The Hours

“Dearest, I feel certain I am going mad again”

La literatura, es mucho más que un montón de palabras escritas en un libro.
Un libro, es el umbral del universo.
Todo lo que puede existir, todo lo que puede suceder, cabe en sus páginas.
Quien escribe, abre una puerta al infinito, a una historia que cobra vida por sí misma.
Adeline Virginia Woolf (1882 – 1941) fue una novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista, y escritora de cuentos británica, considerada como una de las más destacadas figuras del modernismo literario del siglo XX.
Su nacimiento, coincidía con la etapa consolidada de La Era Victoriana (1837 - 1901) con todo lo de positivo que contenía, desde el punto de vista económico, político y social, sin que dejaran de haber profundas desigualdades.
Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura significativa en la sociedad literaria de Londres, y un miembro del grupo de Bloomsbury.
Sus obras más famosas incluyen, las novelas:
“Mrs. Dalloway” (1925), “To The Lighthouse” (1927), “Orlando” (1928), “The Waves” (1931), y su largo ensayo “A Room Of One's Own” (1929), con su famosa sentencia:
“Una mujer debe tener dinero, y una habitación propia, si va a escribir ficción”
Virginia Woolf, fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a este ensayo, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres, para consagrarse a la escritura, en un mundo dominado por los hombres.
Durante su vida, Woolf sufrió una enfermedad mental, hoy conocida como “Trastorno Bipolar”
Después de acabar el manuscrito de una última novela, publicada póstumamente, “Between The Acts” (1941), Woolf padeció una depresión, parecida a la que había tenido anteriormente.
El estallido de La Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz, y la fría acogida que tuvo su biografía, sobre su amigo Roger Fry, empeoraron su condición, hasta que se vio incapaz de trabajar.
Y el 28 de marzo de 1941, a la edad de 59 años, Woolf se suicidó.
Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras, y se lanzó al río Ouse, cerca de su casa, ahogándose.
Su cuerpo no fue encontrado, hasta el 18 de abril.
Su esposo, enterró sus restos incinerados, bajo un árbol en Rodmell, Sussex, Inglaterra.
Sólo tras la publicación de “Mrs. Dalloway” y “To The Lighthouse”, los críticos comenzaron a elogiar su originalidad literaria.
En estas obras, destacan la maestría técnica, y el afán experimental de la autora, quien introducía imágenes propias de la poesía, en sus narraciones.
Con “Mrs. Dalloway” 4ª novela de Virginia Woolf, publicada el 14 de mayo de 1925; detalla un día en la vida de Clarissa Dalloway, en la Inglaterra posterior a La Primera Guerra Mundial.
En ella, ya aparece el tema principal de la escritora:
La escisión entre el deber ser, y el querer ser de la mujer de su época; así como sus temas menores:
El saber envejecer, y la sexualidad.
Usando la perspectiva interior de la novela, Woolf se mueve hacia atrás y adelante en el tiempo, y dentro y fuera de la mente de varios personajes, para construir una imagen completa, no sólo de la vida de Clarissa, sino de la estructura social de entreguerras.
“Mrs. Dalloway” explora en nuevos terrenos, y busca presentar un aspecto diferente de la experiencia humana; y se centra en los esfuerzos de Clarissa Dalloway, una mujer de sociedad de mediana edad, por organizar una fiesta, incluso al tiempo en que su vida, encuentra paralelismos con la de Septimus Warren Smith, un veterano de clase trabajadora, que ha regresado de La Primera Guerra Mundial, con hondas cicatrices psicológicas.
Adoptando el recurso del argumento usado por James Joyce en “Ulises”, la narrativa presente en “Mrs. Dalloway” está diseñada como la secuencia de un solo día en junio; desde las 10 de la mañana, hasta las 3 de la madrugada.
Las campanadas del Big-Ben, señalan el paso de las horas.
Es un día en la vida de Clarissa Dalloway, esposa de Richard Dalloway, miembro del Parlamento.
Es una mujer de 52 años, que, como otras, vive agobiada por una serie de tareas impuestas:
Visitas, comidas, labores domésticas; que ha de seguir, como requiere su posición.
Pero ella siente, que la vida es otra cosa, una hermosa y gran aventura.
En los preámbulos, se encuentra con personajes que la transportan a su pasado y, se enfrenta a circunstancias que la hacen reflexionar, acerca de lo que le obliga su condición femenina.
En otra parte de la ciudad, se desarrolla otra historia, la de Septimus Warren Smith, veterano de La Primera Guerra Mundial, que tiene grandes secuelas de su participación como soldado, con la aniquilación de sus posibilidades como ser humano.
Ese hecho, es utilizado por la escritora, para exhibir sus propias angustias, y con todo ello, configurará una narración dramática.
Durante la fiesta de Mrs. Dalloway, ésta se entera del suicidio de Septimus, del que nunca había oído hablar.
Al principio se horroriza, de que dicho tema tenga lugar en ese momento, pero luego, gradualmente, comienza a admirar el acto de este extraño, considerándolo como una muestra del esfuerzo, para preservar la pureza de la felicidad.
El plan original que Virginia Woolf tenía para esta novela, era hacer que Clarissa se suicide durante la fiesta.
La novela por sí misma, se preocupa de numerosos temas.
Prominentemente son ciertamente, el feminismo y la locura, en los personajes aparejados de Clarissa Dalloway y Septimus Warren Smith.
Como un comentario en la sociedad entre guerras, el personaje de Clarissa, remarca el rol de las mujeres como el proverbial “ángel en la casa” y personifica a la represión sexual y económica.
Septimus, como el héroe de guerra traumatizado, opera como un criticismo afilado, del tratamiento de la locura y la depresión.
Woolf azota al discurso médico, a través del deterioro de Septimus y su suicidio final.
Similitudes en la condición de Septimus, y las propias peleas de Woolf con la depresión maniaca, ambos alucinan que las aves cantan en griego, y Woolf alguna vez intentó lanzarse a sí misma, por una ventana como Septimus finalmente lo hace; llevan a muchos a leer un aspecto fuertemente auto-biográfico en el personaje de Septimus.
Ultimadamente, la novela sirve como comentario, en un amplio espectro de temas, desde el colonialismo, en Peter Walsh, el comercialismo y la medicina, hasta el feminismo, la bisexualidad de Sally Seton, y la política.
Recientemente, los estudios sobre Virginia Woolf, se han centrado en temas feministas y lésbicos en su obra, como en la colección de 1997, o ensayos críticos, “Virginia Woolf: Lesbian Readings”, edición de Eileen Barrett y Patricia Cramer.
Más controvertidamente, Louise A. DeSalvo interpreta la mayor parte de la vida, y carrera de Woolf, a través de la lente del abuso sexual incestuoso, que experimentó Woolf cuando joven, en su libro de 1989:
“Virginia Woolf: The Impact Of Childhood Sexual Abuse On Her Life And Work”
El libro de Irene Coates “Who’s Affraid Of Leonard Woolf” es un caso por la cordura de Virginia Woolf, que asume la tesis de que el tratamiento que Leonard Woolf dio a su esposa, fomentó su mala salud, y al final, fue el responsable de su muerte.
La tesis, no aceptada por la familia de Leonard, ha sido ampliamente investigada, y llena algunos de los vacíos en el relato habitual de la vida de Virginia Woolf.
Por el contrario, el libro de Victoria Glendinning “Leonard Woolf: A Biography”, que tiene aún más amplia investigación, y está apoyado en testimonios contemporáneos, argumenta que Leonard Woolf, no sólo apoyó ampliamente a su esposa, sino que la permitió vivir todo ese tiempo, proporcionándole la vida y la atmósfera que necesitaba para vivir y escribir.
Relatos del supuesto anti-semitismo de Virginia, Leonard fue un judío secular, no sólo se toman en su contexto histórico, sino gravemente exagerados.
Los propios diarios de Virginia, apoyan este punto de vista, del matrimonio de los Woolf.
“I don't think two people could have been happier than we have been”
The Hours es una película dramática estadounidense, del año 2002, dirigida por Stephen Daldry.
Protagonizada por Meryl Streep, Julianne Moore, Nicole Kidman, Ed Harris, Toni Collette, Claire Danes, Allison Janney, Miranda Richardson, Jeff Daniels, Eileen Atkins, Stephen Dillane, John C. Reilly, Daniel Brocklebank, entre otros.
El guion está escrito por David Hare, y es una adaptación de la novela homónima de Michael Cunningham, ganadora del Premio Pulitzer en 1999.
El libro, trata con mujeres de 3 generaciones, afectadas por una novela de Virginia Woolf.
Ha sido considerado, que este libro, tiene más poder de atracción en la corriente popular, que la mayoría de la ficción gay, tal vez porque los personajes centrales son tratados como “personajes que son gay”, en lugar de “personajes gay”
Como dato “The Hours” era el título original de la novela “Mrs. Dalloway” escrita por Virginia Woolf.
Cuando Scott Rudin, compró los derechos para la pantalla, de la novela de Michael Cunningham, muchos se preguntaron, cuáles serían las dificultades que deberían afrontarse, para adaptar una pieza literaria no lineal, y tan llena de matices.
Sin embargo, el entrelazado de varias historias, que acontecen en épocas distintas, resulta ser un concepto enormemente cinematográfico, cuyos orígenes se remontan, cuanto menos, tan lejos como 1916, con “Intolerance” (1916) de D.W. Griffith.
El guionista David Hare, entendió la novela de Michael Cunningham, como un “ejercicio literario, extraordinariamente logrado”, y añade:
“Me pareció que la estrategia de narrar 3 historias, sin que el lector pueda entender el modo en que se entrelazan, era absolutamente seductora”
De algún modo, Michael ha conseguido mantener el interés del lector, aunque éste no sepa exactamente, cómo encajan las piezas.
Logra generar una espléndida fascinación.
Luego, cuando se comprende el rompecabezas, ello resulta enormemente satisfactorio.
Hare entendió que el guión, tenía que disponer de una estructura distinta a la de la novela.
“Encontré mi propia manera de mezclar las historias, y de crear nuevos entrelazados”, dice.
“Sabía que podíamos emular el placer que el libro proporciona, el de la lenta comprensión del mecanismo, por el que las 3 historias encajan en un todo”
Sin embargo, debido a que casi todo lo del libro, se refiere a lo que sucede en la cabeza de las protagonistas, el mayor reto para Hare, consistía en conseguir comunicar por medio de la acción, y el comportamiento, lo que en la novela de Cunningham son pensamientos íntimos” dijo el director.
“En The Hours, no se puede disponer de la voz interior, a menos que sea “voz en off” observa Hare.
“Desde el mismo principio, convenimos meridianamente, que no usaríamos “la voz en off”; una vez que esto estaba claro, tuve que crear cierto número de situaciones, que expresaran lo que estaba pasando en el interior de la mente de los personajes, sin tener que explicarlo.
En The Hours, nuestras mujeres luchan a través de la jornada que les ha sido dada, un día que definen por ellas mismas, y que otros han definido por ellas” explica Daldry.
“Hay en ello, un auténtico heroísmo, y creo que ése es uno de los aspectos que inicialmente me atrajo en el guión:
Se trata de un día, en la vida de esas 3 mujeres.
Y puede que todos los días sean iguales.
Puede que el camino y la lucha, y el estoicismo, y las dificultades emocionales que afrontan… puede que las batallas, y los actos heroicos... se manifiesten tanto en el jardín trasero, y en la alcoba, como en la cocina, horneando una tarta, mientras ellos están escalando montañas, o ganando guerras.
Creo que, a menudo, los actos heroicos en la vida de las mujeres, son infravalorados o ensombrecidos, por los heroísmos en la vida de los hombres.
Obviamente, la lucha deviene enorme y profunda; e igual de importante, si no más” concluye el director.
The Hours obtuvo un premio Oscar a la Mejor actriz (Nicole Kidman) de 9 nominaciones que incluyeron:
Mejor película, director, actriz de reparto (Julianne Moore), actor de reparto (Ed Harris), guión adaptado, vestuario, banda sonora y montaje.
Curiosamente, en los Oscar de ese año, fueron criticados, por no dar una nominación a The Hours, en la categoría de “mejor maquillaje”
The Hours es una historia que nos habla del poder de las decisiones, de ser honestos con nosotros mismos, aún si ello conlleva sufrimiento y soledad.
Es una amalgama de sentimientos de desesperanza, de callejones sin salida, de encierros mentales, y de dolor.
La paradoja estriba, en el absoluto “canto a la vida” de su historia, en el poder de las decisiones, y en la fuerza redimida del amor.
La vida de una mujer, y en ese día, toda su vida.
“Las horas” que se amontonan como capas de momentos vitales, como experiencias que se arremolinan en un géiser de sentimientos encontrados, de dudas, de deseos, y de anhelos.
Toda la historia, tiene lugar en el transcurso de un mismo día; y trata sobre 3 mujeres en diferentes épocas, y generaciones, cuyas vidas se conectan, a través de la novela de Virginia Woolf “Mrs. Dalloway”
Virginia Woolf (1923) - (Nicole Kidman):
Woolf empieza a escribir la novela “Mrs. Dalloway”
Muestra sus problemas de salud, la forma en que adelantaba la redacción de su novela, y sus problemas de comprensión con su marido Leonard (Stephen Dillane)
Se muestra también, su relación incestuosa con su hermana Vanessa Bell (Miranda Richardson)
Laura Brown (1951) - (Julianne Moore):
Laura lee la novela “Mrs. Dalloway” durante el día de cumpleaños de su marido Dan (John C. Reilly)
A pesar de la aparente felicidad que envuelve su mundo, su mundo se le viene encima, al conocer que una vecina llamada Kitty (Toni Collette) a quien ama secretamente, se encuentra enferma, y puede morir.
Laura intenta suicidarse; y se debate entre seguir con su familia, o abandonarla con la muerte.
Tras desistir del suicidio, decide abandonar a su familia, después de tener a la hija que espera.
Clarissa Vaughan (2001) - (Meryl Streep):
Ella es la versión contemporánea de la protagonista de la novela, que está escribiendo Virginia Woolf.
Está enamorada, de manera ambivalente, de su amigo Richard “Richie” Brown (Ed Harris), un brillante poeta, que está muriendo de SIDA, y que es el hijo de Laura Brown.
Así, The Hours se refiere, a 3 generaciones de mujeres, posiblemente lesbianas o bisexuales; pues es conocido, que Virginia Woolf tuvo relaciones con mujeres:
Laura Brown besa a Kitty en su cocina, y Clarissa Vaughan, vive en una relación lésbica con Sally Lester (Allison Janney), aunque alguna vez tuvo una relación experimental con Richard.
Los personajes periféricos, también exhiben una variedad de orientaciones sexuales.
En algún momento la novela, se examina la libertad con la que generaciones sucesivas, han sido capaces de expresar su sexualidad libremente, en público, aún a sí mismos.
Como tal, una sexualidad definible para los personajes de Virginia Woolf y Laura Brown, son difíciles de diferenciar.
Estas historias, están unidas por el mismo malestar existencial.
“Mrs. Dalloway”, obra que está escribiendo Virginia Woolf, expresa esta aflicción, y sirve de nexo entre las 3:
Como lectora, muchas décadas después, Laura Brown encuentra refugio en este libro, ya que refleja fielmente, su sufrimiento interior.
Por su parte, Clarissa Vaughan resulta ser una especie de encarnación moderna del personaje Mrs. Dalloway.
Las mujeres de The Hours, tratan de definir sus vidas, sin los roles que la sociedad ha diseñado para ellas, pero sin sacrificar sus propias identidades.
Tienen grados variantes de comodidad con sus roles respectivos, que van desde Clarissa, que piensa ocasionalmente, que es demasiado doméstica; a Laura, que se siente atrapada por la vida que está viviendo.
Clarissa vive con su amante femenina, una situación doméstica, que algunos consideran extraordinaria.
A pesar de su estatus social forastero, se ha establecido como una rutina estable y familiar.
Se considera que es “burguesa hasta el hueso” mientras Richard comenta que se ha convertido en la quintaesencia de la “esposa de sociedad”
Tiene un departamento amoroso y ordenado, pero a veces, se siente alienada de la domesticidad de sus alrededores.
Cuando está de pie en la cocina, apenas reconoce los platos que ella misma compró, y se siente dislocada del ambiente que teoréticamente, le traería satisfacción y comodidad.
Ella se pregunta, si ha hecho la decisión incorrecta, al hacer decisiones correctas para ella misma.
Virginia entiende, que es una excéntrica y, hasta cierto grado, abraza el rol de la “escritora loca”
Se pregunta, por qué no resultó ser más como su madre, o su hermana Vanessa.
Ambas de esas mujeres, podrían actuar como cabezas autoritarias de la servidumbre, que administra sus vidas perfectamente.
Mientras tanto, Virginia no puede ni siquiera, administrar a su sirviente Nelly Boxall (Linda Bassett), y sabe que cae corta en este respecto.
Se pregunta, por qué sabe exactamente, como una persona puede manejar a sus sirvientes, pero no puede poner esta idea en práctica.
Ultimadamente, Virginia decide hacer de su personaje “Dalloway/Clarissa” la esposa de sociedad Inglesa, que ella no podría ser.
Laura, tiene el caso más severo de conflicto, entre su verdadero ser, y el rol que le ha sido asignado.
Se casó con Dan, por un sentido de obligación hacia él, y hacia el mundo.
Cree que el mundo, ha sido salvado por soldados que lucharon en La Segunda Guerra Mundial, y que es su rol como mujer, servir como esposa y madre de los hombres, regresando de batalla.
Sus necesidades, han sido subordinadas al sentimiento de deber y obligación a su familia.
Como resultado, constantemente busca a su alrededor, y se pregunta si su casa, su hijo Richie (Jack Rovello), e incluso, su pastel de cumpleaños, llenan sus deseos personales.
Para el último capítulo, siente como si estuviera flotando, separada a través de su vida, tan desconectada, que su vida se ha vuelto algo más que lee, como si leyera una historia en un libro.
Con todo, The Hours enfoca las vidas de 3 mujeres, en busca de sentido en sus vidas.
A pesar de vivir en épocas diferentes, están unidas por sus anhelos y sus miedos.
Además, The Hours tiene como trasfondo, el lesbianismo y su impacto social en 3 épocas diferentes de la historia.
El destino de las 3 mujeres, está unido de alguna manera incierta.
Los personajes principales, tratan de encontrar sentido, y significancia en cada aspecto del mundo alrededor de ellas.
Al escoger dibujar los eventos de un día, a través de una novela entera, Cunningham revela los pensamientos, actitudes, y percepciones de sus 3 personajes principales, a través de sus pequeños encuentros, con experiencias diarias reconocibles.
Las mujeres de The Hours, Clarissa en particular, no pueden caminar por la calle, sin tener una experiencia profunda, o revelación:
La visión de una mujer cantando en el parque, la hace pensar en la historia de la ciudad que ama, mientras que un vistazo a una estrella de cine, en su tráiler, la hace pausar y considerar, las maneras en que la fama hace a la gente inmortal.
La percepción del mundo como llena de significado, no es una experiencia puramente pasiva.
Laura canaliza su creatividad restringida, en el acto doméstico de hornear, tratando al pastel que hace para su esposo, como si fuera una obra de arte.
Cuando el pastel falla en alcanzar sus expectativas, Laura siente no solo la frustración de fallar en la tarea, sino también su fracaso, al encontrar desahogos satisfactorios, para sus impulsos creativos.
Como escritora, Virginia Woolf tiene un ojo pensativo y evaluativo, que le da un entendimiento agudo del mundo alrededor de ella.
Aún, pequeños momentos, pueden traerles grandes revelaciones.
Mientras se sienta con su hermana Vanessa para el té, hablando informalmente acerca de un abrigo, Virginia tiene una profunda apreciación, de la simple intimidad del momento, y se llena de lágrimas.
Mientras la intensa sensibilidad de cada mujer, le permite sentirse profundamente adecuada a la vida, también experimentan más precisamente, las angustias y frustraciones, que vienen con los menores contratiempos.
Aunque lidian con estos contratiempos, con diferentes grados de estoicismo, cada mujer frecuentemente, se siente agobiada por su vida, y las elecciones que han hecho.
“Las horas”, haciendo justicia al título, es una película donde cada minuto, se hace insoportable, donde el tiempo que pasa, es aprisionante.
La gramática fílmica, ha neutralizado los clímax, para hacer ver que los 3 relatos, no sólo comparten la misma trayectoria, sino que están marcados por el mismo síndrome:
Todos los momentos están “enfermos”
Las 3 historias, están interconectadas con la novela:
Una la está escribiendo, otra la está leyendo, y la tercera la está viviendo.
The Hours no es una película fácil; pues exige de más de un visionado, para atrapar el conjunto de sus muchas riquezas, de sus múltiples enseñanzas, de su canto al amor perdido, presente y futuro; y de la importancia que se le concede a la persona.
De la misma manera que “Mrs. Dalloway” literaria, las 3 mujeres se despiertan una mañana, desayunan, compran, o reciben un ramo de flores, y preparan una fiesta.
Las 3 tendrán un acercamiento homosexual.
Las 3 se verán relacionadas con un suicidio.
Las 3 se sentirán confusas, insatisfechas, e incomprendidas.
Y cada una de ellas, a su manera, huirá...
O será abandonada.
Lo más destacado  que da significado al título de la historia, es que las 3, al inicio de un nuevo día, deberán enfrentarse a todas “las horas” que les quedan por delante en sus vidas, en las que no encuentran razón de ser, ni de estar, porque su respectiva vida interior, sigue unas reglas dictadas desde el exterior, que no les comprende, aunque no les coarte, ni obstaculice realizarse.
Aun así, el sentimiento de soledad, encierra a estos frágiles seres en su tristeza, con deseo de rebeldía, o de realidad soñada de unos sueños imposibles.
En ese círculo de negligencia emocional, quedan fuera, aquellas personas que, en el fondo, significan la simplicidad, son de sentimientos elementales, y como consecuencia, no comprenden a las 3 protagonistas.
“It's on this day.
This day of all days.
Her fate becomes clear to her”
Así las cosas, en The Hours, Nicole Kidman encarna a Virginia Woolf en 1923, mientras escribía “Mrs. Dalloway”
Julianne Moore es una esposa infeliz, que lee el libro en el año 1951; y Meryl Streep, interpreta a una editora homosexual neoyorquina, una “Mrs. Dalloway moderna” que cuida de un amigo escritor, en etapas avanzadas del SIDA, y ha decidido prepararle una fiesta.
La novela de Woolf, empieza cuando la mujer del título, se dispone a preparar un agasajo para un amigo, al que asistirá mucha gente.
Esa es la clave del sentimiento que gobierna The Hours:
Una persona cumple con lo que tiene que hacer, pero en el fondo, no se siente bien, no lleva una existencia libre, y plena.
En este caso, el mismo transcurrir del tiempo, que se hace apremiante, ya que todo tiene que estar listo, antes de que lleguen los invitados, se convierte en otro adversario aplastante que hace de “Mrs. Dalloway” una mujer angustiada.
Los 3 personajes principales en The Hours, buscan significado en sus vidas, y evalúan el suicidio, como una forma de escapar a los problemas que enfrentan.
Virginia, Clarissa, y Laura, son increíblemente sensitivas y perceptivas al mundo alrededor de ellas.
Cada momento, causa que evalúen críticamente, como se sienten acerca de vivir, así que constantemente, consideran el suicidio, como una manera de evadir los aspectos opresivos de sus vidas.
En el día explorado por The Hours, Virginia Woolf trata de decidir, si debe o no “suicidar” al personaje de Clarissa Dalloway, al final de su libro.
Sabemos que Virginia, eventualmente termina su propia vida, así que sus deliberaciones sobre Clarissa, parcialmente reflejan su lucha personal, con la idea del suicidio.
Clarissa Vaughan insiste en la diferencia entre su vida actual, y el verano que pasó en Wellfleet, con su amante Richard, a la edad de 18.
La enfermedad de Richard, causa en ella, el ponderar la manera en que el tiempo actúa en la gente, y las cambia.
Aunque ella no comete suicidio, es testigo de la muerte de su amigo, y frecuentemente evalúa, si los mejores días de su vida se fueron.
Pequeños desprecios, tales como la ausencia de una invitación a almorzar con Oliver St. Ives, la hacen sentir insignificantes, y piensa acerca de cómo este sentir de insignificancia, parece como la muerte.
La inmortalidad percibida por las estrellas de cine, y grandes escritores, particularmente la manera en que su memoria durará más, que las memorias de los que vivieron vidas menos públicas, la fascinan.
Laura Brown, se siente atrapada por las restricciones de su rol, como ama de casa suburbana, y ve el suicidio como un escape posible.
La idea de callar el parloteo, y el clamor de la vida en un instante, seduce a Laura.
Como ella es una intelectual, piensa al principio, que su fascinación con el suicidio, es un interés objetivo y académico.
Piensa que ella, realmente nunca sería capaz de hacer algo, como matarse a sí misma.
Pero mientras siente las restricciones de su propia vida, cerrándose alrededor de ella, empieza a evaluar seriamente, la idea del suicidio.
Cuando se para frente al espejo, viendo la botella de pastillas para dormir, su interés deja de ser, puramente hipotético.
El suicidio, y por contraste, el sentido de la vida, son los temas centrales de The Hours, desde el punto de vista escatológico.
En la exploración de los motivos del suicidio, seguimos la trayectoria de Virginia Wolf, y de Richard Brown.
En ambos, una historia de enfermedad prolongada, y una conciencia fuerte de sufrimiento.
El peso del tiempo, de las horas vividas con dolor.
Únicamente queda el silencio y la oscuridad, con una progresiva pérdida del sentido de la vida.
“¿Estoy muerto?”, preguntará Richard.
Además viven la experiencia de la lejanía de los otros:
“Sólo yo puedo comprender mi estado”
A ello, se añade la soledad, y además, el sentimiento de culpa por causar daño o molestia, a los que tienen alrededor.
El marido de Virginia, y Clarissa, serán los acompañantes del sufrimiento, a través de un amor abnegado.
Sin embargo, como si la vida, y el amor fueran incompatibles, emergerá el deseo de no ser una carga para el otro.
Y en última instancia, la búsqueda de paz, cuando el peso de la vida, se hace irresistible, parece trágicamente imponer la muerte.
Estamos pues, ante el enfrentamiento de conflictos dolorosos e internos, marcados por una conciencia desgastada, y los sentimientos del límite.
Sin una relación con una entidad, que descubra sentido en medio del vacío, los otros, no son suficientes.
Así la poetisa y el visionario, no encuentran otros descansos que buscar la muerte.  Y Clarissa Vaughan y Laura Brown, son los representantes de la supervivencia:
La primera, sigue viva por los demás, especialmente, por el cuidado de Richard.
Sin embargo, ahora se enfrenta a su muerte.
La segunda, marcada por la tragedia, ha traspasado a su hijo, su propio suicidio que ella eludió marchándose de casa, y a la vez, apostando por vivir.
Como si “alguien tiene que morir, para que los demás volvamos a la vida”
Elegir la vida, es también una opción trágica, y los que se quedan, caminan en la noche del sinsentido.  Cuando así se vive la muerte, aparece como un descanso.
Como la parábola del pájaro empequeñecido y débil, que muere en un lecho de hojas, así el hombre muere, y por fin encuentra la paz.
Una paz que por otra parte, es punto y final.
La muerte es un fin absoluto, y lo único que resta, es la memoria.
Así dirá Virginia Wolf a su esposo:
“Leonard, guardaré los años que compartimos.
Guardaré los años.
Siempre.
Y el amor siempre.
Y las horas”
¿Cómo puede hacer memoria quién no existe?
¿Quién podrá recobrar las horas de amor?
Aquí, el siempre, claramente introduce una afirmación de búsqueda de la eternidad, que no se puede quedar en la oscuridad, y el silencio.
Puede ser que solo queden los escritos, como testigos de la memoria:
“Tu tía es una mujer muy afortunada, porque tiene 2 vidas.
La vida que está viviendo, y la del libro que escribe”
Tal vez, el libro sea la memoria que traspasa el tiempo para siempre.
Débil consuelo, cuando la palabra es más recuerdo del más acá, que testigo del más allá.
En cuanto al estilo usado en The Hours, hay un uso importante del espacio y del color que destacar.
Con distinto ropaje, el espacio es igual de monstruoso.
Virginia Woolf vive en los ambientes fantasmales y góticos, de una casona que no se deja iluminar por el sol, donde todo parece estacionario, y los objetos adquieren una inmovilidad, y un peso tan grande, como es el tiempo.
Eso se consigue, cuando un director sabe dar ese “efecto” con la luz y con la posición de la cámara, atenta a observar a sus mujeres, desde la distancia, para dejar sentir la soledad que las rodea.
En el caso de Laura Brown, por ejemplo, la constatación de estar enfrentada al vacío, se da de la forma más terrible.
Su marido, ni siquiera es un compañero cómplice y querido por ella, como en el caso de la novelista.
Laura Brown es el mudo espectador de un simulacro, una farsa que la condena a la más dura negación de sí misma, en su papel prototípico, de ama de casa, absolutamente dependiente del esposo, condenada a sonreír, a una persona que no ama.
Al quedarse sola con su hijo, el espacio adquiere una presencia amenazante.
Los colores chirriantes de los Estados Unidos idílicos de la posguerra, cobran una cualidad agresiva, la que contrasta con la utilización deprimente de los tonos oscuros y grises, que refugian el espíritu de Mrs. Woolf.
Y es que The Hours, es una gran película, que habla de pasiones tremendas, la mayor parte sexuales, pero sin una sola secuencia erótica, pues el erotismo que aquí se respira, es sentimental e intelectual, lo demás, queda en manos del espectador.
El malestar de las 3 mujeres es el mismo, y tiene que ver con la insatisfacción que sienten, ante los roles que ha proveído la sociedad, con la que les ha tocado vivir.
Es algo que va mucho más allá, de la inclinación homosexual que comparten las protagonistas.
En los 2 primeros casos, la homosexualidad se apunta como la manifestación espontánea, de una identidad diferente, prohibida, que no se ajusta a lo “normal”
La prueba de que el desasosiego de The Hours, no se reduce a este problema, está en la forma natural, casi presupuesta, como se presenta la relación de Clarissa Vaughan con su pareja, quienes pueden constituir una familia “feliz” al lado de una hija joven, Julia (Claire Danes) algo impensable en las épocas que les toca vivir a las otras 2 mujeres.
Y el punto fuerte de The Hours, son sus interpretaciones:
Nicole Kidman es la más trabajada y correcta en su papel, adquiriendo la perfección con su voz, movimientos, posiciones, expresiones faciales y, acostumbrados a verla en producciones muy comerciales, aquí nos olvidamos de su belleza, para ver a una real Virginia Woolf.
Aunque la prótesis nasal, el maquillaje, y la caracterización, hacen que se adentre en su personaje, consiguiendo la mejor interpretación de su carrera, que le valió el Oscar a La Mejor Actriz, sin embargo, su metraje es poco, y hubiera sido gustoso verla más en pantalla.
Como curiosidad, Nicole Kidman, que en la vida real es zurda, aprendió a escribir con la mano derecha para The Hours.
Julianne Moore, es la elegancia personificada, y hace muestra del talento que posee, con su derroche de sutileza.
Pese a que su personaje tiene poco diálogo, es la que habla más con su mirada.
Con su doble nominación a los premios de La Academia, en el mismo año, una por The Hours, como secundaria, y otra por “Far From Heaven”, como protagonista; se consagra como una de las actrices más rentables y profesionales del cine contemporáneo.
Meryl Streep está correcta e incorregible, pero al ser considerada la mejor actriz del mundo, podría haber sacado más partido a su personaje, porque cuando está en escena con Ed Harris, se empequeñece, y el actor le hace sombra.
Un Ed Harris al que duele mirar y escuchar...
Incluso una Toni Collette que, en su breve aparición, deja en el aire, un perfume a eterno femenino, y a fatalidad...
Y, junto a ellos, los ojos del pequeño hijo de Laura, que taladran con un destello de premonición, que ven mucho más de lo que él puede asimilar, absorbiendo la agonía interior de su madre...
Nadie desentona en esta obra de arte, que trasciende la literatura y el cine, para volar hacia ese lugar indefinido, al que van a parar las creaciones inclasificables, y de valor incalculable.
Pero si me quedo con una escena, la que más me ha conmovido, y es con los ojos del pequeño Richie, hijo de Laura Brown.
El niño que observa el desasosiego de su madre, que teme por ella, y por su propio mundo.
El que espera en su cuarto, pacientemente a que ella se levante de la cama, para seguirla por la casa.
El que llora desesperado, cuando ella lo deja en la guardería, para ir al hotel donde tiene pensado suicidarse, porque, de alguna manera, el niño sabe.
Y cuando su madre se echa atrás, y vuelve por él, el niño le hace saber que la quiere.
Y esa escena, con la del niño ya adulto, como el escritor enfermo, recordando a su madre a través de la ventana, llorando aún por ella, y es para mí lo mejor de The Hours, lo más emotivo, con esos maravillosos ojos del niño Jack Rovello, y los de Ed Harris.
Demoledor en una sola palabra.
Finalmente, el compositor Philip Glass, cuyo trabajo a menudo parece destilar la auténtica esencia del paso del tiempo, ha provisto a The Hours, con un entretejido musical de gran rigor.
“Con la música, establecí puentes entre las historias en lugar de separarlas” explica.
“Una de las cosas más interesantes de The Hours, es que va saltando de historia a historia, y deviene habitual, que un tema se inicie en una historia, y avance en las otras 2.
Se podría pensar, que cada historia, debería disponer de su propia música, pero decidí no enfocarlo así” concluye el compositor.
“There it is.
No-one's going to forgive me.
It was death.
I chose life”
¿Cómo vivir cada día, uno tras otro, con la sensación de que hay algo que no funciona, y que no te deja ser feliz?
¿Cómo sobrevivir a las horas, esas horas que llegan después, y siempre vienen a recordarte tus desdichas?
Por eso, cada hora es importante.
En cada hora, debes tratar de inclinar la balanza a tu favor, para desear que lleguen las horas siguientes y, a la vez, anhelar que estas horas no pasen nunca.
Todo ser humano, alguna vez ha sentido temor a las opiniones del resto, a las miradas ajenas, a la crítica despiadada sobre tus actos y pensamientos, pero no hay nada peor, que el miedo a tu propia reacción.
The Hours, escupe ante nuestra cara, el gran secreto de nuestra capacidad, o incapacidad de tomar decisiones.
Esas grandes decisiones, que determinan los caminos por los que andamos, y que nos conducen adonde queremos, o no queremos estar.
La felicidad es difícil de alcanzar, es sólo un instante, un tesoro precioso que llega de pronto, y se escurre entre nuestros dedos, una sensación reservada sólo a unos pocos; a aquellos capaces de ser fieles a sí mismos, a sus deseos, y a sus sueños.
A los sinceros... y sobre todo, a los valientes.
La vida, frágil e irrecuperable, mantiene su férreo latido, como un pulso ininterrumpido, con su lento devenir hacia esa muerte que, irremediablemente, nos espera a todos al final del camino.
Y todos tenemos la capacidad de elegir cómo vivir, de elegir con quién queremos vivir, y lo que queremos hacer.
Ser felices, depende de nosotros, y no serlo también... y ser infeliz, es la mayor tortura del ser humano, una tortura que puede conducir, a la peor consecuencia de la infelicidad:
Desear la muerte.
The Hours pone de manifiesto, la vulnerabilidad del ser humano, que trasciende las épocas, y las costumbres.
A veces, las personas prefieren arraigarse en alguna parte, para iniciar la búsqueda de la felicidad, en vez de ir al encuentro de sí mismos.
¿Qué tan honestos somos con nosotros mismos, cada día?
Quizá el mero acto de encajar, es falso e irresponsable con nuestra propia vida.
A veces, no recibimos más pistas sobre nuestras equivocaciones, que el aburrimiento que se deposita lentamente en nuestras vidas, y que termina por convertirse, en desesperación y tristeza, por todo el tiempo perdido.
El tiempo no nos dice nada, hasta cuando ya es demasiado tarde, cuando ya hemos desperdiciado nuestros talentos.
¿Qué significa estar vivo?
No basta con estar al lado de alguien que nos ama, no basta con la esperanza de que un día cambiarán las cosas.
No es suficiente un pastel de cumpleaños, un cambio de ciudad, o una fiesta.
¿Hace falta que alguien muera, para comprender lo que estar vivo significa?
Los dolores de esta vida, que no están sujetos a las premisas de la lógica:
Culpa y aceptación.
También contiene esperanza; y amor.
Amor imperfecto, amor frustrado, amor truncado, amor que mata, amor puro... Pero amor por encima de todo.
Se nos arroja a esta vida, como a los gladiadores a la arena.
Y cada cual la sobrelleva lo mejor que puede, o sabe.
Todos con su carga.
Culpables e inocentes, prisioneros y libres, lastimados y lastimadores; pero cada cual, con sus fantasmas.

“Dear Leonard.
To look life in the face.
Always to look life in the face and to know it for what it is.
At last to know it.
To love it for what it is, and then, to put it away.
Leonard.
Always the years between us.
Always the years.
Always the love.
Always the hours”



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