Guadalupe

“Entró en sus vidas… y los cambió para siempre”

“¡Yo te alabo, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla!
¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!”
(Mateo 11, 25)

A LA MAYOR GLORIA DE DIOS, los hechos que estoy a punto de relatar, me han hecho reflexionar, y corroborar La Grandeza de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Resulta que a raíz de un cena navidad en el año 2011, asistí con unos amigos a la casa de un conocido de ellos, donde una enorme imagen de La Virgen de Guadalupe atrajo mi atención, y con el ilustre, comencé a platicar, sobre lo que yo conocía respecto a su misterio, pues lo que sabía, provenía de un estudio realizado por el español, Juan José Benítez, sobre la tilma, o capa azteca, del indio Juan Diego, y que yo estaba leyendo, según unas pequeñísimas notas que el escritor apuntaba en su trabajo “Caballo de Troya”
En resumen, el anfitrión me dijo, que él tenía el libro de Benítez:
“El Misterio de La Virgen de Guadalupe” y que me lo iba a prestar, como regalo de Navidad, para que yo lo leyese.
Al cabo de unos días, termine el libro, y no volví a ser el mismo...
Hago la nota, que estos apuntes, no igualan la emoción de ir leyendo el libro, el ir descubriendo sus secretos, y como van sucediendo los acontecimientos.
Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona y Reina de México, de América Latina, y Emperatriz de América, Símbolo y Bandera de La Independencia de México, etc., es una advocación mariana de La Iglesia Católica, cuya imagen tiene su principal centro de culto en La Basílica de Guadalupe, en el norte de La Ciudad de México.
De acuerdo con la fe católica, La Virgen de Guadalupe, se apareció 4 veces, al hoy San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, en el cerro del Tepeyac.
Según el relato guadalupano, conocido como “Nican Mopohua”, La Virgen María, en su advocación de Virgen de Guadalupe, se apareció en varias ocasiones, ante el converso mexica, Juan Diego, el sábado 12 de diciembre de 1531, en el cerro del Tepeyac, y le pidió que fuera en busca del obispo, y le dijera que ella solicitaba la creación de un templo en ese lugar.
El indígena, fue en busca de fray Juan de Zumárraga, para contarle de la solicitud de la virgen, pero fray Juan no creyó en las apariciones, pues este tipo de historias de apariciones espirituales, era común, así que le pidió una prueba.
En respuesta a la petición del obispo, en su 4ª aparición, La Virgen pidió al indígena que, como pudiera, cortara unas rosas de Castilla, de la cumbre del cerro, y se las llevara al obispo.
En ese tiempo, era invierno, y la zona del cerro, era una zona árida, no apta para el crecimiento de flores como las rosas; flores que tampoco, son nativas de México, y ni prosperan en la aridez del territorio.
Acá, hago la nota que para hablar con Juan Diego, La Señora tuvo que hablarle en náhuatl, ya que el indio desconocía el idioma español, pues solo habían pasado 10 años después de La Caída de México-Tenochtitlan, en manos de los españoles.
Así, el indígena obedeció, y guardó las rosas dentro de su tilma, o ayate.
Juan Diego bajó del cerro, y pidió una audiencia ante el obispo, para mostrarle la prueba.
Al llegar a la casa de Zumárraga, Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo, caen las rosas, dejando al descubierto, la imagen de Santa María, morena, embarazada, y con rasgos indígenas, produciéndose “El Milagro de Las Rosas”
Sobre el ayate, aparece la imagen estilizada, impresa claramente artística, no fotográfica, ni pintada, de La Virgen de Guadalupe.
La prueba para el fraile, no fueron solamente las rosas, sino el milagro de la imagen de La Virgen de Guadalupe, impresa sobre el ayate.
La imagen que hoy en día conocemos, sería la misma que apareció ese día, del año 1531.
En 1751, el mejor pintor de La Nueva España, el oaxaqueño, Miguel Cabrera, había dictaminado, que la imagen no podía explicarse como humanamente hecha, y en 1979, los norteamericanos Philip Callahan y Jody Brant Smith, enviados por la NASA, fotografiaron la imagen con cámara infrarroja, y no encontraron explicación científica, para la hechura del manto, túnica, manos, y rostro de La Virgen.
La fibra de maguey, que constituye la tela de la imagen, no puede en condiciones normales, perdurar más que 20 ó 30 años.
De hecho, hace varios siglos, se pintó una réplica de la imagen, en una tela de fibra de maguey similar, y la misma, se desintegró después de varias décadas.
La tilma original, estuvo expuesta directamente a la luz, insectos, polvo, y lluvia, por más de 200 años, antes de que se le colocara un vidrio protector.
Ahora, a casi 500 años del milagro, la imagen de María sigue tan firme, como el primer día.
De hecho, se ha comprobado que es repelente al polvo, la humedad, y a los insectos.
Inclusive, se han hecho estudios científicos, sin poder descubrir el origen de la incorruptibilidad de la tela.
En el año 1791, se vuelca accidentalmente ácido muriático, en el lado superior derecho de la tela.
En un lapso de 30 días, sin tratamiento alguno, se reconstituye milagrosamente el tejido dañado.
Actualmente, apenas se advierte este hecho, como una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido, haciéndose este hecho, como un milagro de La Señora.
El 14 de noviembre de 1921, Luciano Pérez, un anarquista español, depositó un arreglo floral al lado de la tilma de Juan Diego, que contenía una bomba de alto poder.
La explosión, destruyó todo alrededor, menos la tilma, que permaneció en perfecto estado de conservación.
Una cruz de pesado metal, que se encontraba en las proximidades, fue totalmente doblada por la explosión, y se guarda como testimonio en el templo.
Sin embargo, el cristal que protegía la tilma no se rompió, teniendo en cuenta que en aquella época, no había cristales antibala.
Se le concede a este hecho, como otro, milagro guadalupano.
Por otro lado, no se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela.
De hecho, al acercarse uno a menos de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo, los colores desaparecen.
Estudios científicos, de diverso tipo, no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada.
No se detectan rastros de pinceladas, ni de otra técnica de pintura conocida.
Se ha hecho pasar un rayo láser, en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma, no está ni en el anverso, ni en el reverso, sino que los colores “flotan” a una distancia de 3 décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo.
Los colores, flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma.
Muchos estudiosos certificaron, que el material que origina los colores, no es ninguno de los elementos conocidos en La Tierra, no es vegetal, ni animal, ni mineral.
La imagen de La Virgen, cambia ligeramente de color, según el ángulo de visión, un fenómeno que se conoce con el término de iridiscencia, una técnica que no se puede reproducir con manos humanas, y los únicos seres que lo poseen, de forma similar, son las mariposas.
Estudios oftalmológicos realizados a los ojos de María, han detectado que al acercarles luz, la pupila se contrae, y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, tal cual como ocurre en un ojo vivo.
¡Los ojos de María, están vivos en la tilma!
También, se descubre que los ojos poseen los 3 efectos de refracción de la imagen, que un ojo humano, normalmente posee.
Lograr estos efectos a pincel, es absolutamente imposible, aún en la actualidad.
El reflejo transmitido por los ojos de La Virgen de Guadalupe, es la escena en la que Juan Diego mostraba al obispo fray Juan de Zumárraga, y a los presentes en la estancia, el manto con la misteriosa imagen, en el año de 1531.
Se logró identificar, a 12 personajes impresos en los ojos de La Virgen.
De manera que los ojos de La Virgen, tienen así, el reflejo que hubiera quedado impreso en los ojos de cualquier persona, en esa posición.
Se puede distinguir un indio sentado, que mira hacia lo alto; el perfil de un hombre anciano, con la barba blanca, y la cabeza con calvicie avanzada, como el retrato de Juan de Zumárraga, realizado por Miguel Cabrera, para representar el milagro; un hombre más joven, con toda probabilidad, el intérprete Juan González; un indio de rasgos marcados, con barba y bigote, que abre su propio manto ante el obispo, sin duda Juan Diego; una mujer de rostro oscuro, una sierva negra que estaba al servicio del obispo; un hombre de rasgos españoles que mira pensativo, acariciándose la barba con la mano.
Se cree que La Virgen estaba, y no estaba presente al momento del “Milagro de Las Rosas”, es decir, lo que sucedió en la tilma, es un reflejo de ella misma, vista desde otra, su perspectiva, para así poder abarcar a todos en el ojo.
En definitiva, en los ojos de la imagen de La Virgen de Guadalupe, está impresa una especie de foto impresión instantánea, de lo que sucedió en el momento en que tuvo lugar el milagro, hecha por La Virgen misma!!!!
En el centro de las pupilas, además, a escala mucho más reducida, se puede ver otra escena, totalmente independiente a la primera.
Se trata de una familia indígena, compuesta por una mujer, un hombre, y algunos niños.
En el ojo derecho, aparecen otras personas de pie detrás de la mujer.
Se cree que en los ojos de La Virgen, hay un mensaje “escondido” reservado para nuestro tiempo, en el que la tecnología es apta para descubrirlo, y cuando este mensaje sea más necesario.
Este puede ser el caso de la imagen de La Familia, en el centro del ojo de La Virgen, en una época, en que la familia, está bajo un serio ataque en nuestro mundo moderno.
Un mensaje, además, universal y antirracista, pues varias etnias se encuentran reflejadas.
Curiosamente, la temperatura de la fibra de maguey, con que está construida la tilma, mantiene una temperatura de 36.6 grados, la misma que el cuerpo de una persona viva.
Uno de los médicos que analizó la tilma, colocó su estetoscopio debajo de la cinta que María posee, señal de que está embarazada, y escuchó latidos que rítmicamente, se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebé en un vientre materno.
Justo debajo del cinto, se encuentra un trébol de 4 hojas, símbolo de la maternidad, fe, amor, y esperanza.
Así como la simbología indígena del uso del cabello, carrera al centro, y suelto, como símbolo de virginidad.
También, se observa un vestido blanco, con los puños deshilados, como símbolo de humildad y/o de vestimenta indígena humilde.
Por último, es importante señalar, las líneas horizontales paralelas, que se sitúan a la altura del cinto, la primera, y a la altura de la rodilla, la segunda, en unión con la costura vertical de la tima, que hace según mi interpretación, una cruz griega, de Lorena o Patriarcal, como quieran llamarla, y que curiosamente, esa costura parte la imagen en 2, haciendo ver 2 imágenes diferentes, la derecha y la izquierda; tomar nota que la inclinación del rostro, roza la costura, haciendo que la faz de La Señora, se mantenga inmaculada.
Por su parte, las estrellas visibles en El Manto de María, responden a la exacta configuración, y posición del cielo de México, el cielo del solsticio de invierno, presentado en el día en que se produjo El Milagro, que tuvo lugar a las 10:40, del martes 12 de diciembre, hora de La Ciudad de México, según revelan estudios astronómicos, realizados sobre la imagen.
En ella, están representadas todas las constelaciones, que se extienden en el cielo visible, a la hora de la salida del Sol, y en el momento en que Juan Diego enseña su tilma, al obispo Zumárraga.
En la parte derecha del manto, se encuentran las principales constelaciones del cielo del Norte.
En el lado izquierdo, las del Sur, visibles en la madrugada del invierno desde el Tepeyac.
El Este, se ubica arriba, y el Oeste, en la porción inferior.
Como el manto está abierto, hay otros agrupamientos estelares, que no están señalados en la imagen, pero se encuentran presentes en el cielo.
Así La Corona Boreal, se ubica en la cabeza de La Virgen, Virgo en su pecho, a la altura de las manos, Leo en su vientre, justo sobre el signo del Nahui Ollin, con su principal astro denominado Régulo, el pequeño Rey.
Gemini, los gemelos, se encuentran a la altura de las rodillas, y Orión, donde está El Ángel.
Se cree también, que la imagen fue retocada, que sus manos fueron achicadas, el rostro, y que la radiación dorada, también fue añadida, así como La Luna y El Ángel, seguramente para tapar algunos defectos que pudieron dañar la tima en su momento.
Guadalupe es una película dramática de fantasía mexicana, del año 2006, dirigida por Santiago Parra.
Protagonizada por José Carlos Ruiz, Pedro Armendáriz Jr., Angélica Aragón, Eric del Castillo, Ivana Miño, Aleix Albareda, Sandra Espil, Gemma Guilemany, Olivia Rosati, Àngels Poch, Marta Martorell, Enric Arquimbau, Jaskaran Brady, Antonio Monroi, Fabián Robles, entre otros.
El guión es de Tessie Guitiérrez de Picazo, basado en la aparición de La Santísima Virgen María en Guadalupe.
El director, Santiago Parra, cineasta de origen ecuatoriano, y de nacionalidad francesa, filmó Guadalupe en escenarios de Europa y América, bajo la producción de la empresa “Dos Corazones”
Según declaraciones del propio Parra, Guadalupe intenta captar, toda la riqueza del fervor guadalupano de México, por un cineasta que viene de fuera, y que es capaz de ver a fondo, lo que muchos mexicanos no ven.
Todo el equipo de Santiago Parra, así como los miembros del reparto; fueron asesorados por El Instituto Superior de Estudios Guadalupanos.
La trama, se sitúa en la época actual, cuando José María (Aleix Albareda) y su hermana Mercedes (Ivana Miño), 2 científicos que han dedicado su vida a la arqueología y la historia, deciden investigar La Leyenda de La Virgen de Guadalupe (Sandra Espil), impulsados por su curiosidad, y por la situación que viven, sin saber, que eso cambiará su existencia, de manera radical.
Todo, porque hace 500 años, en plena Conquista de América, apareció una pintura estampada, en el manto de un indígena llamado Juan Diego (José Carlos Ruiz)
Guadalupe, de cierta manera, hace una breve y sencilla explicación de la historia de La Aparición de “La Morenita” como también se le conoce en México, o “La Mujer Vestida de Sol con La Luna bajo sus pies”
Guadalupe entrelaza 2 historias:
La de Juan Diego y La Virgen de Guadalupe, hace 500 años; y la de 2 hermanos, que fueron abandonados cuando niños, y que en la actualidad, están estudiando la pintura de Guadalupe.
Santiago Parra dirige su primera película, en la que lanza un bello canto a la fe cristiana, y a la familia.
Los protagonistas, viven con su trauma del pasado, que ha hecho que se enfríen sus creencias; con investigación sobre el milagro del manto de La Virgen de Guadalupe, y del indio Juan Diego, les llevará a descubrirse a sí mismos, convirtiendo el estudio, en todo un viaje personal.
Lo más sorprendente de toda esta historia, es que el poder de la imagen de Guadalupe, que aún hoy, continúa igual de vivo que entonces, hace ya 500 años.
“Juanito, Juan Dieguito”
 “Debo confesar, que Guadalupe es una historia, debidamente cuidada y supervisada, por los altos mandos clérigos de México”, indicó Parra.
Según Parra, Guadalupe tiene “una visión distinta, pues no trata solamente sobre las apariciones, sino sobre lo que hay detrás.
Los protagonistas, van descubriendo científicamente, que La Virgen nos habla de vivir en armonía y en paz, tener fe, y esperanza” dijo.
El Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, ha recomendado sobre Guadalupe, pues “pone al alcance de todo el público, el conocimiento de múltiples y desconocidos aspectos, de Santa María de Guadalupe, en el marco del 475º aniversario de sus apariciones”, que se celebraron el 12 de diciembre de 2006.
No obstante, cinematográficamente hablando, Guadalupe es una película muy floja, que se ve completamente desbordada, porque carecen de interés, las diferentes tramas argumentales que la configuran.
Se trata de un proyecto pretencioso, pero ingenuo, de buena intención, pero de escasa fuerza dramática; con excepción, única, del muy bien elegido actor que interpreta a Juan Diego, que hasta llega a conmover y emocionar con su mirada inocente, y el uso del lenguaje original de la época.
Con Guadalupe, nos hallamos ante una cinta lenta, tediosa por momentos, poco consistente, y con diálogos tan poco cuidados, como artificiosos.
En el plano argumental, Guadalupe se burla el tema de abandono, a través del personaje de Mercedes, que parece como su hermano, se preocupa más por seguir una carrera, o más correctamente, la ilusión de una carrera.
Los 2, son la imagen de una España, perfectamente moderna, en donde la palabra  “matrimonio” es sólo de nombre, en busca de diversiones intelectuales y, ciertamente, no están interesados en buscar ni hacer familia, todo por molestias causadas por la muerte.
Así, ellos viajan a México, con un pretexto, y se encuentran conmovidos por la piedad de la gente sencilla mexicana, y tratan de resolver los aspectos prácticos de sus vidas.
Hay varias escenas encantadoras en Guadalupe:
Como cuando Mercedes declara a Diego (Fabián Robles), que ella es una “extranjera”, ella claramente subraya, el distanciamiento entre México y la cultura de sus padres; al igual que la empleada de ascendencia azteca, Juana ( Angélica Aragón) cuando ella vuelve a contar la historia del Hecho Guadalupano, desde el punto de vista de los aztecas, y se roba el show; y en la columna vertebral de la historia, Juan Diego, en particular, destacar el desempeño de José Carlos Ruiz como Juan Diego, con sus tiernas conversaciones con La Virgen que habla en náhuatl de manera inquietante como fascinante.
Desgraciadamente, también hay oportunidades perdidas:
La escena de Juan, tratando de colarse cuando pasa La Virgen, que es lo único que podría haber valido la pena el precio de la entrada, todo se precipitó muy rápido.
Más diversión pudo tener el personaje Karim (Jaskaran Brady), ya que él representa a un productor de documentales científicos, escépticos, y fue solo un florero, sin desarrollar.
Bien se sabe, combatiendo un poco la historia de la simbología de La Virgen de Guadalupe:
¿Pudo ser un invento de los conquistadores católicos, para diezmar la veneranza de los dioses aztecas, y transformarlos en un virgen que habla náhuatl, con facciones indígenas, y embarazada?
Después de todo, la historia de La Virgen de Guadalupe, sigue siendo un símbolo sobre el que los productores se pliegan una película; pues si la idea del director era, mostrar la historia de La Virgen de Guadalupe, que es una gran historia, y las costumbres mexicanas, él debió hacer un documental, en lugar de un largometraje.
Esto, simplemente no funciona como una película:
En primer lugar, no hay conflicto principal.
Los personajes pasan todo el metraje, ya sea tratando de averiguar o explicar lo que es La Leyenda de Guadalupe, sin llegar a puerto.
Hay un par de conflictos, como de redención personal, que nunca llega a importar realmente.
Guadalupe es demasiado explicativa, por tanto, se convierte en aburrida.
Los caracteres, que no tienen ningún impacto o importancia en la historia en lo absoluto, sino para explicar parte de la historia de Guadalupe, ponen por ejemplo a los personajes de Armendáriz, Del Castillo, y Aragón…
Añádase a esto, cursis diálogos, y la actuación poco convincente.
Insisto, Guadalupe podrían haber sido una gran película, intrigante, sobre el misterio que rodea a Guadalupe.
Y en su lugar, se obtienen demasiadas explicaciones, y hay una verdadera implicación con los personajes, o la historia, que no se amarra bien.
El escenario, es una mierda, la música es horrible, y los actores son peores que los que veo en las telenovelas mexicanas, y no vale la redundancia por ser un elenco internacional.
Si usted está interesado en la historia de Guadalupe, lo mejor que puedes hacer, es leer la leyenda, y alguno que otro estudio antropológico serio, sobre el análisis de los símbolos, etc., que de verdad le resultará muy interesante.
Con todo, se ha perdido la oportunidad, de ofrecer una versión creativa y digna, de uno de los fenómenos más universales surgidos en México.
Como nota de Santiago Parra:
“Sin duda, para todos los involucrados en Guadalupe, esta producción ha permitido que tengamos más cerca de María, y hemos apreciado más, el amor que ella nos tiene, y eso es lo que deseo a todos los espectadores” dijo el director.
“Un símbolo, no una realidad”
El Acontecimiento Guadalupano, es una compleja y rica irrupción de Dios en nuestro mundo.
María de Guadalupe, se presenta como La Madre de Dios, con los nombres con que es conocido por los mexicas, aztecas habitantes del Valle de México.
Se da a conocer como:
Madre de “In huel nelli Teotl”, Verdadero Dios que es Raíz de Todo; de “Ipalnemohuani”, “Aquel por Quien Vivimos y Todo se Mueve”; de “Teyocoyani”, “Creador de Las Personas”; de “Tloque Nahuaque”, Creador del Cerca y del Junto; de “Ilhuicahua in tlacticpaque”, “Señor del Cielo y de La Tierra”
Es importantísimo descubrir, la manifestación de Dios, a través de todo El Evento Guadalupano.
Los colores, los números, los nombres, los símbolos, los procedimientos, los resultados...
Es decir, a la luz de la cultura, y religión mexica, El Evento Guadalupano, es un verdadero Evangelio.
Como dato, esta palabra, “Guadalupe”, proveniente del griego/árabe, y quiere decir:
“Buenas Noticias”
Y en verdad, El Acontecimiento encierra diferentes “Buenas Nuevas”, y no solo una.
Su nombre náhuatl, “Tlecuauhtlapcopeuh”, es “La que procede de la región de la Luz, como Águila de Fuego y el fuego que la transforma en Sol, es el Niño-Sol que lleva en su seno”
Es por tanto, la noticia portadora de alegría.
Es “Buena Noticia” porque Guadalupe reivindica a Juan Diego, en su dignidad de persona, de protagonista responsable, capaz de llevar una encomienda a su culminación exitosa.
Su “Buena Noticia” es una palabra eficaz.
Cura sin duda, a su tío Bernardino, que agonizaba a causa de una enfermedad mortal, considerándose este, como otro milagro, y 5ª aparición Guadalupana.
Juan Bernardino, personifica al Pueblo Mexicano conquistado, abatido, contagiado.
Pero Guadalupe, transforma al Tepeyac, en un jardín de raras, exquisitas, frescas, aromáticas, y significativas rosas, no era tiempo ni el lugar apropiado, para que las hubiera.
Nuestra Señora transforma también, el corazón de quien se ubicaba en El Centro Religioso, fray Juan de Zumárraga, para aceptar las indicaciones que vienen desde la periferia.
Tlatelolco reconocería, la fuerza de lo verdadero, que emerge del mundo de los conquistados.
De todos ellos, se hará eco y voz, Santa María de Guadalupe, desde El Tepeyac.
Con respecto a un análisis de la imagen de La Virgen de Guadalupe, puede decirse que se trata de un cuadro de belleza extraordinaria.
En una pintura, debe observarse en términos generales, el color, la línea, y la composición.
Con respecto a esta última, se define como la unión armónica de las partes, para formar un todo, constituyendo unidad en la diversidad de los objetos.
Una de las formas más bellas de lograrla, es por medio de la llamada “proporción dorada”, “áurea” o “divina”
Está formada por un cuadrado, al que se le agrega un rectángulo, para formar un espacio, donde el lado menor, corresponde al mayor, en una relación de 1 a 1.6181... denominada “número áureo”
Si leyeron/vieron “El Código Da Vinci” y “Los Misterios de La Gioconda”, sabrán a que me refiero…
¿Cómo es posible explicar esta imagen, y su consistencia en el tiempo, sin colores, y con un tejido que no ha sido tratado?
Es más
¿Cómo es posible que, a pesar de que no haya pintura, los colores mantengan su luminosidad, y brillantez?
Para finalizar, hay que considerar 3 hechos sorprendentes más:
En resumidas cuentas “Guadalupe” significa en idioma indígena:
“Aplasta la cabeza de la serpiente”
Es justo, el protoevangelio en El Génesis 3:15: María, vencedora del maligno.
Se denomina “protoevangelio” porque narra hechos anteriores al nacimiento de Jesús, aunque nunca fueron incluidos entre Los Evangelios Canónicos, son leyendas, que han sido admitidas como ortodoxas, por las iglesias cristianas, tales como el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final, de un descendiente de ésta.
La imagen de La Virgen de Guadalupe es tal y como detalla Apocalipsis 12: “Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies”
La Virgen tiene una cinta en el vientre, está embarazada, para indicar que Dios quería que Jesús naciera en América, en el corazón de cada americano.

“Que Dios os haga como Juan Diego”



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