おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki)

“乱暴に愛”
(Amor salvaje)

El cine ha entendido como ningún otro arte, que la emoción que este ha vinculado al movimiento, a lo animado, abre un canal de percepción en un plano superior de conciencia, que vincula al hombre con la naturaleza, y por qué no, con el universo.
El lobo, ha sido empleado a menudo como emblema de la vida salvaje.
Se ha encumbrado al cánido como animal solitario por antonomasia, amoldado a la vida en lugares remotos y a las inclemencias del temporal.
En la ficción, representa lo contrario de lo que entendemos que debe ser el hombre:
Uno es sociable, racional y civilizado; el otro solitario, feroz, salvaje.
Y esa imagen ha estado teñida siempre de un romanticismo sospechoso.
Dicen que en todo hombre hay un lobo, y que el hombre es un lobo para el propio hombre.
El conflicto surge, cuando nuestra parte animal intenta arrastrarnos más allá de los límites que permiten las leyes y las costumbres.
La ficción está llena de ejemplos:
Recordemos la novela de Herman Hesse “El Lobo Estepario”
Pensemos en “The Wolf Man” (1941), una de las mejores películas del periodo clásico de La Universal, donde su protagonista es un individuo atormentado por su incapacidad para doblegar su naturaleza salvaje.
Su tragedia es ejemplar, clásica, y desgarradora a veces.
Y es que pocas veces el género ha ofrecido un retrato tan jugoso y emblemático.
Lo cierto es que ya hemos visto muchas producciones de hombre lobos en los que estas bestias legendarias siembran el terror de los pueblos, desgarran hombres, y se enamoran de bellas mujeres; historias de que han ido por las ramas de lo romántico, con las últimas tendencias de la literatura juvenil.
Pero lo que probablemente no nos hemos planteado nunca, es lo que pasaría si una de esas zoofílicas relaciones amorosas, diera como fruto a 2 pequeños niños-lobeznos.
Y cómo sería la crianza, ya de por sí difícil, de unos retoños que deben encontrar su lugar entre su naturaleza humana, y en la de la bestia.
Creo que, por la temática, cualquier persona alguna vez se ha detenido a cuestionar su lugar en la sociedad, y la necesidad de los seres humanos de vivir entre iguales.
La pregunta es sencilla:
¿Queremos ser lobos, o humanos?
Muchas veces nos hemos planteado lo maravilloso que sería poder estar en el cuerpo de un animal.
¿Quién no ha soñado alguna vez el convertirse en un pájaro, y poder viajar a cualquier parte?
¿O ser un caballo, y trotar por las verdes praderas?
Siempre que pensamos en la forma de vida animal, la idealizamos hasta tal punto que sólo vemos sus ventajas.
Pero la dualidad humano-animal, supone un serio problema tanto de cara al exterior, como en la personalidad de cada individuo.
“私の母は、それはおとぎ話であるかのように、彼女は私たちを上げる過ごした12年間は、インスタントのように感じたと述べました”
(Mi madre me dijo que los 12 años que nos crio, se sentía como un instante, como si fuera un cuento de hadas)
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) es una película animada japonesa, del año 2012, dirigida por Mamoru Hosoda.
Protagonizada por Aoi Miyazaki, Takao Osawa, Amon Kabe, Momoka Oono, Haru Kuroki, Yukito Nishii, Bunta Sugarawa, Takuma Hiraoka, Megumi Hayashibara, Tadashi Nakamura, entre otros.
El guión es de Aoi Miyasaki, Takao Osawa, Haru Kuroki y Yukito Nishii; sobre una historia de Mamoru Hosoda, con diseño de personajes de Yoshiyuki Sadamoto.
El origen de おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki), se basó en vivencias personales del director Mamoru Hosoda, quien contemplaba como muchos amigos y vecinos suyos, se convertían en padres primerizos.
Al director no le pasaban desapercibidos los cambios que iba observando en ellos, sobre todo las mujeres:
“Cuando las parejas de mi entorno empezaron a tener hijos, estos nuevos padres, en especial las madres, me parecieron más hermosos y radiantes que nunca, y me pregunte si podría hacer una película sobre lo que significa educar a los hijos.
Podría decirse que he creado una película sobre una experiencia que me gustaría tener.
Las personas cambian muchísimo cuando traen un hijo al mundo.
Tal vez sea el encanto de los que se encuentran con todas esas responsabilidades, pero he descubierto que las mujeres en especial, se vuelven radiantes.
Hasta hace poco, cuando se hablaba de maternidad, era algo que me parecía muy lejano… pero acabó llegando a mi entorno, y pude ver en esos ojos, esa nueva responsabilidad que me parece tan hermosa.
Por eso he dirigido esta película, que tiene como tema, la historia de una jovencita que se convierte en madre”
De esta manera, tanto Hosoda como su guionista habitual, Satoko Okudera se pusieron a trabajar en el libreto de おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki), deslizando el director, por dónde quería enfocar la película:
“El corazón de la historia, sigue siendo la transformación de joven en madre, pero también he intentado tratar a la hija y al hijo como 2 personajes independientes, por lo que al final, podemos afirmar que los 3 son protagonistas.
Otro de los elementos que quería llevar a la pantalla, era la evolución de los niños dependiendo de las decisiones que toman, y la reacción de su madre ante su aprendizaje”
Mamoru Hosoda, inauguró El Estudio Chizu para la producción de esta película; que supone una evolución evidente dentro de la filmografía del realizador.
Y es que Hosoda no es en absoluto un principiante ni un descubrimiento reciente, tras su paso por Toei Animation, donde trabajó en las sagas Digimon y One Piece, fue director de Madhouse, conocido entre otras cosas, por ser el estudio de las películas de Satoshi Kon.
Y este largometraje, fue uno de los mayores éxitos de taquilla de cine de animación japonés, no vinculados a sagas de series de televisión, ni a largometrajes dirigidos por Hayao Miyazaki o El Studio Ghibli.
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki), es un cuento clásico, con una historia sencilla sobre el amor, la familia y la muerte, que destaca por conseguir, con gran habilidad, establecer el equilibrio entre lo infantil y lo adulto.
Al tiempo que reformula un tema, el de los licántropos muchas veces tratado.
La acción sigue a 花/Hana (Aoi Miyazaki), palabra japonesa que significa “flor”; ella es una estudiante universitaria que se encuentra con un joven misterioso en su clase (Takao Osawa)
Pronto se enamoran, y él decide revelarle su mayor secreto:
Él es un hombre lobo, último descendiente de los lobos exterminados en Japón.
Sin dejarse intimidar por este hecho, Hana lo invita a vivir con ella; y pronto queda embarazada de una niña a la que llaman 雪/Yuki (Momoka Oono/ Haru Kuroki) palabra japonesa que significa “nieve”; y al año siguiente, un niño llamado 雨/Ame (Amon Kabe/Yukito Nishii) palabra japonesa que significa “lluvia”
Todos llevan una vida feliz y completa, hasta que el padre de sus hijos repentinamente muere en un río; por lo que Hana tiene que criar sola a sus hijos, y afrontar todos los desafíos que le darán 2 pequeños niños-lobo, ayudarlos a encontrarse a sí mismos, y hallar su lugar en el mundo.
Así, Hana decide mudarse al campo, para criar a sus hijos en un entorno tranquilo, donde sus extraordinarias facultades no sean descubiertas.
Sin embargo, al crecer, Yuki y Ame deberán decidir si quieren vivir como humanos o como lobos.
Y es que Ame y Yuki son 2 niños totalmente diferentes:
Yuki es activa, fuerte y extrovertida, en contraste con el tímido y enfermizo Ame.
Pero los esfuerzos de su madre por controlar los difíciles caracteres de ambos, se invierten al llegar la adolescencia; un momento de cambio, tanto externo como interno, en que cada uno de los niños-lobo acepta o rechaza cada una de las naturalezas que conviven en su interior, cambiando así sus vidas para siempre.
En un inicio, ella, extrovertida, se divierte siendo un animal que atemoriza al resto de las especies, y que disfruta de la libertad otorgada por la diosa naturaleza.
Mientras Ame, más introvertido, rechaza por completo la personalidad animal, y se entristece al pensar que nunca pueda volver a ser un humano normal.
Sin embargo, con el transcurso de los acontecimientos, la cuestión volverá a surgir, y atormentará a ambas criaturas.
Les rodean personas de todo tipo, los aldeanos que critican la vida bucólica de la madre y sus pequeños, hasta adolescentes que comprenden y no prejuzgan lo que les sucede.
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) evita el final feliz, y lo sustituye por otro agridulce.
Decidir es aceptar una pérdida en favor de una ganancia; y admite muchas lecturas que pueden ser una historia sobre la maternidad, sobre la dificultad de educar a los hijos, sobre la búsqueda de la identidad, sobre las relaciones familiares, sobre cómo la sociedad acepta a aquellos que mimetizan sus comportamientos y estigmatiza a los que siguen otros diferentes...
Estos moldes, dan para mucho.
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) es una luz de esperanza en esa industria japonesa seca de ideas.
Una demostración palpable, de que es posible hacer una buena película, y tener éxito y apoyo del público.
Una fábula actual llena de encanto, y reflexión.
No es un mensaje nuevo en el cine, pero resulta un tanto emotivo por su planteamiento; además, enseña valores que hay que tener en cuenta para que la gente viva lo más confortable posible.
“彼女は遠くの山の頂上に固定された目でとても喜んで言いました
彼女の顔にその笑顔を見て、私はとても幸せ”
(Dijo que se sentía muy felizmente, con los ojos fijos en la cima de una montaña distante.
Al ver esa sonrisa en su cara, me hace muy feliz)
Mamoru Hosoda, es uno de los cineastas de animación japoneses más prometedores de los últimos años, y que supone una esperanza más ante una animación que desea marcar un sello autoral, frente a la gran industria de anime comercial que abunda actualmente.
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) manifiesta desde el principio, la capacidad de Hosoda de introducir elementos fantásticos, pinceladas puntuales de magia, dentro de la cotidianidad:
Es una historia costumbrista en torno a una familia, con la peculiaridad de que el padre y los hijos son medio lobos.
Se aleja del camino de lo alegórico o espiritual que caracterizaba a Miyazaki, quien además, se resistía a abandonar la ingenuidad infantil.
La trama tiene un ritmo pausado que se hace agradable para todo espectador, mezclando momentos felices con momentos más dramáticos, con un mensaje sobre el aceptar las singularidades de cada individuo, y su derecho a decidir el camino que desea seguir.
Es una cinta dulce, aunque el drama aumenta progresivamente, pero está bien trabajado, por lo que no resulta forzado.
Un detalle es que en ciertas partes, la historia será narrada “en off” por Yuki, por lo que toda la épica es ella contando la historia de su familia; a modo de un cuento de hadas, alejado de estereotipos y bastante singular al presentarnos la historia de amor con un hombre lobo, el nacimiento de sus 2 hijos, Yuki y Ame, y cómo Hana debe criarlos sola, con las dificultades que ello supone.
No sólo por ser una madre sola ante las adversidades, sino por la naturaleza de sus hijos, híbridos entre lobo y hombre, que son capaces de transformarse en ambos estados según la situación.
Una historia cuyo principal atractivo son los paralelismos que Mamoru Hosoda y su guionista, Satoko Okudera, trazan sobre la vida real, y cómo se pueden identificar muchos espectadores con el relato propuesto.
La familia toma una gran importancia, y lo que aquí se muestra, es una familia que se queda sin “el hombre de la casa”, y por tanto, la mujer se debe ocupar sola de sus 2 hijos pequeños, con muchas dudas de si lo está haciendo bien o no.
En おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) se describen las principales alegrías, ilusiones, decepciones y desafíos que representa el criar a un hijo, máxime en situaciones de dificultad, ya sean económicas, sociales o de cualquier otro tipo.
Las alegrías e ilusiones se describen fundamentalmente en los momentos que Hana y el joven hombre lobo viven juntos mientras van conociéndose.
Hana es testigo de su transformación a la luz de La Luna, y comparten momentos íntimos y de felicidad con el nacimiento de sus hijos.
Un mundo que se derrumba con la muerte del hombre lobo, tras no ser capaz de controlar sus instintos animales, y que desemboca en la que probablemente sea la secuencia más triste de toda la película, resuelta sin regodearse en la tragedia.
Por el contrario, Hosoda plantea un proceso de madurez, de crecimiento y de adaptación, representado en Yuki y Ame, los 2 hermanos protagonistas.
Aunque sí que se relaciona con el cine del veterano maestro Miyazaki, en su acercamiento a la naturaleza, y al cuidado y respeto de la misma; esto creará una dicotomía entre lo animal y lo humano, y al mismo tiempo, forzará la búsqueda del bienestar entre ambos aspectos.
Yuki y Ame defensores de estas posturas enfrentadas, poco a poco se intercambian los roles.
Y おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) entra así, en un terreno tradicionalista muy propio de la cultura japonesa, relacionado con el papel de la mujer:
Abnegada, entregada y resignada a su posición, algo que también se ve en el personaje de la madre, Hana.
La manera que narra Hosoda esta fábula creada por el mismo, resulta mágica, bella y desbordante.
Partida en 2 actos; el cineasta japonés se sabe inspirar en maestros como el citado Miyazaki, o Isao Takahata, para mostrar una protagonista con fuerte poder de decisión, que se debe enfrentar a los acontecimientos sola, y que decide ir contra los prejuicios de la sociedad japonesa, al no buscar una contraparte masculina para criar a sus hijos.
En su primer acto, los eventos se suceden con rapidez, se presenta de forma espontánea, y casi sin sorpresas, el animismo de la cultura japonesa ayuda.
La carga emocional cuando la tragedia, llama a la puerta de Hana, y la entereza con la que lo enfrenta, es una de las mejores escenas de esta obra maestra; aun con temas que podrían ser controversiales, como la bestialidad.
Una vez acaba ese primer acto, lo que sigue es la vida de Hana y sus hijos en el campo:
La forma de integrarse en un ambiente, al inicio hostil, pero que sacará su cara más hospitalaria y altruista conforme vayan conociendo a esta heroína.
También se aboga por la vida en el campo en favor de la vida en la ciudad.
Mientras en la ciudad, las personas se quejaban, insultaban, nadie la ayudaba, y hasta querían quitarle los hijos; en el campo es todo lo contrario.
Los vecinos son agradables, y la ayudan en lo que pueden.
En la ciudad, habitaba un ambiente opresivo y huraño; el campo es asociado a la libertad y la alegría, un ambiente cercano a la naturaleza, de más trabajo y esfuerzo físico, pero con una recompensa mucho mayor.
Aquí, Hosoda reivindica de forma elegante y sutil, el vivir más en sintonía con la naturaleza, recuperar los valores positivos del mundo rural, y no perderlos a causa de la invasión de la ciudad a los campos, y el maltrato al medio ambiente.
No sólo se queda en mostrar 2 fuertes puntos, llegando ya a las escenas finales, Hosoda vuelve a mostrar un mensaje sobre la toma de decisiones por parte de los descendientes, si el ser humano o lobos, y la responsabilidad de que esa decisión conllevará a consecuencias irreversibles, y el aceptar que los hijos deben abandonar el nido.
Cuando el niño caza por primera vez, por ejemplo, descubre la emoción del lobo y, casi pierde la vida por un instante.
A punto de ahogarse, su hermana lo rescata bajo el agua, produciéndose un hermoso intercambio:
El niño acepta al animal, más fácil de inscribir en lo masculino; y la niña toma la sensibilidad y delicadeza del niño humano.
Hermoso plano en el que Yuki agotada, sentada de espalda sobre la nieve, muestra ese cuerpo desnudo en que aún loba, trasluce como mujer.
Este intercambio se acabará resolviendo en una pelea posterior entre los 2 hermanos, años después.
Yuki, es la que cuenta la historia, la que toma la voz, la que inicia el relato en ausencia del padre; y avanzada la historia, hay un niño en su escuela que huele en Yuki lo que queda de animal en ella, su sexualidad.
Ella lo evita, pero él la persigue, y ante esta insistencia se defiende, no pudiendo evitar que la loba salga, y dejándole marcada con las garras una oreja.
Curioso gesto, siendo ella la que habla, la que cuenta, hiriendo tan cerca del oído, del que escucha, transformando lo oral en escritura.
El viento que mueve los velos de la emoción al momento de la revelación, se hace tormenta en la secuencia final, un tifón para permitir que un hijo parta, partirse y separación revelan con precisión el sentido de esta palabra; y en paralelo, en ese afán que hay en lo femenino por mostrarse, y en lo masculino por mirar, Yuki decide desvelar su secreto, que literalmente es aquí el de su padre, en una especie de reunión cuántica de ojo y cuerpo, de mirar y ser, pues mostrándose, resume y concluye la historia de sus padres, que es la que dice que cuenta en el inicio del relato.
Lo que más impacta, no son las elecciones de los hijos; son las reacciones de la madre al conocerlas.
La madre es la base central de la historia, y resulta imposible no sentir empatía por ella.
Tira sola la responsabilidad en ausencia de su pareja, estudia como una “bestia”, y pasa por un montón de experiencias inimaginables para un humano normal y corriente, sólo para que sus hijos crezcan sanos y salvos; y se entiende el sufrimiento que tiene una madre para sacar todo adelante.
Y el final, es durísimo:
El hijo marcha, y la pobre no sabe cuándo lo volverá a ver; no obstante, se siente feliz, ha cumplido con su objetivo, que el hijo se monte una vida propia, y sabe que al padre le habría encantado.
“Aún no he hecho nada por ti”, dice Hana al final, ante un estupefacto Ame, que ha visto, al igual que los espectadores, como su madre sacrificaba todo por sacarles adelante a él y a su hermana.
Así las cosas, おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) posee una profundidad de la que carecían las anteriores películas de Hosoda, más cómicas, frenéticas, y con personajes algo más simples, que aquí ya no aparecen.
Otro tema fundamental, común a sus relatos, es el del tiempo, tanto el paso como la falta o el relativismo del mismo, con una cadencia aplicada de forma impecable al ritmo de la cinta, y un uso sutilísimo de las elipsis.
Una cuestión universal, que puede equipararse en su tratamiento al de obras magnas como “The Three Of Life” (2011) o “Boyhood” (2014)
Y aquí, Hosoda continúa sorprendiendo con el detallismo y la representación de la realidad, también en el aspecto visual, llevado aquí a la excelencia, pero sin dejar de explorar las posibilidades expresivas que ofrece la animación.
La historia es épica, tan maravillosa como cautivante, con una técnica de producción, especialmente el dibujo, con una profundidad asombrosa.
La calidad gráfica es simplemente impecable, con escenarios bien definidos, colores vivos, y un buen trabajo de sombreado.
En el diseño de los personajes, estamos ante el estilo usual en las cintas de Hosoda, es decir, dibujos simples, pero que se apegan bastante al realismo, y que logran diferenciarse del resto.
Se utiliza fundamentalmente animación tradicional con algunos efectos digitales bien integrados, con algunas florituras estilísticas, como en varias de las escenas en plena naturaleza o el rescate de Yuki a Ame de las aguas heladas, que marcará a este; y no solo en el trazo, sino también en los gestos y en las emociones; así como el uso del sonido.
Una película tan “natural”, que significa exactamente lo que es criar a los hijos.
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) va convirtiéndose poco a poco en un homenaje a aquellas madres que tuvieron que sortear mil y una dificultades solas, o con algo de ayuda para poder salir adelante con sus hijos, adoptando las formas de comedia o drama según el caso.
El primer género, mediante las divertidas transformaciones de Yuki cuando se enfada, donde cambia con facilidad de niña a loba, o con Hana aterrorizada y abochornada cuando sus compañeros de mesa se pregunten si “Eso” es un lobo… o un pastor alemán.
Lo segundo, principalmente mediante el personaje de Ame, y cómo su personalidad se va inclinando hacia su lado más animal, especialmente con sus encuentros con un mentor animal, un zorro viejo, así como sus contactos con la naturaleza.
Al tiempo que Yuki va mostrando tendencias más “humanas”, siendo capaz de integrarse lo mejor posible dadas sus circunstancias, sus transformaciones en loba que le causarán algún disgusto, y susto en el mundo de los humanos, enamoramientos incluidos.
Los personajes están muy bien definidos, podemos entender perfectamente las decisiones y evolución de cada uno de ellos.
Es el punto fuerte del director, que dota a las historias de profundidad real.
Al final, vemos como los hijos toman su propio camino en la vida; y la madre, que hasta el momento cree no haber hecho nada por ellos, toma consciencia de que, en realidad, lo ha hecho todo.
Los ha criado; y ahora es el momento de que vivan su propia vida, según sus elecciones.
Como dato, Yuki significa “nieve”, y nació cuando nevaba; mientras Ame significa “lluvia” y nació cuando estaba lloviendo; así a continuación, ambos se dieron cuenta de lo que querían ser en 2 escenas climáticas:
Ame, cuando estaban corriendo en la nieve y cayó en el río.
Y Yuki, cuando queda atrapada en la escuela debido a la lluvia.
Por otra parte, a través del acercamiento del tema de los hombres lobos, desde una perspectiva más humana y totalmente alejada de la idea del personaje de las películas de terror, ya que en este caso no lo es en absoluto, se nos presenta la relación de un hombre lobo y una humana, una relación de amor, que dará lugar a 2 hijos mestizos, y las dificultades para criarlos en un mundo rodeado de humanos que, cuando algo se sale meramente de la normalidad, enseguida es criticado, vigilado, repudiado, o utilizado como objeto de experimentación.
Por ello, おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) es capaz de narrar cómo vive el amor una madre por intentar que sus hijos se integren en esta sociedad esquemática y dirigida, sin renunciar a sus raíces, y poder elegir lo que realmente desean ser, con un realismo tal, que bien podríamos creer que realmente conviven con nosotros seres mestizos con otras especies, como es el caso de los lobos.
No obstante, la principal dificultad de Hosoda a la hora de realizar おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki), fue la de encontrar a sus actores ideales para poner voz a Hana y al “Lobo-Hombre”
Tal como recordaba Hosoda:
“Hana se dedica a tareas muy banales, pero en realidad creo que tiene un papel muy difícil.
Al principio, organice una audición porque no tenía ni idea de a quién le podría asignar el papel, pero fui incapaz de decidirme.
Entonces me dije, que esta era la historia de una mujer que tenía hijos por primera vez, así que necesitábamos a alguien que descubriera el dar a luz, y la crianza de un hijo al mismo tiempo que en la película.
Esa idea fue la que me llevó a pensar en Aoi Miyazaki”
Por su parte, Takao Osawa fue el actor escogido para la voz del “Lobo-Hombre”, siendo ésta la primera vez que trabajaba en una producción animada.
Mamoru Hosoda, también tuvo grandes elogios para él:
“Él también ha hecho un trabajo excelente, su voz me ha hecho llorar.
El papel del lobo-hombre, es el de motivar a Hana, y era necesario que su voz tuviera la fuerza necesaria para proporcionarle coraje, incluso cuando solo estuviera en sus recuerdos.
La voz de Osawa reproducía perfectamente esos sentimientos.
El lobo-hombre había decidido vivir escondido, dando la espalda a la sociedad.
Por eso posee un aura misteriosa que lo hacía muy atractivo, aunque el personaje se mantuviera voluntariamente distante”
Como dato, los actores de voz para Yuki y Ame como bebés, eran actores de 9 y 7 años haciendo sus respectivas funciones.
Por supuesto, el hecho de que la edad adulta la alcancen con 10 años por su condición de niños-lobo, es lo que convierte la historia en un cuento de hadas.
Y es que una de las máximas ambiciones de Mamoru Hosoda en おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki), suponía el describir la acción desarrollada durante 13 años, por lo que no era de extrañar que, cuando se le preguntó cuál fue su mayor reto con la película, respondiese lo que sigue a continuación:
“Representar el paso del tiempo.
En este caso, me he enfrentado al desafío de contar 13 largos años en apenas 2 horas.
Llevar a escena el paso del tiempo, siguiendo a 2 niños que crecen, es muy complicado para una película de imagen real, y solo la animación permite lograrlo de manera creíble.
Puede que cuando abandonen la sala de cine, salgan con la impresión de que han pasado 13 años de verdad.
Cada persona quedará afectada y responderá a おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) de manera diferente.
Aquellos que son padres, o que desean serlo, o que nunca lo serán, tendrían una visión diferente de la historia.
Incluso, aunque yo tenga una relación diferente con el proyecto; mi respuesta está basada en las reacciones de la gente a la película, y no a la película por sí misma.
Todas mis películas tienen una cualidad ubicua, en la que todos pueden identificarse.
Creo que por eso son muy accesibles, y estoy agradecido de que la gente las disfrute”
Se le puede achacar que おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) es medianamente larga, con 1 hora y 50 minutos; y la historia a veces se estanca; pues se podría haber recortado un poco de metraje, no recreándose en escenas algo alargadas, como las relacionadas al huerto y a algunos personajes que desaparecen en el camino.
La banda sonora y la canción final, son hermosas; compuesta por Takagi Masakatsu, los temas con un piano melancólico que proyecta las emociones, y una mayor instrumentación cuando se refieren a la naturaleza, actúan como un personaje más, y como narradores de la historia, en ocasiones más que las palabras, pero que también desaparecen en los momentos adecuados.
“なぜオオカミが悪者常にありますか?”
(¿Por qué el lobo es siempre el malo de la película?)
おおかみこどもの雨と雪 (The Wolf Children Ame and Yuki) es un nuevo y extraño cuento de hadas, con sabor a los grandes clásicos animes del cine japonés, donde el amor es increíble, pero donde la fantasía invade por su potente aroma, y por una esencia de sencilla melodía, que grita nunca olvidar sonreír.
Es el contraste con la belleza realista de la fábula, un mito y un instinto en una misma historia:
Flor es la madre, lluvia y nieve los hijos, una original historia de la confianza en la paciencia y la lucha.
El encanto que desprende, huye de la sociedad actual para adaptarse a una granja mágica, donde la moral es la autosuficiencia, y donde la llamada de la vida sigue estando escrita en los libros; donde la naturaleza sigue premiando con la supervivencia a los que tienen tacto con ella; donde la dura tierra cultivada con la semilla de la solidaridad en una historia rústica que encuentra su contrapunto en la crianza de los niños y su secreto, en cada estación, encuentra vitalidad y ternura, en cada estación se definen auténticos estados de ánimo.
Así de humana y espiritual, puede resultar una historia de hombres lobo, viendo crecer a 2 hermanos que siguen sus trayectorias límite de aprendizaje, el dilema del se nace o se hace, de cómo se escogen los caminos de la vida, y de cómo una película consigue fusionar a todos sus personajes en una tormenta, todos los personajes siguen el instinto para dibujar el ciclo de la vida en una grandísima sorpresa, los niños lobos tienen mensaje en cada secuencia, y el amanecer final quedará para siempre en el recuerdo de un adulto que alguna vez quiso ser ese lobo solitario que aullaba en el monte, bajo la atenta mirada de su madre.
Aquí, Hosoda intenta reflejar la lucha que tenemos los seres humanos por aceptarnos a nosotros mismos, y cómo el mundo exterior moldea nuestro carácter.
La respuesta, como en otras películas del género, se encuentra en los orígenes del ser humano, en la vuelta a lo básico, en un viaje metafórico de regreso a la naturaleza, donde alejados del ruido de la ciudad, se encuentran las respuestas a las preguntas básicas que incumben al ser humano:
Quién soy, por qué estoy aquí, y quién quiero ser.
Porque la vida consiste en tomar decisiones, y esas mismas decisiones, acertadas o no, nos llevan por un camino en el que ganamos algo pero, a cambio, también perdemos algo importante.

“あなたの人生を生きます!”
(¡Vive tu vida!)



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