The General

“There were two loves in his life: his engine and...”

“The Great Locomotive Chase”, o “La Incursión de Andrews”, fue una operación militar realizada el 12 de abril de 1862, en el norte de Georgia, durante La Guerra de Secesión, en la que algunos voluntarios del ejército de La Unión, tomaron y condujeron un tren en dirección norte hacia Chattanooga, Tennessee; causando los mayores daños posibles a la vital línea ferroviaria del oeste y atlántico, desde Atlanta a Chattanooga; mientras eran perseguidos por otras locomotoras.
Como los vagones restaurante no se habían inventado, los horarios de los ferrocarriles de la época, incluían paradas para beber, comer, y descansar.
Además, como las locomotoras de la época necesitaban cargar combustible y agua para sus calderas, frecuentemente las paradas para repostar, se aprovechaban por los pasajeros y los empleados para tomar un refrigerio.
En la mañana del 12 de abril, paró un tren de pasajeros con una locomotora llamada “La General”, en Big Shanty, Georgia, actualmente Kennesaw; para que los empleados y pasajeros pudieran desayunar.
James J. Andrews, un explorador civil y espía a tiempo parcial, y su grupo, aprovechó la oportunidad para apoderarse de la locomotora, y unos pocos vagones.
Su objetivo era, conducir el tren en dirección norte hasta Chattanooga, para reunirse con el ejército del General Mayor Ormsby M. Mitchel, que comandaba las tropas federales en mitad de Tennessee, que estaba avanzando.
El maquinista, William Allen Fuller, y otros 2 hombres, persiguieron al tren robado, primero a pie, y después en un carro de manivela.
Esta persecución no era tan desesperada como podría parecer...
Como habían cortado los cables telegráficos, no se pudo mandar ningún aviso a las fuerzas confederadas, situadas a lo largo de su ruta; así que los asaltantes arrancaron las vías 2 kilómetros antes de llegar a Adairsville, por lo que Fuller tuvo que continuar su persecución a pie.
Al llegar a Adairsville, se hizo con el control de una locomotora, “La Texas”
Y finalmente en el hito a 116,3 millas al norte de Ringgold, Georgia, a solo unos pocos kilómetros de Chattanooga; su locomotora se quedó sin combustible, y los hombres de Andrews abandonaron La General y se dispersaron.
Aunque Andrews y todos sus hombres fueron capturados, incluidos los 2 hombres que no llegaron a subirse al tren aquella mañana; los miembros de la incursión, fueron finalmente capturados, y varios fueron fusilados como espías.
No obstante, algunos miembros de la incursión de Andrews, fueron los primeros en recibir La Medalla de Honor; tanto que hay un monumento dedicado a los miembros de la incursión, situado en el cementerio Chattanooga National.
En lo alto del monumento, hay un modelo a escala de la locomotora “The General”, con una placa explicando brevemente la historia de la gran persecución.
La locomotora, “The General” original, está en El Museo del Sur de La Guerra Civil y La Historia del Ferrocarril, en Kennesaw, Georgia, mientras que “The Texas” se exhibe en el Cyclorama de Atlanta.
Últimamente nos llegan por diversos medios, películas de los años 10 y 20, olvidadas por completo durante décadas, pero que gracias a las últimas técnicas visuales, son recuperadas.
La mayoría de ellas, ya no tienen un gran efecto sobre el público, más que como curiosidad, pero The General es mucho más.
No solo es una obra maestra y una declaración de amor al cine y a la historia, puede llegar a ser educativa en muchos aspectos, para empezar, para los cineastas actuales; y eso que tiene más de 80 años.
“Love, Locomotives and Laughs”
The General es una comedia del año 1926, dirigida por Buster Keaton y Clyde Bruckman.
Protagonizada por Buster Keaton, Marion Mack, Glen Cavender, Jim Farley, Frederick Vroom, Charles Smith, Frank Varnes, Joe Keaton, Mike Donlin, Tom Nawm, entre otros.
El guión es de Al Boasberg, Clyde Bruckman, Buster Keaton, Paul Girard Smith, y Charles Henry Smith; basados en el libro:
“The Great Locomotive Chase – The Andrews Raid” (1862) de Gordon L. Rottman; y en las memorias de William Pittenger:
“Daring and Suffering: A History of the Great Railway Adventure” (1863)
Pittenger era un soldado de La Unión que vivió en primera persona el secuestro de la locomotora, un hecho real sucedido durante La Guerra Civil.
Así como las tomas fotográficas del campo de batalla, realizadas por Mateo Brady, que capturó la carnicería de La Guerra Civil en impactantes detalles.
Pero especialmente, William Pittenger, considerado durante unos años como un héroe de guerra, por aproximadamente la mitad de unos Estados Unidos de América todavía adolescentes; la otra mitad le consideraba un espía enemigo, o simplemente ignoraba su existencia; es muy probable, que tanto sus tentativas literarias como sus hazañas bélicas, hubiesen quedado sepultadas por varios estratos de olvido, de no ser porque la crónica que realizó de una de ellas, acabó cayendo en las manos de Buster Keaton, que incluso la leyó.
En principio, no parece una historia como para componer una comedia, aunque tampoco es difícil de imaginar, que alguien como Keaton, encontrara hilarantemente ridícula la situación narrada.
Keaton comenzó a trabajar en la producción, 1 año antes debido a la envergadura del proyecto, sobretodo en el apartado técnico.
Durante ese tiempo, tal era el interés de Keaton por conocer la máquina, que llegó a desmantelar y ver cada una de las piezas que conforman una locomotora, hasta que comenzaron a rodar en los bosques de Oregon.
Posteriormente realizó una proyección privada en su mansión en Hollywood, junto a una de las fiestas más salvajes que se recuerdan…
Así, The General, de ritmo trepidante y extraordinario montaje, mezcla con éxito distintos géneros como:
La comedia, el romance, la acción, la aventura, o la historia.
Hay un predominio absoluto de los escenarios exteriores, destacando la filmación de paisajes líricos, y el uso de impresionantes planos generales con multitud de figurantes.
Su contenido, también encierra un sutil mensaje de descreimiento hacia los supuestos actos de valor en la guerra, reducidos aquí al mero azar.
Los gags, por su parte, son casi infinitos, a cada cual más original e inventivo.
Además de que tampoco es una comedia desternillante; existe una constante permanencia del gag, sin embargo, lo cómico no es lo único, pues se tocan aspectos dramáticos, debido a que se está tratando de narrar un episodio histórico, sucedido en la guerra.
No obstante, The General no fue un rotundo éxito de crítica o de taquilla en su lanzamiento inicial, como se esperaba; y tanto la crítica como el público, la recibieron con desgana.
Quizás, porque técnicamente era demasiado adelantada a su época...
Quizás, porque uno de los motivos que explican el rechazo en su fecha de estreno, fuera la decisión de cambiar el punto de vista, y posicionarse “en el bando contrario a la mayoría del público de Hollywood y de la historia de EEUU”, es decir, el de un soldado sureño; pero en realidad, lo que hizo Keaton fue burlarse de cualquier contienda, con muchos recuerdos luctuosos de La Primera Guerra Mundial todavía frescos en la mentalidad colectiva, por lo que sin duda pecó de cierta inoportunidad.
El problema de Keaton, pudo ser también, que siempre vivió, y creo que aún vive a la sombra de Chaplin.
Sin embargo, el mismo Orson Welles declaró que The General, de Buster Keaton, es “la comedia más grande que jamás se ha hecho, la mejor película sobre La Guerra Civil de EEUU que jamás se ha rodado, y tal vez, la mayor película jamás hecha”
Tanto que entre academicistas, figura en el puesto #18 de la lista actualizada en 2007, con ocasión del 10 aniversario de la lista original de “Las 100 Mejores Películas de Todos Los Tiempos”, publicada por el American Film Institute.
La acción sigue a Johnnie Gray (Buster Keaton), un maquinista de la Western & Atlantic Railroad, que tiene 2 pasiones en su vida:
Su locomotora The General, y su novia Annabelle Lee (Marion Mack)
Cuando estalla la guerra, Annabelle pide a Johnnie que se aliste en el ejército sudista, para luchar contra La Unión.
Desgraciadamente, a pesar de su empeño en inscribirse, no es admitido, pues lo consideran más útil en su profesión de maquinista, que como soldado.
Annabelle Lee cree que su no admisión en el ejército se debe a su cobardía, y decide no hablar más a Johnnie…
Un año después, Annabelle tiene que viajar, porque su padre está herido, y lo hace en la locomotora de Johnnie, al que aún no habla.
A mitad del recorrido, un grupo de nordistas, intentando enlazarse con el ejército de La Unión en Chattanooga, deciden poner en marcha un plan que incluye el robo de La General.
Cuando llevan a cabo su huida, descubren que Annabelle permanece en la locomotora, y se la llevan como prisionera; por lo que Johnnie intentará recuperar él mismo su locomotora, y al mismo tiempo a su amada, aunque desde el principio no sabe que ella está allí, y de la importancia del acontecimiento que estará por vivir.
El clímax de la obra, es el espectacular enfrentamiento final entre los ejércitos del norte y del sur, junto a la orilla del puente de Rock River.
La victoria, se ve redondeada cuando encuentra en la máquina a un general enemigo, al que entrega, siendo nombrado Teniente por su valor ante el orgullo de Annabelle, y de su familia.
The General es un imprescindible filme que nos ofrece una visión extraordinariamente cómica y desenfadada de un conflicto bélico, que además cuenta con algunos de los mejores gags y malabarismos de todo el repertorio de ese gran genio llamado Buster Keaton.
De obligada visión, pues aquí se contempla una maravillosa obra, donde la sencillez y la maestría, van cogidas de la mano.
Su genial farsa sobre La Guerra de Secesión estadounidense, continúa siendo una de las comedias más divertidas jamás realizadas, amén de constituir el perfecto arquetipo romántico del individuo capaz de cualquier cosa, con tal de conquistar los favores de su amada.
The General ha quedado para la historia, como una lección magistral de planificación y montaje.
“If you lose this war don't blame me”
The General ha sido considerada como la obra maestra de Buster Keaton, en la cual, no sólo participa como actor, sino como director y escritor; y podemos apreciar las técnicas de las que hacía uso para desarrollar un lenguaje cinematográfico adecuado, a lo que él quería transmitir.
En los créditos, aparece también el nombre de Clyde Bruckman como codirector, y se dice que la mayor parte de las escenas cómicas, fueron ideadas por él.
Bruckman, mucho más conocido por sus guiones que por sus labores de dirección, fue un gran amigo de Keaton, que colaboró con él en casi todas sus producciones.
Uno de los principales ejes de The General, que gira del mejor modo posible, es la habilidad del realizador, por saber reinventar su historia, a medida que va transcurriendo el tiempo de metraje, sin llegar a aburrir en ningún momento, y dando un dinamismo especial, gracias en parte al protagonista que el mismo director interpreta, ya que le otorga al film una vivacidad muy patente, con una gran expresividad, imposible por su rictus, y un carácter bastante distinto al de los demás personajes de la obra.
Escribe, Buster Keaton al respecto:
“Desde 1889, a los 3 años de edad, estoy en las tablas:
En esa época, mi padre y mi madre crearon conmigo un número de vodevil, en el que la acrobacia tenía un importante papel.
No debuté en el cine hasta los 21 años.
Hice mis primeras armas al lado de Fatty Arbuckle.
Entonces se trabajaba sin guión definitivo:
Aprendí mi oficio.
Jamás Chaplin, Harold Lloyd, ni ninguno de nosotros, ha seguido un guión técnico, ni ha rodado según un plan de trabajo minucioso.
Cuando empezábamos un film, nos lanzábamos sobre una idea de la que conocíamos el punto de partida; intentábamos siempre encontrar rápidamente el desenlace, y teníamos por principio, dejar desarrollarse por sí misma la parte central.
Pero al abordar el largometraje, abandoné ese tipo de gags, porque se hacía necesario un mayor rigor para que el público creyera la historia que le contaba.
Generalmente, discutíamos a fondo la escena antes de rodar, después ocupábamos los distintos sitios en que debíamos encontrarnos a lo largo del plano y, desde la primera repetición efectiva, la cámara rodaba.
Raramente multiplicábamos las tomas.
Para estas escenas de acción, jamás utilizamos el acelerado.
A veces he modificado el ritmo de la toma de vistas para obtener un efecto de velocidad:
Como un tren lanzado en su camino, un coche descendiendo una cuesta…
Pero nunca en las escenas con actores, porque estas no tendrían aire real, y yo he querido ser siempre lo más realista posible.
Si se dispone de una buena situación dramática, de una historia verosímil, de personajes convincentes, es mucho más fácil hacer reír”
Y lo divertido de toda la historia, está en su propio desarrollo.
Keaton, director y escritor del film, interpreta a Johnnie Gray, un maquinista en un estado del Sur, que posee 2 grandes amores:
Una chica y una locomotora.
Pero al estallar La Guerra de Secesión, Johnnie intenta alistarse, pero el ejército considera que será más útil trabajando en la retaguardia.
Sin embargo, Annabelle cree que es un cobarde, y lo rechaza.
El maquinista sólo podrá demostrar su auténtico valor, cuando un comando nordista infiltrado en las líneas confederadas, le robe “La General”, y rapte a Annabelle.
Johnnie no dudará un segundo en subirse a otra locomotora, y perseguir a los yanquis para recuperar a sus 2 amadas.
Así, Johnnie se convierte en un héroe por azar, siendo el clásico personaje que con sus torpezas logra heroicidades jamás pensadas en él.
Y la obra crea una burla antimilitarista, en la que los soldados, henchidos de amor patrio, unos y otros, son empequeñecidos por un simple hombre enamorado, más próximo a la idiotez, que a la sabiduría; siendo esencialmente un filme de western y político, de aventura en tren, de Guerra, e incluso un drama, si entendemos este como una visión tragicómica de la vida.
Pero lo que se me hace bien difícil, es clasificarla como una comedia, sobre todo si, al aludir a este término, esperamos una historia cargada de humor y de situaciones divertidas porque, precisamente de esto, es de lo que más escasea este bello filme.
Y es que The General apenas me permite dibujar escasas sonrisas, como:
Cuando Johnnie trata de enlistarse, cuando prepara el cañón contra el enemigo, cuando saluda a los que ahora son sus subordinados, y alguna otra.
En cambio, lo que sí siento a lo largo de la aventura, es un profundo cariño y admiración por ese hombrecillo tímido y apenado quien, al ser rechazado como miembro del ejército confederado, por su valor como ingeniero, y no por ineptitud como él supone, ni por cobardía como cree su novia y su familia; la vida lo pone en camino de convertirse en héroe, cuando pierde a su otro gran amor:
La locomotora General, que es robada por unos desertores para entregarla al ejército de La Unión, como parte de una estrategia que, se supone, habrá de darles el triunfo.
Nuestro héroe, dará cuenta en solitario, y luego con la ayuda non sancta de su adorada Annabelle, a quien rescatará de los enemigos de una inagotable dosis de perseverancia y compromiso, sumada a una recursividad inimaginable en la que se interrelaciona con los elementos de la manera más encantadora, y poética.
Claro que la suerte le ayudará “un poco”, pero bien se lo merece un hombre subestimado por sus seres más queridos, que seguro dio más sin el anhelado uniforme, que si hubiese estado a las órdenes de algún desafortunado militar.
Y nos transmite la idea, mil veces vista posteriormente en el cine, de que un hombre sólo, en apariencia débil, puede hacer cambiar el curso de un acontecimiento varias veces mayor que él.
Desde el primer momento, se nos presenta un personaje entrañable, que con su inexpresión y contención, nos ofrece otro modo de actuar diferente al de Chaplin, pero igualmente válido y genial.
Varios autores consideran que Keaton supera a Chaplin, debido a que el primero demostró conocer perfectamente el medio en el que se desenvolvía, y así lo demuestran aquellas escenas en las que se observa a Johnnie corriendo por la parte superior de la máquina, o cuando va en la bicicleta.
Keaton tenía un control absoluto sobre la producción de sus películas, y eso se nota de manera evidente.
Otro dato, es que The General contiene una serie de recursos y medios técnicos, nada habituales para la época
El principio esencial en el que se basa el montaje y el contenido de las escenas en general, es el de veracidad y fidelidad.
Keaton procura que lo que graba se vea lo más real y creíble posible, no importándole gastar hasta $1,700.000 para dejar caer una locomotora al río; y eso que The General contó con un presupuesto de $750,000, unos $10,024,906 a día de hoy.
De hecho, la escena en la que se estrella The Texas por el puente, fue la toma más cara de toda La Era del Cine Mudo.
El propio The Texas, se mantuvo en el río hasta La Segunda Guerra Mundial, cuando fue rescatado.
La dificultad técnica de las escenas, sobre todo reconocidas por las personas que han trabajado con máquinas de vapor, la hacen todavía más meritoria.
Pese a ello, están resueltas de manera magistral, transmitiendo una verosimilitud total.
Indudablemente, Keaton debió de pasarse meses preparando el rodaje; en lograr esta verosimilitud, fruto de una planificación del montaje minucioso, pues logra la perfección del lenguaje cinematográfico; y en este sentido, la superioridad de Keaton frente a cualquier otro clásico del cine mudo, queda aquí en evidencia.
El montaje busca explicar las causas de todo lo que sucede en la historia, y no oculta nada, al menos no al público.
Se muestran mayormente las acciones paralelas, para mostrar lo que hace un bando, y lo que hace el otro.
A lo largo de la historia, se pueden encontrar distintos tipos de montaje pertenecientes a las diversas categorías; pero a pesar de lo cuidadoso de la composición, se encuentran fácilmente diversos errores en la continuidad, anacronismos, y errores históricos.
La ambientación, se da gracias a la iluminación, la música, y las expresiones de los personajes.
Generalmente, la ambientación se da de mayor manera en situaciones dramáticas o de peligro, más que en las escenas cómicas, pues éstas se dan de manera instantánea, y por su carácter de espontaneidad, no necesitan ser ambientadas.
Quizás, los momentos en que más se siente una ambientación especial, sean los de peligro, pues la música se hace más fuerte y rápida, lo cual muestra una concordancia con las acciones que se ven en pantalla, y crea en el espectador, una sensación similar a la agitación del pulso.
Como actor, Keaton utiliza la inexpresividad de su rostro para, a través de los distintos encuadres, los juegos de luces y las expresiones de los demás personajes, transmitir gran cantidad de emociones.
Su personalidad está completamente definida, así como el uso que hace del lenguaje cinematográfico para alcanzar su más grande objetivo:
Hacer reír a la gente.
Igualmente, Buster no acepta el uso de dobles, ni en las escenas más peligrosas, como la de Johnnie sentado en la biela de la locomotora que de pronto empieza a avanzar... y el personaje que crea Keaton, es desde luego, uno de los grandes méritos de la película.
Johnnie Gray nunca ríe, pero provoca en nosotros, innumerables carcajadas por su forma de ver la vida, y afrontar los peligros y situaciones que se le presentan.
Se trata pues, de una historia simétrica, un viaje de ida y vuelta, que comienza con el rechazo, y acaba con la aceptación.
Una serie de celebridades, tienen cameos en The General:
Glen Cavender, había sido un héroe en La Guerra Española-EEUU.
Frederick Vroom, había aparecido anteriormente en el filme de Keaton, “The Navigator” (1924), como el padre de la chica cuyo barco está secuestrado.
El ex director de fotografía de Keaton, Elgin Lessley, tiene un papel como El General de La Unión que se da la orden de cruzar el puente.
Hasta el productor, Louis Lewyn, tiene un pequeño papel como soldado.
Pero como grandes extras, que interpretan los ejércitos de La Unión y los ejércitos confederados, fueron 500 miembros de La Guardia Nacional de Oregon.
De hecho, Buster Keaton rodó la mayor parte del metraje, al aire libre, en Oregon, porque las vías del ferrocarril de vía estrecha que podría acomodar locomotoras antiguas, todavía estaban en uso en el momento, en ese lugar; y como quería realismo, Buster Keaton quería utilizar la verdadera locomotora “The General”, que estaba en Nashville, Chattanooga, St. Louis; y en el depósito de La Unión en Chattanooga, Tennessee.
El ferrocarril, inicialmente su cedido para ser usado, incluso le proporcionaron un ramal.
Sin embargo, cuando se supo que la película iba a ser una comedia, se retiró el permiso de uso, y Keaton tuvo que reinventarlas, y de hecho, en la producción, se contó con 3 locomotoras:
Una simulando “The General”, uno como “The Texas”, y uno de repuesto.
Juzgada con ojos actuales, que no debería, a The General probablemente le sobre metraje, y a pesar de contar con varios momentos de clímax, se acaba haciendo pesada.
Por si realmente se pretende disfrutar de ella, no puede visionarse con el mismo espíritu automático con el que se afronta una película de estreno, sino teniendo en cuenta que se va a ver una obra de arte, con casi un siglo de antigüedad.
Quizás su pérdida de vigencia, que ni mucho menos es endémica del cine mudo, se deba a que no acaba de decantarse entre la comedia disparatada y la película de acción con toques de humor.
El tono cómico, llega en ocasiones a la payasada circense, que perfumada con unas gotas de surrealismo, realmente es lo que se espera de Buster Keaton, pero demasiado exagerada como para amalgamarse fácilmente con escenas de acción tan impresionantes que dejan al espectador con la boca abierta.
Evidentemente, entre ellas destaca la conocidísima secuencia en la que un puente entero se derrumba, presa de las llamas, provocando a su vez, que una locomotora se precipite a un río.
La perfección técnica de esta escena, es difícilmente inigualable, y cualquier espectador se preguntará inmediatamente:
¿Cómo es posible que en 1926, se contara con la posibilidad de crear efectos especiales tan impecables?
La respuesta es bien sencilla:
Tanto el puente, como la locomotora, como las llamas, son reales.
No hay trampa ni cartón.
Buster Keaton consiguió que su productora financiara el incendio, y el consecuente destrozo ferroviario; y es que si algo distingue al Keaton director de sus coetáneos, es su pasión por el realismo.
Es él mismo el que, jugándose el tipo sin ambages, realiza todas las escenas de riesgo de su personaje.
Es él el que realmente está sentado sobre el mecanismo de las ruedas del tren, cuando éste comienza a girar, el que se coloca a escasos centímetros de ser absorbido y despedazado por el engranaje; y también es él, el que se pone a hacer equilibrios entre 2 vagones en marcha, o sobre el morro de la locomotora.
Todo es tal como se ve, real.
El espectador percibe que, de todo lo que podría haber ocurrido, sucede precisamente lo que debía suceder.
Otra situación graciosa, es cuando lanzan los 2 troncos a las vías, y el protagonista quita uno, y el otro lo quita con ese mismo.
Ese simple detalle, debió tener una elaborada planificación para que saliera perfecto.
En definitiva, diría que se trata de una obra claramente antibelicista, si bien desde un punto de vista mucho más pragmático, que humanitario:
“Que se maten entre ellos si quieren, pero que me dejen a mí en paz”
Desde luego, no nos vamos a encontrar con las típicas escenas de casquería con las que habitualmente se pretenden denunciar los consabidos horrores de la guerra…
Sí que en el metraje se nos muestra un puñado de muertes; pero siempre como consecuencia de un planteamiento cómico previo, y desprovistas de todo dramatismo, tal y como aparecerían en los dibujos animados de la Warner, por ejemplo.
A pesar de todas estas consideraciones, The General supuso un traspié importante para Keaton, en su año de estreno, ya que fue un estrepitoso fracaso comercial.
Esta fue una de las razones por las que Buster Keaton perdió su independencia económica y artística, entrando en una etapa oscura de su cine...
En sus últimos años, apareció nuevamente en filmes en los que se les permitía interpretar y trabajar con la libertad que su genialidad requería.
Así, en 1950 hizo un cameo en “Sunset Blvd.”; en 1952, protagonizó junto a Chaplin la nostálgica “Limelight”; e hizo una aparición especial en “Around The World In 80 Days”, con Cantinflas, en la cual, su papel está muy relacionado con el de The General.
Finalmente, en 1965 tuvo el único papel dramático de su carrera, en la película “Film” de Alan Schneider, y que resultó ser su última película, pues murió de cáncer, 5 meses más tarde.
Buster Keaton, fue galardonado con El Oscar Honorífico a su carrera, en 1960, y a pesar de su popularidad, como muchos genios y vanguardistas del arte en general, no fue reconocido como tal en su época, sino que se ha transformado en un ícono después de su muerte.
La imagen de Buster en la parte delantera de “The Texas”, sujetando una traviesa en las manos, es todo un símbolo del Séptimo Arte.
“He's a disgrace to the South”
Desde hace décadas, The General ha venido disfrutando de un puesto fijo en todas esas absurdas listas de “las mejores películas de la historia”
Es habitual, por tanto, considerarla como una especie de obra maestra indiscutible.
Sin embargo, creo que en esta calificación pesa bastante el tópico de considerar que la calidad de una obra cinematográfica, es directamente proporcional a su antigüedad.
Así que resulta obvio que se trata de una buena película, pero no me parece que estemos ante ese dechado de perfecciones del que a veces se nos habla.
Ya hemos señalado que la crítica no fue justa con ella por motivos políticos; pero no es menos cierto que en su momento no se limitó a obtener una mala taquilla, sino que supuso tal fracaso comercial que terminó por completo con la carta blanca que hasta entonces le había otorgado la United Artists a Buster Keaton, de modo que éste jamás volvió a aparecer como director en los créditos de ninguna producción.
Igualmente, su inclusión permanente en ese tipo de clasificaciones, comenzó a varias, décadas después de su estreno.
Sobrevalorada, pero obra de arte al fin y al cabo.

“Heroes of the day”



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