Hostel

“Did we come all the way to Europe to smoke pot?”

Un albergue juvenil, o albergue de juventud, conocido también como “hostel”, es un lugar que renta alojamiento, particularmente alentando las actividades al aire libre, y el intercambio cultural entre jóvenes de distintos países.
No hay que confundir con “hostal” como aquel hotel barato, sólo con habitaciones privadas; por su gran parecido con la palabra “hostel” cuyas habitaciones, pueden ser compartidas.
En un hostel, los huéspedes rentan una cama, a veces una litera, en un dormitorio que comparte baño, cocina, y salón de estar, o salón-comedor.
Frecuentemente allí, también están disponibles habitaciones privadas.
Los principales beneficios de un albergue, son en primer lugar, el bajo precio de alojamiento, comparado con otras alternativas, como los hoteles, y además que el huésped, allí tiene oportunidad de conocer a viajeros de todo el mundo.
En el pasado, los albergues imponían un límite de edad, pero hoy en día, es común que acepten personas de todas las edades.
A pesar de eso, la gran mayoría restringe las edades de los huéspedes, a quienes tienen entre 18 y 26 años.
Los albergues juveniles, proporcionan la oportunidad de un aprendizaje multicultural.
Existe una mayor interacción entre los huéspedes que en un hotel tradicional, y muchos de ellos, proveen otras actividades para sus huéspedes, en forma gratuita, o a un bajo costo.
Las desventajas de estos establecimientos, son los posibles robos, ya los espacios son comunes o compartidos, aunque ello se puede prevenir, dejando bajo llave las pertenencias personales; la mayoría de los albergues ofrecen un simple sistema de seguridad, para almacenar sin problemas las pertenencias valiosas, y otros ofrecen taquillas privadas, armarios o cajoneras.
Sin embargo, la mayoría de las personas que utilizan este tipo de alojamiento, no tienen mucha confianza respecto de estos sistemas, por lo que suelen llevar consigo las pertenencias de mayor valor.
Otra gran desventaja en un albergue juvenil, es la dificultad de dormir a causa de ruidos, provenientes de quienes llegan a la habitación, a altas horas de la noche.
Por esta razón, algunas asociaciones han decidido fijar tiempos para llegar en las noches, cumpliendo un horario para el apagado de las luces.
Actualmente, en la mayoría de las ciudades del mundo, principalmente las capitales, se pueden encontrar albergues desde el equivalente de 10€ en adelante.
Los precios dependen de las comodidades que se ofrezcan.
La mayoría de los albergues, tiene sus propios bares y restaurantes, o sistema equivalente.
Además, muchos de ellos están ubicados en edificios históricos, o pueden encontrarse en botes sobre el río Danubio como en Hungría, o en una granja en Irlanda, o en una antigua prisión en Canadá, o en un edificio victoriano como en Londres, o en un velero como en Estocolmo.
Por otra parte, el cine “splatter” o cine gore, se ha aprovechado de todo lo anteriormente citado.
El gore, es un tipo de película de terror, y de cine de explotación, que se centra en lo visceral y la violencia gráfica.
Estas películas, mediante el uso de efectos especiales, y exceso de sangre artificial, intentan demostrar la vulnerabilidad, fragilidad, y debilidad del cuerpo humano, y teatralizar su mutilación.
Algunas veces, el gore es tan excesivo, que se convierte en un elemento cómico.
Otro subgénero, es el producido por una combinación entre violencia gráfica, e imágenes sexualmente sugestivas, el cual es denominado “torture porn” o “gorno” acrónimo de “gore” y “porno”
En los años 2000, hubo un resurgimiento de películas influenciadas en el género “splatter”, las cuales contienen desnudos, tortura, mutilación, y sadismo.
Hostel es una de las películas más estigmáticas que nos encontramos dentro de esa categoría, y como tal, nos brinda todo lo que uno se espera encontrar:
Torturas sádicas, mucho sexo, y mucho pero mucho gore.
“No one is paying me.
In fact, I'm the one paying them!”
Hostel es una película de terror, del año 2005, escrita, producida, y dirigida por Eli Roth.
Protagonizada por Jay Hernández, Derek Richardson, Eythor Gudjonsson, Barbara Nedeljakova, Jana Kaderabkova, Jennifer Lim, Keiko Seiko, Lubomir Bukovy, Jana Kadeřábková, Philip Waley, Christopher Allen Nelson, Samantha Jordanova, Rick Hoffman, Takashi Miike, Eli Roth, entre otros.
El guion original de Roth, fue desarrollado por Quentin Tarantino, que a su vez es uno de los productores.
Aunque Eli Roth en realidad quería hacer un documental sobre el tema, sacando a gente real involucrada en el negocio del asesinato, pero tuvo varios problemas.
El primero, es que nadie quería salir en él, obvio; y el segundo, es que a medida que hacía preguntas, se dio cuenta de que no era una muy buena idea, meterse en ese campo, obvio.
Así que al final, decidió hacerlo en modo “ficticio”
El director Eli Roth, ha sostenido que el uso del término “torture porn” por parte de los críticos, “dice mucho acerca del limitado entendimiento de los críticos, en relación con lo que las películas de terror pueden hacer o son”, y que “son anticuados”
El estreno de Hostel fue restringido en algunos países, especialmente, en aquellos con estrictas normas de censura.
Pese a que la mayor parte de Hostel transcurre en una pequeña localidad ficticia, cercana a Bratislava, en realidad, no se filmó ninguna escena en Eslovaquia.
Los lugares donde se rodó, fueron en los estudios Barrandov, en Praga, y Český Krumlov, en La República Checa.
Además de los bajos costes de filmar en La República Checa, los estudios Barrandov tienen un buen equipo de sonido, lo que convierte a los estudios, en una elección habitual para las producciones estadounidenses en Europa.
La mayor parte de Hostel, fue grabada en, y alrededor de Praga, y los estudios fueron empleados para grabar las escenas de tortura en las habitaciones.
Contó con un presupuesto de $4,800.000 y obtuvo de recaudación:
$80,578.934
Hostel cuenta la historia de unos jóvenes mochileros, que viajan por Europa en busca de diversión, y sensaciones fuertes:
Paxton (Jay Hernández) y Josh (Derek Richardson), son 2 jóvenes universitarios de EEUU, que recorren Europa con sus mochilas; y con Oli (Eythor Gudjonsson), un islandés que se les une por el camino.
En Ámsterdam, conocen a un joven que les dice que, en cierto lugar de Eslovaquia, están las chicas más guapas que puedan imaginar.
Así que los 3 viajan en tren hasta Eslovaquia, donde conocen a Svetlana (Jana Kadeřábková) y Natalya (Barbara Nedeljakova), 2 exóticas bellezas, por las que se dejan atraer, para acabar atrapados en un viaje sin retorno.
Ambientada en su mayoría en Eslovaquia, la historia arranca pausadamente, presentándonos con tiempo a sus 3 protagonistas, no precisamente inteligentes, que viajan por Europa buscando sexo, y llegan ahí, con la esperanza de encontrarlo con las mujeres hermosas de la zona.
Como todos sabemos, ese será el inicio de una autentica pesadilla, donde no faltaran las muertes sangrientas, justificadas en este caso, por un tema muy interesante, incluso en algún punto realista, como es el de los ricos que pagan fortunas, por torturar extranjeros hasta la muerte.
La primera media hora parece la típica película juvenil, con algún desnudo, mucha fiesta, y mucho cachondeo.
De hecho, aunque hay indicios de que algo raro está sucediendo, no le puedes prestar demasiada atención, porque no es tan remarcable, un ejemplo son los niños que les piden dinero o tabaco, de forma bastante grosera.
No es hasta que el islandés desparece, cuando empieza la intriga, que viene a ser lo más interesante.
Es cuando empezamos a vislumbrar, qué está sucediendo realmente.
Si la primera mitad sugiere todo, sumergiéndonos en esa atmósfera tenebrosa de una ciudad en decadencia, con todo y una panda de feroces niños delincuentes; la segunda parte, la marca la desaparición misteriosa de Josh y Oli, acá el personaje principal cambia, y es Paxton, el encargado de descubrir que todo era una trampa preparada por personas que pagaban una cuantiosa suma, con el solo objetivo de torturar y masacrar al individuo que escogían como víctima.
La segunda parte, abandona todo tipo de sugerencia, y abraza una violencia explícita y sádica, no tanto por lo gráfico de su charcutería, a pesar de que es muy gráfica, existen otras películas que han ido mucho más allá, sino por el regodeo en la maldad de aquellos seres, y sus demenciales motivaciones, el detalle del costo por las “nacionalidades” de las víctimas, es más significativo de lo que se cree, pero sobre todo, por la posibilidad de que todo aquello que presenciamos en la pantalla, sea un reflejo del mal presente, bajo la superficie aparentemente tranquila de nuestra sociedad.
Hostel hubiera ganado en mordacidad, si en su arranque hubiera aparecido un “basado en hechos reales”, pues la ficción, entre tonta y descarnada de la obra, siempre se halla lo suficientemente exagerada, para que la brutalidad sea efectista, a un nivel netamente visual.
Hostel es una proposición al juego de la hipocresía, el director pretende engañarnos, y nosotros fingimos creerle, no hay suspense aparente, no deben engañarse, la comercialización ha sido lo mejor de este proyecto, la paciencia debe ser más intrépida que el estómago del espectador, el cual descansarán tranquilo, pues aunque hay mucho en pantalla de aquel tan reconocido líquido rojo que pretende suplantar a la sangre de la vida real, en verdad no se crea el efecto prometido.
¿Es que en verdad tenemos algo de sádicos como espectadores?
Hostel no me ha hecho sentir nada, la atmósfera sea tal vez, lo único rescatable.
Si bien es cierto que, psicológicamente todos cargamos un pequeño sádico en nuestro interior, pero no se preocupen, pues les aseguro que su pequeño sádico no aflorará con este producto, puede ofertar una imagen comercialmente audaz, pero no cumple nada de lo que promete.
En definitiva, Hostel se perfila ya como una de las grandes películas de los próximos años, un comienzo típico, y bastante comercial que se torna cruel y enfermizo en su última parte, cuando la tensión, la sangre, y las revelaciones, que llegan en ese orden, desvelan el real, y despiadado entramado.
Película sugerente para los amantes de las emociones fuertes, que disfruten con este tipo de perversidades.
“I am the king of the swing!”
En pleno revival de terror setentero, reconocemos la funcionalidad de Hostel para el entretenimiento.
La brutalidad de las secuencias en las cámaras de torturas, se descubre lo suficientemente artificiosa, para que incluso el desgarro de unos tendones, y el corte del nervio ocular, puedan producir más hilaridad que terror.
Prueba de ello es que, donde se esperaba, quizás el problema es el condicionante “a priori” un pánico gélido, uno se encuentra un thriller inverosímil, en el que el protagonista acaba por vencer a los malos, torturadores charlatanes con mucha mayor gracia en las películas del propio Quentin Tarantino.
Hostel es una mediocre producción, cuya historia se basa en las vacuidades juveniles, y los pudendos impulsos que llevan a la acostumbrada perdición de quien las vive, aquella historia de los jóvenes en juerga, donde lo más importante ante su pobre perspectiva, es las drogas y el sexo, desde esta instancia, sabemos que el asunto no va en serio, todo emana una obviedad que da risa; el problema en esta ocasión, es que se exagera, llevando una sosa y soporífera introducción, una película extremadamente pausada para lo que se esperaba, con la ausencia de un buen guión de suspense, nos introducimos en un vaivén narrativo, sin mucha pretensión, con primicia interesante, pero insustancial recorrido, a pesar de su corta duración, nos instalamos ante una obra que parece alargarse eternamente, el público debe esperar en el bostezo, para que pase algo interesante, la tensión, y la ansiedad, se hacen presentes hasta los minutos finales, pues a pesar de contener algunos ingredientes que pudieron haber llevado mejor el rumbo de la historia, estos se pierden inevitablemente.
Querer encontrar en las imágenes de Hostel, un reflejo del convulsivo panorama político internacional, o de los problemas del capitalismo en la sociedad moderna, donde un hombre con dinero puede hacer lo que le venga en gana, quizás sea rizar demasiado un rizo, que logra sus objetivos básicos de entretenimiento.
El horror no es ni físico ni psicológico, es puramente estético.
Por ocasiones, incluso cómico.
Es evidente que otra forma resolutiva hubiera resultado directamente insoportable para el espectador, así que quizás no habríamos de ser tan exégetas con los resultados.
Hostel como tal, cuenta con una imagen terrorífica, y supuestamente innovadora, que invita al espectador a sufrir y sentir diversas sensaciones, no muy sanas; es algo curioso que se busque esto como público, ya que muchos de los que asistimos a estas funciones, pareciese que a lo que aspiramos es a pasarla mal, pues sabemos a lo que nos atendemos, sin embargo, nos sentamos a verlo.
No obstante, Hostel viene acompañada de una fuerte polémica.
Muchos la calificaron como “tortura porno” esto es, un placer sádico en regodearse con escenas extremas cada 5 minutos, y la despreciaron como un producto deleznable.
Por otro lado, buena parte de la comunidad de fans del horror, alabaron la carnicería que el director Eli Roth desataba en pantalla.
Es que Hostel no tiene punto de equilibrio:
La gente puede amarla u odiarla, pero resulta imposible que pase inadvertida para alguien que la vea.
El mayor mérito de Hostel no pasa de la anécdota.
Se originó cuando Harry Knowles, famoso crítico de internet, de “Ain't It Cool”, le habló a Eli Roth, director y guionista, de una página asiática, en la que se ofrecían cacerías humanas.
Y es que a Hostel nos la vendieron como si estuviera “basada en hechos reales”
Bueno, es en parte cierto, pues el director y Quentin Tarantino, vieron una página de Tailandia, donde ofrecían unas “vacaciones de asesinatos” donde por el módico precio de $10.000, podrías matar a una persona, pegándole un tiro a la cabeza por ejemplo, eso fue lo que sirvió de inspiración para hacer Hostel.
No obstante, dicha página no pudo ser probada como verdadera o falsa.
El estreno de Hostel, vino acompañado de una fuerte oposición en Eslovaquia y, también, en La República Checa.
Los políticos eslovacos, mostraron su decepción con la manera en que es mostrado su país en Hostel, pues aparece como un país subdesarrollado, pobre e inculto, que sufre altos niveles de criminalidad, guerra, y prostitución, ya que temían que esa imagen “dañase la buena reputación de Eslovaquia” y los extranjeros pensaran que es un lugar peligroso para visitar.
La oficina de turismo de Eslovaquia, por su parte, invitó a Roth a un viaje con todos los gastos pagados, para mostrarle que el país no se componía de fábricas abandonadas, y niños que matasen por un chicle.
Tomáš Galbavý, miembro del Parlamento eslovaco, aseguró que se encontraba “ofendido por Hostel.
Creo que todos los eslovacos, también deben estarlo”
Si la visión de paraíso sexual, de drogas y alcohol que da Hostel de Europa es insultante, si la visión que da de los turistas de EEUU es insultante, si la visión que da de las mujeres es insultante, aún más insultante es la visión de Hostel en sí.
Por su parte, Roth dijo que Hostel no pretendía ser ofensiva, asegurando que “los estadounidenses ni siquiera saben que este país existe.
Hostel no es un trabajo geográfico, sino que pretende mostrar la ignorancia de los estadounidenses, con respecto al mundo que les rodea”
Roth ha repetido en muchas ocasiones que, a pesar de películas como “The Texas Chain Saw Massacre” (1974), la gente continúa yendo a Texas.
Hostel no tiene comedia, solo frialdad y miseria, en la que los niños aprenden a sobrevivir en un país tan decadente, y para ellos, la muerte es habitual, y la vida no vale nada, se dice que este tipo de actividades de torturas humanas, existe solo para gente muy adinerada como el mito del snuff.
¿Será verdad?
¿Será mentira?
Para mí si se ha imaginado, se ha hecho.
El hecho de que tanta sangre resulte esperpéntica, hace que los momentos escalofriantes se desplacen más hacia los elementos, digamos, cotidianos:
El hombre que debuta como torturador, y está temblando de excitación, el jefe de los torturadores comiendo una ensalada con las manos, el encadenado de la cercenación de un dedo del pie, con el de una chica cortándose las uñas...
Como ya he mencionado, son sus últimos minutos los que provocan un poco de ansiedad, así como gracia, pues nos les niego que algunas escenas sobrepasan el terror para instalarse en lo ridículo, creando secuencias que emanan un acto risorio, efecto secundado por una banda sonora que no remueve ningún órgano del cuerpo, no existe taquicardia, ni nerviosismo, no hay nada, Hostel se remite a escenas sexuales sin ningún rumbo, camino morboso que el cine de esta índole ha optado sin mucha dificultad.
Una insípida experiencia que no recomiendo al espectador que busque suspense y terror.
Ya sean estos tiempos, pues es más difícil sobresaltarse, sin embargo, sé que existe la terquedad, y muchos verán este filme, como yo lo he hecho.
Que si la visión de los estadounidenses de Europa, que si la visión de Europa de los estadounidenses, que si antisemitismo, que si una denuncia de la violencia y la pornografía... en fin, yo les desvelaré el auténtico mensaje de Hostel:
“Give me the Money”
Y es que más que asustar, Hostel describe una realidad humana, inserta en cada uno de nosotros:
La morbosidad, y  sobre todo, en lo que hombre está dispuesto hacer, con tal de satisfacer ese deseo de excitación, por el sufrimiento ajeno.
Quizás lo más curioso de Hostel, es que se intenta poner al estadounidense, como un ser humano más valioso que el resto.
Esa obsesión de EEUU por sentirse superior, es lo que más me aterró de Hostel.
Por otro lado, hay un problema con el cine de terror actual:
No da miedo.
Parece que se han ido acabando las ideas, y por eso, las películas acaban degenerando en un espectáculo gore, bastante desagradable.
Aunque en favor de este Hostel, he de decir que su propósito no era dar miedo, sino mostrar estas escenas que tanto gustan a los más morbosos.
Sin embargo, a pesar de que la idea central de la trama, el por qué sucede esto, y quién está detrás de todo, es bastante estimulante y novedosa, el cómo se llega hasta ello, es todo lo contrario, una historia muy irregular, unos cabos mal atados, un guión bastante simple, que en momentos parece escrito por adolescentes, y unos personajes retratados de tal forma que, en algunos momentos, parecen completamente idiotas, o he de decir, en muchos momentos.
Por eso, Hostel no es una película de la que salgamos con miedo de dormir durante la noche, sino con el increíble alivio de sabernos a salvo, al menos de momento, porque siendo honestos:
¿No caeríamos también nosotros con la carnada de las mujeres del Este, y su belleza por todos conocida?
No me atrevo a responder.
¿Qué película de terror no tiene sexo y desnudos?
Quizás sea que hay una asociación inconsciente entre sexo y muerte, que por ello aparecen juntos en los filmes de terror.
Y cuando llega el gore, es abundante y fuerte, pero tampoco es la tortura porno que muchos alegan.
Como curiosidades podemos decir:
Cuando le cortan los tendones a Josh, los gritos que da son reales; pues el muy hábil se piso el pie con la pata de una silla, y casi se lo arranca.
Uno de los detalles más llamativos, es que no vemos matar a nadie por parte de los asesinos, o bien están torturando, o bien la víctima está muerta.
Y en cambio vemos al “inocente” matar a unos cuantos “malos” de forma explícita.
En la escena final, Paxton sigue a los baños, al tipo que se sentía doctor, este aparece sentado en el inodoro, hasta que Paxton desliza la tarjeta, cortándole los dedos, y entrando y metiéndole la cara en el retrete, queriéndolo ahogarlo, y después azotándolo contra la pared.
¿No se les hace que el inodoro tiene demasiada agua como para que cubra toda la cabeza del individuo?
¿Si bien sabemos que estos no tienen tanta, a menos de que estuviesen tapados, aparte si estuviese lleno, el inodoro no sería muy anti-higiénico sentarse en uno lleno a defecar?
La escena al final del soplete, al que se le queda a Kana (Jennifer Lim) el ojo colgando, eso en la realidad, esa persona ya hubiese muerto de un shock, un soplete esta a una temperatura tan alta, que en ese caso, cualquier persona hubiese muerto ya, el ojo como que se hubiese derretido, y el nervio óptico, no da tanto de sí, y el fluido amarillo que sale, hace que pierda credibilidad.
Y el supuesto superviviente, para más inri, se lo corta!!!!
¿La china no estaría ya muerta?
¿Quién puede aguantar tanto?
Como es posible que Kana, todo ese tiempo no se haya dado cuenta de que le faltaba el ojo, además no se debió de haber desmayado, o por lo menos muerto del dolor, cómo es posible que le saquen un ojo a alguien y siga vivo, y no la vean con tanta multitud de gente que pasaba a esperar el tren, ni siquiera nadie se le acerco a decirle nada al grupo…
Y de un pronto a otro, dejó de gritar y llorar…
¿Por qué esa insistencia de Paxton, en recuperar las falanges delante del carnicero?
¿Por qué volver a salvar a Kana?
Todo esto cuando de hecho ni sabía que era ella, sólo eran unos gritos más dentro de un edificio abandonado, del que acabas de conseguir escapar milagrosamente, donde están torturando a quizás más de una decena de personas simultáneamente.
¿Por qué una vez fuera de peligro, y después de haber huido de la mayor pesadilla de tu vida, insistir en ir tras el cirujano frustrado?
Eso sí, la brillantez del segmento central de Hostel, en donde el director da rienda suelta a sus instintos más saludablemente sádicos, radica en su adecuada puesta en escena, que se recrea en la descripción de los ambientes herrumbrosos y terribles, el naturalismo extremo de las secuencias de tortura, y algunas salidas de tono visuales, como los impactantes planos subjetivos de las víctimas cubiertas por los pasamontañas, que perturban por su carácter oscuro y pavoroso.
Falto de aire y luz, este segmento supone uno de los más rotundos triunfos del cine de horror extremo de los últimos años, una corriente que escenifica sin pudor, la filosofía heredada de la obra del Marqués de Sade, un turbio retrato de la perversión, donde el mal se hace dueño absoluto de las pulsiones humanas, y donde la razón se retira ante el avance de las zonas más grotescas de nuestra naturaleza.
Otro ingrediente que me parece destacable, es el sentimiento de venganza:
El espectador la desea, y encuentra satisfacción cuando la víctima, Paxton, se convierte en verdugo.
Y por otro lado también nos queda aquello de:
“Quien la busca, la encuentra” y el dicho de “a hierro matas, y a hierro mueres” adquiere carta de naturaleza en Hostel.
“You fucking whore.
You fucking bitch!”
¿Cuántas veces oímos en la televisión, que unos jóvenes queman vivos y torturan a los vagabundos?
¿Cuántas veces hemos oído historias de gente secuestrada, que aparece brutalmente asesinada?
Y aquí está el resultado de eso que no nos atrevemos a pensar, la involución del ser humano, los verdaderos monstruos que existen en el mundo:
Esa gente que disfruta del dolor ajeno.
Con una ambigüedad turbadora, Hostel expone el lado más oscuro del ser humano, capaz de cometer las mayores atrocidades.
El hombre como ser superior, con derecho a actuar de manera ilícita sin ninguna justificación, el sadismo más extremo como forma de ocio.
La venganza como puerta a los actos ilícitos, y al sadismo con justificación.
El morbo enfermizo que mora en todos, el que hace que todos los pasajeros de un autobús se asome por las ventanas de uno de sus lados, para poder ver con todo lujo de detalles, las consecuencias de un terrible accidente.
Si uno analiza en profundidad, Hostel carece de propósito, pero la mayoría de los filmes de terror hacen lo mismo, y es por su propia naturaleza.
En sí, el cine de horror tiene una finalidad meramente pasatista, la de absorber al espectador con lo que ve en pantalla.
En un segundo lugar está, el incorporar ese horror al espectador, para que tenga pesadillas con ello, pero ello ocurre en contadas ocasiones, en la mayoría de los clásicos, y eso funciona porque se viven situaciones cercanas a lo real, o al espectador mismo.
En sí, la travesía del trío de muchachos acerca a Roth a ese objetivo, esos viajes estudiantiles de parranda, destinados a probar lo prohibido, y meterse en lugares en donde uno nunca se metería; pero después, Hostel toma cierta distancia, posiblemente por las intrincadas vueltas que da sobre el final, y como para ofrecer algún tipo de clímax que sea satisfactorio para la audiencia.
Es en ese momento, en que Hostel pierde su grado de realismo, y se acerca al cliché hollywoodense, con la víctima tomando revancha de sus opresores.
Hostel acaba convirtiéndose en una atípica, aunque algo decepcionante, película de horror, debido a que contiene en su seno, 2 formas de enfocar el género de terror, completamente antagónicas:
La primera de ellas, encara el género de terror desde una perspectiva valiente y admirable:
Mostrar la crudeza en su estado más extremo y perturbador, sin cortapisas morales ni cobardías formales.
La segunda, por desgracia, se decanta por la ironía de brocha gorda, la necesidad de esclavizar el desarrollo narrativo a los imperativos de los géneros populares, y por repetir todos los clichés del cine de consumo juvenil.

“I get a lot of money for you, and that makes you my bitch”



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