The Egyptian

“This is the story of a man who dwelt in the ancient land of the Nile thirty-three centuries ago”

El reinado de Akenatón, fue uno de los más problemáticos.
Perteneciente a la XVIII Dinastía, Akenatón reinó entre los años 1353-1336 a.C. aproximadamente, y se le conoce como El Faraón Hereje, por la reforma religiosa que llevó a cabo, conocida como La Reforma Amarniana.
Una revolución que implicó, la eliminación del culto mayoritario al dios Amón, por el culto exclusivo al dios Atón, aunque las reformas fueron muchas más, y de carácter más intenso.
El final de su reinado, fue muy confuso:
Akenatón desaparece, dando paso a un tal Smenkhara, vinculado con Meritaton, una de las hijas de Akenatón y Nefertiti, y tras su reinado, tenemos a un tal Akhkheperura Nefernefruaton, ¿Nefertiti?
La estabilidad volverá con su sucesor, Tutankhamon, cuyo reinado fue muy breve.
Le sucederá en el trono Ay, y por último, Horemheb.
En este contexto aparece la historia de Sinuhe, un cuento egipcio que se conoce por 2 de los papiros de Berlín, el 10499 (B), que contiene algunos fragmentos de la historia, y el 3022 (R), más completo, descubierto por el egiptólogo Chabás, en 1863.
También, se han encontrado partes del texto en otros papiros, y en algunos ostraca, o cochas o piezas de cerámica.
Sinuhe que viene a significar “Hijo del Sicomoro” el cual es un árbol de la familia de las moráceas, y del género de las higueras, que tuvo gran importancia en el Antiguo Egipto es, según sus palabras, “El Tesorero del Rey del Bajo Egipto, gran amigo único, dignatario administrador de los distritos del soberano en las tierras de los asiáticos, verdadero conocido del Rey, su bien amado seguidor”
Sinuhe dice:
“Yo soy un acompañante que sigue a su señor.
Sirviente en el harén del Rey, de la noble heredera de grandes favores la esposa del Rey, Senusert, en Jenemsut; la hija del Rey Amenenhat, Neferu, la muy honrada”
Senusert I o Sesostris en versión griega, de quien era servidor Sinuhe, fue el segundo Faraón de La Dinastía XII, del Imperio Medio, que gobernó del 1956 a 1910 a.C.; los primeros años, fue corregente con su padre, Amenemhat I, que fue asesinado hacia el año 1947 a.C., fecha en que da comienzo el relato.
El relato, está narrado en primera persona, con una fácil erudición, que muestra coloridas descripciones de lugares, costumbres y personas, tanto de Egipto, como de otras tierras, lleno de datos precisos, y con una exaltación del sentimiento y pensamiento egipcios, como la añoranza de la patria, el anhelo de vida eterna, y la hospitalidad.
La historia es una de las obras maestras del cuento, género que en Egipto alcanzó gran desarrollo en El Imperio Medio.
Éste es de tipo realista, y utiliza la prosa, en casi toda la narración, aunque tiene partes en verso:
Cuando describe como es Sesostris ante El Rey de Retenu, lo hace con un poema que exalta sus virtudes guerreras, aunque acaba de forma lírica:
“Es el muy amado, el lleno de dulzura, que a muchos ha conquistado por el amor”
Sinuhe no narra las conspiraciones de palacio, ni de ningún otro antecedente, pues los da por conocidos.
Es posible, que el anónimo autor, no quisiera comprometerse.
Cuando Sinuhe viaja para avisar a Sesostris, en campaña contra los libios, de la muerte de su padre, se le adelantan otros mensajeros:
“Oculto, escucha cómo un hombre informa a otro, de los príncipes de la casa real, y se da cuenta de que Amenemhat ha sido asesinado, según las órdenes dadas por este príncipe.
Asustado, creyendo que al no haber sido capaz de descubrir el complot, y avisar al corregente, sería castigado, huye de Egipto, y se encamina al país de Retenu (Siria)
Invitado por el príncipe Amunenshi, se casa con la hija de éste, y llega a ser jefe de una de las tribus, y un reconocido general, consiguiendo riquezas y poder, sobre todo, después de vencer en un duelo, a un príncipe local.
Ya anciano, intercambia misivas con El Faraón, y regresa a Egipto, tras repartir sus bienes entre sus hijos, para ser enterrado allí, con todos los ritos necesarios para conseguir la vida eterna, en el momento de la muerte, siendo alojado mientras, con toda clase de comodidades por El Rey, que le entregó una casa de campo con sus rentas, y ordenó la preparación de una tumba de piedra, y un rico ajuar funerario”
¿A qué se debió la huida de Sinuhe?
La historia podría haberlo explicado mejor, pero los hechos eran tan conocidos por la audiencia, que el relato se limita a mencionarlos.
La conspiración de algún príncipe, posible culpable de la muerte de Amenemhat, se menciona de pasada.
Esto impide comprender, cuáles fueron los temores de Sanehet, y por qué creyó que Sesostris le condenaría.
Tampoco en las cartas que envía en su vejez lo explica, pues se limita a presentar disculpas.
Esta historia, está considerada como el mayor logro de la literatura egipcia antigua.
Combina en una singular narración, una gama extraordinaria de estilos literarios, y es también notable, el examen que hace de los motivos de su protagonista.
El poema analiza, continuamente, las razones de la huida de Sinuhe, y su posible culpabilidad.
Al situar a un miembro de la cultura egipcia en otra sociedad, el poema explora lo que debe ser un egipcio, sin negar la asunción egipcia, de que la vida en el exterior de Egipto, no tenía sentido.
Basándose en esta historia, el escritor finlandés, Mika Waltari, escribió en 1945, una novela llamada “Sinuhe Egyptiläinen”, aunque trasladándola a los tiempos de Akenatón, o Amenhotep IV, y mezclándola con las conspiraciones que hubo en este reinado, debido a la fracasada revolución religiosa.
Por otra parte, Naguib Mahfuz, escritor egipcio, ganador del premio Nobel, escribió en 1941, “Awdat Sinuhi”; el cual se basa directamente, en los textos antiguos, aunque se toma la licencia de añadir algunos amoríos, que no aparecen en el original.
“I, Sinuhe the Egyptian, write this.
In my place of exile on the shores of the Red Sea”
The Egyptian es una película de drama y aventuras estadounidense, del año 1954, dirigida por Michael Curtiz.
Protagonizada por Jean Simmons, Victor Mature, Edmund Purdom, Gene Tierney, Peter Ustinov, Michael Wilding, John Carradine, Judith Evelyn, Henry Daniell, Bella Darvi, entre otros.
El guión es de Philip Dunne y Casey Robinson, basados en la novela homónima de 1945, del escritor finlandés, Mika Waltari.
“Sinuhe Egyptiläinen” es una novela histórica, y fue la primera y más exitosa de las novelas históricas del autor, tanto que se ha traducido a 40 idiomas.
Su trama, transcurre en El Antiguo Egipto, durante el reinado del Faraón Akenatón, de quien se afirma que fue el primer gobernante monoteísta.
El protagonista de la novela, sin embargo, no es El Faraón, sino Sinuhe, el médico real, quien cuenta la historia en el exilio, después de la muerte de Akenatón, además de haber perdido su posición, debido a su fracasada relación con una cortesana.
Perdió la casa de sus padres, su herencia, pues creía poder manipular el cariño de esa mujer hacia él.
Aparte de los sucesos ocurridos en Egipto, la novela también relata los viajes de Sinuhe por Babilonia, la Creta Minoica, entre los hititas, y otros pueblos vecinos.
En esta ocasión, se contextualiza durante el reinado del llamado Faraón Hereje, Amenofis IV, más conocido como Akenatón.
Y aunque la historia real difiere bastante de la novela y de la película, si hay ciertos aspectos en común, y que alabar al propio director, en ese intento de reflejarnos la historia del Antiguo Egipto.
Neferjeperura Amenhotep, también conocido como Ajenatón, Akenatón o Akenatón, fue el 10º Faraón de La Dinastía XVIII de Egipto.
Su reinado está datado, en torno a 1353-1336 a.C., y pertenece al periodo denominado “Imperio Nuevo de Egipto”
Hacia el 4º año de su reinado, cambió su nombre a Neferjeperura Ajenatón.
Dentro de la historia del Antiguo Egipto, su reinado inicia el denominado Período de Amarna, debido al nombre árabe actual, del lugar elegido para fundar la nueva capital:
La ciudad de Ajetatón, esto es, “Horizonte de Atón”
El Faraón, es célebre por haber impulsado transformaciones radicales en la sociedad egipcia, al convertir al dios Atón, en la única deidad del culto oficial del Estado, en perjuicio del, hasta el momento, predominante culto a Amón.
Akenatón es el primer reformador religioso, del que se tiene registro histórico.
Su reinado, no sólo implicó cambios en el ámbito religioso, sino también, reformas políticas, y artísticas.
Aunque tardíamente descubierto, y todavía poco conocido, está considerado por muchos historiadores, arqueólogos, y escritores, como uno de los faraones más interesantes.
Como dato diferencial, tanto en la película como en la novela, tras el asesinato de Akenatón, Horemheb se proclama Faraón con su matrimonio con Baketamon, la hermana del Faraón Hereje, saltándose así, todo este periodo oscuro, que sucede tras la desaparición de Akenatón.
The Egyptian pertenece al género denominado péplum, de mediados de los años 50, y que se caracterizaba por la reconstrucción de historias bíblicas, y de la antigüedad clásica, con criterios de espectacularidad hollywoodiense, y tono didáctico y ejemplarizante.
Además, estamos en la época de las grandes superproducciones históricas, con las recientes novedades técnicas como la pantalla panorámica, y el tecnicolor; y The Egyptian no fue menos:
Con $5 millones de presupuesto, dinero con el cual, aparte de pagar al reparto, se llevó a cabo la construcción de más de 60 decorados.
Los documentalistas, extremaron su celo, para que cada detalle ornamental, o del vestuario, fuera fiel, un detalle alabado por los egiptólogos.
The Egyptian fue producida en CinemaScope, por Darryl F. Zanuck para la 20th Century Fox, y obtuvo una nominación al Oscar como mejor fotografía (Color)
The Egyptian fue rodada en escenarios naturales de California, concretamente en el Red Rock Canyon State Park, y en el célebre Valle de La Muerte.
The Egyptian gira en torno a Sinuhe (Peter Reynolds/Edmund Purdom), un huérfano encontrado en un barco de cañas, sobre el Rio Nilo, por un médico de los pobres.
Creciendo, Sinuhe estudia para convertirse también en médico; y conoce a Horemheb (Victor Mature), que está estudiando para ser un estratega militar.
En una cacería de leones, sin saberlo, los 2 amigos salvan la vida del Faraón Akhnaton (Michael Wilding), y por tanto, son nombrados:
Sinuhe, médico de la corte, y Horemheb General de La Guardia.
Mientras tanto, Sinuhe encuentra y se enamora de una prostituta babilonesa, llamada Nefer (Bella Darvi)
Y por otro lado, una sierva de taberna, Merit (Jean Simmons), se enamora a su vez de Sinuhe, quien no la corresponde.
Nefer, aprovechándose de la obsesión de Sinuhe por ella, le roba todos sus bienes, y los de sus padres adoptivos, que luego se suicidan.
Sinuhe, desesperado, deja Egipto junto a su siervo Kaptah (Peter Ustinov), huyendo a través de muchos países, y en tanto, trabajando como médico, empieza a enriquecerse.
Cuando él y su criado son llamados para curar a un líder hitita, descubren los planes de este último:
El ataque a Egipto, con armas de hierro, metal desconocido para los egipcios.
Entonces, Sinuhe decide volver, para advertir a sus compatriotas.
Pero Egipto se encuentra en un período de decadencia, el pueblo no acepta la nueva religión del dios único, Atón, impuesta por El Faraón, y la guerra civil se propaga.
Por lo pronto, Sinuhe muestra a Horemheb, una espada hecha con hierro, y éste explica al médico sus intenciones, quiere que Sinuhe envenene al Faraón, para que así, él pueda casarse con Baketamon (Gene Tierney), y convertirse en Faraón.
Mientras tanto, Baketamon, la hermana de Akhnaton, revela a Sinuhe su verdadero origen:
Él es el hijo de una de las primeras esposas del Faraón, y por tanto, hermanastro de Akhnaton, habiendo sido secuestrado y abandonado en El Nilo cuando era niño.
Durante la guerra civil, todos los adoradores de la nueva religión son perseguidos.
Y finalmente Merit, quien tuvo un hijo con Sinuhe, es asesinada por los soldados.
Después de la muerte de Merit, Sinuhe se une a la conspiración, y envenena al Faraón Akhnaton.
El faraón moribundo, sin embargo, habla de su religión en sus últimos momentos de vida, haciendo así de la conversión de Sinuhe.
Al finalizar la obra, Horemheb restaura los antiguos dioses, y se convierte en el nuevo faraón.
Y Sinuhe, es exiliado de por vida.
Más allá de las reminiscencias que su historia puede arrojar con el relato bíblico de Moisés, si aquel era un bebe judío recogido del Nilo por la familia real egipcia, la cual le educaría como otro miembro más, en este caso, Sinuhe es el primogénito del Faraón, quien abandonado en las aguas del Nilo, va a parar al hogar de un eminente médico, que trabaja por su propia voluntad, con los más desfavorecidos de Tebas, el relato de la vida de Sinuhe, es un claro reflejo de los distintos sentimientos de la condición humana:
La pasión, la venganza, el amor, o la ambición, que son vividos por el protagonista en esta historia de halo aventurero, en la que se plasma de modo muy aproximado, lo que pudo ser la vida en El Egipto del siglo XII a.C., valor este ya presente en la novela original, hasta el punto que Sinuhe, está inspirado en los datos que nos han llegado de un personaje real, que vivió durante el reinado de Sesostris I, y bien reflejada a través de un apabullante diseño de producción, que da fe de los $5 millones de la época, invertidos en la producción por la 20th Century Fox.
“These things happened thirteen centuries before the birth of Jesus Christ”
Es notable como, Michael Curtiz, hace un filme de época, con sets majestuosos, impecable fotografía en Cinemascope, brillante partitura, a 2 manos entre Bernard Herrmann y Alfred Newman… y se concreta en una historia “non-action” que se sostiene prácticamente entre el drama, el romance, el matiz espiritual, y algo de comedia.
Si mal no recuerdo, apenas 2 escenas, la de los leones y la guerra contra los hititas; incluyen acción como suele esperarse en este tipo de filmes.
Pero, como ocurre en algunos de sus westerns, Michael Curtiz parece preferir, también aquí, la acción más íntima, interpersonal, psicológica y, en tal sentido, la historia nos envuelve con unas personalidades que se entrecruzan para hacer daño, unas a las otras, para luchar por ideales nobles, o por propósitos innobles, y que al final, nos dejan con un mensaje ejemplarizante, digno del mayor acogimiento.
Como cabe esperar, el diseño de producción de The Egyptian resulta apabullante:
Los decorados, el vestuario, la puesta en escena… todos los elementos, juegan a favor de una historia, que contiene material suficiente, como para nutrir varias películas.
Este es el motivo por el cual The Egyptian, siendo destacable, y todo un paradigma en su género, no consigue alcanzar grandes resultados.
La sobreabundancia de contenido dramático, lastra la credibilidad de una película que cae, por otro lado, en la apología religiosa habitual en este tipo de producciones.
Curtiz debe condensar demasiadas tramas, en un guión que se sustenta sobre los pilares de la reconstrucción histórica, el drama romántico, y la intriga por el poder.
El aspecto historicista, es el que sale mejor parado, gracias al amplio presupuesto, y al exigente trabajo de documentación.
El romance entre Sinuhe y Nefer, la cortesana de Babilonia, aparece sin embargo, falto de verosimilitud y de desarrollo.
Otro tanto sucede en el último tercio, donde el mensaje religioso, ahoga las conspiraciones palaciegas, y se prioriza el rigor teológico, sobre el argumental.
Si realizamos un análisis de la base histórica de The Egyptian, el primer aspecto que subrayamos, tiene que ver con las licencias narrativas que se permitió Mika Waltari, al contemporizar las biografías de Akenatón y Sinuhe.
Aun, datando este personaje en la obra literaria antigua, en una época anterior a este rey, probablemente el autor de la novela, encontró más atractivo este reinado, por las reformas tanto religiosas como artísticas, que se desarrollaron en este periodo.
Eso sí, hay que ser claro que Sinuhe “El Hijo del Sicomoro”, no existe ninguna referencia que nos hable de la existencia de este nombre, salvo el relato de la “Historia de Sinuhe” calificado como literatura.
Es un nombre metafórico, pues el sicomoro, árbol relacionado con la resurrección, algo así como un “Árbol de La Vida”, era uno de los símbolos religiosos, más importantes para El Antiguo Egipto; y no es raro que el personaje sea médico.
El protagonista, toma el nombre de un antiguo texto egipcio, conocido comúnmente, como “La Historia de Sinuhe”
En el libro queda claro, que el protagonista no es el mismo personaje de dicha historia, por lo que no hay ningún error histórico en este punto.
Por otro lado, Waltari se preocupó mucho de la exactitud histórica, y de su descripción del estilo de vida del Antiguo Egipto.
El resultado, no sólo ha sido ensalzado por el público, sino por egiptólogos.
Waltari, estuvo interesado desde mucho antes en Akenatón, y escribió una obra de teatro sobre él, que se escenificó en Helsinki, en 1938.
La Segunda Guerra Mundial, le proporcionó el impulso necesario para explorar el tema en una novela, que a pesar de la diferencia de 3 milenios, de hecho, refleja los sentimientos contemporáneos de desilusión y desaliento de la posguerra.
Ese mensaje, caló en un público internacional, perplejo por ese hecho histórico.
Un problema, no pequeño, es el del actor protagonista, Edmund Purdom.
Su ausencia de carisma, y de recursos interpretativos, resta profundidad al personaje de Sinuhe, ensombrecido por compañeros de reparto, como Peter Ustinov, o Victor Mature.
Mature, compone a un Horemheb fanfarrón, y bien pagado de sí mismo, y al que por cierto, le va mejor que al Horemheb de la novela, con la suprema humillación que le inflige Baketamon a Horemheb en la novela, es algo que no podía pasar la censura del cine en los 50s.
Jean Simmons compone una entrañable Merit o “La Amada”; y Gene Tierney también realiza una destacable interpretación.
Michael Wilding, compone un soberbio Akhnaton, a la vez por completo perdido en sus ensoñaciones, y completamente humano, en una combinación muy difícil de hacer, sin caer en el cliché del iluminado loco.
El Rey Akhnaton es, sin duda, el segundo personaje principal de la narración.
El monarca se presenta, no como el prototipo de monarca egipcio, sino como un Rey Místico, más preocupado por la nueva religión, que por la política exterior del país.
Este carácter pacifista, que parece imbuirlo en toda la obra, mostrándolo en oración, o proclamando discursos misericordiosos, es sin embargo, matizable, si tenemos en cuenta los datos que conocemos del reinado de Akenatón.
Bella Darvi, sin tener una actuación especialmente destacada, le confiere harta credibilidad, física al menos, por su parte, a aquello de que Nefer, “La Bella”, significado que va más allá de la belleza, es la perfección; era la perdición de hombres.
Dice La Leyenda Negra de Hollywood, que Marilyn Monroe quería el rol, y sin duda, lo hubiera hecho de mucha mejor manera, pero lo ganó la Darvi, por ser la amante del productor...
Y por último, pero no en último lugar, está el gran y único, el incomparable Peter Ustinov, robando cámara como siempre a donde va, esta vez, como el pícaro y simpático Kaptah, el criado sinvergüenza de Sinuhe, dándole una vida que el original literario no siempre tenía, y es quien carga con los momentos de comedia que ofrece The Egyptian.
Estos elementos, hacen que The Egyptian no culmine en la gran obra que aspiraba ser.
A pesar de todo, The Egyptian se sigue con mucho interés, y reporta un espectáculo intenso, casi extenuante.
Es el mejor ejemplo, de una época en la que Hollywood trataba de recuperar al público robado por la televisión, reviviendo grandilocuentes epopeyas del pasado, que se proyectaban en pantallas, cuyo tamaño crecía proporcionalmente, a la magnitud de los  argumentos.
A grandes rasgos, esos eran los objetivos de The Egyptian vistos con perspectiva.
No obstante, The Egyptian presenta ciertas carencias:
Ese hijo de Sinuhe con Merit, cuya gestación no queda bien explicada, o todo el tramo concerniente al encaprichamiento del protagonista, con la babilonia Nefer, parte en la que el relato se resiente de una acusada pérdida de fuerza.
Sin embargo, lo apuntado no deja de ser pequeñas objeciones, ante el que se erige como el principal defecto de The Egyptian:
La descarada exaltación de la fe judeocristiana, tan propia de este tipo de películas.
Y es que, por mucho que el monoteísta culto a la deidad solar de Atón, practicado por Akenatón, se prestara a poder establecer cierto tipo de analogías entre éste, y el cristianismo, resulta del todo, fuera de lugar, en una historia que transcurre 13 siglos antes del nacimiento de La Era Cristiana, el monólogo en el que El Faraón, en su agonía, habla de un dios de paz y amor, a imagen y semejanza del que aparece en El Nuevo Testamento, y en el que, por si fuera poco, también anuncia entre líneas, la llegada de un Mesías.
Por otra parte, el uso del “ankh”, signo jeroglífico egipcio que representa la vida, que hayamos en algunos altares, o llevado por los seguidores de Atón, nos puede dar la impresión, de su asimilación a la cruz cristiana.
Sin embargo, el principal símbolo del Atón, fue un disco solar, emitiendo rayos, y no el signo “ankh”, aunque los rayos, en la mayoría de sus representaciones, sujetaran este signo.
Además del paralelismo con la historia de Moisés, hay otros que se han hecho con el relato bíblico de José.
En lo que se considera La Providencia Divina, José es llevado a Egipto, donde se convierte en parte de la élite gobernante, adquiere una esposa y familia, antes de reunirse con su familia sirio-cananea.
En lo que como se ve en La Providencia Divina, Sinuhe huye a Siro-Canaán, y se convierte en un miembro de la élite gobernante, adquiere una esposa y familia, antes de reunirse con su familia egipcia.
El paralelismo, también ha dibujado con otro texto bíblico textos:
La inclusión frustrada de Sinuhe, en el poder del dios/Rey, es comparada con intento similar del profeta hebreo Jonás.
La pelea con un rival poderoso, al que mata de un solo golpe, se compara con la batalla entre David y Goliat; y su regreso a casa, con la parábola del Hijo Pródigo.
Algo que, si bien no resta un ápice de la sensación de espectáculo grandioso que impregna a todo el conjunto, sí que llega a afectar a la verosimilitud de la propuesta.
Apartando las inexactitudes históricas que, haberlas hay, y los habituales toques moralistas cristianos, tan propios del género histórico “Made in Hollywood”, The Egyptian resulta coherente, con esos conceptos primarios, conocidos acerca de la vida en El Antiguo Egipto.
Temas tales como:
La momificación, la vida tras la muerte, el ejercicio de la medicina, las castas sacerdotales, o el conflicto poli-monoteísmo, están presentes, y aunque su ubicación temporal sea desacertada, configuran un escenario atrayente para el espectador.
La banda sonora fue una obra de a 2, por Bernard Herrmann y Alfred Newman.
“The greatest gift any man can bring to a woman is his innocence, which he can give only once”
Películas como The Egyptian, siempre se prestan para el debate:
¿Cine o Historia?
Puede ser un tema de discusión difícil, pero interesante.
Quienes vean en el cine, puro entretenimiento, probablemente sean tolerantes con las inexactitudes históricas, mientras que aquellos que, por encima de todo, vean en él, un medio para acercar al pueblo, la cultura, defenderán a capa y espada la ortodoxia.
The Egyptian nos ofrece un relato, sobre la naturaleza humana, y la búsqueda de identidad, en el que las inquietudes del hombre antiguo, se ajustan a los pensamientos y preocupaciones del hombre actual, denotando que la barrera del tiempo, no nos diferencia inequívocamente, a unos de otros.

“I have spent my life in seeking knowledge.
This is what I know.
I have written this for you my son, wherever you are and for your children and your children's children.
It's a poor legacy.
But it's all I have”



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