Coraline

“Oh.
My.
God”

Decía el escritor británico, Gilbert Keith Chesterton, que “los cuentos de hadas superan la realidad, no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos”
Universos paralelos, es el nombre de una hipótesis física, en la que entran en juego la existencia de varios universos o realidades relativamente independientes.
Esta temática es muy frecuente en la ficción.
Si bien es la ciencia ficción la que más se ha destacado, también se utiliza en el género del terror en escritores como H.P. Lovecraft y Brian Lumley, por ejemplo; o en la fantasía como C.S. Lewis, e incluso en el drama histórico con Harry Turtledove, y Vladimir Nabokov, entre otros.
En algunos casos, un universo paralelo es similar al nuestro, pero con eventos históricos diferentes.
En cambio, en otros casos, frecuentemente en historias de horror, el otro universo es un lugar sombrío e infernal, repleto de formas de vida monstruosas.
Por su parte, Neil Richard Gaiman, es un autor inglés de origen judío, de historietas y escritor de fantasía, que de niño cultivó una gran afición a la lectura, tanto de libros de G.K. Chesterton, C.S. Lewis, y J.R.R. Tolkien, como de comics.
“Coraline and The Secret Door” es una de sus novelas más famosas, que mezcla los géneros fantástico y de terror, publicada en 2002 y que ha sido comparada desde entonces con “Alice's Adventures In Wonderland” (1865) del escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll.
Según parece, el libro de Gaiman iba a llamarse “Caroline”, pero cambió de título por un error de tecleado que el autor no quiso corregir.
La introducción, se centra sobre todo en conocer a Coraline, cómo es su vida, cómo son sus padres y vecinos, y cómo encontró la puerta hacia el mundo paralelo.
El nudo es toda la acción que sucede desde que ella encuentra la puerta, hasta que logra escapar de su “otra madre”
En ella, la acción principal es encontrar a sus padres, pero ocurre una acción secundaria, que es encontrar el alma de los niños que encuentra en el armario donde la encierra en cierta ocasión su “otra madre”
En el desenlace, sucede la acción final:
Ha salvado a sus padres y a sus amigos, los niños.
Ha cerrado la puerta al otro mundo, y se ha librado de su otra madre... o casi, porque su mano logró pasar a su mundo, y busca desesperadamente la llave para poder volver.
En esta acción final, se ve como emplea Coraline la inteligencia para deshacerse, por fin, de su otra madre.
Coraline Jones, es la protagonista, una niña que le gusta las aventuras, descubrir, explorar, y no estarse quieta.
Porque ella se aburre al no tener actividades que hacer, por no ser atendida por sus padres, ni tener a nadie con quien jugar, y se frustra porque las personas de su alrededor, confunden su nombre con “Caroline”
A parte es curiosa, y como todas las personas curiosas, son hiperactivas y necesitan un estímulo constante con su alrededor.
La novela mezcla fantasía con un toque de inquietud dentro de un marco perfectamente posible y real, que hacen de este libro, un ejemplar muy recomendado tanto como lectura rápida, como un recurso didáctico para profundizar en él.
Para los lectores, es una obra que ha sido comparada con algunos de los cuentos del genio del terror Edgar Allan Poe, y con una novela por todos conocida, que es “Alice’s Adventures In Wonderland” (1865), aunque en esta ocasión tratado de una forma algo más siniestra, y por la similitud del viaje que realizan ambas protagonistas hacia el mundo paralelo.
El tema principal del libro, es por tanto la autosuperación desde la visión de un niño, o como se refería Neil Gaiman a su propia obra:
“Coraline es alguien en lucha contra las cosas malas.
Es lo que se le dice a los niños para que sean valientes, listos y puedan ganar”
Dicho de otro modo, “encara tus miedos y saldrás victorioso”
Coraline tiene sus propios miedos contra los que luchar, simbolizados en otra madre, un ser siniestro que la ofrece la tentación de tener todo lo que quiera pero bajo un precio.
Lo que nos lleva a otro tema a tratar:
¿Es bueno dar a los niños todo lo que quieren?
Esa es la lección que Neil Gaiman también quiere dar a los padres:
Por un lado, por Coraline enfrentarse sola a situaciones inesperadas por el amor de su familia; y por otro, por la no aceptación de conseguir nuestros deseos y metas de forma fácil, y menos a cualquier precio.
Aunque hay otros temas secundarios que pueden abordarse también, como es el amor de la familia, o saber apreciar lo que tenemos.
Hay mucha controversia sobre si “Coraline and The Secret Door” es un libro enfocado a niños, o a adolescentes.
El autor es lo bastante inteligente como para comprender que, aunque tenga toda la imaginación del mundo, y la documentación, es padre de 3 hijos; no puede meterse en la cabeza de una niña, y salir airoso del envite; por tanto opta por narrar el libro en una tercera persona afectuosa, pero no demasiado intrusiva con la psicología de su protagonista.
De esta forma, ocurre que Gaiman describe las acciones y los sentimientos de Coraline, pero no se atreve nunca a ponerle enunciado a sus pensamientos.
Hay una sabia distancia entre el narrador y lo narrado, entre el adulto que escribe, y los niños que leen.
Si es un libro de terror para niños; hace más arriesgada la apuesta de Gaiman con su propia pericia.
Dice el autor, que es la obra de cuantas ha escrito en cualquier medio, de la que está más orgulloso; y se entiende porque no sobra ni falta nada, porque tiene las páginas justas que demandan la historia; porque es muy difícil pretender escribir terror para niños y ser efectivo; y Gaiman lo consigue.
Siempre había un punto de humanidad, aun cuando se estuviese desarrollando una situación espeluznante; y es una de las características de estilo de Gaiman como autor.
“Coraline and The Secret Door” es un libro muy inglés, en cuanto a referencias, personajes y atmósfera; y funciona en cierta forma, como reverso tenebroso de “Alice’s Adventures In Wonderland” (1865)
La excusa argumental, da a Gaiman la oportunidad de demostrar sus aptitudes para crear un universo irreal, regido por una lógica interna fácilmente asumible por el lector; un mundo de magia en estado puro, aunque beba de fuentes mitológicas inglesas difíciles de rastrear, pero reconocibles en otros contemporáneos que han cultivado el género “infantil-siniestro”
“Hm.
It's not real scientific, but I heard an ordinary name like Caroline can lead people to have ordinary expectations about a person”
Coraline es una película de animación del año 2009, dirigida por Henry Selick.
Protagonizada por Dakota Fanning, Teri Hatcher, Jennifer Saunders, Dawn French, John Hodgman, Ian McShane, entre otros.
El guión está basado en la novela de Neil Gaiman “Coraline and The Secret Door” publicada en 2002; y además de la película, la obra del autor británico ya había sido objeto de un cortometraje realizado por 3 cineastas italianos, así como de diversas representaciones teatrales.
Para escribir la novela, Neil Gaiman se inspiró en su propia infancia y recuerdos.
Cuando era un niño, Gaiman vivía con sus padres en una vieja casa donde había una puerta que daba a un triste muro de ladrillo.
El pequeño estaba tan convencido, de que tras ella se escondía un secreto y, ya de mayor, se dio el gusto de hacer su sueño realidad a través de los ojos de “Coraline and The Secret Door”
Mientras que Henry Selick le mueve un indudable interés por el mundo de la infancia y la imaginación desbordante asociada a ese período de la vida del ser humano, así como la fascinación por crear unos mundos paralelos más apetecibles, según se mire, a la realidad que nos rodea.
Coraline es la primera película en ser producida por los estudios de animación Laika; y es la primera película “stop-motion” rodada en 3D, y estuvo nominada al Oscar como mejor película de animación.
La acción sigue a Coraline Jones (Dakota Fanning), una niña de 11 años llena de vida, de curiosidad, y mucho más aventurera de lo que haría suponer su edad; que acaba de trasladarse con sus padres Charlie (John Hodgman) y Mel Jones (Teri Hatcher) de Michigan a Oregon; y echa de menos a sus amigos, y al ver que sus padres están desbordados por el trabajo, decide encontrar alguna distracción en el vecindario.
Wybourne “Wybie” Lovat (Robert Bailey, Jr.), es un chico de su edad que vive en el barrio, quiere ser su amigo, pero ella le considera un pesado.
Así que visita a sus vecinas, 2 excéntricas actrices inglesas llamadas Miss April Spink (Jennifer Saunders) y Miss Miriam Forcible (Dawn French), y al aún más extravagante, Sergei Alexander Bobinsky (Ian McShane)
Después de estas experiencias, Coraline empieza a dudar seriamente de si su nuevo hogar le ofrecerá alguna diversión...
Pero se equivoca al descubrir una puerta secreta dentro de su casa.
Basta con cruzar el umbral de la puerta, y recorrer un lúgubre pasillo para entrar en otra versión de su vida.
Aparentemente, esta realidad paralela es parecida a su vida, pero “mejorada”
Los adultos, entre los que se encuentra una amabilísima “Otra Madre”, parecen mucho más cariñosos; incluso el misterioso gato es más simpático.
Por lo que Coraline empieza a pensar que pertenece a ese “Otro Mundo”; pero cuando la asombrosa y fantástica visita empieza a hacerse peligrosa, y la Otra Madre planea retenerla para siempre, Coraline deberá recurrir a toda su inventiva, determinación y valentía para regresar a casa, y salvar a su familia.
Una película con muchos mensajes sobre la niñez, la familia, lo nuevo y diferente, los sueños y los deseos, sobre cómo enfrentar los miedos, y lo que significa crecer.
“You know, you could stay forever, if you want to.
There's one tiny thing we have to do first...”
Henry Selick, la otra gran mente detrás de “The Nightmare Before Christmas” (1993), dirigía otro cuento de terror para los más pequeños; la adaptación del libro de Neil Gaiman que nos cuenta el viaje de autodescubrimiento de una joven desmotivada con su vida, que encuentra un mundo en el que todo es más perfecto que en su vida real.
Sin embargo, con el paso del tiempo, este idílico paraíso empezará a mostrarle su verdadero y aterrador rostro.
En un derroche de imaginación a la altura de la obra en la que se basa, Coraline supo conciliar lo tenebroso, lo sombrío y lo aterrador, con momentos de ternura y cariño familiar.
Estamos hablando de cine de animación, en los que los más adultos van a pasar miedo; y los niños podrán palpar uno de los ingredientes del cuento tradicional que se ha ido perdiendo a medida que esas historias y sus adaptaciones cinematográficas lo perdían:
El matiz espeluznante.
Al igual que en su película producida por Tim Burton, Selick vuelve a emplear con exquisitez el “stop motion” para dar vida a sus animaciones en un escenario gótico y fantástico, destacándose el esfuerzo en su cuidadoso aspecto visual aunque resulte derivado de los anteriores proyectos de su autor, y de las referencias literarias como la obra cumbre de Lewis Carroll y sus Alicias, como de Frank Baum y “The Wizard Of Oz”, o del Dr. Seuss y “The 5,000 Fingers of Dr. T.” (1953), incluso de “The Blue Bird” (1905) de Maurice Maeterlinck.
La base de dimensiones paralelas con personajes excéntricos secundarios, momentos musicales, contrastes de mundos con tonos fríos-cálidos, ambientes deslucidos-coloristas… y propósitos iniciáticos-educativos.
Sin embargo, existe creatividad en su estética y los temas se fijan sin desviaciones, como la desatención de los padres a sus hijos, egocentrismo, apariencia-realidad, incapacidad para conseguir todos los deseos y caprichos, valoración de lo que uno es y lo que tiene… por lo que Selick nos introduce en la vida de la joven Coraline a través de una narración sobre la infancia, sus temores y sus anhelos en la que Selick juega con la historia de aprendizaje de una adolescente y el relato de hadas/de terror, para crear una película oscura y lumínica a partes iguales.
Así construye 2 mundos para la joven, uno real y otro fantástico que se complementan, reflejo el segundo del primero, y producto de los deseos y las necesidades de una joven que no solo no se siente parte del mundo en el que vive, sino que incluso anhela alejarse de él cuanto antes.
Claro que los sueños, en ocasiones, pueden convertirse en pesadillas...
Y así, Selick introducirá a Coraline, y con ella al espectador, en una espiral de fantasía de una gran potencia visual, en la que resuenan los ecos de Lewis Carroll y Kafka al mismo tiempo en unas imágenes de una calidad magnífica.
De hecho, Coraline se inspiró en el estilo francés para los escenarios, y en la moda de París para el vestuario de algunos personajes:
Coraline Jones es la protagonista; una niña rígida, fuerte de carácter y clara al hablar, y se autonombra “Exploradora de 12 años” que se muda a una casa compartida por otras personas llamada “El Palacio Rosa”, junto con sus padres.
Conoce a personas fuera de lo común que nunca la entienden, y siempre confunden su nombre con “Caroline”
En sí, Coraline es algo apartada debido a que sus padres siempre están ocupados como para prestarle atención, aparte de ser aventurera, es una niña de muchas energías, donde siempre quiere lograr que sus padres la entiendan, aunque sin resultado alguno.
Según los diseñadores de Coraline, era un gran error hacer personajes que tuvieran demasiada similitud con lo real, por lo que la anatomía de Coraline es exagerada, más que todo en la cabeza y su cabello azul, la que la diferencia al instante de muchos otros personajes.
Mel Jones es la madre ocupada de Coraline, donde se encuentra escribiendo un catálogo de plantas.
Su esposo se dirige a ella como “La Patrona”, y dice estar demasiado ocupada como para darle a Coraline la atención que necesita.
Ella prefiere no estar al aire libre, ya que odia la suciedad y la tierra.
Es educada, pero no tiene buen humor; y odia que su esposo eructe.
Además es “La Beldam/La bruja/La Otra Madre”, una criatura de origen desconocido, y principal antagonista de la historia que vive en un mundo paralelo al de Coraline, cruzando por una pequeña puerta en La Sala de Estar, llamado El Otro Mundo”; y ella se gana el amor de Coraline dándole cosas en un mundo donde todo es a su gusto.
Su verdadera forma, da una figura que tiene similitud a una araña, con una cara huesuda, manos hechas por agujas, y camina sobre 4 patas afiladas.
Ha secuestrado niños a través del tiempo para comer su vitalidad, por lo que siempre secuestra niños que son hiperactivos, por lo menos para sus padres.
Ella es capaz de transformarse, como lo hace al tomar la forma exacta de la madre de Coraline cuando ella busca a sus padres, y conforme se debilita, adopta su verdadera forma arácnida.
Charles “Charlie” Jones es el padre de Coraline, quien está igualmente ocupado debido a que también trabaja en el catálogo.
Cocina horrible, tan horrible que Coraline dice que la va a envenenar…
Le presta un poco más de atención a la niña que la madre, pero casi nada.
Le gusta la jardinería igual que a Coraline; y tiene un fuerte resfriado y sarpullido.
Él es “El Otro Padre”, una criatura hecha por “La Otra Madre” para engañar a Coraline.
Es un gran pianista debido a unas manos mecánicas que “lo manejan”, también canta, y al mismo tiempo es el esclavo de “La Otra Madre”, mostrando una actitud nerviosa y traumante.
Su verdadera forma es una patética criatura con cuerpo de calabaza, quien es designado para ser el primer obstáculo de Coraline, ya que le dio demasiada información.
Cuando revela toda la información de “La Otra Madre”, ella decide usar las manos mecánicas para obligarlo a manejar su Mantis-Robot que usaba para regar el jardín, con el objetivo de detener a Coraline.
Durante la prueba, no desea lastimar a Coraline, y en sus últimos momentos, logra liberarse de las manos que lo estaban obligando a atacar a la niña, y le entrega la esfera a Coraline, que era uno de los ojos de los niños, antes de que el puente se caiga, y de desaparecer ahogado en el agua.
El Gato, es un gato negro del mundo de Coraline, que puede desaparecer y aparecer en cualquier lugar, siendo capaz de hablar en “El Otro Mundo”, y es el principal guía y ayudante que tiene Coraline en ambos mundos para sobrevivir a las trampas de “La Otra Madre”
Es cuidado por Wybie, y según él, es un gato silvestre.
“La Otra Madre” le tiene un profundo odio, ya que él puede entrar y salir del “Otro Mundo” a su voluntad, debido a que “La Otra Madre” ha existido por cientos de años.
Puede que sea más que solo un gato, y da mucho gusto que al fin se reivindique el papel de los gatos en una película infantil; pues el tópico del gato sinónimo de maldad, y de lo contrario de la bondad de otras mascotas, ha tocado fondo, y aquí es casi el héroe, obligado, que acaba con la bruja malvada.
Wybie Lovat es un personaje que solo aparece en la película; como una solución a un problema estrictamente funcional:
Coraline necesita a alguien para no andar por ahí hablando sola…
Su nombre completo es “Wyborn Lovat”, y es nieto de la dueña del departamento en el que vive Coraline.
Es un chico excéntrico pero amable con las otras personas como Coraline.
Le gusta andar en su bicicleta, mientras lleva un casco con el dibujo de una calavera, y unos visores telescópicos.
Para Coraline, es un charlatán y un fastidioso, por lo cual se burla de él.
Su tía abuela, fue secuestrada por “La Otra Madre”, siendo su última víctima antes de Coraline.
El Señor Bobinsky, es un retirado gimnasta ruso, que vive en la planta superior del Palacio Rosa, y un vecino de los Jones.
Bobinsky vive de una exigente dieta a base de remolachas, y desea entrenar una banda de “Mushkas” como él les dice, que son ratones, y que aparentemente es capaz de comprender lo que dicen, y en el filme le cuentan lo que hay detrás de la puerta a Coraline, además de pronunciarle bien su nombre.
Para la mamá de Coraline, él es alcohólico.
April Spink y Miriam Forcible, son 2 famosas actrices inglesas retiradas.
La señorita Spink, es regordeta de pelo rosado, su particularidad es su gran trasero; mientras que Miriam es alta, y al parecer con cintura, pero su particularidad es su enorme busto.
Ambas viven en el sótano rodeadas de perros.
Son 2 ancianas lunáticas con una especial dedicación a los perros y a la adivinación, ejerciendo como el bálsamo cómico de la historia.
Ellas son de vital importancia, porque advierten a Coraline sobre los peligros que ella corre, mucho antes de que supiera lo que pasa en esa casa.
Luego, April rompe uno de los 3 “bowls”, el de 1921, que están llenos de confites viejos de Brighton, en cuyo interior está “el caramelo del ojo”, su piedra de visión; esto no es una “planchette de Ouija”, y se lo da como obsequio a Coraline, diciéndole que con este objeto será capaz de ver cosas malas, según April; o cosas extraviadas, según Miriam, en “El Otro Mundo”
Técnicamente, Coraline está realizado con la técnica de “stop motion”, muñecos que son fotografiados fotograma a fotograma en laboriosa y ardua tarea, para luego pasar los fotogramas a velocidad cinematográfica, dando lugar al movimiento.
Fueron más de 28 animadores quienes trabajaron en un momento dado, en ensayar y rodar las escenas, una producción de 90-100 segundos de animación a la semana.
Cada objeto en la pantalla, fue hecho específicamente para la película.
Las marionetas, tenían partes separadas, tanto superior como inferior, que podían ser canjeados en diferentes expresiones faciales.
De hecho, los personajes de Coraline potencialmente podrían exhibir más de 208.000 expresiones faciales.
Sin embargo, se añadieron algunos elementos a mano, en lugar de generarse por ordenador; por ejemplo, las llamas se hicieron con la animación tradicional y digital pintada; mientras la niebla era de hielo seco.
En general, participaron alrededor de 450 personas, que incluye 35 animadores y diseñadores digitales del Grupo de Diseño Digital (DDG), dirigidos por Dan Casey, y más de 250 técnicos y diseñadores.
Un miembro de Althea Crome, fue contratado específicamente para hacer los suéteres de punto y cruz en miniatura, y otra ropa para los personajes de marionetas, y es que a veces, las agujas de tejer eran tan delgadas como un cabello humano; y la ropa también debía simular el desgaste.
Explicado lo cual, no hay duda que técnicamente Coraline es absoluta y totalmente irreprochable.
A su vez, es una maravilla visual, heredera de todos los productos de animación de la factoría de Tim Burton, y no desmerece nada en absoluto de lo mejor que ha salido de ese entorno.
Lo que es más cuestionable, es que sea en 3D; pues en lo personal, la verdad es que es una técnica que no considero necesaria para contar esta historia.
La coherencia visual y narrativa, y por extensión, del propio trabajo como realizador de Henry Selick, queda de manifiesto en el plano que expresa el punto de vista subjetivo de la muñeca que emula maliciosamente la figura de Coraline, cuando la pequeña descubre la mágica puerta entre mundos:
Es un encuadre filmado desde un ángulo torcido de cámara, puesto que la muñeca reposa tirada en el suelo; sabremos con ello, que los ojos de la muñeca “ven”, y más tarde, que pertenecen a la malvada madre alternativa de Coraline, que está observando como su presa está a punto de caer en una trampa, al atravesar la puerta que la hará caer en sus garras.
Otro momento destacable, lo encontramos en la elipsis narrativa que enlaza visualmente un plano de Coraline tirando una piedra al fondo de un pozo, cayendo al instante las primeras gotas de lluvia que mojan el rostro de la pequeña, con otro que muestra a Coraline mirando al exterior, a través de una ventana de su casa, mientras unas gotas de lluvia se deslizan por el cristal, y dotan a la imagen de una indefinible tristeza.
La elipsis entre los 2 planos, viene posibilitada por el elemento visual del agua, y por un movimiento de cámara que acompaña la transformación visual del plano.
Así las cosas, Coraline es la áspera heroína abocada a escoger entre el gris mundo real de la desconexión, y el lúbrico esplendor de una fantasía perversa, absorbente y caníbal, que ha viajado de una novela brillante, a una película perfecta.
No se puede decir que Coraline sea una plena adaptación del libro de Neil Gaiman, sin embargo respeta el argumento, y varios elementos principales de la historia, quizá donde falla, es en el tenebrismo que suele utilizar el escritor británico; y para ello, veamos algunas diferencias entre el libro y la película:
Wybie, en el libro, solamente es mencionado como el niño que vivió en la casa antes que Coraline; y en la película es como un amigo sobre la base de la trama, teniendo una versión en el otro mundo, cuando en el libro la única ayuda que obtiene Coraline es la del gato.
En el libro no se habla de que “La Otra Madre” utilizase una muñeca para espiar a los niños; para esto usa a las ratas, y en la película incluso ella misma la fábrica a la imagen de cada niño que intenta acechar.
En el libro, Gaiman no decía que Mr. Bobinsky fuera tan escurridizo, tampoco lo llamó Mr. Bobinsky, sino Mr. Bobo.
En el libro el gato le dice a Coraline que no necesita un nombre porque sabe quién es realmente; y en la película esto no se menciona, de hecho, no tiene nombre.
En la película, “La Otra Madre” le arrebata la piedra a Coraline y la destruye lanzándola a la chimenea; en el libro, nunca le quita la piedra.
En el libro, el gato le dice a Coraline que hay múltiples entradas a ese mundo, asimismo el gato le dice a Coraline que las entradas al mundo verdadero por donde pasaba se aplastaron y agrietaron, por lo que queda atrapado en el mundo de “La Otra Madre”, acto seguido Coraline lo cuida al pasar por la puerta.
En la película el gato va y viene al otro mundo a su placer.
En el libro, la pintura del Salón es de un cuenco con frutas, y en “El Otro Mundo” son frutas podridas.
En la película, la pintura es de un niño al que se le ha caído su helado, y en “El Otro Mundo”, el niño está sonriente comiendo su helado.
En el libro dicen que los muebles de la sala habían sido heredados de la abuela de Coraline; en la película nunca se habla de la abuela de Coraline.
En el libro, querían coserle los botones a Coraline el primer día, ya que Coraline sólo viajó una vez al “Otro Mundo”
En el Libro el gato le dice a Coraline que “La Otra Madre” la quiere solamente para quererla, aunque le suena como a algo que se quiere comer.
En la película, el gato le dice que “El Otro Wybie” le dijo que ella corría peligro.
En el libro, la Otra Madre abre el espejo con una llave de plata para encerrar a Coraline; en la película sólo lo traspasa; y en el libro, “La Otra Madre” saca a Coraline del espejo, y la lleva a la cocina; mientras en la película, “El Otro Wybie” es quien saca a Coraline del espejo.
En el libro, Coraline pasa día y noche en “El Otro Mundo”; en la película, siempre es de noche.
En el libro, cuando Coraline está sola habla a la policía y dice que su “Otra Madre” secuestró a sus padres y el policía se burla; en la película, encuentra un muñeco de sus padres uno al lado del otro y ella lo deduce.
En el libro, se establece la trama en Inglaterra, mientras que en la película se desarrolla en Estados Unidos.
En la película, el jardín es la primera maravilla que encanta a Coraline; en el libro, no hay jardín, esta maravilla es reemplazada por su cuarto.
En la versión cinematográfica, se basaron más en las cualidades de una araña, pues “La Otra Madre” es una costurera experta, lo cual se demuestra mientras hace la muñeca, y cuando “El Otro Mundo” se deshace, pareciera que fuese hilo; en el libro lo único que ella cose son los botones.
En el libro, cuando Coraline cierra la puerta del corredor del “Otro Mundo”, “La Otra Madre” sólo la persigue; mientras en la película ella transforma la habitación en una telaraña gigante.
En el libro, “El Otro Padre” es encerrado por “La Otra Madre” en un sótano, y se vuelve como un gusano blanco enorme que, por órdenes de “La Otra Madre”, atrapará a Coraline; mientras en la película, el padre tiene una forma de calabaza podrida, con la misión de traerla a casa, y al perseguirla por el sendero de flores, le da una de las almas de los niños, y se ahoga en el lago del jardín.
En el libro, a Coraline le tomó días tirar la mano al pozo; mientras en la película lo hace esa misma noche.
En la película, cuando Coraline sueña y aparecen los niños fantasmas ya liberados, todos ellos tienen alas, y la escena trascurre en un espacio azul parecido al cielo; en el libro Coraline sueña que está en un campo de picnic con los tres niños, jugando con ellos comiendo y riéndose, y sólo una posee alas, los otros 2 caminan.
En la película, cuando los papás de Coraline vuelven del “Otro Mundo”, Coraline afirma que ella los liberó, y sus papás no quieren creerle; en el libro Coraline nunca les habla del otro mundo.
En el libro se dice que la puerta que va al “Otro Mundo” es de tamaño normal, de tamaño estándar; en la película es muy pequeña, lo suficiente para que pueda pasar una niña de su estatura y agachándose.
En el libro, cuando termina la historia, Mr. Bobo le ofrece un espectáculo de ratones a Coraline; mientras en la película termina en una fiesta de jardín que Coraline organizó con sus padres, para que todos los vecinos arreglaran el patio.
En la película, “La Otra Madre” se transforma en una versión más tétrica de la verdadera madre de Coraline cuando se enoja con ella; mientras en el libro es así desde su aparición, siendo todo una ilusión para Coraline.
En la película, la luna se va eclipsando con la sombra de un botón como contador del tiempo que le queda a Coraline para encontrar el alma de los niños; en el libro jamás se menciona este acontecimiento.
En el libro, lo que los niños le piden buscar a Coraline es su alma, y en la película, sus ojos.
Así las cosas, los créditos iniciales no podían ser más reveladores:
El modo en que esa muñeca de trapo es deshilvanada para ser de nuevo remendada, es absolutamente gore; por lo que empieza con unos atractivos títulos de crédito que visualizan la creación de una muñeca con unos rasgos físicos que, luego sabremos, pertenecen a la niña Coraline Jones.
Allí, Selick emplea planos detalle para ilustrar cada uno de los detalles de la muñeca, incluidos unos botones empleados como ojos de la misma.
Los botones, serán el motivo visual recurrente y obsesivo de la película, en alusión a un mundo deshumanizado y terrorífico, pues la mayor angustia para Coraline es que sus “otros padres” consigan sustituir sus ojos por unos botones a juego con los que ellos poseen, y que les proporcionan otra perspectiva muy distinta de la existencia.
Los créditos finalizan con un magnífico y misterioso plano de las extrañas zarpas que han creado a la muñeca Coraline, abren una ventana, y lanzan el objeto a las mismísimas e insondables profundidades de la noche…
Pero, en efecto, cuando el perverso ingenio de Gaiman toma las riendas, cuando “Coraline en el país de las maravillas” muta en “Pesadilla en Coraline Street”, el empalagoso algodón de azúcar se transforma en una indigesta telaraña atrapa sueños.
En unos pocos minutos de película, el espectador ya es consciente de que la pequeña Coraline vive en unos de esos hogares que aletargan los sentidos y los sueños, y con ellos, la propia vida.
Sus padres están más ausentes que presentes, pese a trabajar en casa; su forma atontada de hablar, sus movimientos torpes, o una cierta indiferencia hacia las actividades de su hija, delatan un contexto del que sería deseable poder escapar.
Por otra parte, Coraline no se corta con las referencias a conceptos tan oscuros como el abandono, el rapto o la mismísima muerte, creando imágenes con un más que apreciable poder para horrorizar; y maneja un terror infantil que puede resultar inofensivo, pero no hay que confiarse, porque es muy efectivo.
Coraline es tétrica con muchos elementos góticos y bastantes adeptos oscuros, bizarros y escalofriantes, sumémosle que está cargada de elementos sexuales recurrentes, y de sumisión del padre en la madre, de ahí las referencias arácnidas y de mantis religiosa; así como el evidente abandono presencial de los padres hacia los hijos, las labores cotidianas del día a día de los adultos, que desencadena en los infantes un déficit de atención, que los hace maquilar una realidad alterna en el que la protagonista, harta de que sus padres no le hagan caso, se encuentra en un mundo paralelo a unos papás perfectos, que juegan y hablan con ella.
Sin duda alguna, es un retrato perfecto de lo que ocurre diariamente en millones de hogares en el mundo.
Pero para este problema, otro mundo es la solución, y una pequeña puerta la entrada.
A partir de entonces, Selick vuelve a ser el director que acongojó a toda una generación con Jack y su pesadilla antes de navidad, y pervierte el dicho de “cría cuervos y te sacarán los ojos”
Esta vez, será la madre, “La Otra Madre”, quien se empeñe en sacar los ojos literalmente a su indisciplinada hija.
Y es que Coraline da un poco de miedo, la aventura de esa niña que cruza el espejo creyendo encontrar el paraíso en dragones sin ojos, y convenientemente disfrazados de bondad.
Para aquellos a los que tanto nos gusta buscar significados camuflados, Coraline nos advierte con una interesante moraleja, que podríamos resumir como “no es oro todo lo que reluce”
Aunque resulten irresistibles, hay puertas que es mejor no cruzar, y va más allá de la dicotomía del bien y el mal, y se enfoca en el aspecto del dar y recibir, así como del precio que se debe pagar por la “felicidad”, las dificultades por las cuales se tiene que pasar, y a la vez es lo que sazona a la vida:
Su misma complejidad al momento de vivirla.
Quedan las escenas de una congregación de perros que asisten a una descacharrante representación operística, protagonizada por 2 divas gordinflonas que establecen una lucha de egos femeninos en un curioso escenario, para luego desprenderse ambas de la piel que recubre sus opulentas figuras, literalmente como si de un traje se tratara, y dejar al descubierto unas esbeltas y atléticas siluetas femeninas que se lanzan el vacío al modo de un espectáculo circense; perros murciélago dormitando a racimos en el techo de una cueva; un divertido y surrealista circo de los ratones, oficiado por un peculiar maestro de pista; Wybie Lovat y su máscara-cámara cinematográfica, con la que se sumerge en la niebla para cazar enormes babosas con las que luego se fotografía en cómicas poses; y claro está, la bella Coraline en cada fotograma que aparece.
Por último, la banda sonora es un poco atípica, fuera de lo normal para lo que normalmente se estila, ya que está formada por un total de 32 movimientos entre temas cantados y partes instrumentales cortas y largas, utilizados como música incidental, o para llevar los motivos musicales; y cuenta con contribuciones vocales breves como en el caso de la actriz Teri Hatcher en los temas “Dreaming” y “Mechanical Lullaby”
También participan la Coral Infantil de Niza, la Orquesta Sinfónica de Budapest, y los músicos Hélène Breschand y Christophe Grindel, junto a un “track” nuevo de 28 segundos, interpretado por el dúo de rock alternativo, They Might Be Giants en el tema “Other Father Song”, promocionado únicamente para los EEUU.
“You probably think this world is a dream come true.
But you're wrong”
Qué peligrosa es la imaginación, a veces; y el anhelo de una realidad mejor y diferente a la que tenemos, ya que la rutina, la monotonía y los problemas de la vida, nos llevan a refugiarnos en un mundo idealizado, que aunque es más balsámico para nuestra mente, también es menos real y fiable, corriendo el peligro de desatender la realidad por completo, quedando atrapados en ese anhelo, esa idea, ese falso mundo agradable, pero sobre todo, esa oscura y tramposa realidad que es el abismo de nuestros deseos.
El idealismo es positivo, la ilusión por mejorar las cosas, la visión diferente y creativa del mundo que nos rodea, pero siempre sin desatender el ahora y el aquí.
Coraline nos plantea la cuestión de superarse sin sus padres, y busca también esa separación, y más el apoyo de los iguales.
La independencia empieza a cobrar mayor importancia con la entrada de la pre adolescencia, y es un valor a tratar aquí, el superar las barreras, los miedos, las adversidades, con el fin de madurar.
Además, sube su autoestima de cara a dificultades que se presenten en sus círculos sociales.
Luego está la aceptación de uno mismo, y de la vida que uno tiene.
Es infeliz aquel que desea algo que no puede tener, por lo que lógicamente, aprender a aceptar, hará que seamos más felices, y nos preocupemos menos por ciertas cosas.
Y es igualmente válido para lo tangible o material, que para todo lo demás, como la familia, que hay que quererla tal y como es.
La cuestión es saber llevar cada situación de la mejor manera posible; y se puede desear, pero sin legar a lo idílico o consiguiendo los deseos a cualquier precio.

“They say even the proudest spirit can be broken... with love”



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