Disclosure

“Sex Is Power”

Aunque en menor medida, los hombres también padecen el acoso sexual.
Cuando se juntan los términos “acoso sexual” y “hombre”, generalmente se asocia el papel de verdugo, al segundo.
Los medios de comunicación, periódicamente sacan a la luz, noticias que reflejan la situación de indefensión e impotencia, que experimentan muchas mujeres, al ser víctimas del acoso sexual.
A pesar de ello, los hombres, muchas veces, también están al otro lado de la mesa:
Ellos también, padecen el acoso sexual.
El acoso sexual, es genéricamente, la manifestación de una serie de conductas compulsivas, de solicitud de favores sexuales, con distintas formas de proceder, dirigidas a un receptor, contra su consentimiento.
Se puede aplicar a ambos sexos, o personas del mismo sexo; pero predomina comúnmente, en los hombres que se mueven en ambientes de relaciones laborales, académicas, estudiantiles, que incluyen hasta el hogar.
En muchos países, es una figura delictiva punitiva, que se pena según su gravedad, y que puede incluir, hasta la privación de libertad.
Puede darse el caso, que el hombre no sufra el acoso por parte de su jefa, es decir de una mujer.
Puede darse la circunstancia, que el jefe sea homosexual, y sean los empleados, los que sufran sus presiones.
De hecho, las hemerotecas están llenas de casos como éste.
A comienzos de los 90s, terminada La Era Reagan, el cine sufrió un proceso de liberalización sexual sin precedentes.
Lo de “liberalización” es relativo, por supuesto, porque esas películas tenían sexo libre a destajo, pero también, un marcadísimo mensaje conservador.
“I did not have sex with her!”
Disclosure es una película dramática de suspenso estadounidense, del año 1994, dirigida por Barry Levinson.
Protagonizada por Demi Moore, Michael Douglas, Donald Sutherland, Caroline Goodall, Dennis Miller, Roma Maffia, Dylan Baker, Rosemary Forsyth, Suzie Plakson, entre otros.
El guion es de Paul Attanasio, basado en una novela del mismo título, de Michael Crichton, que también es productor de Disclosure.
Michael Crichton, vendió los derechos de “Disclosure” por $1 millón, antes de que la novela fuera publicada.
Miloš Forman, estaba asociado originalmente para dirigir, pero se fue, debido a diferencias creativas con Crichton.
Barry Levinson, y Alan J. Pakula, estaban en la pelea para tomar el timón, y finalmente, Levinson fue contratado.
Annette Bening, se fijó inicialmente para interpretar a la protagonista femenina, hasta que quedó embarazada, y pronto abandonó el proyecto.
Geena Davis y Michelle Pfeiffer, fueron entonces considerados, pero Levinson decidió lanzarse por Demi Moore.
Crichton escribió el personaje de Mark Lewyn, para Disclosure específicamente, con Dennis Miller en mente.
El personaje del libro, fue algo modificado por el guión, para adaptarse a la personalidad de Miller.
Disclosure fue filmada en, y alrededor de Seattle, Washington.
La corporación ficticia DigiCom, está situada en la Plaza Pioneer.
Los transbordadores del estado de Washington, se muestran porque el personaje de Douglas, vive en Bainbridge Island.
Otros lugares incluyen:
Washington Park Arboretum, Volunteer Park, The Four Seasons Hotel, Pike Place Market, y La Torre de Smith, oficina de abogados en Disclosure.
Disclosure aborda temas como:
Traiciones, deseo, engaños, manipulación, cortinas de humo, puestas al servicio de una turbia historia, muy bien contada, e hilvanada, en la que todos los detalles son importantes.
Disclosure es una combinación entre misterio y thriller, acerca de políticas de empresa, e intriga en la industria informática.
El tema principal de la historia, alrededor del cual giran tanto Disclosure como el libro, y del cual toman sus títulos, es el acoso sexual.
Un tema que siempre tendrá la misma vigencia, porque cuando una mujer te acusa de acoso sexual, o de malos tratos, tienes presunción de culpabilidad.
Si a eso le añades una empresa tecnológica, corporativismo, etc., el resultado es convincente.
Disclosure sigue a un ejecutivo de una compañía informática, llamado Tom Sanders (Michael Douglas) que es denunciado por acoso sexual, por una ejecutiva rival, Meredith Johnson (Demi Moore), la cual entra en la empresa, de la mano del presidente de la compañía, Bob Garvin (Donald Sutherland), para convertirse en nueva jefa de Sanders.
Esta demanda, es contrarrestada por Sanders, alegando que había sido Johnson, quien le había acosado a él.
Sin embargo, Tom descubre que la denuncia por acoso contra él, no era más que una distracción, para evitar que descubriera un fraude perpetrado por Meredith, quien sería protegida por Bob, para evitar el fracaso de un suculento negocio.
Finalmente, Tom consigue salir airoso de la situación, con la ayuda de 3 mujeres:
Su abogada, Catherine Álvarez (Roma Maffia); su mujer, Susan (Caroline Goodall), también abogada, aunque inicialmente no le cree; y Stephanie Kaplan (Rosemary Forsyth), directora financiera de la compañía, la cual también aprovechará la situación, para promocionarse en la empresa, obteniendo finalmente el puesto, inicialmente otorgado a Meredith.
El argumento, es realmente atractivo, veremos cómo la gente es reacia a creer a un hombre, con una denuncia así, es algo atípico la verdad, pero también ocurre en el mundo.
Veremos cómo se tiene que hacer con una abogada buscapleitos, amante de salir en radio y en televisión, para ocasionar el desajuste más grande, en los cimientos de la poderosa empresa.
Si a esto le sumamos, el mal trago de contarle la mala experiencia vivida a tu esposa, todo se vuelve un caos, cuando no solo está en peligro tu trabajo, y tu condición social, sino tu propia familia.
Disclosure invita a los espectadores, a considerar algunas cuestiones acerca del acoso sexual laboral, como la forma en que se exageran los hechos, el doble rasero aplicado, si el acosador es hombre o mujer, y la facilidad con la que los cargos por acoso, pueden ser utilizados como herramienta, en la competición por la escala empresarial.
Asimismo, reincide en el hecho de que el acoso sexual, es una cuestión de poder, y no de géneros sexuales.
Evidentemente, existe además, el tema del acoso sexual, al que algunos critican su trato frívolo.
Sin embargo, Barry Levinson no pretende hacer pedagogía, sino aumentar la intriga, jugando con una situación tan peliaguda, como sorprendente.
De hecho, la escena sexual, es notablemente ambigua, pues aunque se produce un evidente acoso, la otra parte se resiste con la boca pequeña, y hasta colabora de buen grado.
Eso sí, cuidado con esos gestos amistosos, con los que nuestras subordinadas y compañeras, puedan sentirse incómodas.
Aun así, el tema del acoso, está perfectamente plasmado, resaltando por encima del género, el poder, por más que sea un poco tramposo, pues el hombre acusador, suele ser feo y viejo, y ésta Meredith es una Reina de Belleza.
Después de todo, en Disclosure no hay muertos, sólo hay un escarceo amoroso, que no llega a culminarse, en plan “coitus interruptus” y para colmo de males, Meredith se queda sólo, en manipuladora.
Después de todo, no es malvada, pues no es castigada por su delito; y aquí viene el dicho que dice:
“En la guerra, todos son soldados”, pues la ley no aplica para la protagonista.
“Sexual harassment is about power.
When did I have the power?
When?”
Disclosure es una película hecha con el “sello” de Barry Levinson.
Es decir, tiene un buen pulso narrativo, lleva de una escena a otra sin pausas, crea interés en la historia, pero en definitiva, todo se ve plástico y artificial, sin un toque de verdadera inspiración.
Aunque vemos:
Competencia laboral, acoso sexual, trama judicial, “femme fatale”, infidelidad, manipulación despiadada, relaciones sexuales, batalla de sexos... es interesante, la perspectiva fílmica, porque aquí vemos, cómo un hombre es encerrado, entre la espada y la pared, por una astuta y maquiavélica “femme fatale” que no duda en utilizar toda su astucia y vileza, para salirse con la suya, y aplastar la cabeza de su rival.
También, es atrapante y original, porque aquí los roles se invierten, ya que la mujer es quien adopta la actitud acosadora, encubierta obviamente, y amparada por los prejuicios sociales que dictaminan que, es casi imposible, que un hombre sea el acosado, por una bella mujer, tremendamente irresistible.
Por ello, Disclosure es una película con intriga, un rato subido de tono sexual, muchas artimañas para ensuciar un nombre, estrategias desesperadas para no ser hundido en el ardid, y una cinta de suspense, bastante aceptable, que deja en claro, cuán despiadado es a veces, el ascenso de escalafón interno, dentro de las poderosas empresas comerciales.
Y es que durante finales de los 80, y principios de los 90, el actor Michael Douglas, se dedicó a interpretar exactamente, el mismo papel en 3 películas, además, similares:
En el papel del hombre sometido y atrapado sexualmente, por una “femme fatale” que le pervertía, para luego confundirle, y poner en peligro su integridad, y la de su familia.
Con “Fatal Attraction” (1987), “Basic Instinct” (1992) y “Disclosure” (1994), forman “La Trilogía del Sexo” con Michael Douglas, en la que el actor, interpreta personajes que no saben mantener el sus impulsos sexuales, obteniendo a cambio, un revolcón, y los consiguientes problemas con mujeres más fuertes y cabronas, que él, siempre pusilánime en este tipo de rol de marido adultero puteado, se las ingenia de cómo salir “bien parado”
Douglas, plagiándose a sí mismo, otra vez, como calentorro irredento, incapaz de controlar sus erecciones, ante las provocaciones de la “femme fatale” de turno.
Muy divertidas sus expresiones faciales, con la mandíbula inferior proyectada hacia delante, poseído por la puta lujuria...
Es que un hombre, adicto al sexo, como Douglas mismo reconoció, ruede este tipo de películas; es de alguna manera, hasta admirable.
Demi Moore, hace un papel dotado de cierto morbo andrógino, con un cuerpo muy penetrable, pero es agresiva y peleona como un camionero cualquiera, pero con clase.
Donald Sutherland, hace más o menos su rol de siempre, y eso siempre es de agradecer, sobre todo en la escena de la pesadilla, que se rueda en un elevador con el personaje sexualmente acosado, de Michael Douglas; curioso, pues se desconoce la orientación sexual del personaje de Donald Sutherland.
Quizás Disclosure sea, una de esas películas, en donde la magia invisible, proviene no de los protagonistas, tiesos a veces hasta más no poder, sino de los secundarios:
Caroline Goodall como la sexualmente reprimida esposa, Roma Maffia como abogada, y Jacqueline Kim, en un pequeño, pero carismático, en el rol de secretaria.
Temas de menor importancia de la trama, son 2 cuestiones que se han hecho relevante en la industria de la tecnología inteligente del siglo 21:
La fabricación de microprocesadores estadounidenses, y de realidad virtual.
El libro “Disclosure” explora las implicaciones de la externalización de la fabricación, para el desarrollo de mundos, a través del estudio ficticio de las unidades de disco, en un país asiático.
Las unidades, están fallando, a tasas más altas nunca vistas, debido a las demandas del gobierno de Malasia, para más mano de obra, en lugar de la automatización, lo que habría producido mejores unidades.
La realidad virtual se aborda brevemente, como compañía de la protagonista, en la construcción de un “head-up display” para un pequeño mundo virtual creado para la recuperación de datos y otros fines.
Además del acoso sexual, se exploran los temas de teoría de la gestión, los roles de género, y la justicia misma, incluido aspectos kármicos.
Disclosure no tuvo todo el éxito que debería.
Poca gente recuerda Disclosure, en algo más que la escena con la que se vendió, y que es portada de la misma.
Mal considerada thriller erótico, pues no hay una sola teta, pezón, o culo que asome en el metraje, solo una corta y pulcra escena de sexo, con alguna ocasional frase calenturienta, como “Fuck me” o “métemela”, lo justo para contentar a los pajilleros, que no advirtieron que esa escena, solo sirve como detonante, en una película que cuenta otra cosa.
Los que buscaban sexo de alto voltaje, se equivocaron de largometraje.
Ya que el tema principal, es el acoso sexual.
Según Michael Crichton, Disclosure se basa en una historia real, de un protagonista masculino, que está siendo acosado sexualmente, por una mujer ejecutiva, con la inversión de las funciones que se esperan del género.
Como era de esperar, el libro ha sido duramente criticado por los comentaristas feministas, y acusado de ser anti-feminista.
Crichton ofreció una refutación al final de la novela, que establece que una historia de “inversión de roles” destapa los aspectos del tema, que haría no verse tan fácilmente, con una protagonista femenina.
Y es que Disclosure transcurre en tan solo 5 días, en solo 5 días, Michael Douglas se enfrenta a la demanda, recoge las pruebas, los testigos, y resuelve la situación final, todo en menos de una semana…
Quizás porque, aparte de una escena “hot” que para colmo funciona como “coitus interruptus”, la verdad es que no hay sexo.
Entonces:
¿Qué gracia tiene ver una película que aborda el tema del acoso sexual, si no se ve sexo?
Disclosure no es una cinta, para ocasionar demasiados picores, sino que más bien, es un filme sobre la cruda, y encarnizada batalla por el ascenso jerárquico, y por ende económico, del personal de una empresa de alta tecnología.
Es un retrato, no demasiado fidedigno, pero retrato al fin, de cómo eran las cosas en el mercado de las computadoras a finales de os 90s, cuando esas cosas eran todavía esotéricas, e Internet estaba recién tomándose por asalto al mundo.
El escenario de realidad virtual que aparece, era toda una novedad para la época…
Y aun así, queda la duda:
¿Por qué Meredith Johnson, no puede ver a Tom Sanders, cuando éste está en la proyección virtual, del mismo modo en que Tom si la ve a ella?
¿Es suficiente, el despido laboral de Meredith, como castigo por una mala jugada en una compañía, no debería al menos, demandarla penalmente, pues no se sabe después, qué pasó con ella?
El tema del acoso, en el que el acosado es él, que no es sino, una coartada ideológico-moral, para mostrar un machismo, y reaccionarismo intolerables.
“Now you got the power.
You got something I want”
Recientemente, un estudio del género, aseguraba con abundante soporte estadístico, que aproximadamente el 18% de las mujeres, sufría o había sufrido, algún tipo de acoso sexual en el trabajo.
El dato, ya de por sí, era alarmante, pero además, también se añadía, que al menos un 8% de los hombres, también lo habían sufrido.
El estudio, también señalaba, que era posible que la cifra no fuese tan elevada, ya que muchos hombres confundían, que negarse a tener relaciones sexuales con alguna de sus compañeras, no puede ser contemplado como acoso.
Para poder hablar propiamente de acoso, además de la contrapartida sexual, debe haber por medio, una presión o un chantaje, que obligue a la persona en cuestión, a mantener relaciones sexuales contra su voluntad, por el temor de sufrir represalias en el trabajo.
El acosador, o en este caso, la acosadora, se aprovecha de su posición de mando en la empresa, para tener algo con que presionar a sus subordinados, y conseguir los propósitos sexuales.
Normalmente, el proceso es gradual:
Primero, tienen lugar insinuaciones verbales, posteriormente, ya se intenta el acercamiento físico, y en tercer lugar, las presiones psicológicas.
Es en esta última etapa, cuando si se ofrece resistencia a sus intentos, pueden aparecer las represalias laborales.
Incluso, existen algunos casos de despidos encubiertos, bajo excusas como, ineficacia en el trabajo, o disminución de la disciplina.
La dificultad de demostrar jurídicamente este delito, hace que muchos de los hombres, y muchas de las mujeres, opten por callar, y no denunciar su caso.
En lo que respecta a la masculinidad, opera aquello, a modo de alegoría, La Lámpara Maravillosa de Aladino:
“Si se frota la lámpara, sale el genio”

“It proves, Ms. Johnson, that a woman in power can be every bit as abusive as a man”



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