que “denigren la cultura rusa, amenacen la unidad nacional, y minen los principios del orden constitucional”
Algunos directores y críticos de cine, han comparado el proyecto, con la persecución de la propaganda antisoviética, es decir, un nuevo método de censura, por motivos ideológicos, que algunos ya califican de nueva Caza de Brujas.
“The killer is still out there”
El negacionismo del Holodomor, significa afirmar que la “hambruna artificial” ucraniana de 1932 a 1933, no existió.
Esta negación, fue la postura típica de la propaganda soviética, respaldada por periodistas y círculos occidentales de izquierda.
Las autoridades soviéticas, entre ellos, El Presidente Mijaíl Kalinin, o El Ministro de Asuntos Exteriores, Maksim Litvínov, negaron desde el primer momento El Holodomor, y mantuvieron esa actitud, hasta bien entrada la década de 1980.
En esta misma línea, se pronunciaron numerosos periodistas de países occidentales, como Walter Duranty, o Louis Fischer.
La negación del Holodomor, se convirtió en una exitosa campaña de desinformación, orquestada desde el gobierno soviético.
Stalin “había logrado lo imposible:
Silenciar cualquier conversación sobre el hambre...
Mientras morían millones, la nación entonaba las loas a la colectivización”, tal como expresó el historiador y escritor Edvard Radzinsky.
Otro experto sobre el tema, Robert Conquest afirmó, que fue el primer ensayo soviético de las técnicas de propaganda nazi, y que luego aplicarían durante los procesos de Moscú, donde fueron juzgados ex-miembros del Partido Comunista, que fueron acusados de conspirar con las naciones occidentales para asesinar a Stalin, y a otros líderes soviéticos, así como para desintegrar La Unión Soviética, y restaurar El Capitalismo en Rusia; y del ocultamiento del Gulag, o Dirección General de Campos de Trabajo, que era la rama del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD), que dirigía el sistema penal de campos de trabajos forzados, y otras muchas funciones de policía en La Unión Soviética.
La hambruna, sigue siendo un tema con connotaciones políticas, por tanto, es probable que continúen los encendidos debates por mucho tiempo.

“Murder is strictly a capitalist disease”



Comentarios

Entradas populares