USS Indianapolis: Men Of Courage

“They’re talking about the atomic bomb”

El USS Indianapolis, pasó al imaginario popular a través del monólogo de Robert Shaw en la película “JAWS” (1975) de Steven Spielberg; como un crucero pesado de clase Portland, perteneciente a La Armada de los Estados Unidos, con numeral identificador CA-35.
Oficialmente, la ordenanza para la construcción del crucero pesado USS Indianapolis, conocido amablemente como “Indy”, se dio el 31 de Marzo de 1930, a la empresa New York Shipbuilding.
De clase Portland tenía 180’ 9 metros de eslora, y 20’ 2 metros de manga, con capacidad para albergar 1.196 tripulantes.
Con un peso de 10.000 toneladas, y blindaje de 146 a 57 milímetros de cubierta a cintura; podía viajar a 33 nudos gracias a sus 8 motores White Foster con turbinas Parson de 4 hélices.
El armamento era muy reducido para un buque de estas características, y se resumía en 6 cañones de 200 milímetros sobre 2 torretas triples, 8 cañones convencionales de 50 milímetros, y 8 antiaéreos de 130 milímetros, además contaba con catapultas para 2 hidroaviones Kingfisher; siendo el buque insignia del Almirante Raymond Spruance desde 1943 a 1944, pero es famoso porque fue el buque que transportó desde América continental, el material fisionable de “Little Boy”; la primera bomba atómica lanzada luego contra Hiroshima, y al personal del Grupo Mixto 509, el grupo aéreo que tendría a su cargo las operaciones del bombardeo atómico.
Así, su triste fama se debe a su vínculo con El Proyecto Manhattan, y por el trágico final de muchos de sus náufragos, que quedaron a la deriva, olvidados por la armada de su país, sin agua potable, siendo atacados y devorados por tiburones.
También, el buque es conocido por ser el la última unidad de superficie estadounidense en ser hundida durante La Segunda Guerra Mundial; y la penúltima unidad perdida por ataque enemigo, pues el último fue el submarino USS Bullhead.
El USS Indianapolis, fue inclusive, el buque de representación en 1936, transportando al Presidente Franklin Delano Roosevelt en una gira por Sudamérica, específicamente a Buenos Aires, Argentina; y posteriormente estuvo involucrado en varias acciones de importancia previas durante La Segunda Guerra Mundial, en el llamado “Frente del Pacífico Oriental”
De hecho, durante El Ataque Pearl Harbor, el USS Indianapolis no estaba presente en la base naval, había zarpado 2 días antes, y se encontraba en ejercicios fuera de Oahu; y se unió al USS Lexington (CV-2) para intentar ubicar la flota japonesa.
En 1944, El Contralmirante Charles Butler McVay III, asume el mando del Indianapolis.
McVay III nació en Ephrata, Pensilvania, en 1898, en el seno de una familia con tradiciones navales, cuyo padre, El Almirante Charles Butler McVay II, fue un destacado Almirante y Comandante en Jefe de la flota de EEUU apostada en China, a principios del Siglo XX, que participó en La Primera Guerra Mundial.
McVay III, se graduó en La Academia Naval de Annapolis, Maryland; en noviembre de 1920, con altas calificaciones, y siguió una trayectoria ejemplar en La Marina de los Estados Unidos.
Bajo su mando, El USS Indianapolis participa en La Batalla de Iwo Jima, proporcionado cobertura artillera, y sobrevive a un ataque de aviones japoneses en El Pacífico Sur en marzo de 1945, durante La batalla de Okinawa; lo que motiva su envío a California, llegando a Mare Island en San Francisco para reparaciones y modernizaciones, incrementando su artillería antiaérea, donde una de sus catapultas es eliminada.
McVay III entretanto había intensificado los entrenamientos en defensa antiaérea y operación de abandono de buque, logrando en este último caso, un tiempo razonable de 15 minutos.
El 16 de julio de 1945, cuando a 85 km de Alamogordo, Nuevo México, se experimentaba la primera prueba de una bomba atómica, el USS Indianapolis estaba atracado en los muelles de Mare Island en San Francisco, California; en condición de “listo para el combate”
El Indianapolis era entonces el buque insignia de La Quinta Flota de Estados Unidos, y se reparaba de los destrozos que le había causado un avión japonés kamikaze, el 31 de marzo de ese año en aguas del Pacífico.
Este crucero fue elegido, por el solo criterio de estar disponible, y el más cercano al centro de Alamogordo, para un paso crucial del Proyecto Manhattan.
En efecto, El USS Indianapolis no era el más rápido, ni el mejor armado, adolecía de sistema de detección antisubmarina, y defectos estructurales tales como tener el centro de gravedad demasiado elevado a causa de las pesadas estructuras elevadas de su radares, y una tripulación recientemente renovada, relativamente bisoña.
El mismo 16 de julio, el crucero fue rodeado por agentes del Proyecto Manhattan, miembros de la policía militar, y misteriosos contenedores de plomo colocados en cajas de madera, fueron depositados en el hangar del buque.
El Capitán Lewis L. Haynes, quien fue El Oficial Médico Jefe a bordo del Indianapolis, escribió más tarde cómo llegaron a un atracadero casi desierto de La Marina, adonde poco después, arribaron 2 grandes camiones que se colocaron junto al barco.
En uno de los camiones, había una enorme caja que fue inmediatamente puesta en el hangar de babor, y en el otro camión había un grupo de hombres, así como 2 oficiales del Ejército:
El Capitán James Nolan, y El Mayor Robert Furman.
Estos 2 oficiales, llevaban un contenedor metálico de 1mx1.20 de altura; lo transportaron directamente a la cabina del Almirante Raymond Spruance, y lo soldaron al piso.
Se apostaron guardias en las entradas del hangar, con instrucciones expresas de tirar a matar a cualquiera que entrase al hangar sin autorización.
Los tripulantes, incluyendo al Contralmirante Charles Butler McVay III, desconocían que la carga súper secreta, consistía en Uranio-235, y otros componentes; y que estaba vinculada al Proyecto Manhattan.
McVay III, intentó averiguar indirectamente la naturaleza de la carga con uno de los agentes, James Nolan, sugiriendo que era de naturaleza bacteriológica.
Por toda respuesta, recibió un helado ninguneo por parte del agente.
Tanto McVay III como los tripulantes, ignoraban que con la misteriosa carga transportada, se armarían las bombas atómicas que el 6 y 9 de agosto de ese año serían lanzadas sobre blancos seleccionados en Japón; mientras los disparadores y otros elementos, se transportarían por aire.
Así, El Contralmirante McVay III fue citado a la comandancia para ser instruido por El Alto Mando, en presencia de William Parsons del Proyecto Manhattan.
La misión del Contralmirante y su barco, era escueta y simple:
Consistía en trasladar la carga a las bases aéreas de EEUU cerca de Japón, específicamente en Tinian, a la máxima velocidad y sin escolta.
No se debían hacer preguntas sobre la naturaleza de la carga, y se instruyó a la tripulación, de que no se acercaran a la zona de hangar bajo pena de muerte en el acto, o Consejo de Guerra.
El Contralmirante McVay III, también fue instruido de que en caso de hundimiento en aguas seguras, la carga era prioritaria sobre la vida de los marinos, y si el siniestro era en aguas hostiles, la carga debía arrojarse por la borda, hacia los abismos, antes que cualquier balsa de salvamento.
Bajo esas circunstancias, El USS Indianápolis zarpó a las 8:00 horas desde Mare Island, y sin escolta.
En sólo 10 días, el crucero navegó 5300 mni al oeste hasta el atolón de Tinian, base de operaciones de los bombarderos Boeing B-29 Superfortress.
Como dato, El Indianapolis rompió un récord de velocidad para ese tipo de navío:
Solo repostó lo justo y necesario en Pearl Harbor, y solo por 6 horas.
En Tinian, depositó su mortífera carga el 26 de julio de 1945; y sólo estuvo el tiempo necesario para descargar lo transportado.
Ese mismo día, se emitió a Japón La Declaración de Potsdam por parte de Estados Unidos, en representación de Los Aliados.
El Alto mando, por su parte, no informó por los conductos regulares del mando central de las actividades de esta unidad por motivos de seguridad, por lo que se ignoraba que el crucero USS Indianapolis estuviese en el área de Guam.
Así pues, cumplida esta misión, el 29 de julio, el barco se dirigió a Guam, 100 millas al sur.
De allí partió el 30 de julio hacia El Golfo de Leyte, en las Filipinas, para unirse al USS Idaho al mando del Almirante Mac Cormick, y realizar tareas de entrenamiento previo a la ya concebida invasión de Japón.
Al recibir la orden de partida, El Contralmirante McVay III, solicitó al oficial de itinerario, Oliver Naquin, una escolta naval para el tránsito por aguas tradicionalmente peligrosas; pero ésta se le negó por parte del oficial de ruta, argumentando que las aguas desde Guam hasta las Filipinas, ya estaban limpias de barcos de guerra japoneses; pero que podía navegar en zigzag a su discreción.
Conste que El USS Indianápolis no estaba equipado con sistema de detección antisubmarina, o hidrófono; y la información de inexistencia de unidades enemigas en la ruta, estaba errada, ya que El Alto Mando de EEUU, a través del Código Ultra, sabía de la existencia de al menos 4 submarinos japoneses activos en el área, y que un destructor, El USS Underhill, había sido hundido en las afueras de Guam, días antes.
Ninguno de estos elementos de criterio, le fueron dados a conocer a McVay III, y al momento de zarpar, radió un mensaje corto a la base en Leyte, indicando la partida desde Guam hacía ese lugar, y día de arribo; pero solo fue captado por un remolcador oceánico, y por El USS Salt Lake en forma parcial, y no se solicitó repetición o retransmisión.
El USS Indianapolis navegaba en solitario por la ruta señalada, en zigzag antisubmarino.
Hacia las 19 horas del 30 de julio, McVay III ordenó abandonar el zigzag para ahorrar tiempo de desplazamiento por un lado, y por la escasa visibilidad debido a una calima existente.
Pocos minutos pasado las 23 horas, y con Luna Llena intermitente entre nubes, en algún punto equidistante entre Guam y Leyte, el buque fue localizado por un submarino japonés de Primera Clase, tipo B3; El I-58 comandado por El Capitán 橋本 以行/Mochitsura Hashimoto, quien esperó que la silueta identificada como un crucero enemigo clase Idaho, estuviera a no menos de 600 metros, ya que no quería fallar.
Lo cierto es que a priori, este submarino era uno de los pocos que se encontraba surcando las aguas del Pacífico, pues la gran mayoría habían sido hundidos por las patrullas estadounidenses.
Por s parte, Mochitsura Hashimoto, era hijo de un sacerdote sintoísta; e ingresó en 1927 a La Academia Naval, y egresó como Alférez en 1931; y en 1934, fue ascendido a Teniente, ofreciéndose para servir en la rama de submarinos.
Para su mejor entrenamiento, fue enviado a servir en destructores y en caza submarinos, hasta 1939.
Posterior a este período, ingresó a La Escuela de Torpedos y Submarinos de Yokosuka.
El submarino al mando de Hashimoto, estaba modificado para llevar 6 kaiten, o torpedos humanos suicidas, en lugar de los 2 habituales; y el 18 de julio, se le envía al área de Hirao en las Filipinas, para operar en contra de la flota enemiga en Leyte.
Así es como Hashimoto toma posición al divisar al Indianapolis, y ordena un ataque convencional de torpedos, reservando sus kaiten para el caso de falla técnica.
De todos modos, ordenó a sus kaiten estar listos para ser lanzados.
A las 23: 26 horas, Hashimoto dispara en abanico 6 torpedos Long Lance.
Hacía las 23:30 horas, La Luna se ocultó definitivamente; y cerca de la medianoche, 23: 35 horas; el crucero USS Indianapolis recibió al menos 2 impactos de torpedo, que le lanzó el submarino I-58 comandado por Mochitsura Hashimoto, siendo tocado por estribor.
Algunas fuentes indican, que el ataque fue después de la medianoche…
El primer torpedo, dio bien a proa, y prácticamente desintegró 20m de esta sección, y el segundo torpedo dio entre la sala de máquinas y el depósito de municiones de la torre n°2, que se inundó en vez de deflagrar hacia el centro proel, los generadores eléctricos quedaron inutilizados, y dejaron sin energía al resto de la nave, sin altavoces internos, y sin posibilidad de radiar un mensaje de auxilio.
McVay III, dio la orden verbal de abandono del buque, que fue transmitida oralmente.
Del otro lado, Hashimoto escucha al menos 3 detonaciones, y anota 3 impactos de torpedo en su bitácora.
Debido a que este crucero poseía un centro de gravedad elevado, se inclinó hacia estribor para comenzar a tumbarse y hundirse.
La tripulación luchó por soltar las balsas, debido a la inclinación, solo se arriaron unas cuantas de ellas, y finalmente, el crucero completamente recostado a estribor, se hundió a las 00: 27 horas, en escasos 12 minutos.
En ese momento, más de 316 marinos habían perecido ahogados o muertos por el impacto de los torpedos.
Los botes no pudieron ser arriados… pero los entrenamientos de abandono de buque dieron su fruto, y más de 880 marinos lograron abandonarlo.
Muchos de ellos se lanzaron desnudos a las aguas, pocos de ellos llevaban chalecos salvavidas; hasta que El USS Indianápolis se hundió en la posición aproximada 12°01′40″N 134°46′01″O, a más de 3000m de profundidad.
Hashimoto transmitió por radio un mensaje en clave, que indicaba el hundimiento de un crucero pesado enemigo entre Guam y Leyte, La Comandancia de La VI Flota del Japón desestimo el mensaje.
Este mensaje, también fue escuchado por los estadounidenses, y no dieron crédito, ya que al igual que lo desestimó El Alto Mando Japonés, no se estaba informado de ningún crucero en esa área.
Así comenzó entonces, para los sobrevivientes, una de las más trágicas historias de naufragio.
El mar al que saltaban en la noche, estaba cubierto de petróleo, por la rotura del casco del Indianapolis, y los hombres iban asomando las cabezas fuera del agua, como si saliesen de una de aquellas viejas películas en las que los blancos se pintaban la cara para hacer negros.
A la luz de La Luna, solo se les distinguía los ojos y la boca, que resaltaba roja contra la oscuridad, al tiempo que nadaban frenéticamente para alejarse del poder de succión del barco mientras se iba a pique.
Muchos tragaron combustible en el intento, e inmediatamente, aquello se convirtió en un recital de vómitos, añadiendo otro toque de caos a la escena.
Todos se encontraban a 500 kilómetros del trozo tierra más cercana, a 2 horas de los aviones de rescate, y a un día de los barcos amigos.
Calculaban que el rescate iba a tardar horas, así que con los alimentos que se quedaron a flote, los guardaron en otros objetivos como cajas o hinchables sobre el mar.
Durante la noche del hundimiento, vivieron un calvario al tener que soportar embestidas de olas de 5 metros, y una corriente que los arrastró a un mar deshabitado sobre la falla oceánica de 16.000 kilómetros cuadrados sin tierra.
Al amanecer del lunes 30, comenzaron los problemas respiratorios a causa del agua salada que tragaban por accidente.
El intenso sol sobre las cabezas, produjo diversos casos de fotofobia.
Bien avanzado el día, ya habían muerto la mayoría de los heridos, casi todos desangrados o enfermos.
En esas primeras horas del alba, la única manera de certificar la defunción, era meterles los dedos en los ojos:
Si no reaccionan, les dejan hundirse tranquilamente, mientras les quitan las chapas de identificación.
Pararían de hacer esto último pronto, cuando es tal la cantidad de chapas que les dificulta los movimientos.
El petróleo que tan mal se lo había hecho pasar la noche anterior, se convierte en un aliado, cuando hace las veces de crema protectora al ir subiendo el abrasador sol, pero como no hay mal que por bien no venga, y viceversa, el reflejo que produce, les daña los ojos de tal manera que algunos se queman las retinas por no hacer caso a las recomendaciones de ponerse trozos de tela sobre los párpados.
Y a primeras horas del amanecer del 31 de julio, aparecieron los primeros tiburones, probablemente tiburones oceánicos de puntas blancas, y no tiburones tigre como dicen algunos.
El tiburón oceánico, Carcharhinus longimanus, también conocido como tiburón oceánico de puntas blancas, es una especie de elasmobranquio carcarriniforme de la familia Carcharhinidae; y es un pez de movimientos lentos, pero muy agresivo una vez inmerso en el frenesí alimentario.
El máximo tamaño de un oceánico, es de 4 m, pero usualmente no exceden los 3 m; y su peso máximo es de 170 kg.
Como dato, el afamado oceanógrafo Jacques Cousteau, describió al tiburón oceánico como “el más peligroso de todos los tiburones”
A pesar de la gran notoriedad del gran tiburón blanco, y de otros tiburones encontrados cerca de la costa, es al oceánico de puntas blancas, al que se considera como la principal especie responsable de la mayor parte de las pérdidas humanas en alta mar, sobre todo, como resultado de la depredación de naufragios en mar abierto, o de aviones caídos al océano.
Así, durante 5 días, manteniéndose a flote en grupos separados, algunos utilizaron sólo con salvavidas individuales, y otros, balsas de goma que pudieron rescatar del naufragio.
Los hombres trataban de sobrevivir al hambre, la sed, la insolación, las heridas y, sobre todo, al ataque de los tiburones.
Muchos también murieron debido a las alucinaciones que la ingesta de agua salada les provocó, matando así, a algunos de sus propios compañeros.
Los tiburones hicieron el resto; en el tal vez, el ataque masivo más serio contra seres humanos de la historia.
Cuando se divisaron algunas aletas, el pánico comenzó a cundir.
Varios tiburones aparecieron, aunque de momento se acercaron a los cadáveres, a los que empezaron a comer, dejando de lado a los supervivientes.
Viendo horrorizados el festín que se daban los escualos, empezaron a llegar decenas, que se convirtieron en cientos de tiburones.
Al anochecer, los escualos se habían terminado a los cadáveres, así que decidieron devorar a los vivos:
Las primeras víctimas fueron los pocos heridos que quedaban, y los marineros aislados.
Los náufragos jamás habían tenido un miedo tan grande en su vida.
Se apelotonaron para hacer un bloque humano flotante en el agua.
Con alaridos y golpes de remos, espantaban a los tiburones, a pesar de todo, los escualos continuaron con sus ataques.
Los marineros, cada vez que uno de los tiburones comenzaba “el ritual del círculo”, el comportamiento común del tiburón en el ataque, el cual es reproducir un movimiento circular en torno a la presa, y repetir los círculos, disminuyendo el diámetro de los mismos para previamente atacar, dar un círculo final amplio para posteriormente lanzarse hacia la presa; los sobrevivientes comenzaban a patalear y a gritar, esperando asustar a los tiburones, ya que a veces se alejaban con eso.
Pero otras veces no se alejaban; y de tanto en tanto, como un rayo, uno nadaba derecho para arriba, cogía a un marinero, y se lo llevaba.
Los chillidos agónicos de los “elegidos” por los tiburones, y el crujir de los huesos entre las mandíbulas, les restallan en la cabeza a los marines, mientras sus camaradas eran arrastrados fuera de los círculos, por un marrajo al que pronto se unen 3 o 4 para destrozarles en frenesí alimenticio.
Pronto, la sangre mancha tanto o más que el petróleo que queda, y en un espectáculo dantesco de brazos y piernas desperdiciados por los tiburones, flotan mansamente hacia el lugar del que los han sacado.
La noche llega, y los tiburones abandonan momentáneamente el escenario, pero como podemos esperar, esto no trae la tranquilidad.
Durante las primeras 24 horas, 200 marineros perecieron devorados por tiburones.
Estos se marcharon durante el día; siendo cuando los náufragos descubrieron que atacaban por la noche, además de los amaneceres y atardeceres.
El hambre, la sed, el frío, y la hipotermia, también se cobraron varias vidas.
La experiencia era el infierno en persona.
Y para el miércoles 1 de Agosto, los náufragos sufrían alucinaciones y paranoia.
Todo esto forma un cóctel que estalla en la oscuridad en forma de histeria colectiva y alucinaciones.
La chispa salta, cuando uno de los marineros empieza a chillar que un japonés le quiere matar, y la emprende a golpes salvajes con su compañero.
La mayoría, pronto le siguen, y el que no ve un japonés, jura ver una isla justo enfrente a la que se dirige, deshaciendo el círculo, y gritando a los demás que le sigan…
Otros no quieren quedarse atarás, y ven la misma isla, con lo que muchos de los que ya no tienen espíritu para resistir, se dejan ir en el mar…
Muchos se creyeron enemigos de sus compañeros, y en actos de locura, se iniciaron peleas mortales.
Habiendo perdido la cabeza la mayoría, los náufragos se golpearon con los puños o remos, se apuñalaron entre sí, se ahogaban con las manos.
La matanza terminó con 100 muertos más.
Los que estaban aún cuerdos, y habían sobrevivido a la paranoia, al anochecer fueron pasto de más tiburones...
Inexplicablemente, el mando naval de EEUU en Filipinas, no se percató de la ausencia del Indianapolis, que debería haber arribado al Golfo de Leyte, el 31 de julio.
De hecho, en tierra, como la misión del USS Indianapolis había sido secreta al transportar la bomba atómica, su existencia en esas aguas era desconocida, pues se obligaba máximo silencio hasta que llegara a su destino, por lo que nadie en tierra podía imaginar la tragedia que estaba teniendo lugar.
No fue sino hasta la mañana del 2 de agosto, que los náufragos fueron descubiertos, de mera casual, pues nadie los buscaba, por un avión de patrullaje antisubmarino PV-1 Ventura en tránsito.
Uno de los tripulantes, Chuck Gwinn, reparaba una antena mientras se sobaba el cuello, cuando observó una gran mancha de petróleo, y varios puntos negros a flote.
En un primer momento, pensó que se trataba de un submarino japonés, y se dispuso a arrojar bombas de profundidad; pero al acercarse, se dio cuenta de que se trataba de náufragos que intentaban atraer con señas la atención del piloto.
Inmediatamente comunicó a su base “muchos hombres en el agua”, radió su posición, dio unas vueltas más, y se alejó por falta de combustible.
Un hidroavión Consolidated PBY Catalina, fue enviado a observar desde Guam.
Su piloto, contraviniendo órdenes, y al ver tiburones atacando a los hombres, se arriesgó y amerizó, logrando extraer del mar a 56 marinos.
Como anécdota, el Catalina que amerizó, cargó todos los tripulantes que pudo, y se vio imposibilitado de despegar, ya que los subió hasta en las alas, y quedó esperando el rescate; no pudiendo continuar la búsqueda por temor a herir a los hombres que flotaban en el agua, y quedó a la espera, apuntando los reflectores al cielo, para guiar a los demás rescatistas hacia el lugar.
El destructor USS Cecil J. Doyle, fue el primer buque que, ya de noche, arribó a la dantesca escena.
Se contaron 316 sobrevivientes en total, entre ellos, El Contralmirante McVay III.
Los sobrevivientes, fueron rescatados entre los restos de los cuerpos de sus compañeros dispersos en el área.
La marina, ordenó a los buques USS Helm, USS Madison y USS Ralph Talbot, unirse al rescate zarpando del Ulithi, junto con el USS Dufilho, USS Bassett, y USS Ringness que se encontraban en las cercanías de Filipinas, y posteriormente se sumó a la búsqueda el USS Register.
Hicieron un rastreo exhaustivo de supervivientes, hasta el 8 de agosto.
El Madison no encontró a ninguno, el Dufilho a uno, el Register a 12, el Talbot a 24, el Ringness a 39, el Doyle a 93, y el Bassett a 152.
Al amanecer, El USS Doyle, disparó contra el averiado Catalina, y lo hundió.
Para entonces, las pérdidas eran de 883 hombres de mar, de los cuales ya 400, casi la mitad, había sido pasto de los tiburones.
Entre los días 4 y 9 de agosto, los destructores USS Helm y USS Aylwin, junto con los destructores de escolta USS French y USS Alvin C. Cockrell, en una búsqueda que abarcó cientos de millas, rescataron los cuerpos de 91 marineros muertos en la tragedia.
La identificación de la mayoría de ellos, fue imposible por el estado de descomposición, la falta de huellas dactilares, la mayoría sin ropa, o con apenas una camisa, y casi todos con grandes mordidas de tiburones, que en algunos casos dejaron sólo esqueletos.
Los cuerpos fueron sepultados en el mar, con 3 proyectiles de cañón de 5" como contrapeso.
Para cuando finalizaron las operaciones de rescate, se habían salvado un total de 321 náufragos, muriendo 200 en el barco, y 600 a la deriva en los días posteriores; de ellos, la mitad devorados por tiburones.
El total de víctimas mortales, fue de 875 fallecidos.
Y 4 días después, el avión Enola Gay, arrojaba la primera bomba atómica sobre una población en la historia de la humanidad, la bomba que quizá dejó maldito aquel barco al llevarla en sus bodegas.
El 19 de agosto, El I-58 de Hashimoto, recibe por radio la orden de rendirse, y dirigirse al puerto de Kure para entregarse a los aliados; Hashimoto permanece en Sasebo, como oficial prisionero de los estadounidenses.
Por su parte, El Almirante Chester Nimitz, ordenó una investigación al respecto, para establecer las responsabilidades de uno de los más graves incidentes de La Armada de los Estados Unidos en tiempo de guerra.
La Comisión Investigadora, recomendó a Nimitz, el iniciar un Consejo de Guerra contra Charles Butler McVay III, aún sin tener pruebas o evidencias de que la responsabilidad recaía netamente sobre él.
Nimitz se opuso a esto, sugiriendo que solo se llegara a la amonestación por escrito en caso de ser imputado como responsable.
A la oposición de Nimitz, se unió también El Almirante Raymond Spruance; pero con la intervención del Secretario de La Armada, James Forrestal, y El Jefe de Operaciones, Ernest King, se inició La Corte Marcial.
Evadiendo sus responsabilidades, El Alto Mando Naval de EEUU, utilizó de chivo expiatorio al Contralmirante McVay III, y le acusó de ser responsable de los hechos bajo 2 imputaciones:
No dar la orden de abandono del buque, y no navegar en zigzag.
Respecto de la primera imputación, se demostró que los generadores quedaron fuera de servicio con el segundo torpedo; por tanto, la orden de abandono de buque se hizo a viva voz.
McVay III, fue encontrado inocente de esta acusación.
Sin embargo, respecto de no navegar en zigzag, la defensa tuvo controversias, y fue notablemente débil, entonces, La Fiscalía llevó al Capitán japonés, Mochitsura Hashimoto, recientemente capturado como Testigo de Cargo.
El capitán del I-58 hecho prisionero, argumentó que el ataque estaba hecho bajo estado bélico, que él era el cazador, y el crucero hundido, su presa.
Además, atestiguó que si hubiese sabido que El USS Indianapolis venía en trayectoria de zigzag, el resultado hubiera sido el mismo, ya que habría empleado sus kaiten.
Como consecuencia, McVay III fue degradado a Capitán, y enviado a un puesto administrativo en La Marina; mientras que a Hashimoto no se le realizaron cargos al respecto; y finalmente McVay III fue encontrado culpable, por no utilizar la marcha en zigzag, al navegar hacia Leyte.
En 1946, Nimitz ya ungido como Jefe de Operaciones navales, rehabilitó a McVay III al rango de Contralmirante, y lo colocó en El Distrito Naval de New Orleans, donde McVay finalmente se retiró de La Armada en 1949.
Su ejecutor, Hashimoto declaró después del juicio, que le parecía increíble que se juzgara a McVay III por La Armada, y se le deshonrara ignominiosamente.
Muchas fuentes citan, que La Armada ocultó sus errores, al no conocer la ruta del crucero, usando al Contralmirante McVay III como un chivo expiatorio.
En 2001, El Secretario de La Armada Gordon England, exoneró a McVay III ante la avalancha de pruebas que los años habían acumulado sobre su correcto mando.
Tristemente este “perdón” llegó 30 años tarde para El Capitán, que una fría mañana de otoño de 1968, salió al porche de su casa en Connecticut, con el revolver de reglamento de La Marina para acabar con su vida, y con los recuerdos que, como a Quint, seguían atormentándole; siendo la última víctima del USS Indianapolis.
Presionado moralmente por los hechos, McVay III se suicidó de un disparo en el jardín de su casa, en 1968, a los 70 años de edad.
A propuesta del Congreso, El Presidente Bill Clinton, firmó una ley en el año 2000, que exoneró de responsabilidades al Capitán McVay III, por el hundimiento del crucero a su mando; luego de un arduo trabajo realizado por ex marinos del USS Indianapolis, amigos, familiares y simpatizantes, incluido su ex enemigo, Mochitsura Hashimoto.
En 2001, La Armada rectificó su error, limpiando su historial, y rehabilitándolo para la historia.
“President Truman has chosen you to lead a very classified mission”
USS Indianapolis: Men Of Courage es una película bélica del año 2016, dirigida por Mario Van Peebles.
Protagonizada por Nicolas Cage, Tom Sizemore, Thomas Jane, Matt Lanter, Weronika Rosati, Cody Walker, Brian Presley, Emily Tennant, Callard Harris, Emily Marie Palmer, Johnny Wactor, Stan Houston, Adam Scott Miller, Mandela Van Peebles, Joey Capone, Justin Nesbitt, entre otros.
El guión es de Cam Cannon y Richard Rionda Del Castro; con una producción de Hannibal Pictures & USS Indianapolis Production, con el apoyo de La Marina de los Estados Unidos.
El estudio Hannibal, había desarrollado la película en 5 años mediante la consulta de los sobrevivientes del desastre, incluyendo a La Marina de los EEUU, y al Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos.
La Armada ayudó tanto en la realización como en la finalización de la última versión del guión.
Walt Contide Edge Innovations, proporcionó los tiburones animados, y la producción/réplica de 2 aviones de La Segunda Guerra Mundial para retratar los aviones que participaron en las operaciones de rescate.
Silos Inc. y Hydroflex, se unieron para manejar los efectos digitales, y la filmación submarina para la película, respectivamente.
El USS Alabama, y el USS Drum, fueron utilizados junto con el Battleship Memorial Park, para retratar al USS Indianapolis, y el submarino japonés.
USS Indianapolis: Men Of Courage se rodó  en Mobile, Alabama, y en San Francisco, California, EEUU; y en Kioto, Japón; y su estreno tuvo lugar en los Estados Unidos, el 30 de mayo, coincidiendo con El Día de Los Caídos, y supone el regreso de Nicolas Cage a las grandes producciones.
Para su lanzamiento de Filipinas, los subtítulos cambiaron de “Men Of Courage” por “Disaster In The Philippine Sea”
USS Indianapolis: Men Of Courage gira en torno a Charles Butler McVay III (Nicolas Cage), la máxima autoridad al frente del USS Indianapolis, cuando este fue asignado para llevar, en 1945, y en secreto, el material fisionable de una bomba atómica a la isla de Tinian.
Tras cumplir su cometido, el barco fue hundido, y los supervivientes quedaron a expensas de los tiburones durante varios días, hasta que finalmente, poco más de 300, de una tripulación de más de mil, fue rescatada casi de casualidad.
McVay III, fue juzgado y condenado por su teórica negligencia, al arriesgar su nave y a sus hombres sin usar un criterio adecuado; siendo utilizado en realidad como chivo expiatorio, tras lo cual fue degradado como Contralmirante, y su carrera y honor militar, se vieron arruinados por completo.
Deprimido, acabó suicidándose con su pistola reglamentaria, el 6 de noviembre de 1968.
En los créditos finales, se indica cómo se realizó la búsqueda de los restos del naufragio del Indianápolis en 2001, en cooperación con El Gobierno de Filipinas y National Geographic.
Así como se rinde tributo a todos los tripulantes, marinos y fallecidos, con fotos y un curioso encuentro de producción, haciendo de USS Indianapolis: Men Of Courage, también una película documental de los hechos y sobre el espíritu de supervivencia.
“There’s something out there!”
USS Indianapolis: Men Of Courage es ante todo una película bélica sobre el desastre del buque de guerra homónimo, y lo que significó durante La Segunda Guerra Mundial, su naufragio, el terror vivido por los sobrevivientes en el mar, el rescate, y las consecuencias.
La obra también combina momentos de guerra, algo de comedia y romance, así como “drama de corte”; pero el foco central está en la valentía de los miembros de la tripulación a bordo del USS Indianapolis; que no solo pretende ser una historia del hundimiento, sino una crónica del juicio militar al que fue sometido El Capitán Charles B. McVay III, a quien se le acusó de no haber impedido el hundimiento del barco; que recordemos, regresaba de transportar uranio enriquecido, y partes de la bomba que Estados Unidos lanzó finalmente sobre Hiroshima.
El principal motivo de que los tripulantes acabaran solos en medio del mar durante varios días, fue el silencio por radio durante el que se desarrolló la misión.
La dirección de la película es bastante atropellada, se nota demasiado que el guión es un homenaje a las víctimas estadounidenses de la catástrofe, sin embargo, buscar tener paz de conciencia, y mostrar solidaridad con los japoneses, pues se ve lo que se piensa desde el otro bando; así como lo que significó para El USS Indianapolis, haber entregado partes importantes de la bomba atómica que arrasó Hiroshima, y posteriormente Nagasaki.
USS Indianapolis: Men Of Courage fue producida en el sentido de ser histórica, pero parece saltar puntos importantes, y embellecer otros.
La historia en sí, parece tratar de cosas con el cliché de las subtramas:
Vemos una historia de amor, un argumento racial para adaptarse a los tiempos políticamente correctos del Hollywood multirracial; con un oficial frente a la tripulación, en los que ninguno de los cuales parecía encajar.
Por otra parte, la edición de la película es desastrosa, con cortes demasiado horribles y evidentes; como la puesta en escena televisiva y teatral, con unos efectos visuales bastante cutres, donde los escualos protagonistas no dieron la talla, pese a tener escenas muy fuertes; cuando pudieron utilizar más CGI con los tiburones, etc.
Del metraje, largo con un poco más de 2 horas, bien se pudieron cortar unos 15 minutos.
La primera hora es bastante enérgica, y lleno de acontecimientos:
El argumento principal es presentado dentro de la primera escena; se introduce la historia de fondo sobre algunos de los jóvenes marinos, vemos una lucha racial, así como una sutil historia homoerótica; y curiosamente no sabemos mucho sobre McVay III.
Hasta que El USS Indianapolis se embarca en su misión, es torpedeado y hundido, todo dentro de la primera hora.
Sin embargo, esto significaba que toda la segunda hora, sólo se trata de la prueba de supervivencia de los marineros entre los tiburones en espera de rescate…
Todo se pone sentimental y repetitivo después de los primeros ataques de tiburones; que por cierto, hay un error al ver tiburones en su mayoría grandes blancos, cuando es ampliamente conocido que fueron tiburones de punta blanca; y definitivamente, USS Indianapolis: Men Of Courage no es la película de acción, drama y terror que se esperaba ver.
Del reparto, USS Indianapolis: Men Of Courage está dirigida para que nadie más que Nicolas Cage sobresalga, aunque haya historias independientes:
La historia lateral principal de 2 amigos que estaban enamorados de la misma chica.
Otra historia paralela, trata de un par de marineros, uno blanco y otro negro, constantemente en conflicto entre sí.
También hay otra historia paralela, acerca de un joven oficial arrogante y su actitud despreciable.
Todas estas historias son dejadas de lado, y solo sirven para llenar el resto del tiempo, el antes y el después del hundimiento.
Como dato, después de filmar la película, el 14 de julio en el centro de Mobile, Nicolas Cage conoció a un verdadero veterano de La Marina, llamado Richard Stephens en una banca del Plaza Bienville.
Stephens fue uno de los sobrevivientes de la nave, así que Cage y Stephens tuvieron una larga conversación acerca del desastre.
La actuación de Cage no es suficientemente buena, pero se logra reivindicar especialmente en la escena en la que su personaje habla con Hashimoto.
Es una historia triste, sobre todo con el trato a McVay III; y saber de las personas que lo llamaban diciéndole que se matase...
Hasta que lo lograron.
Del resto del reparto, vemos a Tom Sizemore como El Oficial McWhorter, y una escena demasiado ridícula, con la pierna cortada y abrazada en plan delirio; y Thomas Jane como  Wilbur C. “Chuck” Gwinn en un pequeño papel de rescatista en el Catalina.
Sin embargo, el mejor actor es Yutaka Takeuchi, el actor japonés que interpretó al Comandante Mochitsura Hashimoto, representa digna y sutilmente su breve papel, haciendo honorable toda su profesión y mostrándonos el otro lado de la contienda.
También, entre el reparto figura el hermano del finado Paul Walker, Cody Walker en su primera película; así como Matt Lanter en el papel del joven  Brian “Bama” Smithwick; Brian Presley como Waxman, y alguno que otro cameo, como el del mismo director Mario Van Peebles, como parte del jurado en La Corte Marcial.
En resumidas cuentas, aquí lo que se pretende es hacer un homenaje a los hechos, que fueron terribles, pero USS Indianapolis: Men Of Courage, no será la película definitiva, pese a tener grandes y mediáticas estrellas, haber sido realizada y financiada por La Armada de EEUU; se siente que se quiso hacer algo bueno y respetuoso.
Una película que confieso esperé ver desde hace muchos años, por contar una de las historias más desgarradoras del ser humano en tiempos de guerra, y supervivencia.
Así pues, la tragedia del Indianapolis citada en la película “JAWS” (1975) de Steven Spielberg, en la que uno de los protagonistas, el carismático Quint, encarnado por el actor Robert Shaw, revelaba que había sido uno de los pocos supervivientes de este naufragio; este pequeño monólogo, está considerado como uno de los mejores de la historia del cine.
Insuperable.
“The Japanese are extremely disciplined adversaries, sir”
El hundimiento del USS Indianapolis, fue una tragedia humana que caló en lo más hondo de la opinión de los estadounidenses, y del mundo entero.
La Armada, había sido la principal culpable, por haber querido hacer invisible el barco a causa del transporte de la bomba atómica, algo que en caso de hundimiento no lo sabrían hasta días después, lo que habría ahorrado la tragedia.
La Marina sabía que había submarinos en la zona, pero nunca avisó a McVay III, y envió el buque a la mar sin escolta.
Peor aún, La Armada no notó que el crucero no había llegado a puerto, y mientras, cientos de marineros morían en el mar.
¿En cuántas acciones de guerra, o hechos dados como “históricos” habrá pasado algo similar que con El Capitán McVay III?
Por conveniencia, por propaganda, o para tapar otras cosas, debe de haber cientos de historias tergiversadas como ésta, que hasta el día de hoy se dan como reales.
Por su parte, Mochitsura Hashimoto después de la guerra, sirvió como capitán de un buque de repatriación de soldados japoneses en territorio insular, además, colaboró con el primer submarino japonés de Las Fuerzas de Autodefensa del Japón, el Oyiasho.
Más tarde, el 24 de noviembre de 1999, Hashimoto lamentó públicamente que El Contralmirante Charles McVay III, haya sido deshonrado por cumplir con su deber, y envió una carta al John W. Warner, Presidente del Comité de La Armada del Senado, intentando exonerar de culpa al Comandante:
“Quizás es hora que los de su pueblo se disculpen con El Capitán McVay III, por la humillación de su condena injusta.
He oído que en su legislatura, se están considerando las resoluciones para que se borre el nombre del difunto Charles Butler McVay III, El Capitán del USS Indianapolis, que fue hundido el 30 de julio de 1945 por torpedos disparados desde el submarino que estaba bajo mi mando.
Yo no entiendo por qué El Capitán McVay III, fue a un Consejo de Guerra.
Yo no entiendo por qué fue declarado culpable por el cargo de arriesgar su barco, al no haber navegado en zigzag, porque yo habría sido capaz de lanzar un ataque de torpedos con éxito contra el barco, navegase éste zigzagueante o no.
He conocido a la mayoría de los valientes hombres que sobrevivieron al hundimiento del Indianapolis.
Me gustaría unirme a ellos, para instar a que sus legisladores nacionales limpien el nombre de su Capitán.
Nuestros pueblos, ya se han perdonado unos a otros por esa terrible guerra y sus consecuencias.
Quizás es hora de que su propio pueblo perdone al Capitán McVay III por la humillación de su condena injusta”
Aunque El Indianapolis envió llamadas de auxilio antes de hundirse, durante mucho tiempo, La Marina afirmó que nunca se recibieron, porque según La Marina, el buque estaba operando bajo la política de silencio de radio.
Sin embargo, documentos desclasificados muestran que 3 mensajes de SOS fueron recibidos por separado, pero que nunca fueron tomados en cuenta, debido a que un Comandante estaba borracho, otro había ordenado a sus hombres que no le molesten, y un tercero creía que era una falsa llamada hecha por los japoneses...
Pero muy curiosamente, el personal que no presentó el informe de la no llegada a tiempo del buque a Leyte, también fue exonerado.
Finalmente, El USS Indianapolis, que sirvió tradicionalmente como el buque insignia de La 5ª Flota de EEUU, durante sus 14 años de servicio, fue honrado con 10 Estrellas de Batalla por sus acciones durante La Segunda Guerra Mundial.
Al final puede decirse, que los marineros del USS Indianapolis, y los japoneses del I-58, esta vez siendo amigos, habían ganado su última batalla, un duelo que hacía historia.
Mientras Hashimoto pasó los últimos años de su vida como un monje sintoísta en un santuario de la prefectura de Kyoto.
Además, viajó el 7 de diciembre de 1990 a Hawaii, para conmemorar los 50 años del Ataque a Pearl Harbor, para pedir perdón a los familiares y sobrevivientes del USS Indianapolis, y escribió un libro que fue publicado en inglés en 1954 llamado:
“Sunk - La Historia de La Flota Submarina Japonesa (1941-1945)”, en que relata sus vivencias como submarinista.
En agosto de 1995, se inauguró en la ciudad de Indianápolis, El USS Indianapolis National Memorial.
En este Monumento, no se usaron dineros públicos, ya que se hizo a través de La Fundación de Los Sobrevivientes del Indianapolis, en honor a sus compañeros que perdieron la vida en esa tragedia.
En este memorial, se encuentran escritos los nombres de todos sus tripulantes, y un pasajero que estaba en su último viaje.
Cabe la pena anotar, que los sobrevivientes afirman que El USS Indianapolis transporto la primera bomba atómica operativa del mundo, y no parte de sus componentes.
Esto puede ser leído en la página oficial del USS Indianapolis Memorial:
“The world's first operational atomic bomb was delivered by the Indianapolis, (CA-35) to the island of Tinian on 26 July 1945”
La pregunta sería:
¿A quién creerle, al gobierno o a su tripulación?
“Todas las noches sueño, quizás no en el agua, pero estoy buscando a mis compañeros frenéticamente…
Es parte del legado.
Sufro de ansiedad todos los días, particularmente en las noches, pero vivo con ello, duermo con ello, y me las arreglo”, recuerda Loel Dean Cox, de 87 años; en aquel entonces era un marinero de 19 años de edad, y estaba de turno en el puente de mando del USS Indianapolis que sobrevivió a la tragedia; mientras Mochitsura Hashimoto, falleció en Kyoto, el 25 de octubre de 2000, a sus 91 años.

“The Worst Naval Disaster in American History”



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