An American Werewolf In Paris

“The full moon is rising”

El hombre lobo, es una figura indispensable, si de terror clásico en el cine se trata.
Es innegable, el lugar que le corresponde con todo derecho, en la galería de figuras monstruosas, al lado de:
La Momia, Drácula, y Frankenstein.
El mito del licántropo, tiene su origen en numerosos relatos primitivos de culturas antiguas, que tienen como hilo conductor, evidenciar la delgada línea que existe entre el hombre y la bestia.
Incapaz de luchar con su instinto primigenio y salvaje, el hombre lobo cumple una cita con su naturaleza animal, cada mes, en Luna llena, imposibilitado para lograr por sí mismo, que tan espantosa maldición lo abandone.
A diferencia de otros monstruos clásicos, el hombre lobo en su versión popular, no se construye a partir de un relato literario, como sucede con:
Drácula o Frankenstein.
Es a partir de la reconstrucción de leyendas populares, que se recrea el mito que lo relaciona con una maldición siniestra, La Luna llena, y las balas de plata, y que veremos repetirse en diferentes versiones hasta nuestros días.
El primero de los films de hombres lobo, hoy perdido, fue una cinta muda de 1913.
La sigue una película de 1925, dirigida por George Chesebro, denominada:
“Wolfblood: A Tale Of The Forest”
 Luego, puede decirse que comienza de lleno, el hombre lobo a hacer su entrada espectacular en la pantalla grande.
“I love Americans.
You all have a good taste”
An American Werewolf In Paris es una coproducción estadounidense, francesa, holandesa, luxemburguesa y Británica, del género de comedia con tintes de terror, dirigida por Anthony Waller, en 1997.
Protagonizada por Tom Everett Scott, Julie Delpy, Vince Vieluf, Phil Buckman, Julie Bowen, Pierre Cosso, Tom Novembre, Thierry Lhermitte, entre otros.
El guión es de Tim Burns, Tom Stern, y Anthony Waller sobre los personajes de John Landis; que sin ser An American Werewolf In Paris una continuación, trató de ser una secuela de su predecesora, tan exitosa:
“An American Werewolf In London” (1981), la cual fue dirigida por John Landis.
La idea de situar la acción en París, ya había sido planteada en su momento por John Landis, en el guion de “An American Werewolf In London” (1981)
Finalmente, como mucha gente ya sabe, se decidió por Londres.
John Landis, fue de hecho, la elección original para dirigir An American Werewolf In Paris, pero él mismo no quiso hacerlo.
Y es que durante mucho tiempo, se anunció una posible secuela al exitoso film de Landis, si bien, el realizador estuvo siempre apartado del proyecto; parece ser que existía un guión centrado en la hija de Jenny Agutter y David Naughton, que había heredado el mal de su padre, y vagaba por la capital francesa...
Así las cosas An American Werewolf In Paris, sigue a 3 jóvenes estadounidenses:
Andy McDermott (Tom Everett Scott), Chris (Phil Buckman) y Brad (Vince Vieluf ), que van a París de vacaciones, y deciden ir a La Torre Eiffel, a hacer “puenting” o “bungee jumping”
Andy, el protagonista, está a punto de saltar, cuando ve a una joven llamada Sérafine Pigot (Julie Delpy), que está a punto de suicidarse, tirándose de La Torre.
La joven se lanza al vacío, y Andy salta para atraparla.
Andy logró atrapar a la joven por el pie, y en último instante, antes de tocar el suelo, quedaron colgando.
La joven tuvo la oportunidad de bajarse con tranquilidad, en cambio, Andy, debido a la naturaleza de la cuerda elástica, rebotó hacia arriba con velocidad.
Cuando Andy intentó avisarle a la joven que se había quedado con su zapato, se golpeó con uno de los tubos de La Torre, lo cual lo dejó inconsciente…
Los amigos de Andy lo llevaron al hospital, y éste debido a la anestesia, empieza a alucinar con aquella joven.
Al despertar, busca una carta que esa joven llevaba, cuando trató de suicidarse, y que probablemente aún estaba cerca de La Torre Eiffel.
Cuando encontró la carta, esta le condujo hasta la casa de la joven, y él se presentó allí, con la excusa de devolverle el zapato que ella había perdido; a modo del cuento de “La Cenicienta”
Al llegar a su casa, y extender ella la mano para recibir el zapato, vieron que estaba manchada de rojo.
Cuando le preguntaron qué era eso, se puso nerviosa, y respondió que estaba pintando el sótano.
Andy supo que ella guardaba un oscuro secreto, que iba a descubrir pronto…
El director, Anthony Waller, consigue esa extrañísima mezcla entre 2 extremos tan opuestos como son:
La comedia y el terror, siendo imposible decantarse por uno de ellos al final, aunque bien es cierto que, An American Werewolf In Paris se encuentra relativamente dividida entre ellos, con una primera parte más humorística, y una segunda bastante más seria, la cual tendrá más de un gag inesperado por su condición de seriedad; An American Werewolf In Paris sigue los pasos de su antecesora, solo que ahora, el desarrollo tiene lugar en otra ciudad.
Persisten, el tono cómico con las víctimas/zombies, la no utilización de las balas de plata, y las criaturas continúan siendo conscientes de sus ataques, aspectos que la diferencian suficientemente de otra saga:
“The Howling” (1981)
A todo esto hay que sumarle algunas novedades:
La licantropía no entiende de sexo, la utilización de sustancias para fomentar las transformaciones en momentos precisos...
Aunque casi 2 décadas separan los 2 proyectos:
An American Werewolf In Paris y “An American Werewolf In London”, y los efectos especiales de los licántropos de París, son totalmente digitales, destacan demasiado, apreciándose la utilización del croma, y no superan las creaciones artesanales de Rick Baker, y la sorprendente transformación de David en el salón, de la película de Landis.
Con esto, entraríamos en otro tema:
Los efectos de maquillaje tradicionales, frente a las últimas técnicas digitales.
Por tanto, los ingredientes de An American Werewolf In Paris son los siguientes:
Es la misma historia del original de Landis, con los pertinentes cambios para intentar hacerla pasar por nueva.
Personajes cretinos, que sólo piensan con la parte de su organismo destinada a la procreación.
Unos efectos especiales pésimos, que presentan a los hombres lobo creados por ordenador, y que semejan dibujos animados acoplados en un film de imagen real.
Unos actores en verdad pésimos, donde ni siquiera Julie Delpy resulta convincente, incapaz de transmitir magia y misterio a su personaje, que es lo que se supone que debe propalar…
Todo ello, para más recochineo, se ambiciona presentar como una creación de empaque, intentando hacerla pasar por una superproducción “Made in Hollywood”, con una música trascendente, llena de coros, en los escasos momentos teóricamente terroríficos, con los abundantes momentos humorísticos, también teóricos.
Eso sí, An American Werewolf In Paris acepta feliz su condición de delirio, de broma para pasar un buen rato, viendo hombres, y mujeres lobo que se mueven entre historias, con sectas lunáticas, sangre, bromas simples y eficaces, muertos vivientes, y muchas noches de luna llena.
Como dato:
En An American Werewolf In Paris existía un final alternativo, con los protagonistas, siendo padres de un bebe licántropo...
¿Por qué ver An American Werewolf In Paris?
Pierre Cosso, el legendario actor, cantante y compositor francés, nacido en Argelia.
“Some of us are trying to rest in pieces here”
Con el remake-secuela, An American Werewolf In Paris de Anthony Waller, podríamos entrar en el debate de sí, las secuelas de terror son en realidad meros remakes de los filmes originales, ya que repiten el argumento de éstos, y a veces hasta la saciedad, con algunas pequeñas variaciones.
Nos situamos en 1997, en plena resurrección del terror.
Anthony Waller recuperó el mito del hombre lobo, realizando una secuela de “An American Werewolf In London”, según los títulos de crédito:
“Basada en los personajes creados por John Landis”
El primer problema que plantea, esa tendencia a realizar una segunda parte, décadas después del estreno del ya clásico original, es que el resultado suele ser algo totalmente distinto; pues no se logra recuperar a todos los responsables de la primera, tanto del equipo artístico, como del técnico, y eso se nota.
La secuela, cualquiera que sea, siempre debe ser inmediata, entre 1 y 3 años de margen, suele ser lo habitual.
La diferencia que existe entre An American Werewolf In Paris y la anterior del año 1981, “An American Werewolf In London” es abismal.
Los fantasmas de las víctimas, uno de los aspectos más simpáticos de “An American Werewolf In London” (1981), se convierten aquí, en un chiste barato, tan explotado y exagerado, que termina siendo exasperante.
Aquellos que confíen en el apartado de los efectos especiales, también se llevarán una enorme decepción, ya que los licántropos, creados digitalmente, e inspirándose en el maquillaje de Rick Baker para la película anterior, son de lo más lamentable que he visto en muchísimo tiempo.
Y si bien muchos ahora no recordamos el escalofrío de la primera versión en el cine, de un hombre lobo, es muy probable que muchos de ustedes, ni siquiera hayan visto “An American Werewolf In London” (1981), mi generación por lo menos, pues entonces:
Sí tenía miedo de estar en las afueras bajo La Luna llena; al ritmo de “Blue Moon” después de ver “An American Werewolf In London” (1981)
Y nada sería tan maravilloso, como volver a conseguir ese efecto en la audiencia, y recobrar el temor de volverse en presa en cualquier momento.

“This can't be happening”


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