となりのトトロ (My Neighbor Totoro)

“使用木と人は良い友達になり使用木と人は良い友達になり”
(Los árboles y las personas solían a ser buenos amigos)

La vida del ser humano se nutre de las diversas elecciones que debe ir efectuando con el paso de los años, algunas mayores y otras más insignificantes, dentro de las decisiones o acciones a las que se puede ver abocado, hay una ventana que cada uno utilizará a su propia manera provocando resultados dispares.
Eso me recuerda el origen de “Alice’s Adventures In Wonderland” (1865), cuando su autor, el inglés Lewis Carroll, pseudónimo bajo el que se escondía el nombre de Charles Lutwidge Dodgson, viajaba en una barcaza junto al reverendo Robinson Duckworth y las hijas de Henry Liddell, vicecanciller de la Universidad de Oxford y capellán de la Christ Church de la misma población:
Lorina, Alice y Edith.
Durante el recorrido, Dodgson improvisó una pequeña historia para entretener a las pequeñas, en la que la protagonista era Alice, una niña en busca de aventuras.
A la mediana de las Liddell, Alice, le gustó la historia, y pidió a Dodgson que la escribiera.
De un episodio cotidiano, surgía el germen de una de las novelas más importantes de la literatura universal, un relato que tanto tenía de fascinación por la imaginación y escapismo de la infancia como de lectura subversiva del poder y la sociedad de su tiempo.
Sin embargo, no siempre los elementos fantásticos que aparecen en las obras literarias dirigidas a los niños, representan un elemento positivo y gratificante.
En numerosas ocasiones, la fantasía está más relacionada con elementos coercitivos que lúdicos, sirvan como ejemplo algunos de los cuentos de la tradición europea recogido por Hans Chistian Andersen, Charles Perrault, o los hermanos Grimm; incluso los cuentos de hadas o de príncipes y princesas están repletos de violencia, venganzas, y seres malvados.
Los animales, tampoco suelen salir bien parados, puesto que en numerosas ocasiones se les personifica como los malvados de la historia, incluso, en muchas veces, se llega más lejos convirtiéndolos en monstruos.
Concluyamos en que la suma de fantasía y animales no siempre, o quizás casi nunca, es sinónimo de paz, ternura, y buena armonía.
“トトロ?
あなたがトトロだ!...
私はあなたがトトロをしている賭け...”
(To-to-ro?
Eres Totoro!...
Apuesto a que eres Totoro...)
となりのトトロ (My Neighbor Totoro) es una película de animación japonesa, del año 1988, dirigida por Hayao Miyazaki.
Protagonizada por Noriko Hidaka, Chika Sakamoto, Hitoshi Takagi, Shigesato Itoi, Sumi Shimamoto, Toshiyuki Amagasa, Tanie Kitabayashi y Naoki Tatsuta.
El guión gira alrededor de un espíritu del bosque al que llaman “Totoro”
Un relato hipnótico con un pie en la realidad y el otro en la más desbordante imaginación, cuento maravilloso, y es en parte autobiográfica, pues cuando Hayao Miyazaki y sus hermanos eran niños, su madre sufrió de tuberculosis vertebral durante 9 años, por lo que pasó gran parte de su tiempo hospitalizada; por lo que se da a entender, aunque nunca se revela en となりのトトロ (My Neighbor Totoro), que las niñas protagonistas también sufre la enfermedad; pero en una ocasión se dijo que la película habría sido demasiado dolorosa si las 2 protagonistas fueran varones.
となりのトトロ (My Neighbor Totoro) marcó un aparente punto de inflexión en la carrera de Miyazaki, que en realidad no era sino una estrategia para subrayar algo que siempre había estado allí:
La atención a lo minúsculo, la revelación de lo fantástico como una inmanencia de lo real, el reto de animar, o de simular a través de la animación, la elocuencia de lo natural y lo humano.
Su título original iba a ser “Mi Vecino El Fantasma”, aunque más tarde lo ampliaron a “Mi Vecino El Fantasma de Tokorozawa”, y finalmente quedó el título que conocemos.
Para muchos, se trata de una película infantil, lo cierto es que lo es, y no lo es:
Lo es porque el tono de toda la obra es afable, no existen seres malvados y el tempo narrativo está pensado para los más pequeños; pero no lo es, porque al mismo tiempo se trata de un delicioso y emotivo homenaje a la belleza de la juventud, y la pureza de espíritu que con el pasar los años acaba esfumándose.
Así tenemos una película realmente completa, muy fácil de seguir y, lo más importante, contada de manera brillante para comprensión tanto de adultos como de niños; siendo el 4° largometraje realizado por スタジオジブ/Studio Ghibli, del que Totoro es su logotipo; y es la primera obra indiscutible de Hayao Miyazaki.
Así como es la primera de las producciones Ghibli que abandona la espectacularidad de las luchas colectivas y las batallas aéreas, para centrarse a contar una historia intimista, alimentada por una imaginación repleta de detalles, destacando las relaciones entre los distintos miembros de la familia, la importancia del valor de la fantasía, la aparición de elementos fantásticos, y la ausencia de violencia.
となりのトトロ (My Neighbor Totoro) tuvo un enorme éxito en su estreno en Japón en 1988.
El impacto cultural fue tan grande, que Totoro se convirtió en la mascota del estudio, y es tan popular en los niños japoneses como “Winnie The Pooh” para los niños occidentales.
Por su parte, Hayao Miyazaki que ya había dirigido 2 filmes, por lo que decidió empezar a escribir el guión, y a encargarse de la dirección, justo después de acabar su 2ª película.
Fue una producción paralela a otra obra del estudio:
“火垂るの墓” (Grave Of The Fireflies - 1988) de su mentor Isao Takahata.
Ambas películas fueron estrenadas la misma fecha, una detrás de otra.
Fue hecho así, para “demostrar la cara y cruz de la temática que ambas trataban”
No sólo eso, con el éxito de la película, el estudio encontró otra manera de recaudación que fue el “merchandising”
Sorprendentemente, los objetos inspirados en となりのトトロ (My Neighbor Totoro), y particularmente en Totoro, tuvieron un éxito sin precedentes entre los niños japoneses, que permitió revitalizar las cuentas del estudio en la que fue la primera vez que explotaban una película a nivel comercial.
En Estados Unidos となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se estrenó en 1993, siendo el primer país occidental en exhibirla.
Los críticos estadounidenses la acogieron muy bien, tanto que diarios como The New York Times la definieron como “una bella y artística obra maestra”, siendo elegida por la revista británica Time Out, como “la mejor película de animación de la historia”
Tal fue el éxito en su estreno original, que Totoro hace breves apariciones en otras películas del estudio, como:
“耳をすませば” (Whisper Of The Heart - 1995) o “平成狸合戦ぽんぽこ” (Pom Poko - 1994); hasta en la película “Toy Story 3” (2010), Totoro es uno de los juguetes que aparecen, aunque no tiene un papel relevante.
Ese cameo se debe a la admiración que John Lasseter, director creativo de Pixar, tiene por la obra de Hayao Miyazaki.
La historia de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) es un retrato de la vida rural japonesa en los años 50.
草壁 タツオ/Tatsuo Kusakabe (Shigesato Itoi) es un profesor universitario que se traslada junto a sus 2 hijas:
草壁 メイ/Mei (Chika Sakamoto) de 4 años, y 草壁 サツキ/Satsuki (Noriko Hidaka) de 10, a una casa cerca de un bosque, mientras 草壁 靖子/Yasuko (Sumi Shimamoto) su esposa, se recupera de tuberculosis en un sanatorio rural.
En la mudanza, sus hijas descubren la existencia de “los duendes de polvo”, y de este modo aprenden que hay seres que no todos pueden ver, como los espíritus del bosque, que solamente pueden ser vistos por aquellos de corazón puro.
Mei, está fascinada al encontrar 2 pequeños espíritus, y se determina a encontrar al “Rey del Bosque”:
トトロ/Totoro (Hitoshi Takagi)
De guión simplísimo, y de personajes entrañables, nos enseña de relaciones humanas, del respeto a la naturaleza y de la belleza de las cosas simples; pero también se esconde bajo su narración aparentemente simple, un soberbio cuento sobre la infancia y sus maravillas, lleno de lirismo y sencillez, desposeído de pretensiones y de ideales más allá que los del ecologismo y la bondad del ser humano.
“私はその木を見て、希望お母さんはそれがあまりにもオーケー好きな家を購入することを決めた、私たちの敬意を払ってみましょう”
(Vi ese árbol y decidí comprar la casa.
Espero que a mamá le guste mucho, presentémosle nuestros respetos)
となりのトトロ (My Neighbor Totoro) es notablemente diferente a las películas que se realizan generalmente en el cine de Hollywood, y que corrientemente llega a las pantallas de cine, y receptores de televisión.
No es un film de buenos y malos, ni de envidias y venganzas, tampoco aparecen traumas ni miedos infantiles, ni maltratos ni abuso a niños, no esperemos por tanto, tragedias que nos lleven a mundos extremos.
Únicamente, una excelente película que relaciona a unas niñas, pertenecientes a una familia común y corriente, con su entorno, y con la fantasía de unos seres que en lugar de asustarnos, nos dan seguridad y confianza.
Así となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se convierte en un título esencial en la filmografía de Miyazaki, no sólo porque contiene elementos que luego desarrollará en otras cintas, sino por su capacidad para levantar un mundo de fantasía capaz de integrarse en un paisaje realista.
Y más que ninguna otra película de su director, inclusiva la última de ellas, esta bella película indaga con gran sensibilidad y compasión en los misterios, no siempre luminosos, a menudo lóbregos, que rodean la más esencial de nuestras etapas vitales, la que algunos definen como la verdadera patria del hombre.
Miyazaki observa a la niñez como el paradigma de libertad absoluta, entendida no sólo desde un concepto físico y social, sino sobre todo desde un plano netamente imaginativo o, incluso, espiritual.
Los niños como poseedores únicos y exclusivos del mundo tal como es, incluidos todos sus secretos, espíritus y dioses.
Pero la niñez no está exenta de oscuridad, que para Miyazaki es el símbolo supremo de la infancia.
La oscuridad o incluso la desesperación, consecuencia de lejanía o enfermedad de una madre, o de un cambio de residencia, son traumas que las niñas intentan superar con la ayuda de un padre bondadoso y, sobre todo, de una naturaleza exuberante, la verdadera protagonista capaz de refugiar a Satsuki y Mei, de divertirlas, de subyugarlas, y de darles ilusión.
Como dato, la historia se desarrolla en la ciudad de Tokorozawa, en la prefectura de Saitama, a una hora del centro de Tokio, la misma en la que vivía Miyazaki antes de mudarse a Mitaka, y los pocos espacios naturales que quedan, se conservan gracias a un movimiento de conservación que nació a raíz de esta película.
De hecho, Miyazaki donó más de 2 millones de euros para que el ayuntamiento comprase los terrenos antes de que se construyese en ellos, y cedió muchas de sus ilustraciones de Totoro para que se utilizasen en toda clase de panfletos, carteles y demás artículos promocionales, para rescatar el lugar.
El director artístico de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) fue Kazuo Oga, el cual dibujó y diseñó a Totoro cuando Hayao Miyazaki le enseñó una imagen de Totoro encima de una montaña.
Miyazaki quiso darle esta oportunidad a Oga, que se lo tomó como un reto a su carrera y experiencia artística, y gracias a となりのトトロ (My Neighbor Totoro), la carrera de Oga gozó de una mayor popularidad y prestigio.
Miyazaki y Oga discutieron sobre cuál iba a ser la paleta de imágenes de となりのトトロ (My Neighbor Totoro):
Oga se decantaba por colores más tenues que recordaran a la prefectura de Akita, mientras que Miyazaki prefería unos tonos más cálidos, para que los colores se asemejaran más a la prefectura de Kanto.
Al final, fue una mezcla de ambos.
Toshio Suzuki, productor principal de Studio Ghibli afirmó:
“Era la naturaleza pintada con colores translúcidos”
Así となりのトトロ (My Neighbor Totoro) cuenta la historia de una familia que se han trasladado al campo.
Tatsuo Kusakabe es el padre de las niñas.
Trabaja en el departamento de Arqueología y Antropología de La Universidad de Tokio; pero siempre se muestra alegre, comprensivo y sensible con sus hijas; y aviva la imaginación de sus hijas con fábulas e historias mágicas sobre duendes, fantasmas, y espíritus protectores de los hogares.
Yasuko es la madre de las niñas; pero debido a que padece tuberculosis, es trasladada a un hospital rural.
Su marido y sus hijas, se mudan al campo para estar cerca de ella.
Interviene poco, pero se adivina una gran compenetración con su esposo; también se adapta con envidiable naturalidad a las historias fantásticas de las niñas.
Al igual que la señora Kusakabe, la madre de Miyazaki en 1947 padeció tuberculosis espinal que la mantuvo hospitalizada durante 9 años.
En la novela escrita por Kubo Tsugi, basada en となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se dan algunos datos adicionales referentes a la enfermedad que sufre la madre de las niñas, la tuberculosis espinal.
Concretamente, el hospital Shichikokuyama al que la trasladan, tiene muy buena reputación tratando la enfermedad, y la casa a la que se muda el padre con las niñas, fue construida años atrás por un hombre acaudalado de la ciudad, cuya esposa también sufrió la misma afección.
Es por este motivo, por el que la casa es más grande, y tiene un tejado más occidental que el del resto del pueblo.
La historia de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se alimenta principalmente del enfoque infantil que las niñas proporcionan.
Ellas no se asustan por los fantasmas que habitan la casa, al contrario, intentan entenderlos, y se alegran de su presencia.
De la misma manera, los adultos tampoco ven como negativa la presencia de estos seres, pues al parecer, la casa se encuentra encantada.
Es como si la película sostuviera la idea de que todo con lo que las protagonistas se encuentran en su camino, es tan natural como la vida misma, y no hay que tenerle miedo, al contrario, hay que encontrar el lado bueno de las cosas.
Así las hermanas, Satsuki y Mei, se enfrentan a un mundo rural, y a su vez mágico.
Alentadas por la curiosidad, observan todo y cuanto sucede ante ellas, obligando a los “duendes del polvo” a abandonar su recién adquirida vivienda, persiguen bellotas a través del bosque, cruzan túneles misteriosos que llegan a madrigueras ocultas en el seno del árbol milenario, etc.
Y dentro de este árbol, descubren a un extraño ser al que la pequeña Mei identifica como un “Totoro”...
Mei es la menor de las hermanas Kusakabe, tiene 4 años.
Es alegre y curiosa; gracias a ella descubrieron a Totoro.
Ella es bulliciosa, siempre queriendo jugar y dando bastante trabajo.
Llena de energía y preguntando todo aquello que concierne a su madre, es el arquetipo de la inocencia y la magia de la infancia.
Debido a la ausencia de su madre, busca constantemente la atención de su hermana mayor.
Como dato, en el doblaje original, Mei pronuncia mal las palabras, por eso dice “Totoro” en vez de decir “torōru” que es como se pronuncia “troll” en japonés.
Por otro lado, Mei significa “brote” en japonés, y “Meimei” significa “hermana pequeña” en chino.
Y es que Mei copia a su hermana en absolutamente todo, igual que hacen las niñas de su edad; y hay momentos como cuando ella sigue al primer Totoro, donde vemos a la perfección la reacción sincera de una niña de 4 años, por lo que lo sigue hasta donde ella puede, y se queda totalmente parada durante segundos, cosa que no ocurre en casi ninguna película, y éste detalle nos muestra el cuidado de Miyazaki y la curiosidad real de los niños de esas edad:
Su curiosidad, su alegría, los movimientos copiados de la hermana...
Son elementos tan sencillos como básicos, y se agradecen.
Otro dato interesante con ella, lo vemos en la secuencia en la que Mei se pierde para entregar una mazorca de maíz para su madre, y está sentada junto a una fila de estatuas…
En Japón, esas estatuas representan el Bodhisattva Jizo, la deidad budista que es el protector de los niños; por tanto, el efecto que Miyazaki está transmitiendo, es un reaseguro sutil a la audiencia, que Mei, aunque está perdida en ese momento, estará libre de cualquier peligro inmediato, mientras que su hermana y Totoro van en su ayuda, en el autobús del gato.
Satsuki, con 10 años, es la hermana mayor de Mei, trata de cuidar de ella al mismo tiempo que intenta adaptarse a su nuevo entorno, y asimila la enfermedad que sufre su madre, todo esto hace que empiece a madurar muy pronto.
Satsuki nunca duda de la veracidad de la historia de su hermana acerca de los totoros.
Entre tanto, disfrutan del campo, conocen a sus vecinos, van a la escuela, escuchan las historias de su anciana vecina, y esperan a que llegue su padre, casi siempre ausente, en la parada del autobús, mientras la lluvia se adueña de la noche.
En ese contexto, las 2 hermanas no tardarán en reencontrarse con el misterio.
Las 2 hermanas representan respectivamente la niña que deja poco a poco la infancia atrás.
La más joven vive en la más absoluta inocencia y pureza de la niñez; mientras Satsuki empieza a afrontar las responsabilidades de un adulto, pues su prioridad máxima es la de cuidar de su hermana Mei, quien sólo piensa en jugar y proclamar su creencia en un mundo de hadas, cosa que no está al alcance de los más adultos.
Otro dato interesante, reside en los nombres de ellas, que hacen referencia al mes de mayo.
Mei, es la transcripción fonética de “May” en inglés, y Satsuki era el nombre que recibía antiguamente en Japón el 5º mes.
En la idea original, las 2 niñas eran un solo personaje de 6 años, pero se decidió desdoblar el personaje en 2 hermanas.
Esto causó algunas confusiones entre los fanáticos, quienes en más de una ocasión se encontraron con imágenes y afiches donde Totoro espera al Gatobús en compañía de una pequeña.
Por otro lado, somos testigos de primera mano del cambio radical que sufre el mundo de Satsuki y Mei, debido a la enfermedad de su madre.
Mientras que la primera, al ser la hermana mayor, debe dejar a un lado su parte más infantil para ponerse la coraza de responsable; Mei nos descubre un lugar repleto de criaturas misteriosas, a la par que bonitas, en el que todo es posible y divertido.
Y es que el sentido del humor es uno de los puntos fuertes de este largometraje tan recordado por la mayoría.
Un sentido del humor directo y cándido, que nos invita a sonreír en todo momento, porque a través de los ojos de Mei y Satsuki, todo tiene un lado bueno, un lado de donde aprender, y un lado del cual disfrutar; con un poco de inocencia, curiosidad y ánimo, las niñas conviven con lo novedoso que se presenta en sus vidas en mismo grado, sin excluir ni discriminar:
Desde sus nuevos amigos del colegio, sus vecinos o los espíritus que habitan fuera de su casa.
Tal vez, éstos últimos sean productos de su imaginación, y de lo que trata la historia, es del despliegue creativo y juguetón de 2 niñas, en su adaptación, pero lo claro es que dichos espíritus representan algo simbólico:
Confianza, fe, y la lucha por los sueños.
Otro de los personajes es 大垣寛太/Kanta Ōgaki (Toshiyuki Amagasa), un chico vecino de los Kusakabe de la misma edad que Satsuki.
A causa de su timidez, parece no llevarse bien con las chicas; y muy curiosamente, este personaje comparte la afición de Miyazaki por los aeroplanos.
お祖母ちゃん/Nanny (Tanie Kitabayashi), es una de las abuelas de Kanta; que trabaja cultivando su huerto, y cuida de las niñas.
Y claro está, los totoros, son 3 espíritus del bosque llamado “Tsukamori”, que habitan en el interior de un gigantesco árbol milenario, más específicamente, en un alcanforero.
Ya sabemos del misticismo implícito Japonés, y del propio Miyazaki en sus historias, pero Totoro es una invención total y absoluta del dibujante.
Es una mezcla de mapache, gato y búho, y su nombre proviene de la mala pronunciación de la pequeña.
En un momento, cuando Satsuki primero encuentra Mei durmiendo en el bosque detrás de su casa, Mei dice a su hermana que vio a un “Totoro”
Satsuki responde:
“¿Te refieres al duende del libro de cuentos?”, al cual Mei asiente con la cabeza.
Comenzando por el propio Totoro, El Gran Totoro/大トトロ es el de mayor tamaño, de color gris, y el más conocido de los 3.
Totoro es jovial, y habla con una voz muy baja, es un ser extraordinario que sólo un niño puede entender con racionalidad indiscutible, precisamente porque es un ser que pertenece únicamente a su mundo, el de los sueños y los juegos, aquel en que un Gatobús acude en tu ayuda si crees en él, y te dejas guiar por su rumbo.
Miyazaki consigue crear a Totoro, un ser raro, difícil de describir, pero que provoca una sensación de calma y tranquilidad.
El Totoro mediano/中トトロ es de color azul; y cuando aparece por primera vez, lleva una bolsa de nueces con un agujero que deja un reguero cuando camina o corre.
Y el pequeño Totoro/小トトロ es de color blanco, a veces transparente.
Algunas personas han especulado, que el nombre de Totoro proviene de la ciudad de Tokorozawa en Japón.
Hayao Miyazaki creció por ahí, y tiene recuerdos de los niños pronunciando mal Tokorozawa, como Totoro.
También tenemos a el Gatobús/猫バス (Naoki Tatsuta)
Como su nombre indica, se trata de un espíritu-gato/Bakeneko, que ha asumido la forma de autobús, y acude a la llamada de Totoro, que lo utiliza como medio de transporte.
Entre otras peculiaridades, posee 6 pares de patas y poderes que le permiten desplazarse a velocidades increíbles sin ser visto; tiene ojos encendidos, brillantes como faros, ratas para luces de cola, y peludos asientos que cambian de tamaño según el pasajero.
Como curiosidad, aunque Miyazaki no es partidario de las segundas partes, creó en 2003 un cortometraje de 10 minutos llamado, “めいとこねこバス” (Mei and The Kittenbus), donde se puede revivir una nueva aventura de Mei Kusakabe y el Busminino, descendiente del Gatobús.
Y por último tenemos a Los Duendes del Polvo/真っ黒黒すけ (Makkuro Kurosuke)
Su nombre significa “algo muy negro y oscuro”
En el doblaje al inglés, se tradujo como “dust bunnies” o “conejillos del polvo”
Son pequeñas criaturas que viven en las casas deshabitadas, construyendo madrigueras invisibles, y convirtiéndolo todo en polvo.
Redondos y de color negro, son muy semejantes a los Susuwatari/ススワタリ, en este caso compuestos de hollín, que aparecen ayudando a Kamajii en la película “千と千尋の神隠し”(Spirited Away - 2001)
Pero Totoro no es ningún ser mítico originario de las historias clásicas japonesas.
Miyazaki se basó en diferentes animales como los “tanukis” o mapaches japoneses; en los gatos por las orejas y la cara; y los búhos en las marcas del pecho y el sonido que hace de noche con su ocarina.
Por otra parte, según el folclore japonés, los gatos suficientemente viejos, tienen poderes mágicos que les permiten cambiar de forma; y son los llamados “bake neko”
Así, el Gatobús sería un bake neko que vio un autobús, e intrigado decidió transformarse en uno.
Aunque es un diseño original de Miyazaki también se inspira en Cheshire de “Alice’s Adventures In Wonderland” (1865) especialmente en la cara.
La escena en la que Mei cae por el agujero del árbol hasta la guarida de Totoro también recuerda al viaje de Alice, por lo que podemos decir, que となりのトトロ (My Neighbor Totoro) es un homenaje al cuento.
En cuanto al dibujo y a la animación, destacar que pese a que en el momento la creación de la película, ya era usual la utilización del ordenador, ésta es una obra realizada íntegramente con métodos de animación tradicional.
Son de destacar los fondos y los paisaje, superiores en calidad a la mayoría de las obras que llegan a las salas comerciales.
Con となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se dan la mano el poderoso minimalismo visual de Yasujiru Ozu, con un desaforado sentido de la fantasía, más basado en la filosofía oriental tradicional, que en los pastiches audiovisuales de su tiempo, todo mezclado con una ligera base de panteísmo y exacerbado respeto por la naturaleza, pues para Miyazaki, es la conexión con la naturaleza, la aceptación de nuestra unión con ella, lo que nos salva, nos reconforta y nos hace libres, y los seres que en ella habitan, los únicos que pueden guiarnos hacia esa libertad.
Pudiendo haberse decantado por un trabajo menos arriesgado, se prefiere contar la historia de un modo original, sin un punto de vista realista y maduro.
El gran triunfo de Miyazaki, es relatar hechos duros de un modo simple, pero sentimentalmente impactante.
Aquí, aunque pueda parecer que la fantasía es una vía de escape de la realidad, es el modo de narrarla de un modo diferente, pero no por ello menos serio.
A diferencia de las producciones de Disney o Pixar, por ejemplo, となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se pierde a menudo en el territorio puramente abstracto.
De hecho, no es una historia que posee un orden tradicional de principio, desarrollo y fin; y en su lugar serpentea a lo largo de una serie de episodios caprichosos, capturando las emociones primarias que las jóvenes protagonistas no pueden comprender completamente.
Estructuralmente, es un collage de momentos fugaces y sentimientos que se unen en un majestuoso retrato.
Centrándonos en la historia en sí, esta no tiene un sentido concreto, pues se limita a mostrarnos las aventuras y desventuras de nuestras pequeñas en un nuevo lugar donde todo a su alrededor parece mágico.
Su día a día es lo más importante a lo largo de la historia.
Cómo llevan lo de su madre, qué tal relación tienen con su padre, etc.
Cosas que en un primer momento parecen nimias para estas niñas, se transforma en un mundo aparte, el cual se presenta de una manera excepcional, en el que la narración no decae en ningún momento.
Quizás piensen que esta historia es muy infantil, y esto se debe a que sí lo es, pero sin ser ridícula, porque a fin y acabo, no es un ser en la imaginación de un niño, sino que es “una criatura del bosque”
となりのトトロ (My Neighbor Totoro), también ofrece una visión muy simple pero completa de la naturaleza y la maravilla que viene de la exploración de los bosques, vagando por los campos, y examinando la fauna y la flora.
Y choca que en casi cualquier película animada occidental, cuando un niño vaga solo en el bosque, es sometido a múltiples temores y peligros, pero en となりのトトロ (My Neighbor Totoro) la naturaleza, en lugar de ser representada así, es algo que debe ser explorado y apreciado.
Se basa en la experiencia, situación y exploración; no en el conflicto y la amenaza.
Esto se hace evidente en las hermosas secuencias que implican Totoros.
Aunque a primera vista, Totoro parece ser un monstruo, resulta ser “un vecino”
En Occidente, habría sido una criatura aterradora, decidida a hacer daño a la pequeña Mei, que hubiera tratado de destruir la casa familiar, y obligado a defender su sueño de una nueva vida en el campo.
Por el contrario, Ghibli logra que esa gigantesca figura desconocida entre en nuestros corazones, y nos enseñe a valorar la naturaleza, la amistad e incluso la familia.
Así Miyazaki explora la niñez como la libertad absoluta.
En lo social, en lo físico, en lo imaginativo y lo espiritual.
Los niños están aún alejados de toda convención, y esto los mantiene dueños del mundo tal y como es.
Aunque todo parezca algo caótico en un principio, lo cierto es que Miyazaki sabe muy bien qué quiere contar en cada momento, creando así un conjunto final que podemos calificar de adorable en todos los sentidos de la palabra.
Asimismo, la magia está muy presente durante todo el metraje, de la mano de personajes tan carismáticos como el mismísimo Totoro, una criatura que más de uno querría tener para siempre a su lado.
Lamentablemente, este gran personaje se echa en falta en determinados momentos, además de que no sale tanto como debería, dejándonos con un sabor de boca agridulce.
Como en todas las películas del estudio, la animación desprende un mimo y un detalle tan preciosista que hipnotiza; los entornos verdes, el agua tan limpia y azul, los trazados de los personajes...
También, se hace hincapié en el respeto por el medio ambiente y hacia los ancianos, temas recurrentes en la filmografía del maestro Miyazaki.
El humor tiene sus dosis muy bien suministradas, que van de la mano de la pequeña Mei, un personaje entrañable, que nos recordará enormemente a cualquier chiquilla de su edad, es el personaje más tridimensional de la obra, y brindará los mejores momentos cuando la veamos acompañada de su gran amigo Totoro.
Otro punto interesante, sería cómo las tradiciones japonesas de la vida cotidiana se reflejan en la película.
Esto se ve en la escena del baño, donde el padre se baña con sus hijas en un barreño de agua, algo que a los productores de Hollywood no les pareció bien, pero que hay que entender como una costumbre cotidiana del pueblo japonés de ese momento.
Esto es así, porque los barreños existen realmente.
Se usaban como lugar de encuentro de la familia, ya que antes tenían que limpiarse bien con jabón, como se puede observar en la película.
Por otro lado, estudiando cada una de sus escenas, podemos llegar a ver la calidad de sus detalles, sobre todo la escena en la que Satsuke recoge leña en el campo para calentar la casa, y una ráfaga de viento pasa por su lado, moviendo la hierba circundante.
Además de la gran calidad en el dibujo, podemos observar la destreza en el uso del color, y la belleza de sus fondos y paisajes; el verde inunda constantemente esta película para destacar la belleza y la armonía de la naturaleza.
Incluso el juego de luces y sombras que se usa ayuda a la acción, como vemos en el contraste entre la luz, refiriéndose a lo real, y a la sombra, el mundo misterioso donde viven los Totoros
El plano de una niña intercambiando gestos y sonidos en su primer encuentro con Totoro, puede prolongarse indefinidamente sin perder su poder de seducción:
La mirada infantil reconoce un mundo que hace suyo desde el momento en que es el descubrimiento lo que lo mueve; la mirada adulta no puede dejar de reconocerse en la infancia diluida en el recuerdo, ni tampoco ignorar la fricción con el mundo adulto que se produce en este cuento.
Inclusive, la acción discurre generalmente de forma calmada, pausada, hilvanando las escenas sin ninguna violencia; incluso la aparición del Gatobús, precedida de los juegos de Totoro con la lluvia; se realiza de manera relajada, mezclándose la sorpresa de Satsuki con la naturalidad de Totoro.
Asimismo nos deja en claro que se trata de una criatura inocente, capaz de asombrarse con algo tan simple como un paraguas, y sobre todo muy, muy agradecida.
Pero no sólo por lo técnico, que consigue un efecto prodigioso en el que las gotas de lluvia cobran un realismo formidable, intensificado aún más cuando se convierten en un auténtico aguacero que todo lo golpea y lo inunda, sino por la propia concepción de la acción, en la que los menores gestos cobran significado, y en la que la complicidad que se establece entre las niñas y el entrañable monstruo se hace creíble, tan verdadera como si estuviese sucediendo ante nuestros ojos, y sus protagonistas fuesen de carne y hueso, no producto de unos trazos dibujados por unos lápices.
Son 7 minutos, también casi sin diálogo, con un único escenario, la parada de autobús en zona rural, y con el rumor de la lluvia como música de fondo.
Sin duda es una escena clave, y es el eje central del mensaje:
La armonía entre los elementos que lo conforman y que forman parte del universo en el que habitan sus personajes.
Las niñas le ofrecen una sombrilla a Totoro, cuando éste está parado esperando el autobús bajo una fuerte lluvia, la amistad nace entre ellos; y cuando Mei se pierde y Satsuki pide ayuda, Totoro ofrece los servicios del Gatobús para llevarla hasta su hermana.
Ellas agradecen la ayuda, pero en especial, agradecen la amistad y la colaboración.
Eso es lo principal que se puede aprender de esta historia, y por extensión también de las leyendas de la cultura japonesa:
El respeto.
Sean de carne y hueso, o no; sean reales o no, es el respeto entre los seres vivos, por muy espiritual que esto suene, la naturaleza, los animales, las personas, o la tierra misma, lo más importante para una sociedad en pro de una comunidad en armonía, desarrollo, florecimiento, y crecimiento.
Los detalles que lo demuestran son muchos, pero bastaría esa sola secuencia para hacer de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) una pieza que trasciende su género, para llegar a todos los amantes de la belleza y el cine.
En cierto sentido, es una metáfora, un símbolo y una parábola al mismo tiempo.
Representación de las necesidades y los anhelos más profundos de las 2 niñas, fuerza liberadora de su aprendizaje emocional.
Porque hablamos de una película dominada por las ausencias, en la que la niña no transita hacia la adultez, trauma mediante, sino en el despertar de una consciencia de los problemas que no puede manejar, en el vacío que dejan unos padres ausentes.
Y el milagro reside en una sensibilidad en la que esa faceta más dolorosa se integra armónicamente en un conjunto exultante, pletórico de jovialidad y fantasía inspirada de la que nacen “duendes del polvo” o un raudo Gatobús.
Nos sentimos niños de nuevo, es decir, libres de nuevo, siguiéndolas por esta peripecia contemplativa y lúdica, despojada de todo prejuicio y convencionalismo, que existe por el mero objetivo de hacer sonreír.
Y como Miyazaki es un hombre de una vasta humanidad, y de una amplísima cultura, que sabe aplicar ambos rasgos a una historia sencilla con unos personajes llenos de vida, sabe arrastrarnos al fondo de esta poco convencional historia de aprendizaje emocional sin atavismos formales, y sin forzarnos a ir a donde no queremos; porque queremos.
Porque en los films de Ghibli, el mundo fantástico se aparece como vía de escape a una realidad que no queremos reconocer, de la que huimos.
Una realidad que tarde o temprano se manifiesta también en estos universos fantásticos, de una manera más o menos evidente.
La secuencia final, tiene la animación de Totoro y algunos de los personajes; y muestran que la madre vuelve a la casa en un taxi, y que tiene un baño con Satsuki y Mei.
Se ve el libro que Mei había leído, en la secuencia en la cama con la madre y su hermana; y si uno mira de cerca, se ve que tiene un totoro en la portada.
También existe la apariencia de un bebé vestido de azul, tal vez un hermano para las chicas…
También hay una lectura del final, de sutil significado, y de una tristeza demoledora, dado que el Gatobús es “el vehículo de los muertos”
Esto nos da a entender, que las 2 niñas murieron en el final:
Mei murió ahogada en el lago, efectivamente esa era su zapatilla, no había ninguna duda; y Satsuki al entrar en la madriguera, tropieza y caer al vacío…
Más tarde, Totoro la llevara en el Gatobús en busca de su hermana, y ellas 2 miraran por la ventana, ignorantes de su tragedia.
Si no:
¿De quién era la zapatilla del estanque?
Así las cosas, se trata de ver como las pequeñas van entrando en contacto con la muerte, y son llevadas de la mano por el Dios de la muerte y el bosque:
Totoro.
El paso entre los 2 mundos, es triste y magistral, una historia real de 2 hermanas que murieron, y Hayao quiso homenajear.
Y es que por lo general, en Japón hay leyendas urbanas que los personajes principales son muertos, y que Totoro es la muerte en sí misma.
Además, となりのトトロ (My Neighbor Totoro) en Japón, se asocia a menudo con el incidente de 1963, en Sayama, en el que una chica desapareció, y más tarde fue encontrada muerta.
En Japón, algunos ven la película como una metáfora de la desaparición de esa niña, de 16 años de edad, Yoshie Nakata, que murió en el bosque donde muchos creen habita la muerte.
De hecho, la historia de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) se encuentra en la zona cercana a Sayama, donde ocurrió aquel asesinato, y el hospital Hachikoku Byouin representado en la película, se encuentra en Sayama.
Sin embargo, el Estudio Ghibli ha negado que este sea el significado en la película.
Por último, la banda sonora representa la 3ª participación de Joe Hisaishi con Miyazaki, con 2 populares temas en los créditos de inicio y final, 2 clásicos cantados por Azumi Inoue & The Suginami Children's Choir, en los que Hisaishi realiza una entrañable composición con temas muy bellos y melódicos.
Un score que se convierte en entrañable, y que resulta del todo infantil a la vez que agradable para el oído.
“あなたは、このような赤ちゃんです!
ちょうど育ちます!”
(¡Eres un bebé!
¡Crece!)
El anime, es una de las formas más influyentes del arte contemporáneo.
Entre los grandes de la animación japonesa, se encuentra indiscutiblemente Hayao Miyazaki, el que es sin duda el más popular y respetado.
La narración de cuentos, enfoque visual, y la profundidad filosófica de sus películas, han creado un enorme impacto en el mundo anime, y el cine actual.
Como dato, la zona conocida como Sayama Hills en Japón, es considerada el hogar de nacimiento de となりのトトロ (My Neighbor Totoro) de Hayao Miyazaki, debido a que este bosque fue el utilizado como el habitado por Totoro en la película, pero que se encontraba en peligro, debido al desarrollo urbano local amenazando con arrasar el bosque que se encuentra justo en las afueras de Tokio.
En las últimas décadas, el bosque ha sido objeto del desarrollo urbano; y sólo un apoyo continuo puede ayudar a preservar tan necesaria isla verde en medio de Tokio, de la expansión urbana desmesurada.
Con motivo de la conservación de las colinas de Sayama, nació “Totoro Forest Project” en la que muchos artistas y creadores prominentes de la animación e ilustración, reconocen con orgullo la fuerte influencia e inspiración en sus propias obras del maestro Hayao.
Este proyecto, da la oportunidad a esos artistas, de ofrecer un homenaje al maestro cineasta Hayao Miyazaki y a la inspiración que les ha brindado a través de los años; un gesto simbólico con el que se pretende enviar un fuerte mensaje al mundo en términos de medio ambiente, y conciencia social.
Así, los profesionales de todo el mundo, fueron movilizados para hacer posible un proyecto solidario, que conseguiría salvar este bosque mediante la creación de imágenes que serán donadas para conservar un bosque que nunca antes han visto; el cual consistía en su visión particular de este emblemático personaje, o simplemente llevarlo a su terreno, y mostrarlo desde una visión diferente.
Fue una iniciativa única, por la repercusión que tuvo en todo el mundo.
La posibilidad de que un bosque tan emblemático fuera destruido, hizo que miles de personas se indignaran, y dieran su pequeño aporte para que no ocurriera tal catástrofe.
Esta fundación, ya ha recaudado más de $3 millones y tiene alrededor de 1500 miembros.
Los fondos recaudados, se utilizaron para preservar 8750 acres de madera, organizado por “Totoro Forest Project”; y la subasta se llevó a cabo en los estudios de Pixar Animation Studios, en Emeryville, el 6 de septiembre de 2008.
Por último, una selección de las obras a subasta, fueron presentadas en una exposición especial en el Cartoon Art Museum de San Francisco, del 20 de septiembre al 7 de diciembre de 2008.
Gracias a todos ellos, el bosque fue salvado, y a día de hoy nos queda el recuerdo de una fantástica exposición, y un libro recopilación de increíbles trabajos.
El impacto generado por となりのトトロ (My Neighbor Totoro) es evidente, y no solo en Japón, ya que diferentes personas alrededor del mundo, están dando su apoyo, para proteger un espacio simbólico natural.

“どこにいても、出てくる、出てきます!”
(¡Sal, sal, donde quiera que estés!)



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