Lucy

“We never really die”

La evolución humana, u “hominización”, es el proceso de evolución biológica de la especie humana, desde sus ancestros hasta el estado actual.
El estudio de dicho proceso, requiere un análisis interdisciplinar, en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como:
La genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología, y la lingüística.
El término “humano”, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo; sin embargo, los estudios de la evolución humana, incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc.
Lucy (AL 288-1), es el esqueleto fosilizado, casi completo de un homínido perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, de 3,2 millones de años de antigüedad, descubierto por el estadounidense, Donald Johanson, el 24 de noviembre de 1974, a 159 km de Adís Abeba, en Etiopía.
El Australopithecus afarensis, es un homínido extinto de la subtribu Hominina, que vivió entre los 3,9 y 3 millones de años antes del presente.
Era de contextura delgada y grácil, y se cree que habitó solo en África del este, precisamente en Etiopía, Tanzania, y Kenia.
La mayoría de la comunidad científica, aceptó que especies como Lucy, pueden ser uno de los ancestros del género Homo.
Llamada “La Abuela de La Humanidad”, Lucy es el esqueleto de una hembra, de alrededor de 1 metro de altura, de aproximadamente 27kg de peso, en vida, de unos 20 años de edad, pues las muelas del juicio estaban recién salidas; y que al parecer, tuvo hijos, aunque no se sabe cuántos.
Dotada de un cráneo minúsculo, comparable al de un chimpancé, Lucy andaba sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización; cuya capacidad bípeda, puede deducirse de la forma de su pelvis, así como de la articulación de la rodilla, que  reforzó la idea de que el caminar erguido, fue una de las presiones selectivas, que empujó a la humanidad hacia adelante.
La datación de una capa de material volcánico, en el emplazamiento por el método de potasio-argón, dio una edad de antigüedad inicial de Lucy, de unos 3 millones de años, con un margen de 200,000 años.
Sin embargo, el material presentaba ciertas impurezas, haciendo la datación no muy precisa.
Mediante la aplicación de otros métodos, como bioestratigrafía y paleomagnetismo, entre otros, se corrigió la datación a una edad de 3,2 millones de años.
Un año después, se hallaron en el mismo sitio, restos pertenecientes a un mínimo de 6 individuos, 2 de ellos eran niños con edades de alrededor de 5 años, pero el esqueleto más completo, fue el de Lucy, de quien se encontraron un total de 52 huesos.
El nombre “Lucy” proviene de la canción:
“Lucy in the sky with diamonds” del conjunto musical The Beatles, que oían los miembros del grupo investigador, la noche posterior al hallazgo.
Fue hasta 1977, que la comunidad científica, no tomó en consideración el hallazgo de Johanson y su equipo del International Afar Research Expedition.
La revista Kirtlandia, aceptó publicar el descubrimiento del nuevo homínido, al que sus autores asignaron el nombre científico de “Australopithecus afarensis”
El descubrimiento de Lucy, marcó un punto de inflexión en nuestro entendimiento de la evolución humana; incluso hoy, científicos continúan aprendiendo gracias a ella; y gracias a todos estos descubrimientos, sabemos ahora, que el proceso evolucionario que culminó en nosotros, no fue lineal.
Hubo variaciones, y experimentación en el camino, y muchas especies acabaron extinguiéndose, como El Hombre de Neanderthal.
Sin embargo, no hay duda de que Lucy, ya tiene asegurado un lugar en la historia.
Actualmente, los restos de Lucy, están guardados en una caja fuerte, en Adís Abeba, capital de Etiopía.
No obstante, se han hipotetizado, diferentes posibilidades respecto a la evolución futura del ser humano, y entre ellos destacan:
Una línea del pensamiento que asegura, que la especie humana, ha dejado de evolucionar de la misma forma que el resto de los seres vivos.
Sin embargo, existen también otras posturas, que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos, los que impulsan actualmente la evolución humana.
Por otra parte, el mito del 10% del cerebro, es una creencia popular muy extendida, que afirma que la mayoría, o todos los seres humanos, utilizamos solamente el 10% de nuestro cerebro.
Por asociación, a menudo se sugiere que, mediante algunos procesos, una persona puede ser capaz de aprovechar ese potencial no utilizado, y que al hacerlo, se produce un aumento significativo de su inteligencia.
Aunque muchas capacidades intelectuales pueden ser mejoradas con el entrenamiento, la idea de que grandes áreas del cerebro permanecen inutilizadas, no tiene ningún fundamento lógico.
A pesar de que siga habiendo muchas incógnitas, acerca del funcionamiento del cerebro, se sabe que cada parte del cerebro, tiene una función determinada.
El mito, ha sido erróneamente atribuido a numerosas personas, entre ellas, Albert Einstein:
Es probable, que el mito del 10% haya surgido de una mala comprensión, o interpretación de las investigaciones neurológicas, llevadas a cabo a finales del siglo XIX, y principios del XX, en las cuales los investigadores descubrieron, que sólo el 10% de las neuronas del cerebro están “encendidas” en un momento determinado; y anunciaron que sólo habían registrado en mapas, las funciones del 10% del cerebro en ese momento, de hecho, los informes difieren en este punto.
Otro posible origen del mito del 10%, es que las neuronas, solo componen el 10%, aproximadamente, de las células del cerebro; el resto son células gliales que, a pesar de estar implicadas en el aprendizaje, funcionan de manera distinta a las neuronas.
Así pues, si el cerebro es 100% utilizado diariamente por el ser humano, lo que sucedería, sería lo mismo que pasa con el procesador de una computadora, que tiene otros procesos corriendo en segundo plano, mientras se enfoca en situaciones, problemas, y vida que resolver.
Desde que nacemos, nos es dada mucha información, tanto en religión, costumbres, razonamientos, nos son impuestos para relacionar, y resolver según estos, la vida.
Todas las personas, tenemos la misma capacidad, pero nuestros intereses y afanes, son distintos a los de los otros.
Algunos partidarios de “la nueva era”, y los fenómenos paranormales, propagaron esta creencia, para justificar los poderes psíquicos, y afirmar que, mediante un entrenamiento apropiado, el 90% del cerebro humano “inutilizado”, serviría para llevar a cabo la telequinesis, y la percepción extrasensorial.
Además, de que los seres humanos utilizan la totalidad de su cerebro, no hay pruebas científicas que apoyen la existencia de poderes psíquicos.
No es tanto una cuestión de:
¿Qué hace el cerebro, sino de cómo lo hace?
La naturaleza de su funcionamiento, sigue siendo el auténtico misterio de la cuestión.
¿Qué pasaría si usáramos el 100% de nuestra capacidad cerebral?
“I feel everything.
Space, the air, the vibrations, the people, I can feel the gravity, I can feel the rotation of the Earth, the heat leaving my body, the blood in my veins.
I can feel my brain.
The deepest parts of my memory”
Lucy es una película francesa de ciencia ficción, del año 2014, escrita y dirigida por Luc Besson.
Protagonizada por Scarlett Johansson, Morgan Freeman, Choi Min-sik, Amr Waked, Yvonne Gradelet, Jan Oliver Schroeder, Julian Rhind-Tutt, Pilou Asbæk, Analeigh Tipton, Nicolas Phongpheth, Luca Angeletti, Loïc Brabant, Pierre Grammont, Pierre Poirot, Bertrand Quoniam, Pascal Loison, Pierre Gérard, Isabelle Cagnat, Frédéric Chau, entre otros.
El proyecto cinematográfico de Lucy, se desarrolló a lo largo de 10 años, debido a la investigación que realizó Luc Besson, con científicos y especialistas, sobre el ser humano, y que “sólo utiliza 10% del cerebro”, y si se pudiera estimular más la raza humana, sería capaz de cosas asombrosas.
Incluso, fue contundente al señalar, que la droga de la que se habla en el guión, la “Cuticular Protein Hypothetical 4” (CPH4), existe en realidad, y es algo que producen las mujeres durante el embarazo, que sirve para estimular el desarrollo del cerebro.
Antes de su estreno, el director quiso aclarar a la prensa que, a pesar de que en el argumento de Lucy se hablara sobre drogas, realmente trataba sobre la inteligencia humana; siendo un éxito de taquilla, tras recaudar más de $450 millones, frente a los $40 millones de presupuesto, siendo la 3ª producción más taquillera, centrada en una mujer; la cual se rodó en Taipéi, Taiwán; en el mega estudio “Cité du Cinéma”, situado a las afueras de París, Francia; y New York, EEUU.
Lucy (Scarlett Johansson), es la típica mujer rubia, fiestera, y despistada…
Un hombre con el que sale hace una semana, la involucra con Jang (Choi Min-sik) jefe de una mafia coreana, que le abre el estómago, y le suministra una droga nueva, que saldrá pronto al mercado.
Durante el traslado a un sitio para despacharla a otro país, el paquete que se encuentra dentro de ella, se rompe, y la droga comienza a fluir en grandes cantidades por su cuerpo.
Esta droga, le da la habilidad de usar más del 100% de su capacidad cerebral, transformándola en una “máquina evolutiva”
Lucy, es una interesante opción cinematográfica, que le permite al espectador, realizar una reflexión acerca de la condición humana, de los alcances que puede tener un cerebro desarrollado, y de los pros y contras que eso puede implicar en la historia de la humanidad.
Hay que recalcar, que estamos hablando de una película de ciencia ficción, que no está muy alejada de la realidad, y que no pretende dar lecciones de ciencia.
Lo importante es que Besson, ha conseguido que Lucy sea una paradoja.
Sin Lucy, no habría “Dios”, y sin “Dios”, no habría mundo donde está Lucy, sin la que no habría “Dios”, por lo que hace un guiño a “Creazione di Adamo” de La Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel, alrededor del año 1511, transmitiéndole los conocimientos necesarios a la “Lucy” mono, para que esa especie evolucione hacia el Homo Sapiens.
“Time is the only true unit of measure, it gives proof to the existence of matter, without time, we don’t exist”
Estamos hablando de ciencia ficción, de una simple película, que no puede tomarse como un ensayo científico.
Luc Besson, hace un cine global, desde las procedencias de sus actores, desde la geografía, y expande su relato, hacia los orígenes de la evolución humana, desde ahí empieza, y hasta se anima con los dinosaurios…
Porque Lucy, desde el principio, cuenta su historia principal, en la que Scarlett Johansson es la chica común, metida en circunstancias extraordinarias.
Y también, cuenta-comenta-explica mucho con insertos de la naturaleza, y otras intromisiones gráficas, y se desata al proponer derivas visuales de amplitud cósmica, y de conexión de todo con todo.
Si hasta es comparable por algunas imágenes, y por la pretensión de decir algo acerca de lo más profundo, de aquello que nos hace “humanos”
Los analistas científicos, afirman que Lucy es muy sensacionalista, violenta, y demasiado fantasiosa.
Asimismo manifestaron, que no se utilizó una estrategia adecuada para la difusión de sus temas de interés, de tal manera que, “engañaron a su audiencia, con historias ficticias que no tienen nada que ver con la realidad”
Por otro lado, un porcentaje minoritario, está convencido en la veracidad de Lucy, afirmando que los creadores, si sudaron la gota gorda, para presentar una película diferente, con nuevos horizontes, y por supuesto, con una determinada investigación de por medio.
Lo último que se puede aportar de toda la investigación realizada por la crítica, y los creadores, es que el director utilizó la fantasía acerca del CPH4, para crear la historia de la primera mujer del mundo, Lucy.
Y es que Lucy es algo más que un típico filme de acción, motivo por el cual, introduce una surrealista teoría sobre las habilidades que poseería el ser humano, si aprovechase su cerebro al 100%.
De hecho, intenta vendernos la profundidad, con una peculiar técnica, puesto que inserta imágenes de la naturaleza, para establecer un paralelismo entre ésta, y lo que le acontece a la protagonista en la pantalla.
Además, tiene un montón de las cosas que gustan al director, como:
Heroínas femeninas, armas, secundarios chulos, estrellas de Hollywood corriendo por París, ligereza, o volatilidad, como se quiera llamar; narrativa, amor por el disparate refrescante, y un sentido del humor entre lo inocente, lo flipado, y lo negruzco.
En cuanto a lo técnico, Lucy es la primera película de clasificación “R”, que se rodó parcialmente con cámaras IMAX; el arte y la fotografía es muy impresionante:
Movimientos de cámara bien fluidos, en escenas que logran mostrar desde el espacio más decadente, con tonalidades verdes y sucias, hasta los espacios más sofisticados, con tonos neutrales, brillantes, y decorados de manera sutil, para resaltar los personajes.
Los que banalizan el guión con comentarios superfluos, seguramente ignoran, que la escena al final, donde Lucy se encuentra con un homínido primitivo en África, es un Australopithecus afarensis, un antepasado de nuestra especie, que fue el famoso descubierto de 1974, por parte de un antropólogo llamado Donald Johansson.
El esqueleto de esa hembra, a quien su descubridor llamó precisamente Lucy, es uno de los hallazgos más importantes en la historia de la Paleontología.
Y vino a la mente en varias escenas, otras de temática similar como las sagas “Matrix”, “Resident Evil”, incluso “X-Men”
Pero la finalidad de Lucy, es hacernos creer, que llegar al 100% de nuestro cerebro, nos convierte en “Dios”, lo que sigue siendo una hipótesis muy controversial.
Desde el punto de vista científico, el ser humano es un inmenso laboratorio bioquímico y eléctrico.
Alguno habrá escuchado hablar de las ondas cerebrales, o sea, que las herramientas existen en cada uno de nosotros, que aún no las sepamos utilizar, es otra cosa.
La electricidad es energía, y las ondas cerebrales, las genera el cuerpo humano; si aprendemos a controlar las ondas, pues si podemos comunicarnos; o sea que base científica, para parte de lo que vemos en Lucy, existe:
La Ley de Darwin dice, que todo lo que se usa, tiende a desarrollarse, y lo que no, a desaparecer, en la llamada Teoría de La Evolución.
Llama la atención, la explicación de las células, lo cual da una señal de la muerte, según ella, las células, cuando no pueden reproducirse, se auto conservan, esto explicaría, por que las personas enfermas mueren, porque siente el ambiente hostil, y deciden abandonar el cuerpo, partiendo de la premisa de que somos energía en un cuerpo bioquímico.
No obstante, lo mejor es la presencia de una Scarlett Johansson, completamente comprometida con su papel.
La Johansson logra representar su rol de Lucy, de forma satisfactoria.
Durante el primer arco, tiene el rol de una mujer despistada, asustada, que sufre.
Luego, cuando las drogas le afectan, tiene una transformación sutil, donde cambia su actitud, a una mujer más atrevida, sin miedo a las consecuencias; es la mujer de acción, a la que nos acostumbra Besson en sus entregas pasadas.
Finalmente, en una escena muy bien jugada, se convierte en una suerte de “mega computadora”, que entiende y controla el universo.
Del resto del reparto, tenemos a Morgan Freeman como El Profesor Samuel Norman, cumple el mismo rol de siempre: narrar lo obvio.
Para él es muy fácil, y probablemente ganó varias pecas más con tanta explicación de los sucesos.
Su participación es mínima, y solo se relaciona con el personaje, a partir de la mitad, para poder guiar la narración hacia el final.
Algo similar ocurre con el detective del Pierro del Rio, interpretado por Amr Waked, y lo mismo ocurre con el jefe de la mafia coreana, interpretado por Choi Min-sik.
Cuestionamientos, miles si se toman muy en serio la película, como:
¿Por qué Lucy aparece en distintas épocas donde la ignoran, por tanto, nadie la ve, y sin embargo, cuando aparecen el dinosaurio, y el mono, sí la ven?
¿Siendo tan increíblemente especial, por qué da lugar a que lancen la bomba donde ella se encuentra?
¿No piensa en la demás gente que hay allí?
¿Y qué hubiera pasado, si el policía no interviene?
El guiño a la evolución provocada por el contacto entre las 2 Lucy, la humana y el mono, es la traca final, para que los críticos más puristas, acaben de perder los estribos; y se puede comprobar leyendo las críticas negativas.
Supongamos que por una causa indeterminada, el ser humano pudiera alcanzar una serie de conocimientos, antes vetados; imaginemos que las neuronas de nuestro cerebro se multiplican, o empiezan a comunicarse tanto que aumentan sus capacidades.
Si esto ocurriera:
¿Nos comportaríamos como Lucy?
Una persona que conoce la verdad de la vida, que es capaz de manipular la materia, que mantiene todos sus recuerdos, y que siente las cosas, el espacio, cómo gira La Tierra...
Una persona que está inmersa en ese caos, en esa trascendencia:
¿Podría tan siquiera soportarlo?
Lucy se ve que sí, y se dedica a dar caza a sus agresores, y a consultar con un neurólogo, muy tranquila… como si no pasara nada.
En defensa de lo anterior:
Lucy es una posible crítica a la sobre estimulación que tenemos hoy en día.
Tenemos estímulos por todos los lados, y nos perdemos cosas más importantes.
En cambio, Lucy, la mona que fue “el primer paso de la humanidad” sí la ve en el viaje al pasado, porque no está con tanta estimulación, y es el hecho de que se tocan, parte de lo que hace que haya una evolución…
Uno de los problemas de ser cada vez más inteligente, es que cada vez uno se despega más de los sentimientos.
Por eso, no le importa todos los accidentes que crea mientras conduce el coche, y de ahí, el recuerdo del beso con el policía.
Ella es prácticamente un “Dios”, por lo que la humanidad le da un poco igual, y se centra en cosas “más importantes”
Lucy es parte de esa crítica a la insensibilización.
“Learning's always a painful process”
Lucy, pone sobre la mesa, una base algo más científica, la primera de ellas es, el uso de drogas para estimular la capacidad cerebral, los llamados “nootrópicos”, drogas inteligentes, o estimuladores cognitivos.
En términos realistas, los “nootrópicos” incrementan la cognición, memoria, inteligencia, motivación, atención, y concentración, lo que en el fondo, no las pone muy por delante de una “jalea real con power-ups”
Pero las ciencias avanzan, que es una barbaridad, y a los estimuladores naturales de los flavonoles del chocolate negro, a la combinación de cafeína más L-teanina… se suman múltiples drogas de laboratorio, empezando por la creatina, que no solo sirve para hacer bola en el gimnasio, y los novedosos estudios acerca de la amplificación de inteligencia.
Según estos, se están diseñando dispositivos que nos podrán conectar con ordenadores, que amplifiquen la potencia del córtex visual, una de las pocas zonas del cerebro que conocemos a fondo, lo que nos permitiría mejorar de forma extraordinaria, nuestra visualización espacial, y capacidades de manipulación.
¿Qué beneficios nos traería esta mejora del córtex prefrontal?
Nada, niñerías, control mental de terceros, o la capacidad para predecir el futuro, basándonos en la observación de movimientos invisibles…
El mito del 10%, está en pie desde hace décadas, y ha servido para justificar todo tipo de fenómenos imposibles, y generados por seres humanos; sobre todo, por quienes además de defender la teoría, se nos presentan como privilegiados que, vaya, sí han conseguido cultivar ese 90% que los demás tenemos empantanado.
Mucho se ha especulado sobre la famosa droga CPH4, pero en realidad existirá, o simplemente será un mito generado por Lucy...
Una droga sintética, de síntesis, o diseño, es aquel fármaco de la síntesis artificial, o comercializado, si ya existía, de forma clandestina, a fin de evitar las disposiciones existentes de las leyes sobre drogas, generalmente mediante la preparación de derivados, o análogos de fármacos existentes, mediante la modificación de su estructura química; menos comúnmente se refiere a la búsqueda de drogas con estructuras químicas diferentes, que producen efectos subjetivos similares a las drogas ilícitas, con efectos similares, o más potentes, que generalmente se venden en el mercado gris, debido a la desregularización existente, en cuanto a este tipo de sustancias.
El CPH4,  no tiene un concepto establecido.
A pesar de ello, los creadores de Lucy, le adjudican un concepto muy controversial, afirmando que en realidad, esta droga si existe, de igual manera manifiestan, que es una versión de laboratorio, de una enzima que generan todos los organismos de las mujeres embarazadas en su 6º mes de gestación.
Asimismo esta enzima impacta en el feto como una “bomba nuclear orgánica”, y ayuda al desarrollo del cerebro.
Y es que Lucy se conectó bastante con su audiencia, por el hecho de presentar las maravillas que el hombre puede crear, si estimulara su cerebro al 100%.
Las teorías, base de Lucy indican que, el ser humano, sólo utiliza el 10% de su capacidad mental, dejando un 90% sin uso, y la reflexión que trae consigo estos datos, es que el porcentaje restante, va estimular el cerebro de una manera exponencial, siempre y cuando, el uso sea adecuado, y no erróneo.
Lucy es fantasía, claro que sí, y hay que tomarla por esa vertiente, dado que la trama de supuesta violencia, es solo un camino para mostrar algo mucho más grande e importante, que solo algunas personas que han desarrollado un conocimiento adecuado pueden comprender.
Más que reflexión, Lucy es un despertar de conciencia, y de realidad de la vida, a través de la ciencia, pues habla de teorías de varios científicos conceptualizados, a modo de que lo entiendas.
Y aparte, la idea o creencia, de que los seres humanos sean capaces de lograr un nivel de transcendencia, más allá de lo físico o lo temporal, es algo que en muchas culturas, a través de la historia de la humanidad ha existido.
Los seres humanos, estamos más preocupados por “Tener”, que por “Ser”
¡Cuánta razón!

“Life was given to us a billion years ago.
What have we done with it?”



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