The Outlaw

“The Outlaw is a story of the untamed West.
Frontier days when the reckless fire of guns and passions blazed an era of death, destruction and lawlessness.
Days when the fiery desert sun beat down avenginly on the many who dared defy justice and outrage decency”

Si alguna vez te has preguntado:
¿Por qué el cine del Hollywood clásico, siempre tenía un final moralista, y hay una división tajante entre buenos y malos?
La respuesta, al menos en parte está en El Código Hays, reglamento que dominó “La Meca del Cine” entre 1934 y 1967, que tenía como objetivo “no rebajar el nivel moral de los espectadores”, y de paso suponía una medida proteccionista, ya que impedía la llegada de muchas películas europeas, que no se adaptaban a estos principios.
El Código Hays, que recibe su nombre de su impulsor, William H. Hays, imponía sus principios no solo en temas relacionados con el desnudo, el consumo de alcohol o la religión, sino también con los crímenes o los bailes.
Sobre la sexualidad, el código era tajante:
“El adulterio y todo comportamiento sexual ilícito, a veces necesarios para la intriga, no deben ser objeto de una demostración demasiado precisa, ni ser justificados o presentados bajo un aspecto atractivo”
El Código también desanima a que haya escenas de pasión en la trama “salvo que sean indispensables”
Y “no sé mostrarán besos ni abrazos de una lascividad excesiva, de poses o gestos sugestivos”
Por ejemplo, en el ámbito del vestuario, El Código prohibía el desnudo completo, “no admisible en ningún caso”, e incluso las escenas de las mujeres quitándose las medias…
Respecto a los hombres, El Código explica que no pueden mostrarse quitándose los pantalones, y que sus “órganos genitales no se deben delatar bajo un ropaje de bolsas o de pliegues sugestivos.
Si un tema histórico exige un pantalón ajustado, la forma característica de los órganos genitales, debe ser suprimida en la medida de lo posible”
En general, “el tema sobre la pasión, debe ser abordado de manera que no despierte emociones viles o groseras seducción, como la violación”
Por supuesto, esto incluye las “perversiones sexuales”, en las que en aquel momento incluían la homosexualidad.
¿Hubo quien le haya hecho frente a este absurdo?
¡Claro que sí!
“Cattle don't graze after sheep”
The Outlaw es un western del año 1943, dirigido por Howard Hughes y Howard Hawks.
Protagonizada por Jane Russell, Jack Buetel, Thomas Mitchell, Walter Huston, Joe Sawyer, Mimi Aguglia, Gene Rizzi, Ben Johnson, entre otros.
El guión es de Jules Furthman, Howard Hawks y Ben Hecht, y desarrolla una historia de ficción, inspirada en referencias históricas y legendarias de William Boney “Billy The Kid” y sus amigos.
No se puede entender en absoluto The Outlaw, su génesis, su accidentado rodaje, y todos los rocambolescos episodios que rodearon a su estreno, sin hacer referencia a la figura irrepetible del excéntrico Howard Hughes, como uno de los personajes más atractivos y legendarios que ha dado la historia de EEUU:
Empresario, cineasta, productor, ingeniero y piloto, y uno de los grandes magnates de su tiempo, hasta el punto de llegar a ser el hombre más rico del mundo.
The Outlaw comenzó siendo dirigida por Howard Hawks, pero éste la abandonó a las 2 semanas, para ocuparse de “Sergeant York” (1941); aunque se dice que trascurridos unos 10 días, Hughes y Hawks se disgustaron, por lo que éste último abandona el proyecto.
Poco después, Hughes sustituye al director de fotografía y a otros técnicos de producción.
Rodada entre finales de 1940 e inicios de 1941, sólo tuvo un estreno limitado el 5 de febrero de 1943, y no recibió una distribución general, hasta 3 años después, cuando United Artists la reestrenó en San Francisco, el 23 de abril de 1946.
Todo fue debido a la violación del Código Hays, relativo a las reglas morales de los contenidos de las películas de la época, que dictaba lo que podía y no podía ser mostrado en la pantalla.
El desenfado con que se mostraba el busto de Jane Russell, ataviada con blusas de generoso escote, tanto en las imágenes de la película, como en los carteles promocionales, marcó un punto de inflexión en el panorama cinematográfico de la época.
Los senos de Jane, mostrados en The Outlaw, con toda voluptuosidad gracias al brassiere con un soporte especial, diseñado por el propio Hughes, fueron una traba para que pasara la censura del Código Hayes; además del sutil triángulo amoroso homosexual.
Para lograr la aprobación del comité que dirigía Joseph Breen, y que aplicaba el célebre “Código de Producción” aprobado por el republicano Will Hays a principios de los 30, y que se mantuvo vigente en esencia, hasta mediados de los años 60; Hughes hizo cortes de 1 minuto y medio en el montaje, pero los problemas continuaron, y la película fue retirada de la cartelera a la semana de su primer estreno.
Incluso después de 1946, subsistieron problemas a nivel estatal y local en Estados Unidos.
Y es que gran parte de la publicidad del film, se centró en Jane Russell, la cual iniciaba una sólida carrera en el cine, a pesar de las tibias críticas recibidas por su actuación.
Como resultado de la negativa del comité, Hughes explotó los problemas con la censura, como gancho comercial de la película.
El cartel promocional llevaba la leyenda:
“La película que no pudieron parar”; y para la promoción del reestreno, se utilizó un pequeño dirigible, que ostentaba en grandes caracteres, el anuncio de que la película “Secuestrada de la pantalla durante 3 años, ¡Al fin llega!”
Cuando la reestrenaron en San Francisco, el dueño del teatro fue detenido por mostrar una película “ofensiva para la decencia”
No obstante, La MPAA sostuvo que Howard Hughes no cambió los cortes, y no mostró la versión que fue aprobada; por lo que Hughes renunció a La MPAA, y presentó una demanda, exigiendo $1 millón por daños triples.
Aunque perdió el juicio, y todas las apelaciones; muy a pesar de las muchas batallas legales y prohibiciones, la productora United Artists continuó la promoción y estreno en 1946 y 1947; y se estableció récords en casi todas partes donde se proyectó.
Sin embargo, fue prohibida en New York, siendo proyectada hasta el 11 de septiembre de 1947, cuando se levantó la prohibición.
Paradójicamente, en 1976, el año de la muerte de Hughes, The Outlaw volvió a reestrenarse, pero con razón decía Bob Dylan que los tiempos habían cambiado, pues fue calificada entonces como “Apta para todos los públicos”
Mientras en el plano personal, el trabajo en el cine de Jane Russell, empezó con esta película, que contribuyó a erigirla en sex symbol e icono de Hollywood.
The Outlaw se rueda en escenarios naturales de California, Red Rock Canyon State Park; Arizona, Tuba City y Yuma; y Nuevo México en Socorro; así como en los platós de General Service Studios; y en The Lot Studios de Hollywood.
La acción dramática se desarrolla en la localidad de Lincoln, Nuevo México, a lo largo de varios meses durante el año 1880.
Todo inicia con la llegada de John Henry “Doc” Holliday (Walter Huston) al pueblo donde ejerce de sheriff su amigo Patrick “Pat” Floyd Garret (Thomas Mitchell)
Doc llega en busca de un caballo robado, que resulta estar en poder de Henry McCarty “Billy The Kid” (Jack Buetel); sin embargo, ambos se hacen amigos, en detrimento de la relación entre Doc y Pat Garrett, el perseguidor de Billy.
A su vez, la amistad entre Doc y Billy se enrarece, cuando la chica de Doc, la mestiza Río McDonald (Jane Russell), se enamora de Billy.
Billy, presumido y altanero, es joven, encantador, tiene aspecto de niño, es buen tirador y gusta a las mujeres.
Doc es experto, afectuoso, y de trato respetuoso.
Mientras Pat es celoso, susceptible y vengativo.
Y Río es guapa, muy atractiva, y está dotada de una perturbadora sensualidad.
La complicada relación entre los 4 personajes, se desarrolla en el contexto de un ataque de los indios, hasta llegar a un desenlace violento.
Vista con ojos actuales, The Outlaw resulta sumamente contenida y moderada; un pequeño clásico del western, que se debe recuperar, injustamente olvidado, donde el amor, la venganza, la traición, y sobre todo la amistad, están muy bien presentes.
No hay ni buenos ni malos, algo de agradecer, y además, revisa de forma original el tema de Pat Garret, Doc Holliday, Billy The Kid... todos los mitos del western de Hollywood.
“You're the last man I thought would be so easily satisfied”
The Outlaw surgió de un proyecto personal de Howard Hughes, que deseaba producir una película sobre Billy The Kid, pero acompañándolo de otro par de personajes legendarios del folclore del “Far West”:
Pat Garrett, al que siempre iba unida la figura de Billy, pues se trataba del hombre que supuestamente le dio muerte; y el dentista, jugador y pistolero, John “Doc” Holliday, al que no consta que conociera.
Pero todo es posible en el reino de la fantasía y en El Imperio de Hughes.
Así, The Outlaw retrata y reúne a muchos de los mitos del western, lo que fama y elogios granjeara en su momento; empero, mucho tiene también de cine negro, tanto por el contenido, con la oscura historia de bandidos y persecuciones, del forajido protagonista, como por su tratamiento, donde se siente un perenne halo de lobreguez y oscuridad en muchos pasajes, y la perdición que significa la “Femme Fatale”
Como penúltimo largometraje realizado por Howard Hughes, The Outlaw gira en torno a un cuarteto de personajes, de los cuales, 2 son muy jóvenes, y los otros 2 ya talludos; más un caballo bayo, y la tía de Río, una señora mexicana con coletas llamada, como no, Guadalupe (Mimi Aguglia)
Los 2 jóvenes personajes, fueron incorporados por intérpretes entonces absolutamente primerizos, y por tanto desconocidos; mientras que los de más edad, son responsabilidad de 2 de los mejores secundarios del momento:
El gran Thomas Mitchell, y el no menos estupendo Walter Huston, padre del guionista, actor y director John Huston; por más que ambos sean físicamente muy poco adecuados para sus respectivos papeles, básicamente a causa de su edad.
Y si hubiera que destacar el tema principal de The Outlaw, este sería sin duda, el tratamiento que hace de la amistad masculina y sus vicisitudes, sujetas a celos, envidias y traiciones, siendo la presencia de la mujer, algo meramente decorativo, colocado al mismo nivel que la disputada propiedad de ese hermoso jamelgo del que tanto hablan “Billy The Kid”, y Doc Holliday.
El relato desarrolla una historia de amistad masculina, focalizada en los 3 protagonistas.
El punto de vista de la narración, se presenta saturado de misoginia.
Los personajes principales, se enfrentan reiteradamente por un caballo, pero no lo hacen por la mujer, que emplean como moneda de cambio cuando les conviene.
A la misoginia de los protagonistas, se añaden toques reiterados de unas orientaciones sexuales ambiguas, tratadas siempre con respeto, hasta de homosexualidad si se quiere.
Un humor abundante, salpica los diálogos y la acción, con referencias burlonas y de aguda socarronería.
El humor sirve como medio para aligerar los diálogos prolongados y como instancia que ayuda a reforzar las manifestaciones de amistad de los personajes.
No faltan lances de humor visual y subrayados del trato discriminatorio que los protagonistas dispensan a la mujer, algunos de inspiración sadomasoquista o BDSM.
Y también, el tratamiento oscuro de ciertas secuencias, apreciándose interesante trabajo de contrastes, luces y sombras, y algún eventual claroscuro, como la pelea entre Rio y Billy en el establo.
Jack Buetel fue presentado a Howard Hughes, que estaba preparando la filmación de The Outlaw; siendo contratado para encarnar al primer personaje, Billy The Kid, pues el actor que iba a hacer el papel, David Bacon, finalmente fue apartado del proyecto.
Buetel firmó un contrato por 7 años, que lo ligaba a Hughes, con un salario de $150 semanales, afirmando Hughes, que Jack llegaría a ser una gran estrella.
No obstante, la interpretación de Buetel fue muy criticada, tanto que no salió en los carteles originales, a pesar de su protagonismo; aunado a que su trayectoria no fue en ascenso, impidiéndole Hughes, encontrar trabajo; por lo que no pudo trabajar a las órdenes de Howard Hawks en “Red River” (1948), siendo el papel destinado para él, finalmente interpretado por otro apuesto joven llamado Montgomery Clift; en un film también con algún que otro guiño homosexual.
A Jack muy probablemente se le criticó que pone la misma cara cuando le perforan los lóbulos de las orejas de 2 balazos, que cuando se ponen a tiro las tetas de la Russell…
Así pues, The Outlaw obstaculizó seriamente la carrera de Buetel, y como resultado de su acuerdo contractual con el productor Howard Hughes, no apareció en otra película durante 7 años; aunque fue habitual verlo en la televisión, se retiró del cine en 1961, a los 46 años.
Para encontrar a la contraparte femenina, se efectuaron numerosas pruebas.
De hecho, Hughes era muy aficionado a poner bajo contrato a “Starlettes” desconocidas, por si acaso las utilizaba más adelante, y luego se olvidaba por completo de ellas...
Jane Russell consiguió el papel, después de una búsqueda a nivel nacional, porque Howard Hughes buscaba una actriz tetona.
Curiosamente, parece ser que su relación con Jane Russell, de la que casi puede considerarse como su Pigmalión, fue del género platónico.
Él tenía un gran encanto personal, y el dinero resulta un aditamento sumamente erótico, como es de sobra sabido, pero siempre se rumoreó, que en otros aspectos de la vida amorosa, no estaba a la altura...
Una vez contratada Jane Russell, Howard Hughes y sus ingenieros de aviones, diseñaron en voladizo sujetador especial, el “Bra Lady” para mejorar la apariencia de su busto.
Sin embargo, ella nunca lo llevaba puesto, pero The Outlaw fue la razón por la que el famoso sujetador fue diseñado.
Y es que la omnipresencia de Hughes, que se dedicaba a sus negocios y proyectos durante la mañana; reservando tardes y noches para la película, llegó hasta el extremo de dar pie a la famosa anécdota, en la que el ingeniero autodidacta, diseña un sujetador especial para Jane Russell, revolucionando la corsetería, y buscando que sus muy notorios pechos diesen un determinado efecto en la pantalla.
Pero la Russell encontró la prenda incómoda, e improvisó una solución de emergencia con su propio sostén.
De nada importaba que su personaje, eventualmente se le relegue al escarnio, al considerársele menos que al equino, ella es finalmente el centro de todo, etéreo ser que es motivo de ineludible atracción, con su imperial presencia y sensualidad, es enaltecida por una música, también de atracción, así como por acercamientos que resaltan su carnal y fogosa persona.
Mientras tanto, los pechos y toda la comidilla alrededor del tema, resultaron en una publicidad vulgar y escandalosa para la artista, que una vez fue presentada por Bob Hope como “las dos y la única Miss Russell”
Pero Jane sobrevivió la época y su imagen, hasta que pudo demostrar que más allá de su atractivo físico, había algún talento artístico.
La famosa escena de Jane Russell tumbada sobre la paja de un establo, en The Outlaw, destila sensualidad y erotismo en términos que hoy no escandalizan a nadie.
En todo caso, el objetivo de la obra, como medio de presentación y lanzamiento de la artista novel, se cumplió con creces.
Otro dato para las nuevas generaciones, el “Bra Lady” tuvo su aparición a mediados de los 70 en comerciales de televisión, promoviendo la marca de brassieres “Playtex”
En la autobiografía de Russell, escribió que no utilizó el brassiere de Hughes, sin costuras, para mostrar más al natural la anatomía de Jane, prefiriendo los que ella acostumbraba:
“El señor Hughes sabrá construir aviones, pero no es el Señor Playtex”
Los demás miembros del reparto lo componen:
Thomas Mitchell, que vuelve hacer un papel estupendo, confirmando que ha sido uno de los mejores secundarios de la historia del cine; así como Walter Huston; ambos con personajes de hombres ya mayores y experimentados.
Y como la mexicana Guadalupe, la actriz italiana, Mimi Aguglia, “descubierta” por Hollywood, y desde la década de 1930, fue muy requerida en películas.
Por último, The Outlaw Film marcó el debut de Ben Johnson.
The Outlaw fue una película admirada por Sergio Leone, tanto que éste se inspira en la escena del tiroteo presidido por un reloj de cuco, para la construcción de una escena similar en una de sus obras.
Y ha quedado para ser revisionada por el contenido sexual, sutil del dialogo, los personajes y las situaciones:
En The Outlaw se desliza una ambigua relación de Pat hacia Doc, de quien se siente terriblemente celoso cuando aparece Billy, un tema impensable para la época, que comienza ya a insinuarse en su género por excelencia, el western, más de 50 años atrás de ciertos filmes que ahora se reclaman como pioneros al respecto, y símbolo del machismo estadounidense.
Y uno de los motivos de controversia en torno a la película, era que insinuaba un triángulo amoroso homosexual.
El motor de la película, es el resentimiento que Garret siente, porque Doc le ha dejado de lado por Billy.
Todo ello presentado como “amistad” masculina, como era habitual.
Eso se resalta debido a la poca entidad que el personaje de Jane Russell tiene en la trama, pese a su contundente atractivo sexual.
Nada más empezar, queda evidente la fascinación que Doc siente por Billy, que lejos de denunciar que le ha robado el caballo, acaba en sus redes.
Además del diálogo entre ellos 3 es demasiado obvio en las pretensiones.
Y es evidente, Jack Buetel interpreta a un Billy bello, erótico y arrogante, que pone los vellos de punta a hombres y mujeres.
Y aunque Rio opta por acostarse desnuda con Billy para “curarle las heridas”, éste, una vez curado, prefiere el caballo de Doc, para mayor desesperación de la bella Jane Russell, que en todo momento es la amante desdeñada, y eso que antes lo había sido de Doc…
Son pequeños detalles que nos indican la especial relación entre los forajidos masculinos, que constantemente se ponen la mano en el bolsillo de la camisa del otro, incluso se dan la mano en un gesto no exenta de cierta tensión sexual; o la más notoria, la comparación de las pistolas…
Queda la secuencia, en la que el jovencito ha dejado atada a la Russell con los brazos en cruz, a modo de sacrificar a la mujer para ser felices los hombres.
Dejando de lado la temática, que es muy amplia, el atractivo de este atípico western, son los duelos dialogados, las palabras, la inteligencia de ciertas frases, de sus insinuaciones, y la chulería en cada intervención de los protagonistas.
Lo mejor es su arranque, que al parecer es la parte que filmó Howard Hawks, no podía ser de otra manera…
Luego, se deja ver hasta la escena en que se insinúa que Rio se acuesta desnuda junto a un Billy febril, para hacerle entrar en calor, y volverle a la vida; pero a partir de ahí, la película se hace un tanto tediosa, más discursiva aun si cabe e insoportable, porque es un western lento, casi sin acción, y si bien al principio se sobrelleva gracias a unos mejores diálogos, y un cierto sesgo hacia la comedia; pero luego se ralentiza, en un final que sí podemos calificar como insólito y sorprendente, pues entra en contradicción con lo que nos cuenta la práctica totalidad de la amplísima filmografía sobre “Billy The Kid”, aunque toma como base algunas leyendas que corrían por Nuevo México, en las primeras décadas del siglo pasado.
Sin querer hacer de The Outlaw un filme histórico, la verdad es que Billy The Kid fue muerto por Pat Garrett en 1881, y Doc Holliday, murió en la cama por tuberculosis, en 1887.
Por último, la banda sonora de Víctor Young, aporta una partitura centrada en variaciones sobre cortes de Tchaikovsky.
Los créditos iniciales, se dan acompañados de un fragmento de su Sinfonía Nº 6 “Patética”; que constituyen el tema de amor que se repite en varias ocasiones a lo largo de los 115 minutos de metraje.
El epílogo, va acompañado de un fragmento de La Sinfonía Nº 5 del mismo autor.
Y añade la balada tradicional “Trail to Mexico”, y una pieza para piano que se oye en el saloon.
“Men are pretty much like children after all.
Have you ever seen two kids wrestling in the yard?
They push and they tussle and maybe they look like they're fighting... but they're not.
They're really friends and everything is fun”
La importancia histórica de The Outlaw, dentro de la apasionante aventura del cine de Hollywood, más que del western, es evidente por las circunstancias en que se realizó, la irresistible personalidad de su “Factótum”, y todo lo que se derivó de ella; incluyendo la osada campaña publicitaria que la acompañó, con la creación de un “Sex-Symbol” tan explosivo como la escultural Jane Russell, propiciando la subsiguiente reacción de La Oficina Hays, y los sectores más conservadores del país, que entraron al trapo que les puso delante de sus mojigatas narices, un avispadísimo Howard Hughes.
En una palabra, son las cuestiones “extra cinematográficas”, las que han hecho que The Outlaw sea objeto de estudio, a pesar de lo muy limitado de su valor artístico.

“If he's crazy enought to do you like this, maybe he's crazy enough to come back to turn you loose”




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