Matilda

“Somewhere inside all of us is the power to change the world”

Este año se cumple el centenario del nacimiento del autor de libros para niños más imprescindible del siglo XX, Roald Dahl, novelista y autor de cuentos que han alcanzado la categoría de clásicos de la literatura infantil como:
“The Gremlins” (1943), “James And The Giant Peach” (1961), “Charlie and The Chocolate Factory” (1964), “Fantastic Mr. Fox” (1970), “The BFG” (1982), “The Witches” (1983), y “Matilda”, (1988), entre otras producciones.
Las historias de Roald Dahl, se han traducido a 58 idiomas, y se han vendido más de 200 millones de ejemplares; en los que sus relatos infantiles tienen la característica de narrar mágicas historias a través de los ojos de un niño; y como bien sabedor de que para el niño, los adultos son sus enemigos, creó todo un universo de relatos que permitía a sus lectores enfrentarse a un mundo hostil.
Dahl se situó siempre a la altura de los niños, sin condescendencias cursis, moralina de ningún tipo, asumiendo incluso que el aprendizaje de la vida que conlleva la infancia está sembrado de crueldad, aunque el tono en que lo explique sea ligero y juguetón, hasta aparentemente inofensivo.
Especialmente sus trabajos infantiles están contados usualmente desde el punto de vista de un niño, frecuentemente involucrando villanos adultos que odian y tratan mal a los niños, y presentando al menos un “buen adulto” que contrarresta a los villanos; pero en general, usualmente contienen gran cantidad de humor negro y escenarios grotescos.
En el fondo, lo que hace Dahl es modernizar los viejos cuentos de hadas, crueldad implícita incluida, y ahí están esas pruebas a las que se enfrentan los héroes, reflejo simbólico de las dificultades de la vida.
Y es que Roald Dahl poseía una sensibilidad especial para conectar con las ansiedades e imaginación de los jóvenes, y explorar los lados más oscuros de la infancia, pero a menudo se suele pasar por alto su trabajo como guionista, e incluso sus inquietantes relatos dirigidos a lectores adultos.
En particular, “Matilda” fue publicado en 1988 en Londres, con ilustraciones de Quentin Blake, con puntos a su favor:
Su gran sentido del humor, la atrapante historia y, sobre todo, su entrañable personaje.
Matilda es la protagonista, y se caracteriza por ser una niña brillante, y con mente aguda; sin embargo, sus padres carecen de la inteligencia que Matilda posee, y la subestiman por interesarse en los libros y el aprendizaje.
A lo largo de la historia y diversos eventos que ocurren, Matilda se convertirá en una niña extraordinaria.
Michael es el hermano de Matilda, es un niño promedio, pero siempre sobrestimado por sus padres, y utilizado para humillar a Matilda.
El Señor y la Señora Wormwood son los padres de Matilda.
Una pareja promedio que posee una inteligencia mediana, y una mente cerrada.
Sus diversiones se centran en lo cotidiano, como la televisión, los chismes y el ocio.
El Señor Wormwood, es un vendedor de coches.
Roald Dahl acusa con esta historia a la sociedad machista de aquel entonces.
En el libro, la madre de Matilda es la típica sometida al marido, boba, y solo preocupada por arreglarse; mientras el padre con su hijo mayor, “Mike”, es considerado, y pretende legarle su negocio; mientras que a Matilda la ve prácticamente como un estorbo.
La Señorita Honey es un personaje apacible y discreto, se caracteriza por ser una profesora de primaria que siempre trata con dulzura a sus alumnos, y estos a cambio le dan su cariño.
La Señorita Honey representa la parte más importante en la vida educativa de Matilda, ya que es la que más muestra interés en ella.
En cambio La Señorita Trunchbull, es la directora de la primaria, una mujer de gran talla, similar a un monstruo tiránico que atemorizaba a los alumnos, que genera desconfianza y sensación de peligro; y procura utilizar castigos muy severos contra los niños.
Lavanda es la mejor amiga de Matilda y compañera de aventuras; es una niña simpática e inteligente, que se convierte en cómplice de Matilda.
Y Bruce Bogtrotter, es un compañero de escuela de Matilda que sufre sobrepeso, tanto que La Señorita Trunchbull le administra un castigo que consiste en comer un pastel de gran tamaño, sin ayuda de ningún otro niño; pero Bruce se convierte en el vencedor ante el reto de La Directora.
Así, los amigos de la escuela serán los aliados de Matilda para encontrar la felicidad.
Aunque la narración es bastante sencilla, y no se anda con rodeos, resulta absorbente y muy original, ya que hay capítulos en los que el autor pone escenas de otros niños de la escuela, mientras que Matilda es un mero espectador.
Por otro lado, Roald Dahl sabía muy bien lo que les gustaba leer a los chicos; y nunca intenta ser moral, y jamás es aburrido.
Hay diálogos y reflexiones del narrador que te hacen reír mucho, y son bastante ingeniosos.
Incluso la propia Matilda le dice a la bibliotecaria en referencia a “Las Crónicas de Narnia”:
"Es un libro muy bueno, pero le falta humor.
A los niños nos gusta que nos hagan reír"
Por otra parte, Dahl pretende con este libro darle un mensaje a esos padres que en vez de preocuparse por enseñarles valores a sus hijos, solo hablan de sí mismos, y se pasan el día viendo televisión.
“Si piensas llegar a alguna parte en la vida, tienes que leer muchos libros”, dijo Roald Dahl en su momento; así como lo dijo el mismísimo George Orwell:
“Contemplar a los adultos desde abajo, como hacen los niños, no supone reconocerles esa autoridad que damos por descontada.
En realidad, los pequeños ven a sus mayores ajenos, grotescos, y en algún caso, monstruosos, y esto es algo que intuyó y supo plasmar muy bien, el que quizá sea el más profundo creador de historias infantiles del siglo XX”
“Daddy, you're a crook”
Matilda es una película de fantasía del año 1996, dirigida por Danny DeVito.
Protagonizada por Mara Wilson, Danny DeVito, Rhea Perlman, Embeth Davidtz, Pam Ferris, Brian Levinson, Paul Reubens, Jon Lovitz, entre otros.
El guión es de Robin Swicord, basada en el libro del mismo nombre del autor Roald Dahl.
A simple vista, Matilda puede parecer una película infantil hecha exclusivamente para los más chicos, sin embargo, consigue ser apta para toda clase de públicos, gracias a su oscura narración, y a su humor negro presente a lo largo del metraje; que es básicamente, una fábula sobre el poder de la razón en un mundo dominado por la estupidez, lo que la hace recomendable a todas las edades y culturas.
Matilda Wormwood (Mara Wilson) es una niña muy curiosa e inteligente, todo lo contrario que sus chabacanos padres, que suelen ignorarla y despreciarla.
Ella una niña con una familia que la repulsa por su interés por la cultura:
El padre, Harry Wormwood (Danny DeVito) es un sinvergüenza, que estafa diariamente a sus clientes.
La madre, Zinnia (Rhea Perlman), es una ludópata hipócrita; y el hermano, Michael (Brian Levinson), encarna a esa juventud que irremisiblemente estamos consiguiendo:
Obesa, estúpida, regida por la ley del mínimo esfuerzo...
Frente a este panorama, Matilda crece, se abstrae, y desarrolla su talento hasta límites insospechados.
Tras descubrir que posee poderes telequinésicos, llega a la conclusión de que podría usarlos para hacer el bien, ayudando a los que están en dificultades, pero también para castigar a las personas crueles y perversas.
Sus poderes salen a relucir, cuando siente lo injusto que es el mundo que le rodea; y necesita concentrarse en los gritos de su padre, el desprecio de su madre, y las amenazas de la directora de su escuela para conseguir que sus poderes sean eficaces.
¿Podrá Matilda triunfar ante tanto odio y desgracia, o su vida será un penar constante, el cual terminará por sumirla en una depresión irremediable?
Además de la comedia y la fantasía, hay en Matilda una importante crítica social que el director ha sabido transmitir, de forma que a los espectadores nos cale muy hondo.
El escape a través de los arquetipos y la fantasía, sin volver la cara al mensaje subversivo y la descripción de adultos que, como la directora Agatha Trunchbull (Pam Ferris), pueden ser monstruos verdaderamente terroríficos.
Por tanto, Matilda no es cine infantil al uso, es realidad inclusive, y muy actual.
“Listen, you little wiseacre:
I'm smart, you're dumb; I'm big, you're little; I'm right, you're wrong, and there's nothing you can do about it”
Matilda es una película oscura, una versión familiar y alternativa de “Carrie” (1974) en un mundo “dickensiano” y expresionista, bizarro y fascinante con padres abusivos y una escuela detestable; es una criatura que crece rodeada de odio, y el súbito descubrimiento de poderes mentales, los cuales usará para castigar a quienes la hostigan, será lo que la salva de la masacre y del horror.
Y es que la protagonista es una optimista a prueba de balas, la cual cree más en la travesura y el castigo moralizante, que la venganza pura y dura.
La que muchos consideran la mejor adaptación que se ha hecho nunca de un libro de Roald Dahl, fue dirigida por Danny DeVito, que se reservó un odioso papel:
Los Wormwood son corruptos y siniestros.
Harry, el padre de familia, se dedica a estafar clientes en su negocio de autos usados.
Zinnia es una vaga que se dedica a pasar tardes enteras en el bingo, y descuida a sus hijos.
Ambos han concebido a Matilda, su única hija, a la cual desprecian constantemente, ya que la niña es inteligente y honesta, y choca todo el tiempo con las corruptas prácticas de sus padres; pues para ellos, Matilda lo hace todo mal, y no son conscientes de la joya que tienen en casa.
Por tanto, nuestra protagonista no vive en un entorno afectuoso, y para escapar de ello, se refugia en los libros, ya que estos la harán viajar a mundos fantásticos y lejanos que solo ella conoce, y que la harán sonreír en los peores momentos.
Ahora Matilda ha entrado en edad escolar, y sus padres han elegido la institución regida con mano de hierro por parte de Agatha Trunchbull, una tiránica directora que no duda en torturar a sus alumnos ante la menor desobediencia.
Pero Matilda ha descubierto que posee poderes mentales, y ha comenzado a combatir tanto a sus padres como a Trunchbull, buscando desesperadamente la paz y el amor; el cual parece haber encontrado en la tierna señorita Jennifer “Jen” Honey (Embeth Davidtz), su maestra de primer grado.
En el inicio de su etapa escolar, conocerá a gente nueva que marcará su vida para bien, como es el caso de Miss Honey, una mujer que es toda bondad, y en la que Matilda encontrará ese apoyo que siempre ha buscado, y nunca ha tenido.
Sin embargo, no todo iba a ser de color de rosa, ya que por otro lado tenemos a Miss Trunchbull, la directora del colegio, y que en vez de una mujer, parece un monstruo debido a esa violencia y brutalidad que representan su sola presencia.
La pequeña vivirá amenazada por la sombra de la temible directora, pero lo que muchos no saben, es que Matilda, además de ser extraordinaria, posee un don que muchos matarían por tener…
Si bien la versión cinematográfica de Danny DeVito, pierde algo de efectividad al trasladar el relato de Roald Dahl de Inglaterra a EEUU; pues es conocida de sobra la rigidez de las escuelas británicas, las cuales no dudan en llegar al castigo físico con tal de disciplinar a los alumnos; la cual ha sido tratada y parodiada en innumerables películas posteriores; pues para Dahl, la meta era llevar la violencia al paroxismo, creando la escuela más temible posible, y poniendo a la heroína a combatir semejante injusticia mediante sus súper poderes recién adquiridos.
Del mismo modo, los dardos del autor, van dirigidos a los padres “abandónicos”, mediocres, adictos a la cultura barata de la TV, y a la cual consideran la panacea para todo; incluso para la educación de sus hijos.
Al crear un ambiente tan siniestro, Dahl forja un melodrama de aquellos, cuya válvula de salida es el abundante humor negro que florece en las situaciones del libreto, pero el cual termina camuflando un dilema moral importante.
Y es cuando Matilda entiende el concepto de que los seres humanos injustos pueden ser castigados, se traspasa un límite moral fundamental, por más que sus padres sean una basura.
En el fondo, Matilda es una obra tremendamente anarquista; de no ser porque la protagonista se maneja con una valores morales pristinos, y entiende de utilizar sus poderes con límites, bien podría caerse en un melodrama de tintes fascistas.
¿Y si Matilda fuera una chiflada, y comenzara a liquidar a aquellos que le molestan tipo Carrie?
¿Qué impide que Matilda no respete a otras autoridades que pueda conocer, si ya comenzó defenestrando a las primeras y principales figuras de respeto que son los padres y los maestros?
En ese sentido, el guión se maneja con una enorme ingenuidad:
“Ella obtuvo lo que quería y, entonces, dejó de usar sus poderes para siempre”
El guión cinematográfico está muy bien estructurado, de modo que no hay una sola parte aburrida en el metraje, cosa difícil de lograr, y para ser una película de 1996, está muy bien, pues sus efectos son buenos, quizás no perfectos, pero sí muy buenos, aunque sean muy simples, y en algunos momentos se haga pesada, es imposible no sentir empatía con la protagonista, que a pesar de sus peculiares habilidades, está sometida a opresión, tanto en el colegio como en casa.
DeVito usa unas localizaciones de fábula de envoltura amable y fascinante, y un buen montaje y movimientos de cámara siempre acordes al ritmo de la historia.
De hecho, muchas veces las cámaras enfocan a los niños desde arriba, dejándolos como pequeños enanos; mientras a los mayores desde abajo, pareciendo enormes monstruos.
Uno de los puntos más fuertes de Matilda, son sus carismáticos personajes, desde la dulce e inteligente protagonista, pasando por sus chabacanos y despreocupados padres, fantásticamente interpretados por los esposos:
Danny DeVito y Rhea Perlman.
Él pone toda su comicidad, estereotipando a un padre estafador, que vende coches usados al que sólo le importa el dinero, y está en el ojo del FBI; mientras ella nos brinda un registro peculiar, como una madre de lo más “fashion victim” que no se entera ni de cuántos años tiene su hija.
Pero Matilda pervive hoy en día, como una de las joyas del cine infantil de los 90, pese a contar en su seno con varias escenas y personajes no muy recomendables para los niños, como es el caso de Miss Trunchbull, y su afición a meter a los alumnos que se habían portado mal en “el asfixiadero”
La directora del colegio, es el plato fuerte, una mala malísima, que en numerosos momentos nos hará reír, y que sin duda, protagoniza alguna que otra escena tensa, aunque todo muy prismatizado desde el humor.
Y Embeth Davidtz como la bondadosa Miss Honey, atención al apellido que significa “miel”, el ángel de la guarda de Matilda, y única persona que la entiende y orienta, tomando en cuenta el otro gran enemigo que tiene no sólo Matilda, sino prácticamente todo el resto de personajes como lo es Kiami Davael como Lavender y Jimmy Karz como Bruce Bogtrotter.
Por último, Mara Wilson da vida a una Matilda sencillamente adorable.
Sin embargo, años después, en su libro autobiográfico titulado “Where am I Now: True Stories of Girl Accidental Fame”, la estadounidense relata los duros momentos que vivió luego de interpretar al personaje que la llevó a la fama.
Ese protagónico a tan corta edad, la encasilló, y no pudo salir de ahí.
El éxito le jugó en contra en su prometedora carrera.
Y hoy, Wilson de 29 años, relata que quedó etiquetada en ese rol, y que después de esa cinta, fue muy difícil que la consideraran para otros proyectos.
Los productores de Hollywood la rechazaban, por ya no considerarla una niña.
La actriz cuenta que a partir de los 13 años, ningún director le devolvía las llamadas, ya que su cuerpo había cambiado.
Eso le causó depresión y ansiedad.
Por otra parte, es cierto que entre el libro y el film hay algunas diferencias, ya que en la cinta dirigida por Danny DeVito, se incluyen escenas que no aparecen en la obra original, como aquélla en la que Matilda y Miss Honey se cuelan en la casa de Miss Trunchbull, y luego pasa lo que pasa.
Sin embargo, el corazón de la historia sigue siendo el mismo, y el viaje nos lleva al final que todos conocemos.
El final es feliz, y llega de una manera un tanto inesperada, sorprendente, lo que al principio descoloca un poco.
Pero, para ser un filme infantil, Matilda es demasiado oscuro.
La escuela aparece como una metáfora de la cárcel en ciertos momentos.
Los adultos se les contraponen los niños, normalmente más inteligentes, aunque sufren la soledad; y la televisión aparece como un producto que idiotiza a casi todos.
La directora de la escuela es sádica e intimidante.
Y Matilda es, en varios momentos, forzada por su padre a ver o cometer cosas, lo cual es tan abusivo como chocante.
Hay algo siniestro en el derecho a castigar y odiar a tus padres, y que éstos te desprecien de manera indiscriminada…
Todo es tan cruel, que la comedia física no termina de disfrazarlo.
Digo, si el final feliz es deshacerte de tus padres para que te adopte otra persona…
¿No se trata de una moraleja oscura?
Aún con sus imperfecciones, Matilda es un muy buen filme que entretiene y provoca, ya sea por apoyo o rechazo.
Lo que ocurre es que hay subtextos oscuros que escapan a la platea infantil, y que uno no termina por apoyar del todo.
Eso le da personalidad, pero también la vuelve polémica, y es algo que está en la ejecución, y no en el original de Dahl.
En todo caso, es el cinismo impregnado en la visión de DeVito, el cual te deja un sabor amargo en la boca, al momento de concluir la exhibición.
Por último, la banda sonora de David Newman va alternando melodías más pausadas para acompañar los momentos sensibles del relato, con otros fragmentos más dinámicos y enjundiosos, reservados para exaltar los momentos donde la comicidad y la aventura se apoderan de la pantalla, con una canción ya considerada un clásico.
“There's nothing you can get from a book that you can't get from a television faster”
Matilda es una película no muy lejana de la realidad, donde la sociedad vive a base de “telebasura”
Llegados a este punto, son los niños los que dan las lecciones.
Un toque de atención para padres, niños y profesores; y cómo no, una llamada a la lectura.
Tanto el libro como la película, transmiten ese gusto acre al mostrar los métodos educativos del colegio, y con colegio me refiero a su directora o la situación familiar en casa de Matilda; para luego mostrar lo dulce de la venganza de la niña.
Para los niños, porque es una historia bien contada e interesante, con algunas frases bastante ocurrentes; y muy amena para ver; mientras para los adultos, porque analiza, aunque de forma exagerada, la forma de vida de muchos, que se pasan de listos, viven a costa de los demás, no ven más allá del dinero, y que por esto tampoco valoran lo que tienen más cerca.
Así, con humor negro, Roald Dahl, sin las blandenguerías de otros escritores infantiles, ataca muchas cosas:
La crueldad de algunos niños, la soledad del inteligente, los adultos estúpidos, y autoritarios que ejercen su dictatorial comportamiento con los niños.
También ofrece un relato políticamente incorrecto para cualquiera que sea tu amigo, y te quiera, puede ser tu familia; ésta no tiene por qué ser la típica familia de toda la vida.
También ofrece un mensaje esperanzador de que la lectura te hará libre, y te ayudará a ser más feliz.
Así que, como dice la canción:
“Todo está en los libros”

“Everyone is born, but not everyone is born the same.
Some will grow to be butchers, or bakers, or candlestick makers.
Some will only be really good at making Jell-O salad.
One way or another, though, every human being is unique, for better or for worse”



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