Room at The Top

“You'll meet a different class of people”

En estos tiempos, en los que príncipes y princesas matrimonian con plebeyas y plebeyos, parece que las barreras sociales se han abolido.
Hoy y siempre, las diferencias sociales las impone el dinero, pero antes, además, existía un elemento de carácter estamental; y los estamentos eran bastante menos permeables que las clases, porque sólo se pertenece a ellos por nacimiento.
Tradicionalmente, los plebeyos enriquecidos/burgueses, han buscado un mayor prestigio social, tratando de emparentar con la aristocracia; y las posibilidades de ascenso social en una sociedad tan jerarquizada y endogámica, eran restringidas, y suponían talento, esfuerzo y, a veces, pocos escrúpulos.
Pero el método más fulgurante de llegar a la cumbre para un hombre de clase trabajadora, era el “braguetazo”
El término “Angry Young Men” traducido como “jóvenes iracundos” o “jóvenes airados”, fueron un grupo de escritores británicos de mediados del siglo XX; cuyas obras expresan la amargura de las clases bajas respecto al sistema sociopolítico imperante de su tiempo, y la mediocridad e hipocresía de las clases media y alta.
“Nadie quiere más poemas sobre filósofos o pintores o novelistas o galerías de arte o mitología o ciudades extranjeras u otros poemas.
Al menos, tengo la esperanza de que nadie los quiera”
Kingsley Amis definía así el espíritu del “Angry Young Men”, su rebelión contra la alta cultura inglesa de la posguerra, y su ignorancia de la vida cotidiana.
Nombres como John Osborne, Arnold Wesker, John Wain, John Brain, y Colin Wilson, dieron sentido a una expresión acuñada en su día por el crítico John Russell Taylor.
Dicha definición, entró en vigor según muchos, a partir de la representación de la primera obra teatral de Osborne, “Look Back in Anger”, el 8 de mayo de 1956 en el Royal Court Theatre de Londres.
Sería aquí precisamente en el título, que el mencionado crítico escribió sobre la obra, donde tendríamos que buscar el origen exacto del término “Angry Young Men”
Pero para definir mejor lo que realmente unía a estos escritores, y lo que había detrás de esta denominación, debemos buscar en el clima sociopolítico y el contexto cultural de la obra.
Tras La Segunda Guerra Mundial, en 1945 se creía que la posguerra traería todo aquello por lo que se había estado luchando y sufriendo tanto, se creía que aparecería un mundo asentado en la democracia...
Pero lo cierto es que en aquella época, comenzó un período de austeridad y de represión interna, marcada por la desaparición del poderoso Imperio Británico.
Se vivieron muchas alteraciones, y todo estuvo marcado por el miedo a la bomba atómica, y por el colapso imperial.
Surgía así poco a poco, una amarga nostalgia.
Inglaterra había perdido el control del mundo, las opciones del comunismo o del nacionalismo exaltado no servían de nada...
Aquí es donde debemos buscar los motivos de la ira de estos jóvenes, en lo que Inglaterra les había hecho.
Hubo austeridad hasta 1954, y arrancó el consumismo, un consumismo que reducía considerablemente el papel de la clase trabajadora.
En medio de este panorama, con un teatro que parecía no inmutarse ante lo que pasaba fuera del escenario, cuando se impone una difusa visión de un mundo difícil de definir, llega “Look Back in Anger” de John Osborne, que consigue que muchos se identifiquen con la crítica social que impone.
Aparte de narrar, como buenos autores, escribieron sus guiones, sus propios dramas que retrataban al marginal, al inadaptado que anda por la barriada con un par de libras en el bolsillo, y que silba a las chicas que se cruzan con él por la calle, o sea, gente sin clase pero con principios, el fuera de la ley y su bohemia cutre.
Un aspecto destacable en las obras de los “Angry Young Men”, fue la obsesión con el ascenso y descenso social, y la forma en la que unían el estatus social y el estatus marital, que solucionaban de una manera aparentemente convencional:
Se acababa con la epopeya picaresca en una boda.
Sin embargo, los autores y lectores supieron ver el artificio, sabían que si el texto se atrevía a mostrar un poco más de destino de sus personajes, estos no acabarían con final feliz.
Es un intento claro de retener la admiración por antihéroes, que acaban siendo parte de un mundo que han estado despreciando con tanta genialidad durante toda la obra.
Esa actitud agresiva y evasiva a la vez, era un común denominador en las obras de todos los autores del movimiento.
Entre los integrantes del grupo, se pueden mencionar también a John Gerard Braine; aunque escribió 12 obras de ficción, hoy se le recuerda sobre todo por su primera novela:
“Room at The Top” (1957), que narra la historia de un arribista capaz de cualquier cosa con tal de ascender peldaños en la sociedad.
No obstante, siendo una fuerza literaria de los años 1950, la corriente terminó marchitándose a principios de la siguiente década.
“Not everybody admires the view from here”
Room at The Top es un drama del año 1959, dirigido por Jack Clayton.
Protagonizado por Simone Signoret, Laurence Harvey, Heather Sears, Hermione Baddeley, Donal Wolfit, Ambrosine Phillpotts, Donald Huston, entre otros.
El guión es de Neil Paterson y de Mordecai Richler, este último no figura en los títulos de crédito; basados en la novela homónima publicada en 1957 por John Braine; considerada como una de las novelas más emblemáticas de los Jóvenes airados británicos; y ha sido destacada por su penetrante análisis de la sociedad de clases británica, y por lograr con su carácter transgresor e irreverente, romper con las convenciones sociales y los códigos de comportamientos tradicionales.
Un dato interesante, es que Room at The Top era esencialmente, la primera película británica que describía abiertamente el adulterio, y sugería que el sexo era un acto agradable.
Naturalmente, esto aterrizó en agua caliente con los censores, que inicialmente se negaron a darle un certificado de aptitud.
Con el tiempo, Room at The Top adquirió un certificado “X”, y pasó a convertirse en un gran éxito de taquilla.
Curiosamente, ese mismo año se estrenaba “Anatomy of a Murder” (1959), una película de Hollywood que también desafió a los censores con su contenido sexual explícito.
También fue un éxito de taquilla, y pasó a ser nominada a un Oscar como mejor película.
Room at The Top obtuvo 2 Premios Oscar:
Mejor Actriz (Simone Signoret), y Mejor Guión Adaptado; y 4 nominaciones:
Mejor película, director, actor (Laurence Harvey) y actriz de reparto (Hermione Baddeley)
Con su victoria, Simone Signoret se convirtió en la 2ª actriz francesa en ganar el premio de La Academia; pues Claudette Colbert había sido primera, en 1934.
También, Signoret ganó el premio en El Festival Internacional de Cine de Cannes.
Mientras Hermione Baddeley, con 2 minutos y 19 segundos, significó la actuación más corta en ser nominada al Oscar, en la historia del cine.
Room at The Top es una película sobre la ambición de riqueza, poder y relevancia social, así como las ansias de posesión, dominio y lujuria de un joven airado, herido por la frialdad de una sociedad que desea olvidar guerra, héroes, méritos, damnificados, y supervivientes.
Room at The Top fue seguido por una secuela en 1965, llamada “Life at the Top”
Filmada en los Estudios Shepperton en Surrey, con un extenso trabajo de ubicación en Halifax, Yorkshire, que hizo las veces de las ciudades ficticias de Warnley y Dufton; la acción tiene lugar en Warnley, Yorkshire, Inglaterra, a lo largo de 9 meses, entre 1946 y 1947.
Narra la historia de Joe Lampton (Laurence Harvey), que deja su pueblo natal, Dufton, para ir a vivir a la ciudad de Warnley, con las ganas de prosperar, y de llegar a lo más alto.
Allí, su nuevo trabajo será de funcionario en El Ayuntamiento, y empezará a conocer a gente nueva, como su compañero Charles Soames (Donald Houston)
Precisamente, cuando le invitan a ir a una función de teatro, se encandilará por una jovencísima actriz, Susan (Heather Sears), hija del señor Brown (Donald Wolfit), uno de los hombres más poderosos de la ciudad; y sin perder el tiempo, su objetivo casi inmediato, será intentar salir con ella, aunque no tiene muchas posibilidades, ya que tiene pareja, un tal Jack Wales (John Westbrook)
Aun así, Joe no desistirá, y decidirá apuntarse al teatro para poder estar cerca suyo, aunque por mala suerte no coincidirán en la obra en la que él participa.
Entonces, será cuando conocerá a otra mujer que será su pareja sentimental en la obra:
Alice Aisgill (Simone Signoret), una mujer francesa, 10 años mayor que él, que está infelizmente casada con un hombre llamado George (Allan Cuthbertson), que casi nunca está con ella, que le es infiel con muchas mujeres…
Con Alice, Joe empezará a mantener una relación de amistad, yendo con ella a tomar copas, y acabará sintiendo algo más que amor.
Mientras Joe no dejará de lado su avance en la relación con Susan, poco después mantendrá una relación sentimental con ambas, aunque serán 2 historias de amor bien diferentes:
Con Susan empezará siendo un amor más platónico, y con Alice será un amor mucho más pasional.
Su lucha por trepar socialmente, cueste lo que cueste, u optar por un amor verdadero y sin máscaras, pero que le asegura su continuo viaje en los márgenes de la sociedad, será su debate interno.
Según avanza la trama, el dibujo de los personajes se hace más complejo, se nos hacen más cercanos, y vemos cómo el amor transforma sus ambiciones, sus dudas y escrúpulos, y como van cayendo en callejones sin salida, entre la vida y la muerte.
Room at The Top reflexiona sobre un tema siempre candente, y conserva todavía toda su carga expositiva, porque el comportamiento humano sigue siendo el mismo, y la profundización del sistema capitalista en nuestra realidad, no ha hecho más que potenciar las mismas cuestiones que definen al personaje.
“Now we really belong to each other, till death us do part”
Room at The Top fue el primer largometraje de Jack Clayton, un film relata una historia turbulenta, de pasión, ira, resentimiento y egoísmo.
Se glosan las secuelas invisibles de la guerra, su alcance, y su prolongación temporal.
Técnicamente, la fotografía de Freddie Francis, muestra preferencia por los planos cortos, y elabora imágenes muy ricas en negros, grises, blancos, luces y contraluces, de gran belleza visual.
Hace uso de sombras expresionistas, en una película que deleita al espectador con su perfecta armonía entre argumento, dirección e interpretación.
Impresiona sin duda, su depurado guión, que evidencia un tema tan fidedigno como lo es el choque de clases, o la codicia humana.
Para que nos hagamos una idea de lo fino que hila Room at The Top, lo primero que vemos, es un primer plano de unos pies con unos calcetines remendados, apoyados en alto; viajamos en un tren; leve panorámica hacia el rostro, oculto por un periódico tras del cual flotan las volutas de humo; vemos por la ventanilla que llegamos a una fea ciudad industrial; el individuo mira por la ventanilla con satisfacción, y se dispone a calzarse unos lustrosos zapatos nuevos.
Son 30 más o menos, un único plano, ni una palabra, y ya tenemos caracterizado al protagonista.
Pues bueno, Room at The Top es así de brillante, todo el rato y hasta el final.
Todo ello planteado desde la perspectiva de un joven impaciente, inconformista, carente de valores; obsesivo en un mundo de clases, un mundo de privilegios, de vagos ascensos oportunistas.
Un personaje que inevitablemente se condena así mismo en la pena de lo mundano, y el vacío existencial:
Joe, quiere comerse el mundo y la localidad de Warnley, un lugar donde estrenar sus nuevos zapatos.
Las causas de la ansiedad del protagonista son externas, que él identifica, e internas que no identifica.
La suma de ambas, explica el comportamiento del protagonista a lo largo del relato; mientras las segundas dejan abierto un horizonte de insaciabilidad, que puede provocar problemas más allá del final.
Room at The Top narra la historia de Joe, un joven airado y rebelde, que tiene motivos en los que basar su descontento.
No es un joven nacido durante la guerra, sino uno que ha participado directamente en ella, como soldado y prisionero.
El relato está contado con una perspectiva de algo más de 10 años; y desarrolla una historia de la ambición de riqueza, poder y prestigio social de un joven que trata de compensar las heridas morales que le han infligido la guerra y la indiferencia de los conciudadanos por sus sacrificios durante el conflicto.
La guerra y el cautiverio, han arruinado su confianza en los valores morales, por lo que se aferra a valores materiales, que le llevan a emprender la conquista de lo que para él es lo que la sociedad le debe.
La personalidad de Joe, corresponde a la de un joven airado, irritado, disconforme y rebelde.
El desequilibrio emocional, no le impide amar y sentirse amado, pero la valoración que hace de ello, es inferior a la que le inspira la riqueza y la relevancia social.
En esta lucha se debate entre su historia con 2 mujeres:
La niña rica y enamorada, pero no tan inocente como nos parece, y con la carga de todos los prejuicios sociales en los que la han educado cuidadosamente, Susan Brown; hija del hombre de negocios más rico e influyente de una pequeña localidad de Gran Bretaña.
Y Alice Aisgill, una mujer desarraigada, desencantada, transparente y sin máscaras, que vino de París, y se quedó en Gran Bretaña, atrapada en un matrimonio que la corroe, y la hace infeliz.
Su obsesión con Susan Brown, le convierte en el joven trepa, capaz de todo con tal de alcanzar una buena posición económica, social y laboral, y el acceso a los círculos de poder sin sentir el rechazo y el desarraigo.
Mientras su amor por Alice, le abre la posibilidad de ser un hombre libre y feliz, aunque trabajando duro, viviendo con dificultades, y luchando contra la hipocresía social.
En el camino de esta batalla, vence la parte trepa de Joe Lampton, que reniega de su origen y pasado, pero al final convertido en una marioneta manipulada por todos, no vaya a ser que salte algún escándalo, mejor que esté satisfecho y calladito; y porque el destino le depara sorpresas y giros que no esperaba:
Queda una víctima por el camino, Alice, rechazada por todos, por ser el único personaje sin máscara alguna en el rostro.
Inolvidables los encuentros y desencuentros entre Alice y Joe en habitaciones clandestinas, lejos del mundanal ruido, y su intercambio de cigarrillos; o en calles y playas solitarias.
Queda, para siempre, la despedida en una estación de tren.
El director, Jack Clayton, muestra su elegancia a la hora de rodar, así como en la puesta en escena de una historia con varios escenarios que muestran los distintos mundos en los que viven cada uno de los personajes.
La interpretación de Simone Signoret es soberbia, y la de Laurence Harvey brilla a gran altura; por lo que la dirección realiza un excelente movimiento de actores; y la película llega a esa cumbre que nombra el título en castellano, por la creación de un buen personaje como el de Alice, con el rostro desencantado de la actriz francesa Simone Signoret.
Radiantemente, ella plasma con destreza, la frustrante insatisfacción de su personaje.
La gran actriz francesa, está pletórica, y Clayton supo retratarla a la perfección.
Cuando ella aparece en escena, la fotografía tiene muchos más claroscuros, y el juego de miradas y gestos de la actriz es tan variado y tan sugerente, que el espectador se sentirá totalmente entregado a esa mujer desdichada e infeliz, que ve un atisbo de esperanza en ese joven atractivo y ambicioso, que despierta en ella, un cariño que tenía muy escondido.
Ninguna otra actriz hubiese reflejado mejor la vulnerabilidad, ternura y calor humano de su personaje, como Simone.
Así, como la confirmación de una prometedora carrera que se quedó en prometedora, el actor de origen lituano, Laurence Harvey, que dejó sin embargo películas inolvidables y extrañas; era un actor con no demasiado predicamento en los medios de la crítica, y que lamentablemente falleció pronto, a los 45 años de un cáncer de estómago.
Y qué decir también de la grandísima selección que hay de personajes secundarios, todos ellos muy interesantes y muy bien construidos.
Cada uno, aunque su aparición sea corta, tiene algún diálogo crucial, y deja algo de poso en la memoria del espectador, como los tíos a los que va a ver Joe a su pueblo natal, o Elspeth (Hermione Baddeley), la amiga de Alice, que le deja su piso para que se encuentre a escondidas con Joe, y que tiene una frase inolvidable en la que susurra a Joe que no haga daño a su amiga, porque realmente ella está muy enamorada de él.
Sin embargo, hay en Room at The Top, algunas diferencias con respecto a la novela de Braine; por ejemplo, hay más énfasis en el lugar de alojamiento de la señora Thompson.
En el libro, la habitación en sí, es significativa, y enfatiza fuertemente el principio de la historia:
La habitación de la señora Thompson, se observa como estar en “la cima” de Warnley geográficamente y socialmente, más arriba de lo que ha experimentado previamente el personaje de Joe.
También sirve como una metáfora de la ambición de Lampton, aumentando en el mundo.
Tras su estreno, Room at The Top obtuvo un gran éxito de público y de crítica; fue reconocida tanto en la propia Gran Bretaña, como en otros países, como una película decisiva dentro de la historia del cine inglés; pero el público reaccionó sobre todo ante su crudeza sexual, a la que la prensa inglesa dedicó páginas y páginas, diciendo:
“Un retrato descaradamente franco de las relaciones humanas más íntimas”
Siendo denunciada por La Legión Católica de La Decencia en Estados Unidos, y atacada por los moralistas de Gran Bretaña; mientras que en Austria fue prohibida sin más.
Y es que tanto la novela como la película, fueron consecuencia de la revolución social y cultural de finales de los 50, una revuelta que se caracterizaba por la juventud de sus protagonistas, su mayor conciencia de clase, y la hostilidad hacia el poder establecido.
Había nacido del aparente inmovilismo del sistema británico de “castas”, y del hecho de que la clase obrera viese cegadas sus vías de avance, o promoción social.
Por lo que históricamente condujo a la victoria de los laboristas en las elecciones de 1964, y al fin de 13 años de gobiernos conservadores.
Así, Room at The Top obtuvo un certificado “X”, pues La BBFC, solicitó algunos cambios de diálogo:
La palabra “perra” se cambió a “bruja”; y “No pierda tu lujuria”, fue cambiada a “Teme a codiciarla”
También hubo considerables modificaciones realizadas en las descripciones de la muerte de Alice, en el accidente de coche.
Otro dato interesante, es que Room at The Top mostraba cómo, en el orden social existente, un joven de clase obrera, sólo podía ver satisfechos sus deseos de triunfar a costa del respeto hacia sí mismo, de su paz mental, y de su felicidad personal.
Mr. Brown, un millonario que, partiendo de humildes orígenes, se ha convertido en miembro del Partido Conservador y figura influyente, muestra claramente la tendencia de los tránsfugas de la clase obrera, a unirse al poder.
Este punto se ve reforzado por el retrato que la película hace de su esposa, una “pedante” caricaturizada sin piedad que, cuando le presentan a Joe, comenta:
“¡Qué nombres tan curiosos tienen algunas de estas gentes!”
Por supuesto, la alta sociedad no aparece muy bien tratada.
El cineasta describe a la familia acaudalada, con una actitud materialista altiva y displicente, mientras que Susan, la hija del patriarca enamorada de Joe, como una jovencita caprichosa y banal.
Joe se debate entre la pasión que representa Alice, y la ambición que significa Susan.
Así las cosas, Clayton conduce la narración por caminos de fuerte intensidad dramática, gracias al estupendo trabajo de los protagonistas:
Un tipo altanero y despreciable, y una mujer madura que creía vivir una segunda oportunidad para amar.
La banda sonora compuesta por Mario Nascimbene, alterna 2 melodías centrales:
Una romántica, pausada y melancólica; y la otra dramática e inquietante.
Ambas evocan los sentimientos de la protagonista en los momentos de intimidad amorosa, y en los de confrontación y ruptura.
Las interpreta un conjunto de viento y cuerdas, del que sobresalen saxo y clarinete, muy hermoso.
“Don't worry about the way the world's run, lad.
Enjoy it while you're young”
Dicen por ahí, que la clase social es un término obsoleto.
Pero si miramos alrededor, y cómo marcha el mundo…
Creo que el término sigue vivito y coleando.
Sólo hace falta observar y ver cómo la igualdad de oportunidades, o la igualdad en derechos y deberes es algo muy lejano; es más, sigue cada vez rasgándose más una enorme brecha con 2 clases claras que no desaparecen:
Los que más tienen, y que además suelen acumular poder económico y político; y los que menos tienen, que suelen estar bastante fastidiados, y en esta etapa de crisis, se ve cómo cada medida de los que tienen mucho, les va jodiendo un poquillo más su situación económica y laboral.
Ah, la famosa “clase media”, sigue intentando con la soga al cuello, seguir siendo media.
Pero el amor, el amor… siempre está presente, y a veces sirve como excusa para alcanzar un cierto estatus social, y adquirir los derechos, deberes y oportunidades de los que más tienen, aunque hay que pagar un alto precio por ello; y otras sirve para que 2 seres solitarios en sus respectivas clases, y sin nada en común, de pronto sientan una oportunidad de futuro, si es posible...
Todo lo anterior, dio como resultado el llamado “Free Cinema”, un movimiento cinematográfico británico, que nació en los años 1950, y se prolongó hasta la década de 1960; y que se caracterizaba por implementar una estética realista en el cine de ficción y documental, ocupándose de retratar historias creadas a partir de lo cotidiano, y comprometido con la realidad social de aquel entonces, siendo una reacción a la artificialidad narrativa de Hollywood, y a la dramaturgia británica.
En ocasiones, se le ha denominado como “la Nouvelle vague inglesa”, sin embargo, esto no sería correcto, pues “la Nouvelle vague francesa” fue posterior al Free Cinema.
Destaca en sus obras, un inconformismo social, una crítica dirigida a la burguesía y a la sociedad, con un fondo de amargura e ironía.
Poseen asimismo, un reflejo de la tristeza de la vida urbana absolutamente mecanizada, denunciando el aislamiento del ser humano, a pesar de los avances sociales; muestran un compromiso social valiente con un enfoque humano, y demandan un cine auténticamente independiente, todo ello contado de manera realista.
Peor los biempensantes y clasistas británicos, se escandalizaron en su momento con esas historias de rabia y frustración juvenil, de reivindicación de dignidad y reconocimiento de clase obrera, con chicas blancas embarazadas de marineros negros, reformatorios que no reforman sino que deforman, y decanos ametrallados por estudiantes violentos y revolucionarios.
Mientras en el plano formal, su cine evolucionará desde el respeto absoluto al hecho contado, no hay que olvidar que se forman con el documental, hasta el cine de ficción, con el empleo de efectos expresivos muy libres.
Los componentes del Free Cinema, terminarán siendo absorbidos por el atractivo de Hollywood, realizando en Estados Unidos, diversas películas de ficción.
El invento del Free Cinema, sirvió hasta finales de los 60.
A partir de ahí, ese acto entre miradas se disolvió, y, como ocurre a menudo, cada uno fue por su lado.
Hoy, ya todas las enciclopedias dan cuenta de su aporte generacional en el momento indicado, de su intento de desmantelación del gran cadáver del cine caduco.
El espectador juzgará, si su valor es sólo histórico o perdurable, allá en “un lugar en la cumbre”

“Darling, you're crying!
I believe you really are sentimental after all”



Comentarios

Entradas populares