Bilitis

“Pour moi et pour vous”
(Para mí y para ti)

Pierre Louÿs, fue un escritor y poeta francés; famoso por escribir textos eróticos; y en sus obras exalta el amor de ambas, tanto por hombres como por mujeres, de manera que ningún sexo es verdaderamente homosexual.
De todos es conocido el gusto que por lo muchachos jóvenes tenía Sócrates…
No era el suyo un caso aislado, sino habitual entre los griegos.
No se trata pues de homosexualidad, sino de las costumbres desinhibidas de los griegos clásicos, ajenos aún al concepto de pecado impuesto por el judaísmo, y transmitido más tarde al cristianismo.
Louÿs publica en 1894, una colección erótica de 143 canciones titulada:
“Les Chansons de Bilitis”, esta vez con temas lésbicos fuertes, dividiéndola en 3 secciones, cada una representativa de una fase de la vida de Bilitis:
Bucólicas en Pamphylia, Elegías en Mytilene, y Epigramas en la isla de Chipre.
Dedicados a ella, también una biografía breve de Bilitis, y 3 Epitafios en La Tumba de Bilitis.
La obra alcanza gran renombre, porque Louÿs los publica como si fuera la obra de un cortesano de la Grecia antigua y contemporáneo de Safo; y Bilitis que habría vivido en la isla de Lesbos, en el Siglo VI a.C., que Louÿs sólo tradujo.
Según la obra, Bilitis escribía poemas sensuales y apasionados en los que hablaba fundamentalmente de amor entre mujeres.
Y no es baladí que Pierre Louÿs era un apasionado de todo lo que tenía que ver con la Grecia clásica, y conocía a fondo la cultura, y la poesía griega.
Quienes han analizado el estilo de las poesías contenidas en el libro, dicen que reproducen con una gran verosimilitud el estilo de la poesía griega del siglo VI antes de Cristo; y conjuga Louÿs en ella, sus 2 grandes pasiones:
Grecia y la poesía erótica; desplegando toda su erudición y su conocimiento de los textos poéticos; siendo el amor por la lengua, con un estilo sencillo, permite desplegar una gran fuerza al servicio de la sensualidad y del amor sáfico.
Su estilo es refinado y elegante, describiendo los sentimientos y el deseo con una inocencia que excluye cualquier rastro de pecado o culpa.
Uno de los valores fundamentales de la obra, está en haber convertido en un juego, las relaciones amorosas y lésbicas.
Los propios poemas, son una mezcla de lánguida sensualidad, y un estilo muy acabado a la manera parnasiana, aunque hay cierto subtexto galo del que Louÿs no pudo desprenderse del todo.
En el prefacio, Louÿs traza la biografía de la poeta griega en 3 etapas de su vida:
Los amores de la pasión adolescente, la madurez vital, y el descubrimiento del amor lésbico; y su existencia como cortesana que soporta la decadencia de la edad.
El conjunto de poemas en prosa que conforma el texto principal, tiene su eje central en la vida amorosa de la poeta, y se lee como una novela biográfica, con un alto componente erótico.
Así, Bilitis describe sus encuentros amorosos con detalle, y con un alto grado de erotismo que nunca llega a acercarse a la pornografía.
La obra va precedida de una “vida de Bilitis”, narrada por el traductor, y siguen varias páginas de notas.
Louÿs afirmaba, que un arqueólogo alemán, Herr G. Heim, había encontrado los poemas en las paredes de una tumba en Chipre; por lo que para conseguir una mayor apariencia de autenticidad, añadió la referencia de “no traducido” a algunos de los poemas.
Sin embargo, en un primer momento, cuando la obra se publicó, parte de la crítica creyó en la existencia de la poetisa; pero más tarde se descubrió que el autor de los poemas, era el propio Pierre Louÿs.
Esto no desmereció el prestigio, pues es elogiada como fuente de elegante sensualidad y estilo refinado, incluso más extraordinario por la representación compasiva del autor, y la mujer en general, de la sexualidad lesbiana.
Al igual que sucede con la mayor parte de sus obras, Pierre Louÿs completó “Las Canciones de Bilitis” con otros poemas en prosa del mismo tipo, pero en los que se acentuaba el aspecto erótico.
Estas canciones secretas de Bilitis, sólo se publicaron después de la muerte del autor.
Las ilustraciones más famosas para las canciones de Bilitis, han sido hechas por Willy Pogany, en estilo art decó, para una publicación de distribución privada de Macy-Masius, New York, en 1926.
El autor, divorciado de la hija menor de José María de Heredia, se retiró en  1914 a la aldea de Boulainvilliers, donde se dedicó a la meditación, y continuó escribiendo poemas hasta su muerte, ocurrida en 1925.
“Cela pourrait être quelqu'un que j'aime”
(Podría ser alguien que amo)
Bilitis es una película erótica francesa, del año 1977, dirigida por David Hamilton.
Protagonizada por Patti D'Arbanville, Bernard Giraudeau, Mona Kristensen, Mathieu Carrière, Gilles Kohler, Irka Bochenko, Jacqueline Fontaine, Marie-Thérèse Caumont, Germaine Delbat, entre otros.
El guión es de Catherine Breillat, Robert Boussinot y Jacques Nahum, sobre la novela de Pierre Louÿs.
El director, David Hamilton, es un prestigioso fotógrafo que dedicó gran parte de su carrera a un tipo de fotografía sensual, erótica, calmada y luminosa.
Y en Bilitis lleva su estilo al cine, contando una historia sobre unas adolescentes que descubren la sexualidad durante un verano en la playa.
El despertar sexual de la protagonista llamada Bilitis (Patti D'Arbanville), es lo que David Hamilton ha querido retratar en esta erótica película sobre una adolescente que se adentra en el sexo durante unas vacaciones de verano en 1930; cuando se hospeda con Melissa (Mona Kristensen) y Pierre (Gilles Kohler), una pareja casada, cuyo matrimonio se encuentra en crisis.
Pronto se sentirá atraída por la mujer, pero sabe que será imposible conseguir tener algo con ella; por eso Bilitis decide buscar un sustito:
Lucas (Bernard Giraudeau), un joven de la zona, para saciar su libido.
Bilitis es una película de muy buen gusto, muy sutil, aunque con muchos desnudos.
La mejor parte es la visión de una jovencita que va descubriendo el erotismo de su cuerpo, mediante una mujer madura.
La película no es gran cosa, pero es cita obligada para cualquier cinéfilo que se precie por la estética y la banda sonora.
“Vous ne savez pas ce que vous voulez”
(No sabes lo que quieres)
David Hamilton, es un fotógrafo inglés autodidacta, famoso desde la década de los 1970, por sus series de retratos de mujeres adolescentes desnudas, o semidesnudas.
Posee un estilo característico en el que suelen predominar los colores suaves, atmósferas difuminadas y el grano grueso, que acabó llamándose “hamiltoniano”; y creo un tipo muy definido de modelo que inicia la adolescencia, hacia los 11 años, o fuera plena adolescente, o hubiera salido ya de la adolescencia; su modelo debía transmitir perfección, elegancia innata, naturalidad, inocencia, y sutil erotismo.
El talento de David Hamilton, consiste pues en su habilidad para sorprender a las jóvenes, exactamente en el momento en que descubren la mejor parte de su erotismo ingenuo.
Esto lo llevó a escoger casi invariablemente un tipo de joven.
El artista recurre siempre, al mismo tipo de muchacha escandinava que conserva intacta, durante mucho más tiempo, esta etapa fugaz de la existencia, por lo que se mantuvo alejado de las agencias de modelos, y evadió muchas veces las sugeridas de amigos o padres para la realización de sus proyectos; y entre esos:
Bilitis.
La película nos narra la historia de una adolescente llamada Bilitis, que tiene su despertar sexual durante las vacaciones de verano.
Ella, ya tuvo su primera relación con Helen (Catherine Leprince), una compañera, pero, es pretendida por el fotógrafo Lucas, muy probablemente el alter ego del realizador.
Durante las vacaciones, ella se va a vivir a casa de su amiga Melissa y su esposo; pero ella contempla el mal trato de su esposo hacia Melissa, y quiere ayudarla.
Al mismo tiempo, Lucas sigue pretendiendo a Bilitis, a pesar que ella lo rechaza.
Y con el transcurrir de los días, Bilitis llega a sentirse atraída por Melissa, y una noche, ellas llegan a tener relaciones...
Pero después, Melissa le pide que no se repita lo de esa noche, y entonces, Bilitis decide buscarle un marido adecuado para ella.
Al final, Melissa elije a la persona adecuada.
Bilitis es una película de ritmo lento, quizás, monótono para muchos, que uno tiene que apreciarla con el alma abierta, y sin prejuicios de ninguna clase.
Creo que la característica más evidente, es que los devaneos se desarrollan para deleite y/o desesperación de los personajes masculinos, y el espectador, pensado igualmente como heterosexual y masculino.
Y muy curiosamente, casi todos los libros sobre cine gay, Bilitis aparecía denostada, como una película intrascendente, y ridículamente voyerista.
Y no muy alejada de la verdad.
El lesbianismo que hay en Bilitis, se observa desde un punto de vista muy lejano, y da la impresión de que el director no tiene mucha idea siquiera de cómo iba eso, tampoco las actrices…
Por otra parte, la relación entre personajes masculinos/femeninos es de puro deseo, y en ocasiones, desagradablemente violento, o rayando el exhibicionismo.
Tampoco se entendió, qué o a quién se suponía que quería Bilitis, ni ninguno de ellos, o tal vez, ella era una ninfa a modo de Cupido cuyo mundo es la soledad, y eso se logra apreciar con la escena final.
Del reparto, la actriz Patricia D'Arbanville, se nota que no es una adolescente despertando a su ser mujer, pero sí que lo interpreta bastante bien.
Celebración de la niña-mujer y su belleza a un tiempo efímera y eterna, con su retrato, no puede evitar quedarse en la idealización sin pasar jamás a los matices psicológicos:
Una feminidad añorada y capturada por la prodigiosa fotografía del director David Hamilton, quien acaso no tiene más intenciones que las mostradas.
De todas maneras, y pese a la encantadora actuación de D’Arbanville, la pubertad intocable y sáfica, aunque no existe mayor relación con “Les Chansons de Bilitis”, de Pierre Louÿs, solo el nombre, de la protagonista permanece abocetada en apuntes que son frustrantes por lo que parecen prometer; quizá un montaje más ceñido a las virtudes estéticas de Hamilton, habría resultado en una película adecuadamente breve, con menos relleno, con una trama más extraordinaria que la que sigue a una niña excepcional en sus vacaciones en casa de una ex pupila de su internado.
Pero el metraje (in)suficiente está ahí como prueba de una poética/erótica visual sugerente como pocas, hecha de luz y color evocadores, ese estilo “soft-focus” único de su artífice, y por qué no, de esas pasionales notas del pentagrama con que Francis Lai redondea el delicado, exquisito carácter impresionista del conjunto.
Del resto del reparto, Mona Kristensen está como perdida en todo el metraje, sin saber por qué continua con un hombre que no ama, si ella es la que tiene el dinero.
Y del reparto masculino:
Bernard Giraudeau como Lucas, cumple el papel de ser el objeto sexual de las mujeres; mientras la belleza de Gilles Kohler como el esposo de Melissa, es el hombre macho violento; y finalmente, el delicado Mathieu Carrière como Nikias, en plan aristocrático o gansteril, hasta ambiguo, pues da a entender que también anda detrás de Lucas, cueste lo que cueste.
De las escenas, destaca la del baño del grupo de muchachas adolescentes en plena naturaleza, con sus cuerpos primaverales desnudos, y comparándose unas con otras, quienes tienen los pechos más desarrollados...
Las escenas no son vistas con morbo ni escándalo, sino al contrario, son utilizadas con mucha sutileza, como si uno estuviera contemplando una pintura.
Se podría hablar de muchos encuadres con una iluminación con filtro o halo muy cuidado, que da la impresión de siglos pasados, añejos, lavados, y elegantes, casi fantasmagóricos.
Y el final, más que la propia Bilitis, el espectador marcado por la inocencia, en esa distante presencia del género opuesto en su preciso estallido constante y fugitivo, echa de menos las sombras que se entrecruzan en los espacios idílicos de un escenario ya, y para siempre vacío.
Lo mejor de Bilitis es sin duda la música y la estética de las escenas de amor.
Son pinturas.
“Je crains que votre photographe a traversé tout ce mal pour rien”
(Me temo que su fotógrafo pasó por todo este problema para nada)
Como influencia de “Les Chansons de Bilitis” de Pierre Louÿs, algunos de los poemas como:
“La Flûte de Pan”, “La Chevelure” y “Le Tombeau des Naïades”, fueron adaptados como canciones para voz y piano; y en 1897, su amigo íntimo, Claude Debussy, compone una adaptación musical.
Ya en el terreno contemporáneo, el grupo “Daughters Of Bilitis” (DOB) era considerado como la primera asociación defensora de los derechos de las lesbianas en Estados Unidos.
El término “Daughters”, buscaba evocar la similitud con otras organizaciones de “hermanas”, como:
Daughters Of The American Revolution, Daughters Of The Republic Of Texas, y United Daughters Of The Confederacy.
Y el otro término “Bilitis” fue usado por el nombre dado a una lesbiana ficticia contemporánea de Safo, creada por el poeta francés Pierre Louÿs, en su obra “Les Chansons de Bilitis”
Así las cosas, el grupo se formó en 1955 en San Francisco, California; y fue concebido como una alternativa social a los bares de lesbianas, que eran ilegales, y por tanto sujetos a asaltos y acoso policiales.
Las fundadoras afirman que no conocían la existencia de las organizaciones homófilas masculinas, como la Mattachine Society, cuando establecieron la organización en 1955.
DOB mantuvo su influencia en las décadas de 1950 y 1960, pero se disolvió debido a tensiones internas en la década de 1970.
Sus miembros se enfrentaron a raíz de la necesidad de apoyar el movimiento gay, o el feminismo.
Uno de los capítulos locales de DOB, todavía sobrevivía en Cambridge en 1992.

“Nous nous comportons toujours comme dames!”
(¡Siempre nos comportamos como damas!)



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