Woman In Gold

“The fight for justice never ends”

Se llama “repatriación de arte”, al regreso de arte u objetos culturales, por lo general, referidos al arte antiguo, que fue saqueado de su país de origen, o antiguos propietarios, o de sus herederos.
Los artículos en disputa, de propiedad cultural, son artefactos físicos, de un grupo o sociedad, que fueron tomadas de otro grupo, por lo general, en un acto de saqueo, ya sea en el contexto del imperialismo, el colonialismo, o la guerra.
Los objetos impugnados, varían mucho, de esculturas y pinturas, a monumentos y restos humanos.
“El saqueo nazi”, se refiere al robo de arte, y otros objetos robados, como resultado del saqueo organizado de los países europeos, durante la época del Tercer Reich, por los agentes que actuaron en nombre del gobernante del Partido Nazi de Alemania.
El saqueo se produjo a partir de 1933, hasta el final de La Segunda Guerra Mundial, sobre todo por las unidades militares, conocidas como “Protectoras de Arte” o “Kunstschutz”, aunque la mayor parte del saqueo, fue adquirido durante la guerra.
Además de oro, plata, y monedas, objetos culturales de gran importancia fueron robados, entre pinturas, cerámicas, libros, y tesoros religiosos, considerados históricos.
Aquí es donde entra la historia de Maria Altmann; benjamina de 5 hermanos, que nació en Viena en 1916, 9 años después, de que Gustav Klimt completara el retrato dorado de la hermana de su madre:
Adele.
Klimt, era un pintor simbolista austríaco, y uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa.
Las obras más notables, realizadas en esta etapa, fueron sin embargo:
“Adele Bloch-Bauer I” (1907) y “Der Kuss” (1907-1908)
Siendo la mujer, uno de los temas más recurrentes de Klimt, resulta lógico que el artista representase muchas de las facetas del carácter femenino, aunque sentía especial predilección por un tipo de mujer agresiva y dominante, que podría identificarse con el modelo icónico de “la femme fatale”
Su relación con la aristocracia, y la intelectualidad vienesas, le permitió un contacto estrecho con las personalidades más importantes del continente, como, Oskar Kokoschka y Alma Mahler, entre otros.
Las hermanas Bauer, se habían casado con los hermanos Ferdinand, y Gustav Bloch, y los 4 vivían en un apartamento señorial, en una de las principales avenidas de la capital, Elisabethstrasse.
Los Bloch-Bauer, sobre todo Adele, y su marido Ferdinand; eran destacadas figuras de la floreciente comunidad judía vienesa, y fueron grandes mecenas del arte.
La propia Adele, organizó una exposición en Viena, que visitaron figuras de la talla de:
Gustav Mahler, Richard Strauss, Arthur Schnitzler, Johannes Brahms, Franz Werfel, Alma Mahler, Leo Slezak, Otto Wagner, George Minne, Karl Renner, Julius Tandler, y Gustav Klimt.
Klimt, fue uno de los alumnos aventajados de la escuela del Art Nouveau de Viena; sus obras eran conocidas por su erotismo, y Adele Bloch-Bauer, fue una de sus modelos favoritas.
El retrato dorado, convierte a la tía de Maria, en “una reina egipcia, vestida con oro y joyas”
Pero Adele murió de meningitis en 1925, y años después, Maria recibió el collar que luce Adele en la obra, como regalo de bodas de parte de su tío.
Cuando tenía 21 años, Maria se casó con un cantante de ópera en ciernes, llamado Fredrick “Fritz” Altmann, y 6 semanas más tarde, el 13 de marzo de 1938, la Alemania de Hitler, anexionó Austria al Tercer Reich, y las tropas fueron recibidas con vítores y flores, por las amplias avenidas del “Anschluss”
Los nazis austriacos, adoptaron rápidamente los métodos de sus homólogos alemanes, cortando de raíz, “la edad de oro de la comunidad judía austríaca”
Los nazis, entraron a la fuerza en empresas y domicilios judíos, y los Bloch-Bauer lo perdieron todo.
Después de que Fritz fuera detenido, y pasara un corto periodo retenido en Dachau, uno de los primeros Campos de Concentración, él y Maria diseñaron un plan para huir de Viena.
Su primer destino fue Inglaterra, y desde allí, se pusieron rumbo a Estados Unidos.
El padre de Maria, se quedó en Austria, y murió al poco de marcharse ella.
El apartamento de Elisabethstrasse, se quedó vacío, y los nazis lo saquearon, y expoliaron todo el contenido de valor.
El collar de Adele, el regalo de Maria, acabó en posesión de Emmy, la mujer de Hermann Goering…
En 1943, bajo el auspicio de los nazis austriacos, aquellas obras de Klimt, se incluyeron en una exposición, y fue entonces cuando el retrato de “Adele Bloch-Bauer I” (1907), se convirtió en “Goldene Adele” o “The Woman in Gold”
A Klimt, le llevó 3 años completar este retrato, que mide 138 x 138cm, y está hecho con óleo y oro sobre tela marinera, con una ornamentación elaborada y compleja, tal como se ve en los trabajos del “Jugendstil” o “Modernismo”
La obra, fue realizada en Viena, encargada por Ferdinand Bloch-Bauer; y Adele Bloch-Bauer, se convirtió en la única modelo, pintada en 2 ocasiones por Klimt, cuando completó un segundo cuadro retrato “Adele Bloch-Bauer II”, en 1912.
Así las cosas, al llegar a Estados Unidos, Maria y Fritz, se instalaron en California, donde tuvieron 4 hijos.
En su testamento, el tío de Maria, legó todas sus pertenencias, a las 3 sobrinas que seguían con vida, pero el gobierno austriaco medió para que las herederas renunciaran a los cuadros de Klimt, a cambio de recuperar las obras menores de la colección de Ferdinand.
Fue en 1998, cuando Maria se puso en contacto con Eric Randol “Randy” Schoenberg, un joven letrado, amigo de la familia, nieto de otro refugiado vienés, y le pidió que montara un caso contra el gobierno austriaco, para impugnar la apropiación indebida de la obra de Klimt.
Randy, es nieto de los compositores Arnold Schoenberg y Eric Zeisl; sus padres son:
Ronald R. Schoenberg y Barbara Zeisl Schoenberg; su abuela es Gertrud Schoenberg, que era la hermana del violinista Rudolf Kolisch; y su tía, Nuria, es la viuda del compositor italiano, Luigi Nono.
Como dato, Arnold Schoenberg, también era pintor, y ocupa en la actualidad, por su propio mérito, una posición entre los principales pintores de la época, como:
Oskar Kokoschka, Egon Schiele, Richard Gerstl, Gustav Klimt, Max Oppenheimer, y Albert Paris Gütersloh.
El origen de los cuadros de Klimt, reclamados por Maria, fue motivo de gran polémica, puesto que la voluntad de Adele Bloch-Bauer, había sido legar las obras a La Galería Nacional de Austria, pero Adele murió en 1925, años antes de la invasión nazi, y su marido.
Por lo que Ferdinand redactó un nuevo testamento legal, en el que nombraba como herederas a sus sobrinas.
Cuando Austria rechazó la petición de Maria, la austriaca y Schoenberg, decidieron tramitar el caso, a través del sistema judicial estadounidense, que permite a los ciudadanos de EEUU, poner en marcha un proceso legal, para llevar a juicio, a un gobierno extranjero.
Por otra parte, con la apertura de Los Archivos del Ministerio de Cultura, por primera vez; la nueva ley permitió al periodista de investigación austriaco, Hubertus Alexander Felix Franz Maria Czernin von und zu Chudenitz, descubrir que, contrariamente a lo que se había supuesto en general, Ferdinand Bloch-Bauer, nunca había donado las pinturas al museo estatal.
De hecho, Hubertus Czernin, ayudó a exponer el pasado nazi del ex Secretario General de Las Naciones, y Presidente austríaco, Kurt Waldheim.
Czernin, fue el primer periodista que tuvo acceso a los registros, en La Galería de Austria, en Viena, y en 1998, publicó una serie de artículos, acerca de la propiedad de 5 pinturas famosas, del artista Gustav Klimt, que demuestra que las afirmaciones de Austria, “que habían sido donados a la galería por parte de Ferdinand o Adele Bloch-Bauer, eran falsas”
Los artículos, llevaron a la aprobación de La Ley de Restitución de Arte de Austria, lo que permitió a la familia de Maria Altmann, sobrina de Ferdinand Bloch-Bauer, junto con el abogado de Altmann, E. Randol Schoenberg, presentar demandas con éxito, a las pinturas de Klimt que habían sido saqueadas de su tío, durante La Segunda Guerra Mundial.
Por lo que Altmann y Schoenberg, fueron sumando victorias legales, y Austria acabó apelando al Tribunal Supremo de Estados Unidos, en un intento desesperado por ganar el caso.
Al ver que la sentencia, de nuevo favorecía a Altmann, Austria finalmente accedió a presentarse ante un panel de arbitraje, compuesto por 3 jueces austriacos.
Todo parecía estar a favor de Austria, pero el 17 de enero de 2006, se anunció la sentencia:
Los 5 cuadros de Klimt, debían ser devueltos a Maria Altmann, y su familia.
El caso fue conocido como “República de Austria v. Altmann, 541 EE.UU. 677 (2004)”, y fue un caso en el que La Corte Suprema de los Estados Unidos, sostuvo que La Ley de Inmunidad de Soberanía Extranjera (FSIA), se aplica retroactivamente; siendo uno de los casos más recientes, que se ocupa de la “doctrina anti-retroactividad”, que es una doctrina que sostiene, que los tribunales no deben interpretar una ley para aplicar con carácter retroactivo, para aplicar a las situaciones que surgieron antes de que se promulgó, a menos que haya una intención legal clara que deba hacerlo.
Esto significa que, con respecto a demandas presentadas después de su promulgación, las normas FSIA de inmunidad soberana, y sus excepciones, aplican incluso a la conducta que tuvo lugar antes de 1976.
El Juez Stephen Breyer, en su opinión concurrente, hizo hincapié en que La Corte se ocupaba exclusivamente de la cuestión de retroactividad FSIA, y no con “toda determinación legal, sobre los méritos de los procedimientos legales austriacas”
Como resultado de la decisión de La Corte, ambas partes acordaron con el arbitraje de un tribunal de Austria, en 2005, que a su vez, se pronunció a favor de Altmann.
Las pinturas, se estimaron en conjunto, en un valor de al menos $150 millones cuando sean devueltas.
En términos monetarios, esto representó el mayor retorno, único de arte saqueado por los nazis en Austria.
Ese mismo año de 2006, las obras se expusieron en Los Angeles, la ciudad adoptiva de Maria, antes de ir a subasta, y venderse a colecciones privadas.
El magnate de la cosmética, Ronald Lauder, compró el retrato “Adele Bloch-Bauer I” por $135 millones, para exponerlo en la Neue Galerie, su galería de New York; la cual fue creada en 2001, y está dedicada al arte alemán y austríaco, de principios del siglo XX, lo que la convirtió en ese momento, en la 2ª pintura de mayor valor de todo el mundo.
Cabe señalar que Lauder trabajó para esta meta, mientras fue Embajador de Estados Unidos en Austria, siendo miembro de la “World Jewish Restitution Organization”, y de la comisión designada por Bill Clinton, para examinar casos de robo nazi.
Es significativo el comentario de Lauder, al recuperar el retrato de “Adele Bloch-Bauer I”:
“Esta es nuestra Mona Lisa...”
La obra, se exhibe en la mencionada galería, desde julio de 2006.
Mientras que las 4 obras adicionales de Klimt, también fueron exhibidas en la Neue Gallerie, durante varias semanas en el año 2006.
En noviembre de 2006, “Adele Bloch-Bauer II” (1912), se vendió en una subasta en Christie, en New York, por $88 millones.
En total, los 4 cuadros restantes, se vendieron en la subasta por $192,7 millones; junto con la compra de Lauder, las pinturas suman un total de aproximadamente $325 millones.
Los fondos obtenidos, se dividieron entre varios herederos:
Una gran cantidad del dinero ganado a través de la venta de las imágenes, se utilizó para fundar la “Maria Altmann Family Foundation”, para apoyar el Museo del Holocausto de Los Angeles, y otras instituciones públicas, y filantrópicas.
Por su parte, Schoenberg declaró que:
“Hubertus Czernin era un héroe para mí.
Él entregó su vida a la exposición de las verdades no dichas sobre Austria, y su pasado nazi”
Mientras que Maria Altmann afirmó:
“Sin Hubertus, no habría habido nada”
“Creer en la justicia por Maria Altmann, mantuvo a Czernin vivo”, decía un obituario en “Der Standard”, al señalar la prematura muerte de Hubertus Czernin, de mastocitosis, en 2006.
Así las cosas, 6 décadas después de que los nazis saquearan el patrimonio de Maria Altmann y su familia, por fin se hizo justicia.
Maria murió en 2011, poco antes de su 95 cumpleaños; y apareció en obituarios del New York Times, The Guardian, y muchas otras publicaciones internacionales.
Su marido “Fritz”, murió en 1994...
Por su parte, Randy Schoenberg, operó sobre una base de honorarios contingentes, y se dice que recibió 40% de los ingresos de las pinturas de Klimt, por importe de una cuota legal de más de $120 millones.
Él, utilizó una parte de su cuota, para financiar un nuevo edificio, y ampliación del Museo del Holocausto de Los Angeles.
“We did everything we could and that's what matters.
The past is the past and now we must let it go”
Woman In Gold es un drama del año 2015, dirigido por Simon Curtis.
Protagonizado por Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl, Tatiana Maslany, Charles Dance, Katie Holmes, Antje Traue, Max Irons, Elizabeth McGovern, Jonathan Pryce, Tom Schilling, Moritz Bleibtreu, Anthony Howell, Allan Corduner, Henry Goodman, entre otros.
El guión es de Alexi Kaye Campbell, basado en hechos reales, e incluyendo aspectos como La Segunda Guerra Mundial y El Holocausto judío, y la historia de “Goldene Adele”, que posee todos los elementos favoritos de The Weinsten Company.
Y por lo mismo, resulta curioso que la compañía, haya decidido estrenarla meses después de la temporada de premiaciones, considerando que este tipo de películas, son bastante apetecidas en aquellas ceremonias.
La filmación duró 8 semanas, y tuvo lugar en El Reino Unido, Austria, y los Estados Unidos.
El director, Simon Curtis, se pone detrás de las cámaras, para contar la apasionante investigación judicial, gracias a la cual, la legítima heredera del icónico cuadro de Gustav Klimt, “Adele Bloch-Bauer I” (1907), considerado “La Mona Lisa austriaca”, pudo recuperar la obra de arte, y honrar así, la memoria de su familia, que fue despojada de todas sus pertenencias durante la invasión nazi de Austria.
Así pues, Maria Altmann (Helen Mirren), es una mujer judía, que huyó de Viena durante La Segunda Guerra Mundial, y regresa 60 años después, para reclamar las propiedades que los nazis confiscaron a su familia, entre las que se encuentra el célebre retrato “Adele Bloch-Bauer I”, de Gustav Klimt.
El joven abogado, Randol “Randy” Schoenberg (Ryan Reynolds), le ayudará en esta lucha, ante el gobierno austriaco, y La Corte Suprema de los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, Maria deberá enfrentarse a las terribles verdades de su pasado.
Woman In Gold, es una historia de justicia, y recuperación histórica, en la que se abordan los agravios del Tercer Reich al pueblo judío, más allá del genocidio, y El Holocausto.
Los esfuerzos de Maria Altmann, para reclamar los retratos de Klimt, de su tía Adele Bloch-Bauer, reavivaron los dolorosos recuerdos del pueblo austriaco, y obligaron a la ciudad de Viena, a afrontar su propio pasado.
“They'll never admit to what they did, because if they admit to one thing, they'll have to admit to it all”
Woman In Gold, consta de una estructura ágil, que permite que el relato fluya sin problemas, entre el pasado y el presente.
Aprovechando de narrar la experiencia de Maria, Woman In Gold toca el tema de la restitución de obras de arte robadas en conflictos bélicos, una cuestión tan fascinante, como compleja.
En este caso, por ejemplo, hay 2 principios enfrentados:
El derecho de propiedad de la protagonista por un lado; y la herencia cultural de un país por el otro.
Con el pasar de las décadas, la pintura de Klimt, se convirtió en un verdadero ícono del arte austriaco, lo que fue utilizado por El Museo Belvedere, como su principal argumento para evitar que el cuadro se fuese de aquel lugar.
En caso de que la postura de Maria triunfase, la dueña no tendría obligación alguna, para mantener la obra en una exhibición pública, pudiendo decidir lo que quisiera sobre ella, incluso, tenerla fuera de la vista del resto de las personas.
Hay, por tanto, un posible choque entre los intereses particulares de la dueña, y el interés público de desarrollar el conocimiento, y la cultura de la sociedad.
Por lo que Woman In Gold usa la lucha del cuadro, como un pretexto para que Maria vuelva a casa, y se reencuentre con los recuerdos que tanto ha querido olvidar y, a la vez, para que Randy tenga contacto cercano, por primera vez, con las raíces de su familia, también judío austriaca.
Llegando al punto en Randy, se deja los demás aspectos de su vida de lado, y se focaliza completamente, en lograr un fallo positivo, como una forma de compensación, por las vejaciones sufridas por los judíos durante el régimen nazi.
El juicio es largo, toma varios años y, es un punto que abarca gran parte de Woman In Gold.
Lo que tiene como consecuencia, que se vuelva un poco tediosa, y con demasiados tecnicismos jurídicos.
Algo que contrasta con la emoción de los “flashbacks” de la juventud de Maria.
Uno de los temas, y la razón por la que Maria escoge a Randol para que la ayude, es la importancia de las raíces familiares, y la tradición.
Ambos pertenecen a familias que emigraron de Austria, y ambos son descendientes de judíos, algo que los une, y les permite entender sus problemas.
Existe una comprensión entre ambos, que no tendrían con otras personas, y es esto lo que hace que el abogado entienda la importancia de ganar este juicio, ya que es capaz de ver el valor sentimental que tiene la pintura para Maria.
Debido a esto, se les da gran importancia a los antepasados de los personajes, ya sean los bisabuelos de Randol, que fallecieron en un campo de concentración, o el hecho de que sea nieto del famoso compositor Arnold Schoenberg.
Por lo que Woman In Gold, le otorga especial atención, a la manera en que el pueblo judío valora su historia, y sus orígenes.
La relación entre pasado y presente, es demostrada a través de unos “flashbacks” que nos van narrando la juventud de Maria, y la manera en que su familia debió lidiar con la llegada de los nazis.
El paso del tiempo, es representado además, con la forma en que ese personaje regresa a los lugares donde creció, los que tuvieron una gran importancia en su vida.
Estos lugares, sirven como punto de partida para sus “flashbacks”, ayudando a poner en marcha las memorias que estaban guardadas en la mente de Maria.
Hay también, un intento por mostrar, si un país como Austria, ha aprendido de su propia historia, y ha sido capaz de cambiar, ya que Woman In Gold no titubea al momento de retratar el rol de sus ciudadanos durante la guerra.
El ingreso de los alemanes, no fue una ocupación, sino más bien una esperada “bienvenida”, donde el colaboracionismo fue evidente.
La misión de Randol y Maria, llega entonces a desempolvar de manera indirecta, este tipo de conductas, y obliga a los austriacos, a ver lo que ocurrió durante esos años, y el rol que tuvieron.
Woman In Gold, toma una clara postura a favor de la protagonista, y su derecho sobre la pintura, pero como centrarse solo en su derecho de propiedad, podría resultar poco interesante para la audiencia, se intenta resaltar además, el vínculo sentimental entre Maria y las obras robadas.
El trabajo que se hace sobre los personajes, permite una rápida empatía, que culmina en un desenlace, en donde la valentía triunfa sobre el egoísmo, sin embargo, se deja de lado la historia más humana, esa que nos muestra a una anciana, incapaz de volver a su país de origen, aterrorizada por viejos fantasmas del nazismo.
Una mujer herida, incapaz de perdonarse, por haber dejado atrás a sus padres, y que cree que, con la recuperación del retrato, se acerca más a un pasado glorioso y feliz; el mismo que le arrebataron un día, junto a su identidad.
El drama del joven abogado, también se ve opacado por la anécdota más liviana del juicio.
Si bien, este es un film que se centra en la batalla legal, también insinúa temas de los que luego no logra hacerse cargo.
El trabajo actoral es sólido, sobre todo de la siempre impecable Helen Mirren, todos los elogios posibles, se come la pantalla con su presencia.
Sorprende lo cómodo que se ve Ryan Reynolds, dentro de la piel del tímido abogado de Altmann, un hombre que lucha por la independencia, dentro de su profesión, y enfrenta un pasado familiar, muy similar a la de su defendida, debido a la ocupación nazi.
Tatiana Maslany, hace de una joven Maria, quien ve cómo la tranquilidad en su vida, se ve interrumpida por la llegada de La Segunda Guerra Mundial, alejándola de su patria, sus padres, y todos sus bienes.
Antje Traue, como Adele, la tía de la protagonista, es mostrada de manera esporádica, sin el tiempo suficiente para que la relación entre ambos personajes resulte significativa, y cercana.
De esta manera, Woman In Gold es incapaz de transmitir, de manera satisfactoria, la principal motivación del personaje, lo que es bastante problemático; pero hay que saber que esta no es una biografía, es un “courtroom drama”
Y no es el único caso en el que ocurre esto, ya que la esposa de Randol, Pam (Katie Holmes), parte viendo esta causa con algo de dudas, ya que la familia está pasando por dificultades económicas, y el tiempo que su marido invierte en el juicio, lo aleja de un trabajo remunerado.
Sin embargo, esta reticencia desaparece de manera drástica, escenas después, llegando al extremo de decirle a Randol, que está bien que viaje a Washington a una audiencia ante La Corte Suprema, mientras ella da a luz a su segundo hijo…
El cambio de mentalidad de este personaje, no es explicado, y parece ocurrir simplemente, porque se necesitaba...
Como dato curioso, la reproducción del cuadro clave, el retrato “Adele Bloch-Bauer I”, fue pintado por el artista escénico, Steve Mitchell, que pasó 5 semanas constitutivas en la recreación.
También, hizo una versión parcialmente terminada, así como una versión parcial, para un primer plano.
No obstante, los críticos de cine en Austria y Alemania, señalaron varias desviaciones de Woman In Gold de la realidad histórica:
Olga Kronsteiner del diario austriaco “Der Standard” escribió que, en contra de Woman In Gold, que no era el abogado de Maria Altmann, Randol Schoenberg, que investigó, e inició el caso de restitución, sino el periodista austriaco, Hubertus Czernin, que había trabajado en una serie de archivos de restitución en su tiempo, cuando encontró los documentos decisivos, y posteriormente informó a Maria Altmann.
Hubertus Czernin, que juega un papel en Woman In Gold, sugiere que ha sido motivado por el hecho de que su padre, había sido miembro del Partido Nazi; pero Stefan Grissemann, del semanal austríaco “Profil”, señaló que los miembros del partido de su padre, no fue conocido por Czernin, hasta 2006, mucho después de que había empezado a trabajar en este, y otros casos de restitución; y que además, el padre de Czernin, fue encarcelado por los nazis, al final de la guerra por alta traición…
Eso quiere decir, que Woman In Gold tampoco quiere dar lecciones de historia y se va por las licencias artísticas para darle más fluidez a la obra.
“Your only enemy is fear”
Aunque la mayoría de estos artículos saqueados por los nazis, fueron recuperados por los agentes del “Programa de Monumentos, Arte y Archivos” (MFAA), que se refiere cariñosamente como “Los Monumentos De Los Hombres”, en nombre de los aliados, inmediatamente después de la guerra, muchos siguen desaparecidos.
Hay un esfuerzo internacional en curso, para identificar el saqueo nazi, que todavía permanece en paradero desconocido, con el objetivo de volver los artículos, en última instancia, a los propietarios legítimos, sus familias, o de sus respectivos países.
La maravillosa historia de Maria Altmann, ha sido contada en 3 documentales:
“Stealing Klimt” (2007), “The Rape Of Europa” (2007), y “Adele's Wish” (2008)
Su historia de vida, y la batalla para recuperar la colección Klimt familiar, se relatan en el libro:
“The Lady In Gold, The Extraordinary Tale Of Gustav Klimt's Masterpiece, Portrait Of Adele Bloch-Bauer” de la escritora Anne-Marie O'Connor.
Y Altmann, también es retratada en un libro de memorias, realizado por su cuidador, el actor Gregor Collins, llamado:
“The Accidental Caregiver: How I Met, Loved, and Lost Legendary Holocaust Refugee Maria Altmann”, el cual fue publicado el 15 de agosto de 2012, que narran el encuentro casual de Collins y Altmann; y la relación inusual de 3 años que terminó en la muerte de Maria en 2011.
Publicado 4 años más tarde, 1 año y medio después de la muerte de Altmann, Collins publicó el libro, para conmemorar los 37 meses que pasaron juntos.
Y esta es otra historia curiosa, pues a finales de 2007, un amigo de Collins, Tom Trudeau, respondió a un anuncio en Craigslist, para un puesto de cuidador de una mujer de 92 años de edad, austriaca, y que vivía en Cheviot Hills, Los Angeles.
Trudeau, mencionó a Collins, que había tomado el trabajo, y se trasladó en su bungalow, en Danalda Drive, y le instó a visitarlo.
Pero Collins estaba en la preproducción de una película.
Unas semanas más tarde, en enero de 2008, el cuidador renunció, dejando Trudeau, como único cuidador de la dama.
La familia, pidió a Trudeau, si conocía a alguien que pudiera llenar de inmediato el puesto vacante, y pidió a Gregor Collins, que después de alguna resistencia, aceptó el trabajo, en un primer momento, como temporal, de relleno.
La señora, era una refugiada del Holocausto, y era Maria Altmann.
Aparte de su día a día, la crónica del libro está dada en capítulos, al estilo de diario campechano, y describe la infancia de Maria, en la Viena pre-Hitler, como un miembro de la influyente familia Bloch-Bauer, la relación de la familia con el pintor Gustav Klimt, quien fue el encargado, regularmente por rico tío de Maria, Ferdinand Bloch-Bauer, de pintar retratos de su esposa, Adele Bloch-Bauer, siendo un destacado mecenas judío de las artes.
De Altmann, hay varias anécdotas sobre sus reuniones, conexiones, y relaciones con notables eclécticos como:
Joan Sutherland, Walter Slezak, Hedy Lamarr, Plácido Domingo, Danny Thomas, Gary Cooper, Ezio Pinza, Paul Henreid, y otros; y Altmann y su marido, la desgarradora fuga de Fritz, de Austria, durante el Anschluss; su posterior viaje a través de Holanda, Inglaterra, y Massachusetts, y su eventual nidificación en Los Angeles.
Sobre Randy Schoenberg, actualmente vive en el barrio de Brentwood de Los Angeles, California, con su esposa, Pamela Mayers-Schoenberg.
Tienen 2 hijos, José y Nathan, y una hija Dora.
Su esposa, es dueña del DNJ Gallery, una galería contemporánea de fotografía.
Schoenberg, se desempeña como presidente del Museo del Holocausto de Los Angeles; siendo un ávido genealogista, que sirve como un conservador de voluntarios para Geni.com, uno de sus usuarios más activos, en la gestión de más de 100,000 perfiles.
Él es un miembro del consejo de JewishGen, y cofundador de su Grupo de Interés Especial Austro-Checo; administra el Proyecto ADN Schoenberg, en Family Tree DNA.
Y es el autor de “Beginner's Guide to Austrian-Jewish Genealogy” y el coautor de “Getting Started with Czech-Jewish Genealogy”
Por su parte, el pintor, Lanza Richlin, produjo un retrato de Schoenberg, con una de las pinturas de Klimt, que ayudó a recuperar, en homenaje a su papel en la promoción “más investigación y transparencia en la procedencia de las obras”
En abril de 2015, Schoenberg sigue siendo un abogado, en el pequeño despacho Burris, Schoenberg y Walden, LLP, y es profesor de La Universidad del Sur de California.
Anteriormente trabajó como socio de los bufetes de abogados de Fried Frank y Katten Muchin; y fue galardonado con “El Abogado del Año de California”, en 2007, por el logro excepcional en la práctica del litigio.
Hoy, Schoenberg enseña un curso sobre Arte y Derecho de La Propiedad Cultural en el Facultad Gould de Derecho de La USC.

“Restitution-the return of something to its original state...
At the very least, we should be reunited with what is rightfully ours”



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