Absolute Power

“The man's a thief.
A thief who witnessed a murder”

Se conoce como “dictum de Acton” a una célebre frase, acuñada por el historiador católico británico, John Emerich Edward Dalberg-Acton, 1er Barón Acton, KCVO, en 1887.
Lord Acton, fue un historiador y político inglés; famoso por haber acuñado el aforismo:
“El poder tiende a corromper, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”
Acton fue crítico del nacionalismo, acuñando el conocido aforismo; tomar en cuenta que cuando Lord Acton habla de “poder”, hace referencia a algún tipo de bien, que pueda conllevar el corrompimiento del ser.
Él mismo lo dice:
“Dinero es poder”
En su redacción original decía:
“Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely”
La frase, ha sido traducida de diversas formas:
“El poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”
O, más literalmente:
“El poder tiende a corromper, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”
En este contexto, Lord Acton remitió una carta al obispo Mandell Creighton, autor de una monumental “Historia del Papado”, que no era contundente, al juzgar la conducta de algunos papas.
A esto, llevó a Acton, a la búsqueda de la responsabilidad legal.
“Todo poder tiende a corromper, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”
Los grandes hombres, son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia, y no autoridad:
Más aun, cuando sancionas la tendencia, o la certeza de la corrupción con la autoridad.
¿Qué ocurre cuando el hombre más poderoso de La Tierra, resulta ser un corrupto y un asesino, y el único testigo de ello, es un ladrón?
“When you're alone at night, and your rage takes over and you want an avenger, what face do you put with your enemy?”
Absolute Power es una película de drama y suspenso estadounidense, del año 1997, producida y dirigida por Clint Eastwood.
Protagonizada por Clint Eastwood, Gene Hackman, Ed Harris, Laura Linney, Judy Davis, Scott Glenn, Dennis Haysbert, E.G. Marshall, Alison Eastwood, Melora Hardin, entre otros.
El guión es de William Goldman sobre una novela homónima de David Baldacci.
El Libro de Baldacci, llamó el interés del cineasta Clint Eastwood, cuando Castle Rock le ofreció el proyecto, para coproducir con la Malpaso Productions.
En el libro, se narraba la historia de un ladrón de guante blanco, que era testigo de un asesinato, cometido por nada menos que El Presidente de los Estados Unidos, el hombre más poderoso del planeta, poseedor del poder del título.
Eastwood ofrece al espectador, un filme donde dejar al descubierto, las entretelas de 3 elementos, sospechosamente afectos entre sí, que suelen salir invictos ante cualquier fechoría, en este caso, un asesinato:
El poder, el dinero, y la política.
En fin, un ejemplo de eso que ha venido a llamarse “intriga presidencial”, género o subgénero, que cuenta últimamente, con muchos adeptos.
Clint Eastwood rodó Absolute Power en 3 semanas, es increíble la dinámica de trabajo de este autor, para lo que él hace en 21 días, la mayoría de realizadores necesitan al menos 6 meses, sin garantizar la misma calidad.
Absolute Power sigue a Luther Whitney (Clint Eastwood), un ladrón profesional, que planifica un nuevo robo.
Logra introducirse en la casa de Walter Sullivan (E.G. Marshall), un multimillonario, y el mejor amigo del Presidente de los Estados Unidos, Alan Richmond (Gene Hackman), que se encuentra de vacaciones.
Mientras está robando, llegan hasta la habitación donde él se encuentra, El Presidente Richmond, y la joven esposa de Walter Sullivan, Christy (Melora Hardin), quienes comienzan a besarse.
Luther se oculta, esperando el momento oportuno para escapar, pero el encuentro de la pareja, se pone violento.
Luther ve, cómo El Presidente comienza a golpear a la mujer, y como ella logra defenderse con un abrecartas, hiriéndolo.
Ante los gritos del Presidente, aparecen 2 guardaespaldas, y le disparan a la mujer, matándola.
Luther aprovecha un momento de descuido, y logra escabullirse con su botín, tomando consigo, la única prueba que puede demostrar la verdad, el abrecartas de acero, que los responsables del crimen, habían olvidado en la escena; aunque sabe que su testimonio en contra del Presidente, no tiene destino.
Más tarde, La Jefa de Gabinete del Presidente, Gloria Russell (Judy Davis) y Bill Burton (Scott Glenn), al enterarse de lo sucedido, ordenan limpiar la habitación, encontrándose con la caja de seguridad abierta, y vaciada.
Deciden entonces, preparar una coartada, dando a entender que, Christy había sido asesinada por un ladrón.
Seth Frank (Ed Harris), teniente-detective de la policía local, investiga a Luther, ya que sabe de su habilidad como ladrón de joyas.
La investigación del crimen avanza, y Luther decide abandonar el país, temiendo ser acusado del crimen por la policía.
Sin embargo, estando en el aeropuerto, cambia de opinión, al ver por la televisión, un cínico discurso del Presidente.
También, la guardia personal del Presidente, sigue a Luther con intención de matarlo.
Asimismo, el millonario Walter Sullivan, contrata a un mercenario francotirador con la misma intención, pero fracasa.
Kate Whitney (Laura Linney), hija de Luther, abogada y asistente del fiscal de distrito, que apenas ha conocido a su padre, por los años que éste ha pasado en prisión, aun cuando conoce el pasado delictivo de su padre, no cree que él haya asesinado a Christy; se ponen de acuerdo para reunirse y conversar en un café al aire libre, pero instantes antes del encuentro, un francotirador de la guardia del Presidente, intenta matarlos sin lograrlo.
Tanto Luther como su hija, logran salvar sus vidas.
Usando su astucia, Luther hace llegar a La Asistente del Presidente, un valioso collar, que había pertenecido a Christy, y aquella sin saberlo, lo luce en una recepción ante El Presidente, quien enseguida, reconoce la joya.
Y El Presidente ordena a sus esbirros, que maten a Kate.
Efectivamente, casi logran su cometido, pero Luther logra interponerse, y mata a uno de los esbirros en el hospital, donde se recuperaba su hija.
La policía, apresa a La Asistente Presidencial, en tanto que un tercero, se suicida.
A su vez, Luther logra llegar hasta Walter Sullivan, y le entrega el abrecartas incriminatorio, con las huellas del Presidente, quien aparentemente se suicida con el mismo abrecartas, según explicaciones dadas más tarde, por el mismo Sullivan, ante los periodistas.
Clint Eastwood consigue en Absolute Power, una trama enrevesada, inteligentemente hilvanada, en lo que se convierte en un thriller, en el que caben una estupenda composición psicológica de personajes, que acaban enfrentando de nuevo a Gene Hackman y al propio Clint Eastwood, en una historia que mancha con tintes de cine negro, a la patriótica, y aparente impoluta, Casa Blanca, mediante el engaño, el asesinato, y el encubrimiento, por parte de las más altas esferas de la política de EEUU, en la que entran:
Jefes de gabinete, agentes secretos, y asesinos a sueldo.
Pero por encima de todo, trasciende una historia de amor paternalista, de un solitario padre, que dejó abandonada a su hija, para centrarse en robar los cuantiosos bienes de lo ajeno, y que ahora, tiene la oportunidad de resarcirse con ella, salvándola de todo lo que se les viene encima.
Creo que es algo que, en la vida real del maestro Eastwood, le tiene un poco obsesionado.
Por lo pronto, Eastwood construye un film, centrado en la descripción, y desarrollo de unos personajes, que consigue hacerlos reales y humanos, ayudado por el veterano y buen guionista, William Goldman; y elevando el interés inicial de la propuesta, mucho más allá de lo predecible.
A pesar de cierto esquematismo en el trazo del Presidente Richmond, en la solvencia de Gene Hackman, que sabe formar al personaje, con una adecuada dosis de maldad y cinismo; que desde el primer momento, se revela como un auténtico hijo de puta; y lo cierto es que, las relaciones entre cada uno de los personajes, resultan creíbles y ricas en detalles.
El círculo del Presidente, se presenta gris, y tremendamente tenso, con los agentes del Servicio Secreto, que dispararon contra la mujer por un lado, que actúan al principio, con plena convicción de hacerlo por su país; pero que poco a poco, desvelan sus incertidumbres, sobre todo Bill (Scott Glenn), que muestra en un momento, su repugnancia hacia el que es su Presidente, y que termina suicidándose, y pidiendo perdón.
Por su parte, La Jefe del Gabinete, Gloria Russell (excelente Judy Davis), se muestra finalmente, como alguien que actúa más por el aprecio y respeto, casi amor, que profesa hacia El Presidente, que por un deber con su país, revelándose un personaje tremendamente trágico e indefenso, que da lugar a un momento bastante divertido, pero en el fondo, terriblemente cruel con ella; ese en el cual se presenta en una fiesta con el collar de la víctima, pues Luther le ha engañado, haciéndole creer, que es un regalo del Presidente.
Especialmente interesante, se presenta la relación entre Luther, su hija Kate, y Seth Frank, un extraordinario Ed Harris, que proporciona ecuánimemente, al personaje de inteligencia y humanidad, Teniente de La Policía de Washington, encargado del caso.
La distancia que separa al viejo Whitney de su hija, por su pasado entre rejas, y la muerte de la madre de ella, da un giro tras los acontecimientos vividos por el ladrón.
Los recelos iniciales de Kate, no son más que una postura lógica, defensiva ante alguien al que quiere, pero que le ha hecho sufrir.
Poco a poco, ambos se irán acercando, a lo que contribuye la aparición de Seth Frank, momento que se aprecia ya, en esa espléndida escena, en la que Kate descubre las fotografías que Luther tiene de ella en su casa, y en detalles como la nevera de Kate, que Luther llena de comida, o en diálogos tan sencillos, y que suenan totalmente sinceros, como la réplica de Luther, cuando su hija le pregunta:
Porque fue a la cita, si temía que podía tratarse de una trampa:
“Mi hija me quería verme”
Paralelamente, la relación entre Kate y Seth Frank, y entre éste y Luther, enriquece aún más la historia.
El Teniente, admira desde el primer momento a Luther, y en sus conversaciones, se advierte que ambos congenian, a pesar de corresponder a 2 generaciones distintas, de igual modo, se percibe un evidente interés del policía por Kate, ya desde su primer encuentro, aunque excesivamente subrayado, posteriormente, en ese diálogo entre los 2, cuando Frank repite varias veces que vive sólo, aunque no deja de ser bastante realista, y decididamente divertido.
Eastwood se muestra tan inspirado en Absolute Power, como en sus mejores trabajos tras las cámaras, y como siempre, su película se compone de capas:
En una primera, tenemos el thriller, bien visible, con secuencias absolutamente magistrales, como la primera media hora, de gran tensión, llena de ritmo, con un excelente uso de la planificación.
Una de esas secuencias, en las que el dramatismo va en aumento, hasta atrapar al espectador, y no soltarlo jamás.
Dicha tensión, se repite en la ejemplar secuencia de acción de la emboscada, toda una lección de ritmo y emoción, de la que deberían aprender otros directores que se empeñan en menospreciar el cine de acción.
Y una segunda capa, en la que Eastwood no descuida ni uno sólo de sus personajes, haciendo a través de ellos, un dibujo de la soledad, algo muy presente en sus obras más redondas.
Pues Luther siempre ha estado solo, su profesión le obliga a ello.
Su hija, que descuida su vida en casa, otro tanto de lo mismo.
Seth Frank, es un solitario, que para ligar, repite hasta la saciedad que vive solo, impresionante momento, por la terrible veracidad y patetismo que desprende.
El Presidente, es probablemente, el más solo de todos.
Walter Sullivan, hombre traicionado por su mujer primero, y su mejor amigo después, destapa su soledad, al develar cómo observaba a su mujer, siendo complacida por otros hombres:
¿Hay algo más solitario que eso?
Gloria Russell, con su admiración/amor hacia su jefe, también se siente sola; y cómo no, los 2 agentes del Servicio Secreto, que son como las 2 caras de una misma moneda, uno asqueado de su trabajo, y el otro entregado por completo a su país.
Absolute Power no es por supuesto, un toque de trompeta a derrocar a ningún Presidente, ni mucho menos, ni a cambiar el sistema, pero sí es un llamado de atención a los espectadores:
Ustedes deben también, aprender a ver a su Presidente, a sus autoridades, deben ver más allá de lo público y de las apariencias, deben exigirles cuentas, y deben exigirles que se comporten.
Después de todo, ellos nos representan, y si ellos son como son, entonces nos dan mala imagen, como representados, incapaces de despedirlos.
“Remember, tomorrow is promised to no one”
La adaptación cinematográfica de Absolute Power, es bastante fiel en unos tramos, pero en otros, se aparta considerablemente.
Suprime algún que otro personaje importante, relega a un segundo plano, a personajes principales, y cambia por completo, el final de la misma.
Todo ello para ajustarse a las necesidades de Eastwood como cineasta, siempre interesado en turbias historias sobre la corrupción, y cómo no, adaptándolo a la imagen del Eastwood actor.
De hecho, Goldman quedó sorprendido, por la petición de Eastwood, pues el escritor pensaba, que el actor ser reservaría el papel del detective Seth Frank, al final, interpretado por un excelente Ed Harris, que en el libro, es prácticamente el protagonista.
Pero el director quiso que Luther Whitney, el hombre que se enfrenta, nada más y nada menos que al Presidente de los Estados Unidos, fuese el personaje central de Absolute Power.
Eastwood se pone en la piel de un delincuente, cosa que no hacía desde su última y gran colaboración con su mentor Don Siegel en “Escape From Alcatraz” (1979)
Un delincuente con ciertos valores:
Intenta recuperar el amor de su hija, cuya niñez se la perdió entre rejas, al respecto, es sumamente emotiva, la secuencia en la que ella, una espléndida Laura Linney, descubre que la casa de su padre, está llena de fotografías suyas, y no soporta la hipocresía y falsedad del hombre más poderoso del mundo.
Whitney ya ha visto demasiado, ya ha vivido demasiado, y a su modo, desea un mundo mejor para todos.
El personaje, presenta varias facetas:
Al inicio, es presentado como un amante del arte, con gran habilidad para el dibujo.
Más tarde, en la oscuridad de su hogar, vemos a Whitney solo.
Y luego le vemos haciendo lo que mejor sabe hacer, robar.
Por otra parte, todas estas personas:
Luther, Kate, y Seth Frank, El Presidente, Gloria Russell, y los 2 agentes, además del marido de la víctima, el multimillonario, Walter Sullivan, representan diferentes formas de soledad, y en el caso de Luther y Sullivan, se aprecia ese medio a quedarse solo, y a morir sin nadie cerca, muy bien expresado mediante la conversación que mantiene Sullivan con Seth Frank, o a través de la escena en la que Luther, regresa a casa, y cena sin compañía.
La soledad de Luther, es asumida desde siempre, que no para siempre, pues su trabajo, está al margen de la ley, es sombrío, y en muchas ocasiones, le ha hecho huir, como en ésta, aunque en última instancia, cambia de opinión.
Por su parte, Seth Frank y Kate, son 2 adultos que llevan viviendo solos bastante tiempo, algo que no se dice expresamente, pero que es fácilmente deducible, muy probablemente, debido a que ninguno ha encontrado aún, con quien compartir su vida, resultando el interés mutuo, no sólo es Frank, quien se siente atraído por Kate, que surge entre ambos, una pincelada que humaniza más a los personajes, pues esa soledad, en la que viven, no es premeditada, y la posibilidad de conocer a alguien, está siempre presente.
En cuanto al Presidente Richmond, el retrato es muy gris, presentándolo como un ser mezquino, que vive en una terrible soledad, pues todos cuanto le rodean, están ahí por su trabajo, o por sus obligaciones, incluida su mujer, a la que se refiere más, como otro miembro de su gobierno, que como su pareja; siendo incapaz de darse cuenta del aprecio que otros, como Sullivan, y Gloria Russell sienten por él.
El resto, también viven en una tormentosa soledad, como:
Gloria Russell, personaje menos desarrollado de lo deseado, que parece no tener vida, tras su cargo como Jefa de Gabinete.
Los 2 agentes, uno de los cuales, Bill, termina suicidándose, o incluso, el asesino a sueldo, contratado por Sullivan, que se dedica a ese trabajo:
“Porque me gusta vivir por encima de mis posibilidades”
Para el recuerdo, las escenas del asesinato, pese a ser sonoro, está rodado con la elegancia de una obra muda.
El inicio de Absolute Power, es casi una declaración:
Clint Eastwood está sentado en una habitación, viendo al Presidente, no en su imagen pública, campechana y amistosa, sino su lado privado, su intimidad, lleno de doblez y monstruosidad, igual a como nosotros, lo estamos viendo a través de la pantalla.
Es la única escena de Absolute Power, en donde veremos al personaje del Presidente en la intimidad, sin su cohorte de asesores, y es la única, en donde lo veremos cuán deleznable y salido es.
También la escena de Laura Linney, entrando en casa de su padre, y descubriendo que nunca la abandono del todo.
Y el baile entre Gene Hackman y Judy Davis:
Una secuencia, quizás algo histriónica, en la que el actor se come literalmente a todo bicho viviente.
La idea básica de la historia, es bastante buena, pero la forma de mezclar al Presidente de los Estados Unidos, con un ladrón tan infalible e “íntegro”... resulta demasiado inverosímil.
Partamos por lo más obvio, por la parte del thriller.
La verdad es que en esto, Absolute Power cojea un tanto.
Ya la situación inicial, requiere un montón de coincidencias inverosímiles, para que se produzca:
1.- La dueña de casa, tiene como amante, al Presidente de Estados Unidos.
2.- Ambos se encuentran de manera clandestina, en la casa de ella, cuando el esposo no está, y justo el día en que a Clint Eastwood se le ocurre atracar la residencia.
3.- Es justo ésa la residencia que atraca Clint Eastwood, y no otra.
4.- La fulana, es la esposa del mejor amigo del Presidente.
5.- Justo en la habitación del crimen, de todas las posibles habitaciones de la casa, hay un espejo-vidrio.
De ahí para adelante, Absolute Power avanza un poco a trompicones, metiendo situaciones un poco porque sí, como el agente encargado de la investigación, que no tiene evidencia física, que le permita apuntar a Clint Eastwood, pero igual va tras él, porque tiene una especie de “presentimiento”, uno de los agentes del Servicio Secreto tiene cargos de conciencia, Clint Eastwood está justo de casualidad, para ver el discurso del Presidente... y eso lleva a que la resolución final de la misma, resulte demasiado blanda.
Absolute Power no es un mal thriller, en parte porque Clint Eastwood dirige como hay que dirigir, o sea, con mano firme, con empaque, y sin filigranas, pero tampoco, remonta más allá por culpa de un guión, que podría haber puesto más cuidado, en dejar amarradas las cosas.
Fallos a mi parecer graves:
No vemos en ningún momento, que el asesino contratado por Walter Sullivan, siga el rastro de Luther.
Sin embargo, sabe perfectamente, dónde y cuándo éste se reunirá con su hija…
Kate podría haberse lanzado del coche en marcha, cuando los guardaespaldas la empujan hacia el acantilado...
¿Cómo entró Luther a la casa, y cómo sabía lo que había, precisamente, en esa habitación?
¿Por qué no se acerca Luther a su hija y trata de reconciliarse?
Es más:
¿Cuál fue el motivo de su ruptura?
Uno piensa, que simplemente pasaba de ella, pero que a la vejez, se ha puesto blando, y quiere recuperar a su única familia...
Los disfraces de Clint:
El encuentro en el café, en el que se escabulle delante de las narices de todo el mundo.
La secuencia en la que mata al negro en el hospital, como si estuviera desierto el hospital.
La manía de aparecer como fantasma de Clint, por ejemplo, cuando el policía se está lavando los dientes…
El intento de asesinato de su hija:
¿No hubiera sido más lógico secuestrarla, y pedir a cambio de su libertad, el abrecartas?
En la misma secuencia, el malo se cruza con Clint:
¿Por qué no lo mata?
Si Clint quiere denunciar el caso:
¿Por qué no le entrega el abrecartas a la policía?
Esa es una prueba irrefutable; el propio final, con Clint haciéndose pasar por chofer, y con el viejo matando al Presidente de los Estados Unidos:
Y todo el mundo da por bueno el suicidio… sin investigación posterior…
¡Es El Presidente de Los Estados Unidos, uno igual a John F. Kennedy!
En donde Absolute Power brilla, es en lo que suelen brillar las películas de Clint Eastwood:
En la parte discursiva.
Clint Eastwood, debe ser uno de los últimos cineastas, que tienen una opinión, y bastante vociferante, a la hora de hacer películas, y las mismas, suelen ser una crítica de las lacras internas de Estados Unidos, y “El Sueño Americano” desde el ángulo de lo que importa, o sea, de la responsabilidad, y la honradez.
Me quedo con la parte en la que se refleja que no es El Presidente, quien realmente gobierna, y sí los poderes fácticos ocultos, que con su dinero, y el poder absoluto que ostentan en la sombra, hacen y deshacen a su antojo, y en su propio beneficio.
La inversión que representa, correr con los gastos para colocar a un individuo al frente de un país, en este caso, a un Emperador contemporáneo, “amo y señor de la humanidad”, no por altruismo en realidad, aunque se quiera vender como una “amistad paternal desinteresada”
Los gastos, con extras incluidos, ya se los cobrarán ellos, con intereses, cuando coloquen a su “rey” en el tablero de ajedrez de la vida, y que es para ellos, unos pocos escogidos, un lucrativo negocio, manipulando al resto de los mortales, que ni saben, ni pueden saber, ni quieren saber, inmersos en los problemas que los gobernantes nos infieren, y que no quieren, o no les conviene resolver...
“Selling sin is easy”
¿Qué debe ser un Presidente para Clint Eastwood?
Obviamente no un payaso, como lo era en aquellos años, Bill Clinton.
Clinton tenía la imagen del Presidente simpático y dicharachero que quieres como Presidente, porque te va a dejar tranquilo, y no te va a cargar, y la historia le ha perdonado, el escándalo de Mónica Lewinsky, como una travesura simpática, porque:
¿A que no te gustaría ser como él, llegar a La Casa Blanca, y de inmediato, trajinarte al personal?
¿Y qué nos dice Clint Eastwood en Absolute Power?
Primero, que un Presidente debe hacerse respetar, y para ello, primero debe comportarse.
Es El Presidente, lo han elegido para dirigir los destinos del país, no para mojar el palmito.
Segundo, que un Presidente debe ser leal, y no andarse tirando a la señora del mejor amigo.
Y es que Eastwood, desde su paso por la política, los políticos siempre son retratados en sus películas, como los personajes más miserables, arribistas, y tramposos; por lo que Absolute Power puede verse, como la respuesta crítica, una crítica muy incisiva y dolorosa, a pesar del final feliz, sorprendente en la carrera del Eastwood director de esos años, a un tipo de películas que poblaron parte de la década de los 90, y que involucraban al Presidente de los Estados Unidos, casi siempre, desde una perspectiva benevolente…
Y seamos sinceros, los rostros de:
Bill Pullman, Michael Douglas, Kevin Kline, y Harrison Ford, son mucho más amables, que el de Gene Hackman, que en su segunda colaboración con Eastwood, compone un personaje ruin, y perverso.
Quizás, debido a esos personajes tan característicos, cargados todos de melancolía y dolor, cada uno a su manera, es por lo que Eastwood se muestra tan esperanzador, en el desenlace de Absolute Power.
Los malvados, reciben su merecido, del mismo modo que ellos cometieron un crimen horrendo, el padre salva, y recupera a su hija, y el amor triunfa.
En Absolute Power, la sangre no salpica al sistema, sino a los hombres que mueven sus hilos.
Ese es su gran acierto, pues como han demostrado los repetidos escándalos presidenciales de Estados Unidos, la bandera nunca se ensucia, a pesar de la mierda que pueda cubrir.
De este modo, no sorprende, aunque inquieta, que la integridad ética de un ladrón, sea mayor que la del Presidente del país, cuyo “poder absoluto” no se detiene ante placeres y crímenes, y lo mismo baila un vals, cuando su coartada queda expuesta, que ordena la eliminación de 2 inocentes “en defensa de la patria”
Pero el título “Absolute Power” ejerce de ironía, pues el auténtico poder, quedan en las manos de un delincuente honesto, y en su necesidad de venganza, testigo de privilegio, que ha olfateado las cloacas del poder.
Será la sucia moral de sus enemigos, la que arroje luz y determinación a sus actos.
En una industria aficionada a convertir en héroes a los líderes de la patria, Absolute Power brilla por su audacia y honestidad.
Casi todo en ella, en su emoción y su acción, es como una herida que sangra culpa y desencanto.
En sus imágenes, hallamos la noción de unos EEUU que si se mantiene a flote, no es gracias a la cordura moral de sus gobernantes, sino al silencio y desconsuelo de sus víctimas.
Cuando Absolute Power se estrenó en los EEUU, una crítica dijo, que “este mundo era un poco mejor, gracias a cineastas como Clint Eastwood”

“My President, right or wrong”



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